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22 OCTUBRE, 2020
1. Introducción
Temprano surgió en la vida civil, la idea de sucesión testamentaria, aunque con características
muy diferentes de lo que representa su estado actual. En un principio, la transmisión mortis
causa estaba vinculada con la religión, junto con las nociones de familia y propiedad. Los
bienes pasaban al heredero, como consecuencia natural de la continuidad del culto. Mientras
eran un atributo de la comunidad doméstica, la sucesión fue solo legal. (Da Silva Pereira, 2013,
p. 165)
Se ha discutido igualmente si es que las personas deben tener o no libertad para disponer de
sus bienes mediante testamento para cuando haya dejado de existir, o si debe ser el legislador
el que señale en forma imperativa a quienes debe transmitir el patrimonio que dejan las
personas a su fallecimiento (Ídem)
2. El testamento
De acuerdo con el artículo 686 del Código Civil (en adelante CC):
Por el testamento una persona puede disponer de sus bienes, total o parcialmente, para
después de su muerte, y ordenar su propia sucesión dentro de los límites de la ley y con las
formalidades que ésta señala.
Para Zárate del Pino, el testamento es el acto jurídico personalísimo, unilateral, revocable y
solemne por el que una persona dispone, para después de su muerte, de todos sus bienes y
una parte de ellos, así como de otros asuntos no patrimoniales que le conciernen. (1998, p.
132)
Según Ferrero Costa, el testamento es la declaración de última voluntad que hace una persona
disponiendo de sus bienes y de asuntos que le atañen, para después de su muerte. (2012, p.
345)
Es sui géneris porque contrariamente a lo que sucede en el acto jurídico entre vivos, se trata
del cumplimiento de voluntad de una persona cuando ya ha muerto. La muerte es un hecho
jurídico porque no depende de la voluntad del testador y trae consecuencias jurídicas
(Fernández Arce, 2014, p. 178)
Por ello, como dice Echecopar está regido por todas las normas relativas a los actos jurídicos,
salvo aquellas que estén en contradicción con las reglas específicas que establece el Código
para el testamento. Mejor dicho, solamente algunas disposiciones del Libro del Acto Jurídico
son aplicables al testamento. Al efecto, el artículo 689 prescribe que las normas generales
sobre las modalidades de los actos jurídicos se aplican a las disposiciones testamentarias,
teniéndose por no puestas las condiciones y los cargos contrarios a las normas imperativas de
la ley. (Ferrero Costa, 2012, p. 352)
3.2. Personalísimo
Para una doctrina brasileña, el testamento es personalísimo en el sentido de que debe ser
hecho por el propio testador sin interferencia alguna. No permitiendo la participación de otro
agente ni siquiera representantes convencionales o legales, ni mandatarios. (Da Silva Pereira,
2013, pp. 177-178)
Al igual que el Código derogado, el vigente tiene disposiciones particulares para cada clase de
testamento que denotan claramente su carácter absolutamente personal. Pero, además, a
diferencia del anterior, el actual tiene una disposición general declarativa en ese sentido, al
señalar en su artículo 690 que el testador no puede dar poder a otro para testar, ni dejar sus
disposiciones al arbitrio de un tercero. (Ferrero Costa, 2012, p. 346)
3.3. Unilateral
Según una doctrina nacional, el testamento es obra de la sola voluntad del testador, lo cual
resulta suficiente para que pueda producir efectos jurídicos una vez otorgado. No depende de
la voluntad de nadie más. Por lo general, es de carácter recepticio porque la declaración va
dirigida a personas determinadas en las que el testador hace el llamamiento. (Fernández Arce,
2014, p. 179)
Por tanto, al ser un acto personalísimo, es decir, que solo puede ser realizado por el testador,
resulta al mismo tiempo unilateral ya que no requiere de la concurrencia de alguien más para
producir efectos jurídicos y además que la propia ley lo prohíbe (testamento otorgado por dos
o más personas).
3.4. Revocable
Cabe resaltar que el testador puede, en cualquier momento, revocar cualquier clase de
testamento que haya otorgado por cualquiera de las formas que autoriza el Código. Para que
se entienda con claridad, debemos expresar que, inclusive, un testamento en escritura
pública[1] puede ser revocado por un testamento ológrafo[2]. En efecto, la forma más
solemne es expresión de mayor certeza mas no de mayor eficacia. (Ferrero Costa, 2012, p.
