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Si la suma de la tarifa, el cargo por exceso de equipaje y cualquier otro cargo de servicio
aplicable por la nueva ruta es mayor que el valor de reintegro del billete o de la porción
aplicable del mismo, el pasajero no abonará ninguna tarifa o cargo adicional y el
transportador reintegrará la diferencia si la tarifa y cargos para la ruta reprogramada son
menores:
(Artículo 12, inciso a) de las Condiciones Generales del Contrato de Transporte Aéreo
aprobadas por la Resolución Nº 1.532/98 del MINISTERIO DE ECONOMIA Y OBRAS Y
SERVICIOS PUBLICOS, modificado por la Resolución N° 203/13 de ANAC)
ANAC
RECLAMOS TRANSP. AEREO
Derechos del pasajero
¿Cuáles son los derechos del pasajero cuando un vuelo se demora o
cancela?
1532)
Y aparte de eso la aerolínea tiene que compensar por los daños que
haya por la demora, por hoteles perdidos o que haya que contratar
y por el daño moral (en general, alrededor de $ 6.000 aunque varía
mucho), como se da cuenta en las sentencias de abajo (hay dos casitos
recientes). La reprogramación solo se puede hacer si la aerolínea
preavisa 48 horas antes. El plazo para demandar es de un año en
vuelos locales y dos en internacionales. Contra la agencia de viajes,
puede ser responsable si no da asistencia, el plazo se amplía a tres
años. Mucho depende de la reacción de la aerolínea, de la
comunicación…
En otro caso, los padres de dos chicas sacaron pasaje a Buzios, Brasil,
el 14 de junio de 2001 para regresar el 17 del mismo mes a Buenos
Aires. La partida del día 14, prevista para las 7.00, se demoró cinco
horas, con lo que los viajeros arribaron a Buzios alrededor de las 18.00
perdiendo prácticamente un día entero de las breves vacaciones
planeadas; y el regreso del día 17, que se debía iniciar a las 20.30 –lo
que les importaba para llegar a ‘cenar’ con sus hijas por ser el día del
padre.
Por esa razón, ordenaron resarcir a los pasajeros con la suma de $1.600
al papá y otro tanto a la mamá, pero no hicieron lugar al reclamo por la
cena del día del padre perdida, porque las hijas ya son mayores de
edad… (la sentencia está abajo),
En general, cuando hay overbooking lo compensan voluntariamente. E
incluso cuando haya mal tiempo, como por ejemplo en los Estados
Unidos hubo un caso en que el vuelo se atrasó y el capitán compró
pizzas para todos los pasajeros.
Cambio de escalas
Allí los jueces remarcaron la privación del tiempo que habían sufrido los
pasajeros, el cambio de las condiciones del vuelo. Ahora bien,
denegaron la compensación por el retraso en el arribo a la ciudad de
Miami y el reitnegro de los gastos del auto, por esa demora, porque «no
implicó modificación alguna respecto del plan inicial, puesto que el auto
iba a ser alquilado de todos modos«. Es decir, ordenaron reintegrar al
pasajero $5.000 en concepto de daño moral.
Ahora bien, si el pasajero opta por realizar el transporte aéreo por otra
empresa distinta de la originalmente contratada, abonando una tarifa
que excede con creces la de la primera, no puede pretender que se le
restituya la totalidad de la diferencia abonada. Más aun cuando, como
ocurrió en el caso, la aerolínea ubicó a los pasajeros en el primer vuelo
que partía al destino programado -Nueva York.
