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CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

Los antecedentes de la investigación son todos aquellos estudios

previos que guardan relación con la temática que se pretende analizar. En

este sentido, se presentan una serie de investigaciones previas que se

extienden al ámbito internacional, entre las cuales se destacan tesis

doctorales, relacionadas con la responsabilidad penal de la impericia en los

procedimientos médicos en las legislaciones venezolana y colombiana, con

la finalidad de desarrollar el basamento teórico, así como la

operacionalización de la categoría objeto de estudio.

Así pues, como primer antecedente se consultó a Momblac y Momblac

(2018), quienes realizaron un artículo arbitrado titulado: “La responsabilidad

penal médica. Tratamiento teórico-doctrinal”; el cual fue publicado en la

Revista digital Dialnet. Asimismo, la investigación tuvo como propósito

estudiar los elementos que dan forma a la responsabilidad legal de los

médicos de manera sistematizada.

En este sentido, para su desarrollo fue necesario sustentarse en

fuentes doctrinales, entre los cuales se destacan: Vera (2016), Vargas


(2015), Savón (2010), Salazar (2017), San Pedro (2012); por lo que la

investigación siguió una metodología de tipo documental, toda vez que su

población objeto de estudio estuvo comprendida por textos doctrinales.

Los resultados obtenidos reflejaron que hoy en día el médico ya no se

considera, como en el pasado, una autoridad indiscutible y este fenómeno se

aplica a todas las profesiones de responsabilidad pública o social. De

manera que la complejidad y la importancia de los procesos de

responsabilidad médica en la actualidad requieren iniciativas de investigación

que brinden respuestas informadas a los numerosos problemas que

enfrentan los tribunales penales.

En relación al aporte que ofrece el citado antecedente, se destaca que

el mismo proporciona un sustento teórico a la investigación que se aborda,

permitiendo describir las situaciones que pueden generar responsabilidad

médica criminal y las diferentes formas de negligencia médica reveladas por

mala conducta profesional, con el fin de reflexionar sobre las herramientas

teóricas indispensables para todos los profesionales del derecho, y los

profesionales de la salud,

Otro antecedente consultado pertenece a Bastidas (2018), quien

elaboró una tesis doctoral titulada: “La mala práctica en Venezuela”;

presentada en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. La misma

tuvo por finalidad estudiar la Mala Práctica Médica en Venezuela, partiendo

con un enfoque general de los Derechos Humanos.


Para el desarrollo de la investigación, se consultó la doctrina de autores

como: Osorio (1999), Meyer (1999), Otto (2010), Méndez (2015); entre otros.

Asimismo, se sustentó en fuentes legales, entre las que se destacan la

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), el Código

Penal (2005), Ley del Ejercicio de la Medicina (1982), y otros. En ese

sentido, el estudio acogió un diseño documental, toda vez que su población

estuvo comprendida por diferentes textos doctrinales y legales.

Como resultado se tuvo que el término idóneo para enmarcar la

conducta negligente de los profesionales del arte de curar es “mala práctica

médica” y no “malpraxis médica”. Asimismo, el problema de la mala práctica

médica no puede ni debe verse, menos aún justificarse, solo como un

problema legal, económico, o por carencia de insumos y equipos médicos;

los casos de mala práctica médica deben ser concebidos como un problema

de consciencia que toca todos los aspectos del individuo como ser humano y

como ciudadano que forma parte de una sociedad.

De igual manera, se considera preponderante el citado antecedente,

por cuanto permite analizar las causas y consecuencias de la mala praxis

médica, así como también las obligaciones del médico y la relación médico-

paciente; entre otros tópicos como la responsabilidad civil por mala práctica

médica, y su estudio desde la perspectiva de los derechos humanos,

considerando en este perfil la protección constitucional y supraconstitucional

de los mismos.
Como tercer antecedente se tiene a Cristancho (2018), quien realizó un

artículo arbitrado titulado: “Responsabilidad médica en Colombia desde el

caso de las obligaciones jurídicas que surgen por la historia clínica”, el cual

fue publicado en la Revista digital Creative Commons. Asimismo, tuvo como

propósito realizar una exposición del contenido y alcance del secreto médico

profesional, en lo que corresponde a su materialización en la historia clínica

conforme a la deontología ética que subyace al ejercicio médico y la manera

como jurídicamente se ha determinado su contenido.

