Está en la página 1de 14

1

Santiago, dos de julio de dos mil catorce.


VISTO:
En estos autos Rol 2.118-2011, seguidos ante el Segundo Juzgado Civil
de Talcahuano, compareció don Andrés Franchi Muñoz, abogado, en
representación de doña Ninette Lidia Amín González, quien dedujo demanda
en juicio sumario en contra de Omar Patricio Faúndez Durán, solicitando se
ordene la restitución de especies entregadas a título de depósito, dentro del
plazo que indica, con costas.
Fundamentando su pretensión, señaló que con fecha 2 de octubre de
2006, su representada celebró un contrato de depósito con el demandado, en
virtud del cual le hizo entrega de las especies que singulariza para su guarda y
custodia, sin embargo pese a sus reiterados requerimientos, la contraria se ha
negado a restituirlas, razón por la que viene en deducir la presente acción.
El demandado contestó la demanda, solicitando su íntegro rechazo.
Después de reconocer que recibió en depósito las especies que se indican en
la demanda, asevera que las partes acordaron que éste se extendería por un
plazo razonablemente breve, que se estimó en un año. Asimismo, de común
acuerdo regularon en $ 500.000 las expensas mínimas necesarias para la
conservación y custodia por el plazo previsto para el depósito, suma destinada
a financiar los gastos de custodia y vigilancia de las especies con guardias las
24 horas del día así como la iluminación nocturna del lugar de conservación y
guarda, entre otros. Sin embargo, la depositante dejó transcurrir largamente el
término acordado, circunstancia que aumentó considerablemente los gastos de
custodia y conservación.
Por lo expuesto, manifiesta que su intención no es retener indebidamente
las especies en depósito, en la medida que su oposición tiene como único
objeto obtener de la contraria el pago de las expensas que le adeuda, que
incluye la suma de $500.000 por cada año transcurrido, sin que existe razón
para privarlo de dicho estipendio, que le corresponde de acuerdo a lo
dispuesto en los artículos 2.234 y 2.235 del Código Civil.
En subsidio, y para el caso que se ordene la entrega de los bienes
muebles, pide se haga lugar al derecho de retención conferido a su parte, y en
consecuencia, se disponga que la actora para recuperar las cosas en depósito,
2

deberá previamente pagar las expensas e indemnizaciones que adeuda, con


costas.
Por sentencia de fecha cinco de marzo de dos mil trece, que se lee a fojas
86 y siguientes, el señor juez titular del tribunal referido en el primer apartado
de esta expositiva, rechazó la demanda sin costas.
La demandante apeló de ese fallo y una sala de la Corte de Apelaciones
de Concepción, por resolución de siete de agosto del año recién pasado,
rolante a fojas 120, lo confirmó.
En contra de esta última decisión, la perdidosa dedujo recursos de
casación en la forma y en el fondo.
Se ordenó traer los autos en relación.
CONSIDERANDO:
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA:
PRIMERO: Que el recurrente sostiene que el fallo cuestionado incurre
en la causal de nulidad formal contenida en el numeral 4º del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, puesto que se extendió a puntos no sometidos
expresamente a la discusión del Tribunal, en la medida que jamás fue objeto
de la litis la existencia de un contrato de arrendamiento de servicios celebrado
entre las partes, en tanto ambas se encuentran contestes en la celebración de
un contrato de depósito, convención que el propio demandado aceptó
expresamente así como también las especies que recibió a dicho título. En
este punto, la contraria se limitó a alegar el carácter oneroso del mismo, en
razón de haberse pactado una remuneración única de $500.000.
Por lo demás, asevera, la discusión en los términos planteados por las
partes quedó plasmada en la resolución que recibió en su oportunidad la causa
a prueba, la que no fijó como hecho sustancial, pertinente y controvertido la
efectividad de encontrarse las partes ligadas por un contrato de arrendamiento
de servicios;
SEGUNDO: Que, acerca de la causal de casación formal invocada en el
recurso, es pertinente recordar que el mencionado precepto que la contiene
dispone: “El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en
alguna de las causas siguientes: 4ª En haber sido dada la sentencia ultra petita,
esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos
3

