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Grado en Historia
La mitología sumeria
3º B
ÍNDICE
1. Introducción………………………………………………………………………..3
4. El panteón sumerio………………………………………………………………6
5. El mito sumerio…………………………………………………………………….8
8. Conclusiones…………………………………………………………………………..24
9. Bibliografía consultada…………………………………………………………..25
2
1. Introducción
3
2. Las fuentes materiales
Entre ellas destacan las que contienen textos litúrgicos, con oraciones, himnos y
lamentos; las de tipo ritual, que encierran textos de consagración al templo, de ritos
que se deben obedecer ante los eclipses lunares; las tablillas con proverbios sumerios;
los textos de encantamientos, hechizos o presagios; las que contienen “palabras de
sabiduría”; las de contenido astrológico; y, por supuesto, las tablillas relativas a la
mitología2. Cabe recalcar que la mitología viene recogida en unas 3000 tablillas y
fragmentos, inscritos en el idioma sumerio.
Complemento de las tablillas son otra serie de restos arqueológicos que nos aproximan
a la mitopoética sumeria. Entre ellos, encontramos los cilindros-sellos, con motivos
decorativos que representaban a los dioses, escenas míticas o rituales, símbolos del
poder divino; asimismo, hallamos ajuares funerarios, esculturas y relieves, los propios
templos y altares, de los cuales podemos extraer una gran información acerca del
ámbito religioso, íntimamente relacionado con la mitología.
1
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, pp. 12-15.
2
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, pp. 14-15.
4
Entre las principales excavaciones realizadas en el territorio de Irak, a lo largo de
finales del s. XIX y principios del S.XX, podemos citar:
- Finalizando este apartado, cabe decir que la mayoría de las tablillas con contenido
literario proceden de Nippur. En menor grado, fueron encontradas en Kish y Ur; una
parte de éstas fueron adquiridas por los museos europeos.
El desciframiento del sumerio fue uno de los principales factores que dificultaron la
progresión de la sumerología y en consecuencia de su mitología. Al contrario que el
acadio, el egipcio o el persa cuneiforme, los lingüistas y estudiosos del sumerio no
tenían a su disposición un material bíblico, clásico o postclásico que hiciera referencia
al idioma o a la cultura de Sumer. Por lo tanto, no tenían una base sobre la que
apoyarse.
3
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, p. 7.
5
Intelectuales como el inglés H.C. Rawlinson, conocedor del idioma pérsico y mayor
contribuidor en la traducción del acadio, el irlandés Edward Hincks, que consiguió
identificar que el tercer idioma de la piedra de Behistun (la Piedra Rosetta de los
jeroglíficos egipcios) no era semítico por la predominancia de los valores silábicos, o el
francés Oppert, que atribuyó la denominación de sumerio a ese idioma, contribuyeron
al desarrollo y conocimiento de la lengua sumeria.4
Sin embargo, a día de hoy, el sumerio sigue presentando dos dificultades primordiales:
por un lado el soporte, ya que las tablillas de barro se hallan frecuentemente
fragmentadas, incompletas o muy deterioradas, y por otro lado el valor lingüístico, ya
que su gramática y léxico son de complicada traducción.
4. El panteón sumerio
Los sumerios creían en una organización del mundo divino a imagen y semejanza del
mundo terrestre, por lo que sus dioses eran concebidos bajo presupuestos
antropomórficos6. Tenían nuestra apariencia, padecían el dolor en sus carnes y comían
y bebían como cualquier otro ser humano. Las únicas divergencias con respecto al
hombre eran que los dioses poseían un poder y una inteligencia superiores a los
nuestros, además de atesorar la inmortalidad, algo inalcanzable para nosotros.
4
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, pp. 6-12.
5
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, p. 20.
6
Ibídem, p. 21.
6
Los dioses crearon a los hombres con una finalidad, la de realizar aquellos trabajos
duros que los propios dioses no querían efectuar. Los sumerios tenían el cometido de
cumplir sus preceptos y satisfacer sus necesidades, para no recibir la ira de los dioses
(la ira traía consigo sequías, diluvios, enfermedades, etc.).
