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JOAQUIN CÓRDOBA
GRUPO 110
La cultura oriental es una cultura muy profunda en todos los sentidos, caracterizada por
un pensamiento singular. Los primeros textos escritos (3500-3200 a.C.) nacen de una
voluntad de racionalización administrativa, de la conciencia de recopilar datos,
organizarlos y guardarlos. Poco después se comenzaría la definición intelectual de las
cosmogonías y teogonías además de las primeras enciclopedias. Un ejemplo de esto son
las tablillas de Mul.Apin donde la importancia no reside en la clasificación de
constelaciones, planetas… sino la división en tres sectores del hemisferio norte. Todo
esto demuestra un verdadero conocimiento, observación e incluso predicción, no solo
astronomía básica.
Comúnmente se piensa que había uniformidad y semejanza entre todo el territorio, pero
con las montañas, ríos, desiertos y mares esto era prácticamente imposible, se trataba de
una cultura muy compleja, rica y amplia. Este territorio se extiende desde los bosques
húmedos al norte de Anatolia e Irán hasta los desiertos de la Península de Arabia o del
Irán interior. Esto implica que estamos hablando de una cultura que se desarrolló en un
territorio muy extenso y comenzó en la región de Uruk (sur de Irak) en torno al 3500
a.C. y acabó en el año 636 d.C. con la derrota de los sasánidas a manos de los árabes
musulmanes en Qadisiya.
Los protagonistas de los 1500 años de nuestra historia son los sumerios, acadios, sirios
y elamitas. En Mesopotamia se fue desarrollando la cultura de las gentes de Uruk y las
ciudades estado sumerias (3500-2350 a. C.). Luego, con los acadios y su primer imperio
(2350-2150 a. C.) tendría lugar la más temprana centralización administrativa y cultural,
además de la creación de una lengua mas simple. Finalmente, tras la desintegración de
estos últimos se producirá una época sumero-acadia (2100-2180) en el que se produce
una síntesis de ambas culturas.
Durante el segundo milenio, la historia es más rica y compleja, los pueblos, reinos y
lenguas se multiplican. En Anatolia se abre el horizonte hitita (ca. 1700-1200 a. C.),
cabe destacar la madurez babilónica y la longeva dinastía de los casitas (ca. 1570-1155
a. C.), pilar de referencia cultural para todo oriente, y al norte Mitanni (ca. 1500-1350 a.
C.). En Occidente los amorritas lideran la cultura y posteriormente, durante la segunda
mitad del segundo milenio, los cananeos y otros pequeños reinos se encargaran de
determinar la imagen cultural.
Durante el primer milenio los centros culturales pasan de Asiria a Babilonia donde la
suma del saber y pensamiento se recogía en bibliotecas, archivos y eruditos. Tras la
conquista de Babilonia por los persas, el eje creador se trasladaría a Irán, donde tanto la
lengua (se cambia al arameo) como los soportes donde se escribía (se relega la tablilla)
se cambian lo que provoca el olvido de antiguas lenguas y saberes.
La escritura (los símbolos a los que estamos acostumbrados) supone una ruptura del
espacio y el tiempo y es fruto de una evolución lente y natural.
La difusión del alfabeto (número limitado de signos) supuso una nueva revolución
cultural llevada a cabo por la iniciativa de los letrados.
Las lenguas de Oriente nos han llegado en tablillas de arcilla o en papiro. Las mas
antigua es el sumerio (“eme-gir” lo que puede significar lengua noble) y fue la lengua
dominante en Mesopotamia durante casi todo el tercer milenio, aunque acabó siendo
relegada a lengua culta. Tras los sumerios, serán los acadios los que impongan su lengua
y los que desarrollarán el fonetismo, cada signo se representaba una sílaba, convirtiendo
el sistema de escritura en silábico. Fue continuado por sus dialectos, el asirio y el
babilónico (con matices propios) que pasarán a ser las dominantes.
Durante el tercer milenio destacaron el elamita (de tipo aglutinante y una de las mas
perdurables del Oriente antiguo) y eblaíta (pertenece al tipo lingüístico semítico
arcaico).
Los artífices de la cultura y el pensamiento del Oriente antiguo fueron los letrados,
personas con conocimientos, unidas y respetadas inmensamente por todos. Se suele
pensar que los escribas provenían de familias acomodadas, pero esto no es cierto,
podían ser hijos de herreros, curtidores o esclavos, se trataba de una elección repetida
por tradición familiar. El proceso de convertirse en letrado era largo y complejo, se
empezaba desde niño. Este debía de aprender a fabricar tablillas de arcilla, a prepararse
cálamos de madera con extremos en forma de cuña y a escribir en tablillas específicas
para su trabajo. Empezaban con signos básicos (en escritura y lectura) hasta llegar a los
ideogramas mas complejos. El letrado aprendía a copiar, ejercicios de memoria y a
copiar al dictado. Además aprendían matemáticas (sumas, restas, multiplicaciones,
divisiones…) y de esta manera llegaban al fin de su formación y el comienzo de la
profesión, acompañada de estudios especializados junto a profesores afamados o en
escuelas buenas (Nippur, Azu Salabikh), bibliotecas o centros de estudios. Se convertían
así en gente de ciencia que redactaba la cultura y el pensamiento. El aspecto que unía a
los letrados era su fe. Pasaron de rendir culto a la diosa Nisaba al dios Nabu cuando la
sustituye. Le dedicaban tablillas, ofrendas y exvotos.