no sometidos a la consideración del tribunal, sin perjuicio de la facultad que


éste tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley”.
Lo transcrito es indicativo del doble cariz que presenta el defecto en
análisis, a saber: otorgar más de lo pedido, que es la ultra petita propiamente
tal y, el extender el fallo a puntos no sometidos a la decisión del tribunal,
aspecto que conforma la denominada extra petita;
TERCERO: Que, según ha resuelto uniformemente esta Corte Suprema,
el fallo incurre en ultra petita cuando, apartándose de los términos en que las
partes situaron la controversia por medio de sus respectivas acciones o
excepciones, altera el contenido de éstas cambiando su objeto o modificando
su causa de pedir.
Por consiguiente, este vicio formal se verifica cuando la sentencia otorga
más de lo que lo solicitado en los escritos de fondo de cada uno de los
litigantes -demanda, contestación, réplica y dúplica- por medio de los cuales
se fija la competencia del tribunal, como asimismo, cuando se emite
pronunciamiento en relación a materias que no fueron sometidas a la decisión
del mismo, vulnerando de ese modo, el principio de la congruencia, rector de
la actividad procesal;
CUARTO: Que en efecto, entre los principios rectores del proceso -
constituidos por ciertas ideas centrales referidas a la estructuración del
proceso y que deben ser tomados en cuenta, tanto por el juez al tramitar y
decidir las controversias de las que conoce, como por el legislador al
sancionar las leyes- figura el de la congruencia, que sustancialmente se refiere
a la conformidad que ha de existir entre la sentencia expedida por el órgano
jurisdiccional y las pretensiones que las partes han expuesto oportuna y
formalmente en sus escritos fundamentales agregados al proceso; se plasma
en el axioma “ne eat iudex ultra petita partium” y guarda estrecha vinculación
con otro principio formativo del proceso: el dispositivo.
El principio dispositivo -ha dicho Prieto Castro- impone la regla de que
exclusivamente, son las partes, quienes determinan el tema a decidir, pues el
juez debe limitar su pronunciamiento tan sólo a lo que ha sido pedido por
aquéllas. “A las partes incumbe, en otras palabras, fijar el alcance y contenido
de la tutela jurídica, incurriendo en incongruencia el juez que, al fallar, se
aparta de las cuestiones incluidas en la pretensión del actor y la oposición del
4

demandado” (citado por Adolfo E.C. Borthwick. Principios procesales.


MAVE editor. Corrientes. Argentina. Año 2003. Página 42);
Esta regla directriz del procedimiento encuentra expresión normativa en
el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo con el cual, las
sentencias deben pronunciarse conforme al mérito del proceso y no pueden
extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por
las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales
proceder de oficio;
QUINTO: Que el principio procesal a que se ha venido haciendo
mención, tiende a “frenar a todo trance cualquier eventual exceso de la
autoridad del oficio”, otorgando garantía de seguridad y certeza a las partes; y
se vulnera con la incongruencia que, en su faz objetiva -desde la perspectiva
de nuestro ordenamiento procesal civil- se presenta bajo las dos modalidades
ya enunciadas en el motivo tercero: ultra petita, cuando se otorga más de lo
pedido por las partes, circunstancia que puede darse tanto respecto de la
pretensión del demandante como de la oposición del demandado; y extra
petita, cuando se concede algo que no ha sido impetrado, extendiéndose el
pronunciamiento a cuestiones que no fueron sometidas a la decisión del
tribunal.
Igualmente, doctrina y jurisprudencia concuerdan en que la causal de
nulidad en comento ofrece cobertura también a la hipótesis en que la
sentencia varía la causa de pedir aducida por las partes como apoyo de sus
pretensiones. Sobre este particular se ha dicho: “La causa de pedir es la que
particularmente determina la condición jurídica de las acciones o excepciones
alegadas y, por consiguiente, aceptar o desechar una excepción por una causa
de pedir distinta de la invocada importa resolver una excepción diversa de la
sometida a juicio por las partes y fallar, por tanto, ultra petita, salvo los casos
en que la ley autoriza para proceder de oficio” (Repertorio de Legislación y
Jurisprudencia Chilena. Código de Procedimiento Civil; T. IV; Ed. Jurídica de
Chile; año 1983; pág. 41);
SEXTO: Que, como ya se adelantara, el actor encaminó su libelo de
fojas 3 en el ejercicio de la acción derivada del contrato de depósito, por la
cual reclamó la restitución de los bienes muebles que singulariza. Afirma, de
5

esta manera, la concurrencia de la totalidad de los presupuestos que hacen


admisible la acción de restitución ejercida;
SÉPTIMO: Que mirando al tenor de lo resolutivo del fallo cuestionado
y, de conformidad a lo que ya se describió en lo expositivo de esta sentencia,
los jueces del mérito decidieron rechazar la demanda en atención a que en la
especie, si bien se acreditó la existencia de una convención celebrada por las
partes, en virtud de la cual la actora entregó ciertas y determinadas especies al
demandado con cargo a restituirlas, también se dejó asentado que se pactó por
la custodia o cuidado de los bienes muebles el pago de un precio ascendente a
$ 500.000 anuales, antecedente que los llevó a concluir que no concurren los
requisitos de procedencia de la acción, puesto que se trataría de un contrato
diverso al reclamado, esto es, un arrendamiento de servicios;
OCTAVO: Que el recurrente apoya la ultra petita que acusa en un único
argumento, esto es, la ausencia de discusión sobre la naturaleza del contrato
reclamado por parte de la demandada al tiempo de evacuar el trámite
pertinente, no obstante lo cual y según enseguida se explicará, no satisface los
dictados de la causal de casación que se analiza. En efecto, aun cuando en el
recurso se reprocha a los sentenciadores haberse extendido a puntos que no
fueron parte de la controversia y, por ende, no sometidos a la decisión del
juzgador, la verdad es que tales asertos no aparecen reflejados en las
consideraciones ni en lo que viene decidido por el tribunal de alzada;
NOVENO: Que en el caso concreto, la acción ejercida por el
demandante es la de restitución derivada del contrato de depósito, el que es
definido por el Código Civil como aquel “en que se confía una cosa corporal
a una persona que se encarga de guardarla y de restituirla en especie” (art.
2211), agregando que se perfecciona por la entrega, de modo que es un
contrato real (art. 2212), que importa la entrega de su mera tenencia (art.
2213), generando obligaciones solamente al depositario, como es la
restitución de la especie, de lo cual deriva su carácter unilateral y
naturalmente gratuito, “si se estipula remuneración por la simple custodia de
una cosa, el depósito degenera en arrendamiento de servicio” (art. 2219). Por
su parte, el arrendamiento se encuentra regulado en sus diferentes clases por
el Código Civil, específicamente arrendamiento de cosas, criados domésticos,
de confección de una obra material, de servicios inmateriales y de
6

