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UNIDAD 1
A lo largo del tiempo, decidir cual/es de las producciones culturales es producción de verdad ha sido siempre
el centro de un conflicto muy complejo e importante. En la actualidad, “la ciencia” es la que dice la verdad
sobre la naturaleza y sobre los hombres.
En la antigüedad, la filosofía era el conocimiento verdadero. Platón consideraba propio de la filosofía un tipo
de conocimiento que llamaba episteme (de donde viene el término epistemología). Episteme es traducido
como “ciencia” y para los griegos significaba “conocimiento verdadero” dado que su objeto es lo inmutable
y necesario. Para Platón, sólo lo verdadero es objeto de la ciencia (episteme) y sólo la filosofía es ciencia.
En la edad media, la teología era la palabra que contiene la verdad no sólo sobre Dios sino también sobre el
mundo y los hombres. El supuesto que otorga este predominio a la teología es que la verdad sobre la
naturaleza en tanto que obra creada no reside en ella sino en su creador. Dios ya había revelado a los
hombres todo el conocimiento que estos necesitaban y dicho conocimiento estaba contenido en las escrituras.
La ciencia consistía en desarrollar una interpretación que revelara la verdad contenida en los textos
sagrados.
Además se consideraba que la razón y los sentidos eran impotentes para alcanzar la verdad por sí mismos si
no eran auxiliados por la gracia divina.
En el siglo XVII, se comienza a forjar la concepción moderna de la ciencia, donde la astronomía y la física
fueron las disciplinas que protagonizaron esa verdadera “revolución científica” (luego se sumaron más ramas
del conocimiento). Para esta concepción, el arte en cualquiera de sus formas, la teología y la filosofía no
eran consideradas ciencias.
Actualmente, la ciencia ocupa un lugar privilegiado en lo que hace a decir la verdad, sobre la base del
conocimiento científico tomamos desde decisiones individuales sobre cómo conducir nuestra vida, hasta
decisiones sociales e institucionales de política educativa, sanitaria, económica, ambiental y, esta aceptación
se extiende a la tecnología. De hecho, el desarrollo económico depende en gran medida del desarrollo de la
ciencia y la tecnología (razón por la cual es frecuente que la ciencia reciba subsidios para investigación en
mayor proporción que las humanidades).
SOCIEDAD DE CONOCIMIENTO
Se dice que la sociedad en la que vivimos es una “sociedad de conocimiento”, esto, significa mucho más
que la utilización de productos tecnocientíficos en la vida cotidiana. En una sociedad del conocimiento, estos
productos no son meros “instrumentos neutrales” de los que se dispone según el arbitrio del usuario.
Según Olivé, se refiere a fenómenos como el incremento del ritmo de creación, acumulación, distribución
y aprovechamiento de la información y del conocimiento, así como el desarrollo de las tecnologías que lo
han hecho posibles, entre ellas de manera importante las tecnologías de la información y de la comunicación
que desplazaron a las manufactureras. Además, se refiere a las transformaciones en las relaciones
sociales, económicas y culturales.(Resultado de las aplicaciones del conocimiento y del efecto de las
tecnologías).
Estas transformaciones hacen que la sociedad de conocimiento se considere “una sociedad cuyas formas de
organización en la economía, la educación y la cultura son diferentes a las desarrolladas en las sociedades
industriales y por lo tanto, se lo considere como su sucesora”.
Vivir en esta sociedad implica un sistema social-tecnocientifico en el que la producción del
conocimiento es inseparable de su “aplicación”, la elaboración de la teoría es inseparable de la
responsabilidad ética y social. Esto significa que, las decisiones sobre el desarrollo de la tecnociencia (en el
sentido de que abarca su producción, su difusión y su disponibilidad en la vida de la sociedad) no son
exclusivas de ningún grupo de agentes, sino que resultan de las formas en que la sociedad se organiza y
funciona.
Así, se hace imprescindible una “cultura científica” que incluya no sólo la información sobre la situación
actual de la tecnociencia sino también la formación de los ciudadanos para la participación en la toma
de decisiones.
CULTURA CIENTIFICA
La generación de cultura científica requiere de un entramado de medios educativos y de difusión, de
producción del conocimiento y de canales de participación ciudadana que habiliten el dialogo y la discusión de
prioridades entre los expertos, los gestores y el público.
Para López Cerezo, una cultura científica de calidad es una cultura crítica y responsable, es conocimiento
no sólo de las potencialidades de la ciencia sino también de sus incertidumbres, de sus riesgos y de los
interrogantes éticos que plantea. Además es conciencia acerca del uso político de la ciencia en la arena
pública, de su carácter de ciencia reguladora en la gestión, aunque también de la necesidad de la información
científica para disponer de los mejores elementos de juicio.
Esto implica, que la cultura científica debe comprender también la reflexión sobre las condiciones de los
procesos que la imbrican en el del desarrollo de la vida social.
LA RACIONALIZACION DE LA NATURALEZA.
Aquí, Rostand subraya que se descarta la intervención de lo sobrenatural en los fenómenos de la naturaleza,
se rechazan las explicaciones por fuerzas ocultas, se desdeña la “física de la calidad”.
Con la revolución científica se descarta que los fenómenos naturales tengan explicaciones y causas
sobrenaturales y se aceptan únicamente explicaciones y causas naturales.
Galileo distingue dos tiempos de propiedades de las cosas naturales:
• Las propiedades subjetivas y
• Las propiedades objetivas.
Las propiedades subjetivas son cualidades que se atribuyen a los objetos en la medida en que se relacionan
con nuestros sentidos. Son características cualitativas porque expresan cualidades de las cosas (color,
sabor, aroma, etc.) y variables porque el conocimiento que aportan varía según la experiencia de cada uno.
Galileos sostiene que el conocimiento de estas describe nuestras disposiciones corporales y su reacción al
interactuar con las cosas, pero no las propiedades de los objetos, por eso, no pueden ser consideradas
conocimiento científico.
Las propiedades objetivas pertenecen a las cosas, son independientes de nuestra experiencia y por eso
Galileo las considera racionales. Estas propiedades son cuantificables, es decir, expresables en cantidades
y estas se expresan mediante los números y otros símbolos matemáticos. El cálculo de las propiedades
objetivas no es variable de un individuo a otros y pueden ser conocidas de la misma manera por todos. Así,
la ciencia consiste en descubrir estas propiedades objetivas y expresarlas en leyes.
Rostand, dice que la racionalización de la naturaleza reemplaza a la “física de la calidad”. Esta física
consideraba el espacio como cualitativamente heterogéneo, es decir, dividía a los cosmos en una región
imperfecta (el mundo sublunar) y una región perfecta (el mundo supra-lunar), aquí las leyes que rigen en cada
región son diferentes. En cambio, al rechazar esta física de la calidad, es posible pensar que las mismas leyes
rigen en todas partes del universo.
Tanto el rechazo del milagro como la racionalización de la naturaleza son condiciones necesarias para
el desarrollo de la ciencia moderna, dado que hacen posible la noción de ley científica, es decir, de un
enunciado que describe un comportamiento regular o una relación constante en cualquier tiempo y lugar.
(pág. 12)
CUESTIONARIO 1
7) La experiencia científica:
• Busca fundamentar el uso de instrumentos y su funcionamiento mediante teorías, y construye
las condiciones de observación.
UNIDAD 2
ENUNCIADOS.
Se definen como porciones del lenguaje desde una mayúscula a un punto, pueden contener una única
proposición o más proposiciones unidas por conectivas. Una teoría científica, se constituye por distintos
“niveles” que contienen, cada uno, un tipo especifico de enunciados.
Si los objetos a los que se refieren los términos de un enunciado son empíricos, entonces esos términos son
empíricos y el enunciado es empírico. Si un objeto al que se refieren los términos de un enunciado es teórico,
entonces el término que lo designa es teórico y el enunciado es teórico (basta un solo término teórico para que
el enunciado lo sea)
Si es posible llevar a cabo una reducción a los enunciados más simples sobre lo dado empíricamente,
entonces esos enunciados tienen sentido y pueden integrar a una teoría científica. Si no es posible tal
reducción, entonces son aparentemente científicos y deben ser eliminados de las teorías científicas.
