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ANÁLISIS DEL AUTO DE APELACIÓN EMITIDA POR LA SALA PENAL

ESPECIAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


EXPEDIENTE N° 19-2019-10

María del Carmen Ramírez Herrera

INTRODUCCIÓN

El presente ensayo corresponde al análisis del auto de apelación


emitido por la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia, recaída
sobre el expediente nro. 19-2019-10, interesante sentencia, en la que se
concluye que se debe realizar audiencia si se producen los supuestos fácticos
contemplados en los inciso 3 y 4 del artículo 491 del CPP, máxime, si la
pretensión esta referida a la realización de un control de convencionalidad y es
ncesario garantizar la instancia plural. Su omisión es causal de nulidad debido
a que afecta principios cii el acceso a la justicia, el derecho de defensa, el
principio acusatorio (actuación del Ministerio Público), el debido proceso y la
tutela judicial efectiva.

Como se puede apreciar, en la presente sentencia se efectúa una


análisis de la aplicación del control de constitucionalidad y convencionalidad, a
la luz de la Convención Interamericana de Derechos Humanos; así como
también, se establece los parámetros de la aplicación del control difuso que es
de aplicación por las magistrados de una Nación.

El caso materia de análisis se origina en atención al recurso de


apelación formulado por la defensa técnica del sentenciado Ricardo Chang
Racuay, el mismo que se encuentra condenado a cinco años, siete años y
quince días, pena en ejecución, por la comisión del delito contra la
administración, en la modalidad de Corrupción de funcionario-Cohecho Pasivo
Específico, en agravio del Estado.

La defensa técnica de Ricardo Chang Racuay solicitó la conversión de


pena privativa de libertad efectiva por la pena de vigilancia electrónica y la
aplicación del control de convencionalidad y control de difuso en atención a las
normativa establecidas sobre el contexto de la pandemia por el COVID 19,
dadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, debiéndose
efectuar dicho control de aquella normatividad con el literal c del numeral 5.1
del artículo 5 del Decreto Legislativo nro. 1322 y segundo párrafo del literal b,
del primer párrafo del artículo 3° del Decreto Legislativo 1300.

Asimismo, el citado letrado sostiene que dada a la actual coyuntura, el


estar recluido en el centro penitenciario pone en peligro real e inminente a la
vida, salud e integridad física, más aún cuando su patrocinado se encuentra
dentro del grupo de riesgo respecto de la enfermedad, por lo que considera una
sentencia de muerte el mantenerlo recluido en el centro penitenciario tomando
en cuenta que estas se encuentran con sobrepoblación carcelaria.

Ante este pedido, el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria de


la Corte Suprema de la República, rechazó los pedidos solicitados liminarmente
por cuanto en los delitos de cohecho pasivo específico, no procede la
conversión de pena en aplicación del D.Leg. Nro.1322 y 1300, dado que estas
normas han sido emitidas antes de la llegada de la pandemia, por lo que contra
ellas no existe declaratoria de inconstitucionalidad.

En el presente trabajo se analizará los fundamentos de la decisión de la


Sala Penal Especial, a la luz del derecho internacional, la Convención
Americana de Derechos Humanos (CADH), la obligatoriedad del cumplimiento
de las normas dadas por estas; asi como también, las sentencias expedidas
por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Corte IDH) y su fuerza
vinculante con los Estados partes que se encuentran bajo su competencia.

DESARROLLO DEL ANÁLISIS

Como ya se adelantó en la etapa introductoria, el Juzgado Supremo de


Investigación Preparatoria de la Corte Suprema de la República, rechazó la
solicitud de conversión de pena privativa de libertad por la pena de vigilancia
electrónica e improcedente el control de convencionalidad y control difuso
respecto a los decretos legislativos 1322 y 1300. Esta decisión es apelada por
la defensa técnica del sentenciado Ricardo Chang Racuay, lo que originó el
pronunciamiento de la resolución materia de análisis, el mismo que lo
dividiremos en tres partes: a) Normatividad aplicable al caso; b) Control de
convencionalidad y control de constitucionalidad; y c) Análisis jurídico-factico
del caso planteado.

A) Normatividad aplicable

La Sala Suprema establece en una primera parte de su exposición el


conjunto de normas internacionales y nacionales que se aplican en su decisión,
entre ellas:
1. La Convención Americana de Derechos Humanos (numeral 1 del artículo 8).
2. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 14.1; literal 1
del artículo 10).
3. La Convención sobre los Derechos del Niño.
4. El preámbulo de la Convención de la Naciones Unidas contra la Corrupción,
5. La Constitución Política del Perú ( artículo 55 y numeral 6, 14 del artículo
139°).
6. Las Sentencias del Tribunal Constitucional peruano ( Exp.
00017-2011-PI/TC).
7. El Código Procesal Penal peruano (numeral 1 del artículo VIII del título
preliminar, artículo 149°, primer párrafo del artículo 150°, numeral 1 del artículo
409°, numeral 3 del artículo 488°, numeral 2 del artículo 489° y numeral 4 del
artículo 491°).
8. El Código Procesal Civil peruano ( en aplicación supletoria el artículo 188°).

b) Control de convencionalidad y control de constitucionalidad

En esta parte, se desarrolla la transición del Estado Legal de Derecho al


Estado Constitucional de Derecho, donde para Ferrajoli “ante todo, cambian
las condiciones de validez de las leyes, dependientes ya no sólo de la forma de
su producción sino también de la coherencia de sus contenidos con los
principios constitucionales”1.