Con el paso del tiempo, el número de personas capaces de leer y escribir, a la vez que
hacen otros trabajos más comunes, aumenta. Por ejemplo, los comerciantes no podían
depender al cien por cien de los escribas. Independientemente de la familia de
proveniencia, todos empezaban la carrera de su vida con una formación básica en
escritura, lectura y matemáticas.
La vida del letrado era mas peligrosa de lo que se puede pensar ya que este debía ir al
campo de batalla donde el rey podía dictarle una descripción de lo que aparentemente
iba a ser una victoria clara (como probablemente pasó en las Termópilas), nombres de
unidades y jefes en el campo de batalla.
Los antiguos veían al hombre como parte de la sociedad y esta dependía de fuerzas
cósmicas. Aquí se inicia el camino a la filosofía, con la preocupación sobre el ser
humano, la vida, el bien y el mal…. En el tercer milenio se hacen populares los
proverbios, considerados pequeñas enseñanzas para la vida. Dos ejemplos de obras
profundamente filosóficas son “Monólogo de justo sufriente” y “Diálogo del amo y el
siervo”.
La historiografía nace con los letrados de Oriente próximo los cuales contaban con
conciencia histórica teniendo en cuenta que dejaron constancia en los archivos para el
futuro. Durante el tercer milenio los sumerios y acadios empezaron a relatar hechos de
transcendencia pública, como por ejemplo las listas reales. Durante el segundo milenio
los letrados enriquecen las formas de expresión histórica, los asirios crearán la escuela
de los Anales y la de los cronistas.
Estudiando planos arquitectónicos podemos ver como detrás de estos hay una
planificación y una ciencia de construcción. Algunos ejemplos de esto son el acueducto
de Yerwan, los sistemas de canales (mandados a construir por Senaquerib) y el sistema
de regadío de Babilonia, los cuales demuestran el conocimiento de ingeniería,
construcción y física. Se conocieron aquí también por primera vez los secretos de la
metalurgia del cobre, bronce, oro, plata y hierro. Todo esto no era considerado simple
tecnología, sino verdadera cultura y pensamiento.
Con el tiempo la cultura cuneiforme se iría perdiendo a la vez que Asiria y Babilonia
iban desapareciendo (cada vez llega menos su influencia hacia Occidente). Tanto la
Biblia como algunos clásicos conservarían algunas imágenes de estos orígenes, pero
serían escasas. En el s. XX se comienza a estudiar con más ímpetu la cultura,
pensamiento y creencia del Oriente antiguo, sin embargo los intentos de que estos
estudios alcanzasen las altas esferas fueron fracasados. Algunos ejemplos de estos
intentos son la película “Intolerancia”, por David Wark Griffin, la obra teatral
“Arquitecto y emperador de Asiria”, por Fermando Arrabal y el libro “Los jardines de la
luz”. Sin embargo poco a poco se está consiguiendo rescatar y difundir la cultura y
pensamiento de esta época, convirtiéndose estos en patrimonio y memoria de la
humanidad, en otras palabras el saber de nuestros orígenes.
Valoración personal
Este libro nos proporciona un viaje a través del origen de nuestro pensamiento y cultura
de una manera cuidada, relativamente breve y fácil de leer. El autor nos muestra una
imagen del Oriente antiguo no conocida por todos para mostrarnos como a pesar de que
los occidentales pensamos que el origen de nuestra cultura está en los griegos y romanos
y lo que no sabemos es que estos heredaron la mayoría de tradiciones y pensamientos de
estos orientales. Aparte de crearnos una imagen mental del territorio, los distintos
pueblos, civilizaciones, reinos y culturas, nos cuenta de una manera muy amena como
nace nuestro espíritu observador, científico y curioso (características básicas de los seres
humanos) a través de la escritura esencialmente.
Además de la escritura, el autor, rompe todos los estereotipos o ideas equivocadas que
se tiene de Oriente y su relación con nosotros en aspectos como la ciencia filosofía o
religión, los cuales yo personalmente nunca habría relacionado con esta cultura y en
cierta manera me ha abierto la mente a la hora de ver las cosas y de preguntarme su
origen y no contentarme simplemente con lo que comúnmente se conoce.
Para entender nuestro presente, tenemos que conocer nuestro pasado y este libro trata
muy bien este aspecto y pienso que todo el mundo debería leer este tipo de libros. Me
parece muy interesante y necesario el conocer el legado que nuestros antepasados,
nuestro origen, nos han dejado ya que no es un legado “inútil”, que se haya perdido,
sino que se encuentra entre nosotros en el día a día y esto es algo imprescindible de
conocer de cara al futuro y es por esto por lo que no podemos permitirnos dejarlo caer
en el olvido,