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Los huesos son un tejido distinto al resto, ya que tiene un volumen mayormente de tejido

calcificado con una matriz intersticial, dicha matriz viene a ser la estructura de dicho tejido
calcificado y ésta se mantiene estable gracias al osteocito, el cual es la célula madura que
conforma el hueso. y trabaja en conjunto con otras dos células, los osteoclastos que son los
encargados de destruir el tejido afectado de una manera eficiente y que dé pie a una reparación y
regeneración del hueso por parte de los osteoblastos, los cuales también se depositan en este
hueso nuevo y regenerado. Este ciclo de ruptura y regeneración permite que los huesos se
adecuen a distintos tipos de fuerza de presión aplicados de distintas formas, los cuales pueden
llegar a favorecer o empeorar el desarrollo de estos.

En el transcurso de la vida el cuerpo humano se ve sometido a distintos tipos de cargas de fuerza


de presión, los cuales tienen una directa repercusión en los huesos, tales fuerzas de presión
pueden ser compresión, que es cuando aplicamos presión en su totalidad al hueso, por ejemplo
con peso extra ya sea en el gimnasio o al comenzar el rechazo para un salto, en su contraparte
está la tracción que viene a ser cuando estiramos el hueso por ejemplo en la fase de vuelo al
lanzar el balón de basquetbol al aro, la flexión del hueso, esta se produce al aplicar fuerza en las
puntas en el mismo sentido y dirección pero con una palanca entre ellas, como se puede ver en las
artes marciales al generar llaves o palancas las cuales tienen su punto de apoyo en las
articulaciones, la torción la cual consiste en girar las puntas del hueso en direcciones opuestas, por
ejemplo para generar una fuerza centrifuga en un lanzamiento de balón de beisbol o al atacar en
voleibol.

Existen leyes las cuales se pueden aplicar a las distintas fuerzas ejercidas sobre los huesos, una de
ellas es la Ley de Wolff la cual “está basada en la trayectoria de las trabéculas, expone que las
fuerzas de tracción estimulan el crecimiento óseo, mientras que las fuerzas de compresión
determinan su atrofia.” (Nieto, 2010), Sin embargo, si bien Wolff dice que la adaptación ósea se
debe al movimiento y las fuerzas que se le ejercen al hueso Roux “sugirió que el proceso
adaptativo en el hueso está regulado por las células influidas por las tensiones locales” (Forriol,
2001)

La Ley Bessel-Hagen“Ley del potencial de crecimiento óseo. El hueso tiene un potencial fijo de
crecimiento definido genéticamente, de manera que el hueso pierde en crecimiento en longitud lo
que utiliza para edificar crecimientos adicionales.”(Álvarez, 2010)

E Ley Delpech-Hueter-Volkman “El desarrollo o formación de hueso por la actividad osteogénica


del cartílago de conjunción está con relación a las presiones ejercidas sobre el cartílago, es decir, si
durante el crecimiento se condiciona un defectuoso reparto de fuerzas sobre el cartílago de
conjunción, las zonas de este sometidas a presión excesiva inhiben su crecimiento, en tanto que las
menos comprimidas se estimulan” (Álvarez, 2010)

“ Es una ley efectiva durante la de


crecimiento del esqueleto, hasta
el momento del cierre de los
cartílagos de
conjunción. Cuando una
metáfisis está sometida a estrés
excesivo está bloquea
el crecimiento (ocurre lo mismo
si la carga no es suficiente).
Ley Delpech-Hueter-Volkman “Es una ley efectiva durante la época de crecimiento, hasta el
momento del cierre de los cartílagos de conjunción. Cuando una metáfisis está sometida a estrés
excesivo esta bloquea su crecimiento (ocurre lo mismo si la carga no es suficiente)”(Moreyra, 2019)

La ley de godin dice que” todas las transformaciones óseas se rigen por otras leyes de la edad”
(Moreyra, 2019)

Es por ello por lo que cada cambio óseo es encargado directamente por estas tres células ya
mencionadas, ya que deben mantener el hueso en constante evolución y/o desarrollo,
reestructurándolo, rompiéndolo, regenerándolo, modificándolo para cumplir el objetivo al cual es
expuesto y no quede siendo algo disfuncional. Y tienen su tiempo de crecimiento así como las
variables que se les pueden aplicar para potenciar su desarrollo siempre y cuando se haga de una
manera adecuada y no supere los limites que lleven a los huesos a atrofiarse.

Bibliografía
Álvarez, M. T. (2010). Biomecánica clínica. Reduca (Enfermería, Fisioterapia y Podología), 3, 32-48,.

Forriol, F. (2001). Respuesta ósea a las solicitaciones mecánicas en condiciones fisiológicas. Revista
Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología, 45(3), 258-265.

Moreyra, D. (2019). Anatomía Funcionaly Biomecánica de la Motricidad Humana. Universidad


Nacional de Avellaneda, 1-9.

Nieto, J. C. (2010). Biomecánica de la adaptación. efdeportes, 15(144), 1.

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