Disposición 249/2015
CONSIDERANDO:
Sin perjuicio de ello, debo aclarar que no todos los supuestos de retraso
originan el deber de reparar los daños y perjuicios, pues el transportista
podrá eximirse de tal responsabilidad si demuestra que “…él y sus
dependientes han tomado todas las medidas necesarias para evitar el
daño o que les fue imposible tomarlas” (art. 142 del Código
Aeronáutico), norma que en idéntico sentido prevé la Convención de
Varsovia de 1929 (art. 20). Con tal expresión se hace referencia a
circunstancias que se encuentran más allá del control de la voluntad y
de las posibilidades del transportador, pues se trata de supuestos
imprevisibles y que aun previstos no pueden ser evitados. Me refiero a
la inevitabilidad propia del “caso fortuito” o de la “fuerza mayor”
(condiciones meteorológicas, huelgas sindicales en los aeropuertos,
entre otros supuestos).-
En Buenos Aires, a los 4 días del mes de abril del año dos mil trece
hallándose reunidos en acuerdo los Señores Vocales de la Sala III de la
Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal
a fin de pronunciarse en los autos “RATTERO NADIA LORENA c/
AEROLINEAS ARGENTINAS SA s/ incumplimiento de contrato”, y de
acuerdo al orden de sorteo el Dr. Antelo dijo:
El monto mínimo para apelar que establece el art. 242 del Código
Procesal (texto según ley 23.850) es de $20.000. Resulta así que la
suma representativa de la queja ante esta instancia es inferior a dicho
mínimo y, por lo tanto, la apelación de Aerolíneas es inadmisible (art.
242 cit.).-
1. Recurso de la actora.-
VI.1.Apelabilidad:
A diferencia del recurso de su contraria, la apelación de la actora es
formalmente admisible porque la suma involucrada en ella supera el
monto mínimo del art. 242. Entre los $30.000 pretendidos en la
demanda en concepto de daño moral (ver fs. 36vta. y comprobante de
pago de la tasa de justicia de fs. 158) y los $8.000 reconocidos en la
sentencia por este rubro (ver fs. 169, segundo párrafo) existe una
diferencia de $22.000, cuyo reconocimiento es lo que se reclama en esta
instancia.-
VI.2.Daño moral:
En Buenos Aires, a los 27 días del mes de abril del año dos mil
diecisiete, hallándose reunidos en acuerdo los Señores Vocales de la
Sala III de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Federal a fin de pronunciarse en los autos “Spivak Ricardo
Víctor c/ American Airlines Inc Sucursal Argentina s/ incumplimiento
de contrato”, y de acuerdo al orden de sorteo el Dr. Ricardo Gustavo
Recondo dijo:
I. La señora jueza de primera instancia hizo lugar con costas a la
demanda interpuesta por Ricardo Víctor Spivak y condenó a American
Airlines Inc. al pago de $ 26.973,98 en concepto de los daños y
perjuicios padecidos por el actor a raíz de la cancelación de un vuelo
que tenía previsto para partir el 3 de junio de 2012 con destino en la
ciudad de Los Ángeles, para allí abordar un vuelo hacia Japón con fines
laborales (fs. 471/482).
Contra dicho pronunciamiento se alzó la demandada a fs. 487, recurso
que fue concedido a fs. 488, fundado a fs. 575/523vta. y replicado a fs.
525/529vta.
Median asimismo recursos de apelación por los honorarios regulados en
la instancia de grado, los que serán tratados, de así corresponder, por
la Sala en conjunto al finalizar el presente Acuerdo.
II. Surge de las constancias de autos que el señor Ricardo Víctor Spivak
contrató con American Airlines Inc. un vuelo hacia la ciudad de Los
Ángeles -previa escala en la ciudad de Miami-, el cual debía partir del
Aeropuerto Nacional de Ezeiza el 3 de junio de 2012 por la noche. Una
vez en Los Ángeles, el actor tenía contratado diversos vuelos de acuerdo
a un itinerario previamente establecido, por Japón y China, a donde
debía dirigirse por razones laborales. El 10 de junio debía regresar a Los
Ángeles, con motivo de una reunión que debía celebrarse en San
Francisco con unos clientes. Finalmente, a partir del 12 de junio,
momento en el cual culminaban sus obligaciones laborales, se dirigiría
hacia Miami, en donde pasaría una semana de vacaciones con su
cónyuge. El despegue del primer avión se produjo de acuerdo al horario
previsto según la demandada, y con una hora de retraso de acuerdo a la
versión de los hechos del actor, pero más allá de esta discrepancia que
nada aporta a la causa, lo cierto es que después de dos horas de vuelo
la aeronave debió regresar a su punto de partida debido a una falla
técnica, habiendo quedado operativa sólo a la mañana siguiente. En
estas condiciones, la aerolínea decidió no hacer partir nuevamente a la
aeronave debido a que a esa hora ya se encontraban cumplidas las
horas de servicio que determina la normativa aplicable, tanto para los
pilotos como para el personal de a bordo, por lo que reubicó a los
pasajeros en el vuelo que partiría por la noche del 4 de junio. Frente a
esta situación, el actor debió regresar a su domicilio, dado que al haber
perdido todas las conexiones, su presencia en Japón y China carecía de
sentido. Sólo realizó la parte del trayecto prevista en carácter de
vacaciones, esto es, voló a la ciudad de Miami el 12 de junio, en donde
permaneció por el lapso de una semana (ver documental acompañada
por la actora a fs. 4/34 y 48; declaraciones testimoniales de fs.
