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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DEL VALLE DEL ÉVORA

Ing. en Manejo de Recursos Naturales


Desarrollo interpersonal
Reporte de estudio de caso

Alumno (a):
Villalobos Saiz Leobeth del Carmen

Matricula:
[190040008]

Grupo:
RN 3-1

Asesor (a): Lic. Sol Margarita Renteria

Leopoldo Sanchez Celis, Angostura, Sin. a 23 de agosto de 2021


Introducción
La depresión es una enfermedad médica frecuente que se asocia a una amplia variedad de
síntomas emocionales y físicos. Estos síntomas puedes tener un impacto importante en la vida
diaria, las personas con depresión no pueden controlar su humor o sus sentimientos y suelen
tener un bajo estado de ánimo la mayoría del tiempo, por consiguiente, pueden tener
problemas para conservar su puesto de trabajo, continuar con los estudios, o mantener la vida
familiar y las relaciones sociales.
La depresión puede afectar a cualquier persona, hay muchos factores que influyen en que una
persona se deprima, algunos de esos factores son de origen biológico, como nuestros genes,
nuestra química cerebral y nuestras hormonas, otros son de origen ambiental, como la luz
solar y las estaciones del año, por las situaciones sociales y familiares que tenemos que
afrontar, y otros se deben a la personalidad, como la forma en que reaccionamos a los
acontecimientos vitales o los sistemas de apoyo que creamos para nosotros mismos, todos
estos factores pueden ayudar a determinar si una persona se deprime o no. La vida está llena
de altibajos, el estrés, las dificultades y los contratiempos suceden (afortunadamente no
demasiado a menudo). La forma en que reaccionamos a las dificultades de la vida es muy
importante, la actitud de una persona puede contribuir a que se deprima o puede ayudar a
proteger la de la depresión.
En el caso de una joven a la que le llamaremos con el apodo de “Andy”, ella sentía que estaba
cayendo en depresión, pues sus pensamientos la atormentaban demasiado y ella no se daba
cuenta, si se sentía abrumada no lo decía, presentaba sentimientos de tristeza y un poco de
ansiedad, por cualquier cosa le dolía todo, un dolor que no se explicaba ni ella misma, su
sueño comenzó a ser de mala calidad y siempre traía ojeras, le ponía poco interés a las
actividades en su rutina diaria y la mayor parte del tiempo se sentía con pocas energías,
aunque siempre aparentaba lo contrario.
Caso a investigar
Andy es una joven que tiene 18 años de edad, es la tercera de 4 hijos entre sus padres, a sus
hermanos los describe como unas personas súper brillantes, de las cuales se siente muy
orgullosa. Ella siente que no puede con sus cosas de la escuela, se la pasa mucho tiempo
enfrente de una computadora esforzándose por salir adelante ante el compromiso de sus
estudios, sus padres se preocupan por ella, pues con frecuencia la notaba triste y abatida.
Una noche 24 de febrero ella se encontraba hablando con un amigo por chat que estima
mucho y como si fuese una charla normal, entre lágrimas le contó a su amigo que ya no
podía, que sentía que no estaba bien emocionalmente, que ya no se sentía cómoda con la
presencia de ciertas personas a su alrededor y por otras cosas más; él le respondió que qué no
tenía porque sentirse así que ella era una persona maravillosa, alegre y simpática, al leer esas
palabras se quedó dormida con la mentalidad de que estaría bien al día siguiente, pero la
realidad no fue así.
El día 25 de febrero, junto a su grupo de universidad se preparaban para una evaluación,
Andy no pudo realizarla porque en ese momento sentía que no podía ni con ella misma, era
ya mucho tiempo guardando lo que ella sentía y nunca lo expresó, siempre actuaba con una
gran sonrisa ante todos y siempre estaba feliz cuando su realidad era otra. Cuando todos
comenzaron a responder sus exámenes, ante la presión de no haber estudiado lo suficiente y
de todos sus pensamientos se quedaba volteando hacia arriba del techo procurando que no le
rodara una lágrima, pero mientras más pasaba el tiempo más intensas eran esas ganas de
llorar, la asesora la miró y al notar la expresión de su rostro le preguntó si se sentía mal,
rápidamente le respondió que sí pero sus lágrimas la delataron, entregó el examen en blanco y
se salió del aula en un mar de lágrimas, un compañero la acompañó preguntándole qué era lo
que ella tenía pero en ese momento no podía responder nada, ella solo lo abrazo fuertemente
al igual que él ella, como ya no podía seguir en la escuela se retiró a su casa.
Al llegar, su mamá la miró con los ojos hinchados de tanto llorar y le pregunto espantada que
sí que era lo que le pasaba, se sentó en el comedor inhalando profundo para poder contarle
que era lo que tenía. Pasaron unos minutos en lo que se pudo controlar, y le dice -Mami ya no
puedo con esto, es mucho lo que he aguantado, siento que pierdo a mis amigos sin motivos,
ya no me siento cómoda con ciertas personas que yo creía que nunca me lastimarían, ni
mucho menos que trataran de humillarme, no serían tan mentirosos para caerles bien a los
demás-, su mamá se quedó sorprendida con lo que le estaba contando, no podía creer lo que
le respondió, se le hacía algo increíble ver así a su hija, porque a sus ojos era una niña muy
alegre y súper aguerrida, al verla de esta manera tan frágil no pudo con todo lo que lastimaba
su hija. Al día siguiente ella no asistió a clases porque no tenía ánimos de nada, sus hermanos
la miraban tan vulnerable y no se atrevían a preguntarle qué era lo que le pasaba, su mamá le
contó a su hija mayor y no lo podía creer, a ella solo le rodó una lágrima y se lamentaba
porque a ella, Andy entre dormida y despierta escuchaba todo en el cuarto de al lado, y le
rodaban sus lágrimas.
En la tarde de ese día llegó su papá del trabajo, y su mamá le cuenta por lo que está
atravesando su hija soltando el llanto porque es algo que no se puede explicar, porque su niña
se sentía así, el papá la abraza también sorprendido, Andy estaba en el cuarto de sus padres
acostada cuando todo esto sucedía, miró a su mamá y su papá platicando, su mamá era
evidente que estaba llorando, es por eso que ella no quería contar lo que le pasaba, porque no
quería ver que alguien más sufriera por su culpa de no poder controlar sus sentimientos.
DEPRESIÓN

