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El documento habla sobre la autonomía de la voluntad contractual. Define el contrato según los códigos de comercio y civil colombianos como un acuerdo entre dos o más partes para establecer, regular o extinguir una relación jurídica patrimonial. La autonomía de la voluntad significa que las partes tienen libertad para decidir si celebran un contrato o no, pero esta libertad tiene límites como no violar la ley, moral o orden público. Para que un contrato sea válido debe cumplir con elementos esenciales como el consent
El documento habla sobre la autonomía de la voluntad contractual. Define el contrato según los códigos de comercio y civil colombianos como un acuerdo entre dos o más partes para establecer, regular o extinguir una relación jurídica patrimonial. La autonomía de la voluntad significa que las partes tienen libertad para decidir si celebran un contrato o no, pero esta libertad tiene límites como no violar la ley, moral o orden público. Para que un contrato sea válido debe cumplir con elementos esenciales como el consent
El documento habla sobre la autonomía de la voluntad contractual. Define el contrato según los códigos de comercio y civil colombianos como un acuerdo entre dos o más partes para establecer, regular o extinguir una relación jurídica patrimonial. La autonomía de la voluntad significa que las partes tienen libertad para decidir si celebran un contrato o no, pero esta libertad tiene límites como no violar la ley, moral o orden público. Para que un contrato sea válido debe cumplir con elementos esenciales como el consent
Principalmente debemos hablar de los que es considerado contrato en
nuestra legislación colombiana, con el fin de darle sentido al termino de autonomía de la voluntad contractual. Ahora, en nuestro código de comercio en su artículo 864 nos dice; “El contrato es un acuerdo de dos o más partes para constituir, regular o extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial" Por otra parte, en nuestro código civil en su artículo 1495 nos dice; "Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser de una o de muchas personas." Con relación a lo mencionado anteriormente, cabe resaltar que encontramos en común que el contrato se sustenta en el acuerdo de voluntades de las partes. Siendo así cabe afirmar que el termino jurídico de lo que es autonomía de la voluntad no es más que el reconocimiento de un poder capaz de autorregular los fines e intereses esperados por las partes. Por tanto, el contrato se basará en este principio de autonomía de la voluntad, lo que significa que, el individuo tiene total libertad para decidir si celebra o no un contrato. A pesar de lo mencionado anteriormente, la libertad contractual no puede ser ilimitada, por lo que nuestra legislación ha estipulado que las acciones que las partes realicen no podrán violar en ningún sentido la ley, la moral o el orden público, de esta manera se establece una serie de restricciones a la autonomía. Hablando de la limitación ya antes mencionada respecto a la autonomía de voluntad, podríamos decir que existen ciertos requisitos que deben cumplirse en el contrato para que pueda entenderse como efectivo. Estos requisitos son los llamados elementos esenciales del contrato, podríamos llamarlos también elementos básicos, ya que sin estos el contrato no sería valido. Tales requisitos son el consentimiento, esto quiere decir que ambas partes tienen la misma voluntad de concluir un contrato y deben exteriorizarlo de manera en que ambas estén obligadas a dar, hacer o no hacer algo; el objeto debe ser posible, licito y determinable, quiere decir que el objeto del contrato puede ser todo aquello que tenga valor económico y no esté dentro del alcance de la actividad empresarial humana, así como todos los servicios que no violen las leyes o la ética. y por último una causa, esto es lo que provoca que las partes firmen el contrato. El principal requisito de este es que no sea ilegal ni falso, porque el contrato serio inválido. De conformidad con lo mencionado anteriormente y a manera de conclusión podemos decir que todo contrato legalmente celebrado es ley para las partes, y este no será inválido a menos que sea acordado por ambas partes o por razones legales. Debemos tener en cuenta que el contrato debe estar debidamente ejecutado con relación al principio de Buena Fe y de conformidad a los elementos esenciales para su debida validez.