En este sentido, la investigación se valió de la consulta de fuentes

legales y doctrinales entre las que se destacan: el Código Penal Colombiano

(2000), Ruiz, (2004), Ugalde (1998), Vacarezza (2003), Vélez (1996), Vera

(2010), Paz (2016), Woolcott (2010); entre otros. Del mismo modo, la

investigación siguió una metodología documental, y su población de estudio

estuvo constituida por leyes y doctrina.

De los resultados obtenidos se observó que la actividad médica, es

aquella que se genera en el seno de una sociedad cuyo fin es la

preservación de la vida, contadas excepciones como la que tiene que ver con

la eutanasia. Asimismo, en la generalidad de esta actividad médica o acto

médico, la ciencia médica ha consensuado que esta debe ser debidamente

organizada y sistematizada para distintos fines, por lo cual reconoce la

historia clínica o expediente médico, como el medio idóneo para cumplir con

este requerimiento.
Este antecedente se toma en cuenta debido a la semejanza que guarda

con la presente investigación, y permite entender de qué manera se lleva a

cabo la relación médico-paciente en la legislación colombiana, atendiendo

los aspectos relativos al secreto médico profesional, el cual, no debe ser

expuesto sin que exista autorización previa y voluntaria del paciente.

Finalmente, se consultó a Rojas (2018), con su artículo arbitrado

titulado: “¿Es responsable internacionalmente Colombia por la no adopción

de medidas legislativas y judiciales por mala práctica médica vulnerando

derechos a la luz del SIDH?”, el cual fue publicado en la Revista digital

Dialnet. Así pues, tuvo como objetivo analizar la responsabilidad

internacional del Estado colombiano, ante la no adopción de medidas que

permitan garantizar Derechos en las personas, con lugar en la mala práctica

médica.

En este orden de ideas, la investigación se fundamentó en las posturas

teóricas de Vásquez (2013), Acosta (2010), Lozano (2012), Gonzáles (2009),

Bastidas (2009), y la Constitución Política de Colombia (1991). Igualmente,

siguió un método descriptivo, y su población de estudio estuvo integrada por

doctrina y textos legales.

Como resultado se observó que la mala práctica médica, es una

situación que se presenta en la cotidianidad de Colombia, en el entendido

que, al estar la salud al servicio de las personas, esta se convierte en

obligación del Estado en garantizarla a toda la población y de no ser así, trae

como consecuencia que se vulneren Derechos y se le impute al Estado


responsabilidad.

De esta manera, se considera relevante el citado antecedente, por

cuanto suministra doctrinas necesarias para el desarrollo de la mala praxis

médica en Colombia, y la labor del Estado en la promoción, protección y

garantía de los Derechos, así como en el desarrollo de acciones que protejan

posibles vulneraciones, mediante leyes, decretos u ordenanzas, que se

encaminen a reparar integralmente a una persona o grupos de personas que

hayan sido víctimas, en materia de la praxis médica irregular y la

responsabilidad de esta.

2. FUNDAMENTACION TEÓRICO, LEGAL, DOCTRINAL Y


JURIPRUDENCIAL

El presente trabajo especial de grado, será desarrollado en función de

fuentes teóricas, legales, doctrinales y jurisprudenciales, a partir de las

cuales se sustentará, para la correcta explicación de la categoría,

subcategorías y unidades de análisis, establecidas en el análisis de la

responsabilidad penal de la impericia en los procedimientos médicos en las

legislaciones venezolana y colombiana. Del mismo modo, se destaca que la

categoría objeto de estudio en la presente investigación, por ser compuesta,

será desarrollada en dos partes, tomando en consideración los criterios

doctrinales de diferentes autores.


2.1 RESPONSABILIDAD PENAL DE LA IMPERICIA EN LOS
PROCEDIMIENTOS MÉDICOS EN LAS LEGISLACIONES VENEZOLANA
Y COLOMBIANA

Antes de desarrollar la categoría del presente trabajo, referida a la

responsabilidad penal de la impericia en los procedimientos médicos en las

legislaciones venezolana y colombiana, resulta propicio estudiar uno a uno

los elementos que componen dicha categoría. En este sentido, respecto a la

responsabilidad penal, el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico

(2020, p. 70) señala que: “es una consecuencia jurídica derivada de la

comisión de un hecho tipificado en una ley penal por un sujeto imputable, y

siempre que dicho hecho sea contrario al orden jurídico, es decir, sea

antijurídico, además de punible”.

