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TEMA 11 - LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

INTRODUCCIÓN
El fin de la Guerra Civil el 1 de abril de 1939 dejó tras de sí un país arruinado y
destruido, tanto desde el punto de vista político, social, demográfico y económico, acompañado
de una crisis de valores y existencial por parte de la nación. Tras ello, se inició uno de los períodos
más oscuros de nuestra historia reciente, marcado por una dictadura militarista y represiva de
todo aquello que pusiera en duda su legitimidad y existencia. Este régimen, tras un largo debate
historiográfico, ha sido catalogado con el nombre de franquista. Ello se debe a que el propio
dictador, de manera personalista, caracterizará el régimen con unos rasgos muy particulares y
propios: ultranacionalismo, valores tradicionales católicos y una clara naturaleza militarista.
Así, a modo de clasificación ideológica del régimen por parte de los historiadores, puede
denominarse al régimen como una dictadura ‘nacionalcatólica’. Todo esto fue sostenido en varias
familias políticas y grupos de presión, unificados en un partido único, denominado “el Movimiento
Nacional1”, único órgano político de representación, de clara inspiración fascista, asumiendo su
carácter corporativista. Sin embargo, es innegable que el régimen tuvo una capacidad de
adaptación a los tiempos que resultaría asombrosa. Su larga duración también se explica por el
control ideológico, censura, la durísima represión y la extrema despolitización de las clases
populares, que solo hacia finales del régimen, comenzará a declarar su oposición abierta al
régimen. Esta dictadura no solo es importante para la Historia de España, por cuanto son sucesos
significativos de nuestro pasado, sino, especialmente, para conocer aquellos aspectos que deben ser
recordados, con el objetivo evitar su repetición en el futuro, máxime, en un mundo tan polarizado
como en el que vivimos, y en el que, aún hoy, se hacen homenajes al dictador.

1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS
Mucho se ha escrito y debatido sobre la naturaleza ideológica del régimen franquista. Y es
que, como dictadura contextualizada en una época en donde el auge del fascismo y los estados
totalitarios, fueron una referencia, como consecuencia de su difusión por toda Europa, no eran
pocas las pruebas que mostraban un claro acercamiento a los postulados y formas políticas de
naciones como el III Reich hitleriano o la Italia de Mussolini. Sin embargo, los historiadores
también encontraban una gran cantidad de distinciones respecto a la naturaleza de aquellos
estados fascistas, tanto en su concepción ideológica como en su retórica. Así, de esta manera, se
acabó estableciendo una definición particular y propia a la dictadura, algo sobre lo que
actualmente, se ha consolidado como acuerdo historiográfico, en tanto que se consigue una
definición más precisa y certera de la dictadura. Así, como elementos más identificativos del
régimen franquista, pueden ser citados los siguientes:
a) Totalitarismo: La dictadura franquista fue un régimen totalitario, es decir, un
régimen en el que el Estado controlaba todos los resortes y aspectos de la nación: la
política, la economía, la sociedad y la cultura. Este control ‘total’ o ‘totalizador’ del Estado,
se hace mediante la fuerza, la represión y el miedo. Así mismo, esta apuesta por este

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Esta denominación de ‘Movimiento Nacional’, comenzó a utilizarse a partir de 1943, siguiendo el contexto y rumbo
de los acontecimientos durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de dicha fecha, la denominación del único partido
creado a partir de 1936, durante el contexto de la Guerra Civil, era Falange Española Tradicionalista y de las Juntas
Oficiales Nacionalsindicalistas (FET y de las JONS).
modelo de régimen, responde también a su contexto internacional, en el que el modelo de
democracia liberal parlamentaria había entrado en crisis desde el ‘crack del 29’. Se
acusaba, por tanto, a este modelo político de ser la responsable de la decadencia nacional, al
estilo del fascismo. Por ello se suprime la Constitución, el Parlamento, los derechos y
libertades individuales y colectivas, y se prohibieron todos los partidos políticos y los
sindicatos. Solo se permitió la existencia de un partido único, el partido del Estado: el
Movimiento Nacional; y de un sindicato oficial del régimen, el ‘sindicato vertical’,
puesto que niega a la clase trabajadora sus instrumentos de defensa y reivindicación como la
huelga.
b) Caudillismo: Franco, al igual que en las naciones fascistas, era dictador, líder y
máxima figura del Estado y la nación española. Adoptando el término de ‘caudillo2’. Era el
jefe del Estado, concentrando todos los poderes durante toda la dictadura. Su
legitimidad y fuente de soberanía era de carácter providencial, es decir, y citando el lema
que acompañaba a todas las monedas acuñadas, Franco era ‘caudillo de España por la
Gracia de Dios’, esto es que, por voluntad divina, Franco era el jefe de Estado, a la
manera en la que se justificaba el poder en el Antiguo Régimen. La propaganda y el
adoctrinamiento llevado a cabo desde la Iglesia Católica, en este sentido, fue fundamental.
Además, era Generalísimo de todos los ejércitos y jefe nacional del Movimiento
Nacional. Como en los demás regímenes totalitarios de la época, se exalta su figura del
líder de forma mesiánica, y se encargó de fomentar y difundir el culto hacia su persona,
como un salvador de la Patria.
c) Centralismo: El Estado debe era unitario y centralista, suprimiendo autonomías
y nacionalismos periféricos, a los que se consideraban separatistas y antiespañoles,
llegando a prohibir el uso del idioma catalán, vasco y gallego, cuyas culturas quedarían
vinculadas a los perdedores de la guerra y a los opositores del franquismo3.
d) Militarismo: El ejército y sus valores (orden, jerarquía, disciplina y, sobre todo,
nacionalismo español) se toman como ejemplo del nuevo Estado, y se extienden como
valores y modo de organización a toda la sociedad, que tiende a ser gobernada de un
modo castrense. El Estado fue dirigido como un cuartel hasta los años sesenta y en las
escuelas se inculcaban los valores castrenses. Además, el servicio militar obligatorio se
hizo extensivo a toda la sociedad, conllevando penas y castigos importantes en caso de
deserción.
e) Defensa del catolicismo: Una vez más, la religión cristiana católica apostólica y
romana, se convirtió en la religión oficial del Estado, manteniendo la identificación cultural
tradicional e histórica que había caracterizado a España desde el siglo XV. La identidad de

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Este término era el tradicional e histórico utilizado para referirse a los líderes de las primeras sociedades y ciudades-
estado antiguas en la historiografía (como pudo ser Viriato, el mítico y heroico líder y caudillo de los lusitanos). Así, el
concepto venía a asemejarse a las acepciones utilizadas en las naciones fascistas, como Alemania (Hitler era
denominado como ‘führer’) e Italia (Mussolini era denominado ‘Ducce’).
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Esto ha hecho que, en buena medida, como fuerzas históricas opositoras al régimen franquista que fueron, e incluso
desde la Segunda República, fuerzas opositoras a los sectores más reaccionarios y conservadores de la nación, se hayan
identificado tras la dictadura con posiciones situadas ‘a la izquierda’ y en los sectores ‘progresistas’ de la sociedad. Y si
bien es cierto que existen muchas tendencias políticas de carácter nacionalista, que han fraguado su identidad
nacionalista como un rasgo posicionado en contra de lo conservador, reaccionario y el franquismo en sí mismo, que es
lo que ha acabado monopolizando ‘lo español’, lo cierto es que el nacionalismo, tal y como se ha visto en temas
anteriores, es de origen burgués y naturaleza generalmente conservadora. Por ello, y aunque la tradición histórica
reciente ha construido una unión entre ‘nacionalismos’ y ‘progresismo’, ambas tendencias no deben confundirse y, de
hecho, pueden ser completamente contrarias.
España y la identidad religiosa católica volvían a ser sinónimos. Hablar de España era hablar
de catolicismo, y hablar de religión católica, era hablar, necesariamente, de España. Todos
los actos civiles y militares están impregnados de una fuerte simbología religiosa. La
educación, a todos sus niveles (escuelas, los centros de secundaria y la Universidad), bajo el
control de la Iglesia Católica, impartían la doctrina católica como asignatura
obligatoria. Así mismo, la Iglesia como institución, contaba con presupuesto proveniente
del Estado, y sus altas jerarquías están representadas en las ‘Cortes franquistas4’ y en
el ‘Consejo del Reino5’. La Iglesia, así mismo, juega un importantísimo papel en la
censura, que tienen que adaptarse a lo moralmente establecido. Los valores morales
católicos más puritanos y ortodoxos, dominan la ideología y la cultura social. La Iglesia
concede al jefe del Estado el privilegio de la presentación de candidatos para obispos.
Estado e Iglesia vuelven a ser dos caras de una misma moneda en España.
f) Tradicionalismo: Dentro de los valores ideológicos dominantes en la cultura y la
idiosincrasia franquista, es la tradición: folclore, catolicismo y costumbrismo, en cada
una de las regiones de la nación, se funden para caracterizar ‘lo español’. Así mismo, se
plantea una añoranza de las épocas pasadas mitificadas, en las que España había sido una
potencia hegemónica internacional, tenido un gran protagonismo histórico, es decir, la
añoranza del pasado imperial de los Reyes Católicos (del que se toman el yugo y las
flechas como elementos simbólicos, y prestados del fascismo falangista) y el Imperio de los
Austrias (del que se adopta y adapta el símbolo heráldico de la dinastía Habsburgo: el
águila). Sin embargo, este tradicionalismo entronca directamente con los valores católicos
de la cultura.

2. LAS FAMILIAS DEL RÉGIMEN


Los grupos políticos que participaron en el golpe de estado de 1936 (monárquicos,
tradicionalistas, católicos, militares y fascistas), serán las bases del régimen. En este sentido, han de
destacarse las llamadas ‘familias del régimen’, que suponían los pilares sustentantes de la
dictadura: Ejército, Iglesia y el ‘Movimiento Nacional’, como órgano corporativo de
representación política pública española.
1) El ejército: Participó activamente en el poder, ya que una buena parte de los ministros, de
los procuradores de las Cortes, de los gobernadores civiles, etc. eran militares de carrera. El
ejército ejerce funciones de control de la vida interior del país, manteniendo el orden
público en situaciones concretas (estado de guerra que decreta el Caudillo en alguna zona de
país). Los militares constituían un grupo social muy cerrado y aislado del resto de la
población (casas propias, economatos, colegios, transporte…). Su formación se efectuaba en
academias militares, en un ambiente muy conservador. Sus miembros gozan de un elevado
prestigio social.
2) La Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS) / Movimiento
Nacional: Su poder e influencia es enorme pues controla los medios de comunicación y
sus miembros ocupan bastantes puestos en la Administración, especialmente al inicio de

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Asamblea de ‘representación política’, que carecía de cualquier tipo de representación política de la sociedad en la
práctica, y que funcionaba como una cámara dedicada a escuchar las órdenes y decisiones del dictador. Estaba formado
por ‘procuradores’, es decir, representantes del Estado, generalmente, todos ellos, miembros de algunas de las familias
del régimen, por designación y elección directa de Franco.
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Cámara formada por miembros elegidos por Franco, quienes debían ganarse su confianza, y se dedicaban a asesorar a
Franco en la elección del sucesor en la jefatura del Estado. No obstante, este ‘asesoramiento’ era meramente consultivo,
pues la última palabra, siempre, la tuvo el dictador.
la dictadura en la denominada etapa azul. Para procurar el apoyo social a la dictadura,
constituyó cuatro organizaciones de masas: el ‘Frente de Juventudes6’ (FJ), la ‘Sección
Femenina7’ (SF), el ‘Sindicato Español Universitario8’ (SEU), y la ‘Organización
Sindical Española’, también conocido como ‘Sindicato Vertical9’ (OSE o sus otras siglas,
CNS10).
3) La Iglesia Católica. Apoya y legitima al régimen franquista que se define como un Estado
confesional católico. La Iglesia cuenta con presupuesto proveniente del Estado, y sus altas
jerarquías están representadas en las Cortes franquistas y en el consejo del Reino. Ejerce, así
mismo, la censura de los espectáculos, los libros y otras publicaciones, que tienen que
adaptarse a lo moralmente establecido. La Iglesia concede al jefe del Estado el privilegio de
la presentación de candidatos para obispos. También destacan organizaciones de gran
relevancia e influencia como la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP)
en la década de los 50, que trata de difundir el pensamiento de la Iglesia en la sociedad; o,
sobre todo, y con un gran papel e influencia política, hasta nuestro presente, el Opus Dei,
organización creada por monseñor Escrivá de Balaguer y que tuvo una influencia decisiva
en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y en la etapa desarrollista del
régimen. No será hasta la década de los sesenta cuando un sector de la Iglesia católica
comience a distanciarse y ser crítica contra el régimen, influida por las doctrinas del
Concilio Vaticano II y los postulados de la ‘teología de la liberación’, una tendencia dentro
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Constituía la sección de juventudes, integrada dentro del partido único de Falange Española Tradicionalista y de las
JONS, o ‘Movimiento Nacional’, creada en 1940. Su cometido principal era el encuadramiento y adoctrinamiento de la
juventud española en los valores y principios del ‘movimiento nacional’. Su máximo delegado fue Sancho Dávila y
Fernández de Celis (1905-1972), un abierto admirador nazi y fascista convencido, que jugó un importante papel como
representante y organizador de estas juventudes, además de desempeñar importantes cargos políticos dentro de la
dictadura. Se desencantó del régimen, una vez que la dictadura decidió, a mediados de los cuarenta, distanciarse de sus
rasgos fascistas.
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Constituía la sección de encuadramiento de las mujeres españolas. Encabezada por Pilar Primo de Rivera (1907-1991),
hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, se caracterizará por controlar, organizar y
adoctrinar a las mujeres y niñas españolas en los valores y principios del régimen. En este sentido, destaca el enorme
fervor católico en lo ideológico y lo moral, difundiendo los modos y maneras sobre cómo debía ser, actuar y vivir la
‘mujer española’. En este sentido, rasgos como la sumisión, el servilismo hacia el marido, la figura de madre y ama de
casa, eran cuestiones fundamentales para ser un ejemplo de ‘mujer española’. Así mismo, como modelos femeninos de
referencia, se tenían a Isabel la Católica y a Santa Teresa de Jesús.
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Constituía la sección y único órgano representativo de los estudiantes universitarios, cuyo objetivo era adoctrinar y
controlar a los estudiantes y la institución universitaria que, por su mayor formación intelectual y académica, era el
mejor caldo de cultivo para generar núcleos contestatarios, críticos y contrarios a los principios de la dictadura
franquista, como así fue. Desde los llamados ‘sucesos de 1956’, los estudiantes universitarios ya suponían un problema
para el orden establecido. Pero será la paulatina infiltración de miembros de la oposición clandestina, durante la década
de los sesenta (sindicalistas de Comisiones Obreras [CCOO], comunistas, socialistas, etc.), que llegarán a ocupar cargos
de importante representación política, dentro del SEU, lo que propiciará la entrada en crisis de este brazo organizativo
franquista, y provocará su disolución, por orden del régimen, en 1965. La universidad, como templo del saber, el
conocimiento y el desarrollo del pensamiento crítico, nunca pudo ser un campo sobre el que cultivar las ideas
reaccionarias, totalitarias y dogmáticas de la dictadura franquista, a pesar de todo el empeño que esta puso para su
control.
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Constituía la única central sindical tolerada y legalizada durante el régimen franquista, creada en 1940. Siguiendo el
modelo corporativista de la dictadura, todos los trabajadores y empresarios (denominados ‘productores’, para evitar así
cualquier distinción retórica de clase), tenían la obligación de afiliarse, cuyo objetivo era el de mediar en la regulación
de los derechos laborales y de contratación, y posibles disputas que pudieran surgir. No obstante, en la práctica, sirvió
como un organismo de control obrero, para evitar cualquier discordia en la masa trabajadora española, que pudiese
desestabilizar el orden del régimen. Sin embargo, ello no impidió que, especialmente desde los años sesenta,
consiguieran infiltrarse miembros de los organismos sindicales clandestinos, como CCOO, consiguiendo así cierto
control interno del sindicato, que permitirá obtener beneficios para los trabajadores.
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Estas siglas responden al antiguo sindicato asociado a Falange Española y de las JONS, la Central Obrera
Nacionalsindicalista (CONS) fundada por iniciativa de Ramiro Ledesma, en 1934, tras la unificación de FE y las
JONS. Será disuelta en 1961, por orden gubernamental, e integrados sus miembros en el Sindicato Vertical del régimen.
de la espiritualidad y religiosidad católica, influida por los principios socialistas y
comunistas, que ponía el foco en la justicia social y la pobreza como medio de ejercer y
vivir las enseñanzas de Cristo de la manera más clara posible.
Otros grupos que fueron denominados ‘familias del régimen’ por historiadores, y
funcionaron como trama de apoyo y presión fueron algunos como los monárquicos franquistas,
compuestos de empresarios, banqueros y terratenientes que conforman la trama civil que apoyó
la rebelión y que, tras la guerra, presionan a Franco para que oriente el modelo de estado hacia una
monarquía. Franco lo hace definiendo a España como un Reino, pero él asumirá la función de
regente perpetuo y se reserva la designación del futuro rey. Divididos en dos tendencias:
carlistas, con importantes cargos públicos y donjuanistas, a los que se miraba con recelos, por
haber intentado conseguir la restauración de la monarquía borbónica, tras la Segunda Guerra
Mundial, con el hijo de Alfonso XIII, don Juan de Borbón11. También destacan los franquistas
puros un importante sector de la sociedad, sin adscripción a ninguna de las familias políticas, pero
siempre con la característica común de la fidelidad y la adhesión incondicional al Caudillo. Pronto,
este sector estuvo encabezado por Carrero Blanco hasta 1973.

3. LA CONSOLIDACIÓN DE LA DICTADURA
La guerra civil y la dictadura rompieron la tendencia democrática republicana, que aspiraba
a una sociedad laica, moderna, y que asegurara un régimen de libertad para el mayor número de
ciudadanos españoles. Por el contrario, con la dictadura se impuso una sociedad conservadora,
tradicional y católica. El régimen contó el apoyo de la inmensa mayoría de una sociedad
española agotada, que optó por desentenderse de los asuntos políticos, como consecuencia del
trauma vivido por la guerra, y que, junto con la represión, permitirá consolidar, por la fuerza,
la dictadura franquista.

3.1. La represión institucionalizada


La represión institucionaliza se inicia desde el propio golpe de estado, con un afán
ejemplarizante y caracterizado por su crueldad, destinada a imponer el terror como medio de
paralización de cualquier oposición. Nos encontramos ejecuciones en masa sin juicio previo,
leyes expresas que igualan ideas con una rebelión militar, encarcelamientos masivos, campos
de reclusión, incautación de bienes y persecuciones personales con carácter retroactivo. Esta
represión se mantuvo hasta el fin de la dictadura, durante la cual no hubo reconciliación con los
vencidos. Por el contrario, cada primero de abril o 12 de octubre (‘día de la raza’), se
conmemoraban las gestas de la guerra y se glorificaban a los caídos del bando vencedor. El fin de la
guerra no supuso el fin de la violencia, sino que prolongó la institucionalización de la represión
como medida de control social.
Así, se elaboraron una serie de leyes coercitivas y se supeditó la justicia a los dictados del
gobierno, como Ley de Responsabilidades Políticas (1939) al comienzo de la guerra, con la que
se pretendía la depuración total de las personas que habían colaborado de una u otra forma
con la República12, para lo cual, se creó y difundió el móvil que explicaba toda esta persecución: el

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Este escribió, en 1945, una carta dirigida al dictador, en el que le exigía el reconocimiento de su legitimidad como
monarca, con la intención de reinstaurar una monarquía parlamentaria democrática conservadora, al modo de la
Restauración.
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Especialmente durante los primeros años de posguerra, la mayoría de las causas fueron juzgadas por tribunales
militares en Consejos de Guerra, ante los cuales la indefensión de los procesados era casi total.
contubernio marxista judeo-masónico, que buscaba destruir España13. Diez años más tarde, se
añadió la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería (1949), que perseguía a aquellos
acusados de “defender ideas contrarias a la religión, la patria y sus instituciones fundamentales”, es
decir, se perseguía toda discrepancia o disidencia mínima con el régimen. Más tarde, ya en la
década de los sesenta, se creó el Tribunal de Orden Público [TOP] (1963), una jurisdicción civil
para los delitos políticos. fueron acompañadas de un amplio proceso de confiscación y expolio de
su patrimonio14.
En cualquier caso, el franquismo no se preocupó excesivamente en averiguar si los
procesados eran realmente culpables de los “delitos” de los que se acusaban. Los antecedentes
políticos y algún testimonio hostil o denuncia falsa eran suficientes para ser condenados. Se
calcula que después de la guerra fueron fusiladas unas 50.000 personas. El mayor índice de
represión se dio en las comarcas rurales más pobres, donde existía una mayor conciencia de
clase y larga tradición de lucha obrera y campesina. No en vano, una gran parte de los
ejecutados eran jornaleros y obreros industriales que habían participado durante la
República en sindicatos o partidos de izquierda.
Así mismo, a esta represión han de sumársele el encarcelamiento de unas 300.000
personas. El elevado número de reclusos saturó la capacidad de las prisiones y se habilitaron
campos de concentración para albergar a los condenados. El hacinamiento en las cárceles y en
los campos junto a unas pésimas condiciones higiénicas y alimenticias provocaron una elevada
mortalidad entre los presos (unos 15.000 muertos). Una gran parte de los detenidos fueron
enviados a ‘Batallones de Trabajadores’, donde, en condiciones de semi esclavitud laboral,
trabajaron en la reconstrucción de carreteras, líneas ferroviarias, puentes, obras hidráulicas o
trabajaron en canteras, minas, edificios públicos o en cualquier obra pública fomentada desde el
régimen. Entre esas obras públicas, destaca la de mayor ambición del dictador, destinada única y
exclusivamente a su propia glorificación personal: la basílica del Valle de los Caídos, donde
murieron miles de obreros y reclusos en su construcción. Estas obras proporcionaron grandes
beneficios a algunas empresas constructoras y al Estado.
Así pues, el conjunto de medidas represivas adoptadas por las autoridades se caracterizó
por su voluntad de ejemplaridad y castigo. Se trataba no sólo de castigar, sino también de difundir
el terror entre la población y de acallar cualquier intento de disidencia. Fue un “tiempo de miedo” y
“de silencio”, ya que ante el miedo imperante se tendió a ocultar el pasado y a no hablar de política.
Esta despolitización forzada fue uno de los factores que más contribuyeron a la pervivencia de la
dictadura15.
También se expulsó de su trabajo a todos aquellos que se habían destacado a favor de la
causa republicana. Se llevó a cabo una depuración generalizada de los funcionarios y se
presionó a las empresas privadas para que procedieran de igual forma en el sector privado.

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Esta supuesta conspiración fue la que fundamentará la represión del régimen a lo largo de toda la dictadura.
14
Se requisaron las propiedades de exiliados y políticos republicanos, así como de todas las asociaciones ligadas a la
República (partidos, sindicatos, asociaciones). Esas propiedades requisadas pasaron a engrosar el patrimonio de
instituciones del régimen o de personas bien situadas en el franquismo.
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Mención aparte merece una de las prácticas represivas, quizás, más deplorables, gestadas por las instituciones de la
dictadura: el secuestro de niños recién nacidos, en colaboración con importantes sectores de la Iglesia Católica y
que, debido a la implicación de la misma, aún continúa sin grandes clarificaciones. Miles de niños fueron arrebatados a
las madres que estaban presas por sus ideas políticas (rojas) y llevados a orfelinatos (dirigidos por la organización
falangista Auxilio Social o por la propia Iglesia católica) donde se les cambiaba el nombre y apellidos, y se entregaban
en adopción a familias adeptas al régimen, o a familias burguesas y acomodadas que no podían tener descendencia. Se
calcula que así pudo haber unos 30.000 niños robados.
Las depuraciones también fueron importantes en la enseñanza a todos sus niveles (donde
fueron destituidos el 25% de los maestros, profesores y catedráticos universitarios, incluyendo
rectores y otros miembros de importancia de dicha institución, para crear una escuela sometida al
régimen franquista y a la Iglesia Católica). Las personas fieles al régimen pasaron a ocupar los
puestos de trabajo de los depurados.
Por último, como importante herramienta, también destacaría la censura, instaurándose una
rígida restricción expresiva sobre los españoles en los medios de comunicación16 y el arte (libros,
prensa, guiones de películas, obras teatrales, los libros, la prensa, la radio, etc.), que debían pasar
por una comisión de censores que vigilaban que contenido no fuese contrario a los principios
del Movimiento Nacional ni a la moral católica. Hasta 1966, los directores de los periódicos eran
nombrados por el gobierno. En ese año, se aprobó la Ley de Prensa por el ministro Manuel
Fraga17, que venía a querer dar una suerte de ‘aperturismo expresivo’ en la sociedad española, con
la intención de blanquear la atmósfera de represión y censura que se vivía en el país, de cara al
exterior. Así, esta ley suprimía la censura previa, pero establecía un sistema de multas,
suspensiones y cierre de medios de comunicación para penalizar a aquellos que publicasen
noticas contrarias al régimen franquista, por lo que, en la práctica, poco cambió dicha censura
previa18.

3.2. La despolitización de la sociedad


Otro factor importante que también ayudó a consolidar la dictadura fue la propia
despolitización social, fomentado desde el régimen con la prohibición de un sistema de
representación política real, organización o concienciación que pudiera movilizar a las masas. Solo
a partir de los años sesenta aparecen grupos de oposición a la dictadura organizados, surgidos
como consecuencia de la industrialización y desarrollo económico del país, el contacto con el
exterior y la aparición de nuevas generaciones que no se identificaban con los principios y
valores del régimen franquista. Los apoyos mayoritarios provinieron de la oligarquía
terrateniente, la burguesía financiera e industrial, el pequeño propietario agrícola de la mitad
norte y la masa de funcionarios y beneficiados por el régimen. Las clases medias, por su parte,
pasaron de un apoyo al principio al golpe de estado, a un rechazo ideológico al franquismo,
pero el trauma de la guerra los convirtió en pasivos y apolíticos, asumiendo posiciones
conservadoras y reaccionarias. Esta misma pasividad se apoderó de los sectores populares y

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Los medios de comunicación públicos y privados, controlados por el régimen, estaban obligados a seguir las
directrices del gobierno y no podían publicar noticias que fueran en perjuicio de la dictadura franquista o los valores
tradicionales católicos.
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Manuel Fraga Iribarne (1922-2012), fue una figura política de relevancia durante el franquismo y durante las primeras
décadas de la democracia. Profesor catedrático universitario, su trayectoria profesional política se inició en la década de
los 50, durando hasta 2011, ocupando casi ininterrumpidamente cargos de relevancia y protagonismo político. Durante
la dictadura, fue ministro de Información y Turismo (1962-1969), vicepresidente del gobierno y ministro de
gobernación (1975-1976) y, finalmente, presidente de la Junta de Galicia (1990-2005). También colaboró en los resortes
de represión del régimen franquista, firmando las últimas sentencias de muerte durante los últimos meses del
franquismo, en representación del dictador, que se encontraba muy débil de salud. Fundador de Alianza Popular (AP),
partido originario del actual Partido Popular (PP), acabó aglutinando a un importante número de miembros y
colaboradores de la dictadura en el partido, así como a otros sectores más aperturistas y conservadores demócratas del
momento, creando así el primer partido político conservador en democracia, desde el fin de la Segunda República.
Candidato a la presidencia del gobierno entre 1977 y 1986, Manuel Fraga sigue siendo una de las figuras más
controvertidas de la Historia reciente de España.
18
Con esta censura los españoles recibieron durante casi cuarenta años una información muy parcial y manipulada,
siempre en beneficio del régimen, y se les impuso una moral católica muy conservadora.
obreros, gracias a la represión, el miedo, el control policial, la derrota en la guerra y la
miseria. El afán de supervivencia individual era más fuerte que la causa ideológica.

4. ESTRUCTURA DEL NUEVO ESTADO


El nuevo estado franquista que se configuraría se caracterizó por estructurarse de una clara
manera jerárquica, en donde el dictador concentraba la totalidad de los poderes políticos
(ejecutivo, legislativo y judicial), y era la única fuente de toda soberanía política, algo de lo que
se encargó en hacer notar mediante la propaganda, el culto hacia su persona, y el ya mencionado
apoyo de la Iglesia Católica, a partir de la teoría providencialista. Así, el régimen quedó
estructurado de la siguiente forma:
a) La cúspide sería el propio Franco como jefe nacional del Estado, generalísimo de los
ejércitos y ‘Caudillo de España por la gracia de Dios’.
b) Debajo estaba el ministro secretario general del Movimiento y el gobierno, una suerte de
primer ministro que, más tarde, iría concentrando un mayor protagonismo político, ante el
deterioro de la salud del dictador.
c) A continuación, se hallaban los consejeros nacionales del movimiento, reunidos en una
institución denominada ‘Consejo Nacional del Movimiento’.
d) A nivel provincial, finalmente, se encontraba un gobernador civil nombrado por Franco,
llegando hasta el alcalde de cada pueblo que actuaba como jefe local del Movimiento.

4.2. Las Leyes


Como todo régimen político, la dictadura necesitó de unos fundamentos de ordenamiento de
su vida política y legislativa, que institucionalizara el Estado. Así, la dictadura franquista promulgó
una serie de ‘Leyes Fundamentales’, que sustituían la función de una carta constitucional,
presentados como una suerte de ‘cartas otorgadas’, promulgadas por voluntad del dictador.
Igualmente, se crearon una serie de ‘Cortes’, para dar una apariencia de representatividad
política a la nación. A este entramando político, se le conoce con el nombre de “Democracia
Orgánica”. Así pues, los principios establecidos or orden cronológico de aparición destacamos:
1. El Fuero del Trabajo (1938), inspirada en la ‘Carta di Lavoro’ italiana, de Mussolini,
aprobada durante la guerra civil. Venía a regular el régimen laboral, y que favorecía
directamente a la aristocracia burguesa nacional y prohibía el derecho a huelga, asociación
y manifestación.
2. Ley Constitutiva de las Cortes (1942), establecía una ‘Cámara de los Procuradores’,
formada por miembros asesores electos, designados por el poder franquista. Se le asigna
un papel consultivo, pero que no tienen iniciativa parlamentaria, sino, más bien, una
especie de ‘Cortes Corporativas’, al modelo de la Asamblea Nacional de Primo de Rivera,
cuyo objetivo básico era encuadrar a todos los sectores de la sociedad en un mismo
órgano para su control y homogenización.
3. Fuero de los españoles (1945), que pretendía ser una ‘declaración de derechos y deberes
de los ciudadanos’, los cuales eran muy restringidos y podían ser suspendidos cuando el
gobierno lo considere oportuno. Esta ley responde al contexto internacional del momento: la
derrota de las potencias fascistas en la Segunda Guerra Mundial, y la victoria del bando
aliado. Así, Franco quiso, con esta ley, dar un ‘lavado de cara’ y una apariencia
democrática a su dictadura, con el objetivo de evitar el boicot y aislamiento
internacional al que sería sometido durante los años inmediatos de la posguerra mundial.
4. Ley de Referéndum Nacional (1945), por la que se reservaba a sí mismo, el derecho y la
potestad de convocar un ‘referéndum’ consultivo cuando considerase oportuno, sobre
alguna cuestión que el dictador considerase susceptible de ser consultada a los españoles.
Evidentemente, la consulta por votación no era ni real, ni transparente, sino un mero
teatro, cuyo objetivo era similar al de la ley citada anteriormente: dar una apariencia de
democracia y libertad a la dictadura.
5. Ley de Sucesión (1947), por la que accede a definir a España como un reino. En este
sentido, Franco, se reservó la capacidad de nombrar al sucesor en la jefatura del
Estado. El Candidato debe de jurar las Leyes Fundamentales de la nación y los
principios del Movimiento Nacional. Así mismo, Franco quedaba como Jefe del Estado
vitalicio y podía proponer a las Cortes su sucesor. Desde el exilio, don Juan de Borbón
llegó con Franco al acuerdo de que su hijo don Juan Carlos se educara en España.
6. Principios Fundamentales del Movimiento (1958), por la que se vino a reafirmar los
principios ideológicos del régimen, considerados permanentes e inmutables, en un
contexto social interno desprestigiado y algo tumultuoso para la dictadura. Se sustituye la
retórica falangista por otra más neutra, católica y ambivalente del "Movimiento”.
7. Ley Orgánica del Estado [LOE] (1966), por la que se consolidaba la institucionalización
del Estado franquista, cuya andadura comenzó durante la propia guerra civil. Esta ley,
venía a reafirmar los principios del Movimiento Nacional, para prolongar la dictadura
tras la muerte del dictador; maquillaba y daba una apariencia aperturista al régimen,
pues se aprobó mediante ‘referéndum’, y permitía la elección de algunos procuradores de
manera electiva, siendo un ejemplo de tenue representación política ciudadana, sin mucha
trascendencia.
8. Ley del Movimiento Nacional (1969), que fue la última ley aprobada por la dictadura
franquista, que establecía, por voluntad personal de Francisco Franco, la elección en la
jefatura del Estado, como sucesor de la dictadura franquista, al hijo de Juan de Borbón,
nieto de Alfonso XIII: Juan Carlos de Borbón, por designio directo del dictador19.

5. LA EVOLUCIÓN DEL FRANQUISMO


Franco tuvo como objetivo primordial el mantenimiento del poder político en sus manos.
Para conseguirlo, no dudó en apoyarse en diferentes grupos o “familias” del régimen, según el
contexto internacional del momento, lo cual ha demostrado la enorme habilidad del régimen a
la hora de amoldarse y adecuarse a la práctica y a las circunstancias, para perdurar y
sobrevivir en el tiempo. De esta manera, aun manteniendo el núcleo de sus características, el

19
Esta designación directa y personal de Franco, es la que explica que, a día de hoy, sin la existencia de un referéndum
consultivo transparente, democrático y participativo, España siga manteniendo un modelo de Estado monárquico. Desde
el punto de vista histórico y legal, por tanto, el hecho de que el actual rey emérito, Juan Carlos I de Borbón, haya
sido rey de España, no ha sido sino una prolongación de una decisión tomada por el dictador en 1969. A su vez, por
tanto, la sucesión en el trono del actual rey de España, Felipe VI de Borbón, sigue siendo una prolongación legal y
directa del dictador. Este hecho, independientemente de la tendencia política de cualquier ciudadano democrático, no
deja sino entrever una verdad histórica, incómoda para muchos: la legitimidad de la monarquía parlamentaria
española, y la representatividad del modelo de Estado, emana de un poder ilegítimo y dictatorial. Así, en España
la monarquía no ha sido elegida, votada o consultada a ningún español, sino impuesta por el dictador. ¿Puede
hablarse, por tanto, de la instauración de un régimen democrático en España, o tan solo de una prolongación de un
modelo de democracia ‘controlada’, en la que solo se tolera la toma de decisiones en aquellos elementos que no
suponen un cambio trascendente en las estructuras políticas del Estado español? ¿Puede hablarse de avance hacia la
democracia en nuestra nación, o no existe tanta diferencia entre nuestro modelo de Estado y democracia, y el del
régimen de la Restauración, en donde la monarquía fue igualmente impuesta, en este caso, por un golpe de Estado
militar?
régimen franquista fue evolucionado a lo largo de sus casi cuarenta años de duración, pasando
de ser el último reducto totalitario marginado en Europa, a ser una nación aliada frente al
bloque soviético y adscrita a los intereses de Estados Unidos, durante el período de la Guerra
Fría (1945-1991).

5.1. Los ‘Años Azules’ o el período fascista del franquismo (1939-1945)


La Guerra Civil acabó en un contexto internacional muy particular y concreto: la Alemania
de Hitler se había convertido en una verdadera amenaza para Europa, y en una de las potencias
militares de Europa, gracias al desarrollo de la industria pesada20, junto a Italia. De este modo,
desde el punto de vista de la política interior no es de extrañar que, dentro del partido único creado
por Franco durante los años del conflicto civil, predominara el fascismo falangista. Así, en estos
primeros años de la dictadura, Franco organizó su régimen en imitación del fascismo y el
nazismo. Los falangistas tuvieron una mayor influencia en el gobierno y en las distintas
instituciones, en detrimento de las otras familias políticas. La dictadura asumió las formas
políticas, ideológicas y retóricas plenas de un régimen fascista. Desfiles militares, mítines
cargados de una decoración y puesta en escena pomposa, ostentosa y glorificadora, el culto a su
personalidad, o la propia acepción del saludo romano, son manifestados con orgullo y sin medias
tintas durante estos años. La Falange desarrolló un programa de encuadramiento corporativista
de la sociedad, típicamente fascista, a través de sus diferentes secciones y organismos21, y el
control de gran parte de los medios de comunicación. Por último, destacamos que en estos primeros
años de la dictadura se aprobaron la Ley constitutiva de Cortes (1942), El Fuero de los Españoles
y la Ley de Referéndum Nacional (1945), arriba explicadas.
Respecto a la política exterior de la España de esta etapa, destaca la figura de Ramón
Serrano Suñer, conocido como ‘el cuñadísimo’22, quien desempeñó un importantísimo papel
político, como ministro de Asuntos Exteriores. Gracias a él, tendrá lugar el histórico ‘Encuentro
de Hendaya’ el 23 de octubre de 1940, una entrevista diplomática entre Francisco Franco y
Adolf Hitler, con el objetivo de intentar atraer la intervención directa de España en el conflicto
mundial, como aliado de las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). Sin embargo, las
negociaciones entre ambos dictadores no fueron fructíferas23, y como resultado, España se

20
Tras la Conferencia de Múnich (septiembre de 1938), que acabó con un pacto de no agresión anglo-germano y franco-
germano, Hitler mintió a las potencias democráticas europeas, de cara a renunciar a su expansión territorial, acorde a su
concepto de ‘espacio vital’. Tras ello, desde marzo de 1939, Hitler reclama territorios a Lituania y Polonia (anexión de
Memel, por un lado, y Danzing, por otro), lo que llevó a la ruptura de relaciones con su país vecino. En mayo, Hitler
firma con Mussolini el ‘Pacto de Acero’, que consolidaba la alianza italo-germana y, con ello, configuraba el futuro
bloque del Eje. Tras una nueva firma de no agresión, en este caso, con la URSS, en agosto de dicho año, finalmente, el 1
de septiembre de 1939, Hitler invade Polonia, empujando así a la declaración de guerra de las naciones democráticas,
Francia e Inglaterra, ante la violación de acuerdos previos, y la insaciable pretensión de su política exterior. La Segunda
Guerra Mundial, daba así comienzo (1939-1945).
21
Los sindicatos verticales, el SEU, el Frente de Juventudes o la Sección Femenina.
22
Ramón Serrano Suñer (1901-2003), fue una destacada figura política dentro de la dictadura, que ya desempeñó el
cargo de diputado en las Cortes republicanas. Abogado de profesión, fue un fascista convencido, conocido por su
germanofilia y filonazismo, que participó activamente en el bando sublevado, luego de conseguir huir de su
encarcelamiento. Cuñado de Carmen Polo, esposa del dictador, fue uno de los principales artífices constructores de la
dictadura franquista en sus primeros años, que intentó impregnarla del carácter fascista más claro. Estuvo detrás de la
redacción y aprobación de las leyes aprobadas entre 1938 y 1942. Ministro de Gobernación y de Asuntos Exteriores, fue
el responsable orquestador del encuentro diplomático entre Adolf Hitler y Francisco Franco, en 1940, en Hendaya,
gracias a su activa intermediación. Será el paulatino declive de la Alemania nazi, durante el conflicto mundial, lo que irá
acarreando, paralelamente, la caída en el gobierno de este personaje, hasta su desaparición de la escena política.
23
Francisco Franco, que contaba con un ejército recién salido de una guerra civil, que se había cobrado una alta
cantidad de víctimas, y cuya victoria consiguió alcanzar, en buena medida, gracias a la ayuda exterior recibida de
Alemania e Italia, tenía toda una serie de condiciones para entrar en el conflicto mundial. Consciente de su posición
comprometió a prestar ayuda militar, logístico y económico a la Alemania Nazi. Prueba de ello,
fue el envío de las fuerzas expedicionarias voluntarias integradas en la ‘Wehrmacht’24, enviadas
para luchar contra los soviéticos en el frente ruso: la ‘División Azul’. De hecho, España pasó de una
actitud diplomática hacia el conflicto de ‘neutra’ a ‘no beligerante’, lo que implicaba un apoyo
oficial del régimen, aunque no interviniese directamente en la guerra. No obstante, con el paso de
los años, y el cambio en los acontecimientos del conflicto mundial, la política exterior de Franco fue
virando hacia un posicionamiento diplomático neutral, a partir de 1942, coincidiendo con la
destitución de Serrano Suñer como ministro de exteriores25.
En cuanto al contexto económico de la dictadura durante estos años, nos encontramos
con los años más duros de la posguerra. Esto, en buena medida, se debió a las sanciones
recibidas en el marco internacional, por las potencias aliadas y vencedoras en la Segunda
Guerra Mundial, que dejaron fuera a España del plan de recuperación económica
internacional: El Plan Marshall (1947). Ante tal situación, la dictadura se ve obligada al utópico
sueño de convertirse en una nación autosuficiente, por lo que apostará por un modelo autárquico
de la economía. Sin embargo, este objetivo quedó como un intento fracasado, pues España
carecía de fuentes de energía y materia prima, como para reactivar y desarrollar su economía e
industria nacional que, además, se encontraba aún resentida por la Guerra Civil. La producción
agrícola, además, era insuficiente, y la balanza comercial exterior no había hecho más que crear
una gran deuda para España. Como remedio, la dictadura optará por llevar a cabo una fuerte
intervención estatal, controlando todas las estructuras económicas de la nación. Así, en la
agricultura, se crearon instituciones como el Instituto Nacional de Colonización, o el Servicio
Nacional del Trigo. En la Industria, se creó el Instituto Nacional de Industrial, con el objetivo de
reconstruir la producción industrial española. Sin embargo, ninguna de estas medidas sirvió, y los
efectos de este intervencionismo fueron destructivos para la economía nacional, debido a la
enorme dependencia exterior de España en aquellos años, tanto en fuentes de energía, como en
materias primas y bienes de primera necesidad. Así, la incompetencia e incapacidad de los
miembros del gobierno en materia económica, la falta de una racionalización y planificación
coherente de la economía, el atraso técnico en el campo y la industria, la corrupción

internacional, en ese momento concreto, Franco tenía intereses más que suficientes por los que intervenir en Europa del
lado de las potencias del Eje: sus apetencias imperiales y colonialistas, a la altura de la de sus aliados, especialmente en
Marruecos, hacían soñar al dictador con la posibilidad de volver a construir una España hegemónica y fuerte, y
devolverle sus pasados años de gloria imperial y mítica. Sin embargo, para prestar su ayuda a Hitler, Franco propuso
como exigencias el envío de ayuda energética y militar (petróleo y armas), para poner en marcha su propia industria
nacional, que se encontraba destruida tras la guerra, además del avituallamiento de las tropas que enviase al frente.
Junto a ello, Franco exigía en compensación por su entrada en la Segunda Guerra Mundial, además, los territorios
coloniales del protectorado marroquí de Francia, Argelia, y la invasión coordinada de Gibraltar, para recuperar el peñón.
Hitler consideró sus exigencias desmedidas e insultantes, por lo que no cedió. A pesar de ello, el conflicto en Europa se
recrudecía para las potencias del Eje, y dicha situación será lo que lleve a Mussolini a reunirse de nuevo con Franco,
esta vez, en Bordichera, para intentar convencerle de que entrase en el conflicto, cediendo en sus exigencias. Sin
embargo, Franco se mantuvo firme en sus condiciones, y solo concedió un amplio apoyo logístico en el Mediterráneo.
24
Nombre que recibieron las fuerzas armadas unificadas (es decir, el ejército) de la Alemania nazi, entre 1935 y 1945.
25
En este mismo año, Franco decide construir un ‘bloque ibérico’ con Portugal, en el que abogaba, desde el punto de
vista del discurso internacional, por posicionarse ‘por la paz’ y la ‘defensa de una civilización occidental cristiana’,
buscando así distanciarse de sus relaciones abiertas con las potencias del Eje, e iniciar su proceso de desfascistización.
Este proceso culminará con la retirada del apoyo militar, prestado por la División Azul, en 1943, coincidiendo con las
presiones diplomáticas llevadas a cabo por las naciones aliadas como Gran Bretaña (que sobornó a muchos altos cargos
militares, con gran influencia ministerial y política en el régimen, para que retirase dicha ayuda). Junto a la nación
británica, Estados Unidos presionará de manera más clara a Franco, con el objetivo de prohibir la exportación de
wolframio de las minas gallegas, a la Alemania nazi, cuyo mineral era muy importante para la industria pesada militar.
Ante el mantenimiento del abastecimiento de este elemento a la Alemania nazi, Estados Unidos llevó a cabo sanciones
energéticas contra España, cerrando la exportación de petróleo hacia la nación.
generalizada en la dictadura26 y el ineficaz sistema de recaudación fiscal, no hicieron sino sumir a
la sociedad española en una situación agónica y de miseria. Fueron los años del ‘auto acedo’ y
los coches de gasógeno, de la tortilla sin huevo, el pan negro, los numerosos cortes de luz y las
cartillas de racionamiento. Los españoles pasarán mucha hambre, y no serán pocos los que acaben
muriendo de inanición, o por enfermedades derivadas de la mala e irregular alimentación, algo muy
notado, especialmente, entre las clases más humildes y pobres.

5.2. El nacionalcatolicismo (1945-1957)


La derrota de las potencias de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial supuso una
verdadera amenaza para la supervivencia de la dictadura en España. Así, en lo relativo a la política
interior durante estos años, Franco, como haría posteriormente siempre, se adaptó a las nuevas
circunstancias, siguió contando en el gobierno con las mismas familias políticas, pero dando
ahora predominio en este caso a los sectores católicos de la dictadura, a la vez que modificaba
la orientación política y se desvinculaba de la apariencia fascista, para desligarse de su pasado
más inmediato. Entre sus figuras políticas más relevantes, destacará ya Luis Carrero Blanco27.
Así se presentó al régimen franquista como un reino católico, algo que consolidó con la
aprobación de la ya mencionada Ley de Sucesión (1947). Sin embargo, las disensiones internas
dentro de las familias del régimen se hicieron notar, pues Falange no quería perder su papel
predominante. Estas disensiones, acabarán con los llamados ‘sucesos de 1956’, un movimiento
protesta y disturbios generados en la universidad de Madrid, contra estudiantes contrarios al
régimen franquista y falangistas28. Tras estos sucesos, Falange es marginada de los puestos de
poder político y, en consecuencia, en 1957 se forma un nuevo gobierno encabezados por un grupo
de tecnócratas, formados y especializados en materia económica y administrativa, y miembros
destacados de la organización católica conservadora del Opus Dei. Estos, contribuirán a
institucionalizar formalmente el régimen franquista.
Por su parte, desde el punto de vista de la política exterior, los primeros años de este
período, fueron de gran aislamiento político, con motivo de las sanciones de las democracias
occidentales, salvo por el apoyo que le brindaría la Iglesia Católica. Esta, se convirtió en su gran
apoyo internacional, buscando el apoyo del Vaticano y reducir la hostilidad de las democracias
occidentales. Como caso excepcional, destaca el abierto apoyo internacional brindado por
Argentina, con la dictadura populista de Juan Domingo Perón, quien hizo una visita a España en

26
Destaca el fenómeno contrabandista del estraperlo o la usura, que granjeó enormes fortunas y riqueza a algunos
sectores sociales medios, a costa de la miseria de otros muchos.
27
Luis Carrero Blanco (1904-1973), fue un importante político franquista y militar español, que se adhirió al golpe del
36 en la Armada naval española. Fue una figura de confianza de Franco, gracias en buena medida al apoyo y
adscripción a su persona que Carrero tenía hacia el dictador. Su papel más importante, sin embargo, lo desempeñará a
finales de la dictadura, en los momentos en donde el dictador se encontraba en peor estado de salud. Consecuencia de
ello, Carrero Blanco desempeñó la jefatura del gobierno durante la etapa final de la dictadura, hasta su asesinato en
1973, en un atentado bomba orquestado por ETA, en la llamada ‘Operación Ogro’.
28
Todo comenzó tras una conmemoración en recuerdo del recién fallecido filósofo español, en 1955, José Ortega y
Gasset. En febrero de 1956, se repartió entre los estudiantes un manifiesto que propugnaba la creación de un Congreso
Nacional de Estudiantes, al margen del Sindicato de Estudiantes Universitario (SEU), controlado por Falange. El
fracaso de las candidaturas falangistas presentadas en el SEU propició el suspenso de dichas elecciones por parte del
jefe del SEU de Madrid, Jesús Gray. Este, será expulsado por los propios universitarios, que saldrán en manifestación
espontánea a las calles. Días más tardes, militantes falangistas asaltan la Universidad madrileña, provocando destrozos
y agresiones a los estudiantes contrarios al SEU. Sin embargo, la refriega trajo mayores consecuencias al día siguiente,
cuando se enfrentaron en las calles estudiantes universitarios y falangistas, saliendo herido de bala uno de estos últimos.
Franco ataja el problema enviando al ejército, cerrando la facultad, encarcelando a muchos estudiantes y destituyendo al
ministro de Educación, Joaquín Ruíz-Giménez. La universidad, desde entonces, será el núcleo de gestación de grupos
subversivos y contrarios al régimen.
1947 para estrechar lazos políticos y comerciales, con la importación de cereal argentino para
paliar las penurias de los españoles. Sin embargo, a partir de 1950, en pleno contexto de Guerra
Fría, durante la Guerra de Corea (1950-1953), Estados Unidos, como principal potencia y
representante del bloque occidental del mundo, comienza a ver en España un potencial aliado en
el Mediterráneo, y un trampolín para asegurar sus intereses geopolíticos y económicos en la
zona. Así, en ese año, con influencia de EEUU, la ONU revoca la condena internacional hacia
España, y al año siguiente, en 1951, España es integrada en la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Sin embargo, será en 1953 cuando España consiga poner fin a su aislamiento
internacional. En ese año, el presidente de EEUU, Eisenhower, un ferviente anticomunista que
está protagonizando la llamada ‘caza de brujas’29 en su nación, viajaba a España para estrechar
lazos diplomáticos con la dictadura de Franco, y convertir a España en centinela estratégico
contra la expansión del comunismo en el Mediterráneo. Gracias a este encuentro, se llevaron a
cabo negociaciones que acabarán consolidando los llamados Pactos de Madrid (1953), por los
cuales, Estados Unidos se comprometía a prestar a la dictadura una muy necesitada ayuda
económica, industrial y militar, a partir de un plan económico de ayuda, similar al que pudo
recibir Europa con el Plan Marshall. A cambio, España vendía parte de su soberanía territorial
nacional, y permitía la construcción de bases militares estadounidenses en suelo patrio:
Morón, Rota, Torrejón y Zaragoza. Paralelamente, el mismo año, se firmaba un nuevo
Concordato con la Santa Sede, por la cual la Iglesia Católica reconocía al régimen como un
Estado Católico a nivel internacional, a cambio de numerosos privilegios jurídicos, políticos y
socioeconómicos que recibía la institución católica en España. Tras ello, España va a ir siendo
reconocido y aceptado en diversas organizaciones internacionales como la ONU (1955), el
FMI, el BCE (1958) o la OECE (1959).
Por último, respecto al contexto económico de la dictadura durante estos años, destaca el
inicio de medidas liberalizadoras de la economía, que acabarán con la autarquía de la
dictadura, y consolidarán una economía de mercado capitalista, asegurada por el propio
régimen. En este sentido, la ayuda económica de Estados Unidos derivada de los Pactos de
Madrid fue crucial para entender este primer despliegue de la economía española. Dicha
ayuda, permitió aumentar la producción agraria e industrial, gracias a una inversión de
capitales extranjeros en las empresas nacionales, así como a la introducción de medios de
producción y maquinaria en general estadounidense, que permitió conseguir un avance en la
modernización técnica productiva. Sin embargo, será a partir de 1957, con el gobierno
tecnócrata y la aprobación del Plan de Estabilización Económica, cuando se consiga un
despliegue importante de la economía nacional, el freno de la deuda pública con el control del
gasto público, la devaluación de la peseta o el aumento de la presión fiscal. Junto a ello, no puede
olvidarse, como fenómeno que ayudó a la recuperación de la economía, el importantísimo
proceso de emigración de la población hacia otras naciones y países extranjeros (Alemania,
Francia, Latinoamérica), que permitió reducir la presión de desempleo en España.

29
Persecuciones orquestadas por el gobierno estadounidense, que se llevaron a cabo contra la población norteamericana
sospechosa de ser socialista, comunista o sindicalista, a las que se le atribuyeron crímenes y condenas de ostracismo y
otras diversas, con el claro objetivo de desarticular al movimiento obrero estadounidense, y acabar con estos
movimientos ideológico-políticos en el contexto de la Guerra Fría, en donde el bloque contrario, era el representante de
esta ideología. Se atentaron contra derechos universales inalienables, así como contra el principio de habeas corpus,
supuestamente reconocido en la justicia de las naciones democráticas.
5.3. La tecnocracia. El domino del Opus y el desarrollismo de los años sesenta (1957-1970)
Esta tercera etapa, desde el punto de vista de la política interior va a estar marcada por el
predominio en el gobierno de los tecnócratas, que aprobarán la Ley de Principios
Fundamentales del Movimiento (1958), y la Ley Orgánica del Estado (1966). Una de las
cuestiones más importantes del periodo fue la sucesión de Franco. Entre los distintos pretendientes
que optaban al cargo, Franco optó por el candidato de Carrero Blanco y los tecnócratas: don Juan
Carlos de Borbón. La elección implicaba saltarse la línea dinástica con el objetivo de garantizar
el funcionamiento de las instituciones franquistas después de la muerte del dictador, ya que el
sucesor lo era por designación de Franco y no por respeto a la línea sucesoria. Esto se consolidó con
la Ley del Movimiento Nacional (1969), que proclamaba sucesor al pretendiente borbón,
previo juramento de las leyes y principios del movimiento nacional.
Respecto a la política exterior de la dictadura durante estos años, destaca el aperturismo
generalizado hacia el exterior, en relación con la política económica que se estaba
implementando. Así mismo, las relaciones con EEUU se consolidan, y no será hasta finales de
los sesenta, cuando se experimenten cambios algo más problemáticos para la influencia
internacional de España. En estos últimos años de la década, se produce el reconocimiento de la
independencia colonial de Guinea Ecuatorial (1968), o la cesión territorial del Ifni a
Marruecos, tras intensas presiones diplomáticas. Por su parte, se experimenta un importante
distanciamiento con la Santa Sede, como consecuencia del Concilio Vaticano II (1962-1965), el
último concilio más importante experimentado por la Iglesia, cuyo objetivo era el de la
renovación ideológica y social de la institución, y de la cual asentará principios basados en la
defensa de la Justicia Social, el respeto por los Derechos Humanos y la libertad, de manera que
acabará condenando moralmente al régimen franquista. Este concilio, tuvo trascendencia a nivel
interno, dentro de las jerarquías eclesiástica de la Iglesia Católica española. En los escalones más
bajos de la misma, aparecen los llamados ‘curas rojos’: sacerdotes y miembros de la Iglesia
contrarios a la dictadura, y con una implicación y compromiso político y social muy importante.
Por último, respecto a los cambios económicos producidos en estos años, destacamos que
van de la mano del propio proceso de aperturismo exterior fomentado por el régimen. Lo más
relevante, sin duda, es el gran desarrollo económico que experimentaría España durante la década
de los sesenta. Detrás de este éxito económico, estaba el Plan de Desarrollo Económico, que
permitió un aumento de la producción agrícola e industrial, gracias a las inversiones dirigidas
a los sectores clave de la economía española, especialmente en las zonas tradicionales como
Cataluña, País Vasco y Madrid, aunque también en otros puntos concretos como Sevilla, Valencia o
El Ferrol (Galicia). Así mismo, todo ello permitió un aumento de las exportaciones nacionales
que benefició a la balanza comercial. España exportaba materia prima y agrícola, e importaba
medios de producción, maquinaria moderna, bienes manufacturados y, sobre todo, turistas.
España experimenta así una ‘terciarización’ del país. Ello se debió a que el turismo pasó a
convertirse en el motor económico del país, el cual, a su vez, propulsó otros sectores, como el de
la construcción o el de las comunicaciones. Así, mejoraron las comunicaciones internas en
España y se fomentó la construcción de numerosas obras públicas (puentes, carreteras,
embalses, hoteles y edificios). España, así, se convirtió en destino turístico de una gran
cantidad de extranjeros europeos, en su mayoría, miembros de la clase media europea, cuyos
gastos vacacionales dejaban importantes beneficios para la nación30. El fenómeno de la

30
Con ello, asistimos a la construcción del motor económico que, hoy en día, perdura en nuestro país. Por entonces, en
España aún existía una industria nacional y productiva importante, que generaba cierta riqueza interna no dependiente
emigración continuó, favoreciendo la importación de capitales privados de aquellos españoles
que consiguieron prosperar en el exterior, y mandaban sus recursos a sus familias. La clase
media en España aumenta, y las condiciones de vida mejoran, lo que permitió un significativo
crecimiento demográfico, conocido como el ‘Baby Boom’ español. Con ello, se inaugura en
España la sociedad de consumo en España: las familias españolas comienzan a poder disfrutar
de la compra de televisores, lavadoras, radios o coches. Sin embargo, toda esta aparente
prosperidad en España trastocará los valores culturales de la sociedad española, especialmente,
la de la juventud de esta década, que dejará de sentirse identificada con los valores de la
dictadura. El fenómeno del ‘destape’ se consolida en España, y con ello, se gestarán
contradicciones internas en el seno del propio régimen, que provocarán su decadencia.

5.4. El final de la dictadura (1969-1974)


Los últimos años de la dictadura franquista, que coinciden con la primera mitad de los años
setenta, fueron uno de los períodos más tensos, represivos y de gran inestabilidad en España,
desde el inicio de la dictadura, casi cuarenta años antes. Así, respecto a la política interna durante
esta última etapa, destacamos que la sociedad española se notaba cansada y hastiada de la
dictadura. Los cambios y el desarrollo económico conseguido no eran proporcionales a las
demandas y a la necesidad de libertad y democracia que demandaban, especialmente, los
miembros más jóvenes de la sociedad. La oposición política interna a la dictadura creció, y la
dictadura presentaba la misma debilidad y decadencia que la salud del dictador. Tras el
nombramiento de Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado de España, el que era
vicepresidente del gobierno, Carrero Blanco, se esforzó en sentar las bases de una transición
pacífica hacia una monarquía franquista (la denominada “Monarquía del 18 de julio”). A
principios de 1973, Franco separa por primera vez la Jefatura del Estado y la Jefatura de
gobierno, que recayó en el propio Carrero Blanco. El nuevo gabinete, que quiso mantener
inmóvil las estructuras de poder de la dictadura, apenas se estrenó: el 20 de diciembre de 1973, el
Carrero Blanco era asesinado en un atentado bomba orquestado por ETA, cuya operación fue
conocida como la ‘Operación Ogro’. Así, en enero de 1974, Franco nombró nuevo presidente
del gobierno a Carlos Arias Navarro. La conflictividad social no deja de aumentar, y
trabajadores, estudiantes, sindicatos y organizaciones políticas al margen de la legalidad
dictatorial, acrecientan su actividad. El nuevo gobierno continúa con la receta de la represión.
Junto a ello, debía hacer frente a la crisis económica internacional, aparecida en 1973 (crisis del
petróleo), con la subida de los precios del petróleo. Ante la convicción de que la muerte del
dictador se encontraba cerca, Arias presentó a las Cortes un programa de gobierno que preveía
una reforma del régimen: es el llamado "Espíritu del 12 de febrero" que, sin embargo, no llega a

directamente del exterior. Hoy, nuestra economía padece de un problema claro: la ausencia de una industria propia y el
excesivo papel predominante del turismo como motor y casi único estimulador de la economía, cuya oscilación anual,
en función del número de turistas que acudan a España, provoca auténticos seísmos en la economía nacional. Así, en los
años de crisis económica o de menor registro turístico, la economía española sufre un considerable golpe generalizado,
que trae consigo toda una serie de problemas internos para la población (subida de precios, aumento del paro,
precarización laboral, etc.). Y es que, al registro del número de turistas en hoteles, que han sido previamente construidos
por toda una serie de empresas, que contratan una considerable mano de obra constructora, le siguen otros sectores
relacionados con el turismo como es el de la hostelería, cuyos puestos de trabajo, en España, también suponen un
número considerable. Esta tercerización, hace que España, desde esta década de los sesenta, esté organizada
económicamente para servir y preparar la llegada anual de extranjeros y turistas que dejen aquí su riqueza monetaria, e
indirectamente, se cree un tejido económico dedicado al sector servicios, casi de manera exclusiva. Esto hace de la
economía española una economía débil, sujeta a los vaivenes variables de cada año, pues no es capaz de generar su
propia riqueza al margen del estímulo generado por el consumo directo de turistas cada año.
ponerse en práctica. Finalmente, el 20 de noviembre de 1975 muere el dictador, Francisco
Franco. Un rayo de esperanza parece iluminar y sacar a España de la pesadilla en la que ha estado
sumida durante casi cuarenta años.
En lo relativo a la política exterior durante estos últimos años de la dictadura,
destacamos que España refuerza sus relaciones internacionales: Mantiene las buenas relaciones
diplomáticas con EEUU y recupera contactos diplomáticos con naciones como la URSS o la
República Democrática Alemana (RDA). Sin embargo, el distanciamiento con la Santa Sede
aumenta, y desde Roma, se insta a Franco a acabar con las condenas y persecuciones políticas, así
como que permitiese la apertura democrática en España. Junto a ello, otras revoluciones como en
Grecia o, más aún, la vecina Portugal (revolución de los claveles), acababan con los últimos
regímenes dictatoriales de corte militar en Europa Occidental, e iniciaban un régimen
democrático, y ello, aislaba aún más a España como nación. Finalmente, el hecho internacional que
más perjudicó a la política exterior española en estos últimos años ocurrirá justo antes de la muerte
del dictador, y aprovechando este momento de debilidad conocido por Marruecos: la ‘Marcha
Verde’, por la cual, el 6 de noviembre de 1975, Marruecos invade el Sáhara español, una
provincia territorial española, sin oposición alguna por parte de las fuerzas militares españolas
allí asentadas. Tras ello, el jefe del Estado, Juan Carlos, firma el acuerdo tripartito de Madrid con
Marruecos y Mauritania (naciones que reclamaban el territorio como suyo, en tanto que el Sáhara
posee importantes minas de fosfato), por la que España se retiraba de su antigua colonia
africana, a cambio de que se llevara a cabo un referéndum de autodeterminación del Sáhara,
tal y como se había prometido a los saharauis desde la dictadura, años atrás, algo que, todavía
hoy, no ha ocurrido31.

31
En 2019, la CIA desclasificó más de diez mil archivos oficiales en los que se han encontrado móviles e intereses
políticos que parecen explicar mejor el problema político del Sáhara. Y es que, desde que España prometiese ese
referéndum de autodeterminación, tras insistentes presiones de la ONU, para que todas las naciones abandonaran sus
antiguas colonias, y permitiesen ejercer el principio de soberanía a cada una de ellas, se formó un movimiento armado
de liberación saharaui (Frente Polisario). Este, como movimiento de emancipación revolucionario, tuvo contactos con
la URSS, y este hecho, en un contexto de Guerra Fría, en zona de influencia occidental, fue argumento más que
suficiente para que EEUU urdiera un plan de colaboración secreta estratégica con Arabia Saudí, para arrebatar la
provincia saharaui a España. El 6 de octubre de 1975, la inteligencia española informa al dictador de los planes
orquestados por EEUU sobre el Sáhara occidental. Sin embargo, ante el ya mencionado débil estado de salud del
dictador, será Juan Carlos I, tras su nombramiento como jefe de Estado el 31 de ese mismo mes de octubre, quien tome
la decisión de enviar a Manuel Prado y Colón de Carvajal, a negociar con el ministro de asuntos exteriores
estadounidense, Henry Kissinger. En las negociaciones, Kissinger presiona para que España renuncie al Sáhara en favor
de Marruecos, a cambio de lo cual, EEUU reconocería como Jefe de Estado a Juan Carlos de Borbón. Así, el mismo día,
Juan Carlos se comprometió en un acuerdo secreto por escrito con Marruecos, a ceder el Sáhara español a Marruecos, a
cambio del total apoyo y reconocimiento futuro al futuro rey, por parte de EEUU. Oficialmente, España se retira del
Sáhara definitivamente en febrero de 1976, y de este modo, abandonan a sus antiguos compatriotas. Muchos saharauis
huyen y se asientan en campos de refugiados en Tinduf, Argelia, donde permanecen a día de hoy. Tras ello, el Frente
Polisario, como único organismo de resistencia armada, declara la independencia del Sáhara y la guerra a Marruecos,
por la invasión, y Mauritania, por sus pretensiones territoriales, a las que acabará renunciando en 1979, ante los embates
guerrilleros del Frente Polisario. Marruecos, por el contrario, se mantiene, y comienza a bombardear los campos de
refugiados saharauis y a cientos de civiles que querían huir cruzando la frontera, utilizando NAPALM y fósforo blanco,
armas prohibidas por los tratados internacionales. Ya, en 1976, durante el proceso de transición hacia la democracia, el
secretario general del PSOE, Felipe González, se solidariza con el pueblo saharaui y afirma buscar dar una salida y
solución a su problema, una vez llegase a ser presidente del gobierno. Para finales de los setenta, Marruecos mantiene
su invasión, aunque no consigue reducir la resistencia del Frente Polisario, que les continúa presentando batalla. No
obstante, controla las principales bahías pesqueras, puertos y las anheladas minas de fosfato, por lo que opta por
construir un muro de hormigón y hierro en el territorio ocupado de norte a sur, dividiendo el territorio saharaui en dos
partes: el oeste, dominado por Marruecos, y el este, aún bajo dominio saharaui. En 1991, Marruecos y el Frente
Polisario, con intermediación de la ONU, firman un alto el fuego. Marruecos se compromete a llevar a cabo el
referéndum prometido al Sáhara, que exigía la intermediación española, en tanto que, en los acuerdos de Madrid, desde
el punto de vista del derecho internacional, no transferían ninguna soberanía a los firmantes, por lo que sigue siendo la
Por último, en lo relativo a la economía durante estos últimos años de la dictadura,
destacamos el fomento de un Tercer Plan de Desarrollo Económico, destinado al fomento de la
industria siderúrgica y metalúrgica. Sin embargo, se verá frenada ante la crisis del petróleo de
1973, creando problemas de abastecimiento energético en 1974, que conllevaron medidas
como la congelación de los salarios o el suspenso de pagos establecidos, lo cual, aumentará la
tensión social y la oposición al régimen. Así, en la década de los setenta, España frena su
crecimiento económico.

6. LA OPOSICIÓN POLÍTICA A LA DICTADURA (1939-75)

6.1. La oposición política al franquismo hasta la década de 1960


Con la victoria del bando sublevado, las instituciones de la República continuaron su
existencia en el exilio desde Francia y, posteriormente, México. No obstante, no eran los
republicanos los únicos opuestos a la recién establecida dictadura franquista. Alfonso XIII muere en
1941, y en la línea sucesoria, le seguía su hijo don Juan de Borbón, quien esperaba que, con el
triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial, las potencias aliadas presionasen
internacionalmente a la dictadura, para que se instaure una monarquía democrática en España,
algo que quiso oficializar con el Manifiesto de Lausane. Así mismo, encontramos una alternativa
guerrillera: excombatientes de la guerra, anarquistas y, especialmente, comunistas, organizados y
coordinados según las directrices del PCE exiliado en la URSS, resistían militarmente la lucha
armada en las zonas montañosas de Asturias, León y Andalucía: eran los llamados ‘maquis’.
No obstante, nunca supusieron una amenaza seria para el régimen, y en 1952, desaparecieron, una
vez que el PCE abogase por la ‘reconciliación nacional’ con las demás fuerzas opositoras y
clandestinas en contra del régimen, y renunciase al método violento para acabar con la
dictadura. En este mismo año, sin embargo, en el País Vasco, la resistencia nacionalista, que en
origen partió de los sectores eclesiásticos, se organizaba en el ámbito estudiantil y fundaba ‘Ekin’,
núcleo fundador de donde acabaría naciendo ‘Euskadi Ta Askatasuna’ (ETA)32, en 1959, un
movimiento independentista armado que, si bien nació como organización de resistencia
nacionalista vasca antifranquista, acabará por continuar su actividad terrorista tras el fin del
régimen franquista, para conseguir la independencia del País Vasco.

6.2. La oposición al franquismo entre 1960 y 1970


A partir de los años sesenta, surgen nuevos grupos de oposición al régimen procedentes
del mundo obrero, de la universidad, de los nacionalismos, e, incluso, de la Iglesia y el ejército.
En los años sesenta hay un resurgir del movimiento obrero, con huelgas reivindicativas en
Asturias y Vizcaya. La movilización obrera será impulsada desde la clandestinidad por el PCE,

administradora de la cuestión saharaui. Sin embargo, a día de hoy, el referéndum sigue sin llevarse a cabo. La situación
siguió enquistada ante la impasible mirada internacional, a pesar de que Marruecos ha continuado violando principios y
derechos internacionales de la población saharaui. 250 mil refugiados saharauis continúan en Tinduf, viviendo en
condiciones muy duras e infrahumanas, y en 2020, Trump reconoció las pretensiones políticas sobre el Sáhara, tras una
nueva declaración de guerra del Frente Polisario a Marruecos. Hoy, en marzo de 2022, el gobierno de España,
encabezado por Pedro Sánchez escribía al monarca autoritario, Mohamed VI, donde le reconocía su receta propuesta en
2007, sobre hacer del Sáhara un territorio autónomo de Marruecos. A cambio, el país musulmán se comprometía a
regular y controlar el paso migratorio por sus fronteras hacia Ceuta y Melilla, su arma más potente, y que ha generado
importantes crisis migratorias para España y Europa, en los últimos años, además del deterioro de las relaciones entre
nuestra nación y Marruecos. La realidad, es que el Sáhara continúa abandonada, y su situación, irresoluta. La ONU
sigue definiendo al Sáhara como ‘un territorio no autónomo’, la última colonia de África.
32
"Tierra Vasca y Libertad".
grupos católicos, y nuevos sindicatos clandestinos como Comisiones Obreras (CCOO), un
sindicato que surgió sin afiliación política, que acabará convirtiéndose en el brazo sindical del
PCE, con grandes resultados, infiltrando a muchos de sus miembros en el Sindicato Vertical del
Régimen, consiguiendo controlar puestos de poder dentro del mismo. Igualmente, las
manifestaciones y huelgas universitarias son constantes, que incluían asambleas estudiantiles
democráticas, y muchas serán apoyadas por algunos profesores (Tierno Galván, Aranguren,
García Calvo) que serán expulsados de la Universidad por el gobierno. A pesar de las prohibiciones
en Cataluña y el País Vasco, se hacen fuerte los movimientos nacionalistas. ETA atentará por
primera vez en 1967. La dictadura continuó utilizando la misma receta para el problema: la
censura y la represión violenta, que se cobró numerosos detenidos, heridos, encarcelados y
torturados a manos del régimen, generando la denuncia y condena pública internacional.

6.3. La oposición al final del franquismo (1970-1975)


En los últimos años del franquismo la oposición a la dictadura aumentó en número y en
capacidad de actuación. Ante la inminencia de la muerte de Franco, la oposición política
comienza una dinámica unitaria para ofrecer alternativas democráticas a lo que puede ser
una futura monarquía franquista. Los ecos del ‘mayo del 68 francés’, resuenan ahora en
España, y estudiantes, obreros y toda persona contraria al régimen, desea tumbar el régimen.
Las huelgas y manifestaciones no dejan de multiplicarse, así como también aumentó
considerablemente la sindicación clandestina, especialmente en CCOO. También surgieron
nuevos movimientos y organizaciones de resistencia armada, como el ‘Frente Revolucionario
Antifascista y Patriota’ (FRAP), mientras que ETA, conseguía asesinar al jefe del gobierno
franquista, Carrero Blanco, en la ‘Operación Ogro’, en 1973. Por su parte, los estudiantes
universitarios también aumentan sus movilizaciones, manifestaciones y protestas en general,
exigiendo demandas de libertad y derechos democráticos, arengados por los éxitos
conseguidos en las manifestaciones pacíficas de Grecia (donde había caído una dictadura, y
proclamado la Tercera República) y, especialmente, el país vecino, Portugal, donde la
movilización masiva y pacífica de los portugueses, había conseguido atraer el apoyo del
ejército, en un contexto ya de por sí decadente para la dictadura militar de Salazar, y que
recibió el nombre de la ‘revolución de los claveles’ (1974), por la introducción de claveles en la
boca de los fusiles de los soldados. Los militares opositores al régimen se organizaron en la Unión
Militar Democrática, a la vez que cada vez más sectores de la Iglesia denunciaban abiertamente la
dictadura. Para mayor desprestigio del régimen, la dictadura aumentó su represión, que fue cada
vez más violenta y severa. Muchas de las detenciones y acusaciones que se hacían, conmovieron a
la opinión pública internacional, como los Juicios de Burgos, que contaron con la condena oficial
de Europa y la propia Santa Sede, por lo que Franco, se vio obligado a indultar a los acusados.
Finalmente, con la muerte de Franco, la dictadura entraba en sus últimos días, para beneficio de
España y todos los españoles.

7. CONCLUSIONES
La muerte de Franco supuso el fin del régimen de la mayor y más sangrienta dictadura que
sufriese España. La tortura y la represión política, sin embargo, durarían aún algunos años más,
durante el período de la transición, practicado por aquellos sectores que, agónicamente, querían
impedir que se produjese un cambio hacia la democracia en España. Tras casi cuarenta años, España
parecía entrar en una nueva etapa de su Historia: la transición hacia la democracia33.

33
Reflexión: Aún hoy, pueden percibirse las consecuencias de esta terrible dictadura: desaparecidos aún de la guerra,
modelos económicos heredados, familias políticas incrustadas en el Estado, o la propia jefatura del Estado, en donde
Juan Carlos de Borbón, rey emérito de España, fue elegido y puesto como sucesor por orden del dictador y, a su vez,
por herencia, ocupa ahora dicha jefatura Felipe VI de Borbón, son algunos de los aspectos que pueden observarse de
primera mano, heredadas directamente de la dictadura. Y este período crucial de la Historia de España reciente, no solo
ha de ser conocido por la trascendencia que ha tenido, sino porque asistimos, hoy en día, a un revisionismo histórico de
este período y un blanqueamiento de la figura del dictador, que no puede ser tolerado en una nación que quiera asegurar
y proteger su democracia. A fin de cuentas, aún hoy, en España, existe una fundación que venera y glorifica la figura del
dictador y su herencia, algo inaudito en el resto de naciones europeas, en donde ha existido un pasado parecido o
similar, tan oscuro para sus ciudadanos. No obstante, y en el contexto de enorme polarización política en la que nos
encontramos, consecuencia de las sucesivas crisis, económica y sanitaria, que han ido sucediéndose en las últimas
décadas, muchos otros miembros de la sociedad partidarios y nostálgicos de esta etapa tan oscura de nuestra Historia
consiguen insertarse en núcleos y partidos políticos, en los que acaban calando discursos y retóricas basadas en la
intolerancia y la agresión a los derechos humanos. Si se quiere apostar y cuidar por un modelo de sociedad democrática,
en la que tengan cabida todas las personas, no solo no debe caerse en la paradoja de la tolerancia, sino en proteger la
democracia y los valores que este modelo político supone, condenando y censurando todo acto e ideología que sea, en sí
mismo, intolerante, y atente contra los derechos más básicos de las personas. La discriminación de cualquier tipo o
sesgo, la explotación o la censura de la libre expresión, han de ser protegidos frente a estos discursos reaccionarios que,
cada día más, parecen asentarse en nuestra sociedad en pleno siglo XXI. Pero para poder proteger la democracia, es
necesario el ejercicio del esfuerzo crítico, pues de nada sirve el derecho a la libre expresión, sin responsabilizarse de la
formación de un pensamiento crítico, científico y fundamentado. Ello requiere horas de estudio, lectura y conversación
distendida. Sin esta, las sociedades están condenadas a repetir sus errores y propuestas a fomentar el odio, el conflicto y
la confrontación directa entre unos ciudadanos fanáticos en sus escasas ideas, lo que los convierte en personas
fácilmente manipulables. Cuando se habla más que se piensa, se dice muy poco y se grita mucho.

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