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Psicopatología II (Ejecutivas) 06A Módulo 2

TAREA 4, SESIÓN 2, CASOS CLÍNICOS


TRASTORNO DE EPISODIO DEPRESIVO y TRASTORNO DE BIPOLARIDAD.

Dailing Rojas León


2421004039
Universidad Autónoma de Durango

Prof. Lic. Sandra Gpe. Roque Sifuentes


Junio 2023
CASO 1: TRASTORNO DE EPISODIO DEPRESIVO

Presentación del caso:


Laura es una niña de 12 años que acude a la consulta con sus padres porque desde hace
alrededor de unas semanas observan en ella tristeza, decaimiento y menos apetito. Al
principio los padres lo atribuyeron a que estaba muy nerviosa por las clases, pues Laura es
una niña perfeccionista, exigente consigo misma, que tolera mal las frustraciones, incluso
las pequeñas, y que quiere hacerlo todo bien; cuando no lo consigue, se desanima y sufre.
Los padres la describen como extremada en todo, muy intensa, emotiva, pasa del amor al
odio; sensible y muy buena.
Su desarrollo psicomotor fue normal. Comenzó a hablar pronto y con muy buena evolución.
Presentó ansiedad por separación al comenzar el colegio, con crisis de llanto que fueron
cediendo poco a poco. No tuvo ningún problema de aprendizaje y su adaptación escolar y
social fue buena.
No presenta antecedentes patológicos de interés. La visita regularmente su pediatra, que
es quien ha recomendado llevarla a la consulta de psiquiatría. Envía una nota en la que dice
haber observado un cambio en el carácter de la niña las dos últimas veces que la ha visto;
le parece más nerviosa y con ánimo lábil.
Los profesores la consideran una buena alumna. Últimamente la notan distraída y «como si
estuviera en otra cosa».
Antecedentes familiares:
Hay antecedentes de depresión en la familia materna. Los abuelos están separados, y la
abuela es una persona inestable y de carácter difícil. Hay cierta frialdad afectiva en el
ambiente familiar. El resto carece de interés.

Evaluación y Diagnóstico.
Al comienzo de la entrevista:

• Laura manifiesta cierto nerviosismo, aunque luego se tranquiliza poco a poco y


acaba colaborando bien.
• Muestra buena empatía, mímica y gesto expresivos y contacto visual adecuado.
• Tiene el ánimo decaído; cuenta que desde hace 2 o 3 meses se siente triste; discute
con las amigas, que la hacen de menos, da muchos problemas a sus padres, que se
enfada por su culpa.
• Cada vez saca peores notas y dice desea suspender el curso.
• Todo la molesta.
• Está irritable y alterada.
• Tarda en dormirse y tiene menos hambre.
• Se reprime por lo que siente.
• Le da vergüenza y siente pánico.
• Ha tenido alguna idea suicida pero no lo ha practicado.
• Está orientada y consciente.
• No hay trastorno del curso ni del contenido del pensamiento, ni de la
sensopercepción.
• No tiene obsesiones ni rituales.
• No ha sufrido episodios maníacos.
• Se descartan otros trastornos psiquiátricos.

El diagnóstico es: Trastorno de Episodio Depresivo.


Tratamiento:
Se ofrece terapia de apoyo a la niña. Se le explica lo que le sucede: tiene un trastorno
depresivo que es una enfermedad que se cura y que sufren también otros niños. No está
loca.
Se da asesoramiento a los padres. Se les explica de que se trata, que hay antecedentes en
la familia, que es fundamental tratarla y que el pronóstico, en principio, es bueno. Se les
dan recomendaciones educativas.
Se instaura terapia cognitivo-conductual (TCC), una sesión semanal. Si al cabo de 2-3
semanas no hay mejoría, se añadirá tratamiento con fluoxetina.

Conclusión:
La ansiedad es el trastorno que con más frecuencia se asocia a la depresión.
La niña tiene antecedentes familiares de depresión, lo que aumenta la probabilidad de sufrir
el trastorno. Por otra parte, Laura vive en un ambiente familiar protector, pero algo frío
desde el punto de vista afectivo, lo que acentúa los sentimientos de soledad de la niña.
Las ideas de suicidio de Laura son de carácter leve. Nunca ha pensado seriamente en morir
ni tampoco en el método que podría utilizar para suicidarse; sólo tiene 12 años. Las ideas
de muerte son relativamente frecuentes entre los adolescentes en general. Un 4% de los
hombres y un 8,7% de las mujeres refieren haber tenido alguna vez ideas de muerte. Suelen
ser de carácter genérico y, si no hay otros factores de riesgo, no predicen un suicidio.

La TCC es la primera opción terapéutica en un cuadro clínico de depresión que puede


catalogarse de leve-moderado. Los objetivos de la TCC son: identificar y modificar las
actitudes y los pensamientos negativos; corregir las distorsiones cognitivas que llevan a
percibir la realidad de un modo pesimista y amenazante; reforzar la confianza de la niña en
sí misma y animarla a hacer cosas que le gustan, aunque no se sienta con ganas de hacerlas.

