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Serie “B” Nº 7
Sacrificio de la lfuerz¡": para que pemanezca con los que han celebrado la ñesta.
Todo participante clava un¿ lanza enun"chimpi"(asiento propio deljefe de la casa) para
simbolizar el sacrificio necesario para que la fuerza vital no se acabe, sino que siga
transmitiéndose.
Todas las invocaciones y súplicas se dirigen a WI. El P. Pellizzaro dice que la in-
terpretación de los cantos es dificultosa por el hecho que la palabra uwíse refiere a veces
a "una fuerza vital" , otras veces a la palmera y otras a los frutos de la misma. En la
exposición muy esquemática que presenté, hablo de la "fuerza" por el hecho que así se
esplicita el trasfondo de toda la fiesta. Aun un exámen superñcial h¿ce caer en la cuenta
de
un tono 'Sacramental" de la misma celebración. Es el repetirse del ciclo vital, es la reno-
nción de la vida que acontece. El tiempo en que se celebra esta fiesta es el tiempo de
maduración de la mayor parte de los frutos que el shuar encuentra en la selva, los anima-
les de la selva son más numerosos y gordos. Es el tiempo de la abundancia,la vida brota
con ügor para todos los seres. [¿ diferencia entre el tiempo de Uwi y el que lo precede
es bien marcada. Este es caracterizado por la ausencia casi total de los frutos silvestres.
Florecen los árboles de N(iitiak: producen flores blancas, pero no producen ningún fruto.
El mito de Uwi
NARRARE lo que contaban de Uwí. Antiguamente solían contar que Uwí solía
traer los alimentos, tomando el semblante de una persona. Y también solían contar que
Ntiitiok de la misma manera que Uwí, trayendo los alimentos hacía alarde dicienáo:
'Soy yo que suelo traer la comida". Aunque fuese así, verdaderamente él no trae mucha
comida. Es Uwt'gue, llegando a nuestra tierra,suele traer la abundancia. Después de
traer sus bienes, suele encontrarse por el camino con Ntiitiok. Al encontrar Nditiak le
pregunta: "Hermano mío, iadónde has ido? ,' Náiti,'k le contesta con una mentira.
"Estuve alimentando a mis hijos y ahora estoy de regreso". Pero Uwí le dice la verdad:
"Tú, hermano mío, ¿no estás regresando talvez, después de haber hecho sufrir hambre a
los hombres? ". Llegando uwt'toma el puesto de Nditiak (en nuestra tierra).
.. 18
El informante principal, Pikuir, de Chiguaza después de la exposición del mito, ha-
ce unas reflexiones sobre la necesidad de celebrar la fiesta.
'Solían decir que si no la (a IJwt) celebramos con rondas se terminarán los alimen-
tos y se llevará nuestras üdas". "De allí nació el ücho que no celebrando a Uwí con ron-
das, hemos de morir en üempo de chonta". I"¿ celebración debe desarrollarse según las
normas tradicionales y sin estropear los cantos. 'No se puede celebrar a {/w/ como
quiera, sin saber las rondas y desconociendo los cantos de súplica (onent)". "Hayquien
suele celebrar sin saber, comoquiera,y hablando de torpezas. Haciendoeso' en tiempo
de chontas, comienzan a morir improvisamente y de muchas maneras los niños por las
desgracias que manda Uwí y por sus maldiciones".
"Cuando se quiere celebrar a {Jwí hay que estar preparados y conocer bien las ron-
das, pues no se debe realizar esa celebración tontamente. . . Se debe seguir con orden des-
de el principio hasta que fermente la chicha y se tome. . . No se debe bromear conUwí
para que la chicha no deje de fermentar bien, dañándose. Sólo celebrando bien la fiesta
p poAra tomar la chicha bien fermentada. Habiendo escuchado lo que solían contar los
antiguos shuar, os puedo asegurar con certeza: que estas son sus enseñanzas. Ciertamen-
te nós avisaron que dañándose la chicha oüendo mal en lugar de fermentar, [/wr, que es
una persona, se enoja y como suele llevarse las almas de los vivientes, puede hacer morir a
nuestros hijos. Se contó también, que, comiendo los frutos, no se debe hacer caer las cás'
cafas en la ceniza, pueS, haciendo eso, Ias plantas de chonta no volverán a cargar. Si se
mezclan los frutos de chonta con la ceniza no habrá buena producción.
Talvez sea difícil poder elaborar una reflexión fenomenológica sobre los pocos da-
tos expuestos. Con todo se puede notar el papel principal que tieneel desarrollo exacto
'
de las distintas partes y como la conexión entre la celebración y el mito es bastante ló-
gica. El mito, pienso, ha sido presentado según el esquema funcionrlista y esplicitativo
de una situación vital. Se relaciona mucho con el problema de la supervivencia del
gtrupo, de la necesidad de que la naturaleza reproduzca su ciclo.
Uwf, siendo pen¡om (Uwí, aénts asa). En este caso se puede aplicar cuanto dice
Van der Leeuw cuando habla de la Potencia de la voluntad configurante del Nombre.
"El hombre que siente la obligación de ponerse en regla con una potencia, y experimen-
ta en ella la acción de una voluntad, busca de inserir esta experiencia dentro de un marco,
de separarla de otras experiencias análogas üvidas. Con esta finalidad le da un nombre.
Porque el nombre no es una designación, es una esencia conferida a una palabra". (l)
(1) Gera¡dus Vatr der Leeuw - Fenornenologfa della religione - Ed. P. Boringhieri Torino, plg. Il2
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2l
Su experiencia no es de choque con las demás componentes de su mundo; tiene
una relación de participación, no lo experimenta como ajeno, como algo totalmente
afuera de é1. Para el Shuar "las cosas no chocan duramente en el espacio, sino que parti-
cipan la una con la otra, pueden pasar la una a la otra, intervenir la una por la otra. Con-
secuentemente el hombre no procede objetivamente en relación al mundo; participa del
mundo como el mundo participa del hombre". (1)
El sacr¿mento
l.- Puede ser una celebración que produce un movimiento. [¿ misma ac-
sión moviliza la Potencia santa.
Claro que el material expuesto como marco de referensia para intentar una inter'
pretación es muy reducido. No permite un ' examen profundo de los varios aspectos de
ia fiest¿, y tal vezla diüsión de la fiesta presenta ciertos vacíos, por el hecho que el mate'
rial de análisis es muy reducido. Con todo, pienso se pueda intentar ver los elementos
expuestos arriba en la celebración de Uwí.
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fieste, aparezca a los ojos de todos. Es la potencia revitalizadora, recreadora que permite
el nacimiento, el desarrollo, la fructificación de la palmera. la palmera Uwi no es más
que un canal, a través del cual el shuar puede percibir, puede toparse con la fu'erza vital,
en resumidas cuentas con el Ser. Los cantos de súpüca (anent) describen un proceso na-
tural, el desanollo de una planta, pero reflejan la presencia de una "ftterza" indispensable t
para que acontezca.
Es Uwí el que hace desanollar la palmera. El siguiente canto puede ser ilustrativo. t
uwírusha,
l|ínío Uwiruslw, tini De mi chonta también, de clase tirá
paluwósuawa wóitsalaiya? deshojando lentamente no va?
Itúrasanke, Uwí ndatniusla ¿Cómo, Uwí con nombre t¿mbién
paluwdsuowa waniatacluiintia? deshojando poco a poco no irían?
Ia descripción del desarrollo llegó al momento en que la palmera deja caer las pri-
meras hojas y ya tiene una altura considerable. Su proceso va hacia la madurez como to-
do ser que nace va hacia esta etapa. Ins cantos de súpüca se amplían y engloban el pro-
ceso del mundo reflejado en el crecimiento de los hijos, de la hermana, de los sembríos
trabajados por la mujer.
Esa misma fuerza que está presente en la noche de la celebración, será la que reali-
zará la fermentación. El poder de Liwí es invitado para que haga burbujear el masato. A
una señal del maestro de la ccremonia, todos los participantes se agachan y aspiran para
invitar y ayudar a la "fuerza" a reahzar la fermentación. signo de bendición y de éxito
de la fiesta.
Llegada a la maduración vegetativa la palmera está liita para producir los frutos.
Ya llega el tiempo de la fecundidad.
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Hace una alusión a un mito según el cual
ros hombres tenían los senos, porque las
mujeres morían al dar a luz. Pero cuando
éstas aprendieron a dar a luz,los homb¡es
se
sacaron los pechos y se los pusieron
a las mujeres. IJegando Iluí,elmundosevuelvefe-
cundo' A la fecundidad participan hombres y animales; las mujeres y
las hembras llegan
al tiempo de ser fecundas cuando empiezan a poner los senos.
l¿ floración y la fecundación producidas por los moscos murushi son los temas
siguientes' l-a fuerza vital se transmite, crea el fruto. Ya la continuidad
está asegurada en
la potencialidad del fruto. Llega el tiempo de la maduración de los
frutos, los hombres
deben alistane para cosechar los frutos. I¿ cosecha se desarrolla
como rito, gomo una
fiesta. El shua¡ no recoge un fruto cualquiera, recoge el fruto de la vida. por
eso, no
puede manifestar desprecio en el acto de la cosecha, tiene que
tratar con respeto a los
frutos y no debe desperdiciar ninguna parte del fruto. Con el planteamiento
anterior se
comprenden las recomendaciones hechas por Pikiur al comenzar la
descripción de la fies-
ta. "Las cáscaras no se deben botar como quiera, ni darlas a las gallinas;,,,Iu,y que cui-
dar que no caiga basura en el preparado de la chicha". No se puedJ permitir
que la expre-
sión de la vida se contamine o sea utilizada mal. Es indispensable cumplir.on
,rt6 pi"r-
cripciones, para que el hombre pueda participar plenament.
