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TGD.
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Presentación de la Unidad:
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Objetivos:
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Temario:
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Las actividades semanales de cada unidad no son evaluadas, pero al final de cada
módulo se integran en una actividad de evaluación, por lo que es muy importante
realizarlas:
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Los refuerzos y apoyos, son las dos nociones claves para la instrumentación de
un tratamiento conductual.
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Un estímulo puede facilitar (estimular) que alguien haga algo que puede hacer
y que por algún motivo no hace, pero no puede enseñar a hacer lo que no se
puede o no se sabe hacer.
Un estímulo nunca puede lograr que haga lo que no se, y debo aprender.
Lo mismo con los castigos, eventualmente, un castigo puede lograr que alguien
corrija un comportamiento inadecuado, sustituyéndolo por el comportamiento
que corresponde, pero no puede hacerlo, si no sabe el comportamiento
adecuado.
Entonces, es claro que el premio para hacer algo, o el castigo para corregir,
suponen el conocimiento, la comprensión y las habilidades y competencias
necesarias para la acción que se quiere lograr o la corrección que se pretende
conseguir.
Por lo tanto, si bien pueden ser de alguna utilidad relativa, en este sentido, no
pueden constituir la base de un programa de aprendizaje, ya que suponen, en
el chico, desde el principio, el conocimiento que se pretende enseñar.
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Según Garza Fernández (1), hay dos errores graves que debemos evitar, y que
cometemos habitualmente en los tratamientos, enseñar algo que el chico ya
sabe, o solicitarle al chico que haga algo que no puede hacer.
(1) Manual para padres de niños autistas. Fco. Javier Garza Fernández.
Debo evitar trabajar lo que ya se sabe, no hay aprendizaje si el chico ya sabe hacer
lo que solicitamos.
Por el otro lado, lo que el chico no sabe hacer, no lo va a hacer por más que sea
premiado o castigado, por la sencilla razón de que no lo sabe hacer.
Por todo esto, es claro, que, aunque pueden ser utilizados en la modificación de
conductas, los premios y castigos, no sirven como base para un tratamiento como
el que estamos discutiendo en estas unidades y en los módulos anteriores, donde lo
importante es el aprendizaje que podemos provocar en el chico.
Refuerzos y apoyos.
Como dijimos antes, los dos graves errores que podemos cometer, es pedirle al
chico que haga algo que ya sabe, o pedirle que haga algo que no sabe hacer.
Entonces debemos resolver este problema.
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Si no debemos pedir que haga lo que ya sabe, y no debemos pedir que haga lo que
no sabe, ¿qué podemos solicitar en nuestras instrucciones?
Técnicamente, el refuerzo negativo, sólo es una variante del refuerzo positivo, por lo
tanto, sólo basamos nuestro aprendizaje en refuerzos positivos.
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Refuerzo positivo.
El refuerzo, no provoca la respuesta, sino que una vez que la respuesta existe,
aumenta la probabilidad de que vuelva a suceder.
Esto es Reforzar, es modular una respuesta para influenciar a futuro sobre ella.
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Nota: Los refuerzos son externos e intensos al principio, porque lo que reforzamos
es una nueva conducta que todavía no está reforzada interna y espontáneamente
por el propio comportamiento (inercia).
Todo lo contrario, la nueva conducta, supone un cambio, por lo que, son los
comportamientos anteriores, los que reciben la fuerza de la autorregulación y la
retroalimentación positiva en contra de lo nuevo (resistencia al cambio)
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Apoyo.
Para que la respuesta pueda existir, nosotros tenemos que lograr que el chico
provoque una respuesta que no podía realizar antes, para ello, debemos
apoyar la respuesta para que esta sea posible.
Nota: Al principio los apoyos son más fuertes y externos porque deben romper con
la inercia del comportamiento anterior.
Esta respuesta es el primer paso del modelo de aprendizaje, ya que sin el apoyo no
sería posible ejecutar una respuesta que el chico no puede hacer sólo.
Una vez que gracias a nuestro apoyo, puede realizarse la conducta, entonces sí, la
reforzamos.
Al igual que los refuerzos, hay distintos tipos de apoyo, y cualquier cosa puede
constituirse en un apoyo si logra los objetivos deseados.
Al igual que los refuerzos, los apoyos primero son principalmente materiales, físicos
y exagerados, y luego, van progresando hacia apoyos más sutiles, simbólicos y
sociales, hasta que finalmente va a ir reduciéndose hasta ser retirados por
completo.
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Este resultado depende de que nuestros refuerzos y apoyos hayan sido bien
administrados, y los programas elegidos adecuadamente diseñados e
instrumentados.
Instrucciones.
La instrucción es la orden o pedido que hacemos al chico (ej. Miráme, hace esto,
señala esto, etc.)
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De este modo, las respuestas adecuadas serán las respuestas más probables de
esperar, pero al mismo tiempo representarán aprendizajes, en el sentido en que
expresarán nuevos comportamientos.
“El objetivo de esta relación de problemas (podríamos añadir muchos más), que
demuestran que es posible dirigir mal el aprendizaje de un niño, aun de modo
involuntario, es recordar al profesor que debe hacer un estrecho seguimiento de sus
pasos. Será una ventaja para todos si el profesor sospecha que es su metodología
la que subyace a los problemas de aprendizaje del niño. y no al revés. Cuanto más
sepas sobre el aprendizaje discriminativo, antes te darás cuenta de lo fácil que es
enseñar errores. Las personas con trastornos del desarrollo quizá aprendan tan
rápidamente como cualquier otra persona. No necesariamente aprenden lo que el
profesor quiere que aprendan, pero pueden aprender aquello que se les refuerza.
Esta es la justificación del énfasis que ponemos en las presentaciones aleatorias…”
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La instrucción debe ser tal que, posibilitando una conducta nueva, represente al
mismo tiempo un acto fácil y sencillo de realizar.
De este modo, el apoyo que necesitaremos, aunque sea mucho, será el menor
posible y la conducta aprendida, podrá independizarse de él, más rápido y
con mayor facilidad.
Por eso veíamos anteriormente que debemos trabajar descomponiendo
unidades complejas en unidades simples que son los prerrequisitos de las
primeras.
La instrucción optima, es la que logra el mayor avance, organizando las tareas
más simples posibles.
Por ello, es fundamental, organizar el programa en secuencias de pequeños
pasos integrados.
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“Al principio, es mejor empezar por algo sencillo, tanto por ti como por el niño.
Decidimos empezar por la tarea más elemental: enseñar al niño a sentarse en una
silla en respuesta a la indicación: Siéntate. Esta sencilla tarea supone una práctica
excelente, porque contiene todos los elementos de una situación de aprendizaje:
indicaciones, apoyos, la identificación de las respuestas correctas, refuerzos y
correcciones”
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“Las órdenes (INSTRUCCIONES) deben ser explicitas y claras es decir, evita las
palabras innecesarias y «el ruido» en una orden y redúcela a lo esencial”
2.- El fortalecimiento de esta adquisición por el ejercicio y práctica que dan las
repeticiones de su aparición (facilitada por nuestros refuerzos)
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Refuerzo negativo.
Sólo los refuerzos positivos son utilizados para adquirir nuevos comportamientos.
El objetivo que buscamos, es que ese cambio sea desde la conducta inadecuada
(respuesta inadecuada a la instrucción) hacia respuesta correcta.
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Para que el chico emita la conducta correcta como consecuencia del cambio en su
conducta, provocado por el evento que administramos, es necesario que ya supiera
dominar esa conducta.
“Es fundamental que el contraste entre refuerzos positivos y negativos sea lo más
marcado posible, especialmente en las primeras fases del aprendizaje. Si tu Bien se
parece a tu No, o si tu cara contenta se parece a tu cara enfadada, seguramente no
tendrás mucho que enseñar a los niños con problemas de desarrollo. Más adelante
ya aprenderán el valor informativo de Bien y No, y no tendrás que ser tan enfático”
Es decir, que si estamos seguros de que el niño sabe qué es lo que queremos que
haga (…) mostraremos claramente nuestra desaprobación, y si no se comporta
correctamente cuando se lo volvemos a pedir en otra ocasión”
Por eso Lovaas llama negativa a esta forma de reforzar. No porque sea un tipo
distinto de refuerzo, sino porque sólo se refuerza después de que se produzca el
cambio.
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“En los textos técnicos, este tipo de proceso se denomina refuerzo negativo, ya que
se refuerza (es decir, se fortalece) una conducta al eliminar algo negativo”
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5.- Una vez reforzada la respuesta que se logró con apoyo externo, el
procedimiento es retirar gradualmente el apoyo, de modo que sigo reforzando la
respuesta, para que se refuerce sin la dependencia del apoyo.
6. Una vez reforzada sin apoyo, retiro gradualmente el refuerzo externo, para
que se refuerce internamente sin necesidad de intervención.
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Nota: Los refuerzos al inicio son inmediatos y en cada oportunidad, luego voy
demorando su presentación alternando ensayos donde refuerzo la conducta y
otros en las que no la refuerzo.
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Pero lo sustancial, es que el módulo este organizado de tal manera que sea
discriminable para el chico. Se notará que este procedimiento es clave para
abordar un compromiso en la comprensión de situaciones, como las que
presenta el autismo y otros trastornos relacionados.
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Rotación aleatoria.
Por un lado apoyar y organizar situaciones permite, que el chico supere las
dificultades de comprensión del mundo, y que en situaciones facilitadas
(fuertemente discriminadas) pueda aprender.
Lo que facilitamos en este ajuste discreto del mundo, es que en situaciones más
discriminadas, cuya comprensión está facilitada, el chico aprenda poniendo en
juego mecanismos de aprendizajes espontáneos.
El problema es que, son justamente estos ajustes que hacemos, los que van a
determinar que lo aprendido tenga alta probabilidad de depender de las
situaciones que lo hicieron posibles.
Por eso, para que esto no suceda, lo que buscamos, es que los ajustes del
medio ambiente sean los mínimos posibles
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“Nuestra labor era, pues, crear un entorno especial, uno en el que el niño,
pudiera aprender. Quisimos desviarnos del entorno sólo en la medida en que
fuera absolutamente necesario para convertirlo en un entorno adecuado para el
aprendizaje de nuestros niños.
Hicimos esto por dos razones: la primera, que sería más fácil devolver al niño a
su comunidad más adelante, y la segunda, porque el entorno medio se ha ido
desarrollando durante miles de años, y sin duda posee alguna sabiduría
pedagógica, aunque ésta no siempre salte a la vista desde el principio.
Elegimos, por tanto, enseñar a los niños, en la medida de lo posible, como los
padres enseñan a los niños convencionales”
Habíamos dicho que este retiro, depende a su vez, de la eficacia de los apoyos
y refuerzo y estos de la correcta planificación de los programas (los programas
deben ser los adecuados para que el chico aprenda sin error)
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Bibliografía: