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PUEBLOS

INDÍGENAS
MAESTRÍA EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y DERECHOS
HUMANOS
María de Los Angeles Salazar Valenzuela
mariadelosangeles.salazar@galileo.edu
Junio 2022
Frase del día
NOTA
#1 Actividades 50 puntos
TOTAL
#3 Examen final 50 puntos
100 PUNTOS
CONTENIDOS
Derechos colectivos, derechos humanos, discriminación y racismo, legislación
nacional e internacional ralacionada al derecho de los pueblos indígenas,
pluralismo jurídico.

METODOLOGÍA
Clases virtuales.

EVALUACIÓN
Examen parcial 20 puntos
Desarrollo y socialización de tema 30 puntos
examen final 50 puntos
PUEBLOS INDÍGENAS
No existe una definición de pueblo indígena aceptada
unánimemente en el contexto del derecho y las políticas
internacionales; en la Declaración no se establece definición
alguna. De hecho, en sus artículos 9 y 33 se afirma que los
pueblos y los individuos indígenas tienen derecho a pertenecer a
una comunidad o nación indígena, de conformidad con las
tradiciones y costumbres de la comunidad o nación de que se
trate, y a determinar su propia identidad.
La definición mas extendida es la propuesta por el Relator
Especial José Martínez Cobo, en 1986. De acuerdo con
ella, “(...) son pueblos indígenas los que poseen una
continuidad histórica respecto de las sociedades pre
coloniales que existían en un territorio dado, que se
consideran distintos a los sectores dominantes de la
sociedad y que tratan de preservar, desarrollar y transmitir
a las generaciones futuras sus territorios ancestrales y su
identidad étnica, como base de su existencia continuada
como pueblos, de acuerdo con sus características
culturales, instituciones sociales y sistemas legales (...)”.
En el Breve Catálogo de Derechos Colectivos, de la
Procuraduría de los Derechos Humanos “(...) también se le
considera a los pueblos indígenas como: las
comunidades vinculadas entre sí por sus propios valores,
prácticas cotidianas e instituciones sociales, políticas
económicas, culturales, jurídicas, espirituales, ecológicas,
médicas, astronómicas y gastronómicas que conservan y
desarrollan en su conjunto o parte de ellos, desde sus
ancestros a la actualidad, innovándolas en lo posible y
aplicándolo, sin variar su esencia y naturaleza en el
contexto contemporáneo frente al futuro (...)”.
INTRODUCCIÓN AL MOVIMIENTO INDIGENA INTERNACIONAL