¿r l" vida- Si se desprecia y
se actua torpemente, [/_wl, siendo persona, puede enojane y maldecir
impidiendá h fei_
mentación de la chicha".
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fudill¿, cuñado mío,
tu que sueles probar la chonta,
prueba esta chicha de chonta.
Negra ave chuchukia, cuñado mío,
guatusa, cuñado mío. . .
lora, cuñado mío, tú que tienes
Ias patas huecas,
y que sueles probar los frutos de chonta,
prueba también esta chicha de chonta.
Lora, cuñado mío, de ojos sucios . . .
Sajino, cuñado mío de ojos hondos,
Venado, cuñado mío,
sin dientes. . .
Kapibara, cuñado mío, de quijada hundida, . . .
I¿ lista de los animales sigue. I¡s invitan para que participen de la vida que en
esa noche de fiesta se manifiesta en la chicha de chonta.
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seressobrenaturales,un¿realidadhavenidoalaexistencia...''(7)
Es wra acción que no queda relegada a los comienzos, es una reaüdad que se revive,
que es necesario celebra¡. Si no se celebra, todo llegará a su término'Porque lafueruz
disminuye. "Es la decla¡ación repetida de un acontecimiento potente". (8)
La figura Naiküt -
puede talvez ser interpretada como figura del caos, en que la
dinámica de la vida se encuentra amenazada. L¿ fiesta de Uwí es la que remodela, por
una acción sacramental, la reatidad del mundo, a fin de que la potencialidad de la vida no
dismihuya, sino welva a dar vitaüdad a todas las cosas. Es por eso que todos los seres son
llamados a participar de esta renovación de la vida que se manifiesta en la "nueva chicha
fermentada". El acto cumbre de la sacramentalidad es el momento de l¿ participación
en una "comunión" con la fuerza y el sacrificio de ésta, pan que Perrnanezca con los
hombres y no se lleve los dones de bendición y el amparo contra los enemigos de la vida
(enfermedades, enemigos, peligros de vario género).
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caso en el proceso de la celebración
de la fiesta de uwí (representación poética
siembra, del desarrollo, de la fructificación de la
de la palmera de la chonta). En
este proceso
se destaca el proceso de "enernactón", es decfu
de posibiüdad de ,,reveración,,, de la
"fuerza fundante" de toda la realidad y tambiénel movimiento contrario de..supera-
ción". Los Shuar que participan en la fiesta de la' chonta, alcatlzan a tener la experiincia
de la totaüdad, de lo que fundamenta la realidad de su mundo. una profunü zaci1n
científicamente llevada sobre estos datos, ampüando el instrumental de análisis, nos
per-
mitiría llegar a conclusiones más operativas dentro del campo de la evangelización y di la
educación de este grupo, a fin de que se presente el choqui con nuestra cultura con
una
conciencia de paridad. TalvezWrezca ridículo el salto dado entre la mediación y una
conciencia de igualdad, de paridad; sin embargo pienso que conocer la posición del hom.
bre frente a una experiencia profunda sea fundamental para desarrollar una acción verda-
deramente liberadora.
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lf parte
CAMBlAR PARA AVANZAR
2g
IJN MISIONERO SE CONFIESA
En el año 1953, cuando me despedía por primera vez de mi madre, pira traba¡ar
como Misionero en la misteriosa selva ecuatoriana, soñaba en un sinnúmero de aventuras
entre Mlvajes crue¡es, cortadores de cabezas, sedientos de sange; luchas con jaguares
escondidos entre el tupido ramaje; estremecimiento a cada paso por las infinitas cl¿ses
de culebras, al acecho, debajo de las hojas. ,
En 2l años de continuas andanz¿s por los lugares más impenetrables de la selva,
apenas si he visto un tige, unos sajinos, unos cuantos monos inofensivos, algún tapir y -
algunas culebras, no siempre venenosas.
A los salvajes aún los estoy buscando y creo que nunca los encontraré.
l¿s civilizaciones son muchas y distintas entre sí, porque cada una trata de dar una
respuesta adecuada a su ambiente y a las circunstancias históricas. No creo en una ci-
vilización superior. Si nuestra civilización adelantó en ciertas técnicas, los hijos de la
selva nos dejan chiquitos en el conocimiento de su ambiente.
Pero tal vez, los blancos llegamos hinchados de etnocentrismo y sin escuchar ni
informarnos sobre esos hijos de la selva, los declaramos nómadas y nos adueñamos de
sus tierras; los declaramos ignorantes y les imponemos nuestras enseñanzas obügatorias,
desadaptadas; ios declaramos hijos de las tinieblas, y nos creemos con derecho a destruir
sus ritos, sus mitos, su reügión.
Comencé a estudiar. Y descubrí, entonces, que los shuar no eran nómadas sino
pueblos apegados a las tienas en donde estaban sepultados sus antePasados y dedicados
a una horticultura riquísima en especies. Sólo algunos de ellos tuvieron que 'tmigrar"
de sus territorios por los continuos atropellos de los blancos que les hacían la üda
imposible.
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ancian6 para h¿cer la justicia. Y la"c,abez.z cortada" servía sólo para la propiaciación del
difunto y porque su muerte era bien merecida para el bien de la comunidad.
Por fin descubrí que esos hijos de las tinieblas eran verdaderos hijos de Dios, con
una historia sag¡ada no inferior a la bíblica, con plegarias para todas las circunstancias.
El shua¡ tradicional, antes de cada acción, pide ayuda de lo' sobrenatural y todas sus
acciones no son sino una celebración üturgica, pues quieren reahzar en el tiempo lo que
la Divinidad ha realizado al principio de los tiempos.
Cada padre de familia era un profeta que anunciaba cada día desde su trono
Qhimpí¡ las gestas divinas (mitos) y un sacerdote que enseñaba a rez¿r (anent) o guiaba
a sus hijos a labusqueda de Dios en las cascadas de los ríos (runa) o dirigía las celebra-
ciones anuales para la renor¡¿ción de la naturaleza (uwi\ y las demás celebraciones de
iniciación.
los viejos tradicionalistas pensaron vivir según sus costumbres. I¿ juventud tomó
al blanco como ideal de vida, perdiendo así su personalidad propia. Explotados por los
colonos necesitados de mano de obra; engañados por comerciantes; depravados por los
vendgdores de trago, las prostitutas y el vagabundeo. Y, angustiados por su vacío espiri-
tual y las continuas frustraciones de no ser aceptados como blancos, sino despreciados
siempre más como indios, caminaban hacia la marginación y el caos sin remedio.
El bautismo era visto como un medio para injertarse en la sociedad de los blancos y
por eso los cristianos shuar no tenían por ideal a Cristo sino al colono; no tenían por
ley el amor que busca a sus semejantes para formar con ellos una sola familia, sino el
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cultura y no el misionero. Mi deber era simplemente de entrar en diálogo con los shua¡
para hacerles comprender el mensaje de Cristo; y a ellos mismos les incumbh .el tra '
bajo de encarnarlo en su cultura.
PUa esto debía aprender, sobre todo, el idioma shuar. Escogí un Pastor y un ayu'
y co-
dante en cada comunidad, entre las personas que demostraban más interés ¡eligioso
mencé a reuni¡los en la misión cada mes.
2)CompararunmitoéticoconunaenseñanzaohechodevidadeCristoparaha.
ceíver que Jesús perfecciona la moral tradicional'
medios instifri'
3) Comparar los-medios de salvación tradicionales con los nuevos
dos por Cristo (oraclón y sacramentos) para hacer ver su superioridad'
profetas y sa'
4) Comlarar los sacerdotes y pfofeus tradicionales con los nuevos
3{
cerdotes para que conozcan lo que se debe agregar a la enseñanza tradicional y lograr
así una nueva comunidad de fe, orientada según las parábolas de Cristo.
. Con este plan, los Pastores llegaban a ser los verdaderos catequistas de su comuni-
dad, los que debían llevar, poco a poco, a sus catecúmenos hasta el bautismo. Esta cate-
quesis llegaba a ser rnás vivencial porque se realizaba en el seno de la comunidad. Era
precedida por un acto penitencial que disponía a la conversión y seguía la oración comu-
nitaria que otorgaba la fuerza del Espíritu Santo.
Todos los Pastores fueron nombrados integrantes del consejo parroquial y en las
reuniones mensuales informaban al Párroco sobre el estado de sus respectivas comunidades.
Había llegado el momento de comprometerlos más. Pedí a Mons. José Féliz Pin-
tado la autorización para nombrarlos Ministros de l'a'Eucaristía, cosa que Monseñor me
concedió con mucha generosidad.
L¿ cosa fue tomada muy en serio, sea por los Pastores como por las comunidades.
con todo, al principio, muchos de los cristianos no podían aceptar que un shuar, pecador
como ellos, uno de su misma raza, pudiera tocar el Cuerpo de Cristo. Se tranquilizaron al
explicarles que Cristo deseaba unirse con ellos y uni¡se con todas las comunidades de su
Cuerpo. El sólo les pedía que se arrepintieran y se alejaran del pecado, cumpüendo su Pa-
labra. Jesús entra con Susto en el corazón del arrepentido, siempre que tenga la voluntad
de declarar sus pecados a un sacerdote en el sacramento de la Confesión. L¿ confesión. en
este caso, sirve para declarar púbücamente, delante de la Iglesia, la misericordia de Dios.
