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Estas personas buscan pertenecer a grupos específicos con la finalidad de sentirse realizados. Las
sectas podrían convertirse en los sistemas sociales ideales en ese sentido.
Los comportamientos de dependencia social podrían observarse en el uso exacerbado de las redes
sociales digitales. Es un fenómeno de más reciente data, en el que los adolescentes y jóvenes adultos
buscan desesperadamente el reconocimiento y aprobación de sus similares. Además, el medio
digital ofrece una serie de códigos visuales, sujetos a un conteo riguroso, que supuestamente sirve
de medida de reconocimiento y fama (entre comillas).
El escenario social paralelo a la realidad que representa el ciberespacio lo hace ideal para los sujetos
dependientes: obtienen el feedback en tiempo real sin necesidad de exponerse y actuar en el
entorno social real.
PROF PAUL IVAN TERESA SANCHEZ
MATERIA: EDUCACIÓN SOCIOEMOCIANAL
En este contexto, la dependencia emocional del entorno puede ser un trastorno más generalizado
de lo que lo se pudiera pensar. Es un hecho que la circulación de imágenes personales en las redes
a la espera de un “me gusta” se ha convertido en un fenómeno que encubre no pocas carencias
afectivas.
La dependencia de ciber usuarios de sus redes sociales llega al límite de requerir la aprobación de
los detalles más personales, como qué elegir de vestimenta, qué oferta de trabajo aceptar o de
quién ser amigo, entre muchas otras decisiones cotidianas.
Es normal que los adolescentes dependan materialmente de sus padres. Sin embargo, el trastorno
de personalidad por dependencia del entorno puede estar generándose al margen del conocimiento
de su familia. Por variados factores (desarrollo emocional, procesos desadaptivos, etc.) los
referentes del adolescente se trastocan.
Es posible que el dependiente emocional esté en desacuerdo con su entorno cuando existe en él
algo de criterio propio; no obstante, como se considera minusválido para actuar de manera
independiente y necesita el aplauso consagratorio, se plegará a sus exigencias.
La dependencia del entorno social no permite que los individuos adquieran destrezas propias y la
individualidad que implica la madurez emocional, cuestión que prolonga en el tiempo el trastorno.