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DIAGNOSTICO

El diagnóstico microbiológico del SARS-CoV-2, agente de COVID-19 enfermedad


por el nuevo coronavirus de 2019, es
importante tanto para el manejo de la
enfermedad individual como de la actual
pandemia. Si bien el procedimiento de elección
es la PCR, también es necesario disponer de
pruebas rápidas, simples e idealmente con alta
sensibilidad y precisión y que se puedan
realizar a gran escala. El objetivo es un
diagnóstico precoz, para un mejor manejo
aislamiento y tratamiento si es necesario y monitorización de los pacientes, la
aplicación de medidas de prevención y control de la expansión y la vigilancia
epidemiológica

Las tres categorías clínicamente relevantes de la prueba de la COVID-19 son:

1. Prueba de Amplificación del Ácido Nucleico (Nucleic Acid Amplification


Test, NAAT). Aunque no es una prueba perfecta, la NAAT se considera
el estándar de referencia. La prueba utiliza enzimas para amplificar y
detectar el material genético del virus. La más conocida es RT-
PCR (transcriptasa inversa -
reacción en cadena de la
polimerasa cuantitativa; las
versiones relacionadas a
menudo se denominan PCR o RT-
PCR), pero existen otras. Estas a
menudo se denominan en
conjunto “pruebas
moleculares”.
2. Prueba Diagnóstica Rápida (RDT)
de Antígenos. Requiere menos tiempo e infraestructura para realizarse
que las pruebas de NAAT. Utiliza anticuerpos fabricados para detectar
las proteínas del SARS-CoV-2.
3. RDT de Anticuerpos (IgM/IgG). Tiene diferentes usos e interpretación
que las pruebas de ácidos nucleicos y antígenos. Utiliza antígenos
fabricados para detectar los anticuerpos del paciente frente al SARS-
CoV-2. Dado que esto depende de la respuesta inmunitaria del
organismo, se tarda más en dar positivo que las pruebas que detectan
directamente el virus, y una prueba de anticuerpos negativa NO descarta
la infección aguda. La prueba de anticuerpos NO se utiliza como la única
prueba para diagnosticar enfermedades activas o contagiosas; es más
frecuente en epidemiología e investigación. La prueba se puede utilizar
para respaldar el diagnóstico en pacientes con la COVID-19 que
presentan síntomas tardíos al menos 8 días después de la aparición de
los síntomas o para ayudar a evaluar si un síntoma o secuela se debe a
una infección posterior a la COVID-19.

TIPOS DE TRATAMIENTOS

La FDA ha autorizado ciertos medicamentos


antivirales y de anticuerpos monoclonales para el
tratamiento del COVID-19 leve a moderado en
personas con mayor riesgo de enfermarse
gravemente.

 Tratamientos antivirales: atacan ciertas partes del virus para impedir que


se multiplique en el organismo y ayudar a evitar la forma grave de la
enfermedad o la muerte.

 Anticuerpos monoclonales: ayudan al sistema inmunitario a reconocer el


virus para reaccionar a él de manera más efectiva.
Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) publicaron Directrices para el
tratamiento del COVID-19 para proveedores de atención médica, para ayudarlos a
determinar las mejores opciones de tratamiento para sus pacientes. Hay varias
opciones disponibles para tratar el COVID-19 en casa o en centros de atención
ambulatoria. Entre ellos se incluye:

Nirmatrelvir con ritonavir (Paxlovid)


Antiviral

Adultos; niños de 12 años de edad o más


Lo antes posible; se debe iniciar dentro de los 5 días de la aparición de los
síntomas
Se toma en casa por boca (por vía oral)

Remdesivir (Veklury) :
Antiviral
Adultos y niños
Lo antes posible; se debe iniciar dentro de los 7 días de la
aparición de los síntomas
Infusiones intravenosas (IV) en un establecimiento de atención médica por 3 días
consecutivos

Bebtelovimab:
anticuerpo monoclonal
Adultos; niños de 12 años de edad o más
Lo antes posible; se debe iniciar dentro de los 7 días de la aparición de los
síntomas
Una inyección IV por única vez