Fue üna emoción grande en todos los caseríos. Velaron toda la noche del Jueves
Sahto en adoración. El canastito-tabernáculo colgaba con una cuerdecita sobre el altar,
mientras el Pastor ayudaba a sus hermanos para que abandonaran el mal y vivieran unidos
con Jesús.
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Creo que comulgaron todos los cristianos, pues en mivisita todos se acercaron al sa-
cramento de la penitencia, declarando sus pecados, su conversión y la bondad de nuestro
Dios. Desde aquel día los shuar comenz.rron respetar más a sus Pastores y les'llaman
^
"los Consagrados". Ahora otros quieren llegar a ser "consagrados" y están dispuestos
a frecuentar los cursos para Pastores.
Una vez que todos conocían la figura del Pastor de la comunidad era preciso ha'
cer entender a los cristianos que cada padre de familia es el pastor de su casa y la esposa
su ayudante. Ellos también debían celebrar la Palabra de Dios en sus casas, todas las
tardes, reuniendo a sus hijos, de la misma rnanera que el Pastor reúne a toda la comunidad.
Se trata de una celebración familia¡ sencilla que contiene los tres momentos fun'
damentales de la celebración. dominiel: la conversión, la Palabra de Dios y la oración.
Los padres de familiá que no se oomprometen a celebrar la Palabra de Dios en sus casas y no
participan en el culto dominical, no pueden bautizar a sus hijos, pues pasarían al número
de los abutizados, pero no al de los cristianos. En las comunidades shuar solemos llam¿r
cristianos sólo a los que se empeñan en practicar la Palabra de Dios y las orienta '
ciones de la lglesia.
Los Pastores animan a los cristianoq vigilan e informan al sacerdote cuando alguien
quiere bautizarse o bautizar a algún niño.
Esto es lo realizado hasta hoy. Aún queda mucho por hacer. La meta es ambi
ciosa, pero lógica: hacer lo posible para que estos Pastores lleguen progresivámente al
Diaconado y al Sacerdocio. Cada comunidad debe tener el sacerdote de su raza que
entienda a plenitud su cultura, su reügiosidad, su total rnanera de ser.
P. SIRO PELLIZZARO.
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2. LA IGLESIA AUTOCTONA COMIENZA AHORA
Agotados seis meses de trabajo sobre la materia y las fuentes, después de ser discu-
tido en dos sesiones por los agentes de pastoral del Vicariato de Méndez presididos por el
Obispo y el Provicario-Delegado salesiano, luego de otro año de estudio en cada comu-
nidad misional y tres meses de labor de revisión por una comisión ad-hoc, el DIRECTO-
RIO DE PASTORAL del Vicariato en su parte II (pastoral shuar) üega ahora a su pro'
mulgación. (l)
Pensamos que se trata de un.verdadero viraje en la estrategia misicjnal en nuestro
Oriente, el anillo más cercano a nosotros de una cadena de reflexiones y experiencias
que tienen su origen en el nuevo enfoque prospectado por el Vaticano tI (2) y florecen
ahora en este homenaje al Centenario de las Misiones salesianas: fecha que -nos parece-
entierra, definitivamente, también entre los hijos de Don Bosco el antiguo concepto de
"misiones", para sustituir al de "actividad misionera de la Iglesia" (3), de toda la
Iglesia para toda la Iglesia (4), con el crecimiento del concepto y reaüdad de la
"Iglesia local" o "Iglesia autóctona". (5).
2. Pero cada grupo humano tiene su manera peculiar de aprovecbarse del bien,
según su ambiente y sensibilidad, para resolver sl¡s propios problemas (a esta "manera"
los científicos la llaman cultura( (9), así que, lo que es un bien para el europeo, puede
llegar a ser un mal para el indio si no es asimilado según su idiosincrasia; y el llamado
desafrollo, entendido unilateralmente, puede volverse destrucción en un grupo humano
que no pueda crecer según su cultura y aprovechar, a su m¿ner¿, los frutos del ingenio
humano (que no pueden ser privilegio de un grupo) (10): esto pasa cuando el grupo es
forzado a cambiar violentamente su modo de vivir (aculturaciónXll). He ahí por qué
tantos grupos indígenas no se han beneficiado con la llamada civilización (que en realidad
es sólo una civilización entre tantas; la occidental), sino que se han extinguido, aún
trágicamente (genocidios), o se han vuetlo esclavos del blanco o mestizo al aplastarles ellos
su cultura (etnocidios) (12).
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FI.]NDAMENTOS TEOLOGICOS
3. Dios (Creador y Padre, y por eso, -de alguna manera- presente desde siempre
con destellos de su imagen en todas sus creaturas y sus culturas) envía o manda a su
Hijo precisamente para comunicar a los hombres su infinito Bien o Amor, y por el Hijo
-hecho hombre, para hacer vivi¡ a la naturaleza humana los esplendores de la felicidad
divina y destruir el pecado del muqdo- difunde este Amor, al que llamamos también
Espíritu Santo, en todos los que responden al llamado paterno entregándosele con fe:
es la deificación del hombre- la gracia santificante-, que se consumará en la visión
beatífica, preparada en la comr¡i{daü de los hijos de Dios, o lglesia, manifestación
(sacramento) de Cristo, Luz de las gentes (13).
5. Con todo, cada pueblo ya tiene en si unas semillas del Verbo divino, que su
cultura ha desarrollado de una forma propia en el anhelo de alcanzar la feücidad supre-
ma (17); en este sentido, toda reügión, toda mitología, todo ritual mistérico es una espe.
cie de Antiguo Testamento implícito que tiende inconscientemente a Cristo. Por lo tanto
erangelizar es -más que todo- descubrh estas centellas de Dios en el alma de un pueblo y
mostrarle cómo encuentran en Jesus su plenitud definitiva, y cómo individuos y pueblos
hallan en la Iglesia su más completa realización (18), que motiva la hermandad con todos
los denrís pueblos y abre la puerta de la felicidad total a la cual, precisamente, tendían
"como a tientas, en el deseo de afenarla" (19).
Este tipo de evangelización (la única que más estrictamente merezca el nombre de
misionera) no es dado a todos practicarla. Hay una voc¿ción específica (20), -manifes-
tada a un número de personas cada vez rnás reducido cuanto más los pueblos pasan de la
situación de misión a la de "Iglesias jóvenes" - (20 bis), vocación que Dios suscita según
indica su Espíritu, y que la Congregación salesiana reconoce y acepta para unos de sus
hijos como don precioso (21), rnientras los sujetos no pueden enorgullecerse de ningu.
na forma por poseerla.
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Esta vocación exige del misionero (22): lz profundización en el idioma y mentali-
dad del pueblo (No tanto para "entenderse" superficialmente cu¿nto para 'Aibrar al
unísono", que es mucho más difícil, pero lo único eficaz); la sensibilidad a los traumas de
aculturación que complican el proceso de descubrimiento de las semillas del Verbo y
dificultan la labor misionera; el deseo de encarnarse en el gruPo, a pesar de quedar cons'
ciente de que su encarnación no será nunca total (pues nadie puede renegar de su
cultura) y que, al fin y al cabo, su verdadera misión no será más que la del catalizador,
que facilita la reacción química sin obrarla y se retira apenas ha acontecido; o, para ha-
blar en términos de Evangelio, la de Juan t.el Bautista: el que prepara el camino a Jesus
y a su Iglesia, debe estar pronto a menguar y luego desaparecer -aún nípida 'ytrá1.5,'
I¿ historia nos dice, en efecto, por qué en América ktina la lglesia sufre dolores
de parto aún hoy: porque no nació auténtica, sino importada, y hasta ahora no alcarza,
sino trabajosa¡nente a despojarse del todo de esta ceracterística'
6. Desde los siglos XV-XVI, se concebían las misiones únicamente como la ex-
pansión de la "cristiandad occidental" (europea). El europeo se sentía portador de una
i,cultura cristiana", con la tarea de difundirla entre los demrís pueblos, vistos como infe'
:
riores. Por eso, cristianizar era también "civilizar" ( europeizar'romanizar e hispani-
¡a¡r\ y la misión, como apéndice de la lglesia, estaba c¡ manos de los religiosos, milicia
no era toda la lglesia la evangelizadora. Así arraigó el Cristianismo en Latino'
"u*ili"r,
américa.
7. Sólo a principios del sigloXlXentraría en crisis este concepto "etnocéntrico"
de misión, al comenzar la toma de conciencia de los pueblos colonizados, que debían re'
descubrir una propia personalidad, hasta las múltiples declaraciones de independencia
(enÁfrica y lsiajde h última posguefra. Los Papas Benedicto XV, Pío XL y Juan
XXIII insistirán, entonces, en la separación entre acción colonial y misión, en la promo'
ción del clero indígena, en la adaptación cristiana a las culturas locales, aÚnque se si'
gue ayudando la misión desde el extranjero. Lastimosamente, en América Latina no
hubo tal adaptación, pues los grupos indígenas no habían logrado ninguna autonomía
ni consideración en los sistemas estatales iberoamericanos, o criollos.
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8. Después del Conciüo Vaticano II, el panorama indoamericano cambia de im-
proviso (mientras en la lglesia universal se pasa a la tercera etapa: Iglesias locales prácti'
camente autosuficientes, en búsqueda acelerada de una fisonomía propia y en diálogo
con la lglesia universal). [¿s culturas autóctonas, amenazadas inclusive de genocidio y
etnocidio, son reconocidas en su auténtico valor. El rápido examen de conciencia
(Meglu, Iquitos) lleva a las Iglesias l¿tinoamericanas a recono@rse colonialistas y a re-
chazar el colonialismo en el mismo acto con que en Medellín (1968) los Obispos lwan-
tan la bandera de la liberación de las masas explotadas: pues ¡ el indio es oprimido por
los misnos explotados -colonos pobres pequeños propietarios y comerciantes mestizos-,
además que por los planes estatales o paraestatales de desanollo!
