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SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional
Expediente: 01587-2012-04-AAC
Departamento: Santa Cruz
En revisión la Resolución 27/2012 de 28 de agosto, cursante de fs. 144 vta. a 146, pronunciada
dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Carlos Gil Urquieta contra Ricardo
Vaca Alfaro, Administrador; María Nelly Salvatierra Paesano, Jefa Administrativa Financiera; Marisela
Vallejos Paredes, Jefa de Recursos Humanos; y Janeth Antequera Aragón, Jefa de Personal, todos
ejecutivos de la Caja Petrolera de Salud (CPS) del departamento de Santa Cruz.
Por memorial presentado el 1 de agosto de 2012, cursante de fs. 31 a 33 vta. y ampliado por
memorial de 28 de agosto del mismo año, corriente de fs. 43 a 44, el accionante expresa los
siguientes fundamentos de hecho y de derecho:
Refiere que, trabajaba como Encargado de Almacenes en la CPS de Santa Cruz, donde por
memorándum JDRH-M-0183/12 de 5 de abril de 2012, suscrito por los demandados, fue despedido
de su trabajo, sin que se le haya seguido un sumario administrativo interno, justificando el despido
en base a una denuncia formulaba por el Policía de Seguridad que trabaja en la misma institución,
por el supuesto delito de hurto descubierto en flagrancia del material denominado “Micropore Color
Piel 2”. Sin embargo, aquella denuncia fue desvirtuada por la nota de remisión de 2 de marzo de
2012, de la importadora “Gutiérrez y Compañía”, en sentido de que se trataba de una muestra gratis
y por una certificación emitida por la misma empresa se evidencia que le fueron entregadas seis
unidades del indicado producto. En vista de estos antecedentes, la Jefatura Departamental de
Trabajo Regional Santa Cruz, estableció su inocencia; y por tanto, ordenó a la Administración de la
CPS se proceda a la reincorporación del trabajador, notificándose el 27 de junio del mismo año, con
la Resolución JDTSC/CONM/RL 40/2012 de 28 de mayo.
Dicha Resolución de reincorporación, no fue cumplida por los personeros de la CPS, y ese accionar
de los ejecutivos, en criterio del accionante, se convierte en actos y omisiones ilegales o indebidos
que restringen y suprimen sus derechos y garantías constitucionales como el derecho al juez natural,
la presunción de inocencia, el debido proceso y la protección laboral, citando las SSCC 0035/2007 y
0864/2003.
Estima lesionados su derecho al debido proceso en su componente del juez natural, la garantía de
protección laboral y el principio de inocencia, citando al efecto los arts. 46 inc. 2), 116.I , 117, 120.I y
122, de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
La abogada del accionante ratificó los términos de la acción de amparo constitucional interpuesta, y
ampliando agregó: a) Su cliente fue despedido injustamente en base a una denuncia infundada de
apoderamiento de material llamado ”Micropore Color Piel 2”, misma que fue desvirtuada en las
instancias de la Jefatura Departamental de Trabajo, en sentido de que llevaba en su mochila dicho
material al haber sido obsequiado por el proveedor; sin embargo, la institución no le dio
oportunidad de defenderse, por lo que no corresponde iniciar ningún sumario informativo; b) La
Resolución JDTSC/CONM/RL 40/2012, emitida por la Jefatura Departamental de Trabajo, hace
referencia al Decreto Supremo (DS) 28699 de 1 de mayo de 2006, que en su art. 10.III, dispone: “En
caso de que el trabajador opte por su reincorporación podrá recurrir a este efecto ante el Ministerio
de Trabajo, donde una vez probado el despido injustificado, se dispondrá la inmediata
reincorporación, al mismo puesto que ocupaba al momento del despido, más el pago de los salarios
devengados y demás derechos sociales actualizados a la fecha del pago”. Por su parte el art. 48.I y VI
de la CPE, concordante con el artículo Único, parágrafo III del DS 0495 de 1 de mayo de 2010 y el
mencionado DS 28699, habilita al trabajador a interponer las acciones constitucionales, tomando en
cuenta la inmediatez en la protección del derecho constitucional a la estabilidad laboral; c) El
Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, dictó la Resolución 868/10 de 26 de octubre de
2010, en base a lo establecido en los Decretos Supremos (DDSS) 28699 y 0495, donde se determina
que, la conminatoria es obligatoria en su cumplimiento a partir de su notificación y únicamente
podrá ser impugnada en la vía judicial, cuya interposición no implica la suspensión de su ejecución;
asimismo, indica que el trabajador podrá interponer las acciones constituciones que correspondan;
y, d) Las Resoluciones citadas, merecen entera fe probatoria al tenor de lo previsto en el art. 1296
del Código Civil (CC), que dice: “Los despachos, títulos y certificados expedidos por los
representantes del gobierno y agentes autorizados sobre materias de su competencia y con las
correspondientes formalidades legales, hacen plena prueba”; sin embargo, los demandados no
dieron cumplimiento a la Resolución DTSC/CONM/RL40/2012, pese a su legal notificación. En base a
todo ello, se concluye que los demandados lesionaron derechos constitucionales del accionante.
Asimismo, se citó las SSCCPP 0177/2012 y 0227/2012.
Víctor Janco Cuevas, abogado y apoderado de los demandados, en audiencia señaló lo siguiente: 1)
Los ejecutivos de la CPS de Santa Cruz, “actualmente” están procurando cambiar el comportamiento
de los funcionarios como consecuencia de muchos hechos ilícitos que se han cometido en la
institución; por cuanto, la entidad se encuentra regida por la Ley General del Trabajo y su Decreto
Reglamentario y lo único que se está haciendo es sancionar a los trabajadores cuando estos
cometen delitos e infracciones en virtud de la reglamentación interna; 2) La Constitución Política del
Estado en el art. 8, ha insertado como principios ético morales, para la convivencia de una sociedad
plural, el ama suwa, (no seas ladrón), ama llulla, (no sean mentiroso) y ama qhilla, (no seas flojo);
por ello, con mayor razón los servidores públicos que están bajo estricto control administrativo y de
fiscalización de parte del Estado, deben acatar y cumplir con esos mandatos morales éticos, más aún
cuando la CPS está bajo la supervisión del Ministerio de Salud; y, 3) El accionante alega la
vulneración de sus derechos al “debido proceso y al trabajo”; sin embargo, es preciso aclarar que su
retiro obedece a la aplicación de los arts. 16 inc. g) de la Ley General de Trabajo (LGT); y 9 inc. g) de
su Decreto Reglamentario, por lo que no se puede confundir entre la sanción laboral expresamente
estipulada en la señalada Ley y la sanción penal, por que el trabajador incurrió, con su conducta, en
una de las causales de retiro forzoso como es la de hurtar medicamentos de la entidad donde
prestaba sus servicios.
El Presidente de Sala, Adhemar Fernández Ripalda -miembro del Tribunal de garantías-, antes de dar
por concluida la audiencia, preguntó a la parte demandada sobre el estado del proceso penal
instaurado contra el accionante y si en ese momento ya contaba con imputación formal, a lo que el
abogado de los demandados, contestó señalando que, el mismo todavía se encontraba en la etapa
de investigación preliminar, no habiéndose llegado a la etapa conclusiva y tampoco existía
imputación formal en ese momento.
I.2.3. Resolución
La Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, constituida en Tribunal de
garantías, pronunció la Resolución 27/2012 de 28 de agosto, cursante de fs. 144 vta. a 146, por la
que concedió la tutela invocada, disponiendo la inmediata reincorporación del trabajador a su
puesto de trabajo con todos los derechos que le son inherentes, dando a los demandados cuarenta y
ocho horas, para dar cumplimiento, en base a los siguientes fundamentos: a) Los demandados
mencionaron en su informe la existencia de un recurso de revocatoria, el cual estaría pendiente de
resolución, alegando que no se habrían agotado todos los recursos legales ordinarios antes de acudir
a la vía del amparo constitucional, correspondiendo en su criterio aplicar el principio de
subsidiariedad que rige en esta clase de acciones y declarar su improcedencia. Al respecto, se aclaró
que el obligado a agotar esos recursos pendientes es el accionante y no así los demandados, por lo
que dicho fundamento no es idóneo para sustentar la petición, más al contrario el accionante está
habilitado para interponer esta acción con el simple respaldo de la Resolución de reincorporación
emitida por la Jefatura de Trabajo, máxime cuando dicha Resolución debe ser ejecutada y no
suspendida; b) Los demandados alegaron que el despido del accionante está por demás justificado,
al habérselo sorprendido en flagrancia de hurto de un paquete con seis unidades de un producto
llamado “Micropore Color Piel 2”, razón por la que no cumplieron con la conminatoria de
reincorporación emitida por la Jefatura Departamental de Trabajo; además, se estaría esperando la
resolución del recurso de revocatoria; c) Se examinó si el despido del trabajador tiene un respaldo
legal y constitucional, al respecto se determinó que en caso de la comisión de un delito, corresponde
a las autoridades competentes investigar y definir en sentencia, previo un debido proceso,
establecer si es inocente o culpable, mientras se esté desarrollando el proceso, está plenamente
vigente el principio de presunción de inocencia hasta que se haya demostrado su culpabilidad en las
instancias competentes. En este caso el proceso se encuentra en la etapa de investigación
preliminar, y peor aún no existe una imputación formal, razón por la cual se llega a la conclusión de
que el despido del trabajador en esas circunstancias constituye un apresuramiento de la entidad
empleadora, pues se podían haber tomado otras medidas legales, diferentes al despido inmediato a
fin de evitar la vulneración al principio constitucional de presunción de inocencia; y, d) Asimismo, se
resaltó la importancia de observar el carácter vinculante y obligatorio de la jurisprudencia
constitucional para los jueces y tribunales, especialmente para los tribunales de garantías
constitucionales, como la SCP “0177/2012”, donde se sienta el entendimiento en sentido de que el
incumplimiento a la resolución de reincorporación ordenada por la Jefatura Departamental de
Trabajo, constituye una vulneración al derecho constitucional del trabajo previsto en el art. 46 de la
CPE, el cual conlleva la vulneración de otros derechos conexos, situación que obliga a conceder la
tutela.
