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Djalil I. Kiekbaev2
A pesar del hecho de que el derecho comparado durante varias décadas ha sido objeto de
una ardiente discusión académica y escrutinio científico, todavía existe cierta ambigüedad
en cuanto a su principal denominación en las ciencias jurídicas contemporáneas: ¿qué es
el derecho comparado per se -¿un método científico, ¿una ciencia pura? ¿o una disciplina
educativa? Este problema ha fascinado a los comparatistas desde el nacimiento mismo del
derecho comparado en los albores del siglo XX.
La teoría del método comparativo pone en primer plano la comparación misma, mientras
que el derecho comparado se asocia con frecuencia e incluso a veces se equipara con él.
Sin embargo, siempre existen ciertas discrepancias acerca de esta teoría con respecto al
propósito y el objeto de la comparación. La comparación tiene que representar un proceso.
H. Gutteridge, por ejemplo, dedicó todo su libro sobre derecho comparado al proceso de
comparación.4 Discute varios obstáculos para la comparación, incluida la identificación de
fuentes y objetos de comparación, y también propone enfoques para superar estos
obstáculos. Sin embargo, parece difícil determinar el carácter del proceso de comparación.
El comparatista solo se refiere a la necesidad de comparar sistemas legales similares. No
menciona la importancia de la comparación para establecer diferencias en los fenómenos
jurídicos que inicialmente se creía que eran idénticos o similares. A este respecto, los
conocidos comparatistas alemanes K. Zweigert y H. Kötz reconocen que el proceso de
1
Esta traducción al español fue realizada por Prof. Rodrigo Mella de forma libre y con el exclusivo
fin académico. Las citas se incluyen en el formato original del texto.
2
El título original de este artículo es “Comparative Law: Method, Science or Educational Discipline?”
y fue escrito por Djalil I. Kiekbaev, quien es profesor asistente en el Instituto de Derecho de la
Universidad Estatal de Bashkir y estudiante de doctorado en la Cátedra de Derecho Público (Ufa,
República de Bashkortostán, Rusia).
3 O. Kahn Freund, Comparative Law as an Academic Subject, Law Quarterly Review, Vol. 40, 41,
1966; P. de Cruz, Comparative Law in a Changing World. London/Sydney, 1999, p. 5
4 H. Gutteridge, Comparative Law: An Introduction to the Comparative Method of Legal Study and
Research. Cambridge University Press, 1949.
comparación representa el aspecto más complicado del derecho comparado y que se
considera bastante problemático establecer reglas rígidas que regulen este proceso. El
punto de vista propuesto por H. Gutteridge fue elaborado con más detalle en los trabajos
científicos de R. David, el fundador de la teoría de los sistemas legales.5 R. David sostiene
que el derecho comparado no es más que un método de estudio de los sistemas legales.
Esta teoría fue dominante en la URSS, así como en el resto de Europa Central y Oriental en
la segunda mitad del siglo XX, y no estará lejos de la verdad mencionar que la teoría de
David sigue siendo popular en el pensamiento jurídico ruso incluso hoy. Reconociendo la
tesis dada, el comparatista húngaro I. Szabo la desarrolló aún más, afirmando que "derecho
comparado" es un concepto mucho más amplio en comparación con un simple método de
jurisprudencia; se caracteriza como “un movimiento completo”. 6 Sin embargo, I. Szabo y
académicos como Z. Peteri y W. Knapp destacan el papel del método comparativo en el
desarrollo “peculiar y original” de la jurisprudencia socialista en oposición a “ciencia jurídica
comparada burguesa”.7 Probablemente habrá pocas dudas de que enfoques similares
están orientados discriminatoriamente hacia la erudición comparada en Europa Occidental
y Estados Unidos. Además, siempre se ha enfatizado que el comparatista debe permanecer
neutral e imparcial con respecto a los sistemas legales bajo investigación.
Otro rasgo distintivo de la teoría del derecho comparado como método de la ciencia
jurídica es que juega un papel importante en la interpretación de las normas jurídicas
pertenecientes a varios sistemas jurídicos, así como en la adaptación de un sistema socio-
jurídico a otro. Algunos comparatistas se inclinan a considerar la aplicabilidad de la
jurisprudencia comparada como una herramienta para una comprensión más profunda de
los datos legales, mientras que los propósitos de la jurisprudencia comparada como la
reforma legal y la interpretación de las leyes se consideran menores o subsidiarios en la
investigación legal comparada. 8
5
R. David, Sravnitelnoye Pravovedeniye (Pravoviye Systemy Sovremennosti). Moskva, 1967.
6
I. Szabo, Sravnitelnoye Pravovedeniye (Kritika Sovremennoy Burjuaznoy Teorii Prava). Moskva,
1969, p. 166.
7
A.A. Tille and G.V. Shvekov, Sravnitelniy Metod v Juridicheskikh Naukakh. Moskva, Izdatelstvo
'Vysshaya Shkola', 1978, p. 65.
8
R. Sacco, Legal Formants: A Dynamic Approach to Comparative Law (Instalment I of II), American
Journal of Comparative Law, Vol. 39, 1991, pp. 4-5.
9
G. Samuel, Comparative Law and Jurisprudence, International and Comparative Law Quarterly,
Vol. 47, 1998, p. 817.
coordinado.10 Sin embargo, los lectores de colegios y universidades, los libros de texto y los
libros de casos sobre derecho comparado publicados recientemente en Rusia y en el
extranjero sirven para refutar lo anterior.
Según la segunda tesis, el derecho comparado actúa no tanto como un método sino como
una disciplina científica y educativa independiente. 11 Entre los partidarios de esta teoría se
encuentran comparatistas como Ewald, Rabel, Saley, Watson, Constantinesco, Butler,
Örücü, Bogdan, Nersesyants, Tikhomirov, Saidov, Marchenko y otros.
Debe reconocerse que el período anterior a los años setenta y ochenta del siglo XX se
caracteriza por el dominio de la “teoría del método”, mientras que en el cambio de siglo
cada vez más comparatistas tendían a apoyar la teoría del derecho comparado como una
disciplina científica independiente. En este sentido, es posible establecer paralelismos con
otras humanidades y ciencias sociales que utilizaron ampliamente el método comparado y,
en consecuencia, dieron un impulso al surgimiento de nuevas ciencias comparadas. Por
ejemplo, en filología, la rama de la ciencia como lingüística comparada puede servir como
una manifestación vívida del valor a gran escala del método comparativo, mientras que las
obras académicas de lingüistas rusos como V.D. Arakin, N.A. Baskakov, N.Z. Gadjieva, D.G.
Kiekbaev y R.Z. Mouryasov adquirió reconocimiento internacional. Dentro de las
humanidades y las ciencias sociales, también existen campos como la ciencia política
comparada, la sociología comparada, la historia comparada, los estudios religiosos
comparados, etc.12
Es interesante notar la opinión de Nersesyants, quien sostiene que el método del derecho
comparado representa un método legal general correspondientemente adaptado a la
percepción conceptualizada de los fenómenos legales, comparados entre sí sobre la base
de diversas formas de expresión del principio formal de igualdad. 16
14
Y.A. Tikhomirov, Kurs Sravnitelnogo Pravovedeniya. Moskva, 1996, pp. 30-31;
H.E. Chodosh, Comparing Comparisons: In Search of Methodology, Iowa Law Review, Vol. 84, pp.
1046-1052; K. Zweigert and H. Kötz, Vvedeniye v Sravnitelnoye Pravovedeniye v Sphere Chastnogo
Prava. Vol. 1, Ìoskva, 2000, pp. 68-69.
15
Saidov, op. cit., p. 24.
16
V.S. Nersesyants, Sravnitelnoye Pravovedeniye v Systeme Jurisprudentsii, Gosudarstvo i Pravo,
Vol. 4, 2001, pp. 5-15.
17
W. Ewald, Comparative Jurisprudence (I): What Was It Like to Try a Rat, Pennsylvania Law Review,
Vol. 143, 1995, p. 2115.
18
M.A. Glendon, M.W. Gordon and Ch. Osakwe, Comparative Legal Traditions. St. Paul, Minn., 1994,
pp. 7-8.
Hay un grupo de estudiosos que aspiran a probar una conexión indisoluble entre el derecho
comparado y la jurisprudencia teórica. En su opinión, esta unidad corresponde a la unidad
de forma y contenido, es decir, estos son elementos básicos del conocimiento jurídico, las
dos caras de una moneda. Sin derecho comparado, la jurisprudencia teórica sigue siendo
una ciencia formal e incompleta, mientras que sin jurisprudencia teórica el derecho
comparado es un método inaplicable. El camino hacia la jurisprudencia teórica pasa por el
derecho comparado y viceversa.19 Al realizar una investigación, los comparatistas aplican
categorías nocionales elaboradas por teóricos del derecho y, por otro lado, los resultados
de las investigaciones comparativas requieren una evaluación teórica sustantiva. Sin
embargo, categorías de jurisprudencia teórica difícilmente pueden abarcar las
peculiaridades de todos los sistemas jurídicos y pueden surgir dificultades en la
determinación de fuentes, sistematización jurídica, investigación de hechos, etc. derecho
e historia jurídica, derecho comparado y cultura, derecho comparado y sociología, derecho
comparado y economía, derecho comparado y religión. Algunos académicos dan la
bienvenida a tales síntesis científicas exitosas, mientras que otros argumentan que “el
derecho comparado debe mantener su carácter independiente y no ser absorbido por
nuevas relaciones'. Debe conservar una separación y un carácter distintivo”.20
Hay un grupo de estudiosos que aspiran a probar una conexión indisoluble entre el derecho
comparado y la jurisprudencia teórica. En su opinión, esta unidad corresponde a la unidad
de forma y contenido, es decir, estos son elementos básicos del conocimiento jurídico, las
dos caras de una moneda. Sin derecho comparado, la jurisprudencia teórica sigue siendo
una ciencia formal e incompleta, mientras que sin jurisprudencia teórica el derecho
comparado es un método inaplicable. El camino hacia la jurisprudencia teórica pasa por el
19
M. Bogdan, Comparative Law. Kluwer/Stockholm: Norstedts Juridik/Oslo: TANO, 1994, pp. 21-25;
Ì. Winterton, Comparative Law Teaching, American Journal of Comparative Law, 1975, p. 71.