-t&@km,¡'L^
(-
4c'¡\'-
NOTAS
I. No b¡blamos aquf de la Pa¡te I (Pastoral de colonos), aunque las dos se integtan en un solo
docur¡e¡to y tieDeE ea comú¡ los princlpios !¡eDo dorespúopugüorDoreloo¡cilio, De
hecbo, en luestro Orie¡te. vive¡ do3 pueblo¡ muy dist¡otos por culturas, tradlcioaes. menteli-
d¿d: a cada sector. la {¡alce lglesla Catóüca trata de acercárrele pe¡a que se vuelva a Cristo. el
ú¡ico capaz de "hacer de los dos pueblos, uao" (8f. 2-14)auté¡ticaDente. e! deci¡, e¡ La pro-
fesión de la misma Fe, que bace reco¡ocet con gesto mutuo al ..ot¡o" como betma¡o gi¡
dstrul¡ sus carecterfsticas culturales.
2. Ea LG y AG. sobre todo.
3. AG. tftulo.
AG.20.
o. AG. 19-22
43
6, 'Bo¡um dtffudvr¡m Írl"i ¡atl8uo ¿¡lom¡ de l,¡ ülo¡olfa o¡collstlca-
7. "M¡lu¡n r¡ quocumqus d€fGctutt: cA. 6.
8. '!üidqu¡d rcctDttur, rd úodun rGcú¡rd€oü. rocú¡rtur'r: ct 6.
9. Pa¡¡ lo¡ conc.¡rtos de d¡¡o ¡¡ü¡opológico<ultu¡rl ¡l¡iado¡ ¡ l¿ alc$q cfr. D. €r. LUZBETAK.
"L" E3¡I¡. st !¡¡ G\lh¡re¡". t¡a¿ c.¡t€ll Bogotá 1968.
10. Ct. !o¡ docume¡tos ñr.lolsúod del CEI¡AM. sobrc todo el de MELGAR (1968) e IQIIITOS
(19?1). Prn cl,cnloquc .¡tsoDoUhlco.Ub€r¡dor. c&. AA. W.. "La ¡iltu¡clón del indfte¡a en
¡¡icrlc¿ t adD¡". UontevUib lbZZ.
11. Otüor l¡ ll¡m¡¡ "t¡¡¡scultur¡ció!" y. deade u¡ pulto de rd¡ta l¡ter¡o. '€eculturacióa", pare
¡o co¡fu¡dhl¡ con el dDpL lDtorcambio cr¡,ltu¡al €ltre l¡¡¡¡lesr lt.ñ¿do t¡nobiéD "i.uter-
cultu¡rció¡".
12. Bcclcnteoclt€. ol teos de l¡ acultu¡¡c¡ó¡ y dél ¡enocidlo oD el Co¡üut€ h¡ llefrdo a flot€
l¡c¡uro eD l,¡ fc¡!¡ !¡ü¡o¡malcr¡¡: vcr VISION 44 (197ó) No. 6. pD. 16-20. Un breve
eE¡yo €n Ef, COMEBCIO..¡¡Db,E" domldcel, (¡uito. 23.2 19?6.- Muy Doco re b¡bl¡ dGl et¡ro
cidlo.
18. AG.2-ó.
14. 4G.6.
16. G¡L.6. 10.
16. Rom.10.1&17.
17. l,G, 13¡ AG. 22.
18. Vóars cst€ 9éD..Dlcnto d€¡¡lollsde en el Docun€Áto flDet def II SEMINARIO DE PASTORAL
DE NAT¡VOS DE fJA SELVA. Cbacbcayo (Pcsú) 1974. y e¡ cl de MELGAR'.
19. Ilccb..17.2?.
20. 4G.28 !s.
20 bb Por c¡o. ¿*rá tot¡lBeDte iustificado el temor Dor l,¡ dlñlñuci6n de vocacioDes !¿-
ce¡dot¡le¡ pstr ¡uostns mldoEes e!¡tre gbu¡r? . . .
21. Co!gt.. Eales.. art. 24. Ecte artfculo, aurque no ¡bo¡da eo la e¡e¡cl,¡ de la voG¡don mldo-
nera. t¡o pucde lee¡¡¿ ¡Gp.ñlDdolo de AG y dem& docr¡úeDtos eisloueüos ecbdr¡es.
22. Cft. AG,2tb26.
23, Cf¿ AC,82 (úttiDo pa¡sfo). Al ces¡r la acüvi¡l¡d e¡ u¡ lr¡ga¡. los misionef,os puedea encar-
g¡tÉ dc "obr¡r espec¡¡l€a" o de "algu!¡ redó¡".
2L PIERO CHEDDO. "Che cos' é MfudoDe oSai", (Dá8& d€ ert€ B.S.). -4ft. Docunentos de
Medel¡f! (1968).
26. MELGAR. No. 26 (cit.). Recordemos en Ecu¡do¡ la obra de Mons. L. P&OAñO. e¡ Cb,imborazo
26. En campo c¿le3i¿no cit¡Eos l,¡ moDumental "E¡ciclo¡¡edia Bororo" de ALBTSETTI-VENTU-
RELI¡I y lr obr¡ de GIACCARIA-HEIDEr "Auwe uptebf' ¡obre vida X¡vente (SEI. Todno. 197rD.
27. A lo¡ e¡tudfo¡ del s¡lcai¡no S. PELLIZABO siSuc¡ ottos: loE de G. SMI/IKO énts€ U¡s¡dto3
de Nlc.¡¡gur. J. F. GORSKI para los Kolla-Aymüa (Bollvla). etc.
28. Ct. Doc. ¡QI'¡TOS dt.. "Litr¡BfE" (19?1).
29. Cfr. Doc. IQIJITOS cit, "Coaclusiones".
11
3. I¡ QLJE ME HAN ENSEÑADO IJOS ACHUAR
Fue un atardecer de Septiembre de 1971. Había andado siete horas y dejé la mo-
chila con gusto. Al entrar por primera vez bajo el techo achuar, no se me ocurrió otra
cosa que slaudar a todos con la mano, incluso a las mujeres. Y tras sentarme, al ofrecer-
me un enorme pilche de agua, me lo bebí de un ti¡ón. . .
Los encontré a todos muy divertidos. Tan solo el jefe se mantenía con cierta se-
riedad. Bajo las anchas narices de todos los dem¿is. afloraba una risa mal disimulada.
Apenas acabado ese pilche, me trajeron otro igual, pero esta vez lleno de chicha: solo
pude tomar unos pocos sorbos. . . Uds. -comprenderán. . . mi incapacidad de beber un
poco más, causó una risa general y comentarios en alta yoz. . . pensé que sería tiempo de
reirse y me reí con todos sin saber por qué. Al calmarnos, un tal Chumpí me hizo
entender que ese primer pilche de agua, me lo habían traído para lavarme la boca y
manos. . . Así es como, ya de entrada, me salté a la torera las mrís elementales normas de
la etiqueta achuar: saludarlos con la mano, (ellos nunca se saludanasí); , pasearme por
la parte de la casa reservada a las mujeres, (eso está prohibido a todo hombre). . . y
tomarme un pilche de agua, (el achuar ja¡nrís bebe ¡gu¿ para quitane la sed).
45
SE ESTRELIO III PEDAGOGIA
diar su idioma y costumbres a toda costa. Habían transcurrido dos años, en que le di
duro a la lengua y por aquel entonces, el Padre Yánkuam'@. BOLLA) me encargó de
dar clase a rmos pocos alumnos de allí. Esa fue mi primera responsabilidad fija' Dar
clase meresultó muy difícil, pero positivo, pues me obügó tremendamente a exPresanne
en achuar. . . Sólo por la noche mi compañero me permitía dialogar en clave de Cervantes'
Empezar a dar clases y a estrellarme con todas mis teorías pedagógicas, fue lo mis-
mo. Mis experiencias anteriores fra@saron en Yánkuam'A pesar de ser pocos alumnos,
no podía con euos. Pasé por todos los estados de ánimo. Se rieron y burlaron de mis
tartamudeos y conseguí efectos interesantes. Entre otros: si exigía ümpieza en los cua'
dernos. me los cerraban diciendo "Puiurmosti" (que quede así no más); si pedía rapidez
en el dictado dejaban el esfero, y sacando espejo, peine y maquillaje, parsimoniosamente
se pintaban la cara y arreglaban sus largas cabelleras: si explotaba de iras, decían
,,Kiieowá¡" ( está bravo) y algunas veces se me saüeron fuera de la clase, esperando que
me calmara. . .
16
EL CIIOQT'E CTJLTT.JRAL
Esos primeros meses no los olvidaré janrrís. . . pero lentamente fui cogiendo tino y
práctica aEarte del apoyo continuo de Yónkuam'- Sólo en el segundo año empezaron
a mejorar las cosas. Fue entonces cuando comprendí que el problema estaba en mí. A
mitad de ese año ya estaba orgulloso de tener unos alumnos muy apücados. Se trataba
del llamado "choque cultural". Ahora lo estaba experimentando en cafne propia.
Cuando llegué de España, creí que eran desagradecidos, fríos, egoístas, adoradores
del "Dios-Estómago", sucios, sin educación alguna, y sobre todo, vagos.