Los empiristas lógicos sostienen que es posible establecer la verdad de los enunciados observacionales, que
supuestamente describen datos sensoriales, de manera directa mediante la experiencia (y por eso son la base
del conocimiento científico). En cambio los enunciados universales y teóricos, no describen de manera directa
experiencias sensoriales, es por ello que deben ser “traducidos” a un lenguaje observacional ara no carecer
de sentido y ser parte del conocimiento científico.
La lógica preferida por esta corriente es la inductiva y el método que proponen para la ciencia consiste
en pasar de enunciados observacionales (de nivel 1) a leyes (de nivel 2 y 3) mediante la inducción. Para
esta, no es posible admitir ninguna ley si no se la puede inferir a partir de enunciados observacionales que se
obtengan directamente de la observación y la experiencia.
Para Popper, el falsacionismo es una decisión convencional por un conjunto de reglas, la principal de las
cuales es que “las demás reglas del procedimiento científico han de ser tales que no protejan a ningún
enunciado de la falsación”. Pero, para que la crítica sea posible, es indispensable que las hipótesis de la
ciencia sean falsables.
FALSABILIDAD.
Un enunciado o una teoría es falsable cuando existe la posibilidad de que sea refutado si un hecho o
situación determinados llegasen a ocurrir.
Que un enunciado sea falsable no significa que necesariamente sea falso, lo que significa es que, existe la
posibilidad de “identificar” cuales situaciones no deberán darse de ninguna manera si fuese verdadera. Estas
situaciones que pueden dar apoyo o falsar una hipótesis se describen mediante enunciados observacionales.
Un enunciado observacional incompatible con una hipótesis se llama “falsador potencial”, esto es, que tiene
términos empíricos y se refiere a fenómenos empíricos.
Una hipótesis es falsable cuando existe para él un falsador potencial, o cuando es lógicamente posible, un
enunciado observacional contradictorio con ella.
METODO.
Popper propone un método, al que llama hipotético-deductivo, que:
• Comienza por hipótesis universales y teóricas (de nivel 3),
• Se apoya en la lógica deductiva y
• Utiliza los enunciados observacionales (de nivel 1) para intentar falsar las hipótesis.
TEXTO II:
Modos de razonamiento deductivos:
EL PROBLEMA DE INDUCCION.
El hombre de ciencia, ya sea teórico o experimental, propone enunciados o sistemas de enunciados y los
contrasta paso a paso. En particular, en el campo de las ciencias empíricas construye hipótesis o sistemas de
teorías y las contrasta con la experiencia por medio de observaciones y experimentos.
De acuerdo con una tesis que tiene gran aceptación y que Popper se opone, las ciencias empíricas pueden
caracterizarse por el hecho de que emplean los llamados “métodos inductivos”: según esta tesis, la lógica de
investigación científica es idéntica a la lógica inductiva, es decir, al análisis lógico de tales métodos inductivos.
Es corriente llamar “inductiva” a una inferencia cuando pasa de enunciados singulares tales como las
descripciones de los resultados de observaciones o experimentos, a enunciados universales, tales como
hipótesis o teorías. Ahora bien, cualquier enunciado que saquemos de este modo, corre siempre el riesgo de
resultar un día falsa.
Se conoce como problema de la inducción la cuestión de si están justificadas las inferencias inductivas o
debajo de qué condiciones lo están. Este, puede formularse como la cuestión sobre cómo establecer la
verdad de los enunciados universales basados en la experiencia.
Muchos creen que la verdad de estos enunciados se “sabe por experiencia”, sin embargo, es claro que todo
informe en que se da cuenta de una experiencia no puede ser originariamente un enunciado universal, sino un
enunciado singular. Por lo tanto, la verdad de dicho enunciado puede reducirse a la verdad de otros
enunciados singulares que son verdaderos según se sabe, por experiencia; lo cual equivale a decir que los
enunciados universales están basados en inferencias inductivas.
La teoría de Popper, se opone a las ideas de una lógica inductiva. Esta, se describe como la teoría del
método deductivo de contrastar o cómo la opinión de una hipótesis sólo puede contrastarse
empíricamente (y no verificarse).
EL PROBLEMA DE LA DEMARCACION.
Al rechazar el método de la inducción, Popper hace desaparecer las barreras que separan la ciencia de la
especulación metafísica. Su respuesta a esta objeción es que la principal razón para rechazar la lógica
inductiva es que esta no proporciona un rasgo discriminador apropiado del carácter empírico, no metafísico,
de un sistema teórico, es decir, no proporciona un “criterio de demarcación” apropiado.
Este autor llama problema de demarcación al de encontrar un criterio que permita distinguir entre las ciencias
empíricas, por un lado, y los sistemas metafísicos, por otro.
La razón principal por la que los epistemólogos con inclinaciones empiristas tienden a pretender su fe en el
“método de la inducción” es que constituyen su creencia de que éste es el único método que puede
proporcionar un criterio de demarcación apropiado. Más allá de su desacuerdo, Popper considera que la
primera tarea de la lógica del conocimiento es proponer un concepto de ciencia empírica con el objeto de
llegar a un uso lingüístico lo más definido posible, y a fin de trazar una línea de demarcación entre la ciencia y
las ideas metafísicas.
LA INDUCCION Y LA CIENCIA.
El inductivismo es visualizado como el método característico de todo conocimiento cuentico e incluso común
acerca de las cosas naturales y sociales. El empirismo lógico o neo-positivismo expuso las reglas de la
metodología inductiva dominante en filosofía de la ciencia desde los años veinte.
Según esta corriente, la ciencia es un sistema lingüístico, un conjunto de proposiciones en el que es dable
distinguir al menos dos tipos diferentes:
a) Uno, que habla de un individuo o un conjunto pequeño de individuos, al que se puede llamar muestra, y
de las propiedades que se observan en él. Esto quiere decir, observabilidad directa del fenómeno
descripto, en un conjunto accesible de especímenes. Estos enunciados son llamados de Nivel 1,
estos corresponden con los datos y la casuística de la actividad científica.
b) Otro, que habla de población global. Todos, naturalmente, se refieren al conjunto de especímenes
pasados, presentes y futuros. Estos enunciados son denominados de Nivel 2 y corresponden a las
leyes de la ciencia.
Según el método inductivo, el nivel 2 se obtiene generalizando las observaciones efectuadas y expresadas en
el nivel 1, también llamado “base empírica”, el conjunto de hechos en los que se apoya todo el complejo
edificio de la ciencia.
Pasos del método inductivo:
• Experimento para ver;
• Conclusión provisional;
• Variación de las condiciones;
• Pasaje por distintas especies;
• Para finalmente concluir con la ley científica.
Todo razonamiento acerca de la realidad reside en el nexo que pueda establecerse entre un hecho presente y
otro inferido, entre A y B, o entre un conjunto de hechos conocidos y una ley, que legisla acerca de hechos no
conocidos directamente, ya sean pasados, presentes o futuros, y que especifica que en ellos se cumplirá el
mismo nexo ya observado entre los que se conocen.
Para Hume, solo se entiende el pasaje de una afirmación particular, nivel 1, a otra general, nivel 2, si existe un
principio de inducción que haga de nexo entre una y otra, un postulado valido que diga: “si un número
suficientemente grande de casos se ha dado una relación, ésta será válida para todos los casos”.
El principio de la inducción puede conducir de la verdad a la falsedad, por lo que queda demostrado que no
es un principio lógico ya que éstos conservan la verdad de las premisas en la conclusión. Tampoco es un
principio a priori porque, según Hume, las asociaciones entre A y B no son de ninguna manera previas a la
experiencia. Por último este debería ser un principio de la experiencia y debería justificarse por la experiencia,
pero toda inferencia de la experiencia se supone es inductiva, y por lo tanto, el principio de la inducción se
justificaría a su vez en forma inductiva. Esto, es imposible ya que el principio de un razonamiento no puede
establecerse por medio de un razonamiento que utilice ese principio.
No siendo a priori, lógico, o de la experiencia, el tal principio no puede justificar a la inducción ya que
el mismo es injustificado.
El método inductivo.
Los empiristas lógicos agregan a la filosofía empirista el análisis lógico de los enunciados básicos a los que
podría reducirse toda aserción científica acerca del mundo.
