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Escuchar en/el silencio

...

Luego de la denuncia de violencia por parte de D. quedó expectante el conocimiento de una


producción artística (poesía y plástica) que ella haría. No sabemos si D. en algún momento la
compartirá con nosotras; sabemos que no es necesario.
Sabemos que esa producción existe.
Más allá de nuestra mirada,
de su forma material
o simbólica.

Escribimos este “lado b”1 para plasmar con palabras un momento de apertura en el proceso de
trabajo. Aquel en el que las respuestas llegan a su propio tiempo, luego de soportar lo
enigmático del silencio, que para cada integrante de la familia marcaba un tono particular.
Buscamos realizar una sistematización posible de lo acontecido, en un proceso de trabajo
interdisciplinario en donde los tiempos, los saberes y las intervenciones son difíciles de
diferenciar en la vorágine de la cotidianidad laboral del hospital público. Es por eso que este
escrito trata de abrir un tiempo en el tiempo, una temporalidad otra que poblada de palabras
nos ayude a sistematizar los bordes que dan forma a nuestras prácticas.

(¿Qué es lo que produce palabra?


¿Cuáles son los tiempos adecuados de espera cuando se presume violencia?
¿Cómo acompañar procesos que parecen escurrirse en el devenir cotidiano?)

Esta viñeta se produce en la transversalidad de la musicoterapia y el trabajo social, del


servicio de pediatría y del servicio social; de lo escrito y de lo escuchado, de lo acompañado
y compartido en un equipo interdisciplinario de abordaje a las infancias vulneradas. Es desde
este locus de enunciación que creamos este lenguaje singular que da cuerpo a nuestras
prácticas, y las hace posibles.

Composición del grupo familiar

1
El “lado a” es su producción artística (material o simbólica) en un plano; y en otro, el informe de denuncia al
juzgado.

1
Silencio quedó en la casa
Acomodo la casa al silencio
que fija puertas, clausura ventanas
Sabe que el viento traerá a palabra
(De palabra, Gabo Ferro 2005)

● Teodora2 (32 años) mujer y madre de


● D. (14 años)
● Iván (9 años)

● Axel, padre y ex pareja señalado agresor

Ivan
“...no habla ni quiere hablar” (registro de Historia Integral de Salud, 17/02/2020)

Ivan trae su silencio a consulta pediátrica. En este primer espacio de llegada se detecta el
silencio como “ruido”3. Se ubica que algo está diciendo pero no se sabe qué. Y se resuelve la
articulación con el equipo que trabaja con situaciones de violencias en las infancias dentro del
hospital. Por el interno (teléfono que comunica con los otros pabellones) escucho la alarma:

P:-...es mudo, no habla y tiene 8 años


SS:- Bueno, deciles que vengan

Entrevista con integrante del equipo en servicio social. Aparece una variación en la escucha
(Anne Dufourmantelle, 2019):

(No es mudo, habla bajito, mirando hacia el suelo, ¡y tiene unos ojos muy tristes!)

En esta primera entrevista Ivan responde a las preguntas con una voz casi inaudible. Sus ojos
negros, grandes y brillantes miran hacia abajo.
2
Los nombres se encuentran modificados para resguardar la identidad de las personas afectadas. Respecto del
seudónimo de la joven D., conservamos su inicial debido a que no hallamos el seudónimo adecuado a su
sonoridad, y esto nos resultó significativo. Consideramos apropiado explicitar esta diferencia respecto del grupo
familiar, ya que también lo hizo en acto. Un punto, además de proponer un silencio, señala un final, pero
también da lugar a un nuevo comienzo.
3
Entendido como aquello que no puede ser articulado. Perteneciente al campo de la indiferenciación.

2
(Aparece la violencia como diagnóstico presuntivo. La enuresis, el llamado de atención de la
escuela, el silencio, el verano con el padre)

Hablando con Teodora cuenta que al volver de su viaje el verano pasado encontró a su hijo
más callado, que se hacía pis durante el día y que tenía dificultades en la escuela. Había
quedado al cuidado del padre de quien se separó hace unos meses por razones de violencia.

(abuso. abuso. abuso)

Teodora cuenta que en este próximo verano Ivan irá a la casa de su tía en provincia. Se le
pregunta a Iván al respecto y responde que quiere ir. Se evalúa contexto de cuidados y
acordamos nueva entrevista a su regreso.

A partir de este encuentro se comienza a trabajar en el acompañamiento de la familia. Desde


Servicio Social se realizan entrevistas con Teodora, Ivan comienza un espacio de
musicoterapia y a D. se le ofrecen diferentes propuestas artísticas que no se logran armar en
ese momento.