Bibliografía:
cursopsiquiatriasema.com
https://www.cursopsiquiatriasema.com
CASO 2: TRASTORNO DE BIPOLARIDAD

Testimonio del caso:


He pasado 10 años intentando entender por qué, estando totalmente sobria, paso de bailar
en la barra de una discoteca sola a querer estampar mi auto contra un árbol, por la cabeza
me pasan constantemente pensamientos que destilan una confianza enorme y gratificante:
"¡Soy la mejor en todo!"; "¡puedo hacer cualquier cosa, ser cualquier persona!"; "nada me
afecta, soy invencible".
Así comienza su testimonio a la BBC la bloguera británica Katie Conibear, de 31 años. Katie
sufre trastorno bipolar y recientemente le contó a un programa de BBC Three el impacto
que esta condición ha tenido sobre su vida.
Soy por naturaleza una persona creativa, y cuando estoy en fase maníaca lo único que
quiero hacer es crear.
Las ideas me vienen constantemente a la cabeza y sé que tengo que hacer algo en ese
momento o desaparecerán.
Así que me pongo a dibujar y escribir durante toda la noche y luego todavía tengo más
energía que la que necesito para un día entero de trabajo.
Cuando estoy estable o deprimida, me encuentro con frecuencia soñando despierta sobre
estos aspectos de la fase maníaca.
Lo echo de menos. Y me siento muy culpable y estúpida por hacerlo, pero por momentos
he dejado de tomar mi medicación en un intento de volver a eso.
Me he encontrado endeudada hasta los dientes en más de una ocasión y la primera vez que
me pasó esto tuve que volver a vivir a casa de mis padres.
Veo cuánto estrés he puesto sobre los hombros de mi familia y amigos con mis emociones
impredecibles y a veces iracundas.
Veo cuánto estrés he puesto sobre los hombros de mi familia y amigos con mis emociones
impredecibles y a veces iracundas.

Evaluación y diagnóstico:
Me diagnosticaron con trastorno bipolar.
Me di cuenta de que la relación de amor-odio que tenía no era conmigo misma, sino con mi
desorden bipolar.
Este desorden afecta a entre un 1 y un 2% de la población, con un 5% más que se cree que
se sitúa en algún punto del espectro.
Síntomas: Es una condición severa de salud mental, en la que se alteran fases de subidón
maníacas con bajones depresivos.
Es mucho más que simplemente estar contento o triste. Algunas personas, como yo,
también sufren alucinaciones y pensamiento delirantes.

¿Cómo ha sido vivir con este trastorno?


Tras semanas y meses de fase maníaca, vuelvo a ver con claridad y me doy cuenta de que
he hecho cosas de las que me voy a arrepentir durante años.
Veo cuánto estrés he puesto sobre los hombros de mi familia y amigos con mis emociones
impredecibles y a veces iracundas.
De estar siempre llena de energía y sin poder dormir, me he vuelto emocional y físicamente
exhausta.
He estado completamente exhausta durante semanas y ni siquiera me he dado cuenta.
Todo lo que quiero hacer es volverme una ermitaña, esconderme del mundo en la cama y
comer comida basura.
Obviamente, odio la depresión, que es normalmente parte de toda la resaca maníaca.
He oído la descripción de "es como vivir en una montaña rusa", pero es demasiado
simplista.
Las montañas rusas, para mí, son divertidas, y los bajones de una depresión aguda están
lejos de ser divertidas o lúdicas. La depresión, al igual que las fases maníacas, se apodera
de ti completamente, y no te deja.

Tratamiento:
Sabía que necesitaba un medio para lidiar con estos sentimientos complejos, así es que hace
unos años empecé un blog, aún sin ser diagnosticada, sin embargo, me ayudó mucho, ha
sido terapéutico.
Actualmente voy a un grupo de acompañamiento psicológico en Reino Unido, lo cual me ha
hecho sentir que no estoy completamente sola en esto. He empezado a aceptar mi
diagnóstico y a vivir con él. Veo regularmente a un psiquiatra, tomo una medicación que
ahora me va bien, y espero continuar creciendo con las terapias, aunque sé que mi relación
con la bipolaridad siempre va a ser difícil, siempre voy a amarla y odiarla.
Conclusión:
"Antes de que me diagnosticaran con trastorno bipolar, pensé que mis cambios rápidos y
extremos de humor eran simplemente mi forma de ser, parte de mi personalidad".
"La mitad del tiempo me odiaba a mí misma, y la otra mitad pensaba que era la persona
más increíble del mundo".
Quien además asegura que las montañas rusas no tienen que ver con el trastorno bipolar,
como comúnmente se le compara en medio de su sintomatología.
Efectivamente el trastorno bipolar no son cambios anímicos o de humor normales que
todas las personas tienen en la rutina diaria. Son cambios anímicos y de energía extremos y
prolongados que interfieren en los principales ámbitos de la vida seriamente y que requiere
la necesidad de acudir a un especialista de la psiquiatría para que, con la ayuda de la
medicación personalizada y unas pautas a seguir con la ayuda de un psicólogo también,
puedan volver al estado de ánimo normal (eutimia).
Una frase con sentido, dicha por un psiquiatra fue: “Hasta que no se asocie la mente con el
resto del cuerpo humano, nadie será capaz de comprender una enfermedad mental”

Bibliografía:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-39491081.amp

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