2022 El método científico bastión del desarrollo de la humanidad
La historia del Método Científico se inicia en la antigüedad. El hombre dejó de ser un
recolector de frutos y un cazador de animales para convertirse en pastor y agricultor; mediante la observación dejó de ser nómada para convertirse en sedentario. Además, por la observación pudieron asociar los movimientos de los cuerpos celestes con el tiempo y las estaciones. De esta forma el conocimiento partió de la observación de los fenómenos naturales. Con el pasar del tiempo surgen las primeras civilizaciones: los Babilonios, los Asirios, los egipcios, los griegos hasta los Balcanes que fueron privilegiados con el don del entendimiento, fueron quienes desarrollaron el “Amor a la sabiduría” y aquí fue donde comenzó a adquirir forma el Método Científico. La ciencia ha permitido cambios en el mundo, cabe aclarar que la mayoría de esas transformaciones se han dado según la época, de constante investigación utilizando el método científico sin saber que teoría era el que se estaba aplicando. Desde la prehistoria se ha hecho ciencia, es decir, los nativos de los pueblos no conocían la palabra ciencia, pero transmitían conocimiento de diferentes áreas especializadas como la astronomía, matemáticas, entre otras. Así mismo, se crearon innumerables herramientas, teorías, comportamientos de la naturaleza que han cambiado la forma de pensar y vivir de la humanidad. Lo antes formulado conduce al análisis de la siguiente pregunta ¿En qué aspecto considera usted que el método científico ha sido de mayor utilidad para la calidad de vida que hoy tiene la humanidad? El cambio climático, los transgénicos, la información genética, la energía, el envejecimiento, la inteligencia artificial, la reproducción... La cultura científica impregna cada vez más nuestro entorno. Quizá no somos conscientes, pero el conocimiento derivado de la investigación basada en el método científico nos rodea y gana protagonismo en todos los ámbitos de la sociedad. Para hablar de ello y para descartar algunos mitos no basados en la evidencia científica. Conocer los procesos a través de los que avanza la ciencia nos puede permitir tener opiniones más formadas, tomar mejores decisiones o, incluso, incidir en las prioridades sociales y políticas. La ciencia demanda cada vez más de la participación de la ciudadanía, tanto para detectar aquellas necesidades de la sociedad que pueden cubrirse mediante la generación de nuevo conocimiento como para formular nuevas hipótesis, generar datos o incluso diseñar experimentos y obtener resultados de investigación. De este paradigma han surgido conceptos como la ciencia abierta, la ciencia ciudadana o la investigación e innovación responsables, donde las personas pasan de un segundo plano a ser protagonistas. El método de la ciencia es una poderosa herramienta que evoluciona y se autocorrige. No es perfecto y puede ser mal utilizado, pero indudablemente funciona, y es el mejor método del que disponemos para encontrar la verdad, para sobrevivir como especie, para mejorar nuestra calidad de vida, para descubrir cómo funciona el universo y hasta para simplemente maravillarnos, por que como diría Richard Dawkins “la ciencia es poesía”. Pero entonces que sucede con el método científico y la religión que ha sido una batalla constante en casi todas las sociedades. En este orden de ideas, por más romántico y conciliador que suene decir que religión y ciencia se complementan o van de la mano, la realidad es que no es muy honesto afirmarlo, porque en cuanto a sus conceptos son diametralmente opuestas; históricamente, la religión ha demostrado ser hostil hacia la búsqueda objetiva del conocimiento; los fundamentos literarios religiosos revelan mucha antipatía y hasta repudio hacia la duda y la crítica. Y por más que se usen los eventos anecdóticos de sacerdotes científicos, esto no es prueba de lo contrario. Una cosa es religión, y otra diferente es una persona religiosa que por un momento depone sus dogmas y subjetividades para obtener resultados de la observación y la experimentación metódica. También, por más que se evidencie que hay puntos donde la ciencia no ha podido llegar, esto no implica que la religión sí lo haga o lo haga mejor, esto solamente implica que aún ignoramos muchos aspectos, y cerrar esas preguntas porque supuestamente la religión ya las respondió, solamente nos priva de conocer la realidad.
El modelo aristotélico tiene una gran importancia en el desarrollo del pensamiento humano,
no sólo porque permaneció largo tiempo como paradigma o forma de entender el mundo en la Historia de nuestra civilización sino porque sin conocerlo no puede entenderse el proceso de cambio de paradigma iniciado por Copérnico. Por estas razones vamos a describir la cosmología aristotélica con una cierta extensión.
Parte de la importancia de la aportación aristotélica radica en que fue el primer modelo
científico con que contó la humanidad. Su atractivo se basaba en su coherencia y en la capacidad de explicar los fenómenos observados. La Iglesia Católica lo aceptó a partir del siglo XII y el proceso de sustituir el modelo aristotélico por el de la mecánica clásica fue tan difícil, complicado y violento que recibió el nombre de Revolución Científica. El hombre en ciertas épocas, como se ha dicho, dejó huellas muy hondas en las sociedades vigentes en ese momento. Se produjeron cambios trascendentales que alteraron sustancialmente la forma de vida en dichas sociedades. Entre estas etapas históricas nos interesa puntualizar aquellos períodos en que la dimensión constructora del hombre rebasa de una manera sustancial los límites establecidos por la tradición, y, sobre todo, el período correspondiente a la revolución industrial. Como lo señalan Torres y Chavarría: "etapas históricas que implican grandes cambios sustantivos; que significan trascendentales rupturas con el pasado. Se trata de hechos humanos, de productos humanos, que marcan una época. Esto es lo que ocurre con las revoluciones técnicas". En estas épocas, el saber práctico del hombre puede estar influido o no por la ciencia. Fundamentado o no en ésta. Debe quedar claro, que, para poder hablar de una revolución tecnológica, es condición necesaria que los aspectos técnicos que la caracterizan se fundamenten considerablemente en el saber científico. La revolución industrial es la segunda revolución técnica desarrollada por la humanidad, antecedida por la revolución agrícola y sucedida por la científico-técnica."! Este proceso revolucionario que empieza a darse hacia el año de 1760 d.C., produce hondas transformaciones en la economía, el comercio y otros campos, pero también repercute de una manera muy directa en el desarrollo de la ciencia. Fue Isaac Newton, quién expuso sobre el Método Científico que: “Primero se debe inquirir las propiedades de las cosas y establecer esas propiedades mediante experimento inmediatamente se debe buscar hipótesis que expliquen estas propiedades. Las hipótesis nos van a servir tan solo explicarnos las propiedades, pero no a determinarlas porque si las hipótesis nos resuelven el problema no existiría certeza en ninguna ciencia, ya que es posible establecer muchas hipótesis que parezcan resolver todas dificultades”. Newton fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la tierra y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas. Es, a menudo, calificado como el científico más grande de todos los tiempos, y su obra como la culminación de la revolución científica El conocimiento humano es muy amplio y diverso, pero el conocimiento científico se diferencia de otros tipos de conocimiento porque surge del acuerdo y consenso entre los científicos, se desarrolla a partir de descubrimientos y conocimientos anteriores pues el conocimiento no se crea de nuevo. Es un conocimiento sometido a comprobación rigurosa; es acumulativo y universal, no es patrimonio de ningún país ni grupo humano; es un bien en sí mismo, ha tenido y tiene innumerables aplicaciones, lo cual constituye la ciencia aplicada a problemas concretos de la vida individual y social. La ciencia busca la organización sistemática del conocimiento de la realidad. Explica los hechos y fenómenos de la naturaleza; formula leyes generales y teorías, con todo lo cual busca explicar por qué ocurren los hechos y sucesos observados, pues la ciencia no se limita a describirlos.