Teodora
“Se le preguntó si había tenido otras parejas, si se había enamorado antes:
-´No, nunca hubo eso´”
Luego de un período en el que se produce cierta suspensión en la comunicación entre el
equipo de salud y el grupo familiar, convocamos a Teodora para una evaluación del proceso
terapéutico de Ivan; ya que identificamos dificultades sostenidas en el análisis vía remota. El
día pactado, 27/08/2020, ella se presenta luego de haber sufrido agresiones por parte de Axel,
relatando que esa misma madrugada, él se metió en el hogar y abusó sexualmente de ella.
En esta entrevista Teodora relata diferentes escenas de abuso, acoso y hostigamiento de parte
del padre de lxs niñes. Menciona que “no sabía que era así…, que se puso cada vez peor
con el tiempo”. Se le preguntó si ella había tenido otras parejas, si se había enamorado antes.
A lo que responde

“No, nunca hubo eso”

3
(me averguenzo de mi pregunta burguesa)

Y relata que cuando estaba en Perú, su mamá la envió al campo a un lugar donde había
“hombres exconvictos” (sic), a trabajar en tareas domésticas. Refiere que allí Axel “la
agarró”, se casaron y “la trajo” a La Argentina.

(¿Trata y tráfico de personas?)

Averiguamos para hacer la denuncia, hablamos sobre la organización que la misma implica
“¿tenés quién te acompañe?, ¿quién podría cuidar a los chicos? Puede llevar varias
horas, no es necesario que vayas hoy, podés descansar, organizarte e ir mañana”.

(no había dormido nada, viene de una situación de violencia, la denuncia puede llevar
muchas horas, sería bueno que vaya acompañada y que sus hijos no fueran)

Al día siguiente, Teodora organiza el cuidado de sus hijes y habla con una amiga que la
acompaña. La denuncia le tomó 12 horas, primero se acercó a la comisaría del área del
hospital que tiene un equipo especializado en género, en donde le indicaron que se dirigiera a
la Oficina de Violencia Doméstica ubicada en Lavalle al 1200. Regresa a su casa a las 00
horas, con botón antipánico y orden de restricción que luego Axel incumple 4.
Se reorganiza el acompañamiento desde el equipo de salud. Esta nueva planificación, incluye
para D. un espacio de musicoterapia.

D.
“Palabras que callan, silencios que gritan”
“No conozco un cuerpo sin sonido…
por todas partes voy buscando un parlante,
en el silencio se oye un inmenso parlante”
(Parlante - Luis Alberto Spinetta - 1991)

4
Cuando esto sucede Teodora se acerca nuevamente a la ovd donde le dan una serie de papeles para enviar por
correo electrónico. Ella se comunica con el servicio social contando la situación y que no podía enviar esos
papeles por no comprender el mecanismo del trámite. Inmediatamente nos comunicamos con el Ministerio
Público de la defensa que es quien lleva adelante la denuncia y activa procedimientos de resguardo.

4
Se realiza un primer contacto con D. vía telefónica. Se oferta espacio de musicoterapia vía
remota. En la breve conversación D. se mantiene mayormente en silencio y responde con
monosílabos. Solo al final pregunta: “¿vamos a aprender a tocar instrumentos o voy a
tener que cantar?”.

- no necesariamente, es un espacio que iremos armando juntas y es para que vos


puedas expresarte del modo que necesites, con o sin música.

Los primeros encuentros con D. fueron marcados por un silencio que pudo enlazarse
brevemente a una producción. Un silencio alternado por preguntas y respuestas, una canción
y un dibujo de espirales que se escapan y se cierran en los márgenes, algo así como un
laberinto sin salida. El título que ella elige: “Familia feliz”.

En este primer tiempo hay un despliegue a través de otros lenguajes, un intento de trasmisiòn
que escapa a la palabra, y se apoya en los silencios, la música y los dibujos. También en las
imágenes del estado de whatsapp, ya que D. cuenta que a través de ellos expresa cómo se
siente en cada momento.

(En ese momento su foto de perfil muestra una niña en un bosque azul, taciturna y triste,
mirando la nada)

Lo notable en estos intercambios es que el silencio sonaba más intensamente que la voz, la
voz bajita, recortada, replegada... y los silencios más intensos y prolongados.

Luego de estos encuentros a través de la pantalla sobreviene un tiempo de repliegue... una


pausa en el encuentro.

(Interrogantes… ¿será por la pantalla? ¿vergüenza o inhibición? ¿poca intimidad en


el hogar?, ¿le estará pasando algo? ¿se esconde? ¿esconde algo de la sexualidad?
¿algo de su malestar?¿o simplemente será su tiempo y sus ritmos?)