arrendamiento de transporte. El arrendamiento de servicios se clasifica en lo


relativo a servicios aislados en que predomina la inteligencia sobre la mano
de obra; aquellos que consisten en una larga serie de actos; y los prestados por
profesionales.
La regulación que precede, pone de manifiesto las características más
importantes de dicho contrato: ser real, unilateral y gratuito. Que sea real
significa que el contrato se perfecciona con la entrega de la cosa que hace el
depositante al depositario. Que sea unilateral quiere decir que sólo una de las
partes resulta obligada al momento de perfeccionarse el contrato, el
depositario, quien adquiere obligaciones. Y por último, que sea gratuito,
implica en palabras de Pothier, que “es un contrato de beneficencia y que
encierra un oficio de amistad que el depositario hace al depositante. En
consecuencia para que el contrato por el cual se confía a alguno la custodia de
una cosa, sea un depósito, es menester que el que tal confianza merece,
corresponda a ella gratuitamente” (“Tratado de los contratos de beneficencia”,
pág. 131, Imprenta y Librería de J. Roger, 1845);
DÉCIMO: Que en el caso de autos, el tribunal ha reparado en la
ausencia de uno de los presupuesto de la acción ejercida, a la luz de lo
preceptuado en el artículo 2119 aludido, procediendo a declarar
consecuencialmente el rechazo de la demanda. Luego, han entendido que la
gratuidad corresponde a una condición o elemento esencial en la acción de
que se trata, cuya falta de concurrencia mina la viabilidad del libelo en los
términos en que fue interpuesto. De este modo, aparece que la decisión
cuestionada derivó del examen de los antecedentes probatorios traídos al
proceso por ambas partes, de manera que los sentenciadores no incurren en el
vicio denunciado, al fundamentar su fallo en la falta de concurrencia de uno
de los presupuestos que a su entender exige el instituto jurídico en que se
apoya la pretensión del demandante, aun cuando no haya sido oportunamente
controvertido por el demandado, según ya se adelantó.
Visto lo anterior desde otro ángulo, cabe considerar que una pretensión
jurídica podrá resultar infundada, sin embargo el juez no puede dejar de
analizarla, pues, como se sabe, basta la invocación de un derecho y el
requerimiento de su protección, conforme a las formalidades legales exigidas,
para que se ponga en marcha la actividad jurisdiccional, empero ello no será
7

bastante para que la acción ejercitada sea acogida en la sentencia, porque ésta
precisa de la constatación de una relación procesal válida, amén que la
pretensión del actor se encuentre amparada por una norma legal;
UNDÉCIMO: Que en este sentido, la atribución subjetiva de los
derechos y obligaciones deducidos en juicio, es una cuestión de fondo que
afecta el propio ejercicio de la acción y que por lo tanto debe ser objeto de
análisis al momento de la decisión. Será entonces obligación del tribunal
determinar si concurren los presupuestos de la acción deducida en juicio,
cuestión que por lo demás constituye un presupuesto procesal de fondo
destinado a obtener una sentencia favorable.
De la forma antedicha, corresponderá al sentenciador comprobar si la
acción resulta jurídicamente procedente del modo que se la planteó, sin que
ello importe extender sus consideraciones a cuestiones no debatidas. Dicho
imperativo obliga, en consecuencia, al tribunal en un primer momento, a la
revisión de los presupuestos procesales de forma, como lo son la forma de la
demanda, la capacidad procesal de las partes, la competencia del tribunal,
entre otros, y luego, ya con el mérito del proceso, los de fondo o materiales,
que equivalen a la condición de la acción, cuyos requisitos son el interés, la
legitimación para obrar y la posibilidad jurídica. Desde el prisma del derecho,
reflejan la opinión que a los sentenciadores les merece la controversia
generada en torno a un punto del debate y que responde a la esencia de su
actividad jurisdiccional, expresada en la facultad y el deber que
privativamente les compete en orden a interpretar y aplicar el derecho -decir
el derecho, iuris dictio- con arreglo al cual ha de decidirse el conflicto jurídico
sometido a su decisión.
Es tarea del juez determinar en la sentencia si la situación concreta
planteada en la demanda se encuentra o no amparada por una norma legal, sea
expresa o tácitamente. Ello supone una operación lógica que determinará si
existe un precepto, abstracto como es consustancial, que contemple la
situación jurídica envuelta en el asunto sub judice; de ser así, si el hecho que
el actor invoca corresponde a la categoría de los que esa norma considera y si
la existencia del hecho está justificada;
DÚODECIMO: Que, con facilidad resulta advertible, que los
argumentos traídos a colación por el recurso para fundamentar el vicio de
8

