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PATA DE PALO

Érase que se era un pirata aventurero que barco. Por supuesto que era un secreto...
vivía atemorizando a todo ser que ¡porque nadie debía enterarse de que Pata
anduviera por el mar: marineros, otros de Palo no sabía leer ni escribir!
piratas, ballenas, pececitos, sirenas y Un día Pepo se cansó de ese trabajo y
hasta caballitos de mar. Su nombre era echó a volar lejos del barco. Pata de Palo
Pata de Palo. Tenía fama de ser el más estaba desesperado…
temido y los demás piratas lo respetaban —¿Y ahora cómo haré para entender esos
mucho. Era el más astuto y por eso había mapas y encontrar los tesoros escondidos?
logrado hacerse rico, ya que encontraba Tan rezongón y malhumorado era el pirata,
primero que nadie los tesoros más valiosos. que se había quedado sin amigos. Nadie
Claro que para eso necesitaba a su quería ayudarlo. Una noche tormentosa,
inseparable amigo Pepo, un loro que mientras navegaba por los mares del Sur,
siempre lo acompañaba. El loro era el encontró una botella flotando en el mar.
encargado de leer los mapas y guiar el La sacó del agua y vio que adentro tenía

un papel. Lo desenrolló y con alegría


descubrió... ¡que era el mapa de un pata (la sana, por supuesto) y muy feliz
tesoro! Pero poco le duró la alegría partió rumbo al Norte, pues allí estaba
cuando recordó que no podía entender lo —enterrado bajo una palmera, en una isla—
que decía el mapa. Pensó, pensó y pensó el tesoro. Grande fue su sorpresa cuando al
hasta que tomó una decisión: momento de zarpar, escuchó decenas de
—¡Voy a ir a la escuela! —dijo al fin. voces que lo llamaban. Cuando miró hacia
Sí, extraño pero cierto (no es común ver atrás, vio que todos sus compañeros de
un pirata sentadito en el banco del aula, clase venían corriendo para acompañarlo en
mirando el pizarrón, levantando la mano o su aventura. Pata de Palo los recibió feliz
pidiendo permiso para ir al baño...). y todos juntos navegaron
El hecho es que después de un tiempo, hasta llegar a la isla.
La leyenda cuenta que Pata

Pata de Palo aprendió a leer y a escribir. Y


no solo eso: se divirtió mucho aprendiendo
otras cosas, jugando a la pelota en los
recreos y haciendo nuevos amigos. Cuando de Palo descubrió muchos otros tesoros que
llegaron las vacaciones, regresó a su barco. compartió con sus amigos y que además
Destapó la botella, volvió a desenrollar el escribió un libro de cuatrocientas veintidós
mapa y... ¡entendió todo! Pata de Palo se páginas contando sus aventuras. Y en la
puso a saltar en una última página dice que de todos los tesoros
que descubrió, el más valioso fue haber
encontrado amigos en la escuela.
Patricia Fitti
El pirata más joven del mundo
No hace falta tener barba, un parche en aquellas aguas eran muy peligrosas, Mateo
el ojo o una pata de palo para ser un estaba decidido a recuperar lo suyo,
verdadero pirata. porque un pirata no es pirata sin su
Lo importante es ser valiente y tesoro.
aventurero, y Mateo lo era. Muy valiente y Hacía ya un rato que había partido
muy aventurero, tanto que esa tarde salió cuando, de repente, su barco comenzó a
con su barco mar adentro decidido a tambalearse de un lado a otro… ¡La bestia
recuperar su tesoro: las monedas de oro peluda del mar quería hundir su barco!
que se le habían caído al fondo del mar Con sus afilados dientes mordisqueaba la
durante una feroz tormenta. Recordaba el nave mientras Mateo intentaba alejarse
lugar exacto donde las había perdido, era de la horrible criatura. Entonces, recordó
cuestión de llegar al mismo sitio y que a la bestia peluda del mar le gustaban
zambullirse para recuperarlas. Y aunque las
galletitas y, arrojando algunas al agua, logró brillo del oro como destellos de luz en el
despistar al peligroso animal. Puso su barco a fondo. Era su tesoro.
máxima velocidad para alejarse, miró para Buscó sus antiparras y, cuando estaba a punto
atrás y la bestia había quedado lejos, de tirarse al agua para recuperar lo suyo…
contenta comiendo galletitas. escuchó lo último que un pirata aventurero
Ya faltaba poco para llegar cuando vio que quiere escuchar:
otro peligro lo acechaba: Federica, la sirena –¡Mateooo!, ¡salí de la Pelopincho YA MISMO!
malvada, quería impedir su paso al grito de Está oscureciendo y vos todavía no hiciste los
¡fuera, pirata Mateo!, ¡este mar es mío! deberes, siempre lo mismo hijito.
– ¡Yo paso, el mar es de todos! –gritó – ¡Ufaaa mami!, ¡estoy a punto de
Mateo. Y aunque Federica tenía un ejército recuperar mis monedas! Un ratito más,
de tiburones, Mateo era un hábil navegante porfiiii.
y esquivó a cada peligro que Federica puso – Mañana, Mateo, mañana buscamos tus
en su camino. monedas. Ahora a secarte y adentro. Vos
también, Federica, adentro. Y ya les dije mil
Miró para atrás y vio que, a lo lejos, Federica veces, a vos que sos el más grande y a tu
protestaba, refunfuñaba y gritaba: ¡la hermanita, que no metan a Manchita a la
próxima vez no pasás, Mateo!, ¡no pasás! pileta, el agua se llena de pelos y además a la
Por fin, todo parecía estar tranquilo. El mar pobre perra le dan chuchos de frío.
calmo, el cielo naranja del atardecer y las
monedas de oro, cerca, muy cerca. Cuando – Mañana, sí o sí, recupero esas monedas –
encontró el punto exacto arrojó el ancla. Allí pensó Mateo, el pirata más joven del
estaban, podía ver el mundo.
Gabriel Cortina
EL PIRATA DEL BARCO DE PAPEL
Desde siempre Cecilio supo lo que quería ser. mares más, luchar contra un monstruo marino y
Algunos quieren ser bomberos o astronautas. encontrar un tesoro. ¿Viste algún tesoro en la isla?
Él quería ser Pirata. Aunque a todos les parecía Mara dijo que no con la cabeza levantando los
descabellado, porque Cecilio era una
persona muy pequeñita. Por eso trataban
de convencerlo para que se dedicara a algo
con más futuro para alguien de su tamaño.
—¿Por qué no sos domesticador de
luciérnagas? ¿Por qué no sos pintor de
flores? ¿O espantasapos? Parece que hay
mucho futuro en eso.
Nada de nada. Sería capitán de un barco
Pirata. Recorrería los siete mares, buscaría
tesoros y lucharía contra monstruos
marinos. No necesitaba un gran galeón
como los que usaban los famosos capitanes
Barbarroja, Barbazul y Barbanegra,
necesitaba un barco a su medida, es decir,
pequeño. Por eso se lo hizo de papel maché,
con techito para la lluvia, camarote para
dormir y hasta un bote salvavidas. Le hizo
la vela con una bolsa de supermercado y
los remos con palitos de helado. En menos
de lo que tarda un pirata en decir “¡Arg!”
ya estaba navegando en una mar de
témpera de color celeste con espuma en las
olas.
—¡Ahora… a conseguir un tesoro! —se
propuso. Y navegó a favor del viento hasta
que divisó una isla. Al acercarse vio que lo hombros. Cecilio la invitó a su barco y juntos
saludaban agitando los brazos. recorrieron un mar de gelatina y otro de
—Me llamo Mara, mi avión de papel se estrelló en mermelada. Se hicieron grandes amigos.
la isla. Gracias por venir a rescatarme. En un mar de plastilina encontraron una isla con
—Soy el pirata Cecilio. Tengo que recorrer cinco montañas azules y verdes.
—Seguro allí hay un tesoro —dijo Cecilio, al tiempo —Solo nos queda aventurarnos en el peligroso mar
que remaba a toda velocidad. de gaseosa —dijo Mara.
Pero otra vez solo encontró alguien que lo saludaba —Donde viven los más peligrosos monstruos —dijo
agitando los brazos. Candombe, que era explorador y sabía lo que decía.
—Me llamo Candombe, soy explorador. Mi globo se —Y seguro que esos monstruos custodian fabulosos
pinchó y caí en la isla. Gracias por rescatarme. tesoros —se entusiasmó Cecilio, que desplegó la
—Soy el pirata Cecilio. Quiero recorrer dos mares vela de bolsa de supermercado.
más, luchar contra un monstruo marino y encontrar Para el atardecer, el barquito de papel maché
un tesoro. ¿Viste algún tesoro en la isla? luchaba con las burbujas del mar de gaseosa. Los
Candombe dijo que no con la cabeza levantando los tres miraban entre la espuma, buscando un
monstruo marino. Cuando se
estaban quedando dormidos,
oyeron el rugido más aterrador de
sus vidas. Frente a ellos, una
serpiente dragón de origami
agitaba su peligrosa cola
custodiando una isla. Cecilio, Mara
y Candombe gritaron del susto.
La serpiente dragón abría su boca
y lanzaba bolitas de papel rojo
contra el barco. Cecilio, desde el
techo, las devolvía con su raqueta
de tenis alentado por sus amigos.
La lucha duró hasta el amanecer.
La serpiente dragón de origami se
fue volando vencida y les dejó libre
el paso a la isla. Cecilio buscó un
tesoro pero solo encontró a Lole,
un cariñoso perrito de papel glasé
que ladraba contento.
—¿Viste aquí algún tesoro? —le
preguntó a Lole, que dijo no con la
cabeza levantando los hombros.
Cecilio lo invitó a su barco, pero
antes hicieron un picnic, jugaron en
la isla, se bañaron en el arroyo y
hombros. Cecilio lo invitó a su barco y junto con comieron la fruta abrillantada de sus plantas.
Mara recorrieron un mar de chocolate. Los tres se Cecilio estaba contento, había recorrido siete
hicieron grandes amigos. mares, había luchado con un monstruo marino y
Un día Cecilio se sentía un poquito triste. había encontrado tres amigos, y eso sí que es un
—Ya recorrí seis mares, solo queda uno y no tesoro.
encontré ni un tesoro ni un monstruo marino. ¿No les parece?

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