Ese servilismo, esa sumisión frente al orden divino, era un acto corriente y natural por
parte de los hombres hacia sus creadores. Una cualidad intrínseca presente en cada
uno de los hombres del mundo sumerio, era su veneración y devoción religiosa
manifestada en el culto divino (mediante ofrendas, libaciones, sacrificios, rezos y
oraciones).
Una primera tríada cosmogónica, compuesta por An, dios del cielo; Enlil, dios de la
atmósfera y el viento y por Ki (asociado a Enki), diosa de la tierra. Por debajo, le seguía
una tríada de carácter astral, formada por Nanna, el dios lunar; Utu, el dios Sol, el dios
de la justicia y Innana, la diosa del amor, la guerra y protectora de Uruk, asociada al
planeta Venus.
7
Moviéndose alrededor de estos dioses, nos encontramos a los Igigi y los Anunnaki,
deidades menores que residían en el cielo y en el infierno, respectivamente. También
contaron con infinidad de demonios y espíritus, denominados como los Utukku, que
poseían un carácter benévolo o malévolo; éstos últimos acompañaban al hombre
durante toda su vida para premiarlo o castigarlo.7
5. El mito sumerio
En primer lugar, he recogido una definición interesante que nos aporta el autor Lara
Peinado sobre el mito: “Cuadro literario que se adecua a la expresión de muchas
facetas del hombre (pensamiento y medio ambiente) bajo el ropaje de la ficción o
alegoría eminentemente religiosa en conexión o no con el culto ritual”.8
Llegaron a nuestros días, gracias a la labor de los escribas (los dubsar), que fijaban por
escrito los poemas míticos redactados por los poetas y escritores sumerios, de carácter
anónimo. Las escuelas de enseñanza no solo tenían la labor de copiar, recopilar, añadir
aditamentos y estudiar los textos del pasado, sino que también podían ser la cuna de
nuevas composiciones literarias. La escuela sumeria puede ser tildada como clasista, ya
que su acceso a la educación por parte de las clases más bajas era nulo; la masa
estudiantil estaba compuesta por los hijos de los ciudadanos más ricos de las
comunidades urbanas, que se podían costear el aprendizaje y soportar el tiempo
prolongado de estudio. En este aprendizaje diario desde la niñez hasta el final de la
adolescencia, la disciplina férrea a los alumnos fue una de las pautas características del
sistema educativo. Acorde a la sociedad, la eduba (casa de los escribas) presentaba
una estructura jerarquizada, en cuya cabeza se encontraba el ummia, es decir, el
especialista que recibía el título de “padre de la escuela”, en segundo lugar se hallaba
7
Ibídem, p. 23.
8
Ibídem, pp. 12-13.
8
el profesor auxiliar (“gran hermano”) y en el último escalafón, estaban los alumnos,
denominados como “los hijos de la escuela”. El principal cometido de la escuela era
enseñar al escriba a escribir y a manejar la lengua sumeria; más tarde, se formaban los
estudiantes de arte y de creación literaria, dedicados a copiar, imitar y estudiar las
obras literarias que se le presentaban. Seguramente, una gran parte de las
composiciones de contenido mítico descubiertas en Sumer, pudieron proceder de las
copias que realizaron los alumnos sumerios en las edubas.9
Externamente, el mito sumerio se presenta a base de largos recitados, con una serie
de epítetos fijos y con numerosos pasajes donde el paralelismo y la repetición de
ciertas expresiones son habituales10. Los sumerios no escribían prosa, sino poesía, con
una serie de largos relatos narrativos en verso. Frecuentemente, hay una primacía del
diálogo y el discurso directo sobre la acción; los nudos narrativos están al servicio de
los planos psicológicos, los cuales se centran en los discursos de los personajes,
asiduamente expresados en forma de sueños o presagios. A menudo, los versos
carecían de rima y metro.11
9
Noah Kramer, S., “La Historia empieza en Sumer”, Barcelona, Ayma, 1962, pp. 49-56.
10
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, p. 24.
11
Sanmartín, J. (ed.), “Epopeya de Gilgames, rey de Uruk”, Trotta, Barcelona, 2010, pp. 68-75.
9
Debemos mencionar que hay una característica fundamental presente en el conjunto
de obras de la mitología sumeria:
Con respecto al alcance de la mitología sumeria, debemos hacer hincapié que no todas
sus obras tuvieron un impacto en las culturas posteriores. Hubo mitos de carácter local
(con un éxito muy restringido), de carácter urbano, donde se refleja vivazmente la
cosmología y la política de las ciudades-estado y por último, los mitos de carácter
universal, que tuvieron difusión en la mitología posterior, como es el caso del Diluvio
universal o el del rey de Uruk, Gilgamesh, precursor del Heracles griego. 13
12
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, p. 25.
13
Ibídem, p. 25.
10
6. Temática de la mitología sumeria
A partir del contenido temático, podemos dividir los mitos sumerios en seis grandes
categorías:
- En primer lugar, nos encontramos con los mitos cosmogónicos, que versan sobre los
orígenes y la organización del universo y la creación de la humanidad. Los mitos sobre
los orígenes, siempre remarcan la idea de un ser superior, de naturaleza divina, del
cual se forma el cosmos; los mitos sobre la organización, tratan de cómo el cosmos se
va estructurando orgánicamente, con el establecimiento de la cultura y civilización en
la Tierra; y los mitos de creación del hombre, que se preguntan cómo se formó,
cuando se formó y por quién se originó el ser humano.
- En tercer lugar, están los mitos épicos que cuentan las gestas de un héroe sumerio,
que se enfrenta a distintos desafíos durante sus viajes. En este apartado dedicado a la
literatura épica, destacan tres figuras principales como Enmerkar, Lugalbanda y sobre
todo, Gilgamesh, siendo todos ellos reyes de la ciudad de Uruk, pertenecientes a la
primera dinastía.
- Un cuarto apartado va destinado a los mitos sobre el más allá, el reino de los
Infiernos presidido por la diosa Ereshkigal. Es el destino de todos los mortales.
- Finalmente, el último bloque trata la relación amorosa entre la diosa Innana (diosa
del amor) y el dios Dumuzi (el dios pastor). Todos los relatos míticos se centran en los
amores, las infidelidades y los juramentos entre ambos amantes. A la muerte de
Dumuzi, los textos recogieron el lamento de Innana.
11
7. Los principales mitos sumerios
La primera cosmogonía
A través de una serie de mitos sumerios, hemos podido dilucidar los orígenes del
universo. Al contrario que el célebre poema babilónico, Enuma Elish, los sumerios no
crearon un mito específico que narrara el origen del cosmos. No había un poema de la
creación por antonomasia, sino que hubo breves exposiciones cosmológicas dentro de
sus narraciones épicas o míticas.
2ª Este Mar primitivo o Nammu produjo la Montaña cósmica, que unía el Cielo y la
Tierra. La diosa Nammu fue la que dio nacimiento al Cielo (dios An) y a la Tierra
(diosa Ki), ambos personificados como lo masculino y lo femenino de la creación.
3ª De la unión de ambos nació Enlil, el dios del aire y la atmósfera y el más poderoso
de los dioses, que separó el Cielo de la Tierra. Tras este suceso, An se ocupó del cielo y
Enlil de la tierra.
14
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, pp. 28-35.
12
La segunda parte relata la creación del resto de los dioses, que iniciaron una lucha
cósmica de la que se impuso el orden sobre el caos y el bien sobre el mal. De esta
forma, podemos concluir que los dioses crearon el universo, según los sumerios.
Aparte, cabe mencionar la imagen que tenían los sumerios sobre el universo.
Concebían la Tierra (Ki) como una superficie plana que flotaba sobre el agua dulce y
estaba rodeada por un gran mar, cerrado dentro de un anillo de montañas. Todo este
conjunto se encontraba comprendido en una esfera, cuya mitad superior era el Cielo
(An), rodeado por los astros, y cuya mitad inferior era el mundo oscuro del Inframundo
(Kur). Toda la esfera estaba suspendida en el mar primordial (Nammu).15
La historia narra cómo Enki, dios del agua y creador del hombre, bendice la tierra
paradisíaca del Dilmun. Ninsikil, diosa y patrona del Paraíso sumerio, suplica la llegada
de agua dulce a estas tierras. Enki considera justa su súplica y ordena al dios Utu que
traiga agua dulce para el Dilmun. Rápidamente, una inundación de agua sobrevino al
Dilmun, proporcionado a la postre fuentes y pozos de agua dulce y un abundante
grano de los campos de cereal.17
15
García, M., “El Cercano Oriente: los sumerios”, Madrid, Anaya, 1996, pp.30-31.
16
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, pp. 39-40.
17
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, pp. 45-46.
13
La segunda parte del poema narra las relaciones incestuosas de Enki con sus hijas,
hasta el nacimiento de su hija Uttu, diosa de las plantas. Primero junto a su esposa
Ninhursag, engendra a Ninsar; Ninsar y Enki dan a luz a la diosa Ninkur; y finalmente,
Ninkur y su padre dan lugar al nacimiento de Uttu, que es impregnada nuevamente
por Enki, dando lugar a ocho plantas diferentes. Todas ellas nacen tras nueve días de
gestación (1 día de la divinidad era equivalente a 1 mes humano de embarazo).
El primer texto que relata el mito sobre el Diluvio Universal es de origen sumerio. Es un
documento único del que disponemos un tercio de la obra original, hallado entre la
colección de tablillas de Nippur. En ninguna otra parte, hemos podido localizar otro
texto suplementario de origen sumerio, que hiciera referencia al Diluvio.
Cabe recalcar que el poema sumerio sobre el Diluvio, precede en más de 2000 años al
relato bíblico recogido en el Génesis.
Según el mito sumerio, en una época muy lejana, “cuando los dioses habitaban en la
ciudad de Shuruppak”, decidieron exterminar a la humanidad ahogándola en una
inmensa inundación.18 Enki, el señor de la Tierra, fue el encargado de crear a los
dioses, con el fin de trabajar y servir a los mismos. Los primeros hombres rápidamente
se multiplicaron, poblando la faz de la Tierra. Según parece, ante esta situación de
bullicio y algarabía, “el dios Enlil”, enfadado y disgustado con el género humano por no
dormir, decide enviar un diluvio que acabase con la vida humana en la Tierra.
18
Noah Kramer, S., “La Historia empieza en Sumer”, Barcelona, Ayma, 1962, pp. 218-219.
14
Seguidamente, “Enki” que considera el castigo excesivo, avisa a su mortal favorito,
Ziusudra, para salvar su vida. En el poema, Ziusudra es descrito como un rey piadoso,
temeroso de los dioses, el cual permanece atento a las revelaciones transmitidas por
los sueños y encantamientos.19
Una vez reveladas las intenciones de los dioses a Ziusudra, éste dios le encomienda la
construcción de un navío gigantesco que le permitiría preservar su vida. En él,
resguarda a su familia y “a todas las especies vivientes”.
El primer día se desencadenó la más terrible tempestad, en el que las aguas del Diluvio
sumergieron “la tierra”. La embarcación soportó la tormenta, durante siete días y siete
noches. Tras la tempestad, llegó la calma. El dios Sol, Utu, regresa, iluminando el cielo
y la tierra con su preciosa luz. Ziusudra abrió entonces una ventana de su gran
embarcación y Utu hizo penetrar sus rayos dentro del gigantesco navío;
posteriormente, Ziusudra se inclina ante él y le ofrece sacrificios (bueyes y corderos).
Este antiguo relato épico sobre la creación del hombre, se encontró inscrito en dos
tablillas duplicadas: una tablilla de Nippur, preservada en el Museo Universitario de
Philadelphia, y la restante se encuentra en el Louvre, adquirida a través de un
distribuidor antiguo. De acuerdo con la versión bíblica, nuestro poema sumerio nos
expresa que el hombre fue creado a partir de arcilla. Los dioses menores laboraron
arduamente hasta la llegada de los hombres.
19
Noah Kramer, S., “La Historia empieza en Sumer”, Barcelona, Ayma, 1962, pp. 220-222.
15
Según este poema, el dios Enki con la ayuda inestimable de su madre, Nammu, y
Ninmah, crea a los seres humanos. Para conmemorar el acontecimiento, Enki celebra
una fiesta con todos los dioses. En el banquete, Ninmah y Enki beben mucho vino, por
lo que el primero reta a Enki en una competición de creación; Ninmah recoge una
parte de la arcilla que está encima del inframundo y moldea seis tipos de individuos,
mientras Enki decreta su destino y les da pan para comer. Solo la naturaleza de dos de
los individuos es inteligible: uno es una mujer estéril y el otro es un ser asexuado, sin
ningún órgano femenino ni masculino. Seguidamente, Enki crea una criatura
inanimada, débil en cuerpo y en espíritu. Finalmente, Ninmah pronuncia una maldición
contra Enki y él la acepta.20
La disputa mantenida por los personajes bíblicos de Caín y Abel, viene precedida por
dos relatos sumerios: el mito del “Ganado y el Grano” y la narración de “Dumuzi y
Enkimdu”.
El primero de los mitos involucra a Lahar, el dios del ganado, y a su hermana, Ashnan,
la diosa del grano. Según el mito, Lahar y Ashnan fueron creados en “el aposento de
creación de los dioses” en el montículo sagrado. Inicialmente viven en un lugar
llamado Dulkug, ubicado en el Cielo sumerio. A petición del dios Enki, Enlil causa el
descenso de ambos a la tierra; tanto Enki como Enlil les proporcionan granjas y campos
para que Lahar cuide de los animales y Ashnan haga crecer las cosechas. Traen
abundancia a las granjas y campos, por lo que cuidan y ayudan a la humanidad.
Sin embargo, un día las dos deidades agrícolas se emborrachan (al consumir mucho
vino) y empiezan a discutir en las granjas y campos. Cada divinidad exalta sus logros y
empequeñece los de su contrario. Finalmente, Enki y Enlil intervienen en la resolución
del conflicto. El final del poema no se encontró, por lo que no sabemos el desenlace de
la historia.21
20
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, pp. 56-59.
21
Ibídem, pp. 44-45.
16
El segundo mito cuenta la batalla épica entre el dios pastor, Dumuzi, y el dios labrador,
Enkimdu, que luchaban por el amor de la diosa Inanna; es un poema sumerio
catalogado como “balbale”, es decir, una composición literaria con cantos y diálogos
cambiantes. Al inicio, Utu comenta a su hermana Inanna, el cortejo de Dumuzi y
Enkimdu, ambos dispuestos a casarse con la diosa. El dios sol, Utu, le recomienda a su
hermana que despose a Dumuzi, no obstante, Inanna se muestra reticente a la boda
con el pastor, prefiriendo a Enkimdu como esposo. Ante estas palabras, Dumuzi
enfureció, soltando un soliloquio en voz alta, el cual fue oído por Inanna. Dumuzi no
comprendía que Enkimdu fuera superior a él. La Reina del cielo, al haber oído a
Dumuzi, cambió de criterio y ya no le parecía mal desposarse con el dios pastor.22
Ante tal noticia, Dumuzi se alegró, iniciando una disputa con Enkimdu, el labrador, el
rey controlador del dique, el canal y el arado, en la campiña. Enkimdu, al ser una
deidad pacífica y al ver el cambio de opinión de Inanna, no quiso enfrentarse con el
pastor. Dicha decisión acabó con el casamiento de Dumuzi e Inanna y con la invitación
de Enkimdu a la boda, asistiendo a la misma en calidad de amigo.23
22
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, pp. 203-204.
23
Ibídem, pp. 204-205.
