Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
CONECTADOS 1
Cartilla docente
Evaluación 1
Se escribe en versos.
Supone el paso desde una situación GÉNERO DRAMÁTICO
inicial a una final.
Cuenta hechos de los que participan
personajes en un tiempo y en un
espacio GÉNERO LÍRICO
Bellos cabellos
ESCENA UNO
La escena transcurre en la peluquería. Hay un reloj que marca las once. Entra
Laura, mujer de cabellos largos, y la recibe amablemente Miguel, el peluquero.
1
Se ofrecen dos propuestas de evaluación sobre un texto de Adela Bach.
1
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
ESCENA DOS
El mismo lugar que la escena anterior, pero el reloj marca las tres. Laura está
roncando. Tiene la cabeza cubierta con una toalla. Miguel está al lado, de pie.
2
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Evaluación 2
3
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Se escribe en versos.
Bellos cabellos
ESCENA UNO
La escena transcurre en la peluquería. Hay un reloj que marca las once. Entra
Laura, mujer de cabellos largos, y la recibe amablemente Miguel, el peluquero.
4
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
MIGUEL: –Se lo aseguro. Señora, relájese y deje su cabeza en mis manos (Laura
cierra los ojos y Miguel empieza a trabajar).
ESCENA DOS
El mismo lugar que la escena anterior, pero el reloj marca las tres. Laura está
roncando. Tiene la cabeza cubierta con una toalla. Miguel está al lado, de pie.
5
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
1. Subrayamos todas las palabras del texto usadas para referir a pradera.
2. Identifiquemos cinco sustantivos colectivos y reemplacemos los últimos tres por
sustantivos individuales en plural.
3. Extraigamos los adjetivos y clasifiquémoslos en calificativos y relacionales.
Indiquemos el sustantivo que modifican.
4. De acuerdo con la oposición contable / no contable, encerremos en un círculo el
sustantivo “intruso” en cada columna:
cereza proeza
chupetín ansiedad
bombilla harina
elegancia ventanal
sapo gratitud
6
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
2. Subrayemos las dos expresiones usadas para referir a los “conocimientos” que debe
tener un lector.
3. Según el texto, ¿cuáles son las consecuencias de tener “cultura general”?
4. Extraigamos sustantivos que se clasifiquen de la siguiente manera:
Sustantivo abstracto masculino:
Adjetivo calificativo superlativo:
Sustantivo individual contable singular:
Sustantivo colectivo:
Adjetivo calificativo femenino positivo:
Sustantivo no contable masculino:
Adjetivo relacional:
7
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Módulo 3 – El mito
Evaluación 1
Medusa
Hace mucho tiempo, existía un monstruo con figura de mujer llamado Medusa. Vivía
en lo alto de la roca, junto al mar. Sus cabellos eran serpientes vivas y todos aquellos
que la miraban quedaban convertidos en piedra.
Muchos habían intentado matarla y muchos habían perecido en el intento. Por esa
razón, había numerosas estatuas de piedra alrededor del peñasco donde ella vivía.
Un joven, Perseo, decidió acabar con ella. Sus amigos querían disuadirlo para que
no lo hiciera, pero él no los escuchó, pues tenía sus propios planes.
Un día, Perseo subió hasta la roca y cuando apareció el terrible monstruo, en lugar
de mirarlo y empuñar la espada, sacó un espejo. Medusa, al reflejarse en él, quedó
convertida, inmediatamente, en estatua de piedra.
Desde entonces, los marineros cuentan la hazaña de Perseo cada vez que sus
naves pasan junto a la roca de Medusa.
Respuestas a la Evaluación
1. El sinónimo es peñasco.
2. Tiempo: Hace mucho tiempo… / Espacio: En lo alto de una roca, junto al mar…
3. Narrador omnisciente.
4. La estrategia utilizada por Perseo fue subir a la roca y llevar consigo un espejo para
que, al reflejarse en él, Medusa se transformara en una estatua de piedra.
8
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
5. Secuencia narrativa: Poder de Linco Nahuel sobre la zona del cerro Tronador /
Intento de los amigos de disuadirlo / Enfrentamiento de Perseo y Medusa /
Conversión de Medusa en estatua.
Evaluación 2
Teseo y Ariadna
9
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Respuestas a la Evaluación
Evaluación 3 (determinantes)
____ el mundo. ____ origen posee ____ versiones: la europea y la oriental. Para
10
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
11
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Módulo 4 – La leyenda
Evaluación 1
Cuentan que Linco Nahuel (nombre que quiere decir tigre del desierto) era un
cacique muy valeroso y tan celoso de sus dominios que no permitía que nadie entrara
en ellos.
Un día llegó hasta los pies del cerro una tribu de enanos dispuestos a buscar
refugio. Eran millares de hábiles guerreros bien armados que con flechas envenenadas
lograron vencer y tomar prisionero a Linco Nahuel y a mucha de su gente. Los llevaron
a la cumbre del Tronador y, desde allí, los arrojaron uno por uno al abismo.
