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Clínica con niños y púberes

El Sufrimiento y la Emergencia del Sujeto

Clase 1 01-04-2017

Liliana Donzis

Liliana Donzis: Les doy la bienvenida. Nos encontramos en este espacio tan querido por
mí, y por muchos de ustedes en la Escuela. Es un placer que me acompañen, y que los
acompañe en el camino del psicoanálisis. Sabemos que el psicoanálisis no es una
práctica fácil sino que propone muchos obstáculos, pero al mismo tiempo ofrece una
posibilidad enorme que es ir más allá de las cuestiones que nos afligen, y poder hacer
algo con eso.
El Seminario tiene por título y por tema de despliegue: “El Sufrimiento y la Emergencia
del Sujeto”.
Siempre me gusta comenzar con algún texto alusivo, la letra de un poeta, hoy es
Miguel Hernández nos dice
“Llegó con tres heridas (falta Serrat, para cantarlo)
la del amor,
la de la muerte,
y la de la vida.
Con tres heridas viene
la del amor,
la de la vida,
y la de la muerte.
Con tres heridas yo;
la de la vida,
la de la muerte,
y la del amor.”

Podemos agregar: “y la del dolor”.

Vamos a trabajar sobre esto todo el año. Por eso les decía, no es un camino sencillo.
Para no hablar sólo sobre el dolor y la herida, también vamos a trabajar sobre el
humor que como dice Freud, es un de tránsfuga del superyó. El que nos permite
escapar del peso del superyó.
Vamos a trabajar sobre el sufrimiento que aporta el superyó. Entonces, les voy a contar
algo que es muy cercano al núcleo de lo aquello que vamos a desplegar.
Se encuentran dos nenes – tal vez algunos lo conocen-, porque está circulando por
Facebook- se encuentran dos nenes, una nena y un nene, que se están mirando con
enorme cariño. Y entonces el nene le dice a la nena: “¿te querés casar conmigo?”.

La nena le responde: “no… porque en mi familia sólo nos casamos entre nosotros; mi
abuela con mi abuelo, mi papá con mi mamá, mi tía con mi tío”.
No sólo el sufrimiento nos hace padecer, sino que también el hilo del humor nos puede
mostrar esta verdad por la cual los niños pueden quedar en posición de sufrientes,
alienados al goce del Otro. Es decir, al goce incestuoso. Goce incestuoso, que Lacan
dice, es el único que hay. Dice: el goce incestuoso existe, pero es justamente por el goce
incestuoso, e “en mí casa sólo nos casamos con la familia”, sabemos bien que la
endogamia es fuente, no sólo de displacer, sino que la endogamia es fuente de
sufrimiento, y es alienación al cuerpo del Otro. Vamos a trabajar esta alienación al
cuerpo del Otro. Que la nena puede decir “sólo nos casamos con la gente de la familia”.
La endogamia trae más de un inconveniente, generalmente una exclusión del lazo social
y algunos otros problemas como ciertas enfermedades transmitidas producidas por la
endogamia, pasa en algunas tribus, particularmente en la antigüedad, la
consanguineidad por el cruce e gametas con los mismos recesivos, ocurre en
colectividades pequeñas cuando el cruce es permanente. Debemos agregar que la
endogamia no solo es por los lazos intrafamiliares sino que la endogamia concierne
también a la exclusión del lazo, y la alienación al Otro.
Algunos de ustedes recordarán que en el seminario del año pasado hablamos de una
niña llamada Paula. ¿Se acuerdan? Fue un Seminario dedicado al trabajo y a la
dificultad que entraña la interdisciplina.
Paula es una nena con bastantes dificultades, trabajaban con ella una fonoaudióloga, y
otros profesionales. No fue posible lograr una interdiscursividad con ellos, por el
contrario parecía una contra discursividad, porque cada uno era dueño de un pedazo
de saber, y la niña estaba tironeada entre pedidos de certificados de discapacidad,
rótulos mal pensados e intentos de medicalización excesiva. Paula tenía un hermano
menor con serias dificultades, un chiquito que había sido diagnosticado dentro del
espectro autista. Entrando en la pubertad un día Paula se despertó y tenía a su
hermanito encima suyo en la cama haciendo toda clase de flexiones, ejercicios y
cuestiones eróticas sobre el cuerpo de la hermana, le pregunte “¿y qué hiciste?” Y
entonces ella me dice “y me hice la dormida”. Bueno, “¿y después?” “y después le
conté a mi mamá”. Ah! menos mal que despertó. Hubo que trabajar lo sucedido con el
hermano. Ella le conto a sus padres quienes intervinieron eficazmente. Asimismo el
analista del hermanito. Paula tuvo que hacer ese derrotero de “en mi familia se casan
con la familia” a “en mi familia no se casan con la familia”. Esto es lo que Freud llamó
Edipo – castración.
El atravesamiento de la castración, la articulación falo - castración, tema que
seguiremos durante este año junto a “la constitución de un sujeto en la cura”.