Pero ese primer año, aparte de la faceta "escuela" choqué violentamente en to.
das las nuevas actividades. Mis llantas se desinflaron y llegué al borde de estaciona¡me de
nuevo, y para siempre, en mi antigua teoría. Esas'noches'de Wichiml. . Yánkuami
intentaba, una y otra vez, ha@rme descubri¡ algo de positivo en ellos. Yo lo veía todo
negro y estuve a punto de echar por la borda los libros de antroPolos-í4 y considerar a
todos los que hablaban maravillas del primiüvo, incluido Yánkuam', en la lista de
ingenuos ilusionados. . .
SE VIRO LA TORTILLA
El cambio notado en la escuela y el conocimiento en la lengua me frenó, y
Dios sabrá por qué, empezó a virarse de nuevo la tortilla. El contacto con los adultos no
me resultó tan duro, y lentamente fui penetrando en un mundo desconocido para mí.
Me ayudó mucho el convencerme que saber sentirme un ignorante y saber aceptarme a
mi mismo, era positivo. Casi lo tomé como ideal.
Entré así también en el conocimiento de todas sus nonnas de educación, que son
muchas, y rruís meticulosas que las nuestras. . . su estructura familiar, con sus leyes mora-
les; la firmeza y seguridad de sus matrimonios, en ese atpecto muy superior al nuestro,
por supuesto; la educación de los hijos con un equilibrio admirable, entre libertad y
exigencia: a cada edad sus justas obügaciones. He visto cómo corrigen a sus hijos, cómo
van entrando en el mundo de los adultos sin estridencias, sin renegar de sus padres y, a la
par con una autonomía muy propia. Es toda la comunidad que colabora.
Al día siguiente, estábamos de nuevo en la brecha. Una niña de,unos ocho años
había sido la autora del incendio. Su papa le avisó que eso no se debía hacer; ella
promeüó que no intentaría una segunda experiencia y todo quedó allí. Entre chicha y
óhiCh", como quien sabe, de veras, disfruta¡ de la vida, ffgmos de nuevo pesadas
maderas entre quebradas y fangos y cinco meses más tarde pusimos la cumbrera. Allí
celebramos la Pascua, alegrías y penas. . . fiestas y bailes. . . hasta nuestros muertos
son entenados allí mismo.
@N ASIENTO Y CHICHA
andan conversando en el vuelo". Los blancos tampoco saben sentarse para lublar bien
achuar tiene
Ni las loras ni de los blancos saben demasiado lo que ücen. . . L¿ sociedad
domar este monstruo que esclaviza y
tiempo para todo, tal vez porque aún consigue
ahoga a tanta gente. No son ociosos. Eso sí, se toman la vida de otra rnanera.
I¡s he visto trabaju muchos días desde el amanecer hasta la caída del sol. Ese
hemos
trabajo, a pesar de la dureza, tiene un sabor distinto, sabor que definitivamente
peraido. Su pnoau." para vivir con lo necesario y ese necesario ecsuficiente.:Eltiempo
no se mide nicorre; se vive. con el trabajo no se Pretende poseer, ni mucho
me'
18
nos consumir. Con el trabajo se crea: trabajar sigrifica relacionane, encontrarse, comu'
nicarse, disfrutando de sus frutos. Caetía, pesca, mingas. . . y cualguier forma de tra-
bajo, son ritos sociales. No cosifican. Humanizan y liberan. Hacen, en último término,
la vida más agradable.
*PERDER EL TIEMFO"
SABER
Estos hombres libres, no porque no tengan obligaciones y leyes, sino porque do-
minan sobre ellas, saben pararse a pensar. I¡s valores del espíritu ocuPan un lugar impor'
tante. Pienso ahora en la guayusa. Su levantada es siempre a las dos de la madrugada y
desde entonces h¿sta que amane@, saben "perder el tiempo" en largas conversaciones.
Momentos en los que ,cada uno sabe sentirse a sí mismo y sentir el calor de los demás'
Los he visto en alegres charlas o resolviendo graves problemas ac¿ecidos entre ellos, co-
rrigiendo a los hijos y yemos, üsculparse por equivocacion€s, ya cantando, ya tocando
sus instrumentos, o simplemente, sentadoS cada uno en Su asiento, en perfecto silencio
por largos espacios, mirando las caprichosas llamas de su fogón, hasta el amanecer'
su vida es hacer bien lo que se debe hacer; no hay cronómetros. su personali-
dad, muy clara y definida, consiste en mostrarse como son'
Como todo misionero de hoy, también me toco pasar por muchas dudas. A mí
me hizo mucho bien ese pasaje de Filipenses, 2,6: "Cristo, a pesar de su condición divi-
na, no hizo alarde de su categoría; al contrario, pasó por uno de tantos, como un
hombre cualquiera. . .".
Vamos, ni el mismo Dios se atrevió a apabullar a su pueblo, y yo aún con mis ca-
tegorías de colonizador. . .
¿Con qué.derecho? Y ahora me ponía preocupado y es-
taba hecho un lío, porque al descubri¡ una lista de auténticos valores en los ¡chuar.
automáticamente mi civilización debía dejar sus pretensiones de absoluta, y sobre todo,
caía en picada "elheróico"' sentido de mi presencia entre üllos. Fue allí donde empece
a descubrir que mi vocación misionera, como l¿ de cualquier otro misionero, debía ser
mucho mrís profunda y, sobre todo, mucho m¿ís de acuerdo con las enseñanzas del JEFE . .
¿Por qué desanimarme ? ¿No será posible dejar algo de nuestra pretendida "categoría",
cuando Cristo fue el primero en dejar la suya? En fin, gracias a las cartas de San Pablo,
inflé de nuevo mis llantas.
Una lglesia 0chuar, de la que S. Pablo estaría muy orgulloso, tanto como lo está
Yánkuami. Por eso,len su saludo oficial proClama: "Y a vosotros, achuar' contento os
anuncio, que habiéndoos hablado ya Dios de otras muchas maneras' ahora se ha hecho
hombre achuar entre vosotros, Y Yo soy uno de su enviados".
Hoy, más que nunca, creo en la Iglesia misionera y en esta pastoral del P. Yánkrn¡n'
y creo, sobre todo, que es esto lo mejor que he aprendido en Wichim"
Abrazo expresado en ese último pilche de chicha que iba a devolver vacío' Pero
he
Mientras pienso en ese Cristo achuar con itipi y |znza, te pido, Señor,
que' en
las luciérnagas de la noche son neones y los
las selvas hechai por los hombres, donde
ríos son asfalto.. . . ese surco' no se borre. . '
JOSE ARNAI,OT
52
lll paFte
CONVERSACIONES
53
l. LOS SHUAR SE SALVANJLJNTOS O NO SE SALVAN P. Juan B.
Un tiempo en toda la provincia que ahora se llama Morona Santiago vivían solamerr
te los shua¡. Solamente ellos andaban de cacería por las montañ¿s y de pesca por los
ríos y nadie rn¡ís cultivaba huertas aquí.
No había quien se atreviera a meterse por esta región. Cuando otras gentes quisie-
ron entrar, los shuar los rechaza¡on. Nadie podía vencer a los shuar. Ellos conocían la
sehra, los caminos, los venenos, sabían hacer trampas y tender emboscadas. . . eran astutos
e incansables. Nadie podía vencerlos.
Cada familia poseía su casa y cultivaba unas chacras; los hombres iban de cacería
y de pesca; organizaban fiestas y reuniones entre amigos.
Los shuar no vivían sometidos a nadie y a nadie tenían por qué pedirle favores.
Vivían libres, solamente sometidos a sus propias tradiciones. Ellos eran los verdaderos
dueños de esta región. A nadie debían pedir permiso, a nadie debían dar cuenta y no
tenían necesidad de someterse a ninguna autoridad. Los mayores enseñaban a los jóve-
nes las antiguas leyes y tradiciones y daban a conocer cotno habían procedido desde an-
tiguo, para portarse como hombres y mujeres buenos y útiles.
Hablaban todos el mismo idioma y no necesit¿ban aprender otro. Ellos eran felices
de ser shuar y a sr¡s hijos no ponían nombres traídos de otra parte, sino los mismos que
había acostumbrado siempre.
el miedo.
las mujeres sabían cultivar unas huertas muy grandes, sabían cocinar todo lo nece-
sario y fabricar ichinkian, muits y pinink
Como todo ser humano,. también ellos tenían sus defeclos. Por su amor exrige'
rado a la destreza y a la astucia, y rr;fa vengar a sus muertos, hacían guerras, que pro'
ducían pérdidas y muertes, pero más que la vida misma, ellos apreciaban el valor y ^
la audacia.
Poco a poco las cosas han ido cambiando, desde cuando otras gentes han penetrado
finalmente en la provincia. Si hubieran llegado como enemigos. con armas y amenazas'
los shuar las habrían rechazado una vez más. Pero llegaron trayendo cosas que los shuar
no tenían y que les gustaban mucho: machetes. hachas, escopetas y municiones para la
cacería, medicinas, ollas, telas. . . Otros traían enseñanzas nuevas, nunca conocidas, como
sería cultivar nuevas ' plantas, como será por e.¡emplo' maí2, criar animales sin tener
que buscarlos solamente en el monte, manjear máquinas, escribi¡ el propio pensamiento a
51
Desde Limón, Méndez, G'ralaquiza fueron hacia el Santiago; desde Sevilla y Sucua,
fueron hacia Chiguaza y Taisha. Muchos pudieron volver a vivir como antes y sólo de
vez en cuando alguno de la familia regresaba, para visitar a los parientes o para comprar
telas o machetes.