Para que un enunciado sea científico debería cumplir con una regla básica: la significación. Y, a su vez, un
enunciado tiene significado si es, directa o indirectamente, verificable, es decir, si es posible establecer por
medio de los sentidos su verdad o falsedad. De este modo, queda fuera de la ciencia toda teoría que no
pueda ser reducida a un conjunto de enunciados básicos.
Principales características del empirismo lógico como filosofía base de lo que es el método inductivo:
• Empirismo, la experiencia y los sentidos como origen y fundamento del conocimiento.
• La observación, en tanto instancia ultima de fundamentación, es el suelo en el que se asienta la
objetividad. Toda teoría debe originarse en la experiencia y debe estar fundada en la experiencia.
• El sujeto, como sujeto de la observación, puede observar de modo objetivo.
• La verificabilidad es el criterio de demarcación entre los enunciados con significado y los seudo-
enunciados. Por lo tanto, todo enunciado científico debe poder ser reducido a enunciados protocolares
verificables en principio.
Desde la concepción heredada, tanto en su versión inductivista como en la hipotético-deductivista o
falsacionista, las teorías científicas son concebidas como un conjunto de enunciados de distinto nivel (nivel 1,
2, y 3)
El método inductivo en el descubrimiento:
Desde el punto de vista del método inductivo, las hipótesis se infieren de datos recogidos previamente, por
medio de un razonamiento inductivo. La inducción es un tipo de razonamiento que lleva de premisas sobre
casos particulares a una conclusión de carácter general.
Una investigación científica debería comenzar por la observación y registro de los hechos, y llegar a la teoría,
es decir, a la hipótesis, como resultado de una generalización de los datos observacionales anteriormente
analizados y clasificados. La observación ha de ser el punto de partida de la ciencia y la base segura del
conocimiento.
Por lo tanto, el núcleo de la concepción inductivista acerca de la cuestión del descubrimiento en el método
científico está constituido por la afirmación de una prioridad de los datos observacionales respeto de la
hipótesis.
En síntesis, los pasos de una investigación científica ideal serían:
• Observación y registro de todos los hechos referentes al problema de investigación.
• Análisis y clasificación de los datos obtenidos de las observaciones.
• Formulación de la hipótesis a partir de una generalización inductiva.
• Sucesivas contrastaciones de la hipótesis.
Las investigaciones científicas serían como un enorme razonamiento inductivo, en el cual las premisas las
constituyen los datos y la conclusión, la hipótesis. Una teoría científica deberá ser elaborada a partir de
enunciados de nivel 1 que describan los hechos observados, y llegar a una ley empírica general, de
nivel 2, mediante inducción.
El esquema lógico inductivo que tendría la ciencia obliga a comenzar por el nivel 1 y que el nivel 2 sea
resultado de inferencias inductivas. Se prioriza la dimensión empírica sobre la dimensión teórica. Para poder
operar el proceso inferencial inductivo que nos permita obtener el enunciado de nivel 2 es necesario que se
cumplan las siguientes condiciones básicas:
• Se debe observar un número suficientemente amplio.
• Las condiciones de la observación deben ser variadas.
• Ningún enunciado observacional debe contradecir la conclusión.
Es evidente que la respuesta inductiva al problema del descubrimiento en el método científico representa un
punto de vista casi intuitivo respecto de cómo se desarrolla una investigación en ciencia. Sin embargo, en esa
aparente evidencia inductivista, se esconden una serie de errores epistemológicos y metodológicos que la
hacen insostenible.
Críticas al método inductivo en el descubrimiento:
¿Por qué resulta equivocada e incluso absurda la concepción inductivista de la cuestión del descubrimiento en
el método?
1) En primer lugar, porque no hay observaciones puras, entendiendo por “pura” a una observación que no
esté mediada por algún condicionamiento teórico. Toda observación, toda recolección de datos, esta
siempre condicionada por una serie de factores, sean éstos históricos, lingüísticos o culturales. En
síntesis, toda percepción está condicionada por factores teóricos, por sentidos previos. La observación,
el dato, nunca es puro, es siempre una construcción.
2) En segundo lugar, la respuesta inductivista a la cuestión de descubrimiento, es absurda porque una
recolección de datos sin una hipótesis previa seria impracticable. Cualquier recorte observacional que
nos ermita discriminar entre algunos datos y otros y seleccionar cuáles de ellos nos pueden ser utilidad
implica siempre la presencia de una hipótesis previa. Un dato, sin hipótesis, carece de sentido, es
“mudo”, no dice “nada”; sin una hipótesis una investigación científica no puede dar ningún paso. Es a
partir de estas, como los datos adquieren sentido.
3) Finalmente, una última objeción tiene que ver con el problema de los enunciados de nivel 3.
El modo de concebir la relación entre lo empírico y lo teórico que plantea el método inductivo no sólo no logra
explicar el punto de partida de una investigación científica sino tampoco cómo surgen las hipótesis. Aquí, no
habría un mecanismo lógico determinado, desde el cual dar cuenta de la creación de hipótesis científicas, el
carácter empirista lógico del inductivismo termina excluyendo de la ciencia, por contener leyes teóricas,
muchas teorías científicas.
El método inductivo en la justificación:
¿Qué significa ser inductivista en la justificación? Básicamente, implica las siguientes tres afirmaciones:
1) Las hipótesis científicas deben validarse contrastándolas empíricamente mediante predicciones
verificables implicadas en ellas; se deben poner a prueba a través de consecuencias observacionales
que predigan qué deberíamos observar si la hipótesis en cuestión fuese verdadera.
Si para el inductivismo la ciencia comienza por el nivel 1 y de ahí, por inducción, se llega a la
formulación de hipótesis generales, de nivel 2, a la hora de justificación hay que volver al nivel 1,
mediante la deducción de enunciados empíricos particulares que puedan ser contrastados
empíricamente.
2) Lo más propio de la concepción inductivista en la validación de hipótesis consiste en suponer que las
sucesivas contrastaciones exitosas de una hipótesis aumentan la probabilidad de que sea verdadera. En
síntesis, se trata de aplicar la inferencia inductiva en la justificación: de muchas premisas particulares
verdaderas llegamos a un conclusión general probablemente verdadera.
3) Si el método inductivo concibe la ciencia como un conjunto de hipótesis generales formuladas a partir de
observaciones, cree, además, que su objetivo es acercarse a la verdad acumulando conocimiento
confirmado. Esto quiere decir, que la ciencia progresa, se acerca a la verdad, a través del
perfeccionamiento de sus leyes, acumulando nuevo conocimiento resultante de las sucesivas
contrastaciones positivas.
Críticas al inductivismo en la justificación:
1) Las sucesivas contrastaciones exitosas de una hipótesis no aumentan su probabilidad de verdad. Las
hipótesis no se van haciendo más verdaderas a medida que las vamos corroborando, su verdad o
falsedad está ya desde el principio. Si los casos son infinitos, la probabilidad de verdad se mantendrá
siempre igual a cero.
2) La intuición supone un círculo vicioso. Solamente podemos operar una generalización inductiva si
suponemos una suerte de continuidad entre la experiencia pasada, la presente y la futura. La inducción
se basa en la continuidad de la experiencia y ésta, a su vez en inducción. Esto es lo que se denomina
“círculo vicioso de la inducción”.
3) El progreso científico no es por acumulación de conocimiento corroborado. En realidad, dirá Popper, si
afirmamos que existe el progreso científico, debemos pensarlo como un progreso no por acumulación de
corroboraciones sino por descarte de hipótesis falsadas.
En este caso, se está ante una forma lógica valida de razonamiento. Esta se conoce como modus tollens y, al
ser válida, implica que la verdad de la conclusión se sigue necesariamente de la verdad de las premisas.
Pero, que sea válida no quiere decir que necesariamente ante el incumplimiento de una c.o, haya que
rechazar la hipótesis, ya que siempre existe la posibilidad de corregir el error mediante la introducción
de una hipótesis que dé cuenta de la falsación sin cambiar totalmente a hipótesis principal. A tales
hipótesis correctivas se las denomina “ad hoc”
Por lo tanto, siempre es posible “salvar” una hipótesis principal de la refutación introduciendo otra ad hoc. Sin
embargo, no toda hipótesis ad hoc es una buena hipótesis, en ocasiones la sucesiva introducción de este tipo
de hipótesis impide la refutación.
Análisis de la forma lógica en el caso de un resultado positivo.
La supuesta verificación de una hipótesis, cuando las c.o se constatan efectivamente, da lugar a una forma
lógica diferente al caso anterior. Pero ahora ya no se está ante una forma válida de razonamiento sino frente a
una falacia conocida como “falacia de afirmación del consecuente”.
Como se trata de un caso de razonamiento inválido, en él la verdad de las premisas no garantiza la verdad de
la conclusión. Por lo tanto, la verificación de las c.o implicadas en las hipótesis no constituye fundamente
suficiente para sostener la verdad de ésta.
La hipótesis es un enunciado de nivel 2 o 3, esto es, un enunciado universal; mientras que la c.o es de nivel 1,
particular. Por lo tanto, ninguna cantidad de casos particulares verificados puede garantizar la verdad del
universal, que contiene infinitos casos posibles.
Por eso, es necesario diferenciar claramente entre “corroboración” y “verificación”. Una hipótesis universal
sólo puede ser corroborada si es que se cumplen sus c.o. La verificación de un enunciado solamente es
posible si se trata de un enunciado de nivel 1.
Esta diferencia entre la seguridad de la refutación y la provisoriedad de la verificación es lo que se
denomina “asimetría de la contrastación”.
CUESTIONARIO 2
3) El principio de inducción:
• No se puede justificar mediante la lógica.
21) Indique cual/es de las dos corrientes estudiadas corresponde las afirmaciones, E.L – R.C – Ambas:
“Es posible distinguir con nitidez la teoría de la observación, y siempre existe una base de observación
relativamente neutral frente a hipótesis alternativas”. PERTENECE A E.L
28) Elija cuales de las siguientes características corresponden al método hipotético deductivo:
• Es falsable si existe al menos un falsador potencial.
• Para poner a prueba una hipótesis hace falta extraer de ella una consecuencia observacional.
37) Indique a cual/es de las dos corrientes estudiadas corresponde en las afirmaciones, E.L – R.C –
Ambas:
“No exigiré que un sistema científico pueda ser seleccionado en un sentido positivo; pero si se que
pueda ser susceptible de selección por medio de contrastes o pruebas empíricas”. Pertenece al R.C.
UNIDAD 3
LA RESPUESTA A LA CRISIS.
Para que una anomalía provoque crisis, debe ser algo más que una simple anomalía. Debemos preguntarnos
qué es lo que hace que una anomalía parezca merecer un examen de ajuste y para esta pregunta no existe
una respuesta general.
A veces, una anomalía pondrá en tela de juicio generalizaciones explicitas y fundamentales de un paradigma,
o puede provocar una crisis si las aplicaciones que inhibe tienen una importancia práctica particular, o el
desarrollo de la ciencia normal puede transformar una anomalía que, antes había sido sólo una molestia, en
causa de crisis.
Todas las crisis, se inician con la confusión de un paradigma y el aflojamiento consiguiente de las reglas para
la investigación normal. La investigación durante las crisis se parece a la tiene lugar en los periodos anteriores
a los paradigmas, con excepción de que en el primer caso el lugar de la diferencia es más pequeño y mucho
mejor definido.
CONCLUSION.
Su crítica a la CTC se dirige a la concepción del método, a la concepción de la observación, a su ámbito
normativo y demarcacionista y a su énfasis por la justificación con el consiguiente desprecio por la historia de
las ciencias. Feyerabend responde con su principio de proliferación (todo vale) y su metodología pluralista.
Además, responde con su propuesta contrainductiva y el señalamiento de los prejuicios que subyacen a la
observación.
Por último, este autor denuncia a la ciencia como una forma de ideología contemporánea que pretende
monopolizar la verdad y a la sociedad en tanto que sometida de manera irreflexiva a la autoridad de la ciencia.
Además, denuncia que la misma se apoya no en la verdad que supuestamente “la ciencia” revela y custodia,
sino en estrategias sociales “no argumentativas”, persuasivas unas, coercitivas otras, valorativas todas.
CUENTOS DE HADAS.
Todas las ideologías deben verse en perspectiva, Debemos leerlas como cuentos de hadas que tienen
muchas cosas interesantes que decir, pero que también contienen mentiras perversas.
A la ciencia le debemos nuestra mayor libertad intelectual ante las creencias religiosas; a la ciencia le
debemos la liberación de la humanidad ante las antiguas y rígidas formas de pensamiento. Hoy estas formas
de pensamiento no son más que pesadillas.
Toda ideología que rompe las cadenas que un sistema general de pensamiento ha puesto a la mente de los
hombres contribuye a la liberación del hombre. Cualquier ideología que haga que el hombre cuestione las
creencias heredadas constituye una ayuda para la ilustración. Gracias a esto se dice que la ciencia de los
siglos XVII y XVIII fue un instrumento de liberación e ilustración.
Esto, no significa que la ciencia deba continuar siendo semejante instrumento. No hay nada inherente a la
ciencia o a ninguna otra ideología que la haga esencialmente liberadora.
Por ejemplo, considérese la función que la ciencia desempeña hoy en la educación. Se enseña “hechos”
científicos a muy tierna edad y en la misma forma que los “hechos” religiosos se enseñaban hace sólo un
siglo, no se hace ningún intento por despertar las capacidades críticas del alumno para que pueda ver las
cosas en perspectivas.
La sociedad y sus instituciones son criticadas con toda severidad pero la ciencia queda exenta de crítica. En
la sociedad en general, el juicio del científico es recibido con la misma reverencia con que se aceptaba el
juicio de los obispos y cardenales. La ciencia se ha vuelto tan opresiva como las ideologías con que antes
tuvo que luchar.
Este autor dice que la ciencia se ha vuelto rígida, que ha dejado de ser instrumento de cambio y liberación, sin
añadir que ha encontrado la verdad o una gran parte de ella. Pero la rigidez de la ciencia no se debe al
capricho humano, está en la naturaleza de las cosas, pues, una vez que se ha descubierto la verdad, ¿qué
otra cosa se puede hacer sino seguirla?
“Verdad” es una palabra convenientemente neutral, nadie negaría que es recomendable decir la verdad, y
malo decir mentiras. Sin embargo, nadie sabe a qué equivale semejante actitud moral. Así, es fácil tergiversar
las cosas y cambiar la lealtad a la verdad en los asuntos cotidianos en una lealtad a la verdad de una
ideología que no es sino la defensa dogmática de tal ideología.
La vida humana es guiada por muchas ideas, la verdad es una de ellas, la libertad y la independencia mental
son otras. Si la verdad entra en conflicto con la libertad, podemos abandonar la libertad o también podemos
abandonar la verdad.
Su crítica a la ciencia moderna es que inhibe la libertad de pensamiento. Si la razón es que ha encontrado
la verdad y ahora la sigue, entonces Feyerabend dice que hay cosas mejores que primero encontrar, y
después seguir a semejante monstruo.
Existe un argumento para defender la posición excepcional que la ciencia ocupa hoy en sociedad. El
argumento dice que:
I) La ciencia ha encontrado finalmente un método correcto para lograr resultados y,
II) Hay muchos resultados para probar la excelencia del método.
Este argumento es erróneo, pero la mayor parte de los intentos por mostrarlo conducen a un callejón sin
salida.
Hoy, la metodología está tan atestada de vana sofistería que es sumamente difícil percibir los sencillos errores
que hay en la base. En esa situación, la única respuesta es la superficialidad: cuando la sofistería pierde
contenido, entonces la única manera de mantenerse en contacto con la realidad es mostrarse burdo y
superficial.
CONTRA EL METODO.
Hay un método, dice la parte I del argumento, ¿Cuál es? ¿Cómo funciona? Una respuesta es que la ciencia
trabaja recabando hechos e infiriendo teorías de ellos.
Esta respuesta es insatisfactoria ya que las teorías nunca se siguen de los hechos en el estricto sentido
lógico. Decir que pueden ser apoyadas por los hechos presupone un concepto de apoyo que a) muestra hoy
este defecto y es b) lo bastante refinado para permitirnos decir hasta qué punto, por ejemplo, la teoría de la
relatividad es apoyada por los hechos.