Siguiendo este mismo orden de ideas, Montero (2016, p. 13) explica

que: “La responsabilidad penal podría quedar excluida por alguna de las

causas eximentes que se contemplan en las legislaciones penales. De esta

manera, no caerá ninguna pena sobre la persona que hubiera actuado de

forma antijurídica”.

Cabe destacar que, una persona es responsable penalmente cuando

incurre en delito, y teniendo en cuenta que además, debe estar dotada de

capacidad legal y mental para poder se imputable; verbigracia, un niño de 10

años de edad que comete un crimen, según el artículo 531 de la LOPNNA

(2015) es inimputable. Lo mismo sucede cuando la persona que comete el

delito se halla en incapacidad mental; es inimputable según lo emanado en el


artículo 62 del Código Penal venezolano (2005). De la misma manera, el

Código Penal Colombiano (2000) plantea la ausencia de responsabilidad

penal en los siguientes casos:

1. En los eventos de caso fortuito y fuerza mayor.


2. Se actúe con el consentimiento válidamente emitido por parte
del titular del bien jurídico, en los casos en que se puede disponer
del mismo.
3. Se obre en estricto cumplimiento de un deber legal.
4. Se obre en cumplimiento de orden legítima de autoridad
competente emitida con las formalidades legales.
No se podrá reconocer la obediencia debida cuando se trate de
delitos de genocidio, desaparición forzada y tortura.
5. Se obre en legítimo ejercicio de un derecho, de una actividad
lícita o de un cargo público.
6. Se obre por la necesidad de defender un derecho propio o
ajeno contra injusta agresión actual o inminente, siempre que la
defensa sea proporcional a la agresión.
6.1. Legítima defensa privilegiada. Se presume también como
legítima la defensa que se ejerza para rechazar al extraño que
usando maniobras o mediante violencia penetre o permanezca
arbitrariamente en habitación o dependencias inmediatas, o
vehículo ocupado. La fuerza letal se podrá ejercer de forma
excepcional para repeler la agresión al derecho propio o ajeno.
Parágrafo. En los casos del ejercicio de la legítima defensa
privilegiada, la valoración de la defensa se deberá aplicar un
estándar de proporcionalidad en el elemento de racionalidad de la
conducta.
7. Se obre por la necesidad de proteger un derecho propio o
ajeno de un peligro actual o inminente, inevitable de otra manera,
que el agente no haya causado intencionalmente o por
imprudencia y que no tenga el deber jurídico de afrontar. El que
exceda los límites propios de las causales consagradas en los
numerales 3, 4, 5, 6 y 7 precedentes, incurrirá en una pena no
menor de la sexta parte del mínimo ni mayor de la mitad del
máximo de la señalada para la respectiva conducta punible.
8. Se obre bajo insuperable coacción ajena.
9. Se obre impulsado por miedo insuperable.
10. Se obre con error invencible de que no concurre en su
conducta un hecho constitutivo de la descripción típica o de que
concurren los presupuestos objetivos de una causal que excluya
la responsabilidad. Si el error fuere vencible la conducta será
punible cuando la Ley la hubiere previsto como culposa.
Básicamente, las causas que eximen la responsabilidad penal de un

hecho, aluden a cuando el sujeto actúa bajo algunas circunstancias, como lo

puede ser la legítima defensa, el estado de necesidad y obrar en

cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o

cargo. Por otra parte, la impericia en palabras de Rodríguez (2013, p. 12):

Es la alta de conocimientos en determinado arte o profesión,


claramente vemos que cuando se adopta una conducta
terapéutica desusada, el profesional incurre en este supuesto.
Como ejemplo podemos citar el caso de un colega quien
habitualmente usaba un aminoglucósido para la profiláxis de las
infecciones intraoperatorias en ginecología, cuando en los últimos
años el consenso indica la utilización de cefalosporinas.

