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REGITZ-ZAGROSEK V et al.

: ESC guidelines on the management of cardio­ CUADRO 265-1 Clasificación de pericarditis 1841
vascular diseases during pregnancy: The Task Force on the Management
of Cardiovascular Diseases during Pregnancy of the European Society of Clasificación clínica
Cardiology (ESC). Eur Heart J 32:3147, 2011. l. Pericarditis aguda (<6 semanas)
WARNES CA et al.: ACC/AHA 2008 guidelines for the management of
A. Fibrinosa
adults with congenital heart disease: A report of the American College
of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Gui­ B. Por derrame (seroso o sanguinolento)
delines (writing committee to develop guidelines on the management of 11. Pericarditis subaguda (seis semanas a seis meses)
adults with congenital heart disease). Circulation 118:e714, 2008. A. Por derrame-constrictiva
WEBB G et al.: Specialized adult congenital heart care saves lives. Circu­
lation 129:1795, 2014. B. Constrictiva
WEBB G et al.: The care of adults with congenital heart disease across 111. Pericarditis crónica (>6 meses) tr.l
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the globe: Current assessment and future perspective: A position state­ A. Constrictiva CD
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ment from the International Society for Adult Congenital Heart Disease
B. Adherente (no constrictiva)
(ISACHD). Int J Cardiol 195:326, 2015. o.
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Clasificación etiológica
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l. Pericarditis infecciosa fn
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A. Viral (coxsackievirus A y B, echovirus, virus herpes, parotiditis, adenovirus, !!.
hepatitis, VIH)
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Enfermedades
B. Piógena (neumococos, Streptococcus, Staphylococcus, Neisseria,
Legionella, Chlamydia) •""'I
o.
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del pericardio C. Tuberculosa
D. Micótica (histoplasmosis, coccidioidomicosis, por Candida, blastomicosis)
Eugene Braunwald /
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1

E. Otras infecciones (sifilíticas, por protozoos o parásitos)


11. Pericarditis no infecciosa

■ FUNCIONES NORMALES
A. ldiopática aguda
B. Insuficiencia renal
DEL PERICARDIO
El pericardio normal es un saco de doble capa; el pericardio visceral es una C. Neoplasias
membrana serosa separada del pericardio parietal fibroso por una peque­ 1. Neoplasias primarias (benignas o malignas, mesoteliomas)
ña cantidad (15-50 mL) de líquido, un ultrafiltrado del plasma. El peri­
2. Metástasis tumorales al pericardio (de cáncer de pulmón y mama,
cardio normal, al ejercer una fuerza restrictiva, impide la dilatación repen­ linfoma o leucemia)
tina de las cavidades cardiacas, en particular de la aurícula y ventrículo
derechos durante el ejercicio y en la hipervolemia. También fija la posi­ D. Traumatismo (penetrante en la pared torácica, no penetrante)
ción anatómica del corazón y puede retardar la propagación de infeccio­ E. Disección aórtica (con fuga de sangre al saco pericárdico)
nes desde los pulmones y cavidades pleurales, hasta la víscera cardiaca. A F. Infarto miocárdico agudo
pesar de ello, la ausencia total del pericardio, sea congénita o después de
cirugía, no causa enfermedad clínica manifiesta. En el caso de defectos par­ G. Posradiación
ciales pericárdicos izquierdos, la arteria pulmonar y la aurícula izquierda H. Fiebre familiar del Mediterráneo
pueden sobresalir a través del defecto; en muy contadas ocasiones, la her­ l. Pericarditis familiar
nia y la estrangulación de la aurícula izquierda pueden ocasionar la muerte
1. Enanismo de Mulibreyª
súbita.
J. Metabólica (mixedema, colesterol)
PERICARDITIS AGUDA 111. Pericarditis posiblemente vinculada con hipersensibilidad o autoinmunidad
La pericarditis aguda es, con mucho, el proceso patológico más frecuente A. Fiebre reumática
que afecta el pericardio (cuadro 265-1) y posee cuatro características diag­
nósticas principales: B. Conjuntivopatías (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide,
espondilitis anquilosante, esclerodermia, fiebre reumática aguda,
1. El dolor precordial casi siempre está presente en la pericarditis infeccio­ granulomatosis con poliartritis [enfermedad de Wegener])
sa aguda y en muchas de las formas se presume que está relacionado C. Farmacoinducida (por procainamida, hidralazina, difenilhidantoinato,
con hipersensibilidad, autoinmunidad o causa desconocida (idiopático). isoniazida, minoxidilo, anticoagulantes, metisergida)
El dolor de la pericarditis aguda suele ser intenso, retroesternal y en el D. Después de lesión del corazón
área precordial izquierda, y se irradia al cuello, los brazos o el hombro
izquierdo. Con frecuencia el dolor es pleurítico, consecuencia de la in­ 1. Después de pericardiotomía
flamación pleural acompañanta (es decir, agudo y agravado por la ins­ 2. Postraumática
piración y la tos), aunque en ocasiones es constante, se irradia al borde 3. Después de infarto del miocardio (síndrome de Dressler)
del trapecio o al otro brazo y se parece al de la isquemia miocárdica; por
tanto, es frecuente la confusión con el infarto miocárdico agudo (AMI, ª Síndrome autosómico recesivo caracterizado por crecimiento deficiente, hipotonía
acute myocardial infarction). Sin embargo, como dato característico, el do­ muscular, hepatomegalia, cambios oculares, ventriculomegalia cerebral, retraso psíquico,
hipertrofia ventricular y pericarditis constrictiva crónica
lor pericárdico puede ceder cuando la persona se sienta y flexiona la
cintura hacia delante, y se intensifica con el decúbito dorsal (cap. 11).
El dolor no está presente a menudo en la pericarditis tuberculosa de
evolución lenta, la pericarditis después de radiación y las formas neo­ 2. El frote pericárdico es audible en algún punto en casi 85% de los pacien­
plásicas, urémica y constrictiva. tes con pericarditis aguda, y puede poseer incluso tres componentes
Diferenciar entre AMI y pericarditis resulta difícil cuando en el caso por cada ciclo cardiaco y entre sus características se describen la de ras­
de la pericarditis aguda aumentan los biomarcadores séricos de daño pante, en ralladura o en rascadura (cap. 234). Se le percibe más a me­
miocárdico, como la troponina y la creatina cinasa-MB, tal vez por la nudo al final de la espiración con la persona erecta y la cintura flexio­
afectación concomitante del epicardio en el proceso inflamatorio (una nada hacia delante.
epimiocarditis) y, como resultado, la necrosis de miocitos. Sin embar­ 3. El electrocardiograma (ECG) en la pericarditis aguda sin derrame masi­
go, dichos incrementos en caso de haberlos son muy pequeños, ante la vo por lo regular muestra cambios que son resultado de la inflamación
amplia elevación del segmento ST electrocardiográfico en la pericardi­ subepicárdica aguda (fig. 265-lA). La pericarditis aguda evoluciona en
tis. Esta disociación es útil para distinguir entre los dos trastornos men­ cuatro fases. En la etapa 1 se advierte elevación amplia de los segmen­
cionados. tos ST, a menudo con concavidad hacia arriba, y abarca dos o tres de