¿Qué entendemos por la constitución del sujeto en la cura?

Tanto en consultas por padecimientos fóbicos, o en los trastornos más graves, el niño
que se acerca, o que consultan por algún síntoma, pregunta, o demanda para articular
es un camino en el que puede emerger el sujeto en la medida que se articule
oportunamente la transferencia.
Apuntamos y apostamos al sujeto también en el análisis de un niño, aún de un niño
pequeño o con padecimientos graves. Un psicoanálisis no apunta, lo vamos a ver más
detenidamente, a la evolución, ni a la evolución de la libido, ni a que se lleve mejor o
peor –aunque también nos importa, no es algo que dejemos de lado- en la escuela, que
cumpla con sus cuestiones de aprendizaje, con la familia, que cuente con lazos sociales.
Sí, pero situando el sujeto del inconsciente en las tres dimensiones, -real, simbólica e
imaginaria-, en virtud de un abanico de operaciones , entre las cuales la transferencia
con el niño y los padres es estructural permitiendo que desde la fobia de Juanito, o Dick
de Melanie Klein, o a la tarea con un niño con manifestaciones autistas o psicóticas
con cada uno de ellos apostamos, desde el glugluglu de un autismo, un soliloquio o el
aullido de sonidos, intervenimos para lograr un soplo de sentido en lo real, y que el
glugluglu, con una buena escucha, pueda ser agua, glup, o alguna cuestión relativa al
lengua produciendo una transformación enorme en la cura. Apuntamos entonces al
sujeto en la estructura, y apuntamos a la efectuación de operaciones para que surja un
sujeto, y no para etiquetarlo, ya sea el DSM… ya sean los diagnósticos escolares.

Con lo cual, decimos, apuntamos a una emergencia, ¿Cuál? contamos con el lenguaje y
la función de la palabra que arrastra la imagen, entre trazo e imagen adviene el
mundo. Ahí donde se produce la palabra, y se produce el milagro del lenguaje y de la
lengua, ahí un análisis, un analista no solamente tiene algo por hacer, sino que muchas
veces ya hizo algo, y mucho.
Es decir, el niño en cualquiera de sus posibilidades de emergencia subjetiva, en
padecimientos graves, en padecimientos propios de la latencia, en padecimientos de la
pubertad, momento en que están más jugadas las cartas, esperamos que de las
intervenciones con los padres y el niño surjan transformaciones en relación al goce, en
relación al amor, y en relación al deseo.
Entonces vamos a ver más adelante, en el transcurso del Seminario, si podemos ubicar a
estos tres –amor, deseo y goce- y sus diferencias, en el tiempo de la niñez y en el tiempo
de la pubertad. Las transformaciones de goce arrastran a su vez transformaciones en
relación al amor y al deseo. En consecuencia habrá transformación del sufrimiento.

En los niños en condiciones más graves, puede surgir empatía, lo llamamos eco y
hacen eco, lo llaman “me quiere”… el niño por ahí no nos dice palabras amorosas pero
nosotros somos quienes leemos en sus manifestaciones, “vino y me abrazó”, “me saludó
y me apretó”, “se llevó un juguete de la caja, porque lo quería para él, al modo de algo
del otro para él”, y eso es una operación importantísima con niños graves. Winnicott
hubiera podido insinuar que ese objeto puede entrar en el espacio transicional y haber
un ida y vuelta. Pero esa primera vez de un niño grave que se lleva un pedacito de algo,
un juego, un elemento de nuestro consultorio, que se lo quiere llevar aunque balbucee,
y todavía no esté en condiciones de poder articular la palabra, ese elemento, ese objeto
investido, es un investimento transferencial.

