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La rendición de Granada, 1882

Alumna: Donika Petkova Nikolova


HISTORIA MEDIEVAL I RESEÑA 1ºHISTORIA (2019-20)

❖ García Fitz, F. La reconquista. Granada: Ediciones Universidad de Granada, 2010.

El libro mencionado anteriormente ha tratado de explicar si es acertada la utilización del


término de Reconquista, al conocerse como un concepto muy ambiguo y discutido en la
historia medieval. Incluso en la actualidad, es un tema ampliamente discutido por los
especialistas en la materia. El escritor nos intenta aportar una visión que intente esclarecer
esta noción.
Seguidamente expondremos como Francisco García Fitz ha definido la consideración
actual de esta palabra:
“…la Reconquista, entendida como una lucha armada contra el islam que se extendería a lo largo
de ocho siglos y que permitiría a los «españoles» la recuperación del solar patrio que les había sido
arrebatado por los «extranjeros» musulmanes, se convertía a partir de entonces en el elemento
nuclear de la formación de la identidad de España como nación y patria común de todos sus
habitantes...ʺ1

Al igual que esta cuestión, otras palabras como feudalismo o cruzada, no fueron utilizadas
por en las fuentes, ni por los autores de la época. Con lo que determinamos que su
contenido jamás fue definido de manera clara y sistemática durante la Edad Media. Hay
que apuntar que este término fue consolidado durante la segunda mitad del siglo XIX por
la historiografía hispánica que tuvo una fuerte carga nacionalista, romántica, y en
ocasiones, colonialista. Obtuvo especial éxito, la idea de unidad nacional durante el siglo
XX. Enfatizado el uso de este lapso de tiempo para la ideología y propaganda franquista.
Concebían la guerra cívil como una «segunda Reconquista». Siendo ésta una de las bases
de adoctrinamiento de la sociedad en los principios del régimen.
Como pudimos valorar en el ejemplo anterior, formándose así un notable forjamiento de
la identidad española. Según Pidal, hay un reforzamiento de una España unida, la
liberación de la patria, conjunta participación de todos los españoles, y finalmente un
proceso político-militar proporciona una cobertura religiosa. Una línea similar es seguida
por Albornoz diciendo que fue fundamental para la formación de la realidad histórica de
España y constituyendo un caso único en la historia de los pueblos europeos.
La tesis de Abilio Barbero y Marcelo Vigil represento una ruptura radical con el modelo
de interpretación que sostenía que los pueblos que habitaban el área cantábrica
mantuvieron prácticamente al margen de las estructuras políticas romanas y representaron
una organización socioeconómica muy diferente. Tenía un predominio de la economía
agroganadera y la permanencia del bandidaje como actividad económica con una débil
cristianización. Con una actitud hostil hacia los romanos que tuvieron que crear limes
controlar estas poblaciones. Para ellos la desaparición del imperio romano y la creación
del reino visigodo de Toledo no vieron el cambio y mantuvieron su antagonismo
socioeconómico. Debido a la oposición de los pueblos norteños y los visigodos lo que
difícilmente se podían ver como sucesores del segundo y mucho menos como
reconquistadores o restauradores, ya que habían sido enemigos. A causa de los
tradicionales motivos de orden socioeconómico a enfrentarse a sociedades expansivas ya
antagónicas. No había nada nuevo en la resistencia. Las ideas neogóticas querían
presentar esta idea como un combate para restaurar o recuperar el antiguo orden visigodo,
la pérdida de la Iglesia y el patrimonio territorial de los antepasados. Consistiendo en una
elaboración posterior al servicio de intereses y realidades que no tenían nada que ver.