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FIGURA 265-1 A. Pericarditis aguda. Se observan elevaciones difusas del segmento ST en las derivaciones 1, 11 aVF, y V2 a V6 . Se advierte desviación del segmento PR por una
corriente concomitante de lesión auricular. B. Alternancia eléctrica, Este trazo se obtuvo de un paciente con un derrame pericárdico voluminoso con taponamiento cardiaco .

las derivaciones corrientes de las extremidades, y V2 a V 6 con depresio­ Diagnóstico La ecocardiografía (cap. 236) es la técnica de imagen más
nes recíprocas sólo en aVR y a veces V1 . Asimismo, se advierte depre­ usual. Es sensible, específica, sencilla, no invasiva, puede realizarse en la
sión del segmento PR por debajo del segmento TP que refleja afecta­ cabecera del paciente y permite localizar y calcular la cantidad de líquido
ción de la aurícula. Por lo general no hay cambios significativos en los pericárdico, la cual se registra en la ecocardiografía transtorácica bidimen­
complejos QRS, a menos que se forme un derrame pericárdico volu­ sional como un espacio relativamente libre de ecos entre el pericardio pos­
minoso (véase adelante). Después de algunos días, los segmentos ST se terior y el epicardio ventricular izquierdo, o como un espacio entre el ven­
normalizan (etapa 2), y sólo en ese momento o incluso más tarde, las trículo derecho anterior y el pericardio parietal, justo debajo de la pared
ondas T se invierten ( etapa 3). Semanas o meses después de comenzar torácica anterior (fig. 265-2).
la pericarditis aguda, los trazos ECG se normalizan (etapa 4). A dife­ El diagnóstico de la presencia de líquido o del engrosamiento pericár­
rencia de lo mencionado, en AMI las elevaciones de ST son convexas, dico se puede confirmar con tomografía computarizada (CT, computed to­
y la depresión reciproca por lo común es más notable; estos cambios se mography) o imágenes por resonancia magnética (MRI, magnetic resonance
pueden normalizar en uno o dos días. Pueden surgir ondas Q con pér­ imaging), técnicas que pueden ser mejores que la ecocardiografía para de­
dida de la amplitud de la onda R e inversiones de la onda T, que suele tectar derrames loculados, engrosamiento del pericardio e identificación
observarse en algunas horas antes de que los segmentos ST se tornen de masas. La MRI es útil para detectar inflamación pericárdica (fig. 265-3).
isoeléctricos (caps. 268 y 269).
4. El derrame pericárdico casi siempre se acompaña de dolor y de los cam­
bios ECG mencionados antes, y si éste es voluminoso, hay alternancia TRATAMIENTO
eléctrica (fig. 265-lB); asume importancia especial en clínica cuando Pericarditis aguda
evoluciona en un lapso relativamente breve, porque puede culminar en
taponamiento cardiaco (véase adelante). En la exploración física pue­ No hay un tratamiento específico para la pericarditis idiopática agu­
de ser difícil diferenciarlo de cardiomegalia, pero los ruidos cardiacos da, salvo el reposo y ácido acetilsalicílico (2-4 g/día), con antiinflama­
pueden ser más débiles en el caso del derrame pericárdico. El frote y el torios no esteroideos (NSAID, nonsteroidal anti-inflammatory drugs) co­
impulso apical pueden desaparecer. El líquido pericárdico puede com­ mo el ibuprofeno (600-800 mg c/8 h) o indometacina (25-50 mg c/8 h),
primir la base del pulmón izquierdo y generar el llamado signo de Ewart y debe administrarse junto con protección gástrica (p. ej., omeprazol
que es una zona imprecisa de matidez y mayor frémito (y egofonía) más 20 mg/día). En caso de haber respuesta positiva se continúan las mis­
hacia el ángulo del omóplato izquierdo. Es probable que la radiografía mas dosis por una o dos semanas y se disminuyen en el curso de más
torácica muestre crecimiento de la silueta cardiaca, con configuración semanas. Además, debe administrarse colchicina (0.5 mg c/24 h [<70
en "botella de agua", aunque puede ser normal en pacientes con derra- kg] o 0.5 mg c/12 h [> 70 kg]) por tres meses. La colchicina intensifica
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mes pequenos. la respuesta a los NSAID y ayuda a reducir el riesgo de pericarditis re-

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■ TAPONAMIENTO CARDIACO 1843
La acumulación de líquido en el espacio pericárdico, en una cantidad que
basta para ocasionar obstrucción grave de la entrada de sangre en los ven­
trículos, culmina en taponamiento cardiaco. Esta complicación puede ser
mortal si no se identifica y trata de manera oportuna. Las causas más fre­
cuentes de taponamiento son pericarditis idiopática y pericarditis secun­
daria a enfermedad neoplásica, tuberculosis o hemorragia en el espacio
pericárdico después de una fuga por disección aórtica, cirugía cardiaca,
traumatismo y tratamiento con anticoagulantes.
Las tres manifestaciones principales del taponamiento (tríada de Beck)
son hipotensión, ruidos cardiacos amortiguados o ausentes y distensión ve­
nosa yugular con descenso x prominente (sistólico temprano), pero con des­ tr.l
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censo ausente de y (diastólica temprana). Las limitaciones en el llenado CD
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ventricular son la causa de la reducción del gasto cardiaco y la presión san­
guínea. La cantidad de líquido necesario para producir taponamiento car­ o.
CD

diaco puede ser de sólo 200 mL cuando la acumulación es rápida, y de has­


ta >2 000 mL en derrames de desarrollo lento, cuando el pericardio tuvo
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oportunidad de estirarse y adaptarse al volumen creciente. o.
El médico debe tener alto índice de sospecha de taponamiento cardia­
co, porque en muchos de estos casos no se advierte una causa manifiesta
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FIGURA 265-2 Ecocardiograma bidimensional de proyección lateral en una perso­ de pericardiopatía y debe pensarse en este diagnóstico en todo paciente
con agrandamiento de la silueta cardiaca (no explicada por otras causas), •
na con gran derrame pericárdico. Ao, aorta; LV, ventrículo izquierdo; pe, derrame pe­
ricárdico; RV, ventrículo derecho. (Con autorización de M lmazio: Curr Opin Cardiol hipotensión y aumento de la presión venosa yugular. Puede haber dismi­
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27:308, 2012.) nución de la amplitud de los complejos QRS y el llamado fenómeno de
alternancia eléctrica de las ondas P, QRS o T, y debe despertar la sospecha
de taponamiento cardiaco (fig. 265-1).
En el cuadro 265-2 se muestran las características entre taponamiento
currente. La colchicina se concentra en los neutrófilos e interfiere en
cardiaco agudo y pericarditis constrictiva.
su migración, pero está contraindicada en sujetos con disfunción he­
pática y renal y puede producir diarrea y otros efectos secundarios del Pulso paradójico Esta importante pista sobre la presencia de tapona­
tubo digestivo. Los glucocorticoides (p. ej., prednisona 1 mg/kg/día) miento cardiaco consiste en una disminución inspiratoria mayor de lo nor­
casi siempre suprimen las manifestaciones clínicas de la pericarditis mal (10 mm Hg) de la presión sistólica. Si el trastorno es muy intenso, se
aguda en pacientes que no toleran o no responden al tratamiento con puede detectar al palpar la desaparición o la debilidad del pulso arterial
NSAID y colchicina. Sin embargo, como aumentan el riesgo de recu­ durante la inspiración, pero por lo común se necesita medición esfingo­
rrencia subsiguiente, deben administrarse dosis completas de corticos­ manométrica de la presión sistólica durante una respiración lenta.
teroides sólo por dos a cuatro días, con reducción gradual posterior. No Como ambos ventrículos comparten una cubierta rígida incompresible,
deben administrarse anticoagulantes, porque pueden ocasionar hemo­ por ejemplo, el saco pericárdico, el crecimiento inspiratorio del ventrículo
rragia dentro de la cavidad pericárdica y el taponamiento. derecho produce un abultamiento hacia la izquierda en el tabique interven­
Hay informes de que la azatioprina o la anakinra (un antagonista tricular, lo que comprime y reduce el volumen ventricular izquierdo, el
del receptor para IL-1 B) son útiles en pacientes con múltiples recurren­ volumen por latido y la presión arterial sistólica. El pulso paradójico tam­
cias frecuentes y discapacitantes que continúan por más de dos años bién se presenta en 33 % de los pacientes con pericarditis constrictiva (véase
y no se evitan con la continuación de colchicina y otros NSAID, y tam­ adelante), y en algunos casos de choque hipovolémico, enfermedad obstruc­
poco se controlan con glucocorticoides. En casos poco comunes es ne­ tiva aguda y crónica de vías respiratorias y embolia pulmonar. El infarto
cesario el desnudamiento del pericardio, pero este procedimiento no del ventrículo derecho (cap. 269) puede remedar el taponamiento cardia­
siempre termina con las recurrencias. co al surgir hipotensión, aumento de la presión venosa yugular, ausencia
La mayoría de los pacientes con pericarditis aguda puede tratarse del descenso y en el pulso venoso yugular y, a veces, pulso paradójico (cua­
de forma ambulatoria con seguimiento cuidadoso. Sin embargo, cuan­ dro 265-2).
do se sospechan causas específicas (tuberculosis, enfermedad neoplá­
sica, infección bacteriana) o en presencia de cualquiera de los factores Diagnóstico El tratamiento inmediato del taponamiento cardiaco pue­
predictivos de mal pronóstico (fiebre >38 ºC, inicio subagudo o derra­ de salvar la vida, de modo que deben iniciarse medidas expeditas para co­
me pericárdico voluminoso), se recomienda la hospitalización. rroborar el diagnóstico por medio de ecocardiografía. Si el derrame pe­
ricárdico ocasiona taponamiento, en la ecografía Doppler se advierte un

A B
FIGURA 265-3 Inflamación pericárdica en imagen por resonancia magnética. A. Vista del eje corto. El pericardio está engrosado e intensificado en las imágenes T2. Nóte­
se la línea blanca engrosada señalada por la flecha. B. Vista del eje largo. Intensificación tardía con gadolinio del pericardio inflamado. AO, aorta; LA, aurícula izquierda; LV,
ventrículo izquierdo; RV, ventrículo derecho. (Tomada a partir de RY Kwong: Cardiovascu/ar magnetic resonance imaging, in Braunwa/d's Heart Disease, 10th ed, Mann DL et
al. (eds). Philadelphia: Elsevier, 2015, pp 320-40.)

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1844
PERICARDITIS MIOCARDIOPATÍA PERICARDITIS CONSTRICTIVA
CARACTERÍSTICAS '
TAPONAMIENTO CONSTRICTIVA RESTRICTIVA '
RVMI Y POR DERRAME
Clínicas
Pulso paradójico +++ + + + +++
Venas yugulares
Descenso y notable ++ + +
Descenso x notable +++ ++ +++ + +++
Signo de Kussmaul +++ + +++ ++
Tercer ruido cardiaco + + +
Golpeteo pericárdico ++
Electrocardiograma
Bajo voltaje ECG ++ ++ + +
Fenómeno de alternancia eléctrica ++ +
Ecocardiografía
Engrosamiento del pericardio +++ ++
Calcificación del pericardio ++
Derrame del pericardio +++ ++
Tamaño de RV Por lo común pequeño Por lo común normal Por lo común normal Agrandamiento Por lo común normal
Intensa variación respiratoria en la ve- +++ +++ +++ +
locidad de flujo
CT/MRI
Engrosamiento del pericardio +++ ++
I gualamiento de presiones diastólicas +++ +++ ++ ++
+++, siempre presente;++ por lo común presente;+ rara; - ausente; DC, colapso diastólico; ECG, electrocardiografía; RV, ventrículo derecho; RVMI, infarto del miocardio ventricular
derecho.
Fuente: Adaptado con autorización de GM Brockingston et al., Cardiol Clin 8:645, 1990.

incremento extraordinario de las velocidades de flujo por las válvulas tri­ lesión cardiaca. En países en vías de desarrollo, la tuberculosis, a menu­
cúspide y pulmonar durante la inspiración, en tanto que las velocidades do se relacionada con infección por VIH, también puede causar derra­
de flujo por vena pulmonar y válvulas mitral y aórtica disminuyen (como me exudativo o sanguinolento.
ocurre en la pericarditis constrictiva, véase adelante) (fig. 265-4). El ta­ Se realiza recuento de eritrocitos y leucocitos, además de citología
ponamiento se advierte con movimiento penetrante telediastólico (colap­ para detección de células neoplásicas en el líquido pericárdico. Es pre­
so) de ventrículo derecho, la pared libre y la aurícula derecha. Se indican; ciso realizar cultivos. La presencia del DNA de Mycobacterium tubercu­
ecocardiografía transesofágica, CT o MRI cardiacas, para identificar un losis identificada por la reacción de cadena de polimerasa refuerza ne­
derrame loculado que ocasione el taponamiento cardiaco. tamente el diagnóstico de pericarditis tuberculosa (cap. 173).