Cuando Juanito le dice al papa, Preguntémosle a “Herr Professor” es decir a Freud,


para ver qué piensa sobre lo que le pasa, Juanito articula algo argumentativo en relación
a su propia posición como sujeto. O sea que en Juanito podemos vislumbrar una
posición del sujeto clara en relación a la transferencia. En cambio en los niños más
graves, la constitución del sujeto en la cura, se da en esas hilachas transferenciales, esta
es una marca que puede ser la vida misma. La llegada a la vida, aunque duela. Porque a
veces duele. Salir del regazo de la madre, duele. Salir de la sordidez de una madre,
duele. Salir de la sordidez de una madre y de un padre, duele, duele en lo real.
Entonces vamos a ubicar también en el recorrido del Seminario el dolor haciendo
anclaje en lo real.
Bueno, como muchas veces sucede, o como me gusta, por lo menos, iniciar el trabajo,
voy a compartir con ustedes la lectura del texto de invitación, que seguramente muchos
de ustedes leyeron, pero que voy a volver a leer.
“¿Cuál es el sufrimiento de cada niño por el que consultan a un analista? ¿Cuáles son
los efectos del sufrir? ¿Qué es sufrir?”
Cuando puse el sufrimiento como título, lo primero que hice fue pensar ¿qué quiere
decir sufrir? Porque pareciera que es algo que decimos todos los días… “sufro de
ataques de pánico…”, “sufro de amor”… yo creo que el mayor de los incurables es el
amor…, se sufre del amor.

Lacan agrega: “siempre hablamos de amor, en un análisis sólo se habla de amor”. A los
hijos, a los padres, a lo incurable del amor, al amor que hace lazo, al amor que se
desenlaza provocando tormentas y desajustes. Sólo se habla de amor.

“Sufrir” si lo buscamos en el diccionario, está definido como, “sentir físicamente un


daño, un dolor, una enfermedad, o un castigo”. Sentir un daño moral también es un
sufrimiento. Recibir con resignación, recibir con resignación un daño moral o físico,
también es un sufrimiento. La indignación, nos saca a veces del sufrimiento. No es lo
mismo recibir con resignación, el apaleo del otro o de los otros, así fuera con buenas
intenciones, que recibir con resignación.
Bueno, hay sufrimientos inevitables, y otros sufrimientos que son, lo vamos a decir así,
también en los niños neuróticos o psicóticos. Pensemos en los niños en quienes lo no
metabolizado por los padres, no metabolizado o no procesado por alguno de ellos,
Lacan dice que el síntoma es la verdad de la pareja parental, habla de la pareja parental
y estamos todos de acuerdo, pero la pareja parental es ambos dos, y cada uno puede no
procesar algo, o dejarlo como reprimido, renegado o forcluido. Puede ser de ambos
padres, de cada uno, lo no metabolizado, pasa en lo real al cuerpo del hijo, que a su vez
puede responder con represión, con renegación o con forclusión. Y ahí nos encontramos
con todo el espectro, con todo el abanico, de posibilidades de respuesta a la verdad de
la pareja parental, asi como respecto del fantasma materno, o al fantasma de alguno de
ellos. Es decir, el niño puede responder a lo no metabolizado, incluso metabolizándolo.
También. Que los hay, los hay. Un niño puede situarse a veces muchísimo mejor, ante
la tragedia o el drama que alguno de los padres. Cuando mencionamos de Antígona –
como dice Lacan – ella responde con un deseo puro. Podemos discutir qué quiere decir
“deseo puro” responde con el deseo. Y Antígona, como todos sabemos, es hija del
incesto. Entonces, Antígona proviene de algo no metabolizado, por decirlo rápido, sin
embargo, se hizo cargo de su deseo.
Hay sufrimientos por pérdidas y resignación como son muchas veces los procesos de
duelo. Se sufre por pérdidas, todos lo sabemos. ¿Saben lo que es perder el último
Iphone que se compraron? Ya no hablamos de “perdimos una bufanda”, o “perdimos un
impermeable”, o el amor de la vida, yo les pregunto: ¿qué es peor, perder el amor de la
vida o perder el Iphone último que nos compramos, que tenía todos nuestros datos y
nuestra vida? A ver, nadie me va a responder hoy, pero no sería una mala idea pensarlo.
Es una buena pregunta, cuando alguien sufre por amor y además perdió el Iphone, al
marido, ¿y el Iphone? “Ah ¡! el Iphone lo tengo felizmente, gracias a dios, porque con
eso puedo seguir mirando por whatsapp a qué hora entró mi marido al ver mensajes, a
qué hora salió, con el localizador, además ahora tengo las chances de saber en qué bar
está esta noche “El Iphone le permite seguir la vida del marido.