La depresión mucho más que estar bajo de ánimo, es un trastorno del estado de ánimo
caracterizado por una tristeza profunda y pérdida de interés general por las cosas de forma
mantenida, además, suele asociarse a otros síntomas psicológicos, físicos y del
comportamiento probablemente, es uno de los trastornos mentales más frecuentes. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la depresión es uno de los trastornos
que más discapacidad provoca en el mundo. En España afecta a 1 de cada 6 personas en
algún momento de su vida, y el 70% de los pacientes con depresión son mujeres. Se puede
sufrir depresión a cualquier edad.
Aunque la mayoría de las personas experimenta tristeza de vez en cuando, normalmente
como respuesta a algún acontecimiento de la vida (pérdida de un ser querido, desempleo,
problema familiar…), en algunas ocasiones esos sentimientos continúan a lo largo del tiempo
acompañados de otros síntomas que provocan malestar y dificultad para desarrollar la vida
cotidiana. Causan dolor tanto a quien lo padece, como a quienes les rodean. Este conjunto de
síntomas y sensaciones es lo que se conoce con el nombre de depresión.
Las personas deprimidas suelen sentir cierta impotencia ante la situación y piensan que son
más débiles o menos competentes, esto no quiere decir que la depresión sea algo que tenga
que ver con la valía personal o con la capacidad para llevar a cabo la vida diaria.
Si bien algunas personas no buscan ayuda, la mayoría puede mejorar su estado de ánimo con
el tratamiento adecuado, en algunos casos, los síntomas afectan poco a la vida diaria o lo
hacen solo en algún aspecto específico, esta es la denominada depresión leve. En otros casos
pueden presentarse muchos síntomas que pueden llegar a causar deterioro o incapacidad en
diferentes aspectos de la vida cotidiana; en este caso estamos ante una depresión grave. Entre
leve y grave se suele hablar de depresión moderada cuando los síntomas y las limitaciones
son moderados: ni tan específicos como en la primera, ni tan generalizados como en la
segunda.

¿Cuáles son los síntomas?


● Bajo estado de ánimo, tristeza y desesperanza.
● Pérdida de interés por las actividades que antes gustaban.
● Irritabilidad, enfadarse con mucha facilidad.
● Ansiedad.
● Problemas de sueño.
● Dificultad para concentrarse o problemas de memoria.
● Ganas de llorar sin motivo aparente.
● Pensamientos negativos.
● Querer morir o ideas de suicidio.
● Síntomas físicos como dolor de cabeza, palpitaciones o problemas digestivos.

¿Qué tipo de depresión hay?


● Depresión leve. En estos casos, los síntomas afectan poco a la vida diaria o lo hacen
solo en algún aspecto concreto.
● Depresión moderada. Las afectaciones de los síntomas y limitaciones no impiden
hacer actividades diarias, pero el sentimiento de tristeza se puede prolongar durante
más tiempo.
● Depresión grave. Los síntomas pueden impedir a las personas llevar a cabo algunas
actividades diarias y deteriorar el estado de salud de estas.

¿La depresión se cura?


En la mayoría de casos, la depresión responde al tratamiento, y en muchos se consigue la
desaparición de síntomas. Con un correcto tratamiento, los episodios depresivos mayores
desaparecen en su totalidad en al menos 2/3 de los casos. Sin embargo, una depresión sin
tratar dura como promedio, de 6 a 9 meses, y algunas pueden ser crónicas y durar muchos
años, por tanto, los beneficios de tratar la depresión (con fármacos o psicoterapia, o con
ambas) son indiscutibles. Ahora bien, la depresión tiene altas tasas de cronificación y
recurrencia, tras un episodio depresivo, el 50-60 % de pacientes tiene un segundo episodio;
tras dos episodios, el 70 % tiene un tercero; y tras tres episodios, el 90 % recae, por tanto, la
depresión no puede ser contemplada como un hecho aislado, sino como una enfermedad
crónica y recurrente. Alcanzar la remisión y minimizar los efectos adversos y, en
consecuencia, reducir las recaídas sigue representando un reto en el tratamiento de la
depresión. Sin embargo, es conviene recordar que se trata de una patología para la que existe
tratamiento, que puede evolucionar de forma favorable y, en muchos casos, curarse.

¿Cuál es el mejor tratamiento de la depresión?


El mejor tratamiento de la depresión es el individualizado, integral y de acuerdo a las guías
internacionales de práctica clínica, por un lado, se adapta a las particularidades únicas del
paciente (es lo que se denomina medicina personalizada), pero por otro se basa en
intervenciones con una eficacia probada científicamente. Otro elemento esencial del
tratamiento es la implicación del paciente, en la medida de lo posible, en las decisiones
clínicas, o sea, que el médico consiga acordar y compartir con el paciente las tareas a realizar,
convirtiéndose en un agente activo del tratamiento.

Conceptos y teorías
Dentro de los despliegues teóricos de psicoanalistas argentinos, podemos encontrar las
conceptualizaciones sobre la depresión establecidas por Hugo Bleichmar, este autor sostiene
que su manifestación depende tanto del elevado "ideal del yo", de la imagen de sí misma
despreciada o de la agresividad de la conciencia crítica. Asimismo, señala que estos factores
no se adquieren durante una época determinada durante el desarrollo, sino que se estructuran
a lo largo de la vida de la persona.
Para este autor, los componentes que pueden ser considerados como característicos del estado
depresivo son:
A. Fijación a cierto deseo que ocupa un lugar importante en la vida de la persona y que
es sentido como no realizable.
B. Una representación de sí mismo como impotente/indefenso para satisfacer ese deseo.
C. Los componentes afectivos y motivacionales que acompañan a las dos condiciones
mencionadas.
También establece una clasificación posible para los cuadros depresivos, tomando como ejes
la posición del YO frente a la pérdida o deseos de apego del objeto (de presencia física del
objeto, de compartir estados emocionales o fusionarse con él), el YO ideal y la conciencia
crítica:
● Duelo normal, o depresión por pérdida simple de un objeto.
● Depresión narcisista, en la cual predomina un elevado ideal narcisista o bien un YO
subestimado, el cual se identifica con el ideal negativo, a lo cual se agrega la
agresividad de la conciencia crítica.
● Depresión culpógena, donde el YO se encuentra identificado como malo-agresivo y el
objeto como dañado, y donde también entraría en juego la agresividad de la
conciencia crítica.
Teniendo en cuenta y después de analizar estos factores, que no deben ser considerados de
ninguna manera como los únicos posibles, abordaré algunas otras formas en que puede estar
interrelacionada la depresión.
Experiencias traumáticas: Existen situaciones en que la realidad externa es central en crear
sentimientos de impotencia y desesperanza. Situaciones de pérdida temprana de las figuras
parentales o de abandono por parte de éstas, o prolongado sometimiento a figuras patológicas
y crueles, o enfermedades severas e incapacitantes, o circunstancias que cuestionan el
sentimiento de valía o de identidad, pueden ser inscritas en la mente como profundo
sentimiento de que nada puede hacerse en relación a la realidad.
Identificación con padres depresivos: La identificación tiene lugar con las fantasías
inconscientes de los padres, con los mensajes que ellos le transmiten al niño/a de maneras
muy sutiles, con cómo ellos se representan a sí mismo y a la realidad. Las fantasías de los
padres y sus conductas en la realidad, si ellos perciben a la vida como intrínsecamente
frustrante o abrumadora, o como placentera y excitante, determina en parte las formas
inconscientes y conscientes con las cuales el niño/a se relaciona con la realidad y con él/ella
mismo/a.
Depresión debida a un trastorno narcisista previo: Dos condiciones diferentes son
habitualmente designadas en psicoanálisis con la misma expresión, trastorno narcisista. En
primer lugar, aquellas caracterizadas por permanente baja autoestima o con una dificultad
para mantener una representación valiosa de sí mismo. En segundo lugar, personas con
incapacidad para depender de otras, con omnipotencia, que atacan y denigran a sus objetos,
que tienen una fusión defensiva entre la representación de sí mismo. Los caminos a través de
los cuales estos dos tipos de trastornos narcisistas conducen a la depresión son muy
diferentes. En el tipo de trastorno narcisista caracterizado por grandiosidad y omnipotencia, la
depresión surge en los momentos en que hay un colapso en el sentimiento de omnipotencia
después de haberse negado las limitaciones personales y desatendido la realidad. La
depresión es el resultado de las consecuencias dañinas de un narcisismo destructivo sobre las
relaciones interpersonales, el autocuidado y la inserción en la realidad.
Agresión y delirio del objeto interno: Esta destrucción psíquica del objeto puede ser
producida porque en la realidad psíquica del sujeto la denigración del objeto conduce a su
pérdida como un objeto valioso y estimulante, dejando al sujeto en un mundo representado
como vacío de objetos estimulantes, un mundo que es comparado con otro imaginario, pleno
de objetos idealizados, todos los cuales permanecen como inalcanzables.