17
Para ello, debe aniquilar a Gotium, esa serpiente asentada en las montañas. Ella había
violentado a los dioses, había transferido la realeza de Sumer a manos extranjeras y
había instalado la maldad y la violencia en el país. Enlil, dios de la atmósfera,
encomienda la misión de destruir al pueblo guti al rey de Uruk, Utukhegal. Con el
respaldo de varios dioses (Enlil, Inanna, Dumuzi y el héroe Gilgamesh), el rey de Uruk y
sus ciudadanos lucharon contra los guteos. Finalmente, el pueblo guteo cae en su
totalidad y el rey de ellos, Tiriqan, es derrotado; de este modo, Utukhegal restituye la
realeza a Sumer.24
Es considerada la epopeya literaria más antigua del mundo. Son un total de 12 tablillas.
En torno al poema de Gilgamesh, podemos discernir varias etapas:
Primer estadio (s. XXI a. C.): En esta etapa, se componen las primeras baladas sumerias
(5) sobre el viejo rey de Uruk, que recibe el nombre de Bilgames. Son el eje central de
la Epopeya Clásica.
Segundo estadio (s. XVIII a. C.): Aquí se escribieron varias tablillas sobre las hazañas de
Gilgamesh, en lengua acadia. Suele designar la versión babilónica antigua.
Tercer estadio (s. XV-XII a. C.): En este momento, la obra sobre Gilgamesh siguió
fructificando. Se compusieron y copiaron textos sobre el héroe tanto en Babilonia
como en las zonas circundantes. Suele designar los testimonios babilónicos medios.
Cuarto estadio (s. XIII-XII a. C.): En este periodo, se confecciona la Epopeya Clásica de
Gilgamesh. En época casita, los capítulos aislados relacionados con el mítico rey se
fusionaron, dando forma a un poema unitario realizado por el autor Sin-Leqi-uninni,
que editó la obra en once tablillas. El título de esta composición literaria fue “EL QUE
VIO LO MÁS HONDO”. La labor de recopilación de los materiales más antiguos, por
parte del autor, fue importante en la transmisión del poema.
24
Ibídem, pp. 99-102.
18
Última etapa (s. VIII-VI a. C.): Comprende la versión ninivita de la Epopeya clásica,
compuesta de un total de doce tablillas. Los textos ninivitas no son más que meras
copias de la Epopeya clásica de Gilgamesh; conocemos el poema a partir de estas
copias, encontradas en su mayoría en la Biblioteca del rey asirio Asurbanipal, en la
ciudad de Nínive.
El argumento central del poema es la búsqueda de la inmortalidad por parte del héroe.
En los bosques, Enkidu es seducido por una hermosa hieródula, Samhat, de la cual se
quedaría prendado. La experiencia sexual y la convivencia con ella, arrancan a Enkidu
del mundo animal haciendo de él un ser civilizado. Seguidamente, Enkidu se encamina
hacia Uruk.
25
Lara Peinado, F., “Poema de Gilgamesh: Un viaje fallido a la inmortalidad”, Antiqua. Jornadas sobre la
Antigüedad, 2009, pp. 2-4.
19
Esta primera tablilla, nos revela uno de los temas capitales de la obra, el contraste
socio-cultural del mundo mesopotámico, personificado en los héroes Gilgamesh y
Enkidu, uno representante de la espléndida civilización urbana y otro de la más ruda
barbarie.
TABLILLA III, IV y V: Relata el viaje de Enkidu y Gilgamesh al Bosque de los Cedros, una
expedición con el fin de matar al ogro Humbaba. Antes de salir, Gilgamesh
se encomienda al dios solar. Los dos amigos logran asesinar al ogro y vuelven
victoriosos a Uruk; brindan dos trofeos a la ciudad, un cedro y la cabeza de Humbaba.
TABLILLA VI: En esta tablilla, Ishtar/Inanna, diosa del amor, se encapricha del hermoso
y triunfante rey de Uruk, pero éste no le corresponde. Encolerizada, Inanna manda a la
Tierra al Toro Celeste, propiedad de su padre An. Finalmente, Gilgamesh y Enkidu
matan a la bestia; Inanna, que ve este hecho, maldice a Gilgamesh, y Enkidu en un
alarde más de osadía, insulta y lanza un trozo de carne del Toro, al rostro de la diosa.