Trabajaremos el sufrimiento en los procesos de duelo, en las frustraciones, en la


privación y en la castración. Freud decía que es a consecuencia de la resolución, del
Complejo de Edipo. Del amor primario al padre y a la madre. O a la madre, y en el caso
de las muchachas, cuando trabaja el complejo de Edipo articulado a la castración, va a
decir “el primer objeto de amor, para ambos, es la madre”. La niña hace un cambio de
objeto secundariamente en relación a la causa, es a causa del objeto que hace un
cambio secundario y un pasaje al padre. En el mejor de los casos. Pero Freud agregaba
que, generalmente, las muchachas se quedan ligadas a las madres, con todas sus
consecuencias. Y hoy, con la experiencia de todos estos años de psicoanálisis, que no
se trata del amor primario a la madre, sino que este concierne también al cuerpo de la
madre. El goce es en relación al cuerpo de la madre. De hecho, en el texto, decíamos:
Freud plantea que el sufrimiento y el goce se apoyan en el cuerpo de la madre,
insospechado goce –agrega- que hace al cuerpo. ¿A qué cuerpo? Al cuerpo sexuado del
hijo.
Freud articula, y esto no es sin consecuencias en la sexualidad, para las temáticas de la
sexualidad, transexualismo, travestismo, problemáticas de transgénero, heterosexual,
homosexual, etc. La sexualidad en su amplio conjunto de posibilidades queda
arrendada al goce del cuerpo de la madre, “insospechado goce”. Mucho más cuando
hablamos de la sexualidad en los niños, que vamos a ubicar respecto de la castración, el
cuerpo de la madre, el amor a ese objeto primario, y también la salida del complejo de
Edipo. La salida del complejo de Edipo que él llama “sepultamiento”, porque dice que
nunca se resuelve. En la traducción de López Ballesteros, este texto se titula
“disolución del complejo de Edipo”. Pero es difícil pensar que algo se disuelve, sin
resto. En la traducción de Strachey dice “sepultamiento del complejo de Edipo”. Porque
de una sepultura, en una sepultura, quedan restos. Y esos restos tienen consecuencias.
Entonces, la castración va a tener consecuencias en la sexualidad, en la posición sexual,
en el amor, en la posición del sujeto respecto de las identificaciones, pero es una
resolución de este tiempo instituyente, propio de la operación de alienación y
separación. Estas operaciones –alienación y separación- son ese punto por el cual el
niño se instituye en el Otro, pero que requiere de la operación de separación. La entrada
al campo del sujeto, implica no quedar alienado al campo del Otro. Alienación –
separación, si las cosas andan más o menos bien, hay una nueva alienación, en segunda
vuelta. Pero si las cosas no andan el sufrimiento se manifestara como angustia. La
angustia es un afecto. Estamos afectados por la angustia, que concierne al “sentir un
dolor subjetivo”, podemos ubicar en ese sentir la no salida, que no se ha resuelto la
operación de alienación. La angustia se liga a la función paterna, nombres del padre,
goce del padre, versiones del padre que para Freud es a causa de la castración, porque
Freud sitúa el padre de la amenaza, y como consecuencia sitúa allí también la
emergencia de la angustia, por su parte Lacan va a plantear un cambio profundo y dice:
no se trata de que es a causa de la castración la emergencia de angustia en los niños –
incluso la podemos extender al adulto- sino que se trata de cuando la castración no
llega, si el nombre del padre, los nombres del padre, no llegan, ahí se produce la
angustia.
Contamos con dos versiones de la angustia, al menos dos, con consecuencias diferentes
según lo podamos leer de un lado o del otro. También se sufre, decía hace un ratito, por
la instancia parental. Cuando hay sufrimiento en lo real es muy difícil que se pueda
