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Semillas de formación y

vida Interior
Claudia Daniela Onorato
Claudia Daniela Onorato

Semillas de formación y Vida Interior

Semillas de formación y Vida Interior by Claudia Daniela Onorato is

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SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

Este libro, basado en el pilar de la Religión, renueva las Reglas de

Discernimiento Espirituales de San Ignacio de Loyola.


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Capítulo 1- La experiencia religiosa

Introducción
La experiencia religiosa es una experiencia de Dios, la misma da sentido

a la propia vida y la transforma en misión. La experiencia religiosa de Don Bosco

se inicia en la infancia, con el sueño de los nueve años, y está especialmente

unida a su misión; una misión social. Nos interesa conocer la experiencia religiosa

de Don Bosco en relación con su pedagogía.

Por lo anterior expuesto, el enfoque será pedagógico, profundizaremos

en la experiencia religiosa de Don Bosco, por ende, en uno de los pilares de su

Sistema Preventivo: la Religión.

Entendemos que estas vivencias, que incluyen temas como el bien y el

mal, son relevantes para la formación en la actualidad, por eso, desarrollaremos la

acción del mal en la vida de Don Bosco y la forma en la que el santo pudo

tramitarla. Explicitaremos cómo esta acción maligna sigue presente en la

actualidad, nos detendremos a considerar su forma y sus significados en la vida

de hoy.

El pilar de la Religión, es importante si se lo explicita en lo cotidiano, es

decir, si se lo ve encarnado, porque es “en lo de todos los días” donde se juega la

santidad personal.
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Describir las manifestaciones de la religión en el Sistema Preventivo de

Don Bosco, puede aportar a la comprensión y renovación del modo de vida típico

de las pastorales, de los equipos de catequesis, de los grupos que conforman

Instituciones educativas y de las comunidades eclesiales, entendiendo que, como

Instituciones religiosas, se encuentran necesariamente comprometidas con el

acompañamiento formativo hacia los jóvenes, que incluye los temas del bien y del

mal que es necesario desocultar. Estos temas, si bien han sido abordados por

investigadores, santos, como San Ignacio de Loyola; exorcistas y por los Papas en

diversas encíclicas, no ha sido suficientemente trabajado en relación con el tema

de la comunión de los santos. Realizaremos una lectura relacional del pilar de la

Religión en el Sistema Preventivo de Don Bosco con los presupuestos teóricos y

metodológicos ofrecidos por Edith Stein, para la exigencia de una labor social de

formación cuyo propósito es restaurar la comunión con Dios.

Los 20 años de experiencia vividos en la Pastoral Universitaria de la

Universidad Católica de Santa Fe, como estudiante, y como ex alumna, avalan

este trabajo. También, mis 20 años de catequista, en escuela primarias y en

parroquias, colaborando en cada sitio para el logro de una pastoral renovada, en

confrontación con modos autoritarios de entender la formación religiosa.

El punto de partida
El problema del cual partimos en esta investigación es: ¿cómo se

propicia la formación religiosa en la obra salesiana para la labor social de

formación, es decir,
para formar personas para la comunidad?

En este contexto, el estudio de la experiencia religiosa posibilita el

abordaje interdisciplinar. Puntualmente, tomaremos los aportes de la Religión a la

Pedagogía de Don Bosco; el concepto de Bildung de la Filósofa de la Educación

Edith Stein, también; los aportes pastorales de los Padres Exorcistas Grabriele

Amorth y de José Antonio Fortea y los aportes metodológicos de la fenomenología,

para indagar en el proceso educativo, un proceso en acto en el que la experiencia

religiosa se realiza.

Es en el vínculo educativo donde la experiencia viva de Dios se hace

formación y donde se constituye el sujeto religioso, es decir, el sujeto capaz de

religar memoria, costumbres, tradiciones, experiencias colectivas, resignificándolas

para su cotidiano seguimiento de Cristo. Este es el objeto de nuestro interés.

Tomando los aportes de Don Bosco sobre la educación, particularmente

las vivencias relacionadas con el pilar de la religión y los aportes de Edith Stein

acerca de la Bildung, puntualmente la idea de labor social de formación,

ingresaremos al interior de estos procesos educativos para explicitarlos mejor, lo

cual es de gran interés, desde el punto de vista pedagógico, porque permitiría

asumir la tarea formativa en toda su riqueza y complejidad, es decir, desde sus

múltiples facetas, evitando la desintegración. También, ofrecer una propuesta

concreta hacia una pastoral renovada.

Hoy escuchamos hablar de salud, ecología, emociones, aprender a

aprender, en educación. Proliferan las teorías, sin embargo, las personas aparecen

enfermas, no manifiestan sensibilidad social, son analfabetas emocionales y


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desconocen la acción del mal en sus vidas. ¿Cómo estamos formando? ¿Por qué

vivimos desintegrados? ¿Por qué se debilitan nuestras comunidades? ¿Por qué la

formación no nos sirve para vivir?

Precisando de una vez, las posibilidades educativas para el logro de un

refinamiento personal están a disposición. Con todo, la formación (en todas las

edades) no logra que las personas puedan sumergirse en un proceso de cambio

personal, sanador y liberador, aunque quieran y deseen hacerlo.

¿Cómo es posible que el proceso formativo, cuya misión es el

despliegue de la persona en todas sus potencialidades no toque los corazones?

Es un reclamo que llega a la formación en todos los niveles y modalidades,

también, a la formación religiosa donde crecen propuestas de todo tipo, se

consumen teorías contrarias a la propia vida religiosa, contrarias al Evangelio,

como novedad (por ejemplo: Reiki, Yoga), herejías avaladas por autoridades

religiosas, por sacerdotes, para ser vividas por la comunidad.

¿Cómo se forma? ¿Qué criterios acompañan a los formadores para

realizar sus propuestas? ¿Por qué las comunidades no encuentran en su

formación las herramientas, los sentidos, que los ayuden en la construcción de un

proyecto personal y comunitario vital?

Descripción del proceso


Explicitados nuestros referentes teóricos, y nuestro punto de partida,

veremos los aspectos metodológicos para el abordaje de estas experiencias, que


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posibiliten explicitar sus dinamismos, a fin de comprenderlas mejor, evidenciando

sus significados.

Una propuesta concreta de análisis de los datos:

Se toma como referente la propuesta de Van Der Leeuw, tal como la

presentaron Roberta Vasconcelos Leite y Miguel Mahfoud:

1. Nominación y organización de las vivencias a fin de comprenderlas.

La tarea propia de este primer paso es ver, separar, agrupar, nombrar; tomando

las expresiones de los propios sujetos sin caer en la cosificación (Vasconcelos

Leite, Mahfoud) “Hemos encontrado que toda comprensión, llega por último al

límite donde pierde su nombre y solo puede llamarse ser-comprendido. Que toda

comprensión sea finalmente un ser-comprendido, significa que todo amor es,

finalmente, ser amado, que todo amor humano es solo la respuesta al amor que

nos fue dado.” (Van Der Leeuw)

2. Inserción metódica de las resonancias de las vivencias en la propia

vida. Dichas repercusiones son sentidos que exigen ser comprendidos y que

enriquecen, amplían la investigación abriendo nuevas posibilidades a

problematizar. (Vasconcelos Leite, Mahfoud) Al poner nombre a los fenómenos se

los convoca, luego, se espera que estos fenómenos se vivencien en la propia vida.

(Van Der Leeuw)

3. Epojé. Dijo Van Der Leeuw “la epojé no es el comportamiento del

observador frío, por el contrario, es la amante mirada del que ama sobre el objeto
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amado.” Se trata de dejar de lado el juicio sobre la realidad para observar el

fenómeno tal como se presenta.

4. Aclarar las vivencias explicitando el sentido de las mismas al elaborar

categorías. Así, es posible compartir elaboraciones personales, captar elementos

comunes, elucidar cuestiones relacionadas con el mundo de la vida de ese grupo

particular y decir el tipo de experiencia de que se trata el fenómeno investigado.

(Vasconcelos Leite, Mahfoud) “Aclarar lo contemplado” (Van Der Leeuw) Esto, sin

quedarnos en un análisis categorial, sino realizando los informes de manera

narrativa.

5. “Comprensión de las conexiones de sentido para configurarlas como

información. Se trata de la culminación de los pasos anteriores” (Vasconcelos

Leite, Mahfoud) “Comprender lo que se muestra.” (Van Der Leeuw) y poder

narrarlo, yendo del todo a la parte y de la parte al todo.

6. Volver a los datos de manera continua para rectificar las

comprensiones y preservar la dinámica propia de la experiencia, implica confrontar

con fuentes teóricas y con pares. (Vasconcelos Leite, Mahfoud). En este paso es

posible enriquecer el texto con nuevos sentidos.

7. Reconstrucción de la experiencia vivida para que sea posible dar

testimonio del fenómeno a otros a fin de lograr una mayor comprensión de la

vivencia. (Vasconcelos Leite, Mahfoud) “Dar testimonio de lo comprendido” Van

Der Leeuw)
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En síntesis, en los desarrollos anteriores hemos conectado con una

manera original de procesar los datos de la realidad. Vimos que la experiencia

implica descubrir al objeto, atender a todos los indicios, comprender procesos, dar

sentido a las cosas, así, mediante el análisis emerge el objeto en su identidad, en

su constitución, en nuestro caso, la formación religiosa.


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Capítulo 2- La experiencia religiosa en

Don Bosco

La experiencia educativa salesiana, es una experiencia preventiva, sus

pilares son el Amor, la Razón y la Religión. La preventividad, no se agota en el

hecho de evitar el mal, sino que busca propiciar el crecimiento de los jóvenes en el

bien, en la bondad.

Con estas certezas, comenzó Don Bosco una “obra de asistencia en

favor de los jóvenes pobres y abandonados. Entendió que se los debía proteger,

poniendo a disposición de los mismos los medios y los recursos para introducirlos y

hacerlos crecer en la vida de la gracia, esto incluye, hacer una obra constructiva en

el marco de la subsistencia, de los derechos personales, de la instrucción, de la

profesión y crecimiento moral y social. (p. Braido, p 12)

Todos hemos sido hijos de Dios (Gálatas 3, 26; 4,5) predestinados a

reproducir la imagen de su Hijo (Rom 8, 29). Para Don Bosco, la religión, como

acogida y vivencia de esta vocación divina en el plan de Dios, era un componente

constitutivo e insustituible de la formación que ofrecía a los jóvenes.

” La meta y el camino que se proponía en la educación era

la configuración con la persona de Jesucristo. Entendemos por

religiosidad la actitud dinámica de apertura de la persona al sentido

más radical y profundo de su existencia y al compromiso de vida

coherente con esta opción. No es una actitud más entre otras; la


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religiosidad es como la raíz que soporta y alimenta todas las

dimensiones de la vida. También se le podría llamar “espiritualidad”

en el sentido amplio, entendida como las motivaciones profundas, los

valores fundamentales, el ideal, la utopía, la opción fundamental que

orienta y da sentido a la vida de una persona en su totalidad. La fe

cristiana tiene como punto de partida la iniciativa gratuita y amorosa

de Dios de revelar su plan de salvación para la humanidad y la

vocación a la que Él quiere llamar al ser humano. La fe, como

respuesta a esta Palabra no es, en consecuencia, la simple

aceptación de una doctrina revelada o el cumplimiento de una moral

expresada en los mandamientos, ni la sola práctica de algunos actos

o devociones religiosas o la mera aceptación de una tradición

familiar, social o cultural. La fe hace referencia a la relación con una

persona, Jesucristo. Es el encuentro personal con el Señor, la

acogida de la buena noticia que Él anuncia y su llamado a seguirlo

radicalmente. Suscitar y alimentar la religiosidad en la mente y en el

corazón de los jóvenes como búsqueda de sentido fundamental de la

vida y hacerles la propuesta y acompañamiento catequístico que

lleve al encuentro con Cristo y a su seguimiento, tales son los

elementos esenciales hoy de la religión como pilar del Sistema

preventivo.” (Peresson, 2009, p 340 a 356)


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Don Bosco y su experiencia de Dios


En su sueño de los 9 años, recuerda Don Bosco que el hombre

misterioso y resplandeciente del sueño le dijo: “Ponte, pues, ahora mismo a

enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud”. Vi que, en lugar de

animales feroces aparecieron mansos corderillos, que, haciendo fiestas al Hombre

y a la Señora, seguían saltando y balando a su alrededor (MO, p.4) Este sueño

nos muestra, de manera sencilla, la mirada de Don Bosco acerca de la experiencia

religiosa: reconocer la fealdad del pecado y la belleza de la virtud, implicarse en la

tarea de la mejora personal a través de la educación y la fiesta (la alegría).

Mamá Margarita
Alburquerque Eugenio (2013) nos acerca a la experiencia religiosa de

Juan Bosco, en sus primeros años, destacando la figura de su madre:

Desde las primeras páginas de las Memorias del Oratorio, la narración

de Don Bosco manifiesta una constante que lo acompaña a lo largo de toda su

existencia: la importancia determinante de la religiosidad, de la Religión, en su

mentalidad y en el ambiente en que crece (MO., p 3). Y es sobre todo a su madre,

Mamá Margarita, y a su acción educadora, a quien atribuye el mérito de haber

arraigado en él el sentido de Dios, una visión de fe profunda y una firme esperanza

y caridad.

Ella, mujer analfabeta, fue la primera catequista de Don Bosco, quien,

incluso, debido a la distancia de la iglesia, tenía que limitarse a la instrucción


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religiosa de tan buena madre. Ciertamente, la historia espiritual de Don Bosco

tiene su origen ya en los años de la infancia, en los que la pedagogía materna

logra hacer emerger el sentido y la centralidad de Dios, creador, omnipresente,

bondadoso y providente. Esta visión de la presencia amorosa de Dios en su vida

le acompañó siempre y es quizá el presupuesto de su disposición y actitud

contemplativa. (p 43)

Como vemos, la experiencia religiosa de Don Bosco comienza en el

hogar. Recuerda una época de penuria económica en la que su madre, luego de

una breve oración, manifestó su confianza en la providencia divina con una medida

extraordinaria: cocinó un becerro, como en épocas de abundancia, y así sació a

toda la familia. Además, “sacó partido de los recursos más insignificantes para

salvar la crisis de víveres”. (MO, p.2)

Nos sumamos al sentido profundo de estas cosas pequeñas. Son

gestos que nacen de la cultura, del vivir cotidiano, del diálogo, del encuentro. Don

Bosco los recupera en su memoria, porque estos recuerdos cuentan o narran la

historia confirmando la riqueza vital de Mamá Margarita, manifestando su

sensibilidad, su fe, su confianza en la providencia, su sentido práctico en la

resolución de problemas cotidianos.

Margarita, le enseñó a rezar, le mostró cómo preparar una confesión, se

confesó ella primero, lo acompañó hasta un sacerdote para confesarse y luego le

ayudó a dar gracias. En todo fue acompañando la vivencia de la fe, con

gradualidad, hasta que el hijo logró realizar las oraciones y la confesión por sí

mismo. (MO, p.2)


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Canalizar positivamente la vida afectiva


Otro aspecto, al cual nos referimos ahora, es a la capacidad del santo

para “sublimar sus impulsos sexuales y agresivos”, como la señala Fausto Jimenez

(p.14). Juan Bosco, era un niño lleno de vitalidad. Participaba en peleas. Narraba

historias a sus amigos. El santo, recuerda cómo enseñaba a sus contemporáneos:

“estaba en ayunas de toda ciencia, por más que entre ellos pasase por un doctor.

En el país de los ciegos, el tuerto es rey” (MO p. 6).

Caminaba y bailaba sobre las cuerdas, en toda oportunidad rezaba y

cantaba a Dios:

“En aquel momento hubierais visto al predicador como antes

dije, convertirse en un charlatán de profesión. Hacer la golondrina,

ejecutar el salto mortal, caminar con las manos en el suelo y los pies en

alto, echarme a continuación al hombro las alforjas y tragarme monedas

para después sacarlas de la punta de la nariz de este o del otro

espectador. Multiplicar pelotas y huevos, cambiar el agua en vino, matar

y despedazar un pollo para hacerlo luego resucitar y cantar mejor que

antes, eran los entretenimientos ordinarios. Andaba sobre la cuerda

como por un sendero: saltaba, bailaba, me colgaba, ora de un pie, ora

de los dos; ya con las dos manos, ya con una sola. Tras algunas horas

de diversión, cuando yo estaba bien cansado, cesaban los juegos, se

hacía una breve oración y cada cual volvía a su casa. Quedaban fuera

de estas
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reuniones los que hubieran blasfemado, hablado mal o no quisieran

tomar parte en las prácticas religiosas”. (MO.p.7)

Juan Bosco crece, toma la primera comunión entendiendo que Dios

tomaba posesión de su corazón, según le dijo su madre. Todo su entorno se

acomoda a transmitir el mensaje divino, él sabe acoger la Palabra de Dios para su

vida siendo capaz de reducir progresivamente las propias tensiones instintivas.

¿Cómo logra esta transformación específicamente? Con el acompañamiento de

personas significativas en su vida que le ayudan a vivir con sencillez y alegría su

relación con Dios y su misión. Afirmamos que, todas sus tendencias agresivas y

sexuales las tramitó en forma familiar y alegre, por lo cual, logró desarrollar una

personalidad integrada.

Guías espirituales
Para continuar ahondando en la experiencia religiosa de San Juan

Bosco, tomamos algunos aportes de Fausto Jimenez (1994), el autor precisa la

importancia de los otros en la vida de Don Bosco, son los demás el punto de

referencia histórico de toda su obra, especialmente los sacerdotes, verdaderas

figuras parentales, que le sirven de referentes y modelos. Estas personas fueron,

entre otras, Margarita Occhiena, (1778- 1856), José Lacqua (1824-1825), Juan

Calosso (1829-1830), José Cafasso (182-1860) (p. 12). La amistad con estos guías

espirituales le aportó a Don Bosco la claridad acerca de su vocación y le ofreció la

posibilidad de acceder a casas de estudio.


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“Lo recibido como donación posee sinergismo interior natural,

que impulsa a lo más y a lo mejor. En la casa de Don Bosco, no hay

nada superfluo, sino lo necesario, porque todos echan una mano para

seguir adelante. Y este empeño de todos por conseguir lo necesario y

lograrlo cada día les da una sensación de contento, una chispa de

felicidad profunda. Por la noche, al irse a dormir en el jergón, Juan

siente la satisfacción profunda de formar parte activa de una familia que

tira para delante, que vence las dificultades, porque también él echa

una mano. Sentido de pertenencia, sentido de dignidad, llamarán los

psicólogos a esta satisfacción. Es un conjunto de elementos que

despiertan el gusto por vivir y que Don Bosco transmitirá

ininterrumpidamente a sus jóvenes y a sus salesianos.” (Jimenez, 1994,

p 14)

Este mismo aspecto es destacado por Alburquerque Eugenio (2013), la

lectura vincular de este aporte nos muestra la importancia del otro para la propia

constitución subjetiva, en particular, para sanar heridas, para cerrar procesos

formativos deficientes, para encontrar la propia vocación y misión, para vivir de

acuerdo a los mensajes de su Sistema Preventivo y cortar con toda herencia

represiva.

“Desde los dieciséis a los veintiséis años, el joven Bosco vive

prevalentemente en Chieri, pequeña ciudad a unos dieciséis kilómetros

de Turín, primero como estudiante en la escuela pública y, a partir de

1835, como seminarista.


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En la escuela de Chieri, la educación religiosa era muy

cuidada: misa diaria, libros de lectura piadosa, oraciones al principio y

final de las clases, lecciones del catecismo, oficio de la Virgen en los

días festivos, frecuencia sacramental.

En estos años funda la «Sociedad de la Alegría» y se rodea

de buenos amigos (Garigliano, Poirino, Braia, Comollo), que le animan

con su buen ejemplo y a quienes él admira e imita. Se trata, de

verdaderas amistades espirituales (Desramaut, 1996, pp. 60-62),

especialmente en el caso de Comollo, cuya piedad le impresiona. (p.44)

Al pedir que me despojara de la ropa secular con aquellas

palabras: Que el Señor te despoje del hombre viejo con todos sus actos,

dije en mi corazón: «¡Oh cuantas cosas viejas he de abandonar! Dios

mío, destruid en mí todas mis malas costumbres”. (MO, p. 59).

Tomamos, entonces, un primer elemento de la experiencia religiosa

salesiana: el acompañamiento y la animación como aspectos relevantes para vivir

según la gracia. Destacamos a Mamá Margarita, como ayuda especial que recibió

Juan Bosco para tramitar diversos aspectos de su personalidad, junto al testimonio

de sus amigos, en particular, de Comollo. Profundicemos en estos aportes, desde

estas líneas guía: el acompañamiento y la capacidad de tramitar las tensiones

propias de la vida.

Continúa escribiendo Alburquerque Eugenio (2013).


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“Bajo la guía de San Francisco de Sales, Don Bosco

construye un modelo pastoral basado en la sencillez y la alegría. En

1841 ingresa en el Convitorio, donde cuenta con la guía espiritual y

moral de Don Cafasso.

Don Cafasso –desde seis años antes mi guía– fue también mi

director espiritual y, si he realizado algún bien, se lo debo a este digno

eclesiástico en cuyas manos deposité todas las decisiones, aspiraciones

y acciones de mi vida (MO, p. 88).

En su labor apostólica, Don Bosco alude y cita con frecuencia

la autoridad espiritual de su maestro, reproduce su enseñanza e incluso

sus palabras, sigue sus métodos, su manera de predicar, hecha de

sencillez, de insistencia en los sacramentos y en los novísimos; es

idéntico su modo de confesar, todo comprensión y benignidad; idéntica

también su devoción a la Virgen, la misma pasión por la Eucaristía; el

mismo celo por la salvación de las almas; el mismo amor a la Iglesia y al

Papa. Realmente, Don Bosco descubre en Cafasso al maestro y al

modelo de su vida sacerdotal, aunque Cafasso no pretende hacer al

joven sacerdote a su imagen y semejanza, ni, por su parte, Don Bosco

copia a Cafasso, sino que lo imita según sus propias aptitudes

personales.

De forma sintética, se puede decir que don Bosco encuentra,

en don Cafasso, al padre bueno y al guía seguro que necesitaba para


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alcanzar la madurez humana, curando la confusión y las heridas que

pudiera arrastrar desde su niñez. A través de su enseñanza logra

también la madurez teológica, complementando las posibles carencias

de la formación en el seminario de Chieri.

Bajo su dirección, alcanza la madurez vocacional que le lleva

a una opción definitiva por los jóvenes. Y, finalmente, a través de la

experiencia de la dirección espiritual, llega a la madurez espiritual que le

conduce a una espiritualidad basada en el amor de Dios y en la caridad

pastoral, una espiritualidad verdaderamente «salesiana». Por ello, para

comprender a Don Bosco es necesario referirse a su maestro y guía. (p.

46-47)

La pedagogía bosquiana de la santidad es una pedagogía

realista, que tiene muy en cuenta la propuesta de modelos concretos

Según Buccellato, toda la acción educativo-pastoral de Don Bosco se

sostiene en su preocupación fundamental de que todos los jóvenes se

salven, y en su convicción –típicamente alfonsiana– de que esto es

posible y de que, en realidad, no es demasiado difícil”. (Buccellato,

2008, p. 96). (p. 49)

Los amigos
La acción educativa y pastoral de Don Bosco se va construyendo como

experiencia religiosa que configura un modo de ser y de hacer caracterizado por el


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acompañamiento y guía para vivir en gracia, también, por los vínculos fuertes de

amistad como modelos que alientan las ganas de vivir, la plenitud, la alegría, y la

sencillez.

“La vida espiritual de Don Bosco, así como su propuesta de

santidad a los jóvenes y a los primeros salesianos se caracterizó

siempre por una alegría sin igual. Existe, pues, una espiritualidad

«salesiana de Don Bosco», que tiene fuentes y raíces muy precisas

(Felipe Neri, Francisco de Sales, Vicente de Paul, Alfonso de Ligorio); y

en la que

influyen también santos contemporáneos suyos, maestros espirituales

junto a los que vivió”. (José Cafasso, Bruno Lanteri). (Alburquerque,

2013, p. 54)

“Así agradaba a todos y me ganaba el bien querer y el cariño

de los compañeros. Empezaron a venir para jugar, luego para oír

historietas y para hacer los deberes escolares y, finalmente, venían

porque sí, como los de Morialdo y Castelnuovo. Para darles algún

nombre, acostumbrábamos a denominar aquellas reuniones Sociedad

de la Alegría.

El nombre venía al pelo, ya que era obligación estricta de cada

uno buscar buenos libros y suscitar conversaciones y pasatiempos que

pudieran contribuir a estar alegres. Por el contrario, estaba prohibido

todo lo que ocasionara tristeza, de modo especial las cosas contrarias a

la ley del Señor”. (MO., p. 16)


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Otras experiencias vividas por Don Bosco con sus amigos nos acercan

a la capacidad de aprender colaborativamente. Juntos, hacen de los momentos de

estudio un tiempo agradable, de disfrute, donde el conocimiento tiene su lugar

junto al trabajo en equipo. De este modo, la tarea se vuelve ligera, se conoce más,

se afianzan los vínculos de amistad, se aprenden modos de estudiar de los otros,

y se accede a perspectivas diversas que enriquecen la propia mirada.

“Durante las horas de recreo, en casa, a veces nos reuníamos

en el refectorio para hacer lo que llamábamos círculo de estudios. Allí

uno preguntaba sobre lo que no sabía o lo que no había entendido en la

explicación o en el texto. Me gustaba mucho, y me era muy útil para el

estudio, para la piedad y para la salud. Llamaba la atención por el modo

de preguntar Luis Comollo, que entró en el seminario un año después de

mí. Un tal Domingo Peretti, actualmente párroco de Buttigliera

(Buttigliera Alta, de 1850 a atención 1893) tenía mucha facilidad y

respondía siempre. Garigliano era un excelente oyente: sólo hacía

algunas reflexiones. Yo era el presidente y juez inapelable. Como en

nuestras charlas salían ciertas cuestiones a las que ninguno de nosotros

sabíamos responder, nos dividíamos las dificultades. Al cabo de un

tiempo determinado debía aportar cada cual la solución de la dificultad

de que se había hecho cargo”. (Mo p. 34)

Recordando a Luis Comollo, su amigo, reconoce que su propuesta

educativa no puede ser mortificante, no lo acepta para sí ni para la vida de los


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demás, por el contrario, propone vivir en la alegría, para él, en eso consiste la

santidad. Don Bosco escribe:

“En una sola cosa ni siquiera intenté imitarle: en la

mortificación. No acababa de entender que un joven de diecinueve años

tuviese que ayunar rigurosamente durante toda la cuaresma y otros

tiempos mandados por la Iglesia; y ayunar todos los sábados en honor

de la Santísima Virgen, renunciar a menudo el desayuno de la mañana,

comer a veces a pan y agua y soportar cualquier desprecio e injuria, sin

dar la más mínima señal de resentimiento”. (MO p.34)

El Sistema Preventivo
Luis Timossi 2021, señala que la obra de Don Bosco nace del amor que

puso fuego en sus venas y lo lanzó a decir: “Da mihi animas, caetera tolle”; “Hasta

mi último aliento será para los jóvenes”. En su propia historia personal se observa

que vivió moviéndose de un lugar a otro: experimentó las consecuencias de migrar,

de estar lejos de su casa, de su familia; el desgarro afectivo, cuando tuvo que dejar

a su familia; la desubicación, la disonancia existencial por cambiar de contextos en

término de menos de 2 años; así mismo, el rechazo o bullying de sus compañeros

por su apariencia de campesino pobre, con más edad que los otros estudiantes;

más aún, problemas para subsistir: pasó hambre, trabajó desde niño, hizo

sacrificios de todo tipo para salir adelante. Este fue su peregrinar. El tema de las

amistades lo confronta con el riesgo, si se elige buenos amigos puede caminar

mejor, sino, puede ir por mal camino (esto le aconsejó mamá


Margarita).
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De este modo, su historia lo fue formando para la misión de acompañar

a jóvenes extranjeros. En el oratorio festivo se veían jóvenes que venían de países

lejanos, además, no tenían ninguna práctica religiosa y, por eso, estaban

expuestos a todo tipo de perversión, especialmente en los días festivos. Estos

chicos, llegados a la gran ciudad, corren grave riesgo de pervertirse (acentúa Don

Bosco), el peligro es desvincularse de la iglesia y frecuentar malas compañías.

Quería que la salvación que nos trajo Jesús, llegue a todos los jóvenes. Quería

que encuentren un camino de salvación de la perversión, que no se pierdan.

Todo lo hace en comunión con la Iglesia, con su Arzobispo, quien

bendice la obra y provee un lugar para el proyecto. Gracias a esta bendición

eclesial nace un nuevo tipo de sacerdocio, algo inédito para ese tiempo. Sin darse

cuenta, inicia una pastoral y misión renovadas; un nuevo modo de ser misionero

con los migrantes, los jóvenes más pobres; una nueva praxis pastoral, no es la

catequesis tradicional parroquial, sino un modo nuevo de acercarse; una nueva

obra eclesial que es iglesia- parroquia-familia (todo junto) de los jóvenes

abandonados. Es la comunidad la que evangeliza.

Los predilectos de Don Bosco son los extranjeros, chicos abandonados

por sus familias, pobres, que están de paso por Turín buscando trabajo e ignoran

la vida parroquial, que no logran comunicarse porque no entienden el idioma ni los

entienden y que tienen sobre edad para iniciar una catequesis, esto los

avergüenza. Para Don Bosco, la causa principal del sufrimiento de los chicos es el

abandono familiar que viven más que la pobreza. Este abandono de todos es lo

que más sufre


el pobre. (P. Luis Timossi, 2021)

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De estas vivencias nace el Sistema Preventivo de Don Bosco. Su

propuesta quiere salvar a los jóvenes del abandono y de la perversión. Por eso, en

esta experiencia se destacan el acompañamiento y la alegría, como modos de

tramitar los riesgos a los que están expuestos los jóvenes. La propuesta se

concreta y se expresa de un modo renovando, incluyendo el teatro, los libros, los

juegos, la

música. Es decir, la vivencia religiosa del Santo se hace experiencia comunicable y

posible de vivir por los demás de un modo particular, un modo alegre. Los jóvenes

saben que ya no están solos, que tienen un Padre y amigo que los quiere y los

protege. Viven la felicidad propia de quien se sabe acompañado, guiado, por

alguien que lo comprende profundamente, también, se sienten contenidos por el

afecto que se les brinda, por lograr tener una comunidad de pertenencia, por ser

parte de una historia que resignifica y da sentido a su propia historia, por ser parte

de un sueño inimaginable de un santo que vibró con una sintonía simpática, con

una energía que se transmite y contagia en una comunidad viva. Don Bosco los

volvió a la vida y les enseñó a vivir una vida plena.

La vivencia religiosa salesiana destaca el acompañamiento, el modo en que los

otros pueden salvarnos al darnos criterios concretos para vivir el día a día con

sabiduría, apartándonos de lo que nos puede dañar y conducir a la perversión, por

ende, a la tristeza y la enfermedad. Para ello, Don Bosco, propone a cada uno un

plan de vida personalizado, detallado, pero apenas escrito. Sabemos que el

Sistema Preventivo llega a todos los jóvenes, teniendo en cuenta sus gustos, sus

preferencias, lo que cada uno disfruta y hace con agrado. El escrito sobre el
Sistema Preventivo es muy breve. En efecto, la experiencia educativa preventiva

no se agota

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en esas pocas páginas, sino que se hace vida en cada persona que se deja

conducir por Don Bosco, hacia la vida en plenitud de una manera única.

Concretando de una vez, hay tantos “Sistemas Preventivos” como personas.

Un testimonio concreto de este “dejarse conducir” es el de Santo

Domingo Savio: “Yo seré la tela y usted será el sastre, haga de mí un hermoso

traje para el Señor.” Don Bosco, lo expresa de esta manera:

Me servía de los recreos, tan movidos, para buscar ocasión de

insinuar a mis muchachos pensamientos espirituales e invitarles a que

frecuentaran los sacramentos. A unos, con una palabrita al oído, les

recomendaba más obediencia, una mayor puntualidad en sus deberes; a

otros, que frecuentasen el catecismo y se viniesen a confesar; y cosas

semejantes. Para mí aquellas diversiones eran un modo eficaz de

hacerme con una multitud de jóvenes que, cada sábado por la tarde o

cada domingo por la mañana, viniesen a confesarse con el mejor deseo

del mundo. (MO, p. 70)

Destacamos este modo, propiamente salesiano, de trasmitir el mensaje

Divino en lo cotidiano, de manera personal. Hay un mensaje para todos: “ser

felices”, pero, para cada uno el mensaje se encarna de modo particular, y cada uno

va haciendo su propia experiencia. Dice Miguel Mahfoud, que, para juzgar una

experiencia es necesario contar con criterios que posibiliten evaluarla. Por eso, es

importante demorarnos en algunos criterios que nos ayuden a comprender mejor la


experiencia educativa salesiana, centrados en el pilar de la Religión.

24

La acción del mal en la vida de Don

Bosco

Conectaremos con la experiencia de Don Bosco, puntualmente, en los

hechos que nos introducen en el misterio de la acción del mal, que se opone al

proyecto de Dios. Concretamente, nos referiremos a los inicios del oratorio. De

estas vivencias, destacaremos la acción del mal y la respuesta de Don Bosco a las

situaciones que se le presentan.

Comencemos por Don Bosco recorriendo las calles de Turín, visitando

las cárceles, viendo cómo los jóvenes- abandonados a sí mismos- se pervierten,

cómo hacen buenos propósitos para cambiar de vida, pero no lo logran. A esta

realidad Don Bosco responde: “tal vez, si estos jóvenes encuentran quien se ocupe

de ellos, podrían cambiar de vida”. Ante esta clara acción del mal en la vida de los

jóvenes, Don Bosco, les ofrece su guía. Veamos otra situación.

Al poco tiempo de iniciar el oratorio, vive una realidad desesperante al

no conseguir casa: responde a esta acción del mal confiando en Dios. A este

responder lo llamaremos “tramitar”. Vemos cómo Don Bosco tramita las fuerzas

que se oponen a la misión que Dios le encomienda con la confianza plena en

Dios.

“Llegó el último domingo en que se me permitía tener el

Oratorio en el prado. Yo lo ocultaba; pero todos sabían mis


preocupaciones y mis espinas.

25

Al atardecer de aquel día, contemplaba la multitud de

chiquillos que se divertían y consideraba la mies abundante que iba

madurando para el sagrado ministerio. Por lo cual, al verme tan solo a la

hora de entregarme a ese trabajo, falto de operarios y agotado de

fuerzas, en estado deplorable de salud y sin saber dónde poder reunir

en lo sucesivo mis muchachos, me sentí profundamente conturbado.

Me retiré a un lado, me puse a pasear a solas y, quizás por

primera vez, me conmoví hasta llorar. Mientras paseaba alcé los ojos al

cielo y exclamé:

- ¡Dios mío! ¿por qué no me señalas de una vez el lugar en

que quieres que recoja estos chicos? Dámelo a conocer y dime qué he

de hacer yo.

Terminaba esta súplica cuando llegó un sujeto, llamado

Pancracio Soave, que me dijo tartamudeando:

- ¿Es cierto que usted busca un sitio para montar un

laboratorio?

-Un laboratorio no: ¡un oratorio!

-Yo no sé lo que va de un oratorio a un laboratorio. Lo cierto

es que aquí hay un terreno. Venga y véalo usted mismo”.


La desesperación y depresión que buscan oprimir el corazón del Santo

duran tan solo unos instantes porque él se deja guiar por Dios, es más, clama

26

pidiendo que Dios lo guíe hacia ese lugar que necesita para alojar a sus jóvenes. Y

la respuesta no tarda en llegar.

Otras situaciones señalan los peligros que tuvo que afrontar: amenazas

de traslados, cierre de locales, penurias económicas, siniestros, robos por parte de

los mismos jóvenes, balazos, cuchillazos, peligros morales, burlas, amenazas,

atentados, menosprecio, soledad, incomprensiones por mantenerse al margen de

las iniciativas políticas. A todos los supo tramitar con creatividad, firmeza, vitalidad,

sencillez, convicción y alegría.

“En aquel preciso momento, la campana nos llamó a todos a

la iglesia, y, para colmo, aquel día, uno de aquellos eclesiásticos tenía a

su cargo el sermoncito que solía hacerse a esa hora a mis pobres

chicos del Oratorio: una plática moral.

Pero en aquella ocasión resultó verdaderamente inmoral: las

palabras libertad, emancipación, independencia fueron las que

resonaron durante todo el tiempo que duró el sermón.

Estaba yo nerviosísimo en la sacristía buscando la manera de

intervenir y frenar aquel desorden; pero el predicador abandonó en

seguida la iglesia y no bien se dio la bendición con el Santísimo, invitó a

los otros sacerdotes y a los jóvenes a unirse a él; y entonando a pleno

pulmón himnos patrióticos y haciendo ondear frenéticamente la bandera,


marcharon en desfile hasta los alrededores del monte de los

Capuchinos.

27

Allí se comprometieron formalmente a no volver más al Oratorio si no iba

a funcionar según su punto de vista político.

Se sucedían estas cosas unas a otras sin que yo pudiese

exponer mi modo de ver ni aducir mis razones. Pero no me arredré a la

hora de cumplir con mi deber. Hice decir a aquellos sacerdotes que les

prohibía severamente volver al Oratorio; y a los jóvenes, que se me

debían presentar uno por uno antes de entrar de nuevo.

La cosa salió bien. Ninguno de los sacerdotes intentó

reintegrarse, y los jóvenes pidieron disculpa alegando que los habían

engañado, y prometieron sujetarse a la obediencia y disciplina.

Veamos otro ejemplo. Recuerda Don Bosco, que, al iniciar el

oratorio, estuvo muy enfermo, a tal punto que todos pensaban en su muerte.

Luego de la enfermedad y del agotamiento inicial que le produjo su obra,

nunca más volvió a enfermar: “De vuelta al Oratorio volví a trabajar como

antes, y durante veintisiete años no necesité de médicos ni de medicinas.

Esto me ha convencido de que no es el trabajo lo que daña a la salud

corporal.” (MO p. 77) Don Bosco ve en esta enfermedad una acción del mal

que busca afligirlo para que desista y no continúe con la obra iniciada.

Otras acciones del demonio en la vida de Don Bosco son narradas por
Fausto Jimenez (2013), se trata de vejaciones personales.

“En MB 7,68-77, hay una descripción pormenorizada de los

asaltos del demonio a la persona de Don Bosco en febrero-marzo 1862;

28

esta relación está tomada de Bonetti. Un resumen lo ofrece Ceria: «Ya

le aturdía un vozarrón el oído, ya le azotaba un viento como de

huracán; ora volaban hojas por todos los rincones, ora se perdían

papeles, ora se desordenaban libros (…). De la estufa apagada

brotaban llamas amenazadoras. Apenas se acostaba, una mano

misteriosa tiraba lentamente de las mantas hacia los pies. Cuando se

cubría de nuevo, sentía se deslizaban otra vez a lo largo de su persona.

