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Geoffrey Ellis- La elaboración del poder: el gobierno de Napoleón

Gobierno representativo que establecía los sagrados derechos de la propiedad, igualdad


y libertad y donde la Revolución había finalizado. Estos principios se asentaron en la
Constitución del Año VIII promulgada en 1799. La intención de Napoleón y su
gobierno fue restaurar un gobierno fuerte, centrado en el orden, la justicia y la libertad
que será respetado en toda Europa.

Intento de restaurar el orden y la estabilidad en las finanzas públicas, y la importante


reforma del sistema judicial, a través de ambiciosos planes de codificar las leyes de
Francia

El autor se pregunta si el interludio napoleónico se observa como parte de su glorioso,


aunque enterrado pasado, o como un legado vital para el presente

Existen diferencias en el tipo de gobierno que encaro en la república, o el Consulado o


en el Imperio. En este sentido, durante el Consulado, ampliar y continuar la base social
conservadora con ciertas elites de profesionales y propietarios, funcionarios y abogados
que se manifiestan en la ejecución de la Carta del Brumario del Año VIII dentro de una
nueva estructura de gobierno.

“El idealismo republicano, entendido en el sentido civil de una ciudadanía común y


activa, luchando por la mejora moral del individuo, y con el Estado como instrumento
terapéutico para la transformación de la sociedad en su conjunto, significo una mínima
parte de la herencia de Napoleón”.

El legado de la Revolución era republicano, al menos en términos institucionales.

Las disposiciones constitucionales estaban diseñadas para perpetuar el de las elites


republicanas de propietarios y profesionales.

Habían desaparecido, la elección directa universal para el Parlamento, los cargos


municipales y los magistrados locales, las elecciones anuales, se había descartado la
noción de estado como instrumento para la obtención de mejoras sociales.

Francia disfruto de un parlamento bicameral y se estableció la separación de poderes. El


Consulado representa al poder ejecutivo.

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Los “ciudadanos activos” eran hombres mayores de 21 años, nacidos y domiciliados en
Francia, así como extranjeros naturalizados que cumplieran ciertos requisitos. Había un
Directorio ejecutivo, que era seleccionado por el Consejo de Ancianos, estos
representaban al poder legislativo. Nombraban generales del ejército, ministros, se les
exigía un juramento de odio hacia la monarquía y la anarquía. Cuando gran número de
jacobinos tuvieron éxito en las elecciones del Año VI, el Directorio desestimo las leyes
al anular esos resultados y colocar los candidatos a través de un golpe en 1799, caída
que no fue recibida con protestas ya que no se estaba en un régimen popular.

Napoleón usurpo a los ciudadanos las “libertades” establecidas por la Revolución. Esto
es puesto en duda.

Si observamos las estructuras políticas centrales no parece existir razón para dudar de
las credenciales republicanas, expuestas en la Constitución del Año VII.

El Senado Conservador no estaba provisto como Cuerpo Legislativo pero tuvo un


importante papel en el Parlamento, y se desarrollaron funciones casi legislativas.
Destacan Sieyes y Ducos como miembros. El cargo era vitalicio e incompatible con otro
cargo público. Designaban a cónsules, tribunado, jueces de apelación y comisionados

“La auténtica ruptura con el pasado revolucionario llego con las disposiciones
constitucionales para los cargos ejecutivos centrales, con la manera en que Napoleón
llevo a cabo y extendió esas disposiciones.”

El primer cónsul tiene funciones y poderes específicos como promulgar leyes, nombrar
y cesar a los miembros del Consejo de Estado, a los ministros, a los embajadores, a
otros representantes diplomáticos, a los oficiales del Ejército de tierra y a la Marina, a
los miembros de los gobiernos locales, y a los comisionados gubernamentales, jueces en
lo civil y criminal excepto jueces de paz y del tribunal soberano de apelación.

Al gobierno se le dio el poder de proponer leyes, y asegurar la ejecución, controlar las


finanzas públicas, salvaguardar la seguridad interna y la defensa externa, ejercer la
prerrogativa de la paz y la guerra y firmar tratados con estados extranjeros.

Napoleón reorganizo por completo la relación entre el estado y el ejército. Con el


imperio se produce la concentración de las funciones civiles y militares estatales,
movilizando recursos para la guerra, pudiendo elegir a los ministros y consejeros.

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Prefirió, antiguos regicidas, simpatizantes monárquicos y republicanos, profesionales y
tecnócratas.

Destacan dos ministerios, el del Interior, encargado de administraciones centrales,


departamentales y locales, a las finanzas públicas, a la educación, a la censura, las obras
y la salud pública, las prisiones, los alimentos, las artes y ciencias y las estadísticas
oficiales. Fue crucial en la regulación de comercio, y en la agricultura. “Era la pieza
central de la maquina ejecutiva de Napoleón”

Otra institución fue el Ministerio General de Policía. Su origen fue como ministerio
independiente, un eficaz instrumento de seguridad interna y vigilancia. Era un sistema
de informadores, con contactos establecidos, y sus técnicas podían vincularse con la
crueldad del Antiguo Régimen. Especial en descubrir complots contra Bonaparte. Cada
consejero presidia un distrito policial amplio con numerosos departamentos.

La temprana extensión del sistema autoritario de gobierno napoleónico a todas las


regiones de la Republica Consular se podría describir como un proceso tentacular,
aunque el control sobre el proceso no se completó, fue un intento uniformador y
unificado con mayores implicancias.

A Napoleón le pareció que el remedio era la centralización más rigurosa. Esto se


vinculó con la creación de nuevas prefecturas, subdivisiones provinciales y locales, y
abandono del principio electivo. El primer cónsul mismo nombraba al prefecto, al
secretario general, a los miembros de los cuerpos consultivos, subprefectos. Estos
últimos tenía un Consejo consultivo para asistirlos. También el primer cónsul nombraba
a los alcaldes, a los comisarios de policía locales. En estas designaciones se preferían
hombres con experiencia administrativa y propietarios, a quienes mantenían posiciones
moderadas.

En cuanto a los consejeros consultivos, la gran mayoría procedía de las listas de


notables, siendo propietarios de tierras.

La experiencia profesional era la base del reclutamiento administrativo, y la antigüedad


en el servicio era el criterio que se aplicaba para el ascenso de funcionarios, cuyos
sueldos y pensiones estaban fijados en niveles escalonados. Existieron muchos casos de
mecenazgo oficial y favoritismos aparte de los miembros de la familia Bonaparte. El ser
terrateniente también valía mucho y formaba la base del concepto de notabilidad.

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Modelo administrativo centralista que se exporto con mayor éxito en algunos territorios
conquistados que en otros (Stuart Woolf). Ultimo de los déspotas iluminados, un profeta
del estado moderno. Las reformas revolucionarias habían contribuido a racionalizar el
funcionamiento del estado francés, creando una elite administrativa, de las que había
surgido Napoleón.

Los principios electivos de nombramientos de cargos centrales, departamentales y


locales desaparecieron y se descartó el principio de separación de poderes.

El poder estaba concentrado en un ejecutivo que manipulo a las cámaras legislativas, y


gobernó por decreto. Este fue un proceso gradual y pragmático.

Napoleón había modificado el principio republicano: el poder y la autoridad, tanto en


la administración civil como en el ejército no deberían concentrarse en un hombre.
La soberanía se identificaba con una persona, tras su asociación a la nación o al
pueblo en diferentes momentos de la Revolución.

Napoleón heredo un estado en el que las cuentas políticas se habían ajustado por medios
violentos o irregulares. Sin embargo se proyectó como gran pacificador, lo que se
conoció como política de fusión. Tenía la esperanza de que si los diferentes grupos se le
unían, las destructivas facciones políticas cederían a un consenso leal y ordenado.

La oposición la constituían los revolucionarios que se habían conectado con el Terror


Jacobino y la reacción termidoriana, también al ejército aliado. Otra fuente podía ser la
resistencia monárquica, y los sacerdotes refractarios, exiliados. Ambos grupos eran
marginales y con una pobre coordinación. Otra posible fuente era la elite política.

Napoleón respondió con reconciliación, concediendo a exiliados la oportunidad de


volver bajo una obediencia política y buen comportamiento. Ante la posibilidad de que
guerrillas provinciales occidentales presentaran resistencia con medidas como el
servicio militar obligatorio o el bandidaje o el tráfico de contrabando respondió a partir
de la fuerza bruta, aunque también a través de la disuasión y con amnistías y tratados.
Encargado de pacificar la Vendée. Luego, con la Iglesia Católica, firmo en 1801 el
Concordato, como posible reconciliación pacificando las relaciones con las provincias
occidentales en los primeros años del Consulado. Como medida de oposición hacia la
elite política, estableció la censura de prensa. Forma de sostenimiento dentro de una

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política y represión de la expresión de una opinión publica adversa, o también podía
dirigir su ira hacia ciertas figuras identificables.

Tomo medidas para mantener a artesanos y obreros y quiso tratar el problema de la


resistencia entre los campesinos al servicio militar obligatorio. Algunas de estas eran
que los obreros debían contar con un libro con su historial laboral y un pase policial
para cambiar de trabajo.

El conflicto con la Iglesia, que intenta conciliar el Concordato en 1801, se explica con la
crisis desatada luego de la Constitución Civil del Clero en 1790. La Iglesia que recibió
Napoleón estaba dividida y aislada en Roma.

Es probable que los clérigos pereciesen a manos de los revolucionarios y hubieran


tenido que exiliarse siendo los edificios saqueados. Algunos encontraron refugio en
retiros clandestinos, en comunidades rurales. Esta es la historia de la supervivencia
religiosa, que con el Concordato restauro una jerarquía, y una situación legal,
concertó la paz con Roma, y permitió al pueblo confiar su bienestar espiritual a
profesionales. “En la religión no veo el Ministerio de la Encarnación sino el del
orden social” expreso NAPOLEON. Le interesaba recibir el reconocimiento papal a su
golpe. Esta conciliación implico un proceso de negociaciones secretas, difícil, laborioso
y prolongado. Napoleón no quería ni una religión estatal ni una Iglesia establecida con
privilegios constitucionales. Pio VII reconoció formalmente la legitimidad de la
Republica Consular y la organización y conformación quedaría en ambas partes. El
primer cónsul propondría candidatos a arzobispos, obispados y se reconocía el derecho
papal a investidura canónica. El nombramiento del clero parroquial en manos de los
obispos también contaría con la aprobación del gobierno.

El Papa dio garantía de que ni él ni sus sucesores molestarían a los que habían adquirido
tierras de la iglesia y disfrutaban de rentas y de los derechos de sus herederos que
serían respetados. Es decir, se restringían los derechos y poderes del papa y sometían al
entramado eclesiástico a un control más severo. Se reconstituyo la jerarquía
eclesiástica de arzobispos, obispos, párrocos, vicarios y subordinados.

Como primer cónsul y luego como emperador Napoleón asumió la competencia sobre
una gama de asuntos eclesiásticos internos. El registro de nacimientos, fallecimientos,
matrimonios y estadísticas fueron cosa del estado desde 1790 y Napoleón mantuvo ese
sistema, y le añadió el reclamo a interceptar e inspeccionar las comunicaciones

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pontificias con Francia, así como entrometerse en la formación del clero. El estado
pagaría los sueldos del clero pero no el mantenimiento de las iglesias. Se convirtieron
en funcionarios con sueldos o servidores provisionales. Estas medidas beneficiaban al
clero seglar y no al regular.