investir un objeto, que haya investidura de un objeto. Por ejemplo, en la melancolía.
Hay una pérdida en lo real, se desinviste un objeto… “Cuando el amor al objeto, amor
que ha de ser conservado, no obstante, el abandono del objeto en la melancolía, llega a
refugiarse en la identificación narcisista, recae el odio sobre ese objeto, calumniándolo,
humillándolo, haciéndole sufrir, y encontrando en este sufrimiento una satisfacción
sádica. El tormento indudablemente placentero que el melancólico se inflige a sí mismo
significa, análogamente a los fenómenos correlativos de la neurosis obsesiva, la
satisfacción de tendencias sádicas y de odio orientadas hacia un objeto pero retraídas al
yo del propio sujeto.” Duelo y melancolía.
Podemos situar que ante la pérdida en lo real –yo prefiero decirlo así- ante la pérdida en
lo real, o ante una pérdida cuando el sufrimiento toca lo real, es de lo real, es difícil o
complejo que el objeto pueda ser investido. Pensemos en la melancolía, la investidura
recae sobre el yo, y no sobre el objeto. Y ahí, lo que podría ser la pérdida del objeto –el
Iphone, el novio, el amor, lo que fuera- recae sobre el yo, y el yo se trata de la misma
manera, como calumniando al otro.
Voy a mezclar algo, porque, por la hora, quiero decir algo de Freud también, de 1893.
En Estudios sobre la histeria. “El empalidecimiento o pérdida de afectividad de un
recuerdo, depende de varios factores. Lo que sobre todo importa es si frente al suceso
que nos afectó, se reacciona enérgicamente o no. Por reacción entendemos aquí toda la
serie de reflejos voluntarios e involuntarios en que, según lo sabemos por experiencia,
se descargan los afectos: desde el llanto hasta la venganza. Si esta reacción se produce
en la escala suficiente, desaparece buena parte del afecto (…)”. Sigue Freud, 1893: “Si
esta reacción se produce en escala suficiente, desaparece buena parte del afecto; nuestra
lengua testimonia este hecho de observación cotidiana mediante las expresiones «sich
austoben» {«desfogarse»}, «sich ausweínen» {«desahogarse llorando»}. Si la reacción
es sofocada, el afecto permanece conectado con el recuerdo. Un ultraje devuelto,
aunque sólo sea de palabra, es recordado de otro modo que un ultraje que fue preciso
tragarse. El lenguaje reconoce también ese distingo en las consecuencias psíquicas y
corporales, y de manera en extremo característica designa «Kränkung» {«afrenta»; en
el sentido de «mortificación»} al sufrimiento tolerado en silencio. La reacción del
dañado frente al trauma sólo tiene en verdad un efecto plenamente catártico si es una
reacción adecuada, como la venganza. Pero el ser humano encuentra en el lenguaje un
sustituto de a acción; con su auxilio el afecto puede ser dicho casi de igual modo. En
otros casos, el decir mismo es el reflejo adecuado como queja y como declaración de un
secreto que atormenta. Cuando no se produce esa reacción de obra, de palabra, o
mediante el llanto en los casos más leves, el recuerdo del hecho conserva en principio su
tinte afectivo.” Freud en 1893 nos sorprende nuevamente.
Ubicamos en relación al sufrimiento: reacción, desahogo, lenguaje, dicho y decir.
En esta escala vamos a poder situar también en la cura de qué se sufre para que pueda
ser desplegado.
El sufrimiento requiere que se sitúe en un análisis. El sufrimiento de los niños que
acuden al psicoanálisis, para que no se sofoque debe abrir a la palabra, al dibujo, al
juego, al relato, a las diferentes formas de argumentación con las que contamos para
trabajar con los chicos. Esas formas de argumentación, lúdicas, gráficas, -el año pasado
trabajamos el dibujo y el gráfico de una manera fantástica con Gabriela Yankelevich y