Mientras que Delgado (2014, p. 10) explica que:

Es toda acción médica errada de acuerdo a la opinión de peritos


médicos expertos. Hay mala praxis cuando se obra con impericia,
imprudencia, negligencia o inobservancia de los deberes.
La impericia consiste en actuar sin la capacitación necesaria y
expresa una falta de conocimientos técnicos.

En este sentido, el Código Civil venezolano (1982), dispone:

El que por haber obrado con imprudencia o negligencia, o bien


con impericia en su profesión, arte o industria, o por inobservancia
de los reglamentos, órdenes e instrucciones, haya ocasionado la
muerte de alguna persona, será castigado con prisión de seis
meses a cinco años.

Mientras que, en el caso de Colombia, Ávila (2018, p. 03) explica los

casos de impericia médica, acogiendo las disposiciones legales previstas en

la Ley 23 (1981) y la Ley 1751 (2015), indicando que:

Si excepcionalmente, se presenta el caso en que un médico es


presionado para ejercer una actividad médica para la cual no se
siente totalmente capacitado y cae en un error por impericia,
pudiera tener consideración por parte de la ley en relación con las
circunstancias de tiempo y lugar dentro de las cuales se produjo el
hecho, pues al final, la salud de las personas es responsabilidad
directa del Estado, que no ha buscado los mecanismos para
cubrir las necesidades del personal de salud idóneo y en su afán
de mostrar estadísticas de cubrimiento en salud, coloca a los
médicos en riesgo, sin la suficiente experiencia, sin dotación de
elementos de bioseguridad apropiados, sin acompañamiento por
parte de personal médico con mayor experiencia, pero si
haciéndolos responsables de la salud de las personas puesta a su
cuidado en precarias condiciones.
En este último caso, si un médico es conminado u obligado a
atender pacientes en estado crítico y en unidades que no maneja
normalmente con un entrenamiento precario puede acudir entre
otras a las leyes ya comentadas para excusarse y, como se dijo,
argumentar “objeción de conciencia”:

- Ley 23 de 1981 Artículo 7° ordinal a.) “Que el caso no


corresponda a su especialidad” Articulo en el cual se establece
taxativamente que el medico podrá excusarse de asistir a un
enfermo en los casos que no corresponda a su especialidad o que
no cumpla con las condiciones que interfieran el libre y correcto
ejercicio de la profesión
- Ley 1751 de 2015 Artículo 17° “Se prohíbe todo constreñimiento,
presión o restricción del ejercicio profesional que atente contra la
autonomía de los profesionales de la salud, así como cualquier
abuso en el ejercicio profesional que atente contra la seguridad
del paciente.

Ahora bien, para definir la responsabilidad penal de la impericia en los

procedimientos médicos en la legislación venezolana, a continuación se cita

a Bastidas (2018, p. 107), quien explica que:

La práctica médica nunca ha estado exenta de complicaciones; el


médico, así como cualquier otra persona, puede, a través del
ejercicio de su profesión, incurrir en faltas, por acción u omisión,
que lo lleven a ser responsable civil o penalmente. Esta
responsabilidad de alguna manera está demarcada y limitada
legalmente, por cuanto su formación y ejercicio se vincula con los
más sagrados bienes de la persona humana: la vida y la salud. La
responsabilidad civil surge así como la obligación del médico de
reparar las consecuencias de los actos, omisiones y errores
voluntarios o involuntarios cometidos en el ejercicio de su
profesión. Una de las cuestiones más difíciles de resolver en los
casos de mala práctica médica es probar la culpa. El principio
general que rige en materia probatoria es que quien alega un
extremo, hecho o conducta debe probarlo. Resulta en estos
casos, y bajo este principio, muy complejo para el paciente probar
la negligencia médica cuando el paciente ha sido objeto de una
intervención quirúrgica y se encuentra bajo efectos de anestesia,
esta situación es compleja para los pacientes a la hora de poder
demostrar un error médico.