Ias personas mayores decían: ¿A dónde irá a parar todo esto? 'Y se quedaban preo'
cupados y tristes.
**{.1.*¡¡ {.
50
Esto no puede decirse del pueblo shuar. Hoy es el más numeroso de toda la Amazo
nía. Caü año res más grande el número de los que nacen que el número de los que mue-
ren. Pero, ¿estamos seguros que las cosas irán mejorando? Una de lasprimoras cosas
que saltan a la vista es que el pueblo shuar está dividido. Una mitad vive en el Ecuador
y la otra en Perú. los que viven en el Ecuador son unos 25000, pero también la otra gente
es siempre másnumerosa. Hay proyectos de colonización del gobierno, según los cuales
dentro de poco tiempo se traerán al Oriente, empezando por la zona del Morona, miles
de colonos. Habrá carreteras en todas partes, y haciendas con centenares de cabezas
de ganado.
Esta no es una cosa mala, es buena, con tal que en este nuevo Oriente los shuar
sean por lo menos tan resBetados.y tur übres como los derruís.
¿Han visto ustedes lo que sucede en la Sierra? Allá también hay carreteras, ciu-
dades, haciendas muy bonitas. Pero los que las trabajan son unos analfabetos, desprecia-
dos por todo el mundo. Los dueños viven en las ciudades, hacen estudiar a sus hijos y via-
jan en carro.
No queremos que mañana los shuar sean sirnples peones en las tierras que fueron
suyas, ni que olviden lo que fueron antes, ni que tengan vergüenza de llevar sus antiguos
nombres o de celebrar las fiestas de un tiempo. Deben conservarse como fueron un
tiempo: libres, fuertes, altivos.
Para lograr esto hay un solo camino: seguir siendo orgullosos de ser shuar y man-
tenerse estrechamente unidos. Cuando ellos vivían solos en estas tierras, podían permi-
tirse ciertas peleas y guerras entre ellos, como han tenido todos los pueblos del mundo,
pero ahora ya no pueden estar peleados o divididos,de otra rnanera se debiütan y la otra
gente los acabará.
Además no es suficiente no pelear. Deben organizarse estrechamente. Antes so-
lían vivir solitos, cada familia por su cuenta y se reunían solo en ocasión de celebraciones,
de fiestas, de pescas., Esto ahora ya no es suficiente. Deben organizarse, ayudarse mu-
tuamente, olvidar las ofensas personales. Si se pelean, los dernás se aprovecharán.
Algunos dicen: "Yo estoy bien, tengo potreros, ganados, tengo plata, hago, estudiar a
mis hijos. . . los dem¿ís que se arreglen". Estos no razonan bien, porque con toda su plata
sus ganados, si un día se quedan aislados, para los demás no serán otra cosa que ..unos
pobres jibaritos" y la plata no será suficiente para defenderlos en todas las necesidades.
Los shuar deben salvarse juntos, de otra manera no se salvarán. ¿Qué sirve si qrrcda
simplemente uno que otro con un poco de plata, que quiere asemejarse a los blancos y
los imita en todo lo que puede? los mismos blancos se rei¡án de é1.
Lo que debe salvarse con stn tradiciones y su orgullo es todo el pueblo shuar. Esto
no quiere decir permanecer así como son, sin dar un paso, sin cambiar la manera de vida.
57
todos unidos. No- hay que dejar 2 nadie
Deben cambiar, pero juntos, toda la comunidad,
que üenen más
;r;;; t *ai"¿rü. demasiado. lns que comprenden más,los
"¿.l"nt.rs"
instrucciónyrnisposibilidades,nodebenaprovecharparadestacanedelosotros'para que puedan
distinguirsey rnanagloriarse, sino que tleben ayutlar a los otros en todo lO
dos o tres casas que
I¡ mris bonito de un centro shuar no es que en él se distingan
sepafeoenalascasasdeloscolonosricos,sinoquetodoelcentrosepresentebien,
escuela' bien aneglada' ' '
con casitas sanss y buenas, con buenos c¿minos, plaza limpia,
familias en la pobreza, sino que todos
eue no hayan chicos botaios, viejos abandonados,
que son. Para poder decir que
vivan bien y sean amados y respet;dos como seres humanos
del centro hayan llegado
el nivel de educación ha subido no basta que un par de chicos
habitantes sepan leer y
hasta ser normalistas o hasta la univenidad, sin;
que todos los
públicas, que sepan hacer valer sus
escribir, que sepan rracerse respetar en las oficinas
derechos de hombres Y ciudadanos
enemigo de su pue'
El struar que dice:,.yo estoy bien, los denuís que se arreglcn",es y un día
blo y ni hace sus propios intereses, porque fomenla h envidia de los dem¡ís
se encontrará solo.
t*l***f t¡******
Peropuedenseguirsiendounpueblounido,feliz,yorgulloso.Repetimos:elcami-
conserYaf su lengua, sus apellidos' sus
no es uno solo: llevar a mucha honra el ser shuar,
siempre unidos, hacer un frente único' estar
buenas costumbres r"m¡tiata. y pennanecer
en ellas y no para otros'
iodos ttel misrno lado, conservar sus tierras, trabajar
Cuandolosquehoysonniñosyvana|aescuelalleguenaserhombres,debenpo. res.
se lo debemos a ellos si hoy somos
der recordar con orgullo a sus padres, diciendo:
petados y tenemos un porvenir feliz'
58
2. EL IIOMBRE NO SE BASTA SOIO P' Juan B'
Pero ellos no deben creer que solamente ahora y por estas razones
el pueblo shuar
que el así ltam¿do "progeso" es la solución de todos los
empieza a ser algo, ni tampoco
problemas.
dicen que
Enesto muchos de ellos se equivocan. Cuando hablan de sus mayores,
ellos vivían en la ignorancia y que creían en cuentos y leyendas. Por esto no los res-
petan ni acatan sus coni¡ejos.
De tal rnanera que antes los shuar no estaban equivocados, sino que no
conocían
al ver que sus antiguos
todas las cosas con claridad. Ahora las conocen. Ellos se alegran
59
ya se habían dado cuenta de la existencia de un Ser más poderoso que los hombres, un
Dios que ha hecho las cosas y los hombres y quiere que obren bien y sean feüces.
Esto ha sido siempre verdad y seguirá siéndolo para siempre. No va a suceder que una
cosa,que es verdaderaleje de serlo con el pasar del tiempo. Si esto creían los antiguos, mu
cho más deben creerlo ahora, cuando se conoce a Jesús que nos ha hablado con tanta
claridad.
Nada de lo que sabían los mayores debe ser rechazado. No se debe decir que lo de
Nunkui, Tsunki, Slulcaim, Etsa. . . son cuentos y mentiras de los antiguos que no eran
civiüzados. Se trata en cambio de distintos nombres que ellos daban al Ser Superior, a
Dios. Es el mismo Dios que ha puesto en el corazón de todos los hombres el deseo
de conocerlo. Jesús se hizo hombre para hablar con nosotros y hacernos conocer todas
las cosas claramente. Todo lo que los shuar oyen en el catecismo no quiere hacer olvidar
las cosas que se creían antes, sino volverlas mucho más claras.
Los que dicen: "Nuestros padres se equivocaron, porque Nunkui, Erm y los
Arutam no existen", no tienen razón. Ellos creen que están civiüzados, porque entienden
las cosas de otra manera. Se ríen de las antiguas creencias, de los ayunos que un tiempo
hacían, de los anent que cantaban.
Algunos, por ejemplo, cuando tienen problemas con otros dicen: "Nosotros ya
somos ciudadanos, ya tenemos cedula, ya no andamos con bobadas: cogemos un abogado,
vamos donde las autoridades, y van a ver quiénes somos".
Atentos: esto está bien, pero hasta cierto punto. ¿Han pensado acaso que a los
abogados nada les importa que ustedes arreglen sus problemas o se pongan de acuerdo?
En efecto más tienen ustedes peleas, más plata les van a dar. Algunos se dan de vivos y
sólo andan cogiendo abogados, pero al final se encuentran sin plata y sin amigos.
Con las autoridades es lo mismo. Ellas, por supuesto, están puestas para _hacer cumplir la
jwücia, pero hay que acudir a ellas sólo cuando de veras no hay otro remedio. ¿No se
dan cuenta que casi nunca entienden el idioma ni la manera de pensar shuar? A veces
en lugar de arreglar las cosas las complican más, porque entienden al revés. ¿No será
mejor buscar de arreglar los asuntos entre shuar mismo,como entre hermanos? Sabemos
en efecto que somos hijos de un mismo Padre. ¿Cómo le va a gustar a Dios que
vivamos peleando? Todo el mundo puede tener sus malos ratos y hasta propasarse un
poco, pero después hay que olvidar. Jesucristo perdonó a los mismos que estaban
matándole. No son las multas, ni los días de cárcel, niloscastigosdelasautoridadesque
nos deben hacer obrar bien, sino pensar que un día todos acabaremos nuestra üda y
daremos cuenta al Señor mismo de nuestros actos.
EO
A veces se oye alguno que dice: '?or algo tengo plata. Si me enfermorpuedo ir
a curarme afuera, comprar medicinas, ir donde un buen médico, ir al hospital".