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Extracto del libro comentado en la página 13

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HISTORIA MEDIEVAL I RESEÑA 1ºHISTORIA (2019-20)

José Luis Martín propone que fueron unos clérigos mozárabes expulsados o huidos de al-
Ándalus siendo los inventores al tener una situación de los problemas personales que el
reino asturiano tenía planteados como la defensa de la fe cristiana frente al islam y
recuperación de sus territorios visigodos postulándose como legítimos herederos.
Y finalmente Josep Torró que no hay un aval de una fuerte tradición para justificar su
empleo, sino que se trata de una cuestión de comodidad o convencionalismo. Utilizando
sus palabras: «como un término convencional, pero consagrado por el uso».
El autor nos presenta dos propuestas de interpretación que son la Reconquista como
sinónimo de la expansión territorial de los reinos y la Reconquista como período histórico.
La primera considera que la progresión territorial de los núcleos políticos del norte
peninsular en detrimento del espacio dominados por los musulmanes del sur, con una
dinámica única o principalmente deliberada y expresa voluntad de los gobernantes
cristianos de recuperar las tierras de sus antepasados visigodos. Y también la integración
de los territorios en la estructura política, cultural y socioeconómica de los
conquistadores, Esta teoría está apoyada por Álvarez Borge, Barroca, Duarte o Gouveia
Monteiro. Asimismo, ha sido interpretado como la colisión de dos formaciones
económico sociales: «tributaria-mercantil», propia del mundo árabe, y «tributaria-
evolucionada o feudal», característica de los núcleos norteños. Igualmente, la conexión
existente entre el avance de las fronteras locales o ibéricas a costa del al-Ándalus, y la
expansión general, en la misma época de la cristiandad latina desde el Atlántico norte al
Mediterráneo oriental parecen participar en una lógica común y de una dinámica de
crecimiento general (demográfico, económico, técnica, institucional y cultural). De los
grandes movimientos de expansión europea de la Plena Edad Media (Drang nach Osten)
y las Cruzadas.
En el segundo, como ponen énfasis José Luis Martín que englobar toda la complejidad
histórica de un período con un sólo término tiene el riesgo evidente de simplificarla y
deformarla. De igual forma hay que apelar a una realidad militar por el gran peso de la
lucha contra el islam que marcó de manera profunda los rasgos de las sociedades
medievales hispánicas que ha tenido gran incidencia de la guerra de conquista en la
organización política de los reinos.
De igual forma nos presenta una reflexión sobre la función de la ideología de la guerra.
González-Casanovas considera que se trata para la diferenciación entre «Reconquista» y
«conquista» para la expansión territorial de los reinos hispánicos frente al islam y los de
la corona de España en América durante el siglo XVI. Mientras que Cortázar considera
que a pesar de lo que indiquen las crónicas de la época, se trata de una justificación de
los intereses económicos, sociales y políticos de la élite feudal de los reinos del norte,
pero en absoluto sobre in ideal político alguno. Citando palabras textuales de Borges que
estaba de acuerdo con el historiador mencionado anteriormente: «la ideología de la
Reconquista fue un instrumento de justificación al servicio de los poderosos». No
teniendo ninguna base histórica.
Más tarde, las investigaciones posteriores han conseguido demostrar que los pueblos del
norte estaban más romanizados de lo que se creía acercando a las formas de organización
social de los romanos y los godos. Con continua aparición de restos romanos al norte de
la Cordillera Cantábrica. Creando un debate sobre su grado de romanización.
Revitalizando la posibilidad del ideal reconquistador, aunque pudiendo tener diferentes
grados de aceptación de esta ideología.