Molnupiravir (Lagevrio) :
Antiviral
Adultos
Lo antes posible; se debe iniciar dentro de los 5 días de la aparición de los
síntomas
Se toma en casa por boca (por vía oral)
Algunos tratamientos pueden tener efectos secundarios o interacciones con otros
medicamentos que toma. Consulte a un proveedor de atención médica si podría
servirle tomar medicamentos para el tratamiento del COVID-19. Si no tiene un
proveedor de atención médica, visite un centro del programa Test to Treat o
contacte al centro de salud local o departamento de salud de su comunidad.
https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/your-health/treatments-for-severe-
illness.html

SECUELAS DEL COVID 19

Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 (o afecciones


persistentes al COVID-19) pueden tener varios síntomas.
SECUELAS DEL COVID 19

Las personas con afecciones posteriores al COVID-


19 pueden tener diversos síntomas que pueden durar
más de cuatro semanas o incluso meses después de
la infección. A veces, los síntomas pueden
desaparecer o reaparecer.

Es posible que las afecciones posteriores al COVID-


19 no afecten a todos de la misma manera. Las
personas con afecciones posteriores al COVID-19
pueden tener problemas de salud con diferentes tipos y combinaciones de
síntomas durante diferentes periodos. Los síntomas de la mayoría de los
pacientes van mejorando poco a poco con el tiempo. Sin embargo, para algunas
personas, las afecciones posteriores al COVID-19 pueden durar meses, e incluso
años, y en algunos casos pueden provocar una discapacidad.

Las personas con afecciones posteriores al COVID-


19 suelen notificar lo siguiente:

Síntomas generales

 Cansancio o fatiga que interfiere con la vida diaria


 Síntomas que se agravan al realizar un esfuerzo
físico o mental (también conocidos como malestar
general poses fuerzo
 Fiebre
Síntomas respiratorios y cardiacos

 Dificultad para respirar o falta de aire


 Tos
 Dolor de pecho
 Corazón que late rápido o muy fuerte (conocido
como palpitaciones)

Síntomas neurológicos

 Dificultad para pensar o concentrarse (a veces denominada "neblina


mental")
 Dolor de cabeza
 Problemas para dormir
 Mareos (desvanecimiento) al ponerse de pie
 Sensación de hormigueo
 Alteraciones del gusto o el olfato
 Depresión o ansiedad

Síntomas digestivos

 Diarrea
 Dolor estomacal
Otros síntomas

 Dolor muscular o en las articulaciones


 Sarpullido

 Cambios en los ciclos menstruales

Síntomas difíciles de explicar y manejar

Algunas personas con afecciones posteriores al COVID-19 tienen síntomas que no


se manifiestan a través de pruebas.

Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 pueden tener síntomas


difíciles de explicar y manejar. Las evaluaciones clínicas y los resultados de los
análisis de sangre de rutina, las radiografías de tórax y los electrocardiogramas
pueden ser normales. Los síntomas son similares a los que presentan las
personas con ME/CFS (encefalomielitis mialgia/síndrome de fatiga crónica) y otras
enfermedades crónicas menos conocidas que pueden aparecer después de otras
infecciones. Las personas con estos síntomas inexplicables pueden ser
interpretadas incorrectamente por sus proveedores de atención médica, por lo que
es posible que tarden mucho en recibir un diagnóstico y la atención o el
tratamiento adecuados. Revise estos consejos para prepararse para una cita con
el proveedor de atención médica por afecciones posteriores al COVID-19.

Afecciones

Algunas personas tienen nuevas afecciones después del COVID-19.

Algunas personas, especialmente las que se enfermaron gravemente a causa del


COVID-19, experimentan efectos multiorgánicos o afecciones autoinmunitarias
con síntomas que duran semanas o meses después de tener COVID-19. Los
efectos multiorgánicos pueden afectar a varios órganos, incluido el corazón, los
pulmones, los riñones, la piel y el cerebro. Como resultado de estos efectos, las
personas que tuvieron COVID-19 pueden ser más propensas a tener nuevas
afecciones tales como diabetes, afecciones cardiacas o afecciones neurológicas
que las personas que no tuvieron COVID-19.
Daño a los órganos causado por COVID-19

Aunque la COVID-19 se considere una enfermedad que principalmente afecta los


pulmones, también puede dañar muchos otros órganos, como el corazón, los
riñones y el cerebro. El daño a los órganos puede provocar complicaciones de
salud que persisten después de la enfermedad por COVID-19. En algunas
personas, los efectos persistentes para la salud pueden incluir problemas
respiratorios a largo plazo, complicaciones cardíacas, deterioro renal crónico,
accidente cerebrovascular y síndrome de Guillain-Barré, una afección que causa
parálisis temporal.

