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Al día siguiente de cada robo, el capitán de la embarcación declaraba los tesoros y a la vez los
demás daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus vidas. Una noche
Gulibert uno de los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un cofre.
Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavoridamente rumbo al cerro de peñas con la
finalidad de esconderlo, y así lo hizo.
No había pasado mucho tiempo y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por
la traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a Gulibert y condenaron
su espíritu a la protección infinita de los tesoros.
Transcurridos los años, nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del
cerro de peñas, decapitado, debido al castigo que le dieron.
Se dice que su espíritu seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación
pirata a la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de encontrar el baúl del
tesoro será maldecido como Gulibert.
EL MISTERIOSO MUSEO DEL ALGARROBALL
Cierto día uno de los vigilantes junto a un arqueólogo, se atrevieron a entrar al lugar. Esperaron
hasta media noche y al toque del reloj que marcaba las doce empezó nuevamente el bullicio.
Entonces vieron que de pronto se le apareció un perro que ladraba, mientras ellos caminaban por
el museo. Pasados unos minutos, desaparecieron las voces y aquel ladrido. Los hombres se
tropezaron y con mucho miedo se levantaron. Lo único que ellos deseaban en ese instante era salir
de aquel lugar.
Al día siguiente, los hombres se pusieron a cavar, y encontraron que dentro de aquella excavación
los restos óseos de una persona con sus bienes, acompañado del esqueleto de un perro.
Consultando a los pobladores del lugar, los hombres se enteraron que en ese lugar hace muchos
años vivieron hombres llenos de bienes y que tenían como guardián un perro. Esos hombres son
conocidos como los Chiribaya.
Desde entonces, es común para aquellos pobladores escuchar los ladridos del perro y aquellas
voces misteriosas. Muchos dicen que el perro sale del museo y va a tomar agua del río los días
martes y viernes al promediar la media noche.
LOS DOS AMIGOS Y LA SIRENA (ILO)
Ellos pensaron que era el viento con el vaivén de las olas y no le dieron importancia al sonido;
remando más despacio, decidió ver que el animal que provocaba tan bello sonido, divisaron a una
hermosa sirena con cabellos cristalinos, ojos brillantes y con una silueta de mujer inigualable, ella
llevaba entre sus manos una varita que daba buena suerte.
Pío se puso a pensar en ese momento en los rumores que hablaban otros pescadores de la suerte
hacerlo, la sirena se zambulló al mar, Pío dio un salto, tomó la varita y de otro brinco volvió a la
Alberto le preguntó el porqué de aquella acción tan peligrosa a su amigo y este le respondió que
solo estaba ejercitando los músculos y así en medio de la conversación se dirigieron hacia
el muelle.
Estando en el muelle Fiscal se bajaron los dos apresurados para tomar un café en la casa de Pío.
Cerca de las dos de la
mañana, Pío no podía dormir tranquilo
pensaba, nuevamente escuchó
oscuro ocaso.
Pío salió a pasear para borrar el miedo que llevaba dentro, se encontró con Alberto y decidió
Alberto, le dijo que la última vez que fueron al mar, saltó de la lancha y vio que había cogido algo
Sin haberle creído Alberto le respondió: "Esa es la varita de una sirena y mientras tú la tengas te
traerá mala suerte; es mejor que la devuelvas antes que pase más tiempo, porque cuando la
al mar en un lugar muy alejado para que nadie lo viera. Pero en su mala suerte pisó un pozo de
El poder de la varita hizo que, desde ese día, ese lugar se convirtiera en una piscina natural