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Otros dos conceptos fundamentales para comprender los términos son la guerra justa y
santa. Comenzando por la guerra justa expresa que se estaba en contra de los musulmanes
por una motivación de justicia. Por lo que la guerra era justa porque se trata de la
recuperación de un bien arrebatado por un enemigo, la expulsión del invasor que se había
anexionado inicuamente de un territorio y la venganza por la injuria que los adversarios
habían causado a un reino, pueblo y Iglesia, quebrando el orden político y religioso. Hay
testimonios muy abundantes, por ejemplo, la Crónica Albeldense de finales del siglo IX.
Aspiran a recuperar la libertad. Es evidente que para los autores del siglo XV al igual que
los cronistas asturianos del siglo IX las monarquías hispánicas eran las legítimas
herederas de la goda. Sus bases básicas eran la tierra que los islamistas habían ocupado
pertenecía a los herederos godos por derecho propio y invasores poseían injustamente, el
conflicto armado se concebía como una venganza contra el mal y daños que habían
recibido y el combate no tendría fin hasta que los enemigos fueran expulsados y el bien
y justicia fueran instruidos. Concluyendo como una «institucionalización de la
Reconquista», se daba por supuesta su conquista llegando a repartir los territorios antes
de que fueran conquistados, se firmaban convenios del reparto territorial.
A continuación, hablaremos sobre la guerra santa y las cruzadas tratando de la plena
sacralización de las actividades guerreras. La Iglesia aceptó la guerra como un mal menor
y acabo justificándola, inspirándola, dirigiéndola, bendiciéndola y transformándola en
una acción virtuosa y merecedora de las más importantes recompensas penitenciales y
espirituales. Fueron rodeando las acciones bélicas una serie de ritos, imágenes,
argumentos y comportamientos para sacralizar la guerra. Habiendo se producido una
transformación de un conflicto profano (razones económicas, sociales o políticas) en una
colisión de carácter religioso. Hay claras evidencias del arraigo ideológico religioso para
explicar (castigo de Dios por los pecados godos que deben ganar la misericordia divina),
legitimar (guerra justa) e incentivar (promesa de la salvación) la guerra contra al-Ándalus
en términos de recuperación de la Iglesia abatida y humillada por los enemigos de Dios,
enraizadas con la tradición visigoda. Aunque hay una separación entre la Reconquista y
las Cruzadas. La primera es un modo de interpretación primitivo autóctono de la guerra
contra el islam en la que el pueblo es el protagonista de una salvación colectiva
encabezada por los monarcas y destinada para recuperar la patria y Iglesias perdidas, a su
vez las Cruzadas son más tardías y a una escala individual dirigido por los pontífices que
involucra toda la cristiandad. La confluencia de corrientes (hispánica y foránea),
testimonios que ilustran la concepción sacralizada de la Reconquista reforzada por los
elementos cruzadistas son abrumadores por su claridad y cantidad.
Debemos incidir en los rasgos de la guerra sacralizada como sería el grado de sacralidad,
la voluntad divina estaba por encima de cualquier cuestión militar, la gran perdurabilidad
de la visión reconquistadora desde un punto de vista religioso, el gran papel de la Virgen
que ejercía un «patronazgo» sobre sus fieles; y el de los santos, también denominados
santos militares, que era más directo y combativo, ya que intervienen «físicamente» en
la lucha actúan como caudillos, abanderados o como guerreros. Incluso, el mensaje tenía
una gran variabilidad que modulaba según las circunstancias. No olvidando que no se
podían desviar porque sino Dios les castigaría severamente y luchar por la voluntad de
Dios y no por una causa mundana, terrenal o económica.
En la Península Ibérica tomo un rumbo propio desbordando los límites de las cruzadas
predicadas por el papado. Sino que se consideraba que los beneficiarios espirituales serían
aquellos que participaran en la guerra contra los musulmanes, y ello independientemente
se realizara fuera del marco canónico de una cruzada. Habiendo presencia de los clérigos
en las campañas actuaría como refrendo y legitimación religiosa de la misma.

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Yo, al igual que el autor, reconozco que el concepto no sólo está vigente, sino que su uso
sigue siendo plenamente operativo. Por ser el único término que hace referencia, sin
necesidad de mayores explicaciones, a un proceso clave de la Edad Media peninsular
basado sobre todo por la el gran peso de los principios de guerra santa y justa que tiene
una parte fundamental de la identidad nacional española, aunque sus inicios no fueran
completamente por causas religiosas
BIBLIOGRAFIA

❖ Arteta, A. U. (1970). Valoración de la reconquista peninsular. Príncipe de Viana,


31(120), 213-220.
❖ Fitz, F. G. (2009). La Reconquista: un estado de la cuestión. Clío and Crimen, 6,
142-citation_lastpage.
❖ González Jiménez, M. (2003). Sobre la ideología de la Reconquista: realidades y
tópicos. Memoria, mito y realidad en la historia medieval: XIII Semana de
Estudios Medievales, Nájera, del 29 de julio al 2 de agosto de 2002. Pag: 151-
170.
❖ Benito Ruano, E. (2002). La Reconquista. Una categoría histórica e
historiográfica. Medievalismo, N.º 12 (2002).

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