20
R.H.S. Tur, The Dialectic of General Jurisprudence and Comparative Law, Juridical Review,
1977, p. 249; W.J. Kamba, Comparative Law: A Theoretical Framework, International and
Comparative Law Quarterly, Vol. 23, 1976, p. 494.
21
E. Örücü, Critical Comparative Law: Considering Paradoxes for Legal Systems in Transition,
Electronic Journal of Comparative Law, Vol. 4.1, June 2000, <http://law.kub.nl/ejcl/41/art41-1.html>.
derecho comparado y viceversa.22 Al realizar una investigación, los comparatistas aplican
categorías nocionales elaboradas por teóricos del derecho y, por otro lado, los resultados
de las investigaciones comparativas requieren una evaluación teórica sustantiva. Sin
embargo, categorías de jurisprudencia teórica difícilmente pueden abarcar las
peculiaridades de todos los sistemas jurídicos y pueden surgir dificultades en la
determinación de fuentes, sistematización jurídica, investigación de hechos, etc. derecho
e historia jurídica, derecho comparado y cultura, derecho comparado y sociología, derecho
comparado y economía, derecho comparado y religión. Algunos académicos dan la
bienvenida a tales síntesis científicas exitosas, mientras que otros argumentan que “el
derecho comparado debe mantener su carácter independiente y no ser absorbido por
nuevas relaciones'. Debe conservar una separación y un carácter distintivo”. 23
En los albores de un nuevo milenio, es posible afirmar con mayor confianza que el derecho
comparado, tanto estructural como funcionalmente, aparece como una disciplina
educativa relativamente independiente y científicamente separada que tiene su propio
tema, método y ámbito de aplicación, desempeñando su propio papel en el sistema de
conocimiento y educación jurídica, y teniendo además su especial denominación social. 24
El derecho comparado durante mucho tiempo pareció un objeto de investigación
puramente científica y no directamente relacionado con la vida cotidiana. Sin duda, los
procesos de integración europea y de globalización provocaron importantes trastornos en
el clima político y jurídico. Al mismo tiempo, todo esto se vio reforzado hasta cierto punto
por la búsqueda de los eruditos de nuevas ideas e hipótesis.
Difícilmente sería erróneo decir que hoy en día Europa está experimentando la
“comparativomanía” en el sentido más positivo de esta palabra. La importancia de los
estudios jurídicos comparados se extiende mucho más allá de las cuestiones teóricas, por
cardinales que sean, y plantea cuestiones prácticas importantes. No es de extrañar que,
gracias a la función comunicativa del derecho comparado, los comparatistas jurídicos que
hablan diferentes idiomas del mundo puedan entenderse entre sí.
Independientemente de cómo percibamos el derecho comparado, como método o como
una dirección autónoma en la investigación jurídica, hoy se ha convertido en una realidad,
ha adquirido una sólida posición y ha ganado una aplicación universal en otras ciencias
jurídicas. El derecho comparado es una ciencia relativamente joven en el sistema de
jurisprudencia. Aún no se ha investigado lo suficiente y quedan muchas preguntas sin
respuesta en cuanto a su base teórica y metodológica. Intenta encontrar respuestas a la
pregunta "¿Qué es el derecho comparado?" han recibido una gran variedad de respuestas.
Es muy probable que el derecho comparado siga siendo un obstáculo para la erudición
jurídica en las generaciones venideras.
22
O. Pfersmann, Le droit comparé comme interprétation et comme théorie du droit,
Revue international de droit comparé, Vol. 53, 2001, pp. 275-288.
23
Marchenko, op. cit., p. 79.
24
P. Legrand, How to Compare Now, Legal Studies, Vol. 16, 1996, p. 232.