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EL LAVADO DE LOS PIES

Por el Rev. Hernán Silguero


Iglesia Pentecostal Unida Hispana

Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros


también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os
he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (Juan
13:14-15).

El lavado de pies fue instituido por el Señor Jesucristo. Él mismo lo practicó


después de haber cenado con sus discípulos. Sin embargo, hoy día existen muchas
controversias sobre esta doctrina. Yo quisiera, a través de este estudio, referirme a
varias teorías que se han inventado con la finalidad de omitir la práctica del lavado
de pies.

1. EL LAVADO DE PIES ES SOLO UNA LECCION DE HUMILDAD

Esta teoría dice que el Señor Jesús solamente lavó los pies de sus discípulos para
enseñarles una lección objetiva de humildad. También dice que lo hizo porque los
Apóstoles habían estado discutiendo acerca de quién sería el mayor de ellos en el
reino del Mesías. No obstante, si este fue el principal motivo, es extraño que el
Maestro no mencionara esto cuando lo hizo.

El Señor Jesús sabía que su hora había llegado y que se cumpliría el Antiguo Pacto.
El sabía que era necesario establecer un Nuevo Pacto por medio de su propia
sangre; por medio de su muerte vicaria y substitutiva en la cruz del Calvario. Si
nada mas hubiese sido una lección de humildad, Él no hubiera tenido que
humillarse lavando los pies a sus discípulos solo para decirles: "Lo que yo hago, tu
no lo comprendes ahora" (Juan 13:7). Si hubiese sido una lección de humildad,
bastaba con que lo hubiera hecho con uno y después les hubiera explicado cual
era el propósito de la enseñanza.

Yo creo que el lavado de pies sí nos demuestra una lección de humildad, pero es
algo más que eso. El lavado de pies es una ordenanza instituida por orden del
mismo Señor Jesús, y por lo tanto debe ser practicada por la iglesia.

2. JESUS ESTABA TOMANDO EL LUGAR DE ANFITRION O SIERVO

Otra teoría acerca del lavado de pies enseña que el Señor Jesús tomo el lugar de
anfitrión o siervo para seguir la costumbre judía de lavar los pies a los huéspedes o
invitados al entrar a una casa.

Debemos tener en cuenta que los discípulos eran hombres pobres. Ellos no tenían
siervos para que les lavaran los pies. Ellos mismos se lavaban los pies.

Los discípulos no hubieran protestado cuando el Señor Jesús intentaba lavarles los
pies si esto hubiese sido una costumbre común entre ellos.

En otros pasajes bíblicos notamos que el anfitrión proveía el agua, pero no


acostumbraba lavarles los pies a los invitados ya que ese era trabajo de la
servidumbre. Podemos ver en el caso cuando los ángeles llegaron a la casa de
Abraham. El dijo: "Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies..."
(Génesis 18:4). En el caso de Lot, cuando el también fue visitado par los ángeles,
leemos que él dijo: "Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro
siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies... “(Génesis 19:2). Si Abraham y Lot
no lavaron los pies de los ángeles, siendo que ellos eran los anfitriones, entonces
debemos entender que no era meramente una costumbre.

Cuando Abraham visito a Labán, este le dio a Abraham agua para que se lavara los
pies junto con los hombres que le acompañaban (Génesis 24:32). Esta costumbre
de lavarse los pies también existió en el tiempo de los jueces de Israel (Jueces
19:21).

En el Antiguo Testamento solo encontramos un pasaje donde un anfitrión expresa


su disposición de lavar los pies a los visitantes. Se trata de Abigail, quien dijo: “He
aquí tu sierva, que será un sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor” (1
Samuel 25:41). Sin embargo, la Biblia no dice que ella lo hizo. Esa si fue una
expresión de humildad, tal como la expresión de Juan el Bautista cuando dijo de
Cristo: "...no soy digno de desatar la correa de su calzado" (Marcos 1:7).

Notemos que cuando el Señor Jesús entro en casa de Simón, él no se ofreció para
lavarle los pies a tan distinguido visitante. Cuando Jesús le reclamo a Simón, le
dijo: "...no me diste agua para mis pies..." (Lucas 7:44). Aquí podemos ver que no
era una costumbre que el anfitrión lavara los pies de los invitados. La costumbre
de lavarse los pies era antes de comer y antes de acostarse (Cantares 5:3).

Cuando el Señor Jesús lavó los pies de los discípulos ya había terminado la cena,
por lo tanto, lo que el Señor hizo no fue simplemente una costumbre o tradición,
sino que lo hizo para establecer una práctica cristiana.

3. EL LAVADO DE PIES NO ES NECESARIO

Algunos dicen que practicar el lavado de pies no es necesario. Esto contradice las
enseñanzas del Señor Jesús. El dijo: "... vosotros también debéis lavaros los pies
los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho,
vosotros también hagáis" (Juan 13:14-15). El mandamiento no es "para que sean
como yo he sido", sino "para que hagáis como yo he hecho". No es solo para ser
humilde, sino también para lavar los pies literalmente. Las dos cosas van juntas. El
Señor Jesús no dijo que lo practicáramos en el espíritu solamente, sino que
también lo hagamos de hecho.

La necesidad de observar el lavado de pies es enfatizado en la declaración de


Jesús al Apóstol Pedro cuando le dijo: "Si no te lavare, no tendrías parte conmigo"
(Juan 13:8).

Nosotros expresamos nuestro amor por el Señor Jesús obedeciendo sus


mandamientos (Juan 14:15). Si el bautismo en agua es literal, también lo es el
lavado de pies. La obligación de practicar el lavado de pies fue expresada por el
Señor Jesús con el uso del verbo “deber”. El dijo: “vosotros también debéis lavaros
los pies los unos alas otros" (Juan 13:14).

Una de las condiciones que Pablo menciona para poner a las viudas en la lista de
quienes recibían ayuda de parte de la iglesia es: "...si ha lavado los pies a los
santos,..." (I Timoteo 5:10). ¿Creen ustedes que Pablo solo se refiere a la
costumbre oriental de lavar los pies a las visitas? ¡No! EI dice: "los pies a los
santos”. Aquí se esta refiriendo a la práctica literal del lavado de pies. Dar agua al
visitante para que se lavara, era costumbre de la gente, pero el lavado de pies era
una práctica de la iglesia.

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