II. CONCLUSIONES
II.1. Por memorándum JDRH-M-0183/12 de 5 de abril de 2012, la CPS le comunicó a Carlos Gil
Urquieta -hoy accionante-, la conclusión de su relación laboral, por haber incurrido en el hecho ilícito
de hurto descubierto en flagrancia, causa con la que se justificó el despido en aplicación del art. 16
inc. g) de la LGT, en concordancia con el art. 9 de su Reglamento; así como, del Reglamento Interno
de Personal y el “Criterio Legal 263/2012” (fs. 4).
II.2. A fs. 11, cursa la certificación de 16 de abril de 2012, expedida por el Jefe de Ventas de
“Gutiérrez y Compañía”, en la que se refiere que, en una oportunidad Carlos Gil Urquieta, Encargado
de Almacenes de la CPS, solicitó el obsequio de una muestra de “Micropore” y que la Compañía se la
facilitó, ya que trabaja con muestras de este material en todos los hospitales, clínicas y farmacias,
entregándosele una caja con seis unidades del producto citado, en apoyo a su solicitud.
Adjuntándose la nota de remisión de 2 de marzo de 2012, donde se menciona al producto referido
(fs. 10).
II.3. A fs. 71, cursa el finiquito de 23 de abril de 2012, mediante el cual la CPS de oficio liquidó la
indemnización por el tiempo de servicios prestados en favor del trabajador, a causa del retiro
forzoso, determinando pagar el importe total de Bs5210,27.- (cinco mil doscientos 27/100
bolivianos), el mismo que no lleva la firma de aceptación y menos la recepción del pago por parte
del trabajador.
II.5. Con la citada conminatoria de reincorporación, la CPS fue notificada el 27 de junio de 2012
(fs. 7).
II.6. De fs. 75 a 97, cursa el legajo del cuaderno de investigaciones realizado por la Fuerza
Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), donde se evidencia que la CPS le sigue al accionante un
proceso penal por la presunta comisión del delito de hurto, conforme establece el art. 326 del
Código Penal (CP). Empero en la última parte del informe evacuado por el investigador asignado al
caso, de 4 de julio de 2012, se hace notar: “…hasta la presente fecha se pudo investigar y evidenciar
que el señor Carlos Gil Urquieta, sí se encontraba en poder de una Caja de Micropore, pero que el
mismo se descarga con documentos donde respalda su declaración y se apreciaría que sólo se
estaría cometiendo una equivocación. Por lo que pongo a conocimiento de su autoridad…” (sic) (fs.
97).
II.7. Ricardo Vaca Alfaro, Administrador Departamental de la CPS, por memorial de 10 de julio de
2012, dándose por notificado con la conminatoria de reincorporación 40/2012 de 28 de mayo,
planteó recurso de revocatoria contra la misma, considerando que es un error, calificándola como
una determinación administrativa ilegal por ser el empleador un ente gestor de la Seguridad Social
sujeto a normas de administración pública, pidiendo se revoque la conminatoria y se declare
justificado el despido del accionante (fs. 98 a 100).
II.8. Por informe elevado a conocimiento del Administrador de la CPS por el Policía de Seguridad,
Jaime Gabriel, el 11 de julio de 2012, hizo conocer que el 6 de marzo a horas 15:45 pm, el
funcionario policial Basilio Valencia Coronado, vio salir apresurado del hospital a un señor cargando
una mochila junto a otra persona, por lo que fue seguido e interceptado por éste; y posteriormente,
conducido al referido nosocomio, quien se identificó como funcionario de nombre Carlos Gil
Urquieta y el otro resultó ser su amigo, quienes en principio se habrían resistido y una vez dentro del
Almacén se revisó su mochila, en presencia de José Luís Ferrufino Osinaga, Encargado de Servicios,
encontrándose en el interior de la misma una caja de “Micropore Color Piel 2” con seis unidades,
quien al ver la caja habría contestado que no sabía cómo apareció en su mochila; siendo remitido a
la Oficina de Administración de la CPS (fs. 68).
III.1. Sobre el despido injustificado de los trabajadores en relación a la reforma legal en materia
laboral
De tal manera que, con la vigencia del DS 28699, los trabajadores tenían la facultad de optar, por el
pago de sus beneficios sociales o por su reincorporación a su fuente de trabajo en caso de que se
compruebe el despido injustificado; norma que posteriormente ha sido reglamentada, mediante la
Resolución Ministerial (RM) 551/06 de 6 de diciembre de 2006, que establece el procedimiento
administrativo a seguir para los casos de reincorporación laboral; en tal sentido, cuando el
trabajador opte por pedir su reincorporación, debe acudir por ante la Jefatura Departamental de
Trabajo, solicitando su reincorporación, dicha Oficina de Trabajo, previa constatación del despido
injustificado librará la respectiva conminatoria de reincorporación, sin que ello le impida al
trabajador acudir a la justicia ordinaria, por ante el Juez de Trabajo y Seguridad Social, como el
propio Reglamento prevé en su art. 10, al indicar: “…En el caso de negativa del empleador, el
Ministerio de Trabajo impondrá multa por infracción a leyes sociales, pudiendo el trabajador iniciar
la demanda de Reincorporación ante el Juez de Trabajo y Seguridad Social con la prueba del despido
injustificado por el Misterio de Trabajo", en aplicación del art. 50 de la CPE, que prevé: “El Estado,
mediante tribunales y organismos administrativos especializados, resolverá todos los conflictos
emergentes de las relaciones laborales entre empleadores y trabajadores…”. Entonces, es
plenamente válido y legal acudir directamente al Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión social, en
la vía administrativa, pidiendo la reincorporación del trabajador a su fuente laboral y ante una
posible negativa de reincorporación por parte del empleador, a su vez acudir a la vía ordinaria.
