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 Se refiere a la potestad conferida o reconocida a determinados órganos jurisdiccionales para

verificar la congruencia entre un acto interno- Constitución, ley, reglamento, etc- con las
disposiciones de DIDH, y, en nuestro caso, el derecho Interamericano de los Derechos Humanos.
 El control de convencionalidad es una técnica de control normativo que consiste en el ejercicio de
contraste entre las sentencias de la CorteIDH y los dispositivos legales de origen nacional –se
incluyen las interpretaciones que le da a la norma nacional del juez.

 En concreto, el sistema interamericano funciona como parámetro controlador –de uso directo o
indirecto–, fija los límites y la conformidad de la norma nacional (objeto controlado) con los
estándares internacionales. Se trata de una obligación impuesta a los jueces nacionales en general
a la que se le denomina obligación ex oficcio, y también una función que ejerce la Corte IDH en
particular.
 El control de convencionalidad debe ser aplicado con prudencia, debe hallarse al servicio de la
justicia y seguridad jurídica.
 Se trata de determinar si la norma nacional enjuiciada a través de la CADH es o no “convencional”,
esto es, acorde con tal Convención (“Boyce y otros vs. Barbados, considerando 78”) . Si lo es, el juez
la aplica. Caso contrario, no lo hace por resultar “inc0nvencional”.
 Presupone la interrelación de los tribunales nacionales e
internacionales en materia de derechos humanos.
 Puede darse en dos niveles: a) Internacional caso concreto de
derecho interno contrastado con la CADH, supranacional y,
b) Interno: a cargo de la magistratura local.
 Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
 Control de la Corte es propio, original y externo.
 Es una técnica de control normativo que
describe el uso de los instrumentos del SIDH
(como la CADH) que los jueces nacionales y la
Corte IDH efectúan a fin de determinar la
conformidad del derecho interno de los
Estados a los estándares impuestos por las
obligaciones de Derecho internacional de los
Derechos Humanos que han sido asumidas
por ellos mismos.
INTERNACIONAL:
El control de convencionalidad consiste en juzgar en casos concretos si un acto o una
normativa de derecho interno resulta compatible con la Convención Americana de
Derechos Humanos, disponiendo la reforma, abrogación o inaplicación de dichas
prácticas o normas, según corresponda, en orden a la protección de los derechos
humanos y a la vigencia de tal Convención y de otros instrumentos internacionales en
este campo.
Igualmente, procede en el supuesto de que el Estado no haya cumplido con el deber
de adoptar disposiciones de derecho interno (art. 2 CADH) para garantizar el ejercicio
de los derechos humanos reconocidos por la Convención. Para ello, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (de ahora en adelante, la Corte), por vía
jurisprudencial, impone al Estado a tomar medidas legislativas o de otro carácter para
lograr tal finalidad. Este control puede alcanzar a la normativa en general (leyes,
reglamentos, etc.), y a la Constitución, esto último no tan frecuente y con alcances
limitados (véase como excepción notable el caso «La última tentación de Cristo» de
2006). Pero aquí nos centramos en el primer supuesto. Y en el entendido de que es un
control a nivel supranacional.

INTERNO :

Esta modalidad se despliega en sede nacional, y se encuentra a cargo de los


magistrados locales. Consiste en la obligación de verificar la adecuación de las
normas jurídicas internas que aplican en casos concretos, a la CADH (y otros
instrumentos internacionales en el área de los derechos humanos), y a los
estándares interpretativos que la Corte ha formulado a través de su
jurisprudencia.
Se efectúa una interpretación de las prácticas internas a la luz o al amparo del
corpus iuris básico en materia de derechos humanos, y sobre lo cual la Corte
ejerce competencia material, que se expresa en su jurisprudencia. Desde este
punto de vista, el control de convencionalidad es un principio que,
debidamente empleado, puede contribuir a la aplicación armónica, ordenada
y coherente del derecho vigente en cada Estado, abarcando sus fuentes
internas e internacionales.
 La finalidad del examen de convencionalidad es
determinar la conformidad o no de disposiciones de
derecho interno o de las interpretaciones que se le
brindan a estas en relación con los estándares impuestos
por el SIDH. El contraste normativo que se realiza permite
promover la protección de los derechos reconocidos en la
CADH y otros instrumentos del SIDH.
 Al respecto, cabe señalar que este tipo de contraste va
más allá del examen literal del dispositivo, de hecho, el
control de convencionalidad involucra el uso de técnicas
interpretativas que dotan y enriquecen de contenido a la
norma objeto de control, por lo que esta no
necesariamente será declarada inconvencional –aunque
de una interpretación literal pudiera concluirse en ello –.
JURISPRUDENCIA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD.
 El ordenamiento peruano se define como modelo de Estado
Constitucional Cooperativo, ya que posee una cláusula de apertura
constitucional y en la práctica el TC viene aplicándolo en los procesos de
control concentrado y los procesos constitucionales de la libertad,
aunque implícitamente.
 Jurisdicción Supranacional
Artículo 205.- Agotada la jurisdicción interna, quien
se considere lesionado en los derechos que la
Constitución reconoce puede recurrir a los tribunales
u organismos internacionales constituidos según
tratados o convenios de los que el Perú es parte.
 Interpretación de los derechos fundamentales
(Dispos. Final y Transit. )
Cuarta.- Las normas relativas a los derechos y a las
libertades que la Constitución reconoce se
interpretan de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y con los tratados y
acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por el Perú.
El uso indirecto o interpretativo se desprende de la
Cuarta Disposición Final y Transitoria del texto
constitucional, pero también es posible predicar el
uso directo del parámetro Interamericano, si es que
se admite que el sistema interamericano tiene rango
constitucional en relación con todos los instrumentos
que lo integran.
 Derecho a un recurso efectivo (artículo 142 de
la Constitución)
 STC Lizana Puelles.- Se hace referencia al
caso Yatama vs. Nicaragua. “Insistir en una
interpretación aislada de los artículos 142 y 181 de la Constitución,
pretendiendo que las resoluciones del JNE en material electoral están
exceptuadas de control constitucional a través del proceso constitucional
de amparo, supondría incurrir en una manifiesta irresponsabilidad, ya
que situaría al Estado peruano ante la cierta e inminente condena por
parte de la Corte al violar el artículo 25.1. de la Convención (Derecho a un
recurso sencillo”.
“No cabe, en ninguna circunstancia (ni aun durante los estados de
excepción), desconocer el derecho de toda persona a recurrir a los
procesos constitucionales de amparo y hábeas corpus, como
manifestación concreta, a nivel interno, del derecho humano de toda
persona “a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales, en
los términos del artículo 25 de la Convención, y la sentencia expedida en
el casoYatama vs, Nicaragua…” (STC 5854-2005-PA/TC).
STC 0023-2003-AI/TC (Constitucionalidad y Convencionalidad de la
configuración de la justicia militar en el Perú).
Principios de Independencia e Imparcialidad.- Garantía del juez u órgano que
administra justicia, como garantía operativa para la actuación del juez, y como
capacidad subjetiva, con sujeción a la propia voluntad de ejercer y defender dicha
independencia.
En cuanto a la imparcialidad, se vincula al principio de independencia funcional
en el sentido que protege la independencia del juez frente a las partes (subjetiva)
y que busca desterrar la influencia que puede tener en el juez la estructura del
sistema, restándole imparcialidad, es decir, si el sistema no ofrece suficientes
garantías para desterrar cualquier duda razonable (objetiva.
 “(…) el hecho de que los tribunales militares sean conformadas en su mayoría por
oficiales en actividad, vulnera los principios de independencia e imparcialidad de la
función jurisdiccional, además del principio de separación de poderes, ya que, por un
lado, quienes integran las diversas instancias de la jurisdicción militar son funcionarios
de tales institutos castrenses; y, por otro, porque, por principio, es incompatible que
personas sujetas a los principios de jerarquía y obediencia, como los profesionales de las
armas que ejercen funciones jurisdiccionales, pueden ser al mismo tiempo
independientes e imparciales(…)” (STC 0023-2003-AI/TC).

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