Si encendía la luz, cesaba el fenómeno, para volver a empezar en las

tinieblas (…). A punto de dormirse, empezaba a danzar la almohada

bajo su cabeza. La señal de la cruz o alguna oración lo apaciguaba;

mas tan pronto volvía a conciliar el sueño, empezaba a moverse la

cama entera. La puerta gemía como empujada por viento impetuoso.

Rumores espantosos sobre el aposento hacían pensar en muchas

ruedas de carros a la carrera. A veces también resonaban de improviso

gritos formidables» (Ceria, Don Bosco con Dios, 227). Hizo la prueba de

acompañarlo una noche un sacerdote, y a media noche huyó

despavorido. Otro tanto sucedió a dos animosos clérigos. Don Bosco se

trasladó al palacio del obispo de Ivrea para encontrar paz: la primera

noche le fue bien, pero luego todo empeoró. En 1865 Don Bosco dice

que había encontrado un remedio eficaz, pero no quiso dar más

explicaciones”. (p. 419)


Acerca de los sueños. Don Bosco sueña con el demonio y lo presenta

con imágenes variadas que demuestran su fealdad: Dice Fausto Jimenez (2013),

que Don Bosco, tramitó estos sueños como enseñanza:

29

“Elefante (El elefante blanco, 1863); gato (Un paseo al

paraíso, 1861; El lirio y el gatazo, 1865; La confesión y los lazos del

demonio, 1869; Una visita al colegio de Lanzo, 1871); gavilán (El

ruiseñor, 1872); león (Un paseo al Paraíso, 1861; El congreso de los

diablos, 1885; La fe, nuestro escudo y nuestro triunfo, 1876); lobo (Un

paseo al Paraíso, 1861; Una visita al colegio de Lanzo, 1871); mono (La

linterna mágica, 1861); monstruo horrible y feo (Los monstruos y los

niños, 1865); horrible, que infundía espanto (El infierno, 1868; de

extraordinaria corpulencia e indecible deformidad, más feo y

deforme que todos los monstruos de la tierra (La misericordia divina,

1873); horrible y feroz (Las fieras con piel de cordero, 1885); oso (Un

paseo al Paraíso, 1861; Una visita al colegio de Lanzo, 1871; La fe,

nuestro escudo y nuestro triunfo, 1876); pantera (Un paseo al Paraíso,

1861); perro (Un paseo al Paraíso, 1861; Una visita al colegio de Lanzo,

1871; Los perros y el gato, 1878); sapo (El monstruo, 1868); serpiente

(Un paseo al Paraíso, 1861; La serpiente y el Avemaría, 1862; El foso y

la serpiente, 1863; Un banquete misterioso, 1880; El congreso de los

diablos, 1885); tigre (Un paseo al Paraíso, 1861; El congreso de los

diablos, 1885); toro (Trabajo y templanza, 1876). Denominaciones del

demonio en los sueños. (p.418)

En lo que toca a la interpretación de etas manifestaciones de


la acción del mal en la vida de Don Bosco, Fausto Jimenez (2013)

escribe:

30

“Las interpretaciones dadas a todos estos fenómenos han

sido diversas. Don Bosco coloca estos fenómenos en dialéctica con

la obra apostólica. Según expone a los clérigos y a los jóvenes, el

demonio se mostraba de esta manera indignado por el bien que se

hacía en el Oratorio. Los ataques diabólicos, a su parecer, estaban

relacionados con el hecho de que había jóvenes que decidían

entregarse seriamente al Señor o de que protestantes eran

conducidos por medio de Don Bosco a la Iglesia Católica» (Stella II,

481). «Lo que puede hacer sufrir a los miembros insignes o activos

de la Iglesia Católica, es interpretado como prueba divina o envidia

diabólica», según recaiga sobre personas buenas o malas (Stella II,

94). En la noche del 2 al 3 de diciembre de 1852, después de ocho

días de lluvia ininterrumpida, se derrumbó un edificio a punto de

concluirse como internado. El 6 de diciembre, Don Bosco escribe al

párroco de Capriglio, contándole la desgracia sin más; cuando se lo

cuenta a los chicos, les dice que el demonio ha querido dar una coz,

pero que Dios es más fuerte.

Don Bosco «creía en el príncipe de las tinieblas y en su acción sobre

los hombres (…). Luego insistió con fuerza, particularmente en los

relatos de sus “sueños”, sobre el papel pernicioso del espíritu del mal

en la vida de los hombres (…). Olvidar que para él el demonio

estaba siempre ahí, rondando noche y día, sería despreciar un rasgo


mayor de su espíritu y de su verdadera

31

doctrina (…). Don Bosco creía ciertamente en la acción del Maligno

en su vida, y, para nosotros, esto es lo esencial» (Desramaut, Don

Bosco, 68-69).

«Solamente una presunción iluminista puede hacer ironías

sobre las luchas contra el demonio y pretender que no se dan en este

mundo. Quizá nuestras categorías interpretativas son insuficientes.

Es posible. Nos falta un código adecuado para descifrar hechos de

esta clase, pero no cabe la menor duda de que tienen un

significado»

(NIGG, 110).

“Una vez más el interés que aparece prevalente en Don

Bosco es el pedagógico y la forma particular que asume este interés

prevalente es la que hemos llamado “pedagogía fúnebre”, pero que

se podía llamar simplemente “pedagogía diabólica”; es, además, una

forma de hábil “suspense” (…), destinado a acrecentar —si es

posible— aquella conciencia que el Santo se propuso despertar en

los muchachos» (Straniero, 112-113). «El diablo es un símbolo por

antífrasis, en cuanto contrario y opuesto al “symbolon” (que reúne,

que une), mientras el diablo (diábolos) divide y separa (…). Es la

síntesis de las fuerzas desintegrantes de la personalidad» (Straniero,

123). Las visiones apocalípticas «no hacen sino reflejar al ánimo

turbado de los visionarios y de su ambiente, repitiendo

monótonamente como único remedio, la exhortación evangélica a la


“metánoia”, es decir, a

32

la “conversión” salvífica, que se consigue tramitando el mal”

(Straniero, 126)”. (p. 420)

¿Cómo se manifiesta el mal en lo

concreto de nuestra vida?

En primer lugar, proponemos algunos criterios para una pastoral

renovada. El sacerdote exorcista Gabriele Amorth, nos aporta las claves o criterios

para la reconstrucción de la pastoral centrada en la salud desde la espiritualidad

cristiana, contraria a la perversión.

Dice Amorth, que no hay ninguna duda de que en los casos de

enfermedad debe recurrirse a la ayuda espiritual. Pero, se debe evitar buscar

ayuda en los magos, cartománticos, hechiceros, reiki, yoga y curanderos, por no

actuar con el poder de Dios sino con un poder maligno. Afirma Amoth que estas

curas son perniciosas. Pues bien, ¿quién cree que está participando de una

acción maligna al concurrir a estas prácticas? (p.118)

Explicitaremos los criterios mencionados por el autor para desocultar las

maneras en que esta influencia negativa, paralizante, perversa, diabólica se

manifiesta en lo concreto de nuestra vida, en el día a día. Lo haremos mediante 16

criterios generales y, luego, mediante 10 criterios específicos.

Veamos las claves que nos aporta Gabriele Amorth.


33

1. Todo lo que Dios creó tiene un diseño unitario, por lo que cada

parte influye sobre el conjunto y cada sombra tiene una

repercusión de oscuridad sobre todo el resto. Por ejemplo: una

cristología que ignora a Satanás es raquítica y nunca podrá

comprender el alcance de la redención.

2. Sería hermoso hablar sólo de Cristo; pero iría contra todas sus

enseñanzas y contra su obra, por ello nunca llegaremos a

comprenderlo. Las Escrituras nos hablan del reino de Dios, pero

también del reino de Satanás; nos hablan del poderío de Dios,

único creador y señor del universo; pero también del poder de las

tinieblas; nos hablan de hijos de Dios y de hijos del diablo. (p.14)

3. Preciso, también, que las Escrituras nos hablan siempre de los

demonios como seres espirituales, sí, pero personales, dotados

de inteligencia, voluntad, libertad e iniciativa (p 15)

4. Durante este tiempo cada hombre ha sido puesto en estado de

lucha. Por eso los «fieles deben esforzarse por mantenerse

firmes contra las asechanzas del demonio y hacerle frente el día

de la prueba (p 16)

5. De entre los numerosos discursos de Juan Pablo II sobre Satanás,

reproduzco un pasaje de lo que dijo el 24 de mayo de 1987

durante una visita al santuario de San Miguel Arcángel: “Esta

lucha contra el demonio, que distingue con especial relieve al

arcángel san Miguel, es actual todavía hoy, porque el demonio

sigue vivo y
34

activo en el mundo. En efecto, el mal que hay en éste, el

desorden que se halla en la sociedad, la incoherencia del

hombre, la fractura interior de la cual es víctima, no son sólo

consecuencias del pecado original, sino también efecto de la

acción devastadora y oscura de Satanás” (p 18)

6. ¿Qué trastornos puede causar el demonio en los hombres

mientras están vivos? Hay una acción ordinaria del demonio, que

está orientada a todos los hombres: la de tentarlos para el mal.

Incluso Jesús aceptó esta condición humana nuestra, dejándose

tentar por Satanás (p 19)

7. El creyente sabe que vive en presencia de la Santísima Trinidad,

es más, que la tiene dentro de sí; sabe que es continuamente

asistido por una madre que es la misma Madre de Dios; sabe que

puede contar siempre con la ayuda de los ángeles y los santos;

¿cómo puede sentirse solo, o abandonado, o bien oprimido por el

mal? En el creyente hay espacio para el dolor, porque ése es el

camino de la cruz que nos salva; pero no hay espacio para la

tristeza. Y está siempre dispuesto a dar testimonio a quienquiera

que le interrogue sobre la esperanza que le sostiene (cf. 1 Pe. 3,

15). (p. 21)

8. Pero está claro que también el creyente debe ser fiel a Dios, debe

temer el pecado. Éste es el remedio en el que se basa nuestra

fuerza; tanto es así, que san Juan no vacila en afirmar:

«Sabemos
35

que todo el nacido de Dios no peca, porque el Hijo de Dios le

guarda y el maligno no le toca» (1 Jn. 5, 18).

9. Si nuestra debilidad nos lleva a veces a caer, debemos

inmediatamente levantarnos ayudándonos de ese gran recurso

que la misericordia divina nos ha concedido: el arrepentimiento y

la confesión. (p 22)

10.Considero sobre todo una carencia imperdonable, de la cual

acuso a los obispos, haber dejado que se extinguiese toda la

pastoral exorcística. Hoy al exorcista se le ve como un ser raro,

casi imposible de encontrar; en cambio, su actividad posee un

valor pastoral indispensable que secunda la pastoral de quien

predica, de quien confiesa y de quien administra los demás

sacramentos. (p.35)

11.Hoy la Iglesia católica ha abdicado de esta específica misión suya

y la gente ya no se dirige a Dios sino a Satanás. ¿Cuáles son hoy

las mayores necesidades de la Iglesia? No os asombre como

simplista o incluso como supersticiosa e irreal nuestra respuesta:

una de las mayores necesidades es la defensa contra ese mal

que llamamos demonio (Pablo VI, 15 de noviembre de 1972).

Ciertamente las palabras del papa tienen un alcance mucho más

vasto que el restringido campo de los exorcismos.

12.Pero obsérvese que, según las normas vigentes, al exorcista sólo

le competen en rigor los casos de posesión diabólica. El resto de


36

casos pueden ser resueltos de otro modo: oración, sacramentos,

uso de los sacramentales, plegarias de liberación en grupos, etc.

Pero es un campo demasiado vasto para dejarlo a la libre

iniciativa, sin ninguna disposición precisa (p.119)

13.Uno de los prelados más sensibles a este tema es, sin duda, el

cardenal Suenens, que lo vive continuamente a través de las

plegarias de liberación que se hacen en los grupos de la

Renovación. En un breve capítulo de su libro afirma: “La práctica

de la liberación de los demonios, ejercida sin mandato, mediante

exorcismos directos, plantea problemas de frontera que hay que

determinar y aclarar. A primera vista la línea de demarcación

parece clara: los exorcismos están reservados exclusivamente al

obispo o a su delegado, en caso de presunta posesión diabólica;

los casos que están fuera de la posesión propiamente dicha son

un campo libre, no reglamentado y, por consiguiente, accesible a

todos.” (p 121)

14.La liberación volvería así a entrar en el plano normal de la

pastoral de los enfermos. Una terapia bien planteada debería

articularse según los siguientes puntos: evangelización, práctica

guiada de los sacramentos de la penitencia y la eucaristía,

ejercicios ascéticos, frecuentación de grupos de oración. Es

ocioso decir que, en los casos menores, no se pueden hacer

conjuros sobre
37

las personas, sino sólo oraciones, a menos que el sacerdote

tenga autorización» (ob. cit., pp. 113-114) (121)

15.El demonio no cesa nunca su actividad, mientras que los siervos

del Señor duermen, como nos dice la parábola del buen trigo y la

cizaña.