154/vta., 156/vta., 401/vta., 404/vta.; informativa de fs. 182,
226/227, 303/306; peritaje informático de fs. 396/398). En el contexto
fáctico antedicho, y dado el primer planteo que la demandada efectúa
ante esta Alzada (fs.515vta./520, puntos 2.2 y 2.3 (i) y (ii)), la cuestión a
dilucidar radica en determinar, en primer término, si existió un
incumplimiento contractual por parte de la aerolínea y, en segundo
lugar y en caso afirmativo, si ese incumplimiento es imputable a
aquélla. El primer interrogante no puede ser sino respondido
afirmativamente. Es que el transportador aéreo responde ante el
pasajero cuando incurre en un retardo en el cumplimiento de su
obligación. Ello así, pues el retraso es un hecho generador de
responsabilidad para todos los tipos de transporte aéreo. Sin duda, la
obligación del transportista en cuanto a la puntualidad de los viajes no
puede ser apreciada rígidamente, por las características propias de la
aviación y la prioridad de observar la condición de seguridad en los
vuelos. En este orden de ideas, el Código Aeronáutico responsabiliza al
transportador por los daños resultantes del retraso en el transporte de
pasajeros y sólo se puede eximir si prueba que él o sus dependientes
han tomado todas las medidas necesarias para evitar el daño o que les
fue imposible tomarlas (arts. 141 y 142). En el caso sub examen, no hay
que perder de vista que la circunstancia desencadenante fue la demora
original en el vuelo programado, endosado y contratado por los actores,
el que se debió a desperfectos técnicos imputables sólo a la empresa de
líneas aéreas, la cual -en principio- compromete la responsabilidad de
la comitente si se ha obligado a un resultado a cumplir en tiempo y
lugar propios. Es que en el contrato de transporte aéreo existe un
interés especial en la regularidad de los servicios, por lo que la demora
en el cumplimiento de la traslación altera uno de los elementos
determinantes del acuerdo de voluntades, principio recogido en el art.
19 de la Convención de Varsovia de 1929 y en el art.141 del Código
Aeronáutico. De todo lo dicho se desprende con meridiana claridad que
la aerolínea demandada ha incurrido en un incumplimiento contractual
respecto de las obligaciones que tomó a su cargo hacia los pasajeros.