TABLILLA VII: Enkidu, en el mismo día de los hechos, tiene un terrible sueño que
mostraba que ambos héroes serían castigados por los dioses. An, conocedor de la
acción, envía una enfermedad a Enkidu, que muere al cabo de 12 días. No puede
asesinar a Gilgamesh, por su composición divina (2 tercios divino).
TABLILLA VIII: Esta tablilla recoge los lamentos de Gilgamesh por la pérdida de su
amigo. En su memoria, construye una estatua funeraria y ofrece libaciones a los
dioses.
TABLILLA IX: La novena tablilla prosigue con el lamento de Gilgamesh ante el cadáver
de Enkidu. Temeroso, Gilgamesh intenta averiguar cómo puede sortear la muerte y así
conseguir la inmortalidad. Para ello, emprende un largo viaje en busca de respuestas,
dejando atrás su ciudad.
20
TABLILLA X y XI: En los confines de la tierra, Gilgamesh se encuentra con una camarera
divina, Siduri, que le comunica que viva el momento. Gilgamesh, obsesionado, insiste
en conseguir la inmortalidad, por lo que Siduri le recomienda entrevistarse con
Urshanabi, el barquero de Utnapishtim/Ziusudra, la única persona humana que obtuvo
la inmortalidad de los dioses, tras haber sobrevivido del Diluvio Universal. El barquero,
finalmente, le lleva con Ziusudra.
TABLILLA XII: Es un episodio anacrónico añadido por Sin-Leqi-uninni, que no tiene nada
que ver con el poema, titulado como “Gilgamesh, Enkidu y el Mundo Inferior”.
La reflexión del poema es que todos los hombres, incluso Gilgamesh (dos tercios
divino), no pueden escapar de la muerte, ya que es su destino natural.
También denominado como Irkalla, el Infierno sumerio era el espacio vacío que
separaba la corteza terrestre del Mar Primordial (Nammu). Ese inframundo, recibió la
acepción de Hades por parte de los griegos y de Scheol por parte de los hebreos. Es la
morada de los difuntos, aunque también descendían divinidades en principio
inmortales. Es un reino gobernado por la diosa Ereshkigal y en segundo plano, por su
marido Nergal; tras la muerte del rey Gilgamesh, éste pasa a ser “el juez de los
Infiernos”.26
26
Noah Kramer, S., “La Historia empieza en Sumer”, Barcelona, Ayma, 1962, pp. 225-227.
21
Entre los textos concernientes al inframundo, debemos remarcar tres, que analizaré
a continuación: “La lamentación de Ur-Nammu en los Infiernos”, “Gilgamesh, Enkidu y
el Mundo Inferior” y sobre todo, “El descenso de Inanna a los Infiernos”, en el que se
trata por primera vez el tema de la resurrección.
El primer poema sumerio, escrito hacia el 2000 a. C., y sobre una única tablilla, copiada
a posteriori, se centra en la lamentación del monarca Ur-Nammu (2111-2094 a. C.),
fundador de la III dinastía de Ur. Después de su muerte, Ur-Nammu llega al Kur,
brindando ofrendas a los siete dioses infernales. A su llegada, es recibido por diversos
difuntos y por Gilgamesh, que le instruye en las leyes y reglamentos de su nueva
patria. Se siente como en casa, pero con el paso de los días, tiene nostalgia de su
ciudad y de su familia; se acuerda de la muralla de Ur, que no ha podido finalizar,
recuerda que no tuvo tiempo de consagrar el Palacio y rememora que no podrá ni ver
ni abrazar a su familia. A pesar de la intercesión de la diosa Inanna por salvarle de las
garras del inframundo, Ur-Nammu no regresó al mundo de los vivos, ya que no pudo
escapar al común destino de todos los hombres.27
27
Lara Peinado, F., “Leyendas de la Antigua Mesopotamia: Dioses, héroes y seres fantásticos”, Madrid,
Temas de Hoy, 2002, pp. 156-164.
22
Inferior a través de una hendidura de la tierra, por lo que Gilgamesh se sintió desolado.