16. Pero el primer paso, el paso fundamental, es que los obispos y

los sacerdotes recuperen la sensibilidad en relación a este

problema, sobre la base de la sana doctrina que las Escrituras, la

tradición y el magisterio nos han transmitido siempre, también a

través del Concilio Vaticano II, la enseñanza de los últimos

pontífices y últimamente el Catecismo de la Iglesia católica, (p

121)

Criterios específicos

1. A los exorcismos los llamo siempre bendiciones; a las presencias

del maligno, las llamo negatividades (p.50)

2. El demonio trata de esconderse, de no ser descubierto, para no

ser expulsado, (p.51)

3. Nosotros hemos visto que el demonio es muy sensible en los

cinco sentidos y sobre todo en los ojos. (p.52)

4. Las negatividades, o sea los demonios, tienden a atacar al hombre

en seis puntos, de modo más o menos grave según la causa: en

la salud, en los afectos, en los negocios, en las ganas de vivir, en

el deseo de morir, en la sexualidad. (p52)


38

5. En la salud. El maligno tiene el poder de provocar males físicos y

psíquicos. (p.53)

6. En los afectos. El maligno puede dar tensión nerviosa y mal humor

incontenibles, especialmente con quienes nos aman. 7. En los

negocios. Imposibilidad de encontrar trabajo, incluso cuando se

llega a la casi certeza de lograr un puesto; no existen motivos o son

absurdos. O bien, personas que encuentran trabajo, pero luego lo

dejan por motivos banales; con dificultad encuentran otro, pero

luego ni siquiera se presentan a él o lo abandonan también, con una

ligereza que a los parientes les parece inconsciencia o anormalidad.

8. En las ganas de vivir: propio de personas con depresión que no

encuentran gusto en nada.

9. En el deseo de morir. Es el punto final que el maligno se propone:

hacer llegar a la desesperación y al suicidio.

10.En la sexualidad: provocando todo tipo de perversiones sexuales

(abusos sexuales, trata de personas, aborto, pornografía,

descuido del propio cuerpo, destrucción de los vínculos)


39

Capítulo 3- Edith Stein y la labor social

de formación

Edith Stein (2003), enumera algunos presupuestos para la labor social

de formación:

1. Es posible formar individuos para la comunidad.

2. Esta labor es necesaria porque los individuos deben ser

educados, formados y preparados para la vida en comunidad, por

ende, la comunidad es necesaria.

3. Sin formación y sin vida social de los individuos las personas no

logran alcanzar la meta última.

A los presupuestos steinianos, aportamos un cuarto. El mismo se

desprende de la propuesta educativa salesiana, puntualmente del pilar de la

religión. Denominamos a este presupuesto como el movimiento de la labor social

de formación.

El movimiento al que hacemos referencia es aportado por el mismo Don Bosco, en

su experiencia educativa. La Religión supone una opción fundamental: elegir

hacer la voluntad de Dios. Al hacer esta opción la persona se forma para vivir la

comunión, la labor formativa se dinamiza derivando en un verdadero compromiso

social. De este modo, es posible explicitar el aporte original del pilar de la Religión

al proceso formativo: la Religión nos une a Dios y pone límites a todo lo que se

oponga a la comunión, a lo que rompa la comunión, a lo que paralice y fragmente


40

la comunidad. En consecuencia, la labor social de formación puede ser conducida,

guiada, por la Voluntad de Dios, por ende, se forma a la persona y a la comunidad

para vivir y crecer en la vida de la gracia. En términos de Amorth, esta acción o

labor es una bendición. De lo contrario, la formación se ajusta a la voluntad del

maligno, por ende, se forma a la comunidad y a las personas para vivir en la

negatividad, en la enfermedad, en la parálisis, en la perversión. En términos de

Amorth, esta acción o labor es una maldición. En este último caso no hablamos de

movimiento ni de dejarse conducir sino de parálisis y enfermedad.

Stein (2003) concluye que los presupuestos implícitos en esta labor son:

1. La comunidad es necesaria.

2. La labor social de formación es posible.

3. La labor social de formación social es necesaria.

El hombre no logra llegar a su meta sin la comunidad. Por otra parte, la

disonancia entre lo individual y lo social, las teorías falsas acerca del hombre y de

la comunidad, es decir, los peligros de los que no está exenta la praxis,

demuestran la necesidad de esta formación. Para ello, se necesita un buen

fundamento teórico, es decir, cuando conocemos suficientemente al individuo y a

la comunidad, cuando conocemos el sentido de la comunidad a la que se forma,

cuando apreciamos al individuo concreto y cuando conocemos los medios para

que el individuo se incorpore a la comunidad estamos en condiciones de formar.

(p. 137)

Por nuestra parte, proponemos un cuarto punto para la labor de formación social
que es el de la comunión de vida de la persona con la comunidad.

41

Fundamento teórico de la labor social de

formación

Señala Stein (2003) que Dios es trinidad, es comunidad. El hombre,

creado a imagen y semejanza de Dios, es individuo y miembro de una comunidad.

El individuo es parte de la naturaleza humana, como tal, forma parte de lo común y

es igual a los otros hombres, puede “vivir en comunidad y como comunidad” (p.

131), a la vez es único, irrepetible.

Por otra parte, cada individuo representa a su comunidad particular:

familia, raza, pueblo, clase profesional, comunidad religiosa, congregación, sin

perder su individualidad, porque cada persona hace experiencia personal de la

comunidad. Este no fusionarse con la comunidad, es un límite que pone el

individuo a la comunidad, es a su vez, es una riqueza, porque “nadie se disuelve

en la comunidad” sino que cada uno hace su aporte en bien de la comunidad.

Sigue ahondando Stein (2003) en los constructos de individuo y

comunidad. Escribe que, tanto la persona como su comunidad, están siempre

haciéndose, desarrollándose:

“Por el hecho de que un nuevo miembro crece en la

comunidad y se desarrolla como un miembro suyo, la comunidad

misma experimenta una transformación y un desarrollo dinámico. De

este modo, crecen y se desarrollan la comunidad, la calidad de

miembro y la individualidad, la una junto a la otra, y la una con la otra,


42

y al mismo tiempo luchando la una contra la otra (…) La personalidad

es la segunda raíz de la posibilidad de una labor social de formación.

Sin ella, solo sería posible el desarrollo de la comunidad, pero

ninguna labor de la comunidad. No obstante, la posibilidad de la libre

intervención significa, al mismo tiempo, nuevos peligros para el

desarrollo de los individuos y de las comunidades.” (p. 133)

Destacamos de este modo las ideas de proceso y gradualidad de la

labor formativa. Labor que, además, no se encuentra exenta de peligros, sino que

implica dejarse guiar hacia lo que aporta crecimiento y plenitud, rechazando lo que

daña y enferma, haciendo un aporte original.

Entonces, hablamos de un movimiento de formación en la comunidad

que implica a cada uno personalmente, es un movimiento procesual porque

acompaña el crecimiento personal y comunitario y es gradual porque no se

manifiesta de modo perfecto, sino que se va construyendo en el camino formativo,

en el encuentro con los otros.

Además, decimos que este movimiento de formación es dejarse

conducir por la voluntad de Dios e implica ir tramitando los riesgos y peligros que

se presentan en el día a día, riesgos que se relacionan con la acción del mal en la

vida de las personas y de las comunidades.

En efecto, toda persona que viene a este mundo es portadora de fuerzas que

deben desplegarse. Este desarrollo depende de la guía de personas de la

comunidad, de los adultos. Esta guía, es una acción que no necesariamente está
43

planificada. “El niño coparticipa haciendo lo que hacen los mayores y hace lo que

ellos le piden” (p.133). Esto sucede siempre, aunque no reflexionemos sobre este

acompañamiento, se hace coparticipar al niño, se le da un lugar en la comunidad y

el niño recibe lo que la comunidad le ofrece. Al crecer y desplegar sus fuerzas el

niño puede oponerse y exigir otras cosas de la comunidad, llegando en algunas

ocasiones a una ruptura con la comunidad. Escribe Stein (2003):

“Un proceso de desarrollo sano tiene que conducir a la

armonía de las fuerzas individuales y sociales. Y ya que la naturaleza

humana caída se abandona a sí misma y no alcanza esta armonía,

necesita de una intervención planificada, de un trabajo de formación.

Pero, esta formación conducirá solo a la meta, si se realiza en base a un

auténtico conocimiento y a una correcta teoría de la vida social. Una

teoría falsa significa nuevos peligros.” (p. 134)

Se ha de evitar el individualismo y la indiferencia que consideran

ilegítimo lo que provenga desde el exterior y solo buscan el propio provecho. Por

otra parte, se debe evitar la vida chata y superficial por subordinarse a la

comunidad.

“Estas falsas teorías han conducido a enfermedades

destructoras de nuestra vida social, sería necesario una buena teoría

para su curación (…) De hecho, la comunidad se construye de

individuos, así como un organismo de miembros de múltiples formas.

Quien daña a un miembro, daña a todo el organismo. Y separado del

organismo ningún miembro puede existir. Pero, hay algo más necesario
que una visión

44

correcta de lo que es el individuo y la comunidad, a saber, el

conocimiento de cada individuo y de las comunidades con los cuales se

ocupa en cada caso y los puede maltratar. Quien tenga una buena

teoría de la vida social, puede, no obstante, ocasionar daños en la

praxis si desconoce la naturaleza de determinados individuos y las

necesidades de una comunidad especial. Pensemos, por ejemplo, en

los educadores modernos de la juventud y del pueblo que privilegian la

individualidad y que, formando fuertes personalidades de guías, quieren

promover el ascenso de todo el pueblo. Ahora bien, si presuponen

como media del alumnado lo que solo en raro hombre excepcionales

encuentran, de este modo cultivan presunción y arrogancia, hombres

que se presentan con grandes palabras y grandes gestos en vez de

actos sencillos” (p136)

Una constructiva labor social de

formación

Poder realizar una labor social de formación constructiva requiere que

estemos conectados a la Voluntad de Dios y que no estemos conectados a la

acción del mal. En este último caso, nuestra labor es destructiva. El Padre Jesús

Sanchez, indica que debemos tener presente las motivaciones de nuestro obrar.

Esto es,

saber a qué estamos conectados. No somos seres incapaces de hacer el bien, que
tenemos una naturaleza corrompida y, por lo tanto, no somos responsables de

nuestros actos (maniqueísmo) sino que somos personas que podemos elegir entre

45

el bien y el mal. No es algo difícil, a menos que queramos complejizar las cosas.

Se trata de acercarnos al amor de Dios como virtud teologal. Somos amados por

un Dios misericordioso. No seguimos a los ídolos ni a satanás. En este sentido, es

importante entender a qué estamos conectados. Hemos de decidirnos por hacer la

voluntad de Dios, que es bueno.

Edith Stein señala que, Dios nos conoce y protege. Nosotros

empleamos todo nuestro conocimiento y amor para acercarnos a Dios. Ante este

misterio el hombre responde con la obediencia.

“En Dios, y desde Dios, comprende y abarca a todas las

creaturas. Como criaturas de Dios son buenas y objeto de su amor. El

hombre se sabe unido a las criaturas en la glorificación de Dios, sobre

todo con aquellas que, como él, se acercan espiritualmente a Dios en

conocimiento y amor. Él está en armonía consigo mismo y con todos los

otros. Separado de Dios, él es abandonado a sus fuerzas. La gracia ya

no le lleva, tiene que preocuparse por sí mismo. Para conocerse a sí

mismo y a las otras criaturas tiene que buscar, ver y poner a prueba sus

fuerzas, cómo afrontar con ello el mundo. Y como cada uno busca por sí

mismo su camino, cada uno tiene un objetivo distinto, y a menudo se

cruzan los caminos. Por consiguiente, se observa al prójimo, cómo

puede servir para los propios fines, como se hace con las cosas

muertas, y, según convenga, se une a él o se le opone. Esta es la


postura “social” media racionalmente, dirigida por la utilidad práctica. La

comunidad

humana originaria no está cancelada, un cierto entendimiento subsiste

46

todavía y es presupuesto para la vida “social” misma; todavía se forman

comunidades, pero su formación es obstaculizada y contrariada por toda

actitud de aislamiento. Cuando el hombre se separó de Dios, se separó,

también de su prójimo. Como consecuencia del pecado original, siguió

el fratricidio. (p. 139)

Precisando de una vez. La labor constructiva supone del hombre adherir

a la voluntad de Dios en su cotidiano, evitando dar lugar a la acción del mal. Por

eso, cuando la acción del mal aparece en su vida, es propio del hombre tramitar

este accionar de acuerdo con la Voluntad Divina.

De esto se desprende, que es en la experiencia humana donde se

constituyen estos procesos, es en esta experiencia donde se encuentran los

contenidos con los que Dios nos habla y los contenidos del mal que hemos de

tramitar.

Abordar estas experiencias desde la religión nos sitúa en la

disponibilidad a hacer la voluntad de Dios cada día, es decir, cada día hemos de

decidir vivir en el amor y en la acogida, en esta decisión se compromete nuestra

historia y nuestro presente como personas y como comunidad.

Dejarnos interpelar, guiar, llevar por la gracia es vivir protegidos. Nos

abrimos al diálogo con Dios y podemos saber qué está obrando el Espíritu Santo

en la comunidad, esto no es silencioso ni oculto, el Reino se manifiesta en las


situaciones concretas de la vida, se requiere estar observando estos

47

acontecimientos en la propia vida, en la propia historia desde Jesús, fuente de la

sabiduría.

Partimos de los hechos, cada acontecimiento nos hace tomar posición

en la vida. Tomamos una posición de acuerdo al plan de Dios, decidimos. Esto es

cierto, pero, no es menos cierto que en esto somos llevados, como dice Stein,

somos guiados y ayudados por una fuerza superior que nos conduce a elegir lo

bueno y no lo que nos hace daño hace daño a los demás. De este modo,

despejamos cualquier complicación.

El Papa Francisco (2013) nos recuerda, además, que “no estamos

solos, sino que hay una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo.

Una comunión que nace de la fe; de hecho, el término "santos" se refiere a

aquellos que creen en el Señor Jesús, y se incorporan a Él en la Iglesia a través

del bautismo. Por eso, los primeros cristianos fueron llamados también "los

santos" (cf. Hch. 9,13.32.41; Rm. 8,27; 1 Cor. 6,1) La Iglesia, en su verdad más

profunda, es comunión con Dios, familiaridad con Dios, una comunión de amor

con Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión

fraterna. En esta comunión --comunión quiere decir común-unión--, somos una

gran familia, donde todos los componentes se ayudan y se apoyan mutuamente.


48

Comunidades de aprendizaje
Afirmamos con Edith Stein (2003) que, si la formación se deja guiar por

la voluntad de Dios, se recompone la comunidad. Nos proponemos aquí pensar

esta formación, esta comunidad al servicio del Reino.

La escuela de hoy busca nuevas formas, nuevo régimen académico, y

nuevas gramáticas escolares, los busca dentro de sí misma, sin apertura a la

novedad. Parece, que esta transformación sería cuestión de flexibilizar lo existente,

pero, lo cierto es que la misma propuesta conduce a la confusión porque no señala

una dirección clara a los interesados. Los teóricos van de complicación en

complicación.

Nuestra propuesta, tal como venimos desplegándola, se basa en la

experiencia religiosa, que se realiza en la experiencia humana. Pone en el centro

de la formación el pilar educativo salesiano de la religión, pilar que limita la acción

del mal, por ende, condición educativa necesaria para el desarrollo y despliegue

personal de los jóvenes. El educador salesiano propicia una adhesión alegre a la

Voluntad Divina que une a la comunidad. El pilar de la religión actúa junto a otros

dos: la amarevolezza y la razón. Se caracteriza por ser procesual y gradual. Se

teje en la comunidad y conduce hacia la comunión con Dios y con los demás.

En una comunidad de aprendizaje, se comienza por el otro,

conociéndolo, en sus gustos, en sus talentos, en lo que le cuesta o le parece

inalcanzable- todo tiene valor-. El otro sabe que no cuenta solo con sus fuerzas, lo

apoya una comunidad, por eso, valora sus fuerzas y la de los otros. Los talentos
49

personales se despliegan y se ponen al servicio de la comunidad. Esta labor se

realiza en comunidad, todos son guiados por Dios para la labor formativa. Con

ayuda del otro se vive la formación de modo alegre y despierto, solidario y

amoroso. De este modo, se realiza la labor social de formación.

En efecto, nos acercamos al sentido de las “comunidades de

aprendizaje”. Las comunidades de aprendizaje pueden reconducir la formación

hacia su “sentido original”, como lo indica Stein (2003), en esto consiste la labor

social de formación, en ir “restaurando la comunión con Dios” (p. 143) Es una labor

de sanación. “Este camino, tiene que ser recorrido por cada uno personalmente, y

cada comunidad tiene que ser nuevamente fundada en Dios y desde Dios.” (p.145)

¿Cómo realizan esto las comunidades de aprendizaje? Partiendo del

conocimiento del otro, por lo tanto, de la empatía. Comenzando desde la

Amarevolezza, para que el otro pueda llegar a la certeza de saberse amado.

Propiciando la Razón, que posibilite el juicio crítico que lleve a ver, juzgar y actuar

en favor del bien. Proponiendo la Religión, que indica que en todas las cosas se es

guiado por una fuerza superior, que no se está solo, que se está protegido y que se

cuenta con una comunidad viva que vive el Evangelio.

La labor social de formación hoy


Hoy vivimos fragmentados, disgregados, en la lucha por captar el verdadero

sentido de los hechos. Estamos divididos internamente, somos individualistas

porque la comunidad ha perdido su sentido, al estar sumidos en la


50

razón instrumental, cosificamos a los demás y aplanamos la vida. Esto impacta en

la formación, entre otras cosas, debilitando los lazos comunitarios. Se suma el

riesgo de la proliferación de teorías filosóficas y pedagógicas erróneas.

Decimos que somos buenos, que hacemos la voluntad de Dios, que

vivimos bien, cuando, en realidad vivimos enfermos. Esto es una depravación.

Debemos decirnos la verdad, necesitamos ser salvados, necesitamos volver a la

comunión con Dios. Dice Stein (2003):

Puesto que la Iglesia no crece desde abajo, sino que está fundada en lo

alto, no hay en ella ninguna degeneración paralela, tal como en la comunidad

natural. Solo es posible que sus instituciones sean violadas o mal usadas por sus

miembros. Pero, de ese modo, se separan del organismo y dejan de ser miembros

vivos. O se separan también exteriormente o se marchitan y son utilizados como

miembros muertos: como el sacerdote indigno que puede distribuir gracias sin

tener él mismo parte en ella.

Amadeo Cencini, nos propone algunas ideas para formarnos en la

actualidad. Buscamos la novedad y permanecemos abiertos a la ella en la

formación. La novedad siempre está- aún en lo antiguo- para renovarnos siempre.

Por eso, rompemos estereotipos, nos proponemos pensar diferente, cambiar de

perspectiva cuantas veces sea necesario y superar cualquier dicotomía entre la

teoría y la práctica.

En este último aspecto nos importa destacar que no aceptamos divisiones entre
práctica y teoría: nos formamos en el cuidado del ambiente y, por

51

eso, cuidamos y no contaminamos el planeta. Hago un curso de cocina y ese

aprendizaje me ayuda a comer más saludablemente en el día a día. En síntesis,

promovemos vivir con coherencia.

Se puede gozar del conocimiento, del aprendizaje, comenzando siempre

por la propia vida, que se va sanando hasta lograr la mayor integración posible.

Hablamos, por ello, de aprendizajes vitales que nos ayuden a vivir mejor. Los

aspectos vulnerables que vamos reconociendo en nosotros mismos los podemos ir

integrando, vamos sanando, conectando con nuestras potencialidades y con los

talentos de las personas de la comunidad que nos ayudan en esta labor formativa,

esto se da de manera progresiva. Todo puesto al servicio del Plan de Dios para la

propia vida y para la vida de la comunidad.

El que vive en la repetición y no registra su comportamiento inadecuado,

lleva sus heridas y procesos no resueltos a sus relaciones. Toda su acción se verá

teñida con el color de su enfermedad. Esta persona, necesita de otro que le señale

la verdad, que le muestre una orientación hacia la sanación y resolución de sus

conflictos personales, alguien que se preocupe por él, que busque su bien. Todos

necesitamos de la comunidad.

Se requiere de nosotros una actitud atenta, contemplativa, que supone

entendernos, también, como seres espirituales. Sin el espíritu no podemos vivir

una vida plena e integrada. Vivimos plenos e integrados o vivimos una vida

deformada, morimos en vida. Necesitamos encontrar en nuestra vida la plenitud

de sentido, la dinámica que nos llena de motivación, de inspiración.


52

Es importante escuchar las propias exigencias: exigencias de felicidad, de

sabernos amados por otro y avanzar en esa dirección. Cada uno a su ritmo, según

su manera de acercarse a la realidad, su manera de tramitar los asuntos que le

conciernen, esto tiene que ser respetado, sin intentar uniformar procesos.

El camino formativo es un camino de encuentro, no se hace solo, hay

que propiciar vínculos creativos, nutritivos en nuestra comunidad. El camino de

nuestro proyecto de vida lo vamos desplegando y precisando con el tiempo,

aunque pasemos por momentos difíciles, complicados o monótonos. En el día a

día vamos plasmando este proyecto. Si lo asumimos en libertad, dejándonos guiar

por Dios, podemos ver el proceso y darnos cuenta de que es la Providencia, la

que actúa en nosotros, dándonos sus dones y sus gracias. Se trata de dejarnos

llevar.

Es importante tener fe en este proceso, fe en un Dios providente. No

hay otro tiempo para la formación más que el tiempo presente. Es hoy cuando

tenemos que aprender a vivir de manera constructiva y crecer. Necesitamos un

nuevo enfoque centrado en la acción divina, es Dios quien nos allana el camino

formativo, nos muestra los atajos, nos alivia, nos lo hace fácil.

La formación es para todos y exige comprometerse de modo radical.

Esta formación es importante porque sostiene nuestra vida, de lo contrario, solo

hacemos un curso más. La formación ha de ser liberadora y tiene que llegar hasta

la raíz de nuestro ser. Sólo así se ven los caminos nuevos, sino, corremos el riesgo

de vernos frustrados.

Algunos errores en el camino de nuestro crecimiento:


53

La idea de “Me tengo que mantener bien”. Esto no es adecuado, debe

cambiarse, no se trata de mantenerse sino de crecer de modo acorde con mis

ideales ¿Estoy realizando mi ideal?

La idea de “ya llegué”, porque realicé la carrera, conseguí un título. Hay

que seguir dando pasos, cada paso nos muestra algo nuevo, nos enriquece. Así, si

perseveramos vamos creciendo en fe, logramos dar un aporte original y vamos

mejorando con el tiempo: porque logramos unidad en la vida, “tonificamos” el

mensaje. Todo orientado al crecimiento común.

No hay formación sin apertura al otro, toda la lectura (de lo que nos

pasa interna y externamente) es relacional. Siempre nos formamos de a dos o nos

deformamos.

Formarse no es leer cuanto libro novedoso salga a nuestro encuentro.

Nosotros preferimos centrarnos en la sabiduría de vida. Cuando nos damos cuenta

de que pocos libros conectan con este saber/sabor, dejamos de ir detrás de las

novedades editoriales. Leemos lo que nos hace bien, lo que compone con el

sentido que Dios nos muestra y no con lo que a nosotros nos parece es una teoría

buena. Es más, muchos desarrollos teóricos actuales –presentes en nuestras

comunidades cristianas y difundidos por consagrados- son contrarios a la

Voluntad de Dios.
54

Semillas
de
formación y
vida interior
55

Capítulo 4- Moverse en comunión


Cuando nos referimos a “movernos en comunión” estamos haciendo

referencia, por un lado, a un movimiento, nos movemos hacia el sentido, por otro,

a los otros, vamos con otros en un mismo espíritu. Por lo tanto, este movimiento

se inscribe en un dinamismo salutógeno, en contraposición al estancamiento o

parálisis enfermante.

Es decir, el movimiento de los que permanecemos en la comunión de

vida con Dios, nos inscribe en una forma de ser y de estar, además, nos posiciona

en una actitud que conecta con lo vital y no con lo muerto, obviamente, quien

acompasa este movimiento ingresa en la felicidad y la satisfacción.

Si nos conectamos a lo paralizado los movimientos desaparecen,

estamos tristes, debilitados, obsesivos, desesperados, deprimidos, oprimidos,

enfermos, por el contrario, si nos conectamos al movimiento de comunión aparece

la alegría y vivimos en el gozo.

¿Qué es este movimiento? Este movimiento es espiritual, es movimiento de

bondad, de benevolencia, desenmascara formas de ser y estar que no condicen

con el bien, aunque, puedan presentarse como bien. Es la comunión de los santos.

Movernos en comunión es, por lo tanto, ingresar en la claridad que

posibilita discernir en lo cotidiano dónde está lo bueno, lo que nos da salud y

felicidad y dónde está lo que nos enferma, para evitarlo. Esta tarea, que parece

algo difícil de lograr, se realiza, sin embargo, de manera sencilla y cotidiana.


56

Ese movimiento dirige nuestra vida, como una fuerza que nos conduce.

¿Este movimiento conduce tu vida?

Tal vez pienses que sí, aunque, sientas tu cuerpo rígido, tenso,

crispado, con mucho dolor. Todo señala que hay una enfermedad presente en tu

vida, pero, te esmeras en decir que estás bien y que no necesitas cambiar. Lo

cierto es que estás paralizado. Importa poder nombrar tu parálisis: la impotencia,

la rigidez, la intolerancia, la depresión, la obsesión, la desesperación, el

agotamiento, la sequedad espiritual, la procastinación.

De hecho, podemos nombrar diversos momentos en el día, momentos

que pueden ser de intolerancia y depresión, junto a otros, de placer y sosiego.

Estos movimientos y parálisis no son estados emocionales sino una manera de

estar en la vida, estamos conectados desde la receptividad y acogida

considerando que somos un don para los demás o no. Por momentos conectamos

con la comunión de los santos y por momentos salimos de la comunión entrando

en la cerrazón.

Tramitar los mensajes negativos


Todo es en relación, todo es constitutivamente un puente. Podemos

pensar y profundizar esta metáfora. Somos puente. Todo, TODO, lo que vivimos es

un mensaje. Nuestra vida puede enviar mensajes positivos o negativos, somos

puente dorado (sano, positivo) o somos puente oxidado (enfermo, negativo)


57

Por lo tanto, todas nuestras acciones (mensajes, sentimientos, actos del

día, palabras) se transmiten, por la comunión de vida, a todas las personas, esto

es mutuo: damos mensajes y recibimos mensajes.

Por ejemplo: me levanto temprano, me cambio, me higienizo, me

perfumo, luego tiendo la cama y preparo el desayuno con muchos detalles, como a

mí me gusta, lavo la taza y la cuchara, seco y guardo todo. MI MENSAJE ES

POSITIVO: alegría, empiezo este día cuidando mi cuerpo y abriendo procesos

(desayuno) y cerrando bien lo que empiezo (limpieza del desayuno), voy liviana, no

dejo cosas pendientes.

Si es así, soy un puente dorado, pero, esto puede ser mucho mejor si lo

entendemos como lo que es, un diálogo. Señor, empiezo este día, gracias por mi

cuerpo, preparé el desayuno para los dos con mucho detalle y amor, ahora, limpio

y cierro este momento, gracias por compartirlo conmigo, gracias por ser mi

compañero y por proveerme de cosas ricas para comer. TODO EL DÍA EN

ORACIÓN, cada cosa que hacemos es mensaje, es diálogo, es oración.

Veamos más ejemplos. En el trabajo aparecen otras relaciones donde, también,

se transmiten dones valiosos: llego a mi trabajo y transmito mensajes de gozo,

gusto, disfrute, creatividad, solidaridad, frescura; todo mi entorno percibe este

movimiento, soy puente dorado que transmite a los demás la vida plena. Pero,

además, recibo lo que otros transmiten: si las otras personas son puentes dorados

me donarán afecto, calor, alegría, fuerza, vitalidad, sin son puentes oxidados me

enviarán mensajes de depresión, historias tristes, finales de muerte, encierro. Si

soy
58

una persona sana, es decir, un puente dorado, soy sensible y advierto lo negativo

que el otro me transmite y le envío lo contrario, por ejemplo, “estoy harta de llevar a

los chicos a la escuela, para colmo dejé la casa sucia”, nosotros decimos: “amo a

mis hijos, en broma les digo: vamos a pasear en auto con mamá y ellos saben que

los voy a llevar a la escuela y se preparan como para ir de paseo.” Es decir, si me

habla con tristeza trataré de ofrecerle palabras de alegría, así, no participo en la

tristeza. Lo cierto es que todos estamos unidos por la participación y podemos

decir “no participo” si lo que se me ofrece no me gusta y no es acorde a mis

valores.

Como adultos, también tenemos referentes o autoridades a las que

sujetarnos. Esta relación puede ser cordial o no, lo cierto, es que, al ser nuestras

autoridades, nos envían mensajes permanentemente, recibimos de un modo

especialísimo lo que nos trasmiten con su palabra y con su ejemplo. El líder puede

elegir transmitir confianza, transmitir resentimiento, ser indiferente, no transmitir

nada. De allí, que la coherencia de vida que se pide a un líder sea mucho, mucho,

mayor a la que se le pide a los demás.

El líder transmite con autoridad, los que pertenecen a su institución

desean obedecer a esa persona que los representa. Pero, si la autoridad se

pervierte, transmite a toda la comunidad su modo de vida pervertido. Los miembros

de la comunidad deberán tramitar lo negativo que la autoridad les envía y hacerlo

de modo saludable.

La autoridad, es la que hace crecer al otro. Como autoridad señala una

dirección (si tiene claridad en las metas institucionales). Se espera del líder que
sea

59

quien acompañe a todos a un buen vivir, que lidere primero su vida personal, que

sea persona con claridad de ideas y con seguridad personal, entre otras

cualidades. También, que sea claro en lo que pretende de los demás. Puede

transmitir un mensaje claro “corten y limpien el césped”, “lo quiero verde y sin

basura ni restos de yuyos”, así, la autoridad es clara y la gente sabe lo que quiere

concretamente logrando comprender y evaluar la adecuación del mansaje dado,

favoreciendo una respuesta propicia.

Por otra parte, puede transmitir mensajes implícitos, ocultos, que le

resten autoridad, por ejemplo:

-puede aumentar de peso y transmitir, de modo testimonial, “no

pongamos límites”. El sobrepeso en la autoridad es una orden. Esto es difícil de

aceptar, pero, hay que darse cuenta;

-puede despilfarrar el dinero y transmitir "démonos todos los gustos", la

transmisión es sutil, pero, igual es una orden;

- tal vez, el líder robe en la institución y envíe, de forma oculta pero

palpable, la consigna: “el robo está permitido en esta institución”;

- cuando el líder, conoce un caso de delito y no lo saca a la luz porque

no realiza las denuncias pertinentes, transmite de modo implícito a los que esperan

una resolución del caso, la orden: “de eso no se habla”.

Si estamos atentos no dejaremos pasar estas consignas desintegrantes


que rompen los lazos de la comunidad, debilitan a las personas, las erosionan por

60

dentro, las conducen a un deterioro moral. O registro lo que pasa y me muevo para

tramitarlo o realizo la orden sin poner filtros y me quedo paralizado. Hay que vivir

despiertos.

Los integrantes de esta comunidad deberán estar con la conciencia bien

despierta para registrar cualquier tipo de abuso. Cada persona debe estar atenta a

los mandatos negativos que puedan provenir de una autoridad perversa y

denunciarlo para no quedar atascada.

Igualmente, deberá estar atenta a toda acción del mal en su vida para

no dejarla entrar. ¿Cómo se hace eso? Haciendo todo lo contrario a lo que nos

indica el mal detectado, o sea, el mensaje negativo detectado. Si el mal indica que

hay que ocultar un delito, yo lo denuncio; si indica depresión, vivo la alegría; si

dice que hay carencias de todo tipo y que se viene una ola de pobreza, me muevo

con mensajes de abundancia (por ejemplo, puedo confiar en la providencia) y soy

generosa con todos.

Emerge el tema de la autorreferencialidad. Dice Taylor (2009) La

preocupación por la justicia, por acabar con el autoritarismo, el abuso de poder que

aplasta, el maltrato que destruye la relación, la crueldad que enmudece; no son

temas relevantes para quienes viven en la autoreferencialidad. La

autorreferencialidad es propia de las personas que creen que pueden salvarse

solas y que no necesitan recibir nada del otro, son antisolidaridad.

Es evidente entonces, que las estrategias para tramitar los mensajes negativos
que la autoridad o los otros nos envían, pueden ser aprendidas.

61

Conectar
Según la RAE, la palabra relación significa conexión, la entenderemos

como encuentro, como mutualidad, reciprocidad, apertura y acogida, dar y recibir.

Siempre es así. En relación con esto último, la dimensión espiritual se vive en

diálogo permanente.

Así afirmamos, que relacionarnos es participar, no como tomar o recibir

una parte, sino como ser parte, somos parte de lo común, estamos en comunión de

vida, recibimos todo lo que se nos envía y enviamos todo lo que vivimos, desde

barrer la vereda hasta nuestros proyectos personales.

El llamado es a vincularnos con la realidad siendo personas de

conciencia despierta, atentas, comprometidas, activas para ir tramitando la acción

del mal, los mensajes negativos.

Entonces, en nuestra vida no se juega ningún drama, tampoco una

tragedia o una comedia. No es un drama porque no se trata de optar por un final

querido; no es una tragedia en la que el final es siempre fatal; ni es una comedia

en la que siempre el final es feliz para todos; mi vida es movimiento en una

temporalidad, por ende, es proceso, es gradualidad, en la que se abren temas que

deben ser tramitados y cerrarse bien.

Tramitar estos mensajes negativos que emergen de nuestras relaciones

y de nuestras autoridades actuales es el núcleo del buen vivir. Quien cierra bien

sus procesos sabe vivir.


62

Procastinar es no cerrar procesos


Procastinar es diferir una acción, aplazar. Etimológicamente la palabra

procastinar significa: pro - adelante y crastinus - mañana. Es vivir siguiendo

nuestro antojo, idea individualista “yo respondo según mi parecer”, así, la persona

no se deja guiar por nadie en nombre de la libertad y de la responsabilidad

personal, abre procesos y no llega hasta el final, no los cierra, se queda a mitad

de camino.

Para evitar la procastinación es importante sostener rutinas que

contengan nuestras energías, para no dispersarnos o agotarnos por sobre

exigirnos. La dispersión desvitaliza. Quien se abruma ante los mensajes de la

realidad, no puede gestionar su vida, deja procesos sin finalizar y encuentra que, al

final, se le acumula mucha tarea sin resolver (y dedica horas extra en el último

momento para finalizar) vive atascado. Esta persona necesita poder reflexionar

acerca de la situación de riesgo en la que se encuentra, poder evaluar y evaluarse

es fundamental para salir de la parálisis, de la enfermedad.

Quien procastina deja de hacer tareas importantes, por ejemplo, una

persona decide comenzar a estudiar con tiempo antes del examen, organiza todo

el ambiente de estudio, cuando se sienta a estudiar comienza a mirar el celular, a

charlar con amigas por teléfono, en fin, pasa toda la mañana con la carpeta abierta

sin estudiar, se distrae sin lograr descanso y luego, se culpabiliza por no cumplir

con sus responsabilidades. Esta persona va a estudiar horas antes del parcial, no

llegará a leer y comprender de manera significativa la materia, en ese momento se

dará cuenta de que estuvo aplazando lo inevitable.


63

Si no logramos hacer un trabajo bien hecho por procastinar y esto nos

lleva a la culpa, al trabajo excesivo, a la sobre exigencia o a pedir más tiempo para

cumplir con nuestra responsabilidad, terminamos con una sensación general de

malestar.

El problema de la persona que procastina se relaciona con el poder y

con el propio cuerpo. La persona abusa de su poder, sus mensajes son, por

ejemplo: “puedo quedarme en casa mirando TV y comiendo, caminaré mañana”,

“quién se va a dar cuenta de que engordé un kilo, todavía tengo margen para

engordar, puedo anotarme en el gimnasio mañana”. Estos mensajes “puedo

hacerlo, por qué no” llevan al desborde, a no lograr marcar un límite, a comer en

exceso, a quedarse horas y horas mirando la TV hasta agotar el día. Esto es

parálisis de la vida.

En el caso del estudiante que no estudia, la procastinación se vive en

relación con las emociones y con el poder: “puedo desatender mi estudio y puedo

desatender mis sentimientos de temor al examen mediante actos de dispersión”.

Esta persona necesita nombrar su temor, conectar con mensajes positivos que la

alienten a estudiar y formar hábitos de estudio. Puede relacionarse, también, con la

falta de comprensión de la materia, la persona está bloqueada porque no entiende

el tema y se queda sola con el problema sin buscar ayuda adecuada. Entonces,

puede intentar ser autodidacta e investigar el tema hasta entenderlo ( esto es muy

trabajoso y extenuante) o consultar a los compañeros o profesores para recibir una

explicación que le allane el camino.


64

Como vemos, en todos los casos la procastinación proviene del abuso

de poder con sus mensajes negativos: “si puedes hacerlo, hazlo, aunque te haga

daño.” Salir de la procastinación implica rechazar el abuso de poder y formar

rutinas que alienten el cierre adecuado de los procesos.

Después de todo lo anterior expuesto, Ballester molina nos aporta una

definición de salud. En efecto, para nosotros es significativo partir de la raíz

etimológica de la palabra Salud que coincide con Salvación, es relevante destacar

esto, porque nos brinda una gran amplitud en la mirada sobre el tema. La salvación

remite a una relación, a un otro que nos salva. En la vida cotidiana, la salud siempre

tiene que ver con un vínculo, con una relación, con la inserción de la persona en su

mundo de relaciones. Ella, a través de sus vínculos anhela la unidad de vida y desea

que esas relaciones sean plenas.

La acción del mal en la vida cotidiana


Como vemos en los casos presentados, la acción del mal se expresa en

la vida cotidiana mediante mensajes negativos, malignos, diabólicos. Se trata de

una acción repetitiva que es necesario tramitar. Pode tramitar el mal de manera

creativa y alegre es el modo de no dejarlo entrar a nuestras vidas a enfermarnos.

Las enfermedades psicológicas a las que nos conduce el mal y otras formas de

actuación del mal, según nuestra investigación, se presentan encadenadas o en

eslabones. A continuación, presentamos la cadena del mal cuyos eslabones se

estructuran en dos conceptos: división y desintegración.


65

66

DIVISIÓN
El primer eslabón son las carencias formativas

El segundo eslabón adicciones (comida, bebida, compras, drogas, etc.)

El tercer eslabón las enfermedades sexuales (pornografía,

promiscuidad, abusar de la propia sexualidad de cualquier forma, prostitución, etc)

El cuarto eslabón la depresión (tristeza, ideas suicidas).

DESINTEGRACIÓN

El quinto eslabón el abuso sexual (ataque sexual al otro, que puede ir

desde el manoseo a la penetración, acoso sexual)

El sexto eslabón es el abuso de poder (violencia, aplastar al otro,

oprimirlo, todas las formas de autoritarismo, etc)

El séptimo eslabón, las perversiones.

Todo este abanico de enfermedades puede tramitarse en forma

conjunta desde los aportes de la psicología y de la religión. En todas estas

enfermedades hay una acción del mal que tramitar, es decir, en todas ellas actúan

fuerzas superiores a la persona, por lo cual, la persona necesita la ayuda de los

demás, necesita de alguien que lo salve.

67
68

Capítulo 6- Semillas espirituales

Taller de rutinas saludables


Vamos a ingresar ahora en la parte práctica del movimiento. Veremos

paso a paso, mediante un método sencillo, cómo se vive en la lógica del buen vivir,
cómo se vive vestido de fiesta todo el día, qué forma toma el movimiento espiritual

salutógeno en lo cotidiano, cómo se encarna.

Lo presentaremos bajo la forma de “rutinas”. Aquí se define a las rutinas

como un: ordenar nuestra vida con criterios. Es importante contar con rutinas,

porque sostenemos que toda nuestra vida es un mensaje, estamos comunicando

permanentemente, por eso, cuanto más conscientes seamos de nuestras rutinas

más conscientes seremos de los mensajes que transmitimos con toda nuestra

persona y de los mensajes que están transmitiendo los demás. Esta conciencia

nos posibilita registrar mensajes positivos y negativos para tramitarlos a fin de no

enfermarnos.

69
70

1-Rutina de orden
El primer criterio que podemos ofrecer hace referencia al orden

personal. Poder encontrar un entorno ordenado requiere:


Limpieza del espacio: entendida como vaciar todos los espacios de

cosas innecesarias y quedarse solo con las cosas que verdaderamente

necesitamos. Todo lo demás puede ser donado.

Tener rutinas para todas nuestras actividades a fin de realizarlas con

menor tiempo y mayor seguridad. Por ejemplo, es seguir el criterio de hacer todas

nuestras tareas siguiendo un orden: de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo.

Puedo comenzar con cosas sencillas: me visto comenzando por arriba y

siguiendo hacia abajo.

Ordeno la ropa de mi ropero comenzando de derecha a izquierda.

Luego, comienzo la limpieza de mi casa: no me agobio pensando en

limpiar la casa de una sola vez, puedo comenzar por la habitación que está a la

derecha de la casa, al día siguiente seguir con la habitación de al lado y así hasta

terminar todas las habitaciones.

Si debo barrer un patio o un espacio vacío, por ejemplo, un garaje,

puedo empezar por la derecha e ir barriendo en círculos una parte del garaje,

desde la pared hacia adentro, hasta juntar la basura en el centro, luego, sigo con

la otra parte del garaje barriendo desde la derecha hacia la izquierda en forma

circular, de afuera

71

hacia adentro hasta concentrar la basura en el centro. Al final junto la basura,

barrer así simplifica la tarea y la hace divertida.

Voy al supermercado. Cada góndola está repleta de productos. Los voy


a mirar uno por uno de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo hasta encontrar

el que más me conviene. De este modo evito la contaminación visual.

Rutinas de alegría
Al levantarse: lavarte la cara jugando con el jabón, cepillarte los dientes

bailando, ir a desayunar dando vueltas en lugar de caminar en forma recta, entrar

al trabajo saludando a todas las personas con la que te cruces.

Al trabajar, podés hacer pequeños cortes, caminar un poquito o moverte

en el lugar para no estar quieto tanto tiempo, prepararte un café, caminar para

mover las piernas y también mover la cola girando de derecha a izquierda, si te da

sueño podés ir al baño y lavarte la cara, ponerte perfume y volver a trabajar con la

energía renovada. Hacer ejercicios de estiramiento: juntar las manos detrás de la

espalda y levantarlas por unos segundos, levantar las manos por encima de la

cabeza, brazos estirados y manos unidas arriba por unos segundos, cuidar la

postura corporal para trabajar cómodos y sin dolor.

Abrir las ventanas, poner flores frescas en un florero, escuchar una

música suave o ambiental para realizar las tareas del día.

Perfumarte, usar una crema con un lindo aroma.

Salir a caminar, ir al gimnasio.

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Invitar a amigos a tu casa a tomar el té.

Comer algo que te guste, hacer cosas que te producen agrado.

A las rutinas alegres, que te fuimos proponiendo, puede agregarse la


rutina de dividir las tareas que nos cuestan en pequeños pasos. Sirve, por ejemplo,

considerar las diversas tareas como procesos de entrada y salida, de apertura y

cierre.

Así, para lavar la ropa: voy al lavarropas (inicio el proceso), ingreso la

ropa en el lavarropas, cierro la puerta del lavarropas y pongo el jabón, marco el

programa de lavado y listo (se cierra el proceso de lavado).

A continuación, abro otro proceso, tomo el termo, luego el mate con la

bombilla, pongo yerba al mate y caliento el agua. Salgo al patio a tomar mates

hasta que deje de marchar el lavarropas.

De este modo, se podrán distinguir todos los pasos que deben

realizarse desde el inicio hasta la conclusión de una actividad, todo lo anterior

posibilitará un mayor control de nuestras acciones y tomar mejores decisiones, al

frenar la impulsividad se piensa con mayor claridad. Se puede, incluso, ir diciendo

en voz alta los pasos que se van dando al realizarlos, aportando mayor atención al

aquí y ahora y mayor concentración a las actividades. Los mensajes de ansiedad

son desalentados si vivimos atentos al presente y no a lo que va a pasar en el

futuro.

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Rutina de mensajes positivos y

negativos
Vamos a armar criterios que nos permitan leer los mensajes que

recibimos cotidianamente para discernir si son positivos o negativos. Los criterios

que te ofrecemos se construyen en torno a valores y antivalores.

Salgo a la calle. Alguien tiró basura en mi vereda (mensaje negativo)

que significa “hacete cargo de mi basura. Debo tramitar el mensaje para que no

me haga daño, es decir, no debo permitir que mi vecina con sus malas actitudes

me deprima. Entonces, me voy, hago lo que salí a hacer y, al regresar barro la

vereda completa (no pensaba hacerlo en este día, pero, es una tarea que se me

impuso.

La barro con alegría, energía, moviendo la cola, bailando con la escoba, en cada

movimiento con la escoba imagino que barro la mufa, la tristeza, la depresión y que

le digo a mi vecina “la depresión es tuya.” Ahora mi vereda está totalmente limpia y

yo estoy llena de energía.

Fui de compras al supermercado. Compré galletitas. Para elegir las

galletitas me fijé en el envase. Miré la góndola de derecha a izquierda, de arriba

hacia abajo y vi variedad de posibilidades. Me acerqué a cada producto para ver

qué ofrecían. Me decidí por comprar masitas dulces: “Pepas”. Había cuatro marcas

diferentes para estas masitas. Miré primero la marca de la “derecha y luego las

demás. Me fijé en la calidad de cada producto y en los mensajes implícitos en la

bolsa. Por ejemplo “masitas pepas Corona”, “masitas pepas Viejo lobo”, “masitas

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pepas Corazón” y “masitas pepas Dulzura.” Ví que aparentaban ser de mejor

calidad las masitas Corona y Corazón. En lugar de considerar la que me convenía

más por el precio, me detuve en considerar el mensaje de la bolsa. Las masitas


Corona “me venden” el verme como una reina, alguien importante y de prestigio.

Las masitas Corazón “me venden” la imagen de una familia reunida. Elijo a la

familia antes que al prestigio. La próxima vez que vaya al supermercado no

perderé tiempo, iré directamente a las galletitas Corazón, que ya elegí para mí.

Fui a comprarme ropa. No contaba con mucho dinero y quería

aprovechar las ofertas. Ví remeras de buena calidad en oferta. Entré a comprarlas,

al ingresar pude ver que había pocas remeras en stock, quería comprar 4 remeras.

Había remeras con dibujos infantiles y remeras con dibujos de mandalas y

atrapasueños. ¿Qué hacer? Remeras infantiles no iba a comprar y las otras

contenían dibujos que corresponden a ideologías con las cuales no estoy de

acuerdo. Compré las remeras de adultos, eran remeras bonitas y de buena calidad,

solo que al comprarlas dije “no estoy de acuerdo con estos mensajes contrarios al

Evangelio, los usaré como manera de denunciar que esto es lo que está dando

vueltas por mi entorno, expondré este mal a los ojos de todos”. Usar esas remeras

es denunciar que esa ideología está presente en mi comunidad.

Veamos ahora el ejemplo de las masitas Corona. Podía comprarlas si no

encontraba ese día las masitas Corazón, pero, primero le diría al fabricante (en mi

interior) no estoy de acuerdo con el mensaje que me envías en tu producto, yo no

busco el prestigio ni el brillo social, para mí lo importante es estar al servicio de los

demás. Luego, compraría las masitas Corona y las disfrutaría, porque, en primer

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lugar, devolví al fabricante el mensaje negativo, en segundo lugar, estoy

denunciando el mal presente en ese producto al hacerlo.

En cuanto a la moda, se venden prendas de vestir rotas. A este tipo de


mensajes, respondo inmediatamente que “no compro lo roto”, igualmente, hay ropa

hecha de retazos, sin una adecuada integración de la prenda “no compro lo

desintegrado”.

Otro ejemplo. Me regalan un perfume. La caja del perfume es roja. El

perfume muy caro. El nombre del perfume es “Sensual”. Recibo el regalo, pero, le

devuelvo inmediatamente a la persona que me lo regala la sexualidad caliente que

está implícita en el envase (lo hago en mi interior, esa sexualidad roja no es mía,

yo quiero vivir la sexualidad agradable, hecha de pequeños gestos de amor que

me llenen el corazón, tierna, satisfactoria). Ahora puedo usar el perfume, al usarlo

estoy denunciando un tipo de sexualidad caliente, grandiosa, desmedida,

insatisfecha.

Me regalan un CD del grupo “Divididos” Quien me lo regala me trae la

división, es decir la separación. Soy honesta y le digo que agradezco el regalo,

pero no escucho ese tipo de música y le devuelvo el CD. De ese modo, no recibo

la división y le devuelvo la división que me vino a traer. Algo así como decirle “Esa

división es tuya, no mía”

Voy a donar ropa a la parroquia. Lavo la ropa, la perfumo, la doblo y,

mientras la voy guardando en una bolsa, veo una remera algo estirada y no muy

bonita. Aparto esa prenda para descartarla porque no voy a dar un mensaje fofo y

feo a la parroquia.

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Compré un repasador, al usarlo pude notar que la tela era tan seca que

me molestaban los dientes al secar los platos. Recordé que una señora vino a

pedirme algo a casa, pasa a pedir habitualmente, la última vez que vino me dijo
que estaba seca. Me pidió si le podía dar algo, cuando le dí lo que tenía me pedía

más porque estaba seca (me dí cuenta de que quería productos envasados,

porque así,

los vendía y ganaba dinero, no le dí nada más). La próxima vez que pase le

regalaré el repasador seco para devolverle los mensajes negativos que me dejó

“estoy seca”. De este modo, tramito de manera alegre los mensajes negativos que

me llegan, que en este caso fue “estoy seca, dame más”, se trataba de mensajes

que intentaban manipularme para aprovecharse de mí. Es importante devolver en

este sentido, no entregamos a las demás cosas malas, pero, si los otros nos dan

cosas malas se las podemos devolver.

La misma señora pasó otro día por casa. Me dijo: hola, hoy no te pido

nada, te vine a vender plantas. Le pregunté: ¿Cuánto salen? Respondió: Salen 7.

El precio era barato: te compro una, le dije, busqué el dinero y puse, además, dos

budines, un paquete de maní y un paquete de galletitas dulces en una bolsa.

Cuando le voy a pagar me dice: no son 7 son 9. Le dije que, entonces, no quería la

planta porque el dinero que tenía era ese, más no podía pagar. Me dijo: yo arreglo

con el patrón y se la dejo a 7. Miró la bolsa y se fue conforme porque se llevaba

cosas dulces que le gustan mucho. Por mi parte, no dejé ingresar la acción del mal

que me quiso estafar. Como esta persona abusó de su poder nuevamente, la

próxima vez le daré solo productos mínimos.

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Podemos seguir ejercitándonos en esta lectura de mensajes a fin de

hacernos cada vez más sensibles a reconocer los valores y disvalores en lo

cotidiano. De este modo, estamos en mejores condiciones de reconocer la fealdad


del pecado, nos volvemos más sensibles a la acción del mal en nuestra vida

cotidiana y no lo dejamos ingresar.

EN LA CALLE

Veamos los mensajes negativos en la calle.

Vamos caminando por la calle, no tenemos tiempo de leer tantísimos

mensajes que se nos pueden presentar durante una caminata por la ciudad. Pero,

podemos hacer el ejercicio de nombrar lo que esté mal y decir no, para volvernos

sensibles a la acción del mal, para comprender la fealdad del pecado. Por ejemplo:

-al cruzar la calle viene un auto a toda velocidad. Digo “Apuro. No”

-paso por un bar, del mismo sale aire caliente y olor a aceite quemado, a

frituras. Digo “Obesidad. No”

-veo a un perro haciendo sus necesidades en la vereda. Digo “Suciedad.

No”

-Veo parejas caminando con cara de amargados. Digo.

“Amargura.No” Luego, podemos ir incorporando el Sí. Por ejemplo:

Una persona limpia la vidriera de su negocio. Digo “Limpieza.

Sí” Una persona está trabajando. Digo: “Trabajo. Sí”

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