Debe determinarse ahora, en consecuencia, si a los fines de eximirse de
responsabilidad la accionada ha acreditado en el expediente que ella o
sus dependientes tomaron todas las medidas necesarias para evitar el
daño o les fue imposible tomarlas. De manera previa a responder el
interrogante planteado en el párrafo anterior, debo señalar que el
retraso por problemas técnicos en la aeronave que trae aparejada una
demora respecto a la programación inicial, constituye un supuesto de
responsabilidad contractual. Acorde con esta línea, el art. 19 de la
Convención de Varsovia responsabiliza al transportista por los daños
que causa por retraso. En materia contractual, como principio, el mero
incumplimiento hace presumir la culpa y no constituye el vicio propio
de la cosa, eso es, del medio transportador, causa de exención de
responsabilidad. En este orden de ideas, no puede admitirse que por
tratare de un desperfecto técnico la demandada pueda eximirse sin más
de responsabilidad. Para ello, debe tratarse de un hecho insuperable
actuando con diligencia y previsión, y la empresa debe hacer todo lo
posible para superarlo a la mayor brevedad. Es que esos desperfectos
técnicos, salvo que sean razonablemente insuperables, no pueden
proyectarse en desmedro de los derechos del usuario. Es decir que no
basta alegar en forma genérica un desperfecto técnico si no se lo
relaciona con el cumplimiento a ultranza de todos los controles técnicos
previos al vuelo por parte de la empresa y de todas las medidas
necesarias tendientes a superarlo; es que esa falla podría deberse,
precisamente, a la falta de mantenimiento imputable al transportista o
a una imprevisión inexcusable de su parte. Pues bien, en autos no ha
quedado claro por qué no era posible arreglar el desperfecto en un
tiempo razonable o conseguir una nave alternativa que no tuviera que
partir de Buenos Aires 24 horas después del horario inicialmente
programado y previsto por los pasajeros; y, mucho menos, si la falla
detectada en vuelo era imposible de prever durante la revisión de la
aeronave en tierra. Del testimonio aportado a fs 300/301 por Adrián
Abel Batistelli, empleado de American Airlines, surge que hubo una
indicación de sobrepresión en una bomba hidráulica, de la cual no
tenían stock. Y aun cuando hubiera habido stock, la aeronave tampoco
podría haber despegado, pues el tiempo que demorarían en cambiarla
afectaría el descanso de la tripulación (respuesta a la pregunta décima).
Ello demuestra una clara omisión de la demandada en el cumplimiento
de los controles técnicos previos al vuelo, a lo que se suma la
circunstancia de que aquélla no ofreció prueba alguna tendiente a
demostrar que esa falla no podría haber sido prevista en el chequeo que
se hizo en tierra. Esta orfandad probatoria no puede sino jugar en
desmedro de los intereses de la demandada, pues impera en la materia
el principio general según el cual quien invoca un hecho debe probarlo.
En efecto, sabido es que la carga de la prueba es una circunstancia de
riesgo que consiste en que quien no prueba los hechos que debe probar
pierde el pleito si de ellos depende la suerte de la litis.Y a pesar de que
dicha carga no implica obligación de probar, significa estar a las
consecuencias de que la prueba se produzca o no (art. 377 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación; conf. esta Sala, causa
50.880/95 del 24/02/05, y sus citas). Lo dicho en los párrafos
precedentes, sumado ello a la circunstancia de no tener prevista la
demandada una aeronave alternativa o no contar con personal suplente
frente al caso -como aquí ocurrió- de que el personal designado para el
vuelo en cuestión exceda sus horas reglamentarias de servicio,
evidencia una exclusiva falta de diligencia y previsión de la demandada,
quien debe responder al igual que por cualquier decisión comercial que
adopte frente a su incapacidad para superar los problemas técnicos. III.
Resuelta en la forma que quedó dicho en el considerando precedente la
cuestión referida a la responsabilidad de American Airlines Inc., debo
ocuparme de los capítulos resarcitorios reconocidos por el sentenciante
al actor, de lo cual se queja la accionada. a) Se queja en primer término
la aerolínea demandada de la procedencia de la reparación del lucro
cesante (fs. 520vta./522, punto 2.3.6). Comienzo aquí por recordar que
en el lucro cesante el objeto del daño es un interés futuro, es decir, el
interés relativo a un bien que todavía no corresponde a una persona.
Ahora bien, por tratarse de un daño cierto, el lucro cesante no se
presume, por lo que quien lo reclama debe acreditar su existencia en
base a pautas objetivas. Lo que se requiere no es la absoluta certeza de
que el lucro esperado se hubiera obtenido, sino que su existencia debe
presentarse con un grado de certeza objetiva; debe haber probabilidades
objetivas estrictamente comprobadas de un beneficio económico. De ahí
que la dificultad en la determinación del lucro cesante radique en que
jamás puede decirse con absoluta seguridad cómo habrían ocurrido
realmente los acontecimientos si no hubiera acaecido el suceso en el
cual se basa el deber de indemnizar.