La situación actual de los pueblos indígenas en


América Latina sólo puede ser comprendida como
el resultado histórico del proceso que comenzó con
la llegada de los europeos hace más de cinco
siglos, mediante el cual se los despojó de los
territorios que habitaban, de sus espacios de
reproducción social y cultural y también de su
propia cultura, cosmovisiones y modos de
vinculación con la naturaleza.
Esta irrupción significó la pérdida de la “territorialidad
política” de los pueblos indígenas del continente, de la
soberanía sobre sus territorios e inauguró un ciclo de
extensa duración histórica.
No fue solo la maquinaria bélica la que
ayudó a la ocupación europea del
continente y el despoblamiento de sus
históricos habitantes, sino también la carga
de enfermedades que los europeos trajeron
consigo, y que diezmaron gravemente a las
poblaciones originarias. A la introducción de
nuevas enfermedades como la viruela, el
sarampión, el tifus, la fiebre amarilla y la
malaria, se sumó el sometimiento a trabajos
forzados y a castigos inhumanos.
A la ocupación justificada en el
concepto de terra nullius (literalmente,
“tierra de nadie”, es decir, ausencia de
población o bien territorios habitados por
“bárbaros”) se sumó la creación de
instituciones destinadas a explotar y
aprovechar el trabajo de las personas
indígenas. Años después, la desposesión
indígena se profundizó con los procesos
independentistas.
La consolidación de los nuevos Estados
nacionales aumentó esta desposesión
mediante la adopción de marcos jurídicos
que privilegiaron las formas privadas de
propiedad y establecieron la primacía del
derecho individual por sobre el colectivo.
A mediados del siglo XX,
con los procesos de
colonización en la
Amazonía y otras “zonas
periféricas” de la región
tuvo lugar un segundo
ciclo de
desterritorialización de los
pueblos indígenas, con
graves consecuencias
sobre sus condiciones de
vida.
Más recientemente, el ciclo de la
presión extractiva sobre los recursos
naturales por parte de las empresas
nacionales y transnacionales y la
ejecución de grandes obras civiles con
impactos negativos sobre los
ecosistemas, han irrumpido con fuerza
inusitada en todo el continente,
agravando el cuadro histórico de
despojo y vulnerabilidad.
El último y más reciente ciclo, el de la
apropiación de los conocimientos
tradicionales, la biodiversidad asociada
a estos y los recursos genéticos es el
corolario de este extenso proceso
histórico de desposesión de los pueblos
indígenas de América Latina. Sin
embargo, en cada uno de esos ciclos y
episodios hubo procesos de resistencia
indígena, hasta la instauración de nuevos
estatus quo políticos y territoriales.
José Bengoa Cabello es un
historiador y antropólogo chileno, conocido
principalmente por sus ensayos sobre el pueblo
mapuche
Derechos de los pueblos indígenas:
estándares internacionales y avances en las
legislaciones e institucionalidad de los Estados
La lucha de los pueblos indígenas por la defensa y
el reconocimiento de sus derechos han sido
persistentes en la historia. Este prolongado proceso
de reivindicación y reconocimiento se ha plasmado
en las últimas décadas en un marco de derechos
que se fundamenta en dos grandes hitos: el
Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1989
(Núm. 169) de la OIT, que reconoce por primera vez
sus derechos colectivos, y la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas (2007), que plantea el derecho de dichos
pueblos a la libre determinación.
El estándar mínimo de derechos de los
pueblos indígenas, obligatorio para los
Estados, se articula, a su vez, en cinco
dimensiones: el derecho a la no
discriminación; el derecho al desarrollo y el
bienestar social; el derecho a la integridad
cultural; el derecho a la propiedad, uso,
control y acceso a las tierras, territorios y
recursos naturales; y el derecho a la
participación política.
Las Naciones Unidas han sido pioneras en el tratamiento de los
derechos de los pueblos indígenas. Desde la creación del
Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas en 1982 han
desarrollado una amplia gama de actividades y políticas
como parte de su agenda, que culminan en el presente siglo
tanto en el establecimiento del Foro Permanente para las
Cuestiones Indígenas (2000) como en la designación en 2001
de un Relator Especial sobre la situación de los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los indígenas
(después pasó a denominarse Relator Especial sobre los
derechos de los pueblos indígenas), y en la creación del
Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas en 2007; así como en la adopción de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas, por parte de la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 2007.
A esto deben sumarse los acuerdos internacionales
que se han venido alcanzando desde los años
noventa, entre los más destacados, la Cumbre para
la Tierra (Río de Janeiro, 1992), la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993), la
Conferencia Internacional sobre la Población y el
Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Cuarta Conferencia
Mundial de la Mujer (Beijing, 1995). Sin duda, han
representado un antes y un después en la defensa
de los derechos de los pueblos indígenas,
reconociendo la dignidad inherente y la
contribución única de estos al desarrollo y la
pluralidad de la sociedad.
DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

El fenómeno actual del indígena guatemalteco tiene su génesis en la


época colonial, producto del despojo de sus tierras y riquezas,
condenados a una discriminación permanente, sin oportunidad de
obtener las condiciones mínimas de educación, salud y trabajo, que lo
mantiene en un nivel de pobreza extrema, negándole sus derechos
individuales y colectivos, por lo que los pueblos indígenas exigen que
sus instituciones, tradiciones y sistema jurídico sean reconocidos por el
Estado y la sociedad guatemalteca.
Constitución Política de la República de Guatemala

✔ Preámbulo

Las constituciones suelen iniciarse con un preámbulo que cumple el papel de las
consideraciones en las leyes infra constitucionales u ordinarias. En él se expresa el espíritu de
la constitución y los propósitos esenciales del cuerpo normativo que se está promulgando.