Mientras que, en relación a la responsabilidad penal de la impericia en

los procedimientos médicos en la legislación colombiana, Cristancho (2018,

p. 09), señala que:

El profesional de la salud toma decisiones conforme a un criterio


científico y de buena fe. No obstante, por distintas razones,
pueden existir situaciones donde el criterio del profesional se ve
limitado ante la falta de información brindada por el paciente,
generando más de un posible camino médico-científico de
decisión, entre otras cuestiones. Es en estas situaciones que, por
ejemplo, frente a un Tribunal de ética médica, la responsabilidad
se deriva de la evidencia de una mala fe o la falta de criterio
científico por desconocimiento de este.
Lo anterior llevado al ámbito jurídico, se puede analizar desde la
óptica del derecho penal que, en situaciones tales de la muerte de
un paciente frente a una posible negligencia médica, la valoración
de la culpabilidad en la persona sindicada se debe realizar
conforme a los criterios previamente señalados, siendo posible
que se determine la exoneración de responsabilidad, si se
evidencia que no faltó a unos criterios éticos-científicos; en
consecuencia que actuó en buena fe y con seguridad científica.

Para los investigadores, la responsabilidad penal de la impericia en los

procedimientos médicos en las legislaciones venezolana y colombiana, trata

sobre la relación que se da entre una obligación y un derecho, en donde la

obligación consta en prestar un servicio y/o un mandato y el derecho, cuando


la persona recibe o es beneficiaria de dicha prestación, que es necesaria

para cumplir una satisfacción personal, curar una enfermedad o cumplir un

fin en la persona de carácter médico y de la salud. Así la obligación está en

cabeza del médico tratante, a quien se le atribuye dicha responsabilidad ya

sea por acción u omisión al momento de ejercer su profesión y de llevar

actos que atenten contra la vida y salud del paciente tratado.

2.1.1 CONSECUENCIAS PENALES DE LA MALA PRAXIS POR


IMPERICIA EN LOS PROCEDIMIENTOS MÉDICOS DE LAS
LEGISLACIONES VENEZOLANA Y COLOMBIANA

En palabras de Chiossone (2009, p. 46): “La responsabilidad penal y

consiguientemente civil del médico por hechos punibles derivados del

ejercicio de su profesión, es limitada”. Para este autor, esto no quiere decir

que las funciones del médico estén amparadas por la impunidad, sino que el

concepto de culpa en los casos de ejercicio profesional reviste peculiar

naturaleza con respecto a las demás personas a quienes se imputan delitos

culposos. En este sentido, Morales (2018, p. 11) explica que:

La culpa profesional, en el caso especial del médico, debe ser


analizada con respecto a los actos profesionales que
directamente puedan serle imputados, fundamentalmente por
impericia. Y digo fundamentalmente por impericia, porque no
siempre la negligencia y la imprudencia, así como la
inobservancia de reglamentos y disciplinas, también elementos de
la culpa, se encuentran separados de aquella. En otras palabras:
por regla general la negligencia y la imprudencia, y la
inobservancia de órdenes y disciplinas, están implícitas en la
impericia, cuando se trata de la culpa profesional del médico.
Consecuentemente, Momblac y Momblac (2018, p. 19), explica que:

“Los actos profesionales que directamente puedan serle imputados a un

médico en un tratamiento clínico o quirúrgico, son aquellos que derivan de su

propia actuación y no de las circunstancias complementarias en que

intervienen otros profesionales. En este orden y dirección, Martínez (2018, p.

05) sostiene que:

Si el tratamiento de un paciente está correctamente impuesto y


dirigido, y el médico ha dado claramente las directivas para su
aplicación, los errores en que se hubiere incurrido en ésta, sólo
afectará a los encargados de realizarlas. En muchos casos la
culpa del paciente. — víctima— viene a producir un desenlace
letal que no puede serle imputado al médico.

Para los investigadores, es necesario tener presente que el ejercicio de

la medicina implica una serie de riesgos para la salud y la vida de las

personas, pero no obstante ese riesgo, el médico, en cumplimiento de su

deber profesional, y hasta del juramento hipocrático, está obligado a

intervenir para salvar la vida de la persona, porque esa es su misión

fundamental. Uno de los aspectos más importantes que se presentan hoy en

la medicina moderna, cuando el trabajo profesional se realiza en equipo por

virtud del progreso científico en las diversas especialidades, es la

determinación del campo de acción dentro del cual cada profesional es

responsable.
3. SISTEMA DE CATEGORIAS

A continuación se presentan las definiciones que sustentan la

responsabilidad penal de la impericia en los procedimientos médicos en las

legislaciones venezolana y colombiana; partiendo de la definición nominal,

seguido de la definición conceptual y por último, la definición operacional

para su debido entendimiento y desarrollo.