En 1804 el Código Civil concedería a todos la libertad religiosa. Además Napoleón


decidió que el estado pagaría los sueldos a pastores. Napoleón condujo su política
religiosa como una función integral de su autoridad ejecutiva. En 1804, Napoleón fue
coronado emperador en Paris por Pio VII, pero esta representación pública de relaciones
iglesia y estado se quebró en 1805

El legado financiero del Directorio fue pobre en general pero había cimentado una
política monetaria dura. Durante el gobierno de Napoleón se dividen el Ministerio de
Finanzas y el Tesoro. Se reformo la política monetaria con la recaudación de impuestos
directos e indirectos y un sistema de contabilidad público. Había estabilidad en los altos
puestos del personal en departamentos claves. Mejora en la recaudación y distribución
del impuesto sobre la tierra. Impuestos sobre rentas personales y empresariales seguían
siendo difíciles de recaudar. En 1804, se estableció recaudación sobre el tabaco, bebidas
alcohólicas, naipes, transporte público, mercancías de oro y plata y mercancías y
servicios, así como a la sal.

Al haber mayor orden en las finanzas públicas se presuponía que la divisa fuese fuerte y
esta era una deuda de Napoleón con el Directorio. Era hostil hacia el papel moneda, y
con excesivos prestamos pedidos. El franc de germinal era la unidad oficial de
contabilidad y monetaria. Luego también se produce la creación del Banco de Francia,
en 1800 como empresa privada.

En comparación con las caóticas finanzas del Antiguo Régimen, o con las
agitaciones de la Revolución, es cierto que sus reformas parecen metódicas y
eficaces. Se pagaban deudas públicas, sueldos y pensiones oficiales con una divisa que
mantenía su valor.

El fondo de inversión en un principio como garantía para que el estado no recurriera a


moneda llego al fin del imperio algo descompuesto.

Algo decisivo era la explotación sobre los estados satélites y los enemigos de Francia
que fueron derrotados durante los años del imperio. La guerra era algo bueno a expensas

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de los enemigos derrotados que les permitían imponer indemnizaciones. Dependía de
los ingresos de los enemigos conquistados y de los estados subordinados.

Se produjo una progresiva intromisión del gobierno en los procedimientos judiciales y


en los nombramientos del personal. Exceptuando los jueces de paz, todos los jueces
eran vitalicios. Estaba asegurada la intromisión directa en los tribunales criminales.

“La obsesión de Napoleón con la autoridad, el orden y la uniformidad se amplió a las


definiciones de las leyes mismas, y el resultado fue el trabajo de codificación más
detallado jamás visto en Francia”

El Código Civil de 1807 debe considerarse una gran obra de consolidación y no tanto
una innovación.

En 1789 inicia un proceso de nacionalización de las propiedades eclesiásticas y


dominios reales, y los mejores lotes fueron comprados. Los beneficiarios fueron
hombres de riqueza ya fuera propietarios citadinos o rurales, como campesinos
acomodados, y la burguesía adinerada, también administradores profesionales y
abogados, contratistas, comerciantes y fabricantes.

“Las ventas revolucionarias de tierras crearon un mercado para una nueva


generación de empresarios, especuladores, y contratistas gubernamentales, arribistas
ansiosos de mejorar su posición social con inversiones en tierras nacionales”

Napoleón no solo acepto las ventas sino que las fomento hacia nuevos propietarios
concediendo títulos legales. Esto quedó asentado tanto con el Concordato como en el
Código Civil.

“La reaparición del concepto de notabilidad en la vida pública del Consulado sin
duda atestigua la visión jerárquica que tenía Napoleón de la sociedad francesa, pero
quizás también refleje la superficialidad de la retórica igualitaria durante la década
revolucionaria”

Dentro de estos notables estaban empleados en la administración local y servicios,


propietarios, burgueses profesionales, componente militar, magnates del comercio e
industria. Napoleón consideraba la propiedad como un elemento clave de la
conformación de notabilidad. Las listas evidenciaban la propiedad de tierras a gran
escala y su influencia social. Estos notables además de ser funcionarios, eran miembros

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de los colegios electorales departamentales. Eran testigos de la política de fusión
napoleónica y formaron la elite social más amplia del imperio.