Sentado ello, y a fin de resolver este punto, destaco que a fs. 48 la
actora acompaña un ejemplar del convenio de actuación profesional que
había suscripto con la empresa IRION S.A., del cual surge que el
profesional viajaría conjuntamente con los agentes de la empresa a la
ciudad de Taipei y de ser posible visitarían algunas de las fábricas de la
empresa Agile Brands ubicadas en la República China; asimismo,
participaría de las negociaciones que se entablasen verificaría los
términos de los contratos que se realizasen, ajustándolos a las
exigencias de la legislación argentina y asistiría a la empresa en las
reuniones y solicitudes de autorización que realizase ante la Secretaría
de Comercio Interior y la Secretaría de Comercio Exterior (cláusulas 1 y
2). También se pactó que el actor recibiría la suma de U$S 5.000 por
concurrir y asistir a la empresa en Taiwan y China (cláusula 4, punto
a). Dichos honorarios no fueron abonados, en razón de que el actor “no
ha dado cumplimiento con las tareas a su cargo previstas” (ver
informativa de fs. 227).
En relación a ello, a fs. 154/vta. presta declaración testimonial el señor
Héctor Fabián Rodella, apoderado de la empresa IRION S.A., dentro de
la cual trabaja en la dirección comercial.Señala el testigo que “[e]ra muy
importante la visita junto con el actor a las fábricas mencionadas,
siendo las fechas tan ajustadas, que su presencia era fundamental en la
totalidad del viaje, toda vez que de la forma en que estaba planificado,
era importantísimo que se cumpliera con todas las visitas estipuladas,
en la(s) fechas acordadas” (respuesta a la repregunta segunda). En
estas condiciones, no deviene atendible la línea argumental trazada por
la demandada, en el sentido de que el actor podría haber llegado más
tarde y cumplir al menos con una parte de la tarea encomendada. Debe
confirmarse, en consecuencia, la decisión del a quo en este aspecto, no
sólo en cuanto a la procedencia del rubro bajo análisis, sino también
respecto de su valuación, la cual no ha sido puesta en tela de juicio por
la quejosa. b) Por lo dicho en el acápite precedente, no cabe sino
concluir que la decisión del señor Spivak de retornar a su domicilio -
cancelando de esta manera la parte de su itinerario correspondiente a
sus compromisos laborales, y sólo realizar el tramo previsto en concepto
de vacaciones con su esposa- no se debió a un capricho de aquél, sino a
la circunstancia de que el incumplimiento contractual de la aerolínea de
las obligaciones a su cargo quitó sentido a la presencia tardía del actor
en China y Japón, dado que los motivos por los cuales había sido
contratado ya no podían ser cumplimentados. Esto quita sustento
asimismo a los dos últimos agravios de la accionada, relativos a la
devolución del importe por el pasajes de Los Ángeles a San Francisco
(fs. 522/vta., punto 2.3.7) y a la diferencia por el pasaje adquirido por el
tramo Miami-Los Ángeles (fs. 522vta./523, punto 2.3.8). IV. Por los
fundamentos que anteceden, corresponde confirmar la sentencia
apelada, en cuanto ha sido materia de agravios. Costas de Alzada a
cargo de la recurrente vencida (art.73, primer parte, del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación – DJA). Así voto. La Dra. Graciela
Medina, por análogos fundamentos adhiere al voto precedente. Con lo
que terminó el acto, de lo que doy fe. Buenos Aires, 27 de abril de 2017.
Y VISTO: Lo deliberado y las conclusiones a las que se arriba en el
acuerdo precedente, el Tribunal RESUELVE: confirmar la sentencia
apelada, en cuanto ha sido materia de agravios. Costas de Alzada a
cargo de la recurrente vencida (art. 73, primera parte, del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación – DJA). Una vez practicada la
liquidación se tratarán las apelaciones de los honorarios de los
profesionales intervinientes y se fijaran los correspondientes a la alzada.