Principales tópicos de investigación


La evaluación de la depresión debe realizarse con un enfoque amplio y no debería basarse
únicamente en el recuento de síntomas. Debido a que existen diferentes factores que pueden
afectar al desarrollo, curso y gravedad de la depresión, algunas de las áreas a evaluar son:
● Caracterización del episodio: duración, número e intensidad de los síntomas,
comorbilidad.
● Evaluación psicosocial (apoyo social y relaciones interpersonales). – Grado de
disfunción y/o discapacidad asociados.
● Respuesta previa al tratamiento.
● Riesgo de suicidio.
La valoración del riesgo de suicidio es un aspecto clave debido a que la depresión mayor es
uno de los trastornos mentales que más se asocia a la conducta suicida. Se ha estimado que
las personas con depresión presentan un riesgo de suicidio 20 veces mayor que la población
general. En la evaluación del riesgo de suicidio se deberá considerar principalmente:
● Presencia de intentos de suicidio previos.
● Abuso de sustancias.
● Síntomas específicos como desesperanza, ansiedad, agitación e ideación suicida.
● Otros factores de riesgo como comorbilidad, cronicidad, dolor o discapacidad, historia
familiar de suicidio, factores sociales y antecedentes de suicidio en el entorno.
La depresión es frecuente en los tiempos que corren, y es habitual que la gente recurra a los
fármacos para aliviar el dolor que se siente con esta patología. El tratamiento con fármacos
solo es aconsejable en casos muy graves, y siempre es mejor recurrir a la terapia psicológica
para un tratamiento correcto. Es importante entender que los psicólogos pueden, además,
ayudarte a superar la depresión utilizando sus técnicas y métodos, que no tienen por qué
incluir ningún psicofármaco.