TRATAMIENTO ■ PERICARDITIS VIRAL AGUDA O IDIOPÁTICA


En muchos casos, la pericarditis aguda se presenta junto con enfermeda­
Taponamiento cardiaco des de origen viral identificado o supuesto, y probablemente se origina
Es necesario observar con frecuencia a todos los pacientes con pericar­
ditis aguda en busca de signos de derrame. En presencia de un volumen
Inspiración Espiración

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sustancial, debe realizarse la pericardiocentesis o vigilar al paciente
en forma estrecha con ecocardiografía periódica para detectar signos de E
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taponamiento, además de vigilar las presiones arterial y venosa.
PERICARDIOCENTESIS lM_ TV MV
1 TV MV
Si aparecen manifestaciones de taponamiento se realiza de inmediato
una pericardiocentesis con acceso apical, paraesternal o, más a menu­ Patrones de flujo
transvalvular
do, subxifoideo ya que, de no tratarlo, el taponamiento puede ser le­
interno (Doppler)
tal en poco tiempo. Siempre que sea posible, este procedimiento debe
realizarse con guía ecocardiográfica. Conforme se prepara al paciente -- Engrosamiento-,
para este método, se administra solución salina por vía IV, pero la pe­ del pericardio
ricardiocentesis no debe retrasarse. En la medida de lo posible, antes
Vena
de extraer el líquido pericárdico se mide la presión intrapericárdica y
�pulmonar
se drena la cavidad pericárdica de la forma más completa posible. Se
puede dejar un catéter fino con múltiples orificios, que se introducirá
sobre la aguja insertada en la cavidad pericárdica, para drenar el es­ �
IVC y venas hepáticas
pacio pericárdico en caso de que se acumule de nuevo el líquido. En el
Proyecciones tetracamerales apicales
taponamiento repetitivo puede ser necesario el drenaje quirúrgico a tra­
vés de una toracotomía limitada (subxifoidea), cuando es necesario ex­ FIGURA 265-4 Pericarditis constrictiva. Esquema de los cambios respirofásicos
traer derrames loculados y si se requiere obtener tejido para diagnósti­ (según la técnica de Doppler) en el flujo de entrada mitral y tricúspide. Se valoran
co o surgen las situaciones anteriores de consumo. perfiles recíprocos de llenado ventricular con el estudio de Doppler en puntos del
El líquido pericárdico propio de un derrame posee las características flujo de entrada de válvula mitral (MV) y válvula tricúspide {TV). IVC, vena cava infe­
físicas de un exudado. En países desarrollados, la causa más frecuente rior; LA, aurícula izquierda; LV, ventrículo izquierdo; RA, aurícula derecha; RV, ven­
del líquido sanguinolento es una neoplasia, insuficiencia renal o una trículo derecho. (Por cortesía de Bernard E. Bulwer, MD.)

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por el mismo agente. En situaciones comunes, se advierte que hubo algu­ La pericarditis piógena (purulenta) se presenta a menudo después de 1845
na infección de las vías respiratorias, pero el aislamiento de virus y los es­ cirugías cardiotorácicas, de extensión de la infección desde los pulmones
tudios serológicos son negativos. En algunas situaciones se han aislado del o cavidades pleurales, de rotura del esófago y paso del material al saco pe­
líquido pericárdico los virus coxsackie A o B o los virus de gripe (influen­ ricárdico, o rotura de un absceso anular en un individuo con endocarditis
za), ECHO, parotiditis, herpes simple, varicela, adenovirus o citomegalo­ infecciosa. También puede complicar infecciones por virus, piógenas, por
virus, o se han encontrado incrementos de las concentraciones de anti­ micobacterias y hongos que coexisten con infección por VIH. Por lo co­
cuerpos virales, o ambos. Con frecuencia no se identifica un origen viral y mún, se acompaña de fiebre, escalofríos, septicemia y signos de infección
en estos casos tal vez convenga utilizar la denominación de pericarditis agu­ en otros puntos del cuerpo y casi siempre conlleva un mal pronóstico. El
da idiopática. diagnóstico se hace por examen del líquido pericárdico con drenaje y an­
La pericarditis aguda viral o idiopática afecta a personas de todas las tibioticoterapia intensiva.
edades, pero es más común en adultos jóvenes y a menudo acompaña a La pericarditis de la insuficiencia renal (pericarditis urémica) ocurre has­

..
derrames pleurales y neumonitis. La presencia y evolución casi simultá­ ta en 33% de los pacientes con disfunción renal grave y también se obser­ tr.l
::s
nea de fiebre y dolor precordial, a menudo 10-12 días después de una su­ va en pacientes que se someten a diálisis crónica y tienen concentraciones CD
puesta enfermedad por virus, constituye un signo importante en la di­ normales de urea sanguínea (pericarditis relacionada con diálisis). Estas dos
ferenciación de pericarditis aguda, de AMI, en que antes de la fiebre hay formas de pericarditis pueden ser fibrinosas y por lo común se acompañan CD
g.
dolor del tórax. Los síntomas generales suelen ser leves o moderados y per­ de derrames serosanguinolentos. Es frecuente el frote pericárdico, pero
cibirse un frote pericárdico. La enfermedad sigue una evolución de unos no hay dolor o es leve. Por lo general, es adecuado el tratamiento con un CD
fn
días a cuatro semanas. Son frecuentes los incrementos de la proteína C reac­ NSAID y la intensificación de la diálisis. En ocasiones se desarrolla tapo­ g.

..•
tiva y del recuento de leucocitos. Las alteraciones del segmento ST en el namiento y se necesita pericardiocentesis. Cuando reaparece o es persis­
ECG por lo común desaparecen después de una semana o más, pero las tente la pericarditis de la insuficiencia renal, habrá que realizar una venta­

..
....
CD
ondas T irregulares persisten a veces por años y pueden ocasionar confu­ na pericárdica o pericardiectomía, si es necesaria.
siones en personas sin un antecedente claro de pericarditis. Es frecuente La pericarditis por enfermedades neoplásicas es consecuencia de la ex­
que se acompañe de un poco de derrame pericárdico, y entre las complica­ tensión o invasión de metástasis tumorales (muy a menudo, de carcinoma ....
g.
ciones posibles, pero poco frecuentes, están el taponamiento y la pericar­ de pulmón y la mama, melanoma maligno, linfoma y leucemia) al pericar­
ditis constrictiva. dio; entre las complicaciones observadas ocasionalmente están dolor, arrit­
La complicación más frecuente es la pericarditis repetitiva o recidivan­ mias auriculares y taponamiento. El diagnóstico se corrobora por estudio
te que se observa en 25% de los pacientes con pericarditis idiopática agu­ citológico del líquido pericárdico o estudio de biopsia del pericardio. La ra­
da. En un pequeño número de personas se advierten múltiples recidivas. diación del mediastino por neoplasias también ocasiona pericarditis aguda,
pericarditis constrictiva crónica o ambas entidades. Entre las causas poco
Síndrome poslesión cardiaca La pericarditis aguda puede surgir en comunes de pericarditis aguda están sífilis, micosis (histoplasmosis, blas­
diversas circunstancias que poseen una característica común: la lesión pre­ tomicosis, aspergilosis y candidiasis), infestación parasitaria (amebosis, to­
via del miocardio y el paso de sangre a la cavidad pericárdica. El síndrome xoplasmosis, equinococosis y triquinosis) (cuadro 265-1).
puede surgir después de una cirugía del corazón (síndrome pospericardio­
tomía), luego de traumatismos no penetrantes o penetrantes del corazón ■ DERRAMES PERICÁRDICOS CRÓNICOS
(cap. S8) o después de la perforación del corazón con un catéter. En pocas Pueden identificarse derrames pericárdicos crónicos en personas sin an­
ocasiones ocurre después de AMI. tecedente de pericarditis aguda; tal vez ocasionen pocos síntomas por sí
El cuadro clínico recuerda al de la pericarditis viral o idiopática agu­ mismos, y su presencia se detecta al identificar el agradamiento de la si­
da. La manifestación básica es el dolor de la pericarditis aguda, que por lo lueta cardiaca en una radiografía de tórax. La tuberculosis y el mixedema
regular surge una a cuatro semanas después de la lesión del corazón. Las son causas posibles. Algunas entidades como neoplasias, SLE, artritis reu­
recidivas son frecuentes y se presentan incluso dos años después o más de matoide, infecciones micóticas, radioterapia en el tórax, infecciones pió­
ocurrida la lesión. Los signos notables son fiebre, pleuritis o neumonitis y genas y quilopericardio también pueden ocasionar derrame pericárdico
el episodio de la enfermedad suele ceder en una o dos semanas. La pericar­ crónico y es importante considerarlas y buscarlas específicamente en los
ditis puede ser de la variedad fibrinosa o ser derrame pericárdico que por pacientes de esa categoría. A menudo son útiles en el diagnóstico la aspira­
lo regular es sanguinolento, pero puede causar taponamiento. También se ción y el análisis del líquido pericárdico. El líquido fuertemente sanguino­
manifiestan los cambios ECG típicos de la pericarditis aguda. El síndrome lento es consecuencia muy frecuente de una neoplasia, tuberculosis, insu­
es probablemente consecuencia de una reacción de hipersensibilidad a ficiencia renal y escurrimiento lento desde la disección aórtica. Por medio
antígenos que provienen del tejido miocárdico dañado, el pericardio o de de pericardiocentesis se puede realizar la resolución de grandes derrames,
ambos sitios. pero en individuos en quienes reaparece el cuadro puede requerirse la pe­
A menudo no se necesita tratamiento alguno, salvo el uso de ácido ace­ ricardiectomía. También se utiliza, para evitar la acumulación del líquido,
tilsalicílico y analgésicos. Si el cuadro es intenso o seguido de una serie de la instilación de fármacos esclerosantes en el interior del pericardio.
recidivas incapacitantes, por lo común es eficaz el uso de un NSAID, col­
chicina o un glucocorticoide, como se describe para el tratamiento de la PERICARDITIS OBSTRUCTIVA CRÓNICA
pericarditis. Es consecuencia de la cicatrización de pericarditis fibrinosa o serofibrino­
sa aguda o la resorción del derrame pericárdico crónico, seguida de oblite­
■ DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL ración de la cavidad pericárdica, con la formación de tejido de granulación;
No existe un método específico para identificar la pericarditis idiopática agu­ este último poco a poco se contrae y forma una cicatriz firme que rodea con
da, por lo que el diagnóstico es de exclusión. En consecuencia, se conside­ fuerza el corazón y que puede calcificarse. En países en vías de desarrollo,
ran los demás cuadros que pueden acompañarse de pericarditis fibrinosa un alto porcentaje de los casos son de origen tuberculoso, pero en Norte­
aguda. Un error diagnóstico frecuente es considerar de forma errónea a la américa y en Europa Occidental es una causa poco común. La pericarditis
pericarditis viral o idiopática aguda como AMI o viceversa. obstructiva crónica puede desarrollarse después de pericarditis idiopática,
La pericarditis que surge después de un daño cardiaco se diferencia de viral o aguda o recidivante, de traumatismo de un coágulo san guíneo orga­
la pericarditis idiopática aguda más bien por el momento en que ocurre. nizado o de cualquier cirugía cardiaca, o ser consecuencia de radiación en
En casos de aparecer en días o semanas de surgir un AMI, de un golpe en el mediastino, infección purulenta, histoplasmosis, enfermedades neoplá­
el tórax, perforación del corazón o cirugía cardiaca, pudiera estar justifica­ sicas (en particular cánceres de mama, pulmón y linfoma), artritis reuma­
do concluir que pueden estar vinculadas las dos. toide, SLE o insuficiencia renal crónica tratada por diálisis a largo plazo.
Es importante diferenciar la pericarditis por alguna conjuntivopatía, de la En muchos enfermos se desconoce el origen de la enfermedad pericárdica
pericarditis idiopática a guda. Un dato de importancia máxima en el diag­ y posiblemente el fenómeno desencadenante fue un episodio asintomático
nóstico diferencial es la pericarditis causada por el lupus eritematoso sis­ u olvidado de pericarditis viral, aguda o idiopática.
témico (SLE, systemic lupus erithematosus; ca p. 349) o el lupus inducido La irre gularidad fisiológica básica en individuos con pericarditis cons­
por fármacos (procainamida o hidralazina). En caso de desarrollarse la pe­ trictiva crónica es la incapacidad de los ventrículos para llenarse, por las
ricarditis sin que se detecte algún trastorno primario neto, el diagnóstico limitaciones impuestas por el pericardio engrosado y rígido. El llenado ven­
de SLE puede sugerirse por un incremento en la concentración de anti­ tricular se entorpece al inicio de la diástole, pero disminuye de manera re­
cuerpos antinucleares. La pericarditis aguda es una complicación adicio­ pentina cuando se llega al límite elástico del pericardio, en tanto que en el
nal de artritis reumatoide, esclerodermia y poliarteritis nudosa, y por lo co­ taponamiento cardiaco el llenado ventricular se entorpece durante toda la
mún se advierten otras manifestaciones de las enfermedades mencionadas. diástole. En las dos entidades, disminuyen los volúmenes telediastólico y

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1846 ventricular sistólico y también las presiones telediastólicas en ambos ven­ ■ DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
trículos y la presión media en aurículas, venas pulmonares, y las venas de Como en la pericarditis constrictiva crónica, la cardiopatía pulmonar (cap.
la circulación general aumentan a un nivel general (es decir, en un tramo 252) puede acompañarse de hipertensión venosa sistémica marcada, lige­
de 5 mm Hg de la otra). A pesar de estos cambios hemodinámicos, la fun­ ra congestión pulmonar, ausencia de crecimiento cardiaco y pulso paradó­
ción sistólica puede ser normal o mostrar sólo una ligera alteración en re­ jico. Sin embargo, en caso de haber corazón pulmonar suele manifestarse
poso. Sin embargo, en casos avanzados el proceso fibrótico se extiende a la neumopatía avanzada del parénquima y la presión venosa disminuye du­
veces al miocardio y causa cicatrices y atrofia en él y en tal situación la rante la inspiración (p. ej., el signo de Kussmaul es negativo). La estenosis
congestión venosa puede provenir de la combinación de efectos de lesio­ tricuspídea (cap. 261) también puede remedar la pericarditis constrictiva cró­
nes en pericardio y miocardio. nica; igualmente notables son la hepatomegalia congestiva, esplenome­
En la pericarditis constrictiva, los pulsos de la presión auricular dere­ galia, ascitis y distensión venosa. Sin embargo, en la estenosis tricuspídea
cha e izquierda tienen un contorno en M y los descensos x y y son nota­ por lo regular se detecta un soplo característico y el soplo de la estenosis
bles. El descenso y que no aparece o disminuye en el taponamiento cardia­ mitral acompañante.
co es la deflexión más notable en la pericarditis constructiva; éste refleja La pericarditis constrictiva puede corregirse por medios quirúrgicos,
el llenado rápido e inmediato de los ventrículos. El descenso y se interrum­ razón por la cual es importante diferenciar la forma crónica de la misma
pe por un incremento rápido en la presión auricular durante el inicio de la de la miocardiopatía restrictiva (cap. 254), que presenta anomalías funcio­
diástole, en que el llenado ventricular se entorpece por el pericardio cons­ nales similares (es decir, restricción del llenado ventricular). Los signos de
trictivo. Estos cambios característicos se transmiten a las venas yugulares, la diferenciación se resumen en el cuadro 265-2. Cuando la persona mues­
vasos en los que se puede reconocer por medio de inspección. En la peri­ tra insuficiencia cardiaca congestiva, incapacitante y poco sensible, y tie­
carditis constrictiva los pulsos de la presión ventricular en los dos ventrícu­ ne cualquiera de los signos de la cardiopatía constrictiva, se realiza ecocar­
los muestra el signo característico de "raíz cuadrada" durante la diástole. diografía Doppler para el registro de los efectos que tiene la respiración en
Dichos cambios hemodinámicos, a pesar de ser característicos, no son pa­ el flujo transvalvular (fig. 265-4) y también se realiza MRI o CT para iden­
tognomónicas de la pericarditis constrictiva y también se pueden observar tificar o descartar pericarditis constrictiva, porque esta última suele ser
en miocardiopatías restrictivas (cap. 254, cuadro 254-2). corregible.