Usar las medicinas es muy bueno, como también es bueno ir donde el médico,
ahorrar para cuando nos enfermamos, o se enferme uno de los familiares. Pero hay que
recordar una cosa. Así como antes ningún uwishin hacurado nuncalasenfermedades
ni ha obtenido que un solo hombre o una sola mujer se escapÍuan de mririr, abl tampoco
las medicinas y los médicos pueden curar todas las enfermedades. Ellos tampoco pueden
impedir que un día muramos. Nuestra vida y nuestra muerte están en las manos de
Dios.
lns promotores de salud, los uwishin, los médicos, las medicinas pueden hacernos
bien a la salud, pero más arriba de todos está Dios, y s<ílo él conoce hasta cuánto durará
nuestra vida. Acaso los blancos no mueren? Los ricos no mueren? ¿Los mismos
médicos no mueren?
También entre los shuar, por lo menos en algunas partes, se comienza a apreciar
más a los que han estudiado o que están estudiando. Por eso, estos tipos a veces se dan
de superhombres. Alguno de ellos van poco a las celebraciones, pocas veces se los ve
rezar y hasta se ríen de aquellos que así hacen.
Ellos piensan que,porque han aprendido unas cuantas cosas y saben más castellano
que sus papás, ya son superiores a los demás, ya no necesitan de Dios y se bastan ellos
solos. Las personas creídas son siempre antipáticas, pero lo son aun más cuando se
trata de estudiantes.
¿Qué razón tienen para creerse tanto? Acaso para que puedan estudiar años y
años no les toca a otros trabajar el doble. En efecto, mientras ellos estudian,no trabajan,
y sin embargo comen. Sus papás o sus hermanos u otros deben trabajar por ellos, porque
esa comida no cae del cielo; mientras tanto ellos pasan tranquilos, se visten bien y no les
falta nada. Deberían por lo menos decir: yo he tenido mucha suerte. Tengo toda la po-
sibilidad de educarme y mañana viviré mejor que otros. Quiero ser agradecido y humilde,
especialmente frente a los de mi edad que deben ganarse la comida diariamente.
Mañana, cuando me gradué, deseo devolver este favor, regresar a mi centro y trabajar por
los que necesitan aprender. Pero no todos piensan así.
Sobre todo, en ningún momento el saber algo más debería hacernos olvidar a Dios,
sino hacernos comprender mejor su presencia en todas las cosas, la sabiduría de sus leyes,
la belleza de las palabras que dijo Cristo, la utilidad de los mandamientos. Qué es lo que
sabemos frente a lo que no sabemos? Si hemos recibido más, también deberemos dar
mucho más. Sóhmente los necios piensan que no necestian de Dios. Pero serán acaso
los necios los capacitados para guiar al pueblo shuar?
6l
Y qeer en Dios no es suficiente,Iny que acatar sus leyes y seguir las enseñanzas de
que estamos
Cristo, Además hay que reunirnoe con los denuís cristianos' Pala sentir
yo estaré
arnnzando juntos. fesirs C¡o: 'tuando dos o tres se r€unan en mi nombre
presente".
Hoy mís que nunca el pueblo shuar necesita la presencia de 'n guü, de un maes'
tro. Hoy el pu"Uto shuar debe afrontar dificultades fn¿yores que nunca"Nuccase vio
tan amenazado. No lo olvidemos: la mayoría de los pueblos amazónicos, nuestros
hermanos, han desaparecido; los han destruído, han ocupado sus tierras
y borrado
tuvo el pueblo de Israel al
sus nombres. ¿Que' quedará de nosotros sin un guía, como
Moisés que los guió
salir de Egipto-? óQué iba a ser de aquellos pobres si no aceptaban a
en nombre de Dios?
Todos los orgullosos que quisieron arregláfselas sin Moisés y sin Dios, quedaron
destruidos. 'Así puede pasar de nosotros. Pero no queremos que pase. Queremos que
nuestros hijos y 1os hi¡os de nuestros hijos sean un pueblo respetado, libre
y feliz'
nuestfo guía y
Por eso desde ahora estamos bien decididos a recibir al Señor como
sus enseñanzar¡ como nuestras leyes.
6t
3. CR$TO LTNTTICA AL GRIIPO P. Silvio B.
En la Biblia hay un übro que nos habla de como vivfan los primeros cristianos: es
decir los hombres que quisieron seguir a Jesus. Este libro se llama "I¡s hechos de los
Apóstoles"
Allí está escrito que estos hombres sabían muy bien lo que quería decir seguir a
Cristo. Creían que Jesús vino, murió y resucitó para salvarnos y para darnos el ejem-
plo; también nosotfos, como é1, tenemos que morir al pecado y a sr¡s consecuencias y
vivir una vida nueva y resucitada.
Entendieron que para ser cristiano no es suficiente bautizarse, sino lo más impor'
tante es queref cambiar de üda. Esto es no querer vivir Como antes, sino fenovan¡e.
Se reunían uÍra vez por semana para estar meditando sobre estas cosas y participar
en la misa (que es el recuerdo de cómo Jesirsnoshaüberadodel pecado). Nadie faltaba;
dejaban sus ocupaciones y se iban a la reunión. A veces la hacían de noche y duraba bas'
tante. No se cansaban de escuchar lo que Jesrls había hecho por nosotros. Sabían tam'
bién que todas las veces que se reunían en Nombre de Jesús, allí se manifestaba la fuerza
de Dios. Empujados por esta Fuerza de Dios, comprendieron que ser ctistiano era
preocupa$e para que la vida se vuelva más llevadera para todos.
Por eso no sólo se reunían püarezltr, sino que también quisieron poner todossus
bienes en común. Ya ninguno seguía diciendo: "Esto es mío, el que lo toca va a ver lo
le pasa". Todos traían lo que tenían y lo ponían a disposición de todos, para que así
ninguno pasara necesidad mientras otros tenían demasiado.
San Pablo en una carta reprocha a los cristianos que querían sólo pensar en si mis-
mos y no querían darse cuenta gue les tocaba colaborar con los otros, que a veces eran
más necesitados. San Pablo deseaba arilientemente que todos comprendieran que Jes{ts
quiso ser nuestfo hermano, y que así mismo los crisüanos tenemos que vivir como
hermanos.
Para querer vivir do'una tn¿nen diferente (es decir como hermanos) en medio de
gente la que más se ocupa de sus intereses, los cristianos piensan: Dios nos. quiere ver
feüces, por eso nos salva. Nuestra felicidad consistirá en estar todos unidos alrededor de
Dios, siendo todos iguales. Así será después de la muerte. Entonces ¿por qué no nos
esforzamos desde ahora de vivir de esta manera?
San f;ablo fue un misionero muy grande. El deseo de que todos conozcan a Jesús
los llevó a recorrer miles y miles de kilómetros.
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San Pablo crefa firmemente en Jesris y sabía muy bien que sólo él nos da la fvetza
para salvarnos.
Un tiempo tuvo oüo y penegufa a los cristianos. Hasta iba con soldados pua co'
gerlos presos y castigarlos. Pero un día que iba a coger presos a los cristianos de un po-
blado llamado Damasco, tuvo un encuentfo con Jesus resucitado. Jesús le dijo:
"¿Por qué me peniguen? "'
Pablo se asustó y
cayó del caballo. Después se animó y preguntó a Jes{rs: ¿Qué
quieres que haga? Y Jesus le üjo: Inís a una ciudad y dlí te indicafán lo que tienes que
h¿cer".
Pablo se fue a esa ciudad, quedó rezando y ayunando, para recibir la fuerza
de Dios. Después empezó a ir de ciudad en ciudad, predicando la palabra de Dios e
invitando a todos los hombres a que crean en Jcsús y así vivan en comunidad. El mismo
cuenta de sus viajes escribiendo una carta a los cristianos de Corinto. Dice:
'Tuve que viaju no se cuantas veoes con pehgros en los ríos, con peligros de ban-
didos, peligros de parte de mis paisanos, peligros en la ciudad, peligros en lugares despo.
blados, peligros en el mar, con hambre y con sed, enfrecuentes, ayunos' con f'f¡ío y
sin abrigo".
Pablo sintió el ll¿mado de Dios para anunciar su Palabra a los que no la conocían.
Por eso viajó mucho.
tt**a
Pablo tenía costumbre de llegar a una ciudad y anunciar la Ealabra de Dios a los
que se reunían. Atendía a los que querían hacerse seguidores de Cristo. Después de un
üempo se dio cuenta que ya no podía atender bien a todos, porque los cristianos tenían
que reunirse para rezar juntos, escuchar la palabra de Dios y celebrar la
eucaris-
y
tía (Jesusa Yurumke), recordando lo que hizo Jesús así pedirle la fuerza.
Para solucionar este problema fue nombrado, ayudado por la comunidad (Jesús
shuar iruntramu), unos colaboradores para que siguieran haciendo conocer la Palabra
de Dios, aconsejando a esos oistianos para que vivan según la voluntad de Dios.
Nos damoo cuenta que San Pablo tenía estos colaboradores cuando el escribe a los cris-
tianos y saluda a ellos junto con los dirigentes cristianos que el llama Obispos y diáconos.
También tenemos algunas de las cartas que San Pablo escribió a sus colaboradores Ti-
moteo y Tito.
En las cartas aconseja que cada centro tenga sus responsables para que respondan
de la úda crisüana y ayuden a los cristianos a escuchar y seguir la Palabra de Dios para
que lleguen realmente a formar en los centros comunidades cristianas, es deci¡ una fami-
05
lia de Dios, en que los hombres todos A Tito le escribe '"Te
se lleven como hermanos.
lo que falta y pusieras presbítercS (umt)
dejé en Creta, para que acabuas de organizar
en todoe los centros, de acuerdo con mis instrucciones"'
Es importante que cada lugar tenga responsables propios de la vida cristiana porque
que necesitan más escuchar
elloS saben mejor que otros cuáles son los consejos de Dios
con ellos y saben cuales son sr¡s problemas'
esas personas, Porque viven
'l******¡l*
Sipensamosunpocovemosgueloshombresparatrabajarsiemprenecesitande.un
motivo.Aunmás,hastaparavivirnecesitamosunmotivo.Sinotenemosunmotivo
las gan¿s de vivir, y nos dejamos morir. U-n nativo
lu, no, anima, podemos hasta perder me'
üe h Selva del Érasil, cuando qu. a la tiena que desde antiguo le pertenecía se
"io
tían gentes raf¡rs y vravu (apacl¡) no sabía.qn h"."t. Ya
ng podía irse de cacería
..o quería. Fue así que 'perdíó
tranquilamente ni if . p"roi, ni construi6u dÓnde
las ganas de vivir y tirándose al río se dejó morir'
Todoloquehacemostienepordetrásunmotivo.Hacemostodopensandoenuna
cosa: tenemos un morivo que nos ómpu¡a que nos da
ánimo. Trabajamos la tierra porque
pens¡rmos en los hijos.
En el cora-
I¡s hombres no quedan satisfechos con motivos pequeños y tontos'
de nuestro corazón deseamos ser
zón tienen un anhelo gt"n¿. y profundo. En el fondo
Feüces.
Buscandoestoloshombrestrabajan,sePreocupandecomoconseguirlo.Siuno a
noche y día para
plensa gue para ser feliz necesita bastante plata, estará trabajando
;;*g,ú; phta. pero nunca lleganí el momento en que pueda decir: ya tengo bastante.
SiunopiensaqueparaserfelizhayquedivertirsebastanteygoTafdelavida;
insatisfecho, porque se cansa
hará todo lo,¡iue le puede dar gusto, pero quedará siempre
de.divertine siempre de la misma forma'
Entoncesloscristianostenemosunmoüvomuyimportanteparaorganizarnos:
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aliviar los dolores, superar las dificultades.en el lugar en que vivimos. Tenemos que traba-
jar para construi¡ el PARAISO, es decir una comunidad de hombres que piensa en Dios y
colabora de tal forma que va eliminando las distinciones entre lz gente;y no para ahon-
dar las divisiones que ya existen.
I¡ Federación quiere que todos los Shuar se organicen, pero también quiere que
los motivos por los cuales se organizan sean verdaderos y fuertes y puedan durar. Un
centro organizado debe ser un sitio en donde se está trabajando para solucionar los
problemas que impiden progresar a todos. Antes ayudaban a encontrar estas motivacio-
nes profundas los padrecitos, p€ro ahora es necesario que también en esto la comunidad
shuar se abastezca. Es decir cad¿ centro tiene que tencr un responsable que ayude a la
gente a encontrar los motivos de unión y de trabajo comunitario en la Palabra de Dios.
Si nos organizamos es pam que el centro realmente sea como una familia, donde
las autoridades se preocupan de los socios como de su famiüa y los socios colaboran
con las autoridades porque saben que lo que dice el síndico es por el bien de todos.
Pero no es suficiente que los cristianos oigan esto de vez en cuando.
Es por eso que en los centros hay que tener el etserin: este es un encargado de la
Iglesia (del obispo, de los sacerdotes y de los cristianos) para que ayude a todos a enten-
der bien el motivo por el cual quieren vivir como cristianos y quieren trabajar juntos.
El Etserin tiene que ser una persona respetada, escuchada y que de su parte se esfuerce
para entender y practicar la Palabra de Dios.
Una comunidad cristiana es la que tiene como interés principal que todos sus
miembros estén trabajando para adelantar todos juntos, guiados por sus enseñanzas que
encontramos en la Palabra de Dios ( yaunchu Yusa chiclwme, yamaram Yusa chichame).
Si trabajamos en nombre de Jesús es más fácil que trabajemos para que nadie quede
excluído de los beneficios que va adquiriendo el centro. También nos preocupamos de
eliminar del centro todas las causas de las peleas, delosresentimientos, de lasenvidias,
de las venganzas.
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El trabajo de la comunidad se orienta a que sus miembros alcancen una vida digna
de un hombre, por eso se preocupan de que también aquellas personas que ya no se
valen por sí mismas tengan lo necesario y lo suficiente. A veces en los centroi ,¡eep
cuentran viejitos que se hallan olvidados. Es deber de los cristianos preocuparse de
que no les falte nada. A veces se encuentran peñ¡onas enfermas de las cuales nadie se
preocupa. I¡ comunidad cristiana se preocupa de atenderlas de forma que puedan
recuperar su salud.
Elimina las causas de los disgustos y de los malos ejemplos. Por ejemplo en un
centro donde la gente dice que quiere vivir como cristianos, se debería prohibir el des-
pacho de trago, porque es causa de mucho malestar er¡el Centro.
** tt*¡¡*{.¡¡{.****
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LIBRES: ¿HASTA DONDE Y HASTA CUANDO?
Si en el Ecuador hay un pueblo que tiene derecho a ser orgulloso es el pueblo
shuar. Porque es el único que nunca fue sometido por nadie.
Hace muchos siglos los Incas sometieron a todes las poblaciones de esre País y
fundaron un gran imperio. Intentaron también penetr¿r en esta parte del Oriente, pero no
pudieron porque los shuar los rechazaron. Después llegaron los españoles, que en rapida-
mente sometieron a los Incas, y entraron al Oriente fundando ciudades, como h¿bían he-
cho en la Sierra. Pero ¿l poco tiempo los shuar se levantaron y las destruyeron. De ellas
queda a malas penas el nombre. Escribiendo al Rey, los Conquist¿dores se quejaban
que no habí¿ m¿nera de someter y amansar estos hombres de la selva. Muchas de estas ca¡.
tas se conservan todavía hoy.
Hasta los misioneros se retiraron varias veces desanimados, es que los shuar temíen
que, al volvene mansos y dóciles, habrían acabado con ser sometidos y entonces re-
chazaron much¿s veces a los mismos misioneros.
Pero hoy ellos asisten a una nueva invasión de sus tierras, sin rechazar a nadie, ar¡
tes bien, pidiendo que venga. Nadie viene ahora a quererlos someter con las armas, sino
que penetran las carreteras, se hacen pistas, se abren almacenes. A través de todo esto
llega'un montón de cosas que hace años ni se soñaban, además, con los nuevos medios
de transporte, se sacan productos y se lleva¡ los enfermos a curarse.
Todo esto es magnífico, icómo podríamos negarlo? Pero hay el gran peligro que
los shuar, que nunca fueron sometidos por la fuerza, lo sean ahora suavemente, sin que se
quejen ni se den cuent¿.
Por este camino algunos llegan a destruirse por completo. Se endeudan hasra tener
que vender sus tierras y después se vuelven unos peones. Sólo cuando están borrachos s€
hacen los valientes, pero no hacen más que dar lástima y compasión.
Lo de antes no volverá más. Los shuar no volverán a ser invencibles por las armas.
Ya no va a ser la fuerza la que los salva.
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TODOS NECESITAMOS DE LOS DEMAS
no necesitaban de nadie'
cuando los shuar vivían solos en est¿rs tierras orienteles
y venenos para cazar los
Ellos mismos tejían sus vestidos, fabricaban les ermas, tr¿mPas
casas y las mujeres sacaban
anim¿les y alimentarse, .oi 1", plantas del monte hacían sus
de la hueita la comide necesaria. Por muchísimos siglos no tuvieron por qué comPrar ni
vender nada. Sin carreteras, avionetas, tiendas, boticas, radios, vivían perfectamente bien
Hay que decir también que esto era posible, Porque los habit¿ntes eran menos'
En el monte no faltaba Ia cacería, en los ríos habí¿ mucho pescado y losúnicos due-
ños de las tierras eran cllos.
sible vivir como antes. Los unos necesitamos de los demás. Muchos shuar hoy se dedic¿n
quien
casi solamente a la ganadería. Esta produce bastante plata, pero asu vez se necesita
produzca telas, m¿Jhetes, herramientas, rcmcdios, zapatos. . . Es decir: todos necesitamos
de los demás, al mismo tiempo que todos aportamos algo para los demás'
Así se h¿ vuelto
hoy la vida y no creo no será posible volver atrás'
seguramente ésta no es un¿ cosa mala, antes bien, de ella debemos alegrarnos'
peio de los demás no debemos preocuparnos sólo cuando los necesit¿mos' No debe
mos tenerlos en cuenta sólo cuando nos hacen falta. De otra manera habría
algunos que
o muy niños, no tendrían a nadie que en ellos, por-
por r", enfermos, viéjos, débites Plense
que no pueden dar nada.
Si los demás nos interesan sólo cu¿ndotienenalgo que darnos, algun día
noso-
ftos mismos quedaremos borados. Por ejemplo el dí¡ en que caigamos enfermos, o
ya no podamos tra-
tengamos algun accidente, o perdamos nuestros bienes, o por la edad
comerciantes, buenos ganaderos ola
bajir. ¡esús-no vino a.nseñarnos que seemos buenos
falta que viniera él a enseñarlo' Jesús nosen-
-"n.r" de ganar bastante. Todo esio no hací¿
como nos queremos a nosotros mismos. Esen el mo
señó que dibemos querer a los demás
h la enfermedad y de la necesidad que los demás nos h¿cen falta'
ment; de pobreza, de
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APENDICE
Mitos y Leyendas
"Evaagelizbción" del Mundo Indigenista Amazónico