Alejandra Marroquín que hoy nos acompañan, hicieron un trabajo, junto con Carina
Osorio y Laura Fuks, pusieron de manifiesto que en el grafismo aparece el sufrimiento
que no es sólo una expresión sino que se ofrece a nuestra lectura. A la lectura ¿de qué?
de ese sujeto, no en posición adulta, es decir, con un fantasma sellado, una
argumentación subjetiva sellada ante la castración del Otro, sino que en los niños nos
vamos a encontrar con hilos argumentativos que son hilachas fantasmáticas, y que van
a operar en la cura para que emerja el sujeto, para que tengamos un basamento desde el
cual interpretar, desde el cual intervenir, desde el cual, por ejemplo, un fenómeno
psicosomático, que es con lo que se presentan muchos niños en la consulta, un
fenómeno psicosomático, una reacción psicosomática, sin palabras, con letras mudas,
pueda tener, a mí me gusta decirlo así, vocación de síntoma. Porque en el síntoma
estamos en condiciones de poder leer y trabajar esa presentación. Este tema lo va a
trabajar hacia la mitad de año Pablo Capdevielle.
Si el bebé nace indefenso, desamparado, -Freud en alemán decía hilfloskeit, desamparo,
en alemán- depende enteramente del Otro, en general la madre o quien cumple esa
función. Ese desamparo inicial que requiere del Otro permite que haya lo pulsional
produciendo un salto entre el autoerotismo inicial, y el narcisismo, pero también el
campo de las pulsiones se organiza a partir fundamentalmente de la palabra del Otro.
La pulsión es respuesta del sujeto. Es respuesta, “es una respuesta lenguajera “como lo
hubiera dicho Roberto Harari, a la demanda del Otro. Es una respuesta de lenguaje al
sonido y a la voz del Otro. Es decir, la entrada de la pulsión, el recorrido de la pulsión,
que no viene desde el inicio y en esto nos diferenciamos de Melanie Klein, el recorrido
de la pulsión es un ida y vuelta ¿en qué? en el magma del lenguaje, pero en las palabras
que se asoman como demanda, del Otro, y que recaen sobre el cuerpo del niño,
generando desde ese cuerpo, una respuesta también de lenguaje. El grito, el llanto, el
gorgojeo, el sonido y la palabra, son lenguajes posibles. Llora: tiene hambre. Pero ese
llanto es un llanto que puede ser un antecedente lógico de la articulación de la lengua.
Esto vamos a ver si podemos desarrollarlo en otro momento. La entrada de la pulsión
que, ya sabemos, es distinta del instinto, hace del cachorro, cachorro humano. Porque lo
simbólico hace su entrada, y también hace al cuerpo imaginario. Es por la pulsión que
nos diferenciamos de nuestras mascotas. Algunos de aquí conocen perfectamente a mi
gato Luisito, y el que lo conoce sabe perfectamente que uno le dice “hola Luis”, ¿no es
cierto? Y Luis dice “miau”. Pero… ¿y es así? Sí, es que es gracioso. Y además puede, le
podemos preguntar muchas cosas, él nos mira y responde. Pero este hermoso gatito, no
tiene ninguna posibilidad de decirle esto a ningún otro gatito. Porque la palabra para él,
y la transmisión, no se producen. Entonces, hay algo que respecto de la pulsión como
respuesta a la lengua del Otro, a la lengua materna, creemos que el “miau” dice algo
pero no hay transmisión. La pulsión implica el lenguaje, la articulación de la lengua de
cada quien, que Lacan llamó lalangue, la lalengua, y la articulación al decir. No hay
pulsión sin articulación al lenguaje. Si el edificio psíquico, -con esto termino-, nunca
está terminado, se pueden derrumbar, sufrientemente, recordemos que Lacan llama al
paciente, al analizante, el “sujeto sufriente”, se puede derrumbar del edificio estructural
de cada uno, techos y paredes, pero se pueden reconstruir si tenemos idea de cómo
trabajar con la lengua y la estructura, lo que llamamos la dirección de la cura.