Su gran amigo Enkidu, le prometió que los traería de vuelta.28
Antes de adentrarse en las regiones más bajas, Gilgamesh le dio una serie de consejos
a su amigo Enkidu, con el fin de poder retornar al mundo terrenal. Enkidu, hace caso
omiso a los consejos de su amo, por lo que es incapaz de volver a la Tierra. Angustiado,
el rey de Uruk implora el favor de los dioses para traer de vuelta a su amigo. Primero
se dirige hacia Nippur, ciudad del dios del aire, Enlil, pero éste no acepta su propuesta;
de este modo, se desplaza a Eridú, suplicando el favor al dios Enki, el cual ordena a
Utu, el dios Sol, que abriera una grieta en el Mundo Inferior. Finalmente, la sombra de
Enkidu sale del Kur y se abraza con su amigo Gilgamesh; este desenlace guarda
paralelismos con el primer Libro de Samuel, en el que la sombra de este profeta
emerge del Scheol a petición del rey Saúl, primer monarca de Israel.29
El tercer mito versa sobre la bajada a los Infiernos de la diosa Inanna, diosa del amor y
señora del cielo. Debido a las ansias de poder de la diosa, ella decide descender a ese
mundo oscuro, con el objetivo de reinar en el inframundo. En consecuencia, Inanna se
apodera de las leyes divinas, reviste sus atavíos reales, se adorna con sus joyas y se
marcha al “País de Irás y no Volverás”. Allí se enfrentará a la reina de los Infiernos,
Ereshkigal, su hermana mayor y gran enemiga. Inanna temiendo las represalias de su
hermana, avisa a Ninshubur, su fiel visir, de que si no vuelve en el plazo de tres días y
tres noches, acuda a una serie de dioses para que no sea condenada a muerte.
Después de haber realizado estas recomendaciones, Inanna baja a los Infiernos y se
encamina hacia el templo de Ereshkigal, edificado con lapislázuli. La dejan entrar,
siguiendo las órdenes de Ereshkigal, haciéndola pasar por las Siete Puertas del Mundo
Infernal. Al pasar por cada una de las puertas, va perdiendo sus atavíos y sus joyas
hasta quedar completamente desnuda. Entonces, Inanna es llevada ante su hermana y
los Anunnakis, que le dirigen su “mirada de muerte”, por lo que ella muere.30
28
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el Tercer Milenio
A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961, pp. 28-32.
29
Ibídem, pp. 32-35.
30
Noah Kramer, S., “La Historia empieza en Sumer”, Barcelona, Ayma, 1962, pp. 227-229.
23
Al no tener noticias sobre ella, el visir sigue las directrices de la diosa. Tal como
sospechó Inanna, Enlil y Nanna se niegan a salvarla, pero el dios Enki acepta la
propuesta. Ante esto, Enki idea una estrategia para salvar a Inanna: crea con arcilla dos
criaturas sin género, el kurgarru y el kalaturru, que engañan a Ereshkigal consiguiendo
que les entregue el cadáver de la diosa al que aplican “el alimento y brebaje de la
vida”. Así, Inanna resucita.31
Narra el mito del matrimonio de Enlil con la diosa Sud, titular de la ciudad de Eresh,
con apenas importancia en el ámbito religioso. Al unirse a Enlil en matrimonio, Sud
recibió el nombre de Ninlil y se convirtió en la reina de Nippur. Casada con el más
venerado de los dioses, Ninlil pasó a ser una diosa ilustre. Este mito sirvió para
conectar los panteones de Nippur y Eresh.
8. Conclusiones
Los mitos sumerios son un fiel reflejo de su sociedad, la cual nos muestra, a través de
las tablillas con escritura cuneiforme, los orígenes más profundos de la mitología y fe
humanas.
31
Ibídem, pp. 229-230.
32
Ibídem, pp. 230-232.
24
9. Bibliografía consultada
García, M., “El Cercano Oriente: los sumerios”, Madrid, Anaya, 1996.
Noah Kramer, S., “Mitología sumeria: Un Estudio del Archivo Espiritual y Literario en el
Tercer Milenio A.C.”, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia, 1961.
Noah Kramer, S., “La Historia empieza en Sumer”, Barcelona, Ayma, 1962.
25