El Dr. Guillermo Alberto Antelo no suscribe la presente por hallarse en
uso de licencia (art. 109 del RPJN). Regístrese, notifíquese,
oportunamente publíquese y devuélvase. icardo Gustavo Recondo
Graciela Medina
Sentencia completa sobre cambio de escala y demoras del vuelo –
derecho del pasajero a una compensación
Regístrese y notifíquese.-
CNCiv. y Com. Fed., sala II, 10/12/03, FFF, Juan Carlos y otro c. Varig
S.A. s. daños y perjuicios.
III. El fallo fue apelado por ambas partes (fs. 247/249), mas el Tribunal
declaró improcedente el recurso de Varig S.A. por no tener gravamen
superior al mínimo requerido por el art. 242 del cód. procesal, texto
según la ley 23.850 (ver resoluciones de fs. 252 y vta. y fs. 257). Los
demandantes expresaron agravios a fs. 258/259, contestados a fs.
261/265 vta., versando aquéllos sobre el monto del resarcimiento
discernido por el a quo pues lo consideran exiguo. Por su parte, la
transportista acusa la deserción del recurso de sus adversarios, toda
vez que desarrolla un conjunto de nociones abstractas y carece de la
crítica concreta y razonada que exige el art. 265 del código de forma
para habilitar la instancia de revisión.
Así las cosas, destaco que el juez no hizo mérito del hecho argüido de
que los actores tenían particular interés en arribar de regreso a
determinada hora para comer a la noche (madrugada) con sus hijas, lo
que se frustró por el atraso de la salida de la aeronave desde el punto
de origen. Pero sobre este aspecto nada se dice en la breve expresión de
agravios. Y, por lo demás, puesto que no consta que se hubiera
anoticiado a la transportista de la importancia que para los señores FFF
tenía esa circunstancia, resulta claro que estamos en presencia de un
daño que se concreta con un factor eventual y que no es consecuencia
inmediata y necesaria del incumplimiento (conf. causa 5667/92 del
10.4.97, consid. VI, parte 2ª).
Por ello, voto por la confirmación del fallo apelado en cuanto fue
materia de recurso, con costas a los actores (art. 68, párr. 1°, cód.
procesal).
En Buenos Aires, a los 17 días del mes de noviembre del año dos mil
quince, hallándose reunidos en acuerdo los Señores Vocales de la Sala
III de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal a fin de pronunciarse en los autos “S. Víctor Alejandro y otros
c/ American Airlines Inc s/ incumplimiento de contrato”, y de acuerdo
al orden de sorteo el Dr. Recondo dijo:
II. Surge de las constancias de autos que los señores … contrataron con
American Airlines Inc. un vuelo hacia la ciudad de Nueva York, el cual
debía partir del Aeropuerto Intenacional de Ezeiza el 20 de mayo de
2009 a las 20:10. El despegue del avión se produjo de acuerdo al
horario previsto, pero después de dos horas de vuelo, la aeronave debió
regresar a su punto de partida debido a una falla técnica, habiendo
quedado operativa sólo a las 01:50 horas de la mañana. En estas
condiciones, la aerolínea decidió no hacer partir nuevamente a la
aeronave debido a que a esa hora ya se encontraban cumplidas las
horas de servicio que determina la normativa aplicable, tanto para los
pilotos como para el personal de a bordo, por lo que reubicó a los
pasajeros en el vuelo que partiría a las 20:10 horas del 21 de mayo.