Según los convencionalistas e idealistas trascendentales, las teorías modelan y ordenan los hechos y que por
lo tanto se les puede retener, venga lo que venga, porque el cerebro humano consciente o inconscientemente,
siguió adelante con función ordenadora. Lo malo de estas opiniones es que presuponen para la mente lo que
desean explicar para el mundo.
Solo hay una opinión que supera todas esas dificultades, fue inventada por Mill y por algunos darwinianos,
Esta opinión dice que no es posible justificar las teorías ni es posible mostrar su excelencia sin referirse
a otras teorías. Podemos explicar el triunfo de una teoría por referencia a una teoría más general y podemos
explicar nuestra preferencia por ella comparándola con otras teorías.
Semejante comparación no establece la excelencia de la teoría que se ha elegido. A decir verdad, la teoría
que se ha elegido puede ser bastante mala, pero aun así puede ser mejor que ninguna otra teoría de que se
disponga por entonces.
Nuestro refinamiento aumenta con cada elección que hacemos, y así también nuestras normas. Las normas
compiten exactamente como las teorías y nosotros elegimos las normas más apropiadas para la situación
histórica en que se hace la elección. Las opciones rechazadas no quedan eliminadas, sirven como correctivos
y también explican el contenido de las ideas preferidas.
El conocimiento así concebido es un océano de alternativas canalizadas y subdivididas por un océano de
normas. Obliga a nuestro cerebro a hacer elecciones imaginativas y, así, la hace crecer. Hace que nuestra
mente sea capaz de elegir, imaginar y criticar.
Hoy, esta opinión es relacionada con el nombre de Karl Popper, pero existen algunas diferencias entre Popper
y Mill:
• Para empezar, Popper desarrolló su idea para resolver un problema especial de epistemología: quería
resolver el “problema de Hume”. Mill, por su parte, se interesa en condiciones favorables al crecimiento
humano, su epistemología es resultado de cierta teoría del hombre, y no al revés.
• También, Popper mejora la forma lógica de una teoría antes de analizarla, mientras que Mill emplea
cada teoría en la forma en que surge en la ciencia.
• En tercer lugar, las normas de Popper son rígidas y fijas, mientras las normas de Mill pueden cambiar
con la situación histórica.
• Por último, las normas de Popper eliminan las competencia de una vez por todas; las teorías que no
son falsables, o que son falsables y falsadas; no tienen lugar en la ciencia. Las normas de Popper son
claras, inequívocas, precisamente formuladas; las normas de Mill no lo son.
Esto sería una ventaja si la ciencia misma fuera clara, inequívoca y precisamente formulada. Por fortuna no lo
es.
Para empezar, nunca se ha formulado una nueva y revolucionaria teoría científica de tal manera que nos
permita decir en qué circunstancias hemos de considerarla en peligro: muchas teorías revolucionarias son
infalsables. Existen versiones falsables, pero casi nunca están en acuerdo con los planteamientos básicos
aceptados: toda teoría moderadamente interesante es falsada. Además, las teorías tienen fallas formales,
muchas de ellas contienen contradicciones, ajustes ad hoc, etc.
Las normas popperianas eliminarían la ciencia sin remplazarla por algo comparable. Son inútiles como
auxiliares para la ciencia.
Varios pensadores han comprendido esto, entre ellos Kuhn y Lakatos:
Las ideas de Kuhn son interesantes, pero son demasiado vagas para hacer surgir algo que no sea aire
cliente. Kuhn alienta a cierta gente que no tienen la menor idea de por qué una piedra cae al suelo, a hablar
con aplomo acerca del método científico. No tenemos ideas falsas interesantes, recibimos ideas aburridas o
palabras que no van conectadas a ninguna idea. Cada vez que tratamos de hacer más definidas las ideas de
Kuhn, encontramos que son falsas.
Lakatos es más refinado que Kuhn. En lugar de teorías, él considera programas de investigación que son
secuencias de teorías conectadas por métodos de modificación, la llamada heurística. En cada secuencia,
cada teoría puede estar llena de fallas. Puede ser víctima de anomalías, contradicciones y ambigüedades. Lo
que cuenta no es la forma de las teorías en particular, sino la tendencia que muestra toda la secuencia.
Se dice que un programa de investigación progresa si la secuencia de teorías conduce a nuevas predicciones.
Se dice que degenera si queda reducido a absorber hechos que se han descubierto sin su ayuda.
Un rasgo decisivo de la metodología de Lakatos es que tales evaluaciones ya no están atadas a las reglas
metodológicas que dicen al científico que debe retener o abandonar un programa de investigación. Esto
significa que, Lakatos ofrece palabras que suenan como los elementos de una metodología; no ofrece una
metodología. No existe hoy un método de acuerdo con la metodología más avanzada.
CONTRA LOS RESULTADOS.
Según la parte II, la ciencia merece una posición especial porque ha producido resultados. Esto solo es
argumento si se puede dar por sentado que ninguna otra cosa ha producido jamás resultados. No es fácil
demostrar que la suposición es falsa.
Hemos llegado a conocer métodos médicos de diagnostico y terapia que son eficaces y que sin embargo se
basan en una ideología que es radicalmente distinta de ideología de la ciencia occidental. Hemos aprendido
que hay fenómenos como la telepatía y la telequinesis que son desdeñados por el enfoque científico y que
pueden emplearse para hacer investigaciones en forma totalmente nueva.
El hecho de que la ciencia tenga resultados cuenta en su favor sólo si estos resultados fueron logrados
exclusivamente por la ciencia y sin ninguna ayuda exterior. Una ojeada a la historia nos muestra que la ciencia
casi nunca obtiene resultados de esta manera.
La mecánica y la óptica deben mucho a artesanos, la medicina y la óptica a parteras y brujas. Y en nuestra
propia época hemos visto cómo la intromisión del Estado puede hacer avanzar la ciencia. Los grandes
avances científicos se deben a una intervención exterior que logra prevalecer ante la más básica y
“racionales” reglas metodológicas.
La ciencia ha hecho muchas cosas, pero también lo han hecho otras ideologías. La ciencia procede a menudo
sistemáticamente, pero también lo hacen otras ideologías, y además, no existen reglas supremas a las que
haya que adherirse en toda circunstancia; no hay una “metodología científica” que pueda emplearse para
separar la ciencia de todo lo demás.
La ciencia es sólo una de las muchas ideologías que impulsan a la sociedad y debe ser tratada como
tal.
¿Qué consecuencias podemos sacar de este resultado? La consecuencia más importante es que debe haber
una separación formal entre Estado y ciencia.
La ciencia puede influir sobre la sociedad, pero sólo hasta el punto en que está autorizado a influir sobre la
sociedad. Se puede consultar a los científicos sobre proyectos importantes, pero el juicio debe dejarse a
cuerpo consultores democráticamente elegidos.
La ciencia no es un libro cerrado que sólo se comprende tras años de preparación. Es una disciplina
intelectual que puede ser examinada y criticada por cualquiera que se le interese, y que sólo parece difícil y
profunda por causa de una campaña sistemática de ofuscación emprendida por muchos científicos. Los
órganos del Estado nunca deber vacilar en rechazar el juicio de los científicos cuando tengan razón para
hacerlo. Tal rechazo educará al público en general, lo hará más confiado y así podrá conducir a una mejora.
Las ideologías son maravillosas cuando van en compañía de otras ideologías. Se vuelven aburridas y
doctrinarias en cuanto sus méritos les hacen suprimir a sus adversarios.
LA EDUCACION Y EL MITO.
El método de educación consiste frecuentemente en la enseñanza de algún mito básico. Este, aparece en
varias versiones, pueden enseñarse versiones más avanzadas mediante mitos de iniciación que con toda
firmeza los implantan en la mente.
Conociendo el mito, el adulto puede explicarlo casi todo. Es el amo de la naturaleza y la Sociedad, las
comprende a ambas y sabe cómo interactuar con ellas. Sin embargo, no es el amo del mito que guía su
entendimiento.
Ese ulterior dominio fue a lo que tendieron y en parte lograron los presocráticos. Estos no solo trataron de
comprender el mundo, también trataron de comprender y dominar los medios de comprender el mundo. En
vez de concentrarse con lo mito, crearon muchos y así redujeron el poder que un relato bien contado ejerce
sobre los cerebros del hombre.
