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PRIMERA CLASE

¿Qué puede la literatura?, ¿qué nos permite explorar?, ¿qué miradas tenemos sobre
ella?

Literatura
Cristina Peri Rossi (Uruguay)

"Todo lo conviertes en literatura"


me reprochas

"Todo, amores, viajes, paseos,


discusiones, todo lo conviertes
en literatura"
me reprochas

estás exagerando

solo una mínima parte

tan mínima que a veces pienso


que no tiene importancia

y en todo caso
es mejor que la muerte

que todo lo convierte en polvo

XI
Cristina Peri Rossi (Uruguay)

Ninguna palabra nunca


ningún discurso
—ni Freud, ni Martí —
sirvió para detener la mano
la máquina
del torturador.
Pero cuando una palabra escrita
en el margen en la página en la pared
sirve para aliviar el dolor de un torturado,
la literatura tiene sentido.
Vicente Luy (Argentina)
¿Tus palabras no atraviesan las paredes?
Modifica tus palabras

Rumor
Ferreira Gullar (Brasil)

Dicen por ahí que el poema


es una máquina
o un diadema
que el poema
repele todo lo que nos hable a la piel
y aún la piel
de Hiroshima
que el poema sólo acepta
la palabra perfecta
o rarefacta
o cuando mucho acepta la palabra neutra
pues el que hace el poema es un poeta
y el que lee el poema, un hermeneuta.

¿Pero cómo, gente,


si estamos en enero de 1967
y es la tarde
y algunos hilos blancos ya surgen entre mi vello púbico?
¿Cómo ser neutro si acaba de llover y la tierra huele
y el asfalto huele
y los árboles están lavados con sus hojas
y sus ramas
existiendo?
¿Cómo ser neutro, hacer
un poema neutro
si hay una dictadura en el país
y yo soy infeliz?

Ahora sé muy bien que la poesía


no cambia (rápido) al mundo.
Pero es por eso mismo que se hace poesía:
porque falta alegría.
Y cuando hay alegría
se desea más alegría.
Arrogante
Eileen Miles (Estados Unidos)

Caminos alrededor de las montañas


porque no podemos pasar
a través de ellas

Eso es poesía
para mí

Juan L. Ortiz fue un poeta entrerriano conocido como el poeta del río, por la
presencia del litoral y el agua en su escritura. Su poema más famoso termina con el
verso: “me atravesaba un río”.
¿De qué modo entra el mundo en la poesía?

Fui al río
Juan L. Ortiz (de El ángel inclinado, 1937)

Fui al río, y lo sentía


cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes. 20
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

Los caminos del bosque


Rita González Hesaynes (de “En la gran existencia”, 2017)

Todos nosotros conocemos


un camino como este en el bosque.
En la tierra húmeda, las flores.
En la senda, los pies que esperan
revelaciones de la senda.
Zumba insidioso el tábano,
crujen las hojas bajo el viento y la liebre
y este camino es todos los caminos.
El amante y el héroe
duermen a su costado,
la hechicera lo cubre de prodigios,
los turistas registran cada fibra de hierba,
cada lagarto al sol como un milagro
preso en la remota geografia del sueño.

Tantas veces recorrimos paisajes similares.


La vista no deja de tropezarse con los astros
nunca.
Los atros no dejan de parecerse al deseo
nunca.
Por los ríos de sangre y en la sangre del río
corre la savia de una hoja naciente
en la guirnalda de los universos.
Para los dioses esta es la eterna primavera
y el absoluto invierno,
pero aquí, entre los hombres,
en los tristes y extraordinarios parajes de los hombres,
en las inocentes y estúpidas escenas de los hombres,
no hay danza que no obtenga su corona en el silencio.
Tan aterrador es el silencio,
tan resplandeciente,
tan sacro. En verdad el camino es silencioso.
A su sombra desfilan la rata y la serpiente,
la princesa, el bandido, el comerciante,
hasta perderse en la espesura
bajo el nombre de rocas, pájaros, maleza.

Así atraviesa el bosque


el corazón del bosque
y se contempla

Estrella de mar
Mary Oliver (de El trabajo del sueño, 1986)

En las rocas del mar


en los huevos de las piedras
al filo de la marea
en aguas espesas, como la ceguera

las estrellas se deslizan


como esponjas
como miles de dedos.
Yo lo sabía, y lo que quería

era poder retirar mis manos


del agua – lo que quería
era estar dispuesta
a temer.

Pero me quedé ahí


agazapada en el muro de piedra
mientras el mar derramaba su canción áspera
a través de sus canales

mientras esperaba la luz poderosa


de su roce, mientras miraba fijamente
el fluir de la marea
donde a veces podía verlas-

su carne obstinada
reposando entre mis manos.
¿Qué hay de bueno en estar
echada todo el día al sol

amando lo que es fácil?


Nunca fue fácil pero
al final pude estar en paz:
todo el verano

mi miedo fue cediendo


mientras ellas brotaban en el agua
como flores, como la brizna
de un sueño incierto,

mientras reposaba sobre las rocas, alcancé


algo en la oscuridad, aprendí
poco a poco a amar
el único mundo que tenemos.

Actividad: escribir un texto en el que ¿cuál es tu lugar favorito del pueblo?, ¿qué
camino hiciste para llegar hasta acá?, ¿qué elemento de tu hábitat te atraviesa?

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