ultra petita, bajo ninguna de las modalidades descritas en los basamentos


precedentes son idóneos para configurarlo, puesto que corresponde a los
tribunales de justicia abocados al conocimiento de determinadas materias,
analizar, en cada caso, si se cumplen o no los requisitos de procedencia de la
acción, aún cuando ello no haya sido objetado por el sujeto pasivo de la
misma, toda vez que forma parte de su labor jurisdiccional, sin que por ello
pueda entenderse que han obrado ultrapetita, pues, como se señaló, actúan
dentro de la órbita de las facultades que les son propias.
No se constata, entonces, que la sentencia atacada mediante este remedio
procesal haya incurrido en la causal denunciada, pues se limitó a confirmar la
decisión de rechazar la demanda, haciendo uso de sus facultades legales al
analizar los supuestos procesales de la acción propuesta, es decir, su
procedencia o improcedencia, y para ello, como es sabido, no era necesario
que las partes le otorgaran una competencia específica al efecto, toda vez que
ésta se desprende de la sola postulación formulada por aquéllas, sin que esto
implique en caso alguno romper con los principios de pasividad y dispositivo
propios del procedimiento civil contencioso;
DECIMOTERCERO: Que en las condiciones descritas, no cabe sino
concluir que los defectos de forma denunciados por los impugnantes no
aparecen reflejados en el fallo que examina, razón por la que su recurso habrá
de ser desestimado;
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO:
DECIMOCUARTO: Que la nulidad sustancial que se postula por la
recurrente se fundamenta en la vulneración que, a su entender, se ha
producido en la sentencia impugnada de lo dispuesto en los artículos 1440,
1444, 1560, 2211, 2219 y 2228 del Código Civil. En resumen, se sostiene por
el arbitrio que conforme a la primera norma citada, la remuneración que se
puede pactar a favor del depositario en un contrato de depósito no es un
elemento esencial de dicho tipología de negocio jurídico, puesto que aun
cuando se acuerde, el contrato igualmente produce efecto y no se trasforma en
un arrendamiento de servicios, porque la obligación esencial del depósito de
guarda de las especies dadas a dicho título no desaparece, sino que subsiste,
solo que al requerirse la restitución deberá el depositante pagar o estar llano a
pagar la remuneración que estipuló a favor del depositario.
9

Es este orden de ideas, afirma, la gratuidad es un elemento de la


naturaleza del contrato de depósito, según lo preceptúa expresamente el
artículo 2219 inciso 1° del cuerpo legal citado, pero si se pacta una
remuneración a favor del depositario, el contrato sigue siendo de depósito,
transformándose de gratuito a oneroso, al revestir interés y beneficio para
ambas partes en los términos del artículo 1440 citado. De esta forma, cuando
el inciso 2° del 2119 dispone que en caso de convenirse remuneración por la
simple custodia de una cosa, el depósito degenera en arrendamiento de
servicio, no quiere decir que dicha convención muta, puesto que ello
implicaría eliminar un elemento de su esencia, cual es la guarda de las
especies dadas en depósito, sino que quiere únicamente decir que éste pasa a
ser oneroso, lo que explica el cambio de responsabilidad del depositario que
se hace ahora responsable de culpa leve.
No cabe duda, dice, que la determinación de la naturaleza .jurídica de un
contrato es un asunto de derecho revisable vía recurso de casación en fondo,
lo que implica que debe aplicarse correctamente al caso en específico el 1560
del Código de Bello;
DECIMOQUINTO: Que, para un mejor entendimiento de los motivos
que siguen, es útil dejar expresados los hechos fijados definitivamente en la
causa por los jueces del fondo. Son los siguientes:
a) Con fecha 2 de octubre de 2006 las partes de autos celebraron un
contrato, en virtud del cual la demandante entregó al demandado varias
especies con cargo a su restitución;
b) El referido contrato recayó en los siguientes bienes: una rodilladora
2.20 metros de ancho con motor de 20 HP más rodillo superior de 250 mm de
diámetro; un transformador trifásico de 150 KVA; una estructura de acero de
4,5 metros de altura color verde, de aproximadamente 1.600 Kg.; Un plato de
mesa redondo tipo mármol; 16 rieles grúa portátil, 1600 metros lineales
(debió decir 160); 50 rieles especiales de 6 metros de largo cada uno, con 118
Kg. por metro lineal, pesando un total de 35.000 Kg.;
c) Se pactó por la custodia o cuidado de los bienes muebles
singularizados un precio ascendente a $ 500.000 anuales;
DECIMOSEXTO: Que en base del sustrato fáctico recién
pormenorizado, la sentencia cuestionada reprodujo y confirmó el fallo de
10

primer grado, rechazando la demanda. Para decidir así, los jueces de la


instancia consideraron que de los antecedentes probatorios aparece que las
partes acordaron una remuneración por la guarda de las especies, lo que
permite concluir a la luz de lo preceptuado en el artículo 2219 del Código
Civil que el contrato convenido no es un depósito sino de un arrendamiento
de servicios, de modo tal que no es posible acceder a lo pedido en la
demanda, puesto que los fundamentos de la misma no se corresponden con
los hechos de la causa, desde que no es posible restituir las especies porque no
se han entregado a título de depósito, al existir un arrendamiento de servicios;
DECIMOSÉPTIMO: Que lo examinado en los fundamentos que
preceden conduce a concluir que el recurso de casación en el fondo
interpuesto por el demandante ve mermado el vigor de sus basamentos al no
haber encaminado el error de derecho que le sirve de fundamento en una
vulneración de las normas que, en la especie, tuvieron el carácter decisorias
de la litis, es decir, los preceptos que al ser aplicados han servido para
resolver la cuestión controvertida, particularmente, los artículos 2234, 2235 y
1915 del Código Civil.
En este punto de la reflexión vale poner de relieve que la particularidad
que -en cuanto constituye su objetivo directo- define al recurso de casación en
el fondo, es que éste permite la invalidación de determinadas sentencias que
hayan sido pronunciadas con infracción de ley, siempre que ésta haya tenido
influencia sustancial en su parte resolutiva o decisoria.
Semejante connotación esencial de este medio de impugnación se
encuentra claramente establecida en el artículo 767 del Código de
Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro ordenamiento positivo
y se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta idónea para
provocar la nulidad de la sentencia impugnada, la nulidad no se configura en
el mero interés de la ley, sino sólo aquélla que haya tenido incidencia
determinante en lo resuelto, esto es, la que recaiga sobre alguna ley que en el
caso concreto ostente la condición de ser decisoria litis.
En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo
para que pueda prosperar un recurso de casación en el fondo, han de ser tanto
las que el fallador invocó en su sentencia para resolver la cuestión
controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar y que tienen el carácter de
11

“normas decisoria litis”, puesto que en caso contrario, esta Corte no podría
dictar sentencia de reemplazo, dado el hecho que se trata de un recurso de
derecho estricto. (CS, 14 diciembre 1992, RDJ, T. 89, secc. 1ª, pág. 188);
DECIMOCTAVO: Que no debe perderse de vista que el recurso de
casación en el fondo persigue instar por un examen del juicio conclusivo de la
cuestión principal, desplegado en la sustancia misma de la sentencia definitiva
o interlocutoria que se busca anular, cuyos desaciertos jurídicos sólo
autorizarán una sanción procesal de esa envergadura, en la medida que hayan
trascendido hasta la decisión propiamente tal del asunto, definiéndola en un
sentido distinto a aquél que se imponía según la recta inteligencia y aplicación
de la normativa aplicable.
De este modo, entonces, aún bajo los parámetros de desformalización y
simplificación que caracterizan a este arbitrio desde la entrada en vigencia de
la Ley N° 19.374, no se exime a quien lo plantea de indicar la ley que se
denuncia como vulnerada y que ha tenido influencia sustancial en lo
resolutivo de la sentencia cuya anulación se persigue;
DECIMONOVENO: Que lo razonado conduce derechamente a concluir
que la imputación de desacato a lo dispuesto en los artículos denunciados en
el arbitrio, no puede, por sí sola, servir de apoyo idóneo al remedio procesal
que se examina, por ser una condición fundamental del mismo que el yerro
jurídico invocado influya sustancialmente en lo dispositivo del fallo,
exigencia que no se cumple en la especie, pues aún en el evento de ser
acertada la interpretación que el impugnante otorga a los preceptos legales
aludidos en su recurso, no puede entenderse que ella haya repercutido en
forma determinante en la resolución del asunto de fondo que viene decidido,
puesto que nada se ha objetado respecto de la normas cuya omisión se
constata y que no han sido consideradas al puntualizar la infracción
preceptiva descrita en el arbitrio procesal que se examina.
Dicho de otra manera, la lectura del libelo de casación muestra que el
recurrente se mantiene asilado en la tesis de su defensa planteada en la
demanda, la que reitera y por cuyo acogimiento insiste, empero, sin extender
el fundamento de su postulado de nulidad a la norma sustantiva de la
decisión, que en definitiva, y en virtud de su aplicación, fundó la decisión
cuya anulación se pretende;
12