Cuando se enseña un mito se quiere aumentar la oportunidad de que sea comprendido, creído y aceptado.
Esto no causa ningún daño cuando el mito es contraequilibrado por otros mitos (como es el caso del
cristianismo). En el caso de la ciencia o del racionalismo donde el campo está casi enteramente dominado por
los creyentes. En este caso, es de máxima importancia fortalecer las mentes de los jóvenes y esto significa,
fortalecerlos contra toda fácil aceptación de ideas comprehensivas.
Feyerabend dice que lo que se necesita es una educación que haga a la gente contraria, contrasugestiva
sin hacerla incapaz de dedicarse a la elaboración de una sola visión. Pero, ¿Cómo alcanzar este objetivo?
Se la puede alcanzar protegiendo la enorme imaginación que poseen los niños y desarrollando al máximo el
espíritu de contracción que existe en ellos. En general, los niños son mucho más inteligentes que sus
maestros. Sucumben y entregan su inteligencia porque se les acobarda o porque sus profesores los dominan
por medios emocionales.
Aquí, la ciencia no debe recibir ninguna posición especial, salvo para indicar que hay muchas personas que
creen en ella. Más adelante, los cuentos narrados podrán ser complementados con “razones”, y por razones
quiere decir nuevos relatos del tipo que se encuentra en la tradición a la que pertenece el cuento. Y desde
luego, también habrá razones contrarias.
Tanto las razones como las razones contrarias será explicadas por los expertos en la disciplina y así la
generación joven entrará en contacto con todo tipo sermones y todo tipo de disidentes. Así, serán científicos
sin haber sido engañados por la ideología de la ciencia, serán científicos porque han hecho una elección libre.
El progreso de la ciencia, depende de las ideas nuevas y de la libertad intelectual: la ciencia muy a menudo ha
avanzado por obra de extraños. La mayoría de los científicos de hoy carecen de ideas, están llenos de miedo,
decididos a producir algún mísero resultado que añadir al diluvio de míseros escritos que hoy constituyen el
“progreso científico” en muchos terrenos.
Muchas personas podrán escoger la ciencia, pues una ciencia dirigida por agentes libres parece mucho más
atractiva que la ciencia de hoy que es gobernada por esclavos, esclavos de instituciones y esclavos de la
“razón”. Los científicos no desempeñarán una función predominante en la sociedad que Feyerabend
considera, quedarán más que contrapesados por magos o sacerdotes o astrólogos.
Casi todos nosotros tenemos la firme creencia de que al menos algún tipo de verdad se ha encontrado, que
se le debe conservar y que el método de enseñar que Feyerabend propone y la forma de sociedad que
defiende lo diluirán hasta hacerlo desaparecer. Pero lo que se debe considerar es que la ausencia de buenas
razones contrarias se debe a un accidente histórico: no yace en la naturaleza de las cosas.
Se supone que nosotros abandonaremos nuestras inclinaciones egoístas. Estas inclinaciones son nuestro
deseo de máxima libertad de pensamiento en la sociedad en que vivimos, hoy máxima libertad no sólo de un
tipo abstracto sino expresada en instituciones y métodos de enseñanza apropiados.
Este deseo de una libertad física e intelectual concreta en lo que nos rodea debe abandonarse, por el
momento. Esto presupone, primero, que no necesitamos esta libertad para nuestra tarea, que podemos
cumplir con nuestra tarea con una mente firme, cerrada a algunas opciones. Además, presupone que la
manera correcta de liberar a otros ya se encontró, y que todo lo que se necesita es llevarla adelante.
¿Significa esto que no podemos actuar en absoluto? No; pero significa que mientras actuamos hemos de
intentar realizar tanto de la libertad que Feyerabend ha recomendado que nuestras acciones puedan ser
corregidas a la luz de las ideas que recibimos al ir aumentando nuestra libertad.
También, nosotros deseamos liberar a la gente, no hacerla sucumbir a un nuevo tipo de esclavitud sino
hacerla comprender sus propios deseos, por muy diferentes que estos puedan ser de los nuestros. ¿Por qué
ha de querer alguien liberar a alguien más? Porque la libertad es la mejor guía hacia el libre desarrollo y así
hacia la felicidad. Queremos liberar a otros para que puedan sonreír.
La tarea más ardua necesita la mano más ligera, o su realización no conducirá a la libertad sino a una
tiranía mucho peor que la reemplaza.
INTRODUCCION.
“La ciencia es una empresa esencialmente anarquista: el anarquismo teórico es más humanista y más
adecuado para estimular el progreso que sus alternativas basadas en la ley y el orden”.
El anarquismo es, sin embargo, una medicina excelente para la epistemología y para la filosofía de la ciencia.
La historia en general, y la historia de las revoluciones en particular, es siempre más rica en contenido, más
variada, más multilateral y más viva e ingeniosa de lo que incluso el mejor historiador y el mejor metodólogo
pueden imaginar. Esta, está repleta de “accidentes y coyunturas, y curiosas yuxtaposiciones de eventos”
Esto nos demuestra la “complejidad del cambio humano y el carácter imprescindible de las últimas
consecuencias de cualquier acto o decisión de los hombres”.
Los observadores han llegado a dos conclusiones prácticas muy importantes sobre éste carácter del proceso
histórico. La primera es que para llevar a cabo su tarea, la clase revolucionaria debe ser capaz de dominar
todas las formas y aspectos de la actividad social sin excepción. La segunda es que, esta clase
revolucionaria, debe estar preparadapara pasar de una a otra de la manera más rápida e inesperada.
Las condiciones externas no le permiten al científico ser demasiado estricto en la construcción de su mundo
conceptual mediante la adhesión a un sistema epistemológico. Un medio complejo que abarca desarrollos
sorprendentes e imprescindibles exige procedimientos complejos y desafía el análisis basado en reglas
establecidas de antemano y que no tienen en cuenta las condiciones, siempre cambiantes, de la historia.
La historia de la ciencia, no consta de hechos y de conclusiones derivadas de los hechos. Contiene también
ideas, interpretaciones de hechos, problemas creados por interpretaciones conflictivas, errores, etc. La ciencia
no conoce “hechos desnudos” en absoluto, sino que los “hechos” que registra nuestro conocimiento ya están
interpretados de alguna forma y son, por tanto, esencialmente teóricos.
Siendo esto así, la historia de la ciencia será tan compleja, caótica y llena de errores como las ideas que
contiene y a su vez, estas ideas serán tan complejas, caóticas, llena de errores y divertidas como las mentes
de quienes las inventado.
De modo inverso, un ligero lavado de cerebro conseguirá convertir la historia de la ciencia en algo más
insípido, más simple, más informe, más “objetivo” y más fácilmente accesible a un planteamiento por reglas
estrictas e incambiables.
La educación científica, apunta a este objetivo, tal educación simplifica “la ciencia” simplificando a sus
participantes: en primer lugar, se define un domino de investigación. A continuación, el dominio se separa del
resto de la historia y recibe una “lógica propia”. Después, un entrenamiento completo en esa lógica
condicionada a quienes trabajan en dicho dominio. Con ello se consigue que sus acciones sean más
uniformes y al mismo tiempo se congelan grandes partes del proceso histórico.
“Hechos” estables surgen y se mantienen a pesar de las vicisitudes de la historia. Una parte esencial del
entrenamiento que posibilita la aparición de tales hechos consiste en el intento de inhibir las instituciones que
pudieran llevar a hacer borrosas las fronteras. La religión de una persona, por ejemplo, o su metafísica, o su
sentido del humor (natural) no deben tener el más mínimo contacto con su actividad científica.
Su imaginación queda restringida, e incluso su lenguaje deja de ser el suyo propio. Esto se refleja, a su vez,
en el carácter de los “hechos” científicos, que se experimentan como si fueran independientes de la opinión,
creencia, y del trasfondo cultural.
Resulta así posible crear una tradición que se sostenga por medio de reglas estrictas, y que alcance además
cierto éxito. ¿Pero es deseable apoyar una tal tradición en la exclusión de cualquier otra cosa?