En el caso del preámbulo de la Constitución Política de la República de Guatemala, los


constituyentes lo iniciaron invocando el nombre de Dios, como legado de la cultura cristiana
que se inició con la conquista y colonización. Los constituyentes, titulares de la voluntad
popular por representación, afirman que actúan en el nombre del pueblo de Guatemala,
depositario único del poder constituyente.
Expresan una intención humanista en la organización del Estado, pues colocan a la persona
humana como sujeto y fin del orden social, reconoce a la familia como génesis primario de
los valores espirituales y morales de la sociedad, y como ingrediente axiológico del régimen
jurídico y político que organiza, establece los valores que los inspiran el bien común, el
régimen de legalidad, la seguridad, la justicia, la igualdad, la libertad y la paz, que son, entre
otros los valores que sustenta el ordenamiento jurídico de Guatemala, así como los derechos
fundamentales de la persona humana. Además, reitera el respeto y protección a los
derechos humanos y el reconocimiento a nuestra herencia cultural y tradiciones ancestrales,
lo que apunta hacia la consolidación de una sociedad

MULTIÉTNICA

PLURICULTURAL

MULTILINGÜE
Guatemala es un país diverso en

Cultura

Origen étnico

Idiomas

Está reconocida constitucionalmente la identidad cultural de los pueblos maya, garífuna y


xinka, por sus valores culturales, idiomas y costumbres, lo que implica la garantía de
acciones concretas desde el sistema de justicia ordinario que tengan como finalidad el
respeto, la vigencia y validez de los derechos humanos culturalmente diferenciados.
Derechos colectivos

Los derechos colectivos son los que corresponden a un grupo social, mediante esos
derechos se pretende proteger los intereses e incluso la identidad de tales colectivos. Es
importante hablar de derechos colectivos de los pueblos indígenas, en este sentido es el
derecho dirigido a la protección de individuos caracterizados por pertenecer a un pueblo
indígena u originario.
Entre estos podemos citar

El derecho a la identidad cultural

El derecho a la participación de los pueblos indígenas

El derecho a la consulta

El derecho a conservar sus costumbres

El derecho a la salud con enfoque intercultural

El derecho a la educación intercultural


Derechos Humanos
La constitución tiene una parte dogmática que establece los derechos individuales
frente al poder público, que a veces se les denomina derechos humanos o
garantías individuales o derechos políticos o fundamentales.
El título II de la Constitución Política de la República de Guatemala inicia con el artículo
3º. Se denomina Derechos Humanos. Este título se desarrolla en dos capítulos, capítulo I,
comprende las garantías individuales, y se divide en diez secciones que contienen los
artículos 3º. Al 46, inclusive, que regulan los derechos humanos conocidos como de
primera generación, o derechos fundamentales según la doctrina.
La enumeración de estos derechos es abierta, ya que en la realidad jurídica van
apareciendo otros como el llamado derecho a la constitución o el derecho a la
democracia o el derecho a la felicidad o el derecho al olvido, a los que se les atribuye
la categoría de fundamentales, aunque algunos los clasifiquen como derechos
imposibles.
El capítulo II, regula los derechos sociales, conocidos como derechos de
segunda generación, que tienen como materia el derecho al trabajo, el
derecho a la cultura, el derecho al ocio, el derecho a la seguridad social, el
derecho a la salud, entre otros.

Por último, aunque no en forma sistematizada, están los derechos humanos de


tercera generación, que son los derechos de los pueblos, el derecho a un
ambiente sano o el derecho a la paz, que aparecen diseminados en otros
artículos de la Constitución.
Los derechos fundamentales de naturaleza social, regulados en el capítulo II, del título
II, se pueden agrupar de la siguiente manera

Derechos humanos sociales de la familia

Derechos humanos sociales referentes a la cultura

Derechos humanos sociales referentes a las comunidades indígenas

Derechos humanos sociales referentes a la educación

Derechos humanos sociales referentes al deporte

Derechos humanos sociales sobre la salud, seguridad y asistencia social

Derechos humanos sociales sobre el trabajo


Marco Jurídico Nacional
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA

Artículos de Interés
Artículo 1. Protección a la persona.
Artículo 2. Deberes del Estado.
TITULO II
DERECHOS HUMANOS
Artículo 3. Derecho a la vida.
Artículo 4. Libertad e igualdad.
Artículo 44. Derechos inherentes a la persona humana.
Artículo 46. Preeminencia del Derecho Internacional.

Artículo 57. Derecho a la Cultura.

Artículo 58. Identidad Cultural.

Artículo 59. Protección e investigación de la cultura.

Artículo 65. Preservación y promoción de la cultura.

Artículo 66. Protección a grupos étnicos.

Artículo 67. Protección a las tierras y las cooperativas agrícolas.

Artículo 68. Tierras para comunidades indígenas.


