Está en la página 1de 2

La mayoría de los padres coinciden que detectan a edades tempranos que sus hijos no

tiene un desarrollo típico, por así decirlo, por la manera en que socializan con su
entorno, efectivamente existe un patrón prototípico; es decir, que el modo de aparición y
las primera manifestaciones del autismo de Kanner no son fenómenos con una miscelánea
diversidad, tal que sea imposible reconocer en ellos patrones comunes, típicos o muy
frecuentes.

Estas preocupaciones con respecto al desarrollo de sus hijos, al observar en ellos


pasividad, ausencia de comunicación, faltan de respuestas expresivas a los intentos de
interacción, o estereotipias. Hacen que busquen investigaciones, personas o cualquier
cosa que los reconforte, ya que para empezar, se cuestionan el hecho de que no existiera
una correlación significativa entre el comienzo de las primeras alarmas de los padres y el
nivel de desarrollo mental presentado posteriormente por sus hijos con autismo.

Pareciera que el momento en que aparece el autismo no covaría, en ningún sentido, con
el grado de retraso al que luego se asocia el cuadro (recordemos que los niveles de retraso
eran importantes en la muestra de esta investigación). Y en segundo lugar, no había
diferencias entre los niños con autismo que eran primogénitos o hijos únicos y los otros en
cuanto a la edad en que se detectaban los primeros síntomas por los padres. Este dato es
importante, porque sugiere indirectamente que los síntomas del autismo inicialmente
percibidos por los padres son suficientemente claros como para que los padres primerizos
tomen conciencia de ellos en los mismos momentos del desarrollo en que los perciben los
padres más expertos.

Es así que a través de todas las investigaciones y casos de vida, se llegó a un patrón
normativo de desarrollo que ofrece el estudio, teniendo en común los siguientes puntos:

- Una normalidad aparente en los ocho o nueve primeros meses de desarrollo,


acompañada muy frecuentemente de una característica “tranquilidad expresiva”,
que es vivida por los padres como un rasgo temperamental del niño, y no como
una muestra de alteración de su desarrollo.
- Ausencia (frecuentemente no percibida como tal) de conductas de comunicación
intencionada, tanto para pedir como para declarar, en la fase elocutiva del
desarrollo, entre el noveno y el décimo séptimo mes, con un aumento paulatino de
un patrón de pérdida de intersubjetividad, iniciativa de relación, respuestas al
lenguaje y conductas de relación.
- Una clara manifestación de alteración cualitativa del desarrollo, que suele coincidir
precisamente con el comienzo de la llamada fase locutiva del desarrollo,
caracterizada por cambios revolucionarios, a los que luego nos referiremos, en el
desarrollo mental y comportamental del niño. En esta fase, resulta ya evidente un
patrón de desaferentización, limitación o ausencia de lenguaje, sordera
aparentemente paradójica, ritualización creciente de la actividad, oposición a
cambios ambientales y ausencia de competencias intersubjetivas y de ficción.

Además de que sabemos que el autismo es un trastorno severo de la maduración de la


conducta que en los últimos 25 años se ha asociado a anomalías neurológicas cuya base se
puede demostrar ligada a trastornos neuropatológicos, bioquímicos, metabólicos o
genéticos. La anomalía conductual del autismo es peculiar, y consiste específicamente en
una afectación de la interacción social, de la comunicación y del lenguaje, en la que se
añade un trastorno de la modulación sensorial y de la motilidad descrita como conducta
estereotipada.

De ahí la importancia del Contacto afectivo, que es en realidad esa clase de contacto
especial que es característico de la psicología humana. Quizá esto no suene muy científico,
y por otro lado, es muy difícil de captar a través de un experimento. Esta es la razón por la
que tenemos que tomar muy en serio ese sentir cuando estamos con un niño con autismo.
Aunque pueda ser escurridizo para la ciencia, el contacto afectivo es increíblemente
importante para la vida social de los seres humanos. De igual modo, creo que es
increíblemente importante en la comprensión interpersonal (Teoría de la Mente) y en el
desarrollo del pensamiento.

Y pensar antes que nada en aquellas cosas que le afecta a las personas que tiene autismo,
desde olores, sabores, texturas, socialización, etc., pues esto es fundamentalmente
conocer para poder trabajar con ellos

Por ultimo cabe decir que aunque el abordaje neurológico en el estudio del espectro del
trastorno autista es imprescindible tanto en los aspectos del diagnóstico precoz como en
la aproximación a una clasificación en subgrupos, más amplia que la actualmente vigente,
ya que la conducta autista debe ser considerada como la expresión de un inadecuado
funcionamiento cerebral, de causas diversas en la que lógicamente deben existir diversos
subgrupos en relación con la correlación topográfico lesional así como del momento del
desarrollo (maduración) en la que el daño cerebral se ha producido.

También podría gustarte