El gran cacique Linco Nahuel fue obligado a contemplar el espectáculo de ver
despeñar a sus queridos guerreros. Ante este hecho cruel, se estremeció la montaña
y, envueltos en un alud, hallaron muerte todos los combatientes: araucanos e intrusos,
menos Linco Nahuel y el cacique de los enanos que, petrificados uno frente al otro,
aún escuchan en la cumbre el fragor incesante que emerge de la profundidad del cerro.
Ningún ser vivo podrá llegar hasta ellos; solo el pájaro Fürüfühue los visita de
cuando en cuando, se asienta sobre sus cabezas y canta su triste canción.
Se dice que el cerro bramó y brama ante la ambición del ser humano y para que
nadie se atreva a creerse su dueño.
Situación inicial Poder de Linco Nahuel sobre la zona del cerro Tronador.
Complicación
Resolución
Situación final Castigo a los caciques.
Evaluación
12
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Respuestas a la Evaluación
Evaluación 2
Flor, una hermosa india de grandes ojos negros, amaba a un joven llamado Ágil.
Este pertenecía a una tribu enemiga y, por lo tanto, solo podían verse a escondidas.
Se encontraban al atardecer, cuando el sol ardía en el horizonte como una inmensa
ascua. El lugar era un bosquecillo, junto a un arroyo que ponía un reflejo plateado en
la penumbra verde.
Los dos jóvenes podían verse solo unos minutos, pues de lo contrario hubieran
despertado las sospechas de la tribu de Flor. Pero una amiga envidiosa descubrió el
secreto de la indiecita y corrió a contárselo al jefe de la tribu, quien prohibió a Flor
reunirse con Ágil.
La Luna, que conocía la pena del indio enamorado, le contó que había visto a Flor
llorando amargamente y pidiendo, desesperada, que Tupa le quitara la vida para
librarse de una boda impuesta por el cacique. Compadecido, el dios la transformó en
una hermosa flor.
—¡Tupa, Tupa!—, gimió Ágil por el relato de la Luna. —Yo sé que en los pétalos de
Flor reconoceré el sabor de sus besos. Yo sé que la encontraré. ¡Ayúdame tú que todo
lo puedes!—. Y el cuerpo de Ágil, ante el asombro de la Luna, se volvió pequeño y
quedó convertido en delicado pájaro multicolor, que salió volando apresuradamente.
Era un colibrí.
Desde entonces, el novio triste, en esa bella transformación, pasa sus días besando
las flores. Buscando una, solo una. Pero todavía no la ha encontrado.
13
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Situación inicial El amor prohibido entre Flor y Ágil, jóvenes de tribus enemigas.
Complicación
Resolución
Situación final Búsqueda incesante de Flor por Ágil.
Evaluación
Respuestas a la Evaluación
14
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Evaluación 3 (pronombres)
“Portate bien, Juancito, o ____ va a llevar el Pombero”. ____ se dice en los pueblos
misioneros a los niños desobedientes. ____ duda de que, al Pombero, personaje de la
mitología guaraní, ____ caracteriza la maldad. En realidad, ____ puede ser amigo o
enemigo del hombre. Todo depende de cómo se ____ trata. Si se ____ da ofrendas por
la noche, nos hará favores; mientras que, si se transforma en enemigo, practicará con
____ su mejor arte: el engaño.
15
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Según el mito griego, Tetis, la nereida madre de Aquiles, quería volver inmortal a su
hijo. Y le dio esa gracia al sumergirlo en las mágicas aguas del río Estigia… Lo introdujo
en ellas sosteniéndolo desde el talón. Dado que esta área no tocó el agua, él quedó
vulnerable a las heridas y a la muerte. De este mito proviene la expresión popular “talón
de Aquiles”, empleada por algunas personas para referirse al punto débil o frágil de un
individuo.
16
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Evaluación 1
El cerro Tronador
17
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Respuestas a la Evaluación
Evaluación 2
El colibrí
El colibrí es un ave pequeña y llamativa. Tiene las patas débiles y cortas, su cola
adopta formas extrañas y está cubierta de varios adornos. El pico es muy largo,
puntiagudo y guarda en su interior una lengua en forma de trompa, que usa para
absorber el néctar de las flores que proporcionan su alimento.
Se encuentra entre los pájaros más pequeños que existen. En su especie, el de
tamaño más reducido es el elfo de las abejas, que entre su pico y cola mide apenas
unos 5.5 centímetros, y vive exclusivamente en Cuba.
El colibrí es el único pájaro capaz de volar hacia atrás. Al hacerlo, se asemeja a los
insectos que se sostienen en un punto exacto del espacio gracias a la vibración de sus
alas. Por ello, cuando lo vemos recoger el néctar de las flores, su cuerpo parece
suspendido en el vacío.
18
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Respuestas a la Evaluación
Evaluación 3 (verbo)
De todos los soportes que se han utilizado para escribir, el papel es el más
difundido por el mundo. Su nombre deriva de papyrus, palabra que refiere al
material que usaban los antiguos egipcios. El papiro, sin embargo, se considerará
solo uno de los predecesores del papel.