Sin embargo, ese marco normativo fue modificado por el DS 0495 de 1 de mayo de 2010, que
simplificó el procedimiento administrativo a seguir en caso de reincorporación del trabajador; por
cuanto, se reconoce al Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, a través de las Jefaturas
Departamentales y Regionales de Trabajo, la facultad de conocer y ordenar la reincorporación de los
trabajadores a sus fuentes laborales en casos de despido injustificado.
Específicamente el referido Decreto Supremo establece lo siguiente:
“ARTÍCULO ÚNICO.-
'I. Se modifica el Parágrafo III del Artículo 10 del Decreto Supremo N° 28699, de 1 de mayo de
2006, con el siguiente texto:
III. En caso de que el trabajador opte por su reincorporación podrá recurrir a este efecto ante el
Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, donde una vez constatado el despido injustificado,
se conminará al empleador a la reincorporación inmediata al mismo puesto que ocupaba la
trabajadora o trabajador al momento del despido, más el pago de los salarios devengados y demás
derechos sociales que correspondan a la fecha de la reincorporación, a través de las Jefaturas
Departamentales y Regionales de Trabajo'.
Del análisis realizado sobre la normativa vigente que regula sobre casos de despido injustificado y de
reincorporación de los trabajadores, se llega a la conclusión de que los trabajadores afectados con
dicha medida, anteriormente tenían la facultad de elegir entre pedir su reincorporación a su fuente
de trabajo o en su defecto el pago de los beneficios sociales por el tiempo de los servicios prestados
en favor del empleador. Cuando el trabajador optaba por pedir su reincorporación, era necesario
primero acudir en la vía administrativa ante el Ministerio de Trabajo, que previa constatación del
despido injustificado expedía la conminatoria de reincorporación, que si dicha orden no era
ejecutada por el empleador, el trabajador debía acudir a la vía ordinaria y solamente agotando esta
instancia se habilitaba para recurrir a la jurisdicción constitucional en caso de que no haya logrado la
restitución o la reparación de sus derechos reclamados en la vía administrativa y ordinaria.
Ese procedimiento fue modificado por el DS 0495, que aplicando el espíritu de la Constitución
Política del Estado, de mayor protección a los derechos de los trabajadores, simplificó el
procedimiento previsto en el DS 28699, haciendo más expeditiva la materialización de los derechos
laborales, sobre todo en casos de despido injustificado, facultando a los trabajadores a que previo
agotamiento de la vía administrativa ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social con la
conminatoria de reincorporación y ante el incumplimiento de la misma por el empleador, puedan
acudir directamente a la jurisdicción constitucional, prescindiendo de la vía ordinaria, tal como se
exigía anteriormente.
III.2. Alcances de la SCP 0646/2012 de 23 de julio, en relación al art. 16 inc. g) de la LGT y el art. 9
inc. g) de su Reglamento
Esta Sentencia al declarar la constitucionalidad del art. 81 inc. e) del Reglamento Interno de Trabajo
de la Caja Nacional de Salud, estableció sus alcances en relación al art. 16 inc. g) de la LGT y el art. 9
inc. g) de su Reglamento, precisando lo siguiente: “Las causales del art. 16 inc. g) de la LGT, a más de
significar la exención de pago del desahucio e indemnización que impone la ley y su reglamento a
título de sanción, implica además la pérdida del derecho a la inamovilidad laboral mediante causales
previstas por la ley, que dependen esencialmente de la conducta objetiva del propio trabajador o
trabajadora, medida que además, busca conciliar el derecho al trabajo con otros derechos como la
libertad de empresa, ello porque no resultaría acorde con el valor justicia que una o un empleador
deba seguir atado a una o un trabajador que incurrió por ejemplo en delitos dolosos o lo perjudicó
de sobremanera vulnerando los principios de lealtad y buena fe que también rigen a los contratos
laborales. En este marco, todo contrato, convenio y reglamento interno de trabajo cuenta con
cláusulas expresas y otras implícitas impuestas por la Constitución Política del Estado y la ley a las
partes procesales, encontrándose entre las mismas la prohibición de incurrir en delitos que
victimicen a la otra parte contractual.