Análisis e interpretación de la información


En la adolescencia pueden aparecer reacciones de tipo mixto: ansioso depresivas que
evolucionan desapareciendo el estado depresivo y depresión por inferioridad o depresión por
abandono cuya evolución en el tiempo depende del tratamiento propuesto. Los episodios
hipomaníacos en la población adolescente, pueden ir asociados a ausencias escolares,
comportamiento antisocial, fracaso escolar y consumo de sustancias.
Cuando uno experimenta sentimientos de tristeza o depresión, puede ser realmente difícil
ponerse en marcha para hacer cualquier cosa. Sin embargo, cuanto más activo se esté, mayor
probabilidad habrá de sentirse mejor.
Los especialistas en salud mental pueden proponer tratamientos que han sido específicamente
diseñados para personas con depresión, como la terapia interpersonal. La investigación ha
demostrado que estas terapias resultan efectivas y pueden ayudar a reducir la aparición de
nuevos episodios en el futuro. En la terapia psicológica se trabaja con un especialista que
escuchará y ayudará con estrategias para mejorar la depresión, enseñará a la persona a tener
pensamientos realistas, como resolver problemas, metas que alcanzar y a mejorar las
relaciones con los demás.
Los principales fármacos utilizados en el tratamiento de la depresión se denominan
antidepresivos. Estos medicamentos funcionan incrementando en el cerebro la actividad y los
niveles de ciertas sustancias químicas denominadas neurotransmisores, que ayudan a mejorar
tu estado de ánimo. Antes de que una persona comience a tomar antidepresivos, debe tener
en cuenta que la medicación necesita cierto tiempo para funcionar (normalmente se necesitan
varias semanas para experimentar alguna mejoría y determinar si un fármaco resulta útil). Por
lo tanto, se debe seguir tomando la medicación como se ha prescrito incluso si al principio se
tiene dudas sobre sus beneficios. Los primeros síntomas que mejoran son los problemas de
sueño y de apetito, después el interés en actividades y la capacidad de concentración; el
último síntoma en mejorar es la tristeza y el desánimo que puede tardar varias semanas desde
el inicio del tratamiento (habitualmente 15 días).
Los riesgos de no recibir un tratamiento o atención necesaria, radica en que algunas
depresiones son especialmente graves y no tratarlas de forma adecuada puede tener
consecuencias muy importantes como: suicidio, fracaso escolar, problemas en la familia y en
las relaciones con los amigos, consumo de alcohol, drogas y otras conductas de riesgo,
desórdenes alimentarios. La depresión no tratada es el mayor factor de riesgo de suicidio.
Conclusión
A la conclusión que se llegó, es que la depresión se puede iniciar a cualquier edad, aunque su
mayor prevalencia se desarrolla durante los 15 y 35 años de edad, por lo que tiene un gran
impacto en la educación, la productividad, el funcionamiento y las relaciones personales.
Lamentablemente, la depresión muchas veces pasa desapercibida, en la adolescencia surge
como consecuencia del conjunto de una serie de factores distintos. Tiene como característica
que los adolescentes que la padecen presentan una actitud de tristeza y melancolía con el
desánimo para continuar con las actividades cotidianas, el origen queda determinado a partir
de las circunstancias en la que se encuentre cada persona y del especialista que la
diagnostique.
Muy a menudo, las personas sienten vergüenza de su depresión y creen erróneamente que
pueden superarla solo con la fuerza de voluntad, pero lo cierto es que rara vez mejora sin
tratamiento o sin ningún apoyo emocional, e incluso puede empeorar. Cada persona padece la
depresión de un modo diferente, y cuando la depresión empeora, debe tratarse cuanto antes,
así que, cuanto mejor se comprenda que es lo que la causa, como afecta a las personas y
como se puede tratar, se podrá hablar mejor con esa persona que nos importa y hacer lo
posible por ayudar. Apoyar a alguien con depresión no es fácil, los síntomas de la depresión
mejoran con un tratamiento adecuado, pero esto puede llevar tiempo, encontrar el mejor
tratamiento podría requerir probar con más de un tipo de medicamento o de abordaje de
tratamiento, para algunas personas, los síntomas mejoran rápidamente después de comenzar
el tratamiento, sin embargo, para otras demorara más tiempo.
Si piensas que alguien está deprimido, háblales sobre ello, la mayoría de las personas no
estamos acostumbradas a hablar sobre la depresión, así que puede ser un poco incómodo al
principio, pero puede marcar la diferencia, especialmente si la persona tiene miedo de pedir
ayuda, solo con acercarse y ofrecer apoyo puede enviar un mensaje a esa persona de que no
está sola.
Ayudar a una persona con depresión puede ser todo un desafío, si una persona cercana sufre
de este trastorno, es posible sentir impotencia y preguntarse qué se debe hacer. Como familia
o formadores, solo queda la responsabilidad de ser más observadores y poder percibir las
situaciones que pudieran llegar a presentar los adolescentes, de tal manera que se pueda
intervenir a tiempo para ayudarlos previniendo situaciones tan melancólicas o incluso
irremediables.
Referencias bibliográficas

Vitriol, V., Cancino, A., Ballesteros, S., Núñez, C. y Navarrete, A., (2017). Depresión y
trauma temprano: hacia una caracterización clínica de perfiles de consulta en un
servicio de salud secundario. Disponible en:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchnp/v55n2/art07.pdf

Korman, G. P., Sarudiansky, M., (2011). MODELOS TEÓRICOS Y CLÍNICOS PARA LA


CONCEPTUALIZACIÓN Y TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN. Disponible en:
https://www.redalyc.org/pdf/3396/339630257005.pdf

Pérez G, Amarfil E., (2020). Tipos de depresión. Disponible en:


https://www.psiquiatriapsicologia-dexeus.com/es/unidades.cfm/ID/1099/ESP/tipos-de
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Ávila, G., (2014). Información para pacientes, familiares y allegados. Disponible en:
http://feafesgalicia.org/img/documentacion/guias/La-depresion-Informacion-para-paci
entes-y-allegados.pdf

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