VIGÉSIMO: Que existe una razón más que debilita la viabilidad de la


pretensión anulatoria, puesto que como es sabido, el arbitrio procesal en
estudio permite la invalidación de determinadas sentencias que hayan sido
pronunciadas con infracción de ley, siempre que ésta haya tenido influencia
sustancial en su parte resolutiva. Dicho en otras palabras, la casación, en la
forma como en el fondo, de conformidad a la definición formulada por el
artículo 764 del Código de Procedimiento Civil, es un medio para hacer valer
la nulidad procesal, de manera que en ambas impera el principio rector de
nuestra legislación en la materia, que se expresa en la máxima “la nulidad sin
perjuicio no opera”.
Desde otra perspectiva, el recurso de casación en el fondo exige que a la
enmienda de la vulneración de ley que se acusa, siga un cambio diametral del
sentido de la solución del asunto controvertido contenida en el fallo.
Razonando en sentido inverso: que aún en caso de resultar detectada una
transgresión normativa cometida en la sentencia atacada, si el litigante que la
denuncia no habría de seguir una suerte distinta a la que ya corre según lo
decisorio de ese fallo, su alegato de casación no podrá prosperar;
VIGÉSIMO PRIMERO: Que concatenado con lo precedentemente
dicho, cabe apuntar que en autos, del análisis de los eventuales errores de
derecho invocados en el recurso, queda en evidencia que ellos carecen de toda
influencia en lo dispositivo del fallo que se revisa, ya que de existir y en el
caso de que esta Corte puesta en la situación de tener que dictar sentencia de
remplazo, se advierte que de hacerse lugar a la casación de fondo impetrada,
no habría de variar la posición jurídica en la que se encuentra la parte
demandante en la actualidad en virtud de lo declarado en la sentencia
cuestionada, toda vez que su demanda habría ser de nuevo desestimada. En
efecto, el material de convicción reunido en la causa no permite hacer lugar a
las pretensiones del actor en orden a disponer la restitución que reclama,
desde que ha quedado establecido que las partes convinieron una
remuneración anual de $500.000, la que a la luz de las propias alegaciones de
los litigantes se encuentra impaga, de modo que de conformidad a lo
preceptuado en los artículos 2234 y 2235 del Código sustantivo y de lo
esgrimido por el demandado, éste se encuentra en posición de retener la cosa
depositada con el objeto de que el depositante responda por las
13

indemnizaciones y expensas, en los términos que prescribe la última de las


disposiciones citadas.
Lo antedicho es decisivo para concluir que el arbitrio de nulidad en
estudio no puede prosperar. 
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 764, 765, y 767 del Código
de Procedimiento Civil, se rechazan, sin costas, los recursos de casación en la
forma y en el fondo deducidos por don Andrés Franchi Muñoz, en
representación del demandante, en lo principal y primer otrosí,
respectivamente, del escrito de fojas 121, contra la sentencia de siete de
agosto de dos mil trece, que se lee a fojas 120.
Se previene que el Ministro señor Segura concurre al rechazo del recurso
de casación en el fondo, teniendo únicamente en consideración lo razonado en
los motivos 21° y 22° que preceden.
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Redacción a cargo del Ministro señor Valdés Aldunate. 
N° 6943-2013.- 
  
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros
Sres. Nibaldo Segura P., Patricio Valdés A., Guillermo Silva G., Sra.
Rosa María Maggi D. y Sr. Juan Fuentes B.

Autorizado por la Ministro de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a dos de julio de dos mil catorce, notifiqué en Secretaría por


el Estado Diario la resolución precedente.
14

También podría gustarte