Algunos adultos y niños presentan un síndrome inflamatorio multisistémico


después de haber tenido COVID-19. En esta afección, algunos órganos y tejidos
se inflaman gravemente.

Coágulos sanguíneos y problemas de los vasos sanguíneos

La COVID-19 puede hacer más posible que las células sanguíneas se acumulen y


formen coágulos. Mientras que los coágulos grandes pueden causar ataques al
corazón y accidentes cardiovasculares, se piensa que mucho del daño al corazón
causado por la COVID-19 viene de coágulos muy pequeños que bloquean los
diminutos vasos sanguíneos (capilares) en el músculo del corazón.

Otras partes del cuerpo afectadas por los coágulos sanguíneos incluyen los
pulmones, las piernas, el hígado y los riñones.La COVID-19 también puede
debilitar los vasos sanguíneos y hacer que tengan fugas, lo que contribuye a
problemas potenciales y a largo plazo con el hígado y los riñones.

Problemas de estado de ánimo y de fatiga

Las personas con síntomas graves de la COVID-19 con frecuencia necesitan


tratamiento en la unidad de cuidado intensivo de un hospital, con asistencia
mecánica, como la de un respirador, para respirar. Simplemente sobrevivir esta
experiencia puede hacer que, más tarde, una persona tenga más posibilidades de
presentar el síndrome de estrés postraumático, depresión, y ansiedad.

Como es difícil predecir resultados a largo plazo respecto al nuevo virus que causa
la COVID-19, los científicos están observando los efectos a largo plazo que se han
observado con virus relacionados, como el síndrome respiratorio agudo grave
(SARS).

Muchas personas que se han recuperado del SARS han desarrollado el síndrome


de fatiga crónica, un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que
empeora con la actividad física o mental pero no mejora con el descanso. Lo
mismo puede darse entre las personas que han tenido la COVID-19.
BIBLIOGRAFIA
https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/long-term-effects/index.html
https://www.aepap.org/sites/default/files/documento/archivos-adjuntos/
pruebas_diagnosticas_de_laboratorio_de_covid_vfinal.pdf
https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/your-health/treatments-for-severe-
illness.html

CONCLUSION
Pasados ya 6 meses desde el inicio de la pandemia de Covid-19, con más de 13
millones de casos confirmados y alrededor de 550 mil muertes a nivel mundial, es
mucho lo que se ha logrado aprender sobre el SARS CoV- 2, de su epidemiología,
formas de contagio y reproducción en el huésped. Hoy, sus mecanismos de daño
y sus manifestaciones clínicas son mejor entendidos, sin embargo, hasta ahora
solo nos ha servido para defendernos, sin lograr una estrategia de ataque por
nuestra parte contra el virus, es decir, sin un tratamiento específico. Un informe del
25 de junio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los
EEUU, (CDC) actualizó algunos aspectos relevantes como el hecho que el riesgo
a desarrollar una enfermedad grave, no se limita de forma específica a mayores
de 65 años, si no que este, incrementa con la edad sin haber exentos. De igual
forma se reseña que la HTA, el asma bronquial y el embarazo dejan de
considerarse condicionantes de mayor riesgo manteniéndose, la obesidad (IMC
mayor 30), la EPOC, la insuficiencia renal crónica entre otros, como factores
asociados a dicho riesgo. Una de las controversias iniciales ha sido el papel que
juegan los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, así como los
bloquedores de receptores de angiotensina, acordándose, hasta el momento, que
el paciente en tratamiento con alguno de ellos debe mantenerlo y no existe
justificación para una indicación de novo con miras a modificar el curso de la
infección viral. Una de las características principales de esta pandemia y a
diferencia de otras epidemias ocurridas en años pasados, es la enorme red de
comunicación de la que disponemos, que sin duda ha sido clave en muchos
aspectos y junto a las redes sociales, nos ha permitido estar informados casi a
tiempo real, de las experiencias vividas en regiones remotas, además de compartir
información académica y científica clave para poder unir esfuerzos y prepararnos
para combatir este flagelo. Sin embargo, esta amplia afluencia de información
también ha tenido aspectos negativos muy relevantes.

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