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Lavamiento de pies

Creemos que Jesús nos llama a servirnos unos a otros en amor como lo hizo
él. En lugar de procurar dominar sobre los demás, estamos llamados a seguir el
ejemplo de nuestro Señor, que eligió ejercer como un sirviente, lavando los
pies de sus discípulos.

Cuando se aproximaba su muerte, Jesús se inclinó para lavar los pies de sus
discípulos y les dijo: «Así que si yo, vuestro Señor y Maestro, os he lavado los
pies, vosotros también debéis lavaros unos a otros los pies. Porque os he dado
un ejemplo, para que vosotros también hagáis lo que yo os he hecho» [1]. Con
este acto, Jesús manifestó humildad y una disposición servicial, llegando a
entregar su vida por los que él amó. Al lavar los pies de los discípulos, Jesús
escenificó una parábola de su vida entregada hasta la muerte por ellos, y del
estilo de vida a que están llamados los discípulos en el mundo.

Los creyentes que se lavan los pies unos a otros manifiestan que son uno en
el cuerpo de Cristo [2]. Así reconocen su necesidad frecuente de limpieza,
renuevan su disposición a deshacerse del orgullo y del poder mundanal, y
ofrecen sus vidas en servicio humilde y amor sacrificado [3].

1. Jn 13,14-15
2. Jn 13,8
3. Mt 20,20-28; Mr 9,30-37; Lc 22,25-27

¿De dónde surge el lavado de pies?

La Biblia relata en Juan 13:1-17 que luego de la cena, Jesús lavó los pies a sus
discípulos. En esa época, el uso de sandalias y las condiciones de polvo del ambiente
hacían necesario el lavamiento de los pies. Sin embargo, esta acción estaba
reservada para los siervos y esclavos que lavaban regularmente los pies de los
señores e invitados de las casas. Quienes se consideraban iguales no se lavaban los
pies entre sí, solo excepcionalmente, como una señal de amor. Es por esto por lo que
Jesús sorprendió a sus discípulos cuando él lo hizo. El lavamiento de los pies enseñó
la lección del servicio desinteresado, que luego el Maestro ratificó con su acto de amor
en la cruz, y la música cristiana para su boda, centran en esto su mensaje poderoso.

¿Qué significa el lavado de pies?

Lavar los pies de la pareja no es solo un rito físico, sino que


manifiesta la humildad interior. Al igual que Jesús nos invitó a
entregarnos a otros, en el matrimonio la entrega no puede existir sin el
servicio. Con este acto Jesús dejó un nuevo mandamiento: amar a los
demás como Él mismo nos amó, aceptando los límites, los defectos y
las ofensas de la pareja, al tiempo que aceptamos nuestros propios
límites, defectos y ofensas, tal y como ustedes ponen en práctica con
los 100 versículos bíblicos de amor para fortalecer su relación de
pareja. El estilo de vida que representa este ritual está marcado por
la reciprocidad. Es decir, además de hacerse siervo de tu futuro o
futura esposa, también deberás saber acoger con sencillez, alegría y
gratitud los servicios y sacrificios que tu pareja haga por ti.
¿En qué consiste la ceremonia del lavado de los pies?

Recordemos cómo lo hizo Jesús: se levantó de la mesa, se quitó su


manto, amarró una toalla alrededor de su cintura, echó agua en un
recipiente, lavó los pies de sus discípulos y los seco con la toalla que
llevaba ceñida en la cintura. La idea es repetir estos sencillos pasos
con una disposición interior al servicio. Si Dios hecho hombre
demostró su omnipotencia en su aparente debilidad, también ustedes
pueden probar su humildad arrodillándose en el suelo y lavando los
pies de quién será su eterna y fiel compañía.

En el caso del matrimonio, el lavatorio de pies inicia con el novio,


quien retira los zapatos de su futura esposa y lava delicadamente sus
pies. Luego lo hace ella. Si realizan el ritual durante la ceremonia
consideren decir sus votos mientras lavan sus pies, ¡sería muy
emotivo! ¿Puede haber un acto más especial y significativo que este?
Nuestro consejo: repitan este acto en cada uno de sus futuros
aniversarios. Así, traerán al presente los valores que dan sentido a su
matrimonio.

¿Qué necesitan para realizar el lavado de pies?

Si bien lo más importante de este ritual va en el corazón de cada uno,


requerirán de algunos artículos esenciales para completarlo. Lo
primero es una jarra de agua y si le agregan pétalos de rosas, mejor.
Adicionalmente, dispongan de una tina pequeña o un recipiente de
plástico o metálico para ubicar los pies y recibir el agua. Sumen a
estos elementos una toalla, que, aunque es perfecta en su estado
natural, será un recuerdo precioso si además tiene bordados sus
nombres y la fecha del enlace, así como una almohadita donde
reposar los pies, igualmente marcada o decorada.

¿Cuándo se realiza el ritual de lavado de pies?

Dependerá de cada pareja. Pueden decidir realizarlo en la iglesia o


dejarlo para la entrada a la recepción o después de la cena y antes de
la fiesta. En los dos últimos casos contarán con más tiempo. Ahora, si
optan por completarlo en la iglesia y son católicos, realizarlo
dependerá del sacerdote o de la confianza que tengan con él. En
algunos templos las reglas son muy estrictas y difícilmente cambiarían
para incluir este ceremonial. En cambio, si realizan un matrimonio
cristiano es ideal realizarlo dentro de la ceremonia, antes o después
de los votos. Asimismo, si tienen un matrimonio simbólico, este ritual
puede ser el momento central.
Fuente de información

https://www.menonitas.org/n3/CdeF/art13.html

https://www.matrimonio.com.pe/articulos/ceremonia-lavado-pies-matrimonio--c7420

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