La jurisprudencia, en este sentido es uniforme al sostener que, si bien la judicatura laboral y por
ende las instancias administrativas laborales no cuentan con la competencia de juzgar la comisión de
delitos, por lo que, queda claro que cuando se plantea una demanda laboral a tribunales y jueces del
trabajo '…no se ha sometido a su competencia juzgar el delito propiamente dicho, menos la sanción
penal…' (Sala Social y Administrativa, Auto Supremo 068 de 17 de marzo de 2005. Partes: Roberto
Ichazo Fuentes y otros. c/ Banco Económico S.A.), pese a ello, la viabilidad de un proceso laboral no
puede estar supeditado a un proceso penal así el art. 67 del Código Procesal del Trabajo (CPT),
establece: 'En los juicios sociales se resolverán las cuestiones propias de la relación de trabajo y no
se admitirá la excepción de litis pendencia; en consecuencia, se aclara que las acciones penales,
civiles u otras iniciadas contra el trabajador, no suspenden ni enervan la instancia laboral', contando
los jueces, tribunales laborales y por ende las instancias administrativas laborales competentes con
plena competencia para determinar el incumplimiento a un contrato laboral.
(…)
Y, en el Auto Supremo 151 de 17 de mayo de 2005, correspondiente al caso Claudia Bejar Añez c/
KINDER 'PASITOS' S.R.L., la Sala Social y Administrativa de la Entonces Corte Suprema de Justicia de
la Nación -ahora Tribunal Supremo de Justicia- sostuvo que: 'Que el inc. g) del art. 16 de la Ley
General del Trabajo, no requiere necesariamente de una 'Sentencia Penal Ejecutoriada' para su
procedencia; debe observarse que en autos, no se dio cabal aplicación al mismo justamente porque
no se reconoció la falta de la actora -independiente o no que requiera de una sentencia penal
ejecutoriada- la conducta de la trabajadora está enmarcada dentro de dicha causal, situación que
está por demás probada en autos, conforme se tiene de la documental cursante a fs. 7, 41, 42, 59-
182, corroborado por las declaraciones testificales tanto de cargo como de descargo ( fs. 192-193 y
196-197) que demuestran que la actora fue suspendida porque la acusaban de hurto de dinero,
apropiación indebida y alteración de recibos y además que el empleador no busca una sanción penal
sino la suspensión de la relación laboral'.
Ambas resoluciones, omiten el fondo de la controversia, tanto el Juez de instancia como el Tribunal
ad quem, argumentan que para que se adecúe la conducta al inc. g) del art. 16 de la LGT, debe,
necesariamente, haber 'sentencia condenatoria ejecutoriada' ya que se goza del principio de
inocencia consagrado en la Constitución Política del Estado (las negrillas son nuestras).
Que, no puede justificarse la invocación del 'Principio del proteccionismo' a favor del trabajador, sin
considerar la prueba aportada por el empleador, pues resulta imprescindible que el juzgador tenga
en consideración, siempre, que el objeto del proceso es el reconocimiento de los derechos
consignados en la ley sustantiva, pero velando porque en tal propósito no se justifique negligencia e
irresponsabilidad en la conducta del trabajador, ni que las partes se sirvan del proceso para
perseguir un fin prohibido por la ley conforme establece el art. 60 del Código Procesal del Trabajo…'.
(…)
Por otra parte, concordante con lo referido en el párrafo anterior, se tiene claro que no resulta
admisible que sea el propio empleador el que verifique el incumplimiento del contrato, ello porque
'nadie puede actuar de juez y parte' (Sala Social y Administrativa. Auto Supremo 022 de 31 de enero
de 2005. Partes: Julieta Morales Marcos c/ H. Alcaldía Municipal Cantonal de El Paso), debiendo en
este tipo de casos, inicialmente determinarse dicho incumplimiento mediante la autoridad y
procedimiento establecido por el reglamento interno, que asegure los presupuestos mínimos del
debido proceso y la aplicación en la vía laboral regida por el in dubio pro operario, o por la autoridad
administrativa del Ministerio del Trabajo Empleo y Provisión Social si estas autoridades no existieren,
cuyas decisiones son de cumplimiento inmediato, pero que pueden cuestionarse ante la judicatura
laboral o en la penal conforme el art. 39 del CPP, que dispone: 'La sentencia condenatoria
ejecutoriada, dictada en proceso penal, producirá efecto de cosa juzgada en el proceso civil. La
sentencia absolutoria y el sobreseimiento ejecutoriados producirán efectos de cosa juzgada en el
proceso civil en cuanto a la inexistencia del hecho principal que constituya delito o a la ausencia de
participación de las personas a las que se les atribuyó su comisión' entendimiento aplicable a
materia laboral y que puede provocar que el pago de desahucio e indemnización indebido por parte
de un empleador ingresen en el ítem de daño civil.
(…)
'De acuerdo con el artículo 16 de la Ley General del Trabajo y el correlativo de su Reglamento, el
Trabajador (a) será retirado de su fuente de trabajo, sin derecho a beneficios sociales (solamente
Quinquenios consolidados), cuando incurra en las faltas establecidas en el art. 16º de la Ley General
del Trabajo y art. 9º de su Reglamento, como también en las descritas en el presente Reglamento.
Constituirán motivos para la aplicación de la sanción prevista en el inciso e) del art. 77 del presente
Reglamento: previo sumario y proceso correspondiente' y el inciso e), refiere: 'La malversación,
defraudación, robo, hurto o sustracción de dineros, valores o bienes pertenecientes a la entidad o a
los Trabajadores (as)'.