Claro está, si se trata de un edificio amarrado a la neurosis, o la neurosis como potencia.


Pero si está el sujeto amarrado o desamarrado, Lacan dice “desabonado del
inconsciente”, si está eventualmente en la psicosis o en la tragedia de una
descompensación psicótica, no siempre el derrumbe es reconstruible, no siempre
podemos reconstruirlo. Lo que intenta reconstruir ahí, es el delirio. El delirio va a
restituir el edificio y los ladrillos del nombre del padre que fueron expulsados,
forcluidos, en la estructura serán de ese orden.
Participante: hola… no, en realidad no es una inquietud teórica, que las tengo,
obviamente, pero… no llegué a escucharte, no sé si mencionaste el texto, que me
gustaría leerlo, el de Freud, el de 1893, no llegué a escuchar qué texto era…

Liliana Donzis: La frase citada es de Freud en Estudios sobre la histeria.

Participante: ah, bien… muchas gracias.

Liliana Donzis: es donde habla de su relación con Breuer. Lo que estaban haciendo con
Breuer, y cuando trabaja, particularmente, la abreacción.

Participante: gracias, muy amable…

Laura Palacios: yo quisiera preguntarle, hacer una especie de pregunta literaria, y


relacionado con la tecnología. Si a usted no le parece que el Iphone, si el Iphone ese que
extravió, no es una especie de Aleph. Donde está todo… o se cree que está todo, ¿no?

Liliana Donzis: sí…

Laura palacios : Lo pienso en relación a los chicos, en esta cuestión de la tecnología,


que los padres vienen quejándose de que los chicos están todo el día con la compu, no
juegan, no salen al patio… nada, ¿no? Me parece que por ahí usted me podía dar alguna
respuesta…

Liliana Donzis: muchísimas gracias Laura, porque, en realidad, está más cerca de la
poética con el Aleph y el objeto causa, está en ese lugar… lo tiene todo pero además es
inhallable. Por más de que estemos todo el día con la computadora, con el Iphone y con
la tecno el objeto resulta inhallable, la verdad que porta el Iphone Aleph. Gracias. Sí,
estoy de acuerdo…

Mónica: hola, ¿se escucha? Cuando situabas a Freud, recién, me acordaba de que en el
historial de Catalina, la primera pregunta que le hace a Catalina es: “¿de qué sufre
usted?” Y a la vez, desplegado ese sufrimiento, llega al tema del ultraje. Y a aquello que
había sido acallado. Me pareció volverme a acordar, en relación al sufrimiento, y cómo
un analista, Freud ahí, 1893-95, la primera pregunta que hace es “¿de qué sufre usted?”

Liliana Donzis: gracias Mónica, es valioso el comentario… sí, “¿de qué sufre usted?”,
y el ultraje también… hay un momento, que creo que está en mi invitación primera, y
bueno, por supuesto que lo vamos a trabajar, que es la cuestión y las cuestiones
vinculadas con los abusos y con los ultrajes a los niños, al cuerpo de los niños, que es
un padecimiento y un sufrimiento muchas veces acallado, silenciado o maltratado. Hay
un texto que voy a hacer circular, que se llama Niños ultrajados, niños indignados, con
una posición personal respecto del abuso paterno filial. En el ultraje no hay más padre,
hay duelo por el padre, tiene que haber una caída del padre, para que se reinstaure la
función simbólica del padre. Pero bueno, me lo evocó inmediatamente tu pregunta,
porque además Catalina, según ella decía, había sido ultrajada por su tío. Y según ese
libro que compartimos, con la compañera y colega, un libro en portugués que tiene
todos los casos de Freud escritos por un anti freudiano, pero que recogió y armó las
biografías de cada uno de los pacientes de Freud, con detalles personalísimos, y
nombres y fotos, creo que lo tengo que dejar en Biblioteca, es muy atractivo el libro, y
cuenta que no se trata del tío sino del padre de Catalina, cuando fue seducida, según
decía Freud.

Gabriela Yankelevich: sí, Lili, en relación al tema del ultraje, hay una duda que yo
tengo hace un tiempo, que observo que muchos papás y mamás le dicen “papi” y
“mami” a sus hijos. Y me parece que es como algo novedoso en relación a ese lugar que
le dan a ese niño, y las consecuencias de esto, que son pibes que a veces no le dicen
papá y mamá al papá y a la mamá, los llaman por su nombre, o, bueno, no saben decir
su apellido, no lo saben escribir… bueno…esto.

Liliana Donzis: Estamos en el tema del lenguaje. Cómo surge en la lengua el


sufrimiento, y cómo esta cuestión de lo no metabolizado vuelve a “papi” y “mami”… o
también otra cosa que a mí me asombró, o me asombra, y es, que a los nenes, o a los
hijitos, se les da besos en la boca. A mí me asombra.
Alejandra Marroquin : pensaba en relación al sufrimiento, si en las distintas
presentaciones en la clínica, muchas veces nos demanda del lado del analista leer que
hay un sufrimiento. ¿No? Digo pensando en las nominaciones que se tienen, ya sea en el
ámbito institucional, digamos, en la escuela, o cómo llega un niño a la consulta, y
también del decir de los padres en relación a eso, ¿no? Como en muchas, en distintas
presentaciones, nos llevan a una lectura de que hay sufrimiento ahí, ¿no? Pensaba eso…

Liliana Donzis: coincido, coincido. Cuando ponemos, que no es nuestro caso, pero
cuando se le pone a un niño ADD antes de conocerlo, para decir lo más trillado, estamos
sin entrar reconocer del sufrimiento.

