Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Algunos de los mejores ejercicios para la ansiedad son las técnicas de relajación, meditación,
respiración diafragmática, mindfulness, deporte, detención del pensamiento y otros que te
explicaré detenidamente en este artículo.
Puede que seas una persona que se sienta abrumada por la ansiedad, que notes que domina
tu vida o que te haga incapaz de ser tú mismo porque se apodera de ti. Aunque a veces notes
que está fuera de tu control, puedes hacer uso de algunas técnicas o ejercicios que te
ayudarán a afrontarla y que te permitirán encontrar la tranquilidad.
La ansiedad es una respuesta que tiene el organismo ante un estímulo estresante y que
produce en el organismo una reacción activando el sistema nervioso, de manera que la
persona a través de la lucha o la huida pretende hacer frente para sobrevivir.
Lo que generalmente llamamos ansiedad (cuando la gente dice “es que tengo ansiedad”, “es
una persona que tiende a la ansiedad”), hace referencia al estrés más crónico. Encontramos así
los trastornos de ansiedad, donde podemos destacar la ansiedad generalizada, la fobia social o
la fobia específica.
La ansiedad normal es adaptativa y nos permite afrontar de manera óptima los estímulos
peligrosos. Sin embargo, la patológica supera la capacidad que tiene el organismo para
adaptarse y se produce una respuesta desadaptativa.
La ansiedad normal se caracteriza por aparecer cuando el estímulo es real (no es un estímulo
imaginario) y además su reacción es cualitativa y cuantitativamente proporcional.
Es importante que sepas que gestionar la ansiedad requiere energía, por lo que si ves que
necesitas ayuda, es recomendable acudir a un psicólogo para afrontar el problema de manera
profesional.
1- Respiración diafragmática
La respiración diafragmática puede ser un ejercicio muy útil para hacer frente a la
ansiedad. Para practicar respiración diafragmática debes ser constante y hacerlo varias
veces al día. Debes encontrar un momento tranquilo, cerrar los ojos y si es posible,
encontrar un asiento cómodo.
Para ello, pon una de tus manos sobre el estómago y la otra sobre el pecho, de modo
que puedas darte cuenta de que estás respirando de manera profunda.
Cuando tengas una mano sobre el pecho y otra sobre el estómago cierra los ojos y
comienza a inspirar de manera profunda, de manera que vayas notando cómo se
hincha el estómago mientras el pecho se mantiene intacto.
Pones las manos, y vas inspirando contando 1, 2, 3, 4 y 5. Una vez hayas hecho la
inspiración, aguanta alrededor de tres segundos el aire y lo vas soltando, de manera
lenta, contando de nuevo 1, 2, 3, 4 y 5.
Es mejor que tomes aire por la nariz (no por la boca), aunque si te sientes más cómodo
de la otra manera, hazlo como prefieras. Debes practicar varias veces al día, entre 2 y 3
veces y alrededor de 10 minutos en varias secuencias.
Puedes realizar un registro de tu respiración donde indiques la hora del día en el que la
haces, tu nivel de ansiedad previo, si te ha sido fácil respirar y la relajación al acabar.
La primera fase consiste en, por grupos musculares, ir tensando las distintas partes del
cuerpo durante unos segundos (7 segundos aproximadamente) y luego se relaja
durante aproximadamente 21 segundos cada grupo muscular.
3- Practica mindfulness
El mindfulness o la atención plena puede ayudarte a manejar la ansiedad y a sentirte
más relajado y tranquilo. Cuando hablamos de ser y estar mindfulness, nos referimos a
la capacidad de vivir en el presente. Se trata de que percibas y te des cuenta de lo que
sucede en el momento en el que sucede.
Para ello, puedes hacer varias cosas. Empieza escogiendo a lo largo del día varias
actividades que vayas a hacer de manera Mindfulness: por ejemplo, la ducha y el
desayuno.
Así, lo que debes hacer mientras te duchas es prestar atención a eso, a la ducha. Con
todos los sentidos que puedas, presta atención a la actividad que estás haciendo y no
dejes que la mente se vaya a otra cosa.
Además de elegir estas actividades, otra cosa que puedes hacer es escoger varios
momentos al día, cortos para empezar y poner tu mente en modo Mindfulness.