■ DATOS CLÍNICOS Y ESTUDIOS


DE LABORATORIO TRATAMIENTO
Es frecuente observar debilidad, fatiga, incremento ponderal, mayor circun­
ferencia abdominal y molestias del abdomen, así como edema. El aspec­
Pericarditis constrictiva
to de la persona es de enfermedad crónica, y en casos avanzados se pue­ La ablación del pericardio es el único tratamiento definitivo de la peri­
den detectar anasarca, atrofia del músculo estriado y caquexia. Es común carditis constrictiva y debe ser lo más completo posible. En la prepara­
la disnea con el ejercicio y puede haber ortopnea, aunque por lo común no ción preoperatoria son útiles medidas como la restricción de sodio en
es grave. Las venas cervicales están distendidas y pueden mostrar el mis­ alimentos y el uso de diuréticos. Es importante realizar arteriografía
mo estado incluso después de administración intensiva de diuréticos, y la coronaria en el preoperatorio en personas >50 años para descartar al­
presión venosa posiblemente no disminuya durante la inspiración (signo de guna arteriopatía coronaria acompañante, no sospechada. Los bene­
Kussmaul); este último es frecuente en la pericarditis crónica, pero también ficios obtenidos con la decorticación cardiaca por lo regular son pro­
puede presentarse en la estenosis tricuspídea, infarto del ventrículo dere­ gresivos en un lapso de meses. Los riesgos de la cirugía dependen del
cho y la miocardiopatía restrictiva. grado de penetración del miocardio por parte del proceso fibrótico
La presión del pulso es normal o disminuida. Alrededor de 33% de los y de calcificación, la intensidad de la atrofia del miocardio, la exten­
pacientes tiene pulso paradójico. La hepatomegalia congestiva es intensa sión de la disfunción secundaria de la función hepática, renal o de
y puede deteriorar la función hepática y causar ictericia; la ascitis es co­ ambos órganos y el estado general del paciente. La mortalidad quirúr­
mún y por lo regular más notable que el edema en zonas declive. También gica es de 5-10%, incluso en centros experimentados; los pacientes con
puede haber derrames pleurales y esplenomegalia. El pulso apical disminu­ enfermedad más grave, en particular la secundaria a radioterapia, tie­
ye y muestra retracción en la sístole (signo de Broadbent). Los ruidos cardia­ nen el mayor riesgo. En consecuencia, debe realizarse la cirugía en la
cos pueden ser distantes; a menudo hay un tercer ruido cardiaco notorio fecha más pronta posible en el ciclo patológico.
(es decir, un golpe pericárdico) en la punta del corazón con cese súbito del
llenado ventricular.
En el ECG a menudo se observa bajo voltaje de los complejos QRS y Pericarditis constrictiva subaguda con derrame Se caracteriza
aplanamiento o inversión difusas de las ondas T. En casi el 33% de los pa­ por la combinación de un derrame a presión en el espacio pericárdico y la
cientes hay fibrilación ventricular. En las radiografías de tórax la silueta car­ constricción del corazón por dicha capa engrosada. Comparte diversos sig­
diaca es normal o un poco agrandada. La calcificación pericárdica es más nos con el derrame crónico que origina compresión del corazón y con la
frecuente en la pericarditis tuberculosa. Sin embargo, también puede ha­ constricción pericárdica. Puede ser causada por tuberculosis (véase ade­
ber calificación del pericardio sin que haya constricción y esta última pue­ lante), ataques múltiples de pericarditis idiopática aguda, radiación, peri­
de presentarse sin calcificación. carditis traumática, insuficiencia renal, esclerodermia y neoplasia. Se ad­
En la medida en que los signos físicos comunes de cardiopatías (soplos, vierte cardiomegalia, en términos generales, y pulso paradójico. Después
cardiomegalia) tal vez sean poco manifiestos o falten en la pericarditis cons­ de la pericardiocentesis los signos fisiológicos pueden cambiar y en vez de
trictiva crónica, en la hepatomegalia o en la distensión del hígado acom­ los del taponamiento cardiaco ser los de constricción pericárdica. Además,
pañada de ictericia y ascitis resistente puede originar un diagnóstico equi­ puede disminuir la presión intrapericárdica y la venosa central, pero no
vocado de cirrosis hepática. Dicho error se evita si se revisan las venas del hasta límites normales. El diagnóstico se puede corroborar por pericardio­
cuello y se identifica su distensión. centesis, seguida de biopsia del pericardio. El tratamiento eficaz por lo
De forma típica, la ecocardiografía transtorácica muestra engrosamien­ común es la ablación amplia del pericardio visceral y del parietal.
to del pericardio, engrosamiento de la vena cava inferior y de venas he­
páticas e interrupción repentina del llenado ventricular al inicio de la diás­ Pericardiopatía tuberculosa Esta infección crónica es una causa fre­
tole con función sistólica ventricular normal y aplanamiento de la pared cuente de derrame pericárdico crónico, sobre todo en países en vías de
posterior del ventrículo izquierdo. En la ecocardiografía Doppler se advier­ desarrollo en los que la tuberculosis y la infección por VIH son endémicas.
te un perfil característico de la velocidad de flujo transvalvular (fig. 265-4). La pericarditis tuberculosa puede manifestarse como derrame pericárdico,
Durante la inspiración se observa una disminución excesiva en la velo­ pericarditis constrictiva crónica o como pericarditis constrictiva subaguda
cidad del flujo sanguíneo en las venas pulmonares y a través de la válvula con derrame (véase antes). El cuadro clínico incluye el de enfermedad cró­
mitral, y un desplazamiento del tabique interventricular a la izquierda, y nica de índole general en una persona con derrame pericárdico. Debe con­
ocurre lo contrario durante la espiración. La velocidad de flujo diastóli­ siderarse la posibilidad de que exista esta entidad en una persona con tu­
co en la vena cava inferior y el interior de la aurícula derecha y a través de berculosis identificada, con VIH y con fiebre, dolor retroesternal, pérdida
la válvula tricúspide aumenta de forma excesiva durante la inspiración y de peso y ensanchamiento de la silueta cardiaca de origen indeterminado.
disminuye en la espiración. Sin embargo, los trazos ecocardiográficos no Si no hay certeza de la causa del derrame pericárdico crónico a pesar del
permiten descartar de manera definitiva el diagnóstico de pericarditis res­ análisis detallado del líquido pericárdico se realiza una biopsia de pericar­
trictiva. La CT y la MRI son más precisas que la ecocardiografía para con­ dio, de preferencia a través de una toracotornía limitada. Si a pesar de todo
firmar o descartar la presencia de engrosamiento de pericardio. no se cuenta con pruebas definitivas, pero en la muestra se identifican gra-

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nulomas con caseificación, está indicada la farmacoterapia antituberculo­ 1847
sa (cap. 173).
Si la biopsia indica engrosamiento del pericardio después de dos a cua­ - -
tro semanas de administrar antituberulosos, se realiza la pericardiectomía UTILIDAD EN LA VALORACIÓN
para evitar que se desarrolle constricción. La constricción cardiaca de ori­ MODALIDAD DE TUMORES CARDIACOS
gen tuberculoso debe tratarse por medios quirúrgicos, manteniendo a la Ecocardiografía transtorácica Identificar la localización y el tamaño del tumor y
persona con fármacos antituberculosos. (TTE), que incluye 2-D, 3-D y la afectación de estructuras vecinas (como valvas,
con medio de contraste pericardio)
■ LECTURAS ADICIONALES Ecocardiografía Mejor definición del tumor y mayor resolución
ADLER Y et al.: 2015 ESC guidelines for the diagnosis and management of transesofágica (TEE) espacial que con TTE. Puede ayudar a seleccionar
pericardial diseases. Eur Heart J 36:2921, 2015. las vías quirúrgicas de acceso
ALRAIES MC et al.: Usefulness of cardiac magnetic resonance-guided ma­ 3:
nagement in patients with recurrent pericarditis. Am J Cardiol 115:542,
MRI cardiaca con gadolinio
como medio de contraste
Mejor identificación histológica, definición del
tamaño del tumor e identificación de la invasión
....
2015.
o
local que con TTE o TEE. Es posible diferenciar un
CREMER PC et al.: Complicated pericarditis: Understanding risk factors and tumor, de un trombo s»

......
u,
pathophysiology to inform imaging and treatment. J Am Coll Cardiol 68: CT cardiaca sincronizada Permite la valoración anatómica y la definición
2311, 2016. histológica del tumor. Es útil cuando los pacientes

..
GARCIA MJ: Constrictive pericarditis versus restrictive cardiomyopathy? J no toleran M RI o si es imposible realizarla (p. ej., n
Am Coll Cardiol 67:2061, 2016. sujetos con dispositivos cardiacos implantables). s»
IMAZIO M et al.: Efficacy and safety of colchicine for treatment of multiple Permite una mejor identificación de lesiones CD
u,

..
recurrences of pericarditis (CORP-2); a multicentre, double-blind, place­ calcificadas y valoración de la afectación '<:
bo-controlled, randomized trial. Lancet 383:2232, 2014. extracardiaca del tumor o
LEWINTER MM: Acute pericarditis. N Engl J Med 371:2410, 2014. Estudios con radionúclidos Definición de enfermedad extracardiaca. Puede o
LoTAN D et al.: Usefulness of novel immunotherapeutic strategies for idio­ (que incluye la tomografía por ser útil en el diagnóstico de algunos tumores ,..
u,

..
pathic recurrent pericarditis. Am J Cardiol 117:861, 2016. emisión de positrones con [18] cardiacos (p. ej., neuroendocrinos), pero la
F-fluorodesoxiglucosa [FDG­ valoración de masas más pequeñas puede tener
V1sTARINI N et al.: Pericardiectomy for constrictive pericarditis. Ann Thorac
PET]) como limitación la captación de FDG en tejidos

......
Surg 100:107, 2015. vecinos del miocardio
CD
u,
n

g.

o
así como de su efecto en las estructuras cardiacas circundantes, a menudo u,

son características inespecíficas de formas más frecuentes de enfermedad


cardiaca, como dolor torácico, síncope, insuficiencia cardiaca congestiva,
soplos, arritmias, trastornos de la conducción y derrame pericárdico, con
o sin taponamiento. Además, puede haber fenómenos embólicos y sínto­
mas generales.

Mixomas auriculares Mixoma Los mixomas son el tipo más frecuente de tumor cardiaco pri­
mario en todos los grupos de edad, y representan un tercio a una mitad de
y otros tumores .....�_ todos los casos estudiados en necropsias y casi tres cuartos de los tumores
sometidos a extirpación quirúrgica. Se encuentran en todas las edades,
cardiacos ,I 1
con mayor frecuencia entre la tercera y sexta décadas de la vida, con pre­
dominio en las mujeres. Cerca del 90% de los mixomas son esporádicos; el
Eric H. Awtry resto es familiar con transmisión autosómica dominante. La variedad fa­
miliar a menudo se observa como parte de un complejo sindrómico (com­
plejo de Carney) que incluye 1) mixomas (cardiaco, cutáneo, mamario o
ambos); 2) efélides y/o nevus pigmentados, y 3) hiperactividad endocri­
En general, los tumores cardiacos se clasifican en los que se desarrollan en na (enfermedad cortical suprarrenal nodular primaria con o sin síndrome
el corazón o primarios, y las metástasis que provienen de una neoplasia de Cushing, tumores testiculares y adenomas hipofisarios con gigantismo
primaria distante. Los primarios se subdividen, histológicamente, en be­ o acromegalia). Una serie de signos constituye el síndrome NAME (nevus,
nignos y malignos. En general, los tumores cardiacos primarios son relati­ mixoma auricular, neurofibroma mixoide y efélides) o síndrome LAMB (len­
vamente infrecuentes, en tanto que hasta en 20% de los pacientes con en­ tigos, mixoma auricular y nevus azules), aunque es probable que estos sín­
fermedad metastásica terminal hay afectación secundaria del corazón o del dromes representen subtipos del complejo de Carney. No se han diluci­
pericardio. Si bien las personas con tumores cardiacos pueden presentar dado por completo la base genética de este complejo; sin embargo, en
síntomas muy variables, muchos pacientes están asintomáticos para el mo­ cerca del 70% de las personas con el complejo de Carney se han identifica­
mento del diagnóstico, y el tumor se detecta de modo incidental en estudios do mutaciones inactivadoras del gen oncosupresor PRKARlA que codifi­
de imagen hechos con otra finalidad. Estos hallazgos deben diferenciarse de ca la subunidad reguladora de la proteína cinasa A tipo 1-a.
otras masas del corazón, como vegetaciones, trombos o hipertrofia del mio­ Desde el punto de vista anatomopatológico, los mixomas son estructu­
cardio. La ecocardiografía suele ser el método inicial en la valoración de ras gelatinosas que constan de células de mixoma embebidas en un estro­
tumores cardiacos; sin embargo, en la actualidad hay muy diversas mo­ ma rico en glucosaminoglucanos. Casi todos son solitarios, se originan en
dalidades de imagen y a veces es necesaria la estrategia multimodal para el tabique interauricular, cerca del agujero oval (sobre todo en la aurícula
llegar a un diagnóstico exacto y para esclarecer las opciones terapéuticas izquierda) y a menudo son pedunculados, con un tallo fibrovascular. A di-
(cuadro 266-1). ferencia de los tumores esporádicos, los tumores del síndrome familiar tien­
■ TUMORES PRIMARIOS den a presentarse en individuos más jóvenes, a menudo son múltiples, pue­
Los tumores primarios del corazón son poco comunes. Cerca de 75% den ubicarse en un ventrículo y tienen más posibilidades de recidivar tras
tiene características histológicas benignas y casi todos son mixomas. Los la resección inicial.
tumores malignos, en su gran mayoría sarcomas, representan 25% de Los mixomas por lo general se presentan con signos y síntomas obstruc­
los tumores cardiacos primarios. Todos los tumores cardiacos, cualquiera tivos. El cuadro clínico más frecuente es similar al de la valvulopatía mi­
que sea su tipo histológico, tienen el potencial de causar complicaciones tral: sea estenosis por prolapso del tumor hacia el orificio mitral o insu­
letales. En la actualidad, muchos tumores son curables con cirugía, por lo ficiencia como resultado de traumatismo o distorsión valvular inducida
que el diagnóstico precoz es obligatorio. por el tumor. Los mixomas ventriculares producen obstrucción infundibu­
lar similar a la causada por la estenosis subaórtica o subpulmonar. Los sín­
Cuadro clínico Los tumores cardiacos pueden causar una gran varie­ tomas y signos del mixoma son de aparición súbita o de carácter postura!,
dad de manifestaciones cardiacas y no cardiacas. Estas manifestaciones, por los efectos de la gravedad en la posición del tumor. En la auscultación
que dependen en gran medida de la localización y el tamaño del tumor, durante la protodiástole y la mesodiástole puede advertirse un ruido grave

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