Se creó un sistema de honores que adquiriría importancia en 1808 con la creación de


títulos como conde, barón y caballero, convirtiéndose en la nueva nobleza imperial.
Unos pocos fueron nombrados príncipes. Parte importante de estos nombramientos
estaban vinculados con el nombramiento de las batallas.

En estas jerarquías las dotaciones de tierras se vinculaban con bienes hereditarios que
accedían a partir de la primogenitura masculina y que conformo los “Grandes Feudos
Ducales”. El honor se vinculaba también con una renta hereditaria.

El sistema de honores sociales fue una función inversa de los bienes territoriales y de
los botines de conquista, y se vincularon con la expansión a partir de las guerras.

El interludio napoleónico fue demasiado breve para tener un impacto fundamental


sobre las estructuras agrarias básicas.

No cabe duda de que el Código Civil señalo la última y definitiva extinción legal de las
prácticas feudales supervivientes en la propia Francia. La humillación militar pudo
haber sido un aliciente importante para un despertar nacionalista, pero tal reacción fue
motivada más por las antiguas lealtades dinásticas y clericales que por una visión clara
de la futura nación estado unificada y seglar.

La proporción de nobles antiguos en los niveles ministeriales y secretariales creció


apreciablemente durante los años posteriores a 1809.

LA IDEA IMPERIAL EN NAPOLEON. LA SIMBIOSIS ENTRE


MODERNIZACION POLITICA Y TRADICION IDEOLOGICA

El estadista francés pretendía convertir su sistema político en simbiosis del pasado y


del presente, un universo de valores único donde la historia y el porvenir caminasen
de la mano ilustrada del emperador

La necesidad de un orden moral que asentase los fundamentos de una sociedad


nueva, superadora de las injusticias del Antiguo Régimen e ilusionada sobre el
advenimiento de una utopía convertida en realidad cotidiana

En el imaginario bonapartista, el pueblo francés adquiría entidad propia,


directamente vinculada al ideal de nación

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Napoleón busco la compañía de pensadores, artistas y literatos que sirviesen de
pórtico deslumbrante a su propia creación política

Bonaparte se sabe emperador por la voluntad del pueblo francés. Una mezcla entre
tradición iusnaturalista y liberalismo conservador.

El emperador sabía que la perduración de su linaje dependía de su capacidad para


superar el pasado sin destruirlo ni ser el destructor.

Un hombre con carismática personalidad, liderazgo, reformista y autoritario. Fue el


reconstructor de una nación confusa y desanimada. Reorganizo el orden civil interior y
desarrollo una independencia nacional a pesar de ser un gobierno despótico. Creía en la
agricultura como fuente de riqueza.

La monarquía hereditaria que Napoleón pretende implantar basa su arraigo en un nuevo


pacto social, en vínculos directos con el pueblo. Figuraba como el salvador de la patria.
Se presentaba a sí mismo como soldado de buen gobierno de guardia para proteger a sus
leales franceses.

Pretendía crear un sistema de gobierno que solucionase el conflicto entre lo terrenal y lo


espiritual. La conciliación con la Iglesia era una necesidad política además de una
voluntad personal del emperador.

Un equilibrio que habría de marcar la línea entre lo razonable y lo posible.

Napoleón se adaptó a la monarquía como fuente de legitimidad ante la opinión del


pueblo

La figura de Napoleón apareció como liberador de las cargas del feudalismo, y


oscurantismo supersticioso, el hombre enviado por Dios para romper las cadenas de su
pueblo esclavizado, cabeza ilustrada, y polacos, italianos y europeos lo reverenciaron
como líder natural.

Seguridad jurídica para las personas y propiedades, acuerdo con la iglesia, pacificación
interior, conservación de los principios revolucionarios de igualdad, fraternidad y
libertad, principio de utilidad monárquica.

Bajo la pretensión de equilibrio, el emperador justifico la creación de un gobierno ideal


paneuropeo encabezado por él.

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“Aquella fe en la Democracia, pero aquel odio hacia la Anarquía, es lo que impele a
Napoleón durante toda su grande empresa”

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