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EL PAYASO
EL EXPRESIVO
MASCARA NEUTRA
EL AUTOMATA
Autómata, del latín automăta y este del griego αὐτόματος autómatos,
‘espontáneo’ o ‘con movimiento propio’. Según la RAE, «máquina que imita la
figura y los movimientos de un ser animado»,1 es un equivalente tecnológico en
la actualidad; serían los robots autónomos. Si el robot es antropomorfo se conoce
como androide.2 Históricamente los primeros autómatas se remotan en la
prehistoria donde las estatuas de algunos de sus dioses o reyes despedían fuego
de sus ojos, como fue el caso de una estatua de Osiris, otras poseían brazos
mecánicos operados por los sacerdotes del templo, y otras, como la de Memon
de Etiopía emitían sonidos cuando los rayos del sol los iluminaba consiguiendo,
de este modo, causar el temor y el respeto a todo aquel que las contemplara. Esta finalidad religiosa del autómata
continuará hasta la Grecia clásica donde existían estatuas con movimiento gracias a las energías hidráulicas. Esos
nuevos conocimientos quedan plasmados en el primer libro que trata la figura de los robots Autómata escrita por Herón
de Alejandría (10 d. C.-70 d. C.) donde explica la creación de mecanismos, muchos basados en los principios de Philon o
Arquímedes, realizados fundamentalmente como entretenimiento y que imitaban el movimiento, tales como aves que
gorjean, vuelan y beben, estatuas que sirven vino o puertas automáticas todas producidas por el movimiento del agua, la
gravedad o sistemas de palancas. También cabe destacar su “The automaton theatre” sobre su teatro de marionetas
mecánicas que representaban la Guerra de Troya.
EL TURISTA
“abbandonato”.
CLOWN: