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El apego emocional, también conocido como apego afectivo, es el que implica una
dependencia en tus relaciones, ya sea de pareja, sociales o familiares, aunque en este
artículo nos centraremos en las primeras. Se puede convertir en un problema y es
importante que aprendas a identificarlo y a salir de ese tipo de situaciones.
No se puede confundir el apego con el amor, ambos conceptos son completamente
distintos, pero pueden llegar a confundirse. La dependencia emocional es un problema
porque puede llegar a conducir a la anulación como persona. Es muy común que el
“apegado” acabe dejando de lado su vida, renuncie a su manera de ser, a sus aficiones, a
sus gustos o a su círculo de amistades para
seguir al otro. Lo peor no es que lo haga,
sino que ni siquiera sea consciente de que
lo está haciendo. Justifica esa dependencia
escudándose en el amor, en el
enamoramiento, pero en el fondo es
consciente de que no es feliz. Ha
renunciado a todo para luchar por una
relación que no le hace crecer.
¿Te ha pasado alguna vez? Es probable
que lo hayas vivido y ni siquiera te hayas
dado cuenta, o que lo hayas identificado
con el paso del tiempo. El apego emocional
surge a partir del miedo, de la
manipulación y de la inseguridad. El miedo
se puede manifestar de muchas maneras, una de ellas es el temor a perder al otro o a
quedarnos solas. Sí, así es, hay muchas personas que temen la soledad, cuando en realidad
estar solo puede permitirte encontrarte a ti mismo.
Ese temor que sientes a que tu pareja te rechace o te abandone, te hace renunciar a ser tú
misma para complacerle. Lo mismo pasa con el miedo a la soledad. Haces lo que sea para
que lo vuestro funcione porque sientes un verdadero pánico a quedarte sola. Y lo único que
consigues es perderte a ti, anularte como persona y dejar de valorarte. El apego emocional
destruye el amor propio y la autoestima.