La respuesta de Feyerabend va a ser un firme y rotundo NO. Y existen dos razones por las que su respuesta
parece ser adecuada:
• La primera consiste en que el mundo que deseamos explotar es una es una identidad en gran medida
desconocida. Debemos por tanto mantener abiertas nuestras opciones y no restringirlas de antemano.
• La segunda razón estriba en que una educación científica tal y como descrita antes no puede
reconciliarse con una actitud humanista. Dicha educación “mutila” por compresión cada parte de la
naturaleza humana que sobresalga y que tienda a diferenciar notablemente a una persona del patrón
de los ideales de racionalidad establecidos por la ciencia o por la filosofía de la ciencia.
El intento de aumentar la libertad, de procurar una vida plena y gratificadora, y el correspondiente intento de
descubrir los secretos de la naturaleza y del hombre implican, por tanto, el rechazo de criterios universales
y de todas las tradiciones rígidas.
Los anarquistas profesionales se oponen a cualquier tipo de restricción y piden que se permita al individuo
desarrollarse libremente, desembarazado de leyes, obligaciones o deberes. A veces, las leyes del método
científico, o aquello que un escritor particular concibe como leyes del método científico han sido importadas en
el mismo anarquismo.
“El anarquismo es una concepción del mundo que se basa en una explicación mecánica de todos los
fenómenos”. Su método de investigación es el de las ciencias naturales exactas y no está nada claro que la
investigación científica exija una libertad absoluta de palabra y de debate. Por el contrario, la evidencia
sugiere que ciertos tipos de esclavitud no suponen ningún obstáculo en el camino de la ciencia.
No hay nada que nos obligue a temer que la disminución del interés por la ley y el orden por parte de la
ciencia y de la sociedad, que caracteriza a un anarquismo de este tipo, conduzca al caos.
CAPITULO I.
“Lo anterior se demuestra tanto por un examen de episodios históricos como por un análisis abstracto de la
relación entre idea y acción. El único principio que no inhibe el progreso es: todo sirve”.
La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorios que rijan el
quehacer científico tropieza con dificultades considerables al ser confrontada con los resultados de la
investigación histórica.
Se descubre entonces que no hay una sola regla que no sea infringida en una ocasión u otra. Resulta
evidente que esas infracciones no son sucesos accidentales, sino que son necesarias para el progreso. En
realidad, uno de los rasgos más llamativos de las recientes discusiones en historia y filosofía de la ciencia
consiste en la toma de conciencia de que sucesos y desarrollos, sólo ocurrieron o bien porque algunos
pensadores decidieron no someterse a ciertas reglas “obvias” o porque las violaron involuntariamente.
Está práctica liberal, no constituye sólo un mero hecho de la historia de la ciencia, sino que es razonable y
absolutamente necesaria para el desarrollo del conocimiento. Dada cualquier regla por muy “fundamental” o
“necesaria” que sea para la ciencia, siempre existen circunstancias en las que resulta aconsejable no sólo
ignorar dicha regla, sino adoptar su opuesta.
Hay circunstancias en las que la argumentación pierde su prometedor aspecto o se convierte en un obstáculo
para el progreso. Nadie estaría dispuesto a afirmar que la educación de los niños consiste exclusivamente en
una materia de argumentación, y casi todos coinciden ahora en que lo que parece un resultado de la razón se
debe en parte a la enseñanza y en parte a un proceso de crecimiento que se desarrolla con la fuerza de la ley
natural. Y donde los argumentos parecer tener efecto, éste se debe más a menudo a su repetición física que a
su contenido semántico.
Se tiene que aceptar también la posibilidad de crecimiento no-argumentativo en el adulto así como
instituciones tales como la ciencia, la religión, etc. Debería de esperarse que los cambios catastróficos del
contorno físico, habrán de transformar también los modelos de reacción del adulto, incluidos importantes
modelos de argumentación.
Esta transformación puede ser también un proceso completamente natural, y la única función de la
argumentación racional quizás radique en aumentar la tensión mental que precede y causa la explosión de la
conducta.
La enseñanza de criterios y su defensa nunca consiste en su mera colocación ante la mente y en exponerlos
tan claros como sea posible. Los criterios tienen también una eficacia causal máxima. Esto hace muy difícil
distinguir entre la fuerza lógica y el efecto material de un argumento. Será muy inhábil para descubrir que la
llamada de la razón a la que sucumbe con tanta facilidad, no es otra cosa que una maniobra política.
Que los intereses, fuerzas, propaganda y técnicas de lavado de cerebro juegan un papel mucho mayor de lo
que comúnmente se cree en el desarrollo del conocimiento y de la ciencia, puede descubrirse también por
medio de un análisis de la relación entre idea y acción.
Primero, tenemos una idea, o un problema, después actuamos, es decir, hablamos o construimos o
destruimos. Ciertamente no es este el modo en que los niños se desarrollan. No existe ninguna razón por la
que este mecanismo deje de funcionar en el adulto. Debemos esperar, por ejemplo, que la idea de libertad,
sólo pueda aclararse por medio de las mismas acciones que se supone crean la libertad
La creación es una cosa, y la creación más la comprensión completa de una idea correcta de la cosa,
constituyen muy a menudo partes de uno y el mismo proceso indivisible y no pueden separarse sin provocar
la detención del proceso.
El proceso mismo no está dirigido por un programa bien definido, y no puede estar dirigido por un tal
programa porque es el proceso el que contiene las condiciones de realización de todos los programas
posibles. Antes bien, está dirigido por un vago impulso, por una “pasión”. Esta, da lugar a una conducta
especifica que a su vez crea las circunstancias y las ideas necesarias para analizar y explicar el proceso, para
hacerlo “racional”.
Se parte de una fuerte creencia que va contra la razón y la experiencia contemporáneas. La creencia se
extiende y encuentra apoyo en otras creencias que son igualmente irrazonables, si no es que lo son más. La
investigación se disgrega a partir de ahora en nuevas direcciones, se construyen nuevos tipos de
instrumentos, se relaciona de forma nueva la “evidencia” con las teorías, hasta que surge una ideología que
es bastante rica para proporcionar argumentos independientes para cualquier zona particular de ella y
bastante ágil para encontrar tales argumentos siempre que parezcan necesarios.
Las teorías deviene claras y “razonables” sólo después de que las partes incoherentes de ellas han sido
utilizadas durante largo tiempo. Así, este prologo irrazonable, ametódico y sin sentido resulta ser un
prerrequisito inevitables de claridad y éxito empírico.
Al intentar describir y comprender de modo general desarrollos de esta clase, estamos obligados a recurrir a
formas de hablar existentes que no tienen en cuenta esos desarrollos y que han de ser deformadas, mal
empleadas y forzadas a entrar en nuevos esquemas, con el fin de ajustarlos a situaciones impuestas (sin un
mal uso constante del lenguaje no puede haber ni descubrimiento, ni progreso.
Además, puesto que las categorías tradicionales son el evangelio del pensamiento cotidiano (incluido el
pensamiento científico) y de la práctica cotidiana (tal intento por aprender) presenta en efectos reglas y formas
de pensamiento y acción falsos desde el punto de vista del sentido común (científico). Así es como el
pensamiento dialectico surge como forma de pensamiento que “reduce a la nada las detalladas
determinaciones del entendimiento”, incluida a la lógica formal.
EL uso frecuente que hace Feyerabend de términos como “progreso”, “avance”, etc. no significa que pretenda
poseer un conocimiento especial sobre lo que es bueno y malo en ciencia, ni que desea imponer dicho
conocimiento a los lectores. Cada cual puede leer estos términos a su manera y de acuerdo con la tradición a
la que pertenezca.
Así, para un empirista, “progreso” significará pasar a una teoría que proporciona pruebas empíricas directas
para la mayor parte de sus supuestos básicos, para otros, “progreso” puede significar unificación y armonía.
Su tesis es que el anarquismo estimula el progreso cualquiera que sea el sentido en que se tome este
término.
Resulta claro, que la idea de un método fijo o la idea de una teoría fija de la racionalidad, descansa sobre una
concepción excesivamente ingenua del hombre y de su contorno social. Solo hay un principio que puede
defenderse bajo cualquier circunstancia y en todas las etapas del desarrollo humano, y este principio es el que
Feyerabend lo llama “todo sirve”.
CAPITULO II.