(….)

5
Se introduce una variación... restar algo de la mirada del otro, evitar entrar por la ventana de
la compu a su casa.
Se realiza un llamado telefónico.
En él, se presenta un silencio in-tenso5, silencio que interpela, que incomoda, que invade el
espacio y el cuerpo. Un silencio que interroga, que dice algo desde lo enigmático.
Escuchar el y en el silencio - resonar y entrar en sintonía.

(Se siente como un grito).

Surge en las respuestas de D. el cansancio, estar ocupada al cuidado de otrxs, cumplir las
tareas, ayudar a su madre, ayudar a su tía, a su hermano… emerge algo del malestar (en lo
que dice y en lo que calla).

y en los siguientes encuentros…


Otro momento de pausa, de espera... de “suspensión”.
Un juego de presencias y ausencias. Entradas y salidas en un ritmo lento y
entrecortado.

Se apuesta a un encuentro presencial y a virar de la palabra hacia la expresión sonora.


Paradójicamente, la experiencia musical se interrumpe por la palabra, asociando los
instrumentos musicales a experiencias pasadas, a saberes previamente construidos, a intereses
relacionados con la literatura, la escritura y la expresión artística.

(¿que hace que aparezca la palabra?)

Una pregunta que apertura:


“¿a qué jugamos?”

D. propone juegos de palabras (Tutti Frutti, el ahorcado).


Un marco continente donde se entraman silencios, miradas, susurros, canciones, palabras que
quedan por fuera de una enunciación, pero que dicen más de lo que callan...
Palabras que sin un sentido aparente van resquebrajando el silencio imperante.

5
In-tenso en cuanto expresa tensión y a la vez una alta densidad e intensidad.

6
Algo de lo azaroso da posibilidad de un relato sin una pregunta que lo anteceda... un decir
más espontáneo por parte de D.
Un modo de estar más relajado. Un silencio más calmo, habitable, posible de articular a
relatos de situaciones tolerables, cotidianas y también a miedos e inhibiciones vinculados a la
expresión verbal y sonora musical.

“ Me gusta cantar pero no puedo cantar delante de otras personas… solo delante de mi
mamá puedo...” “... me da vergüenza hablar en público…”

En este entramado de palabras, los silencios “mudos”, herméticos, cargados e intensos


comenzaron a tornarse “elocuentes”6, silencios que pueden articularse a un relato o una
narración que da sentido a ciertas experiencias y permiten enunciar o expresar algo del
padecimiento.

En una de las sesiones, la joven realiza la siguiente pregunta:

… “¿Yo puedo hacer una denuncia?”

(Esta pregunta se entiende como locus de enunciación al que se arriba a través del proceso
analítico, “desaparece el silencio, cuando aparece palabra” -Gabo Ferro-.)

Se intercambia acerca de su derecho a ser escuchada, validando su iniciativa y alojando esta


demanda que canalizamos para acompañarla.

En dicha sesión relata situaciones de violencia de todo tipo ejercidas por parte del padre hacia
ella y su familia.

El silencio estalla, queda arrasado por una catarata de historias vivenciadas a lo largo de su
vida. Muchos significantes, escuchados como fragmentados o enigmáticos comienzan a
cobrar sentido.

6
Referencia a “Hablar desde el silencio: El silencio como verdad en las narrativas de mujeres sobrevivientes”
(Karen Davidovich).

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“ Mi papá no me dejaba cantar, ni tocar instrumentos, ni dibujar, ni escribir… solo
hacer tareas … si no hacía lo que él quería me pegaba… después nos llevaba a Luján a
pasear como si no hubiera pasado nada”

Su relato pivotea entre D. como víctima y a la vez testigo de la violencia ejercida sobre
Teodora, a quien destaca como una figura protectora y de cuidado.

A medida que avanza su denuncia se reafirma la posición de testigo, ya no es solo una


víctima silenciosa, sino que se habilita un nuevo lugar en el que puede expresarse por propia
iniciativa y sin miedo.
Luego de esta sesión, en intercambio con el equipo de Familias Vulnerables, se articula con
Servicio Social para dar un marco más formal a la denuncia realizada en el espacio del
tratamiento y facilitar los recursos para que la misma llegue a instancia judicial.

En el siguiente encuentro se escucha un cambio notable en la cualidad de su voz, con una


entonación más expresiva, afectiva y afianzada. Refiere que luego de la denuncia se siente
“más tranquila y liberada” (sic).
Se propone realizar una producción artística (poesía y plástica) en la que exprese este modo
de sentirse.
D. recepciona la propuesta contando que piensa realizar un dibujo acompañado de una
poesía.

(Su estado de whatsapp en ese momento, consta de una imagen de colores claros, con una D.
que ocupa gran parte de la imagen y se encuentra cubierta de flores lilas).

D. (d)enuncia.

Las palabras crecen en el silencio (Anna Kasumi Stahl)

Nos comunicamos con el abogado defensor de la familia (Ministerio Público de la Defensa)


para despejar qué se puede hacer en esta situación, debido a que ya hay una denuncia contra
el agresor por parte de Teodora y que consideramos significativo que la voz de D. tuviera su
propio lugar para ser escuchada.

(¿Tendría que acercarse a una comisaría?, ¿se suma a la denuncia de la madre?, ¿cómo
hacemos para que D. denuncie lo que ella tiene para decir?)

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De esta manera, realizamos un informe en el que D. relata en primera persona lo vivenciado,
aportando testimonio a la causa iniciada por su mamá y dándole mayor contundencia a la
denuncia.

(Decidimos representar este escenario)

Citamos a D. en el Servicio Social en donde ella relató infinitas escenas de violencias físicas,
económicas y emocionales vivenciadas desde que se encontraba en el útero de su madre
(cuando su papá se enteró de que era una niña le pegaba patadas en la panza a Teodora).

(Yo la escuchaba y escribía, la escuchaba, y escribía. En los medios iba realizando alguna
pregunta o comentario acotado, y hacia el final, si quería agregar algo más)

En una catarata de palabras D. denunció y reflexionó sobre lo vivido. Se preguntaba por qué
su padre era así, le repregunté si ese era un padre.

Luego de dos horas de entrevista en el frío que nos acompañó en el recinto, le pregunto si
quiere agregar algo más. Responde que no. Había dicho todo lo que quería decir hasta ahora.
Había volcado en un informe-denuncia todas las violencias que entendía que estaban mal. Ya
no le pertenecían.

“...a partir de ahora, vos vas a poder escribir tu propia historia”

(sentí que tenía que decirlo, la historia de las violencias yo ya la había escrito en el informe
que acabamos de terminar)

Luego, hablando con la musicoterapeuta sobre esta intervención, coincidimos en que algo de
la escritura flota en la familia sin que podamos terminar de capturar el sentido.

Epílogo
“Los testimonios de mujeres hacen hablar al silencio, a través de un diálogo que
entiende el silencio no como lo opuesto al lenguaje, sino como parte del lenguaje
del trauma” (Davinovich)

D. había sido acompañada por su mamá y su hermano el día de la denuncia en el servicio


social, quienes fueron con dos trabajadoras sociales residentes al área de juegos que se

9
encuentra en el parque del hospital. Allí leyeron, escribieron y compartieron recetas al calor
del sol.
Cuando conocemos a Teodora ella nos cuenta que no sabía leer y escribir, y que le gustaría
hacer la escuela primaria. Por eso se nos ocurrió que tuviera un espacio de alfabetización con
trabajo social. Lo que surge en este encuentro es que Teodora no es analfabeta, que sabe leer
y escribir.
Lo que nos hace pensar que cuando la violencia sale de encima, las personas pueden ejercer
el derecho de ser y existir libremente. Iván que “era mudo” habla con una de las trabajadoras
sociales y le cuenta sobre sus amigos del colegio, Teodora que era analfabeta lee, escribe y
comparte sus recetas de cocina peruana. D. que compartía su silencio en sesión, con una
musicoterapeuta capaz de escuchar y resonar con ese lenguaje, llega al momento de la
denuncia en la que puso en palabras los abusos vividos por ella y su familia. Llega el
momento del punto final, que da lugar a un nuevo comienzo.

Julieta Miño (musicoterapeuta concurrente) y Nazarena Alegre (trabajadora social)7


(Un escrito polifónico a cuatro manos)

(Bibliografía
● Karin Davinovich. Hablar desde el silencio: El silencio como verdad en las
narrativas de las mujeres sobrevivientes (2014)
● Anne Dufourmantelle, Elogio del riesgo (2019)
● Patricia Pellizari. El malestar en la voz (1994)
● Las palabras y el silencio, Anna Kazumi Stahl
● De palabra, Gabo Ferro
● Parlante, Luis Alberto Spinetta)

7
Si bien firmamos nosotras, las que escribimos este relato, el mismo solo es posible por todas las personas que
participaron en él. Desde la primera derivación, hasta la constante articulación y construcción de estrategias,
intervenciones y decisiones que pensamos juntas en el equipo, semana tras semana, con la familia.

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