Participante: ya que estamos, ya que tengo el micrófono en la mano, aprovecho… no,


pensaba en el título de este Seminario, ¿no? Sufrimiento, y, si no me equivoco,
emergencia del sujeto, ¿o constitución del sujeto?

Liliana Donzis: la emergencia del sujeto…

Participante: la emergencia del sujeto. Y me quedé pensando un poco por qué habrás
elegido este título, y pensaba cómo era la clínica en esta época, qué escuchabas… ¿no?
Hablaste del Iphone… hablamos de lo incurable del amor, de la época en que ahora el
objeto es como que hasta parece intercambiable a veces, y si esto tenía algo que ver en
esa relación de estos padres a esos niños… obviamente que es caso por caso, pero me
interesaba saber si el título que habías elegido tenía algo que ver con la época, y si algo
de esto escuchabas por supuesto en el consultorio…

Liliana Donzis: algunas veces sí, algunas veces no. Yo creo que hay invariantes de la
estructura que mencionó Freud, Lacan, y nosotros seguramente también. Digamos,
Edipo, castración, nombre del padre… represión, inconsciente… son invariantes de la
estructura, y no podemos aislarnos ni distanciarnos de esto. Ahora, yo entiendo que hay
a veces condiciones subjetivas, que Lacan decía que hay que estar a la altura de la
subjetividad de la época, y esa frase de Lacan, que no está escrita de cualquier manera,
tampoco, a veces nos lleva a ciertos problemas.

Que, por ejemplo, hay epidemia de autismos… no, no hay epidemias de autismo, me
disculpo por lo que voy a decir, hay cierta ignorancia sobre lo que es el autismo, y a
muchos niños silenciosos o con dificultades de vinculación, se los llama autistas, y ahí
queda, como decía un poquito recién Alejandra, queda lejos de nosotros el sufrimiento
individual de ese sujeto, de ese nene. Entonces, tendemos a hacer masificaciones, esto
es un problema de época. Pero no sé si es un problema de los niños. Que los niños
jueguen con lo que tienen a mano, y sí… de hecho, cuando llegan al consultorio ,
seguramente les pasará lo mismo que a mí, tenemos una caja con maderitas, con autitos
de plástico, con legos, y otras cosas, a los chicos les encanta, porque de eso, en casa, no
hay.
Participante: y una última cosita más, ¿puede ser? Si podes ampliar algo de lo que
dijiste respecto de “el único goce que existe es el goce incestuoso”.

Liliana Donzis: ah, bueno, lo dejamos para la próxima reunión, que vamos a trabajar un
poco sobre la cuestión de frustración, privación, castración y la cuestión del incesto. Ahí
lo dejamos, y le damos la palabra a Olivia, y como se están yendo, vamos a culminar
aquí, no sé si la pregunta es breve…

Olivia: es breve, es breve, gracias Lili. Cuando vos decías que cien años de psicoanálisis
ya nos han enseñado que, el primer objeto de amor que es la madre, lo que interviene
ahí es el cuerpo de la madre. Y yo te quería preguntar, para seguirlo trabajando, que
decís vos, qué querés decir cuando decís “cuerpo de la madre”…

Liliana Donzis: sí, puedo decir el goce del Otro, la voz, la sonoridad del cuerpo de la
madre y la lengua, el falo… Tu trabajo va por ese lado, lo conozco y lo he leído. Ha
sido publicado un trabajo de Olivia sobre la cuestión del falo, así que, bueno, lo vamos a
recomendar especialmente.

Esther Mano: me quedé pensando, cuando estabas hablando de sufrimiento, se me


ocurrió diferenciarlo de padecimiento. Y pensaba si la mayoría de las veces en la clínica
lo que se trata es de construir ese sufrimiento, ¿no? Como que encontramos que viene
un niño con unos ciertos padecimientos. O unos padres, también padeciendo, y que ese
sufrimiento es a construir.

Muchas gracias. Un gusto. Nos vemos la próxima.

(Aplausos)

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