Fue Ts`ai Lun quien creó el papel en el 105 d.C. Por entonces, China se había
convertido en una sociedad burocrática que requería llevar muchos registros por
escrito. Así, a partir de corteza arbórea, cáñamo y paños deshechos, se desarrolló
un material ligero y económico, el cual reemplazó las existentes tablillas de bambú
y las telas de seda.
19
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Evaluación 4 (verbo)
Leamos el siguiente cuento del escritor argentino Javier Villafañe. De acuerdo con el
sentido y la información entre corchetes, conjuguemos los verbos para completar los
blancos:
El fantasma
Despertó con un fuerte dolor en la nuca. Abrió la puerta y el perro ladró como si
_________ [VER: pret. imperf. del subj.] a un desconocido. Fue al embarcadero y _________
[SUBIR: pret. perf. simple] a la canoa. Remó y en el primer remolino la canoa se dio vuelta.
Después unos policías _________ [RASTREAR: pret. imperf. del ind.] el río en busca del ahogado.
–No lo _________ [BUSCAR: 2°. pl. imper.] en el río –dijo un vecino–. El hombre _________
[ESTAR: presente del ind.] muerto en su rancho. Esta mañana _________ [OÍR: 1° sg. pret. perf. simple]
ladrar a su perro. _________ [SALIR: 1° sg. pret. perf. simple] y vi como la canoa se iba sola, río
abajo. Fue al fantasma del hombre que vio su perro. Por eso _________ [LADRAR: pret. perf.
simple] así. Fue su fantasma el que subió a la canoa y se ahogó.
Cuando los policías _________ [ENTRAR: pret. perf. simple] en el rancho, el hombre estaba
tendido en un catre, muerto, con las manos sobre la nuca.
20
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Módulo 7 – Cuento2
Evaluación 1
A la deriva
El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante,
y al volverse con un juramento vio una yararacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro
ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban
dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la
cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las
vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante
contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el
pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre
sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida
2
Se ofrecen dos propuestas de evaluación sobre un texto de Horacio Quiroga.
21
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de
garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos
violetas desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía
adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un
ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
- ¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido
gusto alguno.
- ¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
- ¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
- ¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otros dos
vasos, pero no sintió nada en la garganta.
- Bueno; esto se pone feo -murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre
gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa
morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle.
La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más aumentaba a la par. Cuando
pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada
en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentose
en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las
inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí
sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito -de sangre esta
vez- dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba
la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó
hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no
podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves,
aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo
fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros,
exhausto, quedó tendido de pecho.
- ¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
- ¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo.
En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta
su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros,
encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto,
asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre,
en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El
paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza
sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un
violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía
mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta
inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas
para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes
de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
22
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
23
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Evaluación 2
A la deriva
El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante,
y al volverse con un juramento vio una yararacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro
ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban
dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la
cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las
vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante
contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el
pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre
sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida
hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de
garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos
violetas desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía
adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un
ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
- ¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido
gusto alguno.
- ¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
- ¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
- ¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otros dos
vasos, pero no sintió nada en la garganta.
- Bueno; esto se pone feo -murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre
gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa
morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle.
La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más aumentaba a la par. Cuando
pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada
en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentose
en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las
inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí
sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito -de sangre esta
vez- dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba
la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó
24
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no
podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves,
aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo
fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros,
exhausto, quedó tendido de pecho.
- ¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
- ¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo.
En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta
su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros,
encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto,
asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre,
en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El
paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza
sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un
violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía
mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta
inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas
para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes
de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni
en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera
también a su ex patrón míster Dougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había
coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre
el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de
guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma
ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba
entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años?
Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí,
seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho.
¿Qué sería? Y la respiración…
Al recibidor de maderas de míster Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto
Esperanza un viernes santo… ¿Viernes? Sí, o jueves…
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
- Un jueves…
Y cesó de respirar.
25
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
1. Ordenemos el siguiente texto que ha perdido su sentido porque se han mezclado los
sujetos y los predicados:
La expresión selva tropical oscila entre los 27° y los 29°. Exuberante vegetación y
muchos animales son ácidos y pobres para la agricultura. Sus suelos caracterizan este
bioma. La temperatura de la selva tropical refiere a un terreno extenso de clima cálido
y húmedo.
26
info@comunicarteweb.com.ar
WhatsApp: 351 2000237
Libro Conectados 1
Lengua y Literatura – Editorial Comunicarte - Córdoba - 2021
Myriam Delgado, Darío Delicia, Victoria Fernández, Francisco González B., Soledad M. Costa
Determinante (posesivo):
Texto ordenado
La expresión selva tropical refiere a un terreno extenso de clima cálido y húmedo.
Exuberante vegetación y muchos animales caracterizan este bioma. Sus suelos son
ácidos y pobres para la agricultura. La temperatura de la selva tropical oscila entre los
27° y los 29°.
27