Frente a esta situación, los actores optaron por adquirir cuatro nuevos
pasajes por una aerolínea distinta -Copa Airlines- habiendo partido
efectivamente hacia el destino programado a las 04:00 horas del 21 de
mayo (ver documental acompañada por la actora a fs. 4/11 y 13;
documental acompañada por la demandada a fs. 32/56; informativa de
fs. 153, 174/177, 188/192 y 225/233; y declaraciones testimoniales de
fs. 247/248vta., 249/250vta., 251/252vta. y 276/278).-
Pues bien, en autos no ha quedado claro por qué no era posible arreglar
el desperfecto en un tiempo razonable o conseguir una nave alternativa
que no tuviera que partir de Buenos Aires 24 horas después del horario
inicialmente programado y previsto por los pasajeros; y, mucho menos,
si la falla detectada en vuelo era imposible de prever durante la revisión
de la aeronave en tierra. En efecto, del propio testimonio aportado por
un dependiente de la empresa demandada surge que el desperfecto en
la aeronave que aquí nos ocupa no puede ser considerado una
circunstancia excepcional ni imprevisible. En este orden de ideas, en su
declaración testimonial, el Jefe de Mantenimiento de American Airlines
Inc., a ser preguntado si era posible predecir la falla en cuestión, señaló
que el sistema tiene corroborador en tierra de todos los sistemas, entre
ellos el calentador del tubo pitot, no obstante lo cual el capitán no
reporteó ninguna falla en su lista de chequeo en tierra (fs. 248vta.,
respuesta a la pregunta decimotercera).-
Antes que nada, pongo de relieve que si bien la sentencia que rechazó la
demanda se encuentra apelada por la actora, no se suscita un
gravamen actual a la demandada recurrente -requisito de admisibilidad
para la procedencia de cualquier recurso (conf. Loutayf Ranea, El
recurso ordinario de apelación en el proceso civil, t. 1, págs. 196 y ss.),
en tanto que para el eventual supuesto de que se pudiera revocar el
pronunciamiento, la accionada habrá tenido ocasión de ejercer su
derecho de defensa al contestar los agravios de su contraria. No
obstante ello, se caería en un exceso ritual manifiesto -incompatible con
las reglas del debido proceso y con un adecuado servicio de justicia- si
no se considerase la defensa en cuestión, toda vez que ella, a pesar de
no haber sido reiterada en el escrito de contestación de agravios (fs.
429/432vta.), fue replanteada por la demandada en su memorial a fs.
417/419vta., punto 3.1.-
Por otra parte, el planteo que efectúa la actora a fs. 20vta., segundo
párrafo, de su escrito inicial, no puede bajo ninguna circunstancia ser
atendido, dado que no se traduce sino en un daño puramente hipotético
que no reviste las características de un daño resarcible, comenzando
por su certeza. En efecto, alude la reclamante al “resto de los trastornos
que esta situación les hubiera provocado si no hubieran podido adquirir
nuevos pasajes, puesto que era un viaje de negocios, donde tenían
abonada la estadía en el lugar de destino”. Esos trastornos a los que se
hace referencia no pasan de ser una mera conjetura que en modo
alguno debe ser resarcida por la demandada.-
Así voto.-
En virtud de las cuestiones sobre las que debieron expedirse los peritos
actuantes, de la amplitud de sus dictámenes y de la proporcionalidad
que deben guardar sus emolumentos con los de los restantes
profesionales intervinientes, se regulan los honorarios del perito
ingeniero informático, S. A. P., y de la traductora pública, L. M. M., en
la suma -para cada uno de ellos- de pesos …. ($ …).-
SINTESIS
Contienda negativa de competencia. Competencia federal. Comercio aéreo. Determina la
competencia del fuero en lo Civil y Comercial Federal en el marco de una demanda por
daños y perjuicios presuntamente causados por la emisión de pasajes aéreos, que suscitó
un conflicto negativo de competencia. Considera que cuando se demanda a una agencia
de viajes, pero también se reclama a una compañía aérea, cabe entender que tal particular
situación encuadra globalmente en el concepto de comercio aéreo, expresión a la que
debe asignarse la inteligencia de actividades conectadas con la explotación de las
aeronaves y reguladas por la legislación aeronáutica. En tal sentido, señala que conforme
lo establecido por la específica normativa en la materia (art. 40, decreto ley 1285/58 y art.
42 inc. 5, ley 13.998), la causa debe tramitar y dirimirse por ante el fuero en lo Civil y
Comercial Federal.