Para nuestra legislación, la Constitución Política pasa a ser una norma


vinculante para todo el ordenamiento jurídico, es decir, detenta supremacía con
relación a las demás normas legales, por lo que deben ser interpretadas
conforme a la carta magna a fin de evitar cualquier colisión con la misma.
Supremacía vista desde dos vertientes: a) objetiva, conforme a la cual la
Constitución Política preside el ordenamiento jurídico ; y b) subjetiva, por la
cual ningún acto de los poderes públicos o de la colectividad en general puede
vulnerarla colectivamente.

Ante esta supremacía, ante cualquier incompatibilidad de la norma legal


con la norma constitucional, se han establecido dos tipos de controles: a) un
control concentrado efectuado por el Tribuna Consititucional, órgano autónomo;
y b) control difuso, el que es efectuado por los jueces de la Nación; esta última
como un control de última ratio, no pudiendo ser ejercida de forma irrestricta.
Ambos controles, busca mantener la validez, ilegitimidad y constitucionalidad
de las normas legales; en consecuencia, cualquier norma que infrinja las
normas constitucionales, generaría la inconstitucionalidad de la norma legal
y/o inaplicación, al caso en particular, de ser la situación. Ello por cuanto, “para
conocer el derecho vigente histórico se requiere identificar no solo el contenido
del mismo formulado por reglas y principios, sino también se necesita saber
cómo van a determinar o “decir el derecho” en los casos concretos. Es evidente
que a igualdad de normas pero diferente teoría para operar con ellas, las
respuestas pueden ser diferentes2”.

Adicionalmente, en la sentencia materia de análisis, nos lleva a la


evaluación de la importancia de la jurisprudencia internacional, donde se deja
constancia que las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, se asemejan a los tribunales constitucionales, dado que este es “un
verdadero órgano judicial, con amplias facultades para entender respecto de
actos de autoridades nacionales o normas de derecho interno –incluso
constitucionales– a la luz de la CADH y demás declaraciones y convenciones
1
Ferrajoli, Luigi. (2001). “Pasado y futuro del estado de derecho”. Revista Internacional de Filosofía
Política, número 17, pp. 31-46. Disponible en: https://bit.ly/3wG3yLI
2
Vigo, Rodolfo. (2017). “De la interpretación a la ley a la argumentación desde la Constitución (realidad,
teorías y valoración)”. En Vigo, Rodolfo. La interpretación (argumentación) jurídica en el estado de
derecho constitucional. Ciudad de México: Instituto de la Judicatura Federal y Consejo de la Judicatura
Federal, pp. 39-64. Disponible en: https://bit.ly/3fYz2WK
integrantes del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos. Se trata de una instancia supraestatal para reforzar, desde el
derecho internacional, la protección de los derechos cuando en sede interna de
los Estados sufren violación, teniendo ellos raíz en la CADH, que arbitra una
jurisdicción contenciosa para los Estados que se hacen parte en el sistema”3.

La CADH es el tratado internacional que fundamenta el sistema


interamericano de protección de derechos humanos. De dicho instrumento
surge Corte IDH, la cual se instaló en el año de 1979. En este aspecto, cabe
señalar que “es la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que cuenta
con el poder de definir en última instancia el derecho vigente en los diferentes
Estados de esa región, y si bien es una materia acotada, es indudable que la
misma cuenta con una ineludible elasticidad que queda confiada al self-
restraint de los jueces que la integran. La Corte Penal Internacional también es
otro ejemplo de cuanto derecho y responsabilidades jurídicas supranacionales
pesa sobre las autoridades nacionales a la hora de definir sus poderes y
deberes”4.

Es alli donde surge el control de la convencionalidad, la mismas que


coexisten con el control de la constitucionalidad, dicho control “alude al control
realizado por la autoridad de un Estado, que consiste en la verificación de la
compatibilidad entre las normas y prácticas internas con la Convención
Americana, los demás tratados del corpus juris interamericano, y la
jurisprudencia sobre los mismos emitida por la Corte Interamericana”5.

En este caso, el control de la convencionalidad implica que la Corte IDH,


se va encargar de juzgar las violaciones a la CADH por actos u omisiones de
los Estados. Ello se efectúa al analizar si las normas de la legislación
internacional ya mencionada son respetadas en un Estado miembro, ello
confrontando dichas normas con las previsiones del derecho interno. Es así la
resolución de “cualquier controversia internacional tendrá como criterio que
ninguna disposición de derecho interno justificará el incumplimiento de una
norma internacional (faceta negativa) y que esta debe ser adecuadamente
implementada por los Estados para poder proceder a su cumplimiento (faceta
positiva)”6. Sin embargo, la aplicación del control de convencionalidad no
supone en ninguna medida la transgresión de las normas internas que rigen las
competencias de las autoridades públicas. El control primario de
convencionalidad debe practicarse ex officio 7, de inmediato, respetando las
3
: Kunusch, Leandro y Martiniano Greco. (2018). “Introducción al Sistema Interamericano de protección
de los derechos humanos y procedimiento ante sus órganos de tutela”. Revista Derechos en Acción
(REDEA), número 6, pp. 206-233. Disponible en: https://bit.ly/3wGXFOd
4
Vigo, Rodolfo. (2017). “De la interpretación a la ley a la argumentación desde la Constitución (realidad,
teorías y valoración)”. En Vigo, Rodolfo. La interpretación (argumentación) jurídica en el estado de
derecho constitucional. Ciudad de México: Instituto de la Judicatura Federal y Consejo de la Judicatura
Federal, pp. 39-64. Disponible en: https://bit.ly/3fYz2WK
5
Ibáñez Rivas, Juana María. (2017). Control de convencionalidad. Ciudad de México: Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, pp. 80-124.
6
Salmón, Elizabeth. (2017). Nociones básicas de derecho internacional público. Lima: Fondo editorial de
la Pontifica Universidad Católica del Perú, pp. 127-136. Disponible en: https://bit.ly/3fU9Gcd
7
normas internas de actuación de cada autoridad pública, y de manera
complementaria al control de constitucionalidad 8; esto es que la autoridad
pública en cuestión no debe esperar a que la persona interesada invoque sus
derechos humanos y las correspondientes obligaciones generales del Estado
para resolver o examinar la situación que se presente ante aquélla.

En esa misma línea, se establece que los Estados miembros ante


la colisión de un tratado internacional con el derecho interno deberán, bajo el
principio de primacía y buena fe, adoptar las medidas necesarias para dar
efectividad a las normas internacionales, derogaran normas que sean
incompatible y se abstendrán de emitir medidas interna contrarias a las
obligaciones adquiridas internacionalmente. Los Estados gozan de una libertad
de medios para determinar las técnicas apropiadas que permitan introducir sus
obligaciones internacionales en el derecho interno, siempre que dicha libertad
se ejerza al amparo del principio de coherencia en la actividad jurídica. El
control

Así también, se establece que para efectos de determinar la


compatibilidad con el CADH, no sólo se debe tomar en consideración el
tratado, sino que también la jurisprudencia de la Corte IDH y los demás
tratados interamericanos de los cuales el Estado sea parte.

En el Perú, los tratados internacionales sobre derechos humanos


celebrados por el Estado forman parte del derecho nacional, otorgándole un
rango constitucional implícita por la misma Constitución y ya expresada en
diversas sentencias del Tribunal Constitucional. Por ello, todos los órganos,
incluidos los jueces, están sometidos a aquel, lo cual les obliga a velar por los
efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la
aplicación de normas contrarias a su objetivo fin.

c) Análisis jurídico-factico del caso planteado.

En el caso en particular, la Sala señaló que se ha afectado el derecho a


la defensa dado que conforme al artículo 491° del Código Procesal Penal, se
establece que el petitorio de conversión de penas para condenas se efectúa en
audiencia con asistencia de las partes, donde la parte solicitante debió
establecer sus fundamentos para la inaplicación de normas legales ordinarias
vigentes, con base en normas de rango internacional y constitucional, que
tienen relación con la vida, la salud y la dignidad de las personas, por ello falla
declarando nula la resolución nro. 8 de fecha 5 de junio de 2020, emitida por el
Juez del Juzgado Supremo de Investigación Preparatorio de la Corte Suprema
de Justicia de la República.

CONCLUSIONES

8
Ibáñez Rivas, Juana María. (2017). Control de convencionalidad. Ciudad de México: Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, pp. 80-124
En la sentencia materia de análisis se ponen en relieve la importancia
del derecho internacional y la necesidad de la existencia de tratados
internacionales a efectos de regular la convivencia armoniosa entre los Estados
que integran la OEA. Así como también, se resalta que la Corte IDH es la
institución encargada de velar por el cumplimiento de dichas normas asi como
los tratados internacionales, las mismas que en base al principio de buena fe y
primacía son de obligatorio cumplimiento por los paises miembros.

Asimismo, se deja en claro que las autoridades, tales como jueces,


fiscales y en general, todas las autoridades públicas, deben invocar los
derechos humanos y las correspondientes obligaciones generales del Estado
para resolver o examinar la situación que se presente ante aquélla. En la
aplicación de las normas internacionales debe tenerse en cuenta no solamente
el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.

Para el control de la convencionalidad es instituido por la Corte


Interamericana de Derechos Humanos, habilita a que los órganos judiciales
nacionales analicen la compatibilidad de las leyes y disposiciones del derecho
interno en relación con lo dispuesto en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y por la jurisprudencia de la Corte.

Finalmente, los estándares de convencionalidad que integran los


tratados internacionales de Derechos Humanos vinculan a los Estados que se
someten a la Corte IDH; así como también, a los Estados Partes que forman
parte de la OEA, ello para obtener una convivencia armoniosa entre los países
que la componen.

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