(…)
Respecto a la presunta vulneración del debido proceso por parte de la norma impugnada, el mismo
cuenta entre sus elementos desarrollados por el art. 8 de la Convención Americana de Derechos
Humanos (CADH), a la garantía de la presunción de inocencia y al derecho a la defensa, los cuales
son aplicables a procesos administrativos sancionatorios. Asimismo, el debido proceso tiene una faz
adjetiva y sustantiva, en el presente caso la solicitud de la promoción de la acción de
inconstitucionalidad concreta, hace referencia a que un juez administrativo no cuenta con la
competencia para conocer el delito de hurto, lo que está relacionado con la faz sustantiva del debido
proceso, pues se afectaría con dicha actuación la garantía de la presunción de inocencia.
Por la disposición del art. 81 inc. e) del Reglamento Interno de Trabajo de la CNS, resulta claro que
cuando un trabajador tiene una sentencia condenatoria penal ejecutoriada por el delito de hurto
cometido contra su empleador, pierde los beneficios del desahucio e indemnización, además de la
inamovilidad laboral, pero corresponde analizar si la pérdida del desahucio, indemnización y de la
inamovilidad laboral únicamente podría producirse cuando exista una sentencia judicial penal
ejecutoriada o si las autoridades naturales de acuerdo a los reglamentos internos de las empresas o
en su caso el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social tienen competencia para determinar el
incumplimiento del convenio, contrato o Reglamento Interno de Trabajo independientemente que
luego el proceso penal pueda modificar la situación jurídica.
En este contexto, la primera opción interpretativa no resultaría admisible con el valor justicia, pues
un empleador tendría que esperar un periodo irrazonable hasta que concluya el proceso penal
cuando cuenta con elementos necesarios como para calificar inicialmente el incumplimiento al
contrato, convenio o Reglamento Interno de Trabajo por daño ocasionado a sus bienes jurídicos,
además no resulta lógico obligar a un empleador a seguir con una relación laboral que demostró
afectarle de sobremanera en sus intereses, en cambio, la segunda opción interpretativa, concilia los
derechos y valores comprometidos en la medida en la que permite que la constatación del
incumplimiento contractual, se verifique por una instancia independiente e imparcial, regida por los
principios laborales que conducen la materia, decisión que además puede impugnarse por parte del
trabajador en la vía laboral.
Por otro lado, en la vía administrativa laboral; es decir, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión
Social, si bien no tiene competencia para determinar la culpabilidad o inocencia del trabajador, pero,
sí tiene potestad para establecer si el despido ejecutado por los empleadores es justificado o
injustificado; en caso de que compruebe que el despido es injustificado, debe librar conminatoria de
reincorporación del trabajador a su fuente de trabajo, mismo que el empleador está compelido a
cumplir y ante la negativa, el trabajador podrá interponer la acción de amparo constitucional a
efectos de hacer respetar el principio de primacía en la protección de los derechos laborales.
En base a este análisis normativo realizado, se puede concluir, que el empleador estaría habilitado
para despedir a los trabajadores por las causales previstas en los arts. 16 inc. g) de la LGT; y 9 inc. g)
de su Decreto Reglamentario, en base a la responsabilidad establecida a la conclusión del proceso
administrativo interno, o en su defecto, procederse al despido del trabajador luego de la imputación
formal dentro de un proceso penal, donde en observancia de la reglas del debido proceso se
establezcan indicios de responsabilidad penal contra el trabajador. Si el empleador retira al
trabajador en forma directa sin observar estas reglas, habrá incurrido en despido injustificado y
desconocido la garantía del debido proceso, en cuanto a la vigencia del principio de presunción de
inocencia.
III.3. Casos en que se produce la vulneración de los derechos al debido proceso en su vertiente
del juez natural, la presunción de inocencia y la protección laboral
Por todo lo referido, se entiende que el derecho al debido proceso es de aplicación inmediata,
vincula a todas las autoridades judiciales o administrativas y constituye una garantía de legalidad
procesal que ha previsto el constituyente para proteger la libertad, la seguridad jurídica y la
fundamentación o motivación de las resoluciones judiciales.
En ese entendido, respecto a la protección, cuidado y reparación de las lesiones al debido proceso
en todos sus componentes, la SC 0619/2005-R de 7 de junio, señala que: '…las lesiones al debido
proceso están llamadas a ser reparadas por los mismos órganos jurisdiccionales que conocen la
causa, lo que implica que quien ha sido objeto de esa lesión, debe pedir la reparación a los jueces y
tribunales ordinarios, asumiendo activamente su rol dentro del proceso, a través de los medios y
recursos que prevé la ley, y sólo agotados éstos, se podrá acudir ante la jurisdicción constitucional a
través del recurso de amparo constitucional, que, como se ha señalado, es el recurso idóneo para
precautelar las lesiones a la garantía del debido proceso; a no ser que se constate que a
consecuencia de las violaciones al debido proceso invocadas, se colocó al recurrente en absoluto
estado de indefensión, lo que no le permitió impugnar los supuestos actos ilegales y que recién tuvo
conocimiento del proceso al momento de la persecución o la privación de la libertad'”.
Por otra parte, en el ACP 0002/2012-CA de 13 de febrero, Por otra parte, a modo de aclaración,
refirió que: “…ante la vulneración al debido proceso en su componente al derecho al juez natural en
sus elementos de imparcialidad e independencia dentro de un proceso judicial en curso
corresponde, se active la acción de amparo constitucional; en ese sentido, la SC 0099/2010-R de 10
de mayo, ha señalado que la acción de amparo constitucional: '…es un mecanismo de protección
eficaz y pertinente para el resguardo del derecho al debido proceso en todos sus elementos incluido
el juez natural, pero, solamente en sus elementos imparcialidad e independencia, en ese sentido,
debe precisarse que la protección del tercer componente del juez natural; el referente a la
competencia en cuanto a los supuestos de hecho antes descritos; es decir, usurpación de funciones
que no estén mencionadas por ley, ejercicio de potestad administrativa que no emane de la ley,
resoluciones judiciales emitidas en ejercicio de jurisdicción que no emane de la ley o pronunciadas
por autoridad jurisdiccional suspendida en el ejercicio de sus funciones o que hubieren cesado en las
mismas; se encuentran resguardados específicamente por el recurso directo de nulidad'” (las
negrillas son nuestras).
Amplia protección de los derechos laborales. Sobre el particular el art. 46.I y II de la CPE,
textualmente señala:
1. Al trabajo digno, con seguridad industrial higiene y salud ocupacional, sin discriminación, y
con remuneración o salario justo equitativo y satisfactorio, que le asegure para sí y su familia una
existencia digna.
II. Las normas laborales se interpretarán y aplicarán bajo los principios de protección de las
trabajadoras y de los trabajadores como principal fuerza productiva de la sociedad, de primacía de la
relación laboral; de continuidad y estabilidad laboral, de no discriminación y de inversión de la
prueba a favor de la trabajadora y del trabajador.
III. Los derechos y beneficios reconocidos a favor de los trabajadoras y los trabajadores no
pueden renunciarse y son nulas las convenciones contrarias que tiendan a burlar sus efectos.
IV. Los salarios o sueldos devengados, derechos laborales, beneficios sociales y aportes a la
seguridad social no pagados tienen privilegio y preferencia sobre cualquier otra acreencia y son
inembargables e imprescriptibles” (las negrillas son agregadas).
Como se puede evidenciar conforme a la normativa constitucional glosada, los derechos de los
trabajadores gozan de una amplia protección de parte del Estado Plurinacional; y, cuando algunos de
sus órganos o instituciones, como los particulares con sus actos y decisiones restrinjan o supriman
estos derechos y garantías, las instancias encargadas de la defensa y protección, tienen el deber
legal y constitucional de hacer prevalecer las mismas, previniendo y reparando los derechos y
garantías restringidos o suprimidos, porque de lo contrario, el goce efectivo de estos derechos
estaría supeditado a la voluntad de las autoridades estatales o de los particulares con capacidad de
contratar manos de obra, y que la satisfacción de necesidades elementales de vida de los
trabajadores estén condicionadas a ella, por cuya circunstancia el restablecimiento de tales derechos
debe operar en forma inmediata, sin que se pueda alegar cuestiones formales en la tramitación.
Es por ello que el art. 49.III de la CPE, indica: “El Estado protegerá la estabilidad laboral. Se prohíbe el
despido injustificado y toda forma de acoso laboral. La ley determinará las sanciones
correspondientes”.
El art. 8.I de la CPE, establece que, el Estado asume y promueve como principios ético-morales
de la sociedad plural, entre otros, el “suma qamaña” (vivir bien), el mismo que de acuerdo al art. 9.4
de la misma Norma Suprema, se convierte en uno de los fines y funciones esenciales del Estado, que
es garantizar el cumplimiento de los principios, valores, derechos y deberes reconocidos y
consagrados.
En tal sentido, todos los órganos e instituciones públicas, están compelidos a imprimir y
materializar en sus actos y decisiones, este principio de carácter milenario, concebido por el saber
ancestral como el conjunto de requisitos y condiciones materiales, espirituales y cósmicas
necesarias, para que la vida en su sentido más amplio se desarrolle sin impedimentos ni restricciones
provenientes de empleadores públicos o privados. Sobre todo incumbe a los órganos encargados de
la administración de justicia, concretar en sus fallos y resoluciones el referido principio, solamente
de este modo se puede garantizar la aplicación real del principio referido en la construcción de una
sociedad plural donde todos puedan vivir bien.
A su vez, el vivir bien, se puede entender y caracterizar, desde dos ámbitos socioeconómicos
diferentes, una que responde a la cosmovisión originaria ancestral de los pueblos y naciones
originarias, donde la vida es entendida de un modo integral como una relación e interacción
permanente y recíproca de los seres vivientes en la tierra y en el cosmos, en este marco de
entendimiento la vida se realiza en comunidad entre todos los seres existentes, en una relación de
respeto recíproco, complementario y equilibrado de las acciones emprendidas en consideración de
todos, pero esencialmente, según esta concepción el vivir bien no depende de la voluntad de unos o
de otros como tampoco de la concesión premiosa y automática de la naturaleza, sino de todos los
factores existentes en el planeta tierra, es por ello que los seres humanos en su actividad
transformadora sobre la naturaleza actúan con responsabilidad y agradecimiento permanente hacia
la misma, porque ella es en última instancia la proveedora de productos alimenticios y de energías
vitales para la vida como el fuego, el aire y el agua, todas esas condiciones hacen posible el vivir
bien. Pero el momento en que el hombre en su actividad productiva atenta contra esa relación
recíproca y complementaria, desequilibra las relaciones de reciprocidad entre todos los seres
existentes; por consiguiente, es lógico que se desconfigure en sus elementos constitutivos el vivir
bien.