“Es posible hacer uso de hipótesis que contengan teorías bien confirmadas y/o resultados experimentales bien
establecidos. Se puede hacer avanzar la ciencia procediendo contrainductivamente”.
Examinar el principio de “todo sirve” significa investigar las consecuencias de “contrarreglas” que se oponen a
ciertas reglas de la empresa científica. Para ilustrar como se hace esto, considérese la regla que afirma que la
“experiencia” o los “hechos” o los “resultados experimentales” es lo que mide el éxito de nuestras teorías, que
el acurdo entre un teoría y los “datos” favorece la teoría, mientras que el desacuerdo la perjudica e incluso nos
obliga a eliminarla. Esta regla, constituye un elemento importante de todas las teorías de la confirmación y la
corroboración, es l esencia del empirismo.
La “contrarregla” nos aconseja introducir y elaborar hipótesis que sean inconsistentes con teorías bien
establecidas y/o con hechos bien establecidos. Nos aconseja proceder contrainductivamente.
¿Es la contrainducción más razonable que la inducción? Feyerabend contesta esta cuestión en dos etapas:
En primer lugar, examinará la contrarregla que nos recomienda desarrollar hipótesis inconsistentes con
teorías aceptadas y altamente confirmadas. Luego, pasara a examinar la contrarregla que nos recomienda
desarrollar hipótesis inconsistentes con hechos bien establecidos. Las conclusiones se resumen del siguiente
modo:
Respecto al primer caso, resulta que la evidencia que podría refutar una teoría a menudo solo puede sacarse
a la luz con ayuda de una alternativa incompatible: la recomendación de usar alternativas solo cuando las
refutaciones hayan desacreditado ya la teoría ortodoxa, equivale a colocar el carro delante del caballo.
Además, algunas de las propiedades formales se descubren por contraste, no por análisis.
Un científico que desee maximizar el contenido empírico de los punto de vista que sustenta y que quiera
comprenderlos tan claro como sea posible, tiene que introducir otros puntos de vista, es decir, tiene que
adoptar una metodología pluralista. Esta, consiste en comparar sus ideas con otras ideas más bien que con
la “experiencia”, e intentar mejorar, en lugar de excluir, los puntos de vista que hayan sucumbido en esta
competición.
El conocimiento no consiste en una serie de teorías auto-consistentes que tiende a converger en una
perspectiva ideal; no consiste en un acercamiento gradual hacia la verdad. Por el contrario, el conocimiento es
un océano, siempre en aumento, de alternativas incompatibles entre sí (y tal vez inconmensurables) toda
teoría particular, todo cuento de hadas, todo mito, forman parte del conjunto que obliga al resto a una
articulación mayor, y todos ellos contribuyen al desarrollo de nuestro conocimiento. No hay nada establecido
para siempre.
La historia es esencial para el desarrollo posterior de una ciencia, así como para dar contenido a las
teorías involucradas por dicha ciencia en cualquier momento particular.
La segunda contrarregla a favor de hipótesis que sean inconsistentes con las observaciones, los hechos y los
resultados experimentales no necesita ninguna defensa especial. No existe una sola teoría interesante que
concuerde con todos los hechos conocidos de su dominio.
La cuestión, por tanto, no consiste en saber si habría que admitir teorías contrainductivas en ciencia, sino en
saber si las discrepancias existentes entre teoría y hecho deberían aumentarse o disminuirse, o en saber qué
otra cosa cabría hacer con ellas.
Los informes observacionales, los resultados experimentales, y los enunciados “factuales” o bien incluyen
supuestos teóricos, o bien los afirman por la manera en que se usan. Existen circunstancias ordinarias en las
que nuestros sentidos son capaces de ver el mundo “tal y como reamente es”, y de que existen otras
circunstancias, no menos ordinarias, en las que los sentidos se equivocan. Algunas de nuestras impresiones
sensoriales son verídicas, mientras que otras no lo son.
Normalmente se da también por supuesto que el medio material que existe entre el objeto y nosotros no
ejerce ninguna influencia distorsionante, y que tal física que establece el contacto, transporta una imagen
verdadera. Sin embargo, todas estas afirmaciones son supuestos abstractos que modelan nuestra
contemplación del mundo y no son susceptibles de crítica directa. Por lo general no somos conscientes de
ellos y sólo reconocemos sus efectos cuando nos tropezamos con una cosmología completamente diferente.
El material de que dispone el científico se estructura de la misma forma, dicho material incluye también
principios que no se conocen y que, si fueran conocidos, resultarían extremadamente difíciles. Una teoría
puede chocar con la evidencia no porque la teoría misma sea incorrecta, sino porque la evidencia esté
contaminada.
¿Cómo descubrir el tipo de mundo que presuponemos cuando nos comportamos del modo que lo hacemos?
No podemos descubrirlo desde dentro, necesitamos un criterio externo de crítica, necesitamos un conjunto de
supuestos alternativos, necesitamos construir un mundo alternativo completo, necesitamos un mundo soñado
para descubrir los rasgos del mundo real en el que creemos habitar.
El primer caso en la crítica de los “hechos”, debe ser por tanto un intento por romper este círculo. Se debe
inventar un nuevo sistema conceptual que mantenga en suspenso, o choque con, os resultados
experimentales más cuidadosamente establecidos, que confunda los principios teóricos más plausibles, y que
introduzca percepciones que no formen parte del mundo perceptual existente. Este paso también es
contrainductivo.
La contrainducción es siempre razonable y siempre proporciona una ocasión de éxito.
La intención de este auto no es sustituir un conjunto de reglas generales por otro conjunto, sino que su
intención es convencer al lector de que todas las metodologías, incluidas las más obvias, tienen sus límites.
La mejor manera de hacer ver esto consiste en demostrar los límites, e incluso la irracionalidad, de alguna de
las reglas que la metodología, o el lector gustan considerar como básicas.
EPISTEMOLOGIA Y SOCIEDAD – FOLLARI.
CUESTIONARIO 3
6) Según la NFC:
• La observación no es neutral.
7) Elija cual de las siguientes afirmaciones describe la concepción de la ciencia de la NFC:
• La ciencia es la actividad de una comunidad científica situada en un momento histórico
determinado.
9) Indique cuales de las afirmaciones referidas al texto de Pérez Ranzans son verdaderas:
• La NFC no considera importante sostener la distinción entre descubrimiento y justificación.
• La NFC considera que toda observación lleva carga teórica.
11) Decida si la siguiente afirmación describe el concepto de: Anomalía – Cambio Gestáltico – Enigma:
“Guiados por un nuevo paradigma, los científicos adoptan nuevos instrumentos y buscan en lugares
nuevos. Lo que es todavía más importante, durante las revoluciones los científicos ven cosas nuevas y
diferentes al mirar con instrumentos conocidos en lugares en los que ya habían buscado antes”
Corresponde al CAMBIO GESTALTICO.
13) Indique cual de las siguientes afirmaciones NO corresponde a la NFC, sino a la CTC:
• El contexto de descubrimiento es irrelevante en el estudio de las teorías científicas.
15) Solo una de las siguientes afirmaciones describe a la concepción del desarrollo científico según la
NFC:
• La colección de hechos y teorías no es suficiente para comprender el desarrollo de las ciencias.
19) Indique cual de las siguientes afirmaciones sobre la posición de Kuhn es verdadera:
• La ciencia normal es una empresa altamente acumulativa.
23) Decida si la siguiente afirmación de Kuhn describe el concepto de: Inconmensurabilidad – Progreso –
Teoreticismo:
“Quienes proponen los paradigmas en competencia, se encuentra siempre, por lo menos ligeramente,
en pugna involuntaria (…) estarían, hasta cierto punto, obligados a hablar sin entenderse, aunque cada
uno de ellos podrá esperar convencer a la otra de su modo de ver la ciencia y sus problemas, ninguna
de ella podrá esperar probar su argumento”. Corresponde a INCONMENSURABILIDAD.
24) Decida si la siguiente afirmación de Kuhn se refiere al concepto de: Inconmensurabilidad – Progreso –
Teoreticismo:
“Es posible que tengamos que renunciar a la noción, explícita o implícita, de que los cambios de
paradigma llevan a los científicos, y aquellos que de tales aprenden, cada vez más cerca de la
verdad”. Corresponde a PROGRESO.