3.1 DEFINICION NOMINAL

Responsabilidad penal de la impericia en los procedimientos médicos

en las legislaciones venezolana y colombiana.

3.2 DEFINICION CONCEPTUAL

Dentro del contexto de la responsabilidad penal de la impericia en los

procedimientos médicos en la legislación venezolana, Bastidas (2018, p.

107), explica que:

La práctica médica nunca ha estado exenta de complicaciones; el


médico, así como cualquier otra persona, puede, a través del
ejercicio de su profesión, incurrir en faltas, por acción u omisión,
que lo lleven a ser responsable civil o penalmente. Esta
responsabilidad de alguna manera está demarcada y limitada
legalmente, por cuanto su formación y ejercicio se vincula con los
más sagrados bienes de la persona humana: la vida y la salud. La
responsabilidad civil surge así como la obligación del médico de
reparar las consecuencias de los actos, omisiones y errores
voluntarios o involuntarios cometidos en el ejercicio de su
profesión.
Mientras que, la responsabilidad penal de la impericia en los

procedimientos médicos en la legislación colombiana, según Cristancho

(2018, p. 09):

El profesional de la salud toma decisiones conforme a un criterio


científico y de buena fe. No obstante, por distintas razones,
pueden existir situaciones donde el criterio del profesional se ve
limitado ante la falta de información brindada por el paciente,
generando más de un posible camino médico-científico de
decisión, entre otras cuestiones. Es en estas situaciones que, por
ejemplo, frente a un Tribunal de ética médica, la responsabilidad
se deriva de la evidencia de una mala fe o la falta de criterio
científico por desconocimiento de este.
Lo anterior llevado al ámbito jurídico, se puede analizar desde la
óptica del derecho penal que, en situaciones tales de la muerte de
un paciente frente a una posible negligencia médica, la valoración
de la culpabilidad en la persona sindicada se debe realizar
conforme a los criterios previamente señalados, siendo posible
que se determine la exoneración de responsabilidad, si se
evidencia que no faltó a unos criterios éticos-científicos; en
consecuencia que actuó en buena fe y con seguridad científica.

3.3 DEFINICION OPERACIONAL

Operacionalmente, la responsabilidad penal de la impericia en los

procedimientos médicos en las legislaciones venezolana y colombiana, trata

sobre la relación que se da entre una obligación y un derecho, en donde la

obligación consta en prestar un servicio y/o un mandato y el derecho, cuando

la persona recibe o es beneficiaria de dicha prestación, que es necesaria

para cumplir una satisfacción personal, curar una enfermedad o cumplir un

fin en la persona de carácter médico y de la salud. Así la obligación está en

cabeza del médico tratante, a quien se le atribuye dicha responsabilidad ya


sea por acción u omisión al momento de ejercer su profesión y de llevar

actos que atenten contra la vida y salud del paciente tratado.


CUADRO 1
OPERACIONALIZACION DE LAS CATEGORIAS
Objetivo General: Analizar comparativamente la responsabilidad penal de la impericia en los
procedimientos médicos entre las legislaciones venezolana y colombiana
Objetivo Categoría Sub-Categoría Unidad de Análisis
Especifico
Analizar las Consecuencias  Consecuencias
consecuencias penales penales de la mala penales en
de la mala Praxis por Praxis por impericia  Consecuencias
impericia en los en los procedimientos penales en
procedimientos médicos médicos de las Colombia.
de las legislaciones legislaciones
venezolana y colombiana venezolana y
colombiana
Analizar las normas Normas jurídicas  Determinación de la
jurídicas establecidas establecidas para la responsabilidad
para la responsabilidad responsabilidad penal Penal derivada del
penal de la impericia en de la impericia en los delito en Venezuela.
los procedimientos procedimientos  Determinación de la
médicos de las médicos de las responsabilidad Civil
legislaciones venezolana Responsabilidad legislaciones derivada del delito
y colombiana penal de la impericia venezolana y en Venezuela.
en los colombiana  Determinación de la
procedimientos responsabilidad
médicos entre las Penal derivada del
legislaciones delito en Colombia.
venezolana y  Determinación de la
colombiana responsabilidad Civil
derivada del delito
en Colombia.
Fuente: Estrada, Nava, González y Paz. (2022).

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