Pero, desde el punto de vista de los paradigmas occidentales, el vivir bien es considerado
como un principio y es convertido como uno de los fines esenciales del Estado, donde la vida ya no
representa una relación de reciprocidad, de complementariedad y de equilibrio entre los seres que
habitan la tierra, ya no se las concibe como un todo integral de relación interdependiente, sino de
manera aislada, individual, desconectada del resto de los seres vivientes, casi sin ninguna relación de
respeto y de equilibrio con la naturaleza y el cosmos, donde los hombres son los únicos seres que
tendrían derecho a vivir mejor en detrimento de otras vidas como la de los animales y de las plantas
y mucho menos cobra significado el respeto a la naturaleza y el cosmos que aparentemente no
contribuyen a la vida; por cuanto, el sistema económico basado en la acumulación de capital, ha
cegado la sensibilidad de las personas hacia la naturaleza, más bien en su lugar se hace la división
entre los dueños del capital y quienes solamente poseen la mano de obra calificada y no calificada,
sistema económico donde la vida depende esencialmente de la venta de la fuerza de trabajo para
que la misma se desarrolle con normalidad, de lo contrario cuando los dueños del capital o de los
medios de producción a titulo de empleadores despiden o retiran a los trabajadores, se constata que
la vida y las posibilidades de desarrollar el vivir bien se ven seriamente menoscabados por no decir
anuladas; y además, tiene efectos multiplicadores en lo social y económico; por cuanto, los
trabajadores afectados generalmente tienen familia y si por alguna causa justificada o no, se ven
privados de ella, no tienen de donde solventar sus necesidades de subsistencia, lo que a la postre
genera pobreza, en la que se encuentra sumida la mayor parte de la población boliviana, dando
lugar al aprovechamiento de los Organismos Internacionales que a título de brindar ayuda
económica, capturan a sus redes a las personas pobres, haciendo de la vida un objeto
absolutamente manejable a capricho de quienes ostentan el poder económico.
Es por ello que, el vivir bien, dentro de un estado capitalista solamente puede ser posible
cuando el Estado y sus instituciones, trabajen decididamente en el diseño de políticas públicas
orientadas a la plasmación real del vivir bien y su implementación se lleve acabo en distintos
ámbitos, uno de los cuales es la administración de justicia, donde se debe plasmar este objetivo
supremo de la sociedad plural que se pretende construir con el Estado Plurinacional.
El accionante alega que se lesionaron sus derechos al debido proceso en su componente del juez
natural, la garantía de protección laboral y el principio de inocencia, debido a que, de la institución
donde trabajaba como Encargado de Almacenes, fue despedido injustamente en base a una
denuncia infundada del Policía de Seguridad por el supuesto delito de hurto descubierto en
flagrancia.
Del mismo modo, la Constitución Política Estado garantiza la estabilidad laboral en el ámbito público
como privado, por cuya razón dicha garantía solamente puede ser restringida en los casos en que los
trabajadores resulten ser culpables de conductas manifiestamente delictivas demostradas en las
instancias administrativas y ordinarias competentes, porque de acuerdo con lo previsto por el art.
48.II de la CPE, las normas laborales se interpretarán y aplicarán bajo los principios de protección de
las trabajadoras y de los trabajadores como principal fuerza productiva de la sociedad; de primacía
de la relación laboral; de continuidad y estabilidad laboral; de no discriminación y de inversión de la
prueba a favor de la trabajadora y del trabajador, resulta imperativo aplicar, interpretar y
pronunciarse favorablemente respecto a los derechos laborales que pudieran ser vulnerados; más
aún, cuando la parte demandada incumplió la conminatoria de reincorporación emitida por el
Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, donde se demostró el despido injustificado con lo
que se ha lesionado la garantía de estabilidad laboral en perjuicio de los derechos del trabajador,
quien además se vio privado de proveer lo necesario para su sobrevivencia y la de su familia, por lo
que en aplicación del principio constitucional del vivir bien expuesto en el Fundamento Jurídico III.4,
que a su vez es uno de los fines esenciales del Estado, en la construcción de una sociedad plural,
corresponde conceder la tutela impetrada.
En cuanto al debido proceso, en su componente del juez natural, referente a la competencia de las
autoridades laborales y penales, no existe la posibilidad de sostener que estas autoridades hayan
actuado en forma parcializada con alguna de las partes o que estuviera en duda su independencia;
por cuanto, tanto la Jefatura Departamental de Trabajo al expedir la conminatoria de
reincorporación así como la Fiscalía y la FELCC, actuaron conforme a sus atribuciones legales sin
visos de irregularidad.
Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías al conceder la tutela impetrada, efectuó una adecuada
compulsa de los antecedentes del caso, de la jurisprudencia aplicable y de los alcances de esta
acción de defensa.
POR TANTO