Cada Estado tiene una forma particular
de percibir, concebir y aplicar el
Derecho. En tal sentido, el sistema jurídico
se compone de principios, normas,
instituciones, mecanismos de legitimación
y eficacia.
DECLARACIÓN DE LAS NACIONES
UNIDAS SOBRE LOS DERECHOS
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
La declaración aborda entre otros, los
derechos individuales y los derechos
colectivos, los derechos culturales y la
identidad, los derechos a la educación, salud,
empleo, idioma, entre otros. En esencia al
disfrute pleno de todos los derechos humanos
y las libertades fundamentales reconocidos
por la Carta de las Naciones Unidas, la
Declaración Universal de Derechos Humanos y
la normativa internacional de Derechos
Humanos.
Guiada por los propósitos y principios de la Carta de
las Naciones Unidas y la buena fe en el cumplimiento
de las obligaciones contraídas por los Estados de
conformidad con la Carta,

Afirmando que los pueblos indígenas son iguales a


todos los demás pueblos y reconociendo al mismo
tiempo el derecho de todos los pueblos a ser
diferentes, a considerarse a sí mismos diferentes y a
ser respetados como tales
Afirmando también que todos los pueblos
contribuyen a la diversidad y riqueza de las
civilizaciones y culturas, que constituyen el
patrimonio común de la humanidad,

Afirmando además que todas las doctrinas,


políticas y prácticas basadas en la superioridad de
determinados pueblos o individuos o que la
propugnan aduciendo razones de origen nacional
o diferencias raciales, religiosas, étnicas o
culturales son racistas, científicamente falsas,
jurídicamente inválidas, moralmente condenables
y socialmente injustas.
Reafirmando que, en el ejercicio de sus
derechos, los pueblos indígenas deben estar
libres de toda forma de discriminación,

Preocupada por el hecho de que los pueblos


indígenas han sufrido injusticias históricas como
resultado, entre otras cosas, de la colonización y
de haber sido desposeídos de sus tierras,
territorios y recursos, lo que les ha impedido
ejercer, en particular, su derecho al desarrollo de
conformidad con sus propias necesidades e
intereses,
Reconociendo la urgente necesidad de respetar y
promover los derechos intrínsecos de los pueblos
indígenas, que derivan de sus estructuras políticas,
económicas y sociales y de sus culturas, de sus tradiciones
espirituales, de su historia y de su filosofía, especialmente
los derechos a sus tierras, territorios y recursos

Reconociendo también la urgente necesidad de respetar


y promover los derechos de los pueblos indígenas
afirmados en tratados, acuerdos y otros arreglos
constructivos con los Estados,
Celebrando que los pueblos indígenas se estén
organizando para promover su desarrollo político,
económico, social y cultural y para poner fin a
todas las formas de discriminación y opresión
dondequiera que ocurran,

Convencida de que si los pueblos indígenas


controlan los acontecimientos que los afecten a
ellos y a sus tierras, territorios y recursos podrán
mantener y reforzar sus instituciones, culturas y
tradiciones y promover su desarrollo de acuerdo
con sus aspiraciones y necesidades
Reconociendo que el respeto de los conocimientos, las
culturas y las prácticas tradicionales indígenas contribuye al
desarrollo sostenible y equitativo y a la ordenación
adecuada del medio ambiente,
Destacando la contribución de la desmilitarización de las
tierras y territorios de los pueblos indígenas a la paz, el
progreso y el desarrollo económicos y sociales, la
comprensión y las relaciones de amistad entre las naciones
y los pueblos del mundo,
Reconociendo en particular el derecho de las familias y
comunidades indígenas a seguir compartiendo la
responsabilidad por la crianza, la formación, la educación y
el bienestar de sus hijos, en consonancia con los derechos
del niño
Considerando que los derechos afirmados en
los tratados, acuerdos y otros arreglos
constructivos entre los Estados y los pueblos
indígenas son, en algunas situaciones, asuntos
de preocupación, interés, responsabilidad y
carácter internacional,
Considerando también que los tratados,
acuerdos y demás arreglos constructivos, y las
relaciones que representan, sirven de base
para el fortalecimiento de la asociación entre
los pueblos indígenas y los Estados,
Reconociendo que la Carta de las Naciones Unidas, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, así como la Declaración y el Programa de
Acción de Viena afirman la importancia fundamental del
derecho de todos los pueblos a la libre determinación, en
virtud del cual éstos determinan libremente su condición
política y persiguen libremente su desarrollo económico,
social y cultural,
Teniendo presente que nada de lo contenido en la
presente Declaración podrá utilizarse para negar a
ningún pueblo su derecho a la libre determinación,
ejercido de conformidad con el derecho internacional,

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