352)
Por tanto, el testamento es un acto jurídico unilateral revocable hasta antes de la muerte del
testador, pudiendo aplicarse, tal revocación, a cualquiera de sus beneficiarios (herederos,
legatarios o acreedores) y a cualquier clase de testamento (verbigracia, testamento ológrafo
que revoque un testamento por escritura pública).
3.5. Solemne
Además de estas formalidades de exigencia ineludible (art. 695), existen otras, según la clase
de testamento que se escoja y que necesariamente deben observarse, cumplirse. (Aguilar
Llanos, 2011, p. 306)
Por tanto, el testamento, dada su trascendencia, es un acto solemne que tiene ciertos
requisitos, aplicables a todos los testamentos, de obligatorio cumplimiento bajo sanción de
nulidad (art. 695) pero también requisitos obligatorios para cada tipo de testamento en
particular (testamento por escritura pública, cerrado, ológrafo, testamentos especiales).
3.6. Complejo
La complejidad del testamento radica en la amplia gama de disposiciones jurídicas que puede
contener, unas veces de naturaleza patrimonial y otras de carácter extrapatrimonial. (Zárate
del Pino, 1998, pp. 134-135)
Por tanto, el testamento es un acto complejo ya que el testador puede realizar disposiciones
tanto de carácter patrimonial como extrapatrimonial.
3.7. Mortis causa
El testamento produce sus efectos solo a la muerte del testador, por eso se dice que el
testamento es un acto de disposición de bienes mortis causa, mientras se encuentra con vida
el testador no confiere a los instituidos ningún derecho actual, los designados sucesores en el
testamento no tienen un derecho firme y solido sino un simple derecho expectaticio, ya que
siendo esencialmente mudable la voluntad del testador bien puede revocar esas disposiciones.
(Zárate del Pino, 1998, p. 135)
Ello “no quiere decir que sea un acto de voluntad del último momento de la vida, sino quiere
decir que es la última voluntad de la persona, manifestada con efecto post mortem”. Como
dice Cicu, acto de última voluntad no quiere decir acto que contenga la voluntad última,
expresada o existente en el momento de la muerte, sino más bien acto de voluntad que ha de
ser eficaz después de la muerte y precisamente por ello acto que debe expresar la última entre
las varias voluntades que el testador haya manifestado sucesivamente. Como tal, el acto es útil
para disponer de la totalidad o parte de los bienes, o para referirse a cuestiones
extrapatrimoniales, como lo destaca el artículo 686. (Ferrero Costa, 2012, p. 350)
Por tanto, es un acto mortis causa porque los designados sucesores solo adquirirán un derecho
firme luego de la muerte del testador (efecto post mortem). Mientras este viva solo tendrán un
derecho expectaticio. Pudiéndose disponer a través de este acto de última voluntad tanto de
cuestiones patrimoniales (parte o totalidad de sus bienes) como de extrapatrimoniales (arts 8,
390, 503, 572, 669, 753, etc).
4. Tipos de testamento
Nuestro CC regula 5 tipos de testamentos y los clasifica en ordinarios (testamento por escritura
pública, cerrado y ológrafo) y extraordinarios (testamento militar y marítimo). Pasemos a ver,
someramente, cada uno de ellos.
4.1. Testamentos ordinarios
Aquel que puede ser otorgado por los navegantes durante la travesía acuática, pudiendo ser
marítimo, fluvial o lacustre. Estos testamentos pueden ser otorgados por jefes, oficiales,
tripulantes o cualquier otra persona que se halle embarcada en una nave, sea esta de guerra o
mercante de bandera peruana, o también un barco dedicado a faenas industriales o a fines
científicos, y ante el capitán de la nave o ante quien estuviera al mando; por lo tanto, no
podrán ser extendidos en embarcaciones de recreo ni remolcadores o chatas. (Aguilar Llanos,
2011, pp. 354-355)
5. Conclusiones
Unilateral: Al ser un acto personalísimo, es decir, que solo puede ser realizado por el testador,
resulta al mismo tiempo unilateral ya que no requiere de la concurrencia de alguien más para
producir efectos jurídicos y además que la propia ley lo prohíbe (testamento otorgado por dos
o más personas).
Revocable: Se trata de un acto jurídico unilateral revocable hasta antes de la muerte del
testador, pudiendo aplicarse, tal revocación, a cualquiera de sus beneficiarios (herederos,
legatarios o acreedores) y a cualquier clase de testamento (verbigracia, testamento ológrafo
que revoque un testamento por escritura pública).