Coge un asiento cómodo, sentada y cierra los ojos y presta atención a tu respiración.
Nota como la respiración entra por tu nariz y como sale. Que sirva de anclaje. Y si la
mente se va, vuelve a centrarla en la respiración de manera amable.
Se trata de que encuentres estos momentos de relajación varias veces al día. Primero,
en situaciones en las que te encuentres tranquilo/a y, poco a poco, podrás
generalizarlo a momentos donde te encuentres ansioso/a.
Algunos ejemplos de actividades agradables que puedes hacer pueden ser: ver una
serie de televisión, dar un paseo, comer un trozo de chocolate, cenar con tu pareja,
pasear, tumbarte en el campo, darte un baño…
5- Utiliza la distracción
Por ejemplo, técnicas que consideraríamos dentro de la distracción sería hablar con
otras personas, leer o cantar, escuchar música para dejar de pensar en eso, etc.
Es importante que tengas en cuenta que no es una técnica que vaya a solucionar tu
problema. Es una técnica que te aliviará la ansiedad a corto plazo pero que seguirá
manteniendo el problema a largo plazo.
6- Planifícar
Hoy en día tenemos múltiples actividades y tareas que compaginar. A veces este
exceso de responsabilidades ocasiona niveles altos de estrés.
Una de las estrategias que podemos llevar a cabo es tratar de planificarnos el día con
antelación intentando que dé tiempo a todo lo que tenemos que hacer.
Puedes utilizar la agenda, aplicaciones del móvil como Google Calendar, etc., donde tu
día quedará estructurado y no tendrás que estar pensando qué hacer a continuación,
dejando así que tu mente se ocupe de otras responsabilidades.
Intenta ver a qué huele, cuál es el color de las cosas… crear el máximo nivel de detalle
de la escena te ayudará a vivirlo con más realismo. Posteriormente, podrás utilizar esta
imagen en los momentos de dificultad donde te encuentres ansiosa.
Puedes elegir una frase que a menudo te digas para tranquilizarte. Algunos ejemplos
pueden ser: “Calma. Todo pasa.”, “Tranquilo, todo irá bien”, “Relájate y respira”.
Es importante que las personalices y que escojas aquellas que a ti te transmitan calma
y tranquilidad. Estas frases son diferentes para cada uno de nosotros.
Debes realizar ejercicio al menos 3-4 veces a la semana, aunque lo ideal es que se
realice ejercicio 5 días a la semana durante alrededor de 45-60 minutos.
Recuerda no hacerlo en horas próximas al sueño dado que el ejercicio físico activa, por
lo que es mejor que lo hagas por la mañana o a lo largo de la tarde.
Una vez los hayas identificado, debes decir fuerte “¡BASTA!” o “¡STOP!” o “¡PARA!”. Si
estás sola en casa, por ejemplo, puedes decirlo en voz alta y puedes dar incluso una
palmada.
Si estás en público es mejor que lo digas con todas tus fuerzas pero para adentro.
Inmediatamente sustitúyelo por otro pensamiento más positivo.
Para ello, toma un folio y en horizontal haz columnas: en una de ellas pon la situación,
en otra columna pon “Pensamiento”, en otra pon “Ansiedad (0-10)”.
Así, cuando notes que te encuentras mal y que tienes ansiedad, apunta en la hoja el
nivel de ansiedad, en qué situación te encuentras y lo que has pensado. Aprende así a
identificar los pensamientos.
Se necesita práctica para hacerlo, por eso es recomendable que al menos una o dos
semanas estés trabajando en identificar los pensamientos y luego pongas en práctica
la detención de pensamiento.
Referencias
Bakeola. Autocontrol: técnicas para manejar la ansiedad y la ira. Centro para la
mediación y regulación de conflictos.
Gracia, F. J., Díaz del Campo, P. (2006). Guía de Práctica Clínica en el Manejo de
Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria. Agencia Laín Entralgo,
Ministerio de Sanidad y Consumo.
Roca, E. Técnicas para manejar la ansiedad y el pánico.
Página web Mindfulness y Salud
Programa autoaplicado para el control de la ansiedad ante los exámenes. Relajación
progresiva de Jacobson. Universidad de Almería.