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“Parece que estoy viviendo en un país que simplemente no sabe lo que es la libertad.

- John Whiteside Parsons[1]

Este libro cuenta la historia de vida de un hombre muy extraño, brillante, divertido, y atormentado que tenía al menos tres ocupaciones principales (o
vocaciones); también tenían al menos cuatro nombres. Se desempeñó como científico, como ocultista, como disidente político y a menudo como un
sencillo y maldito idiota (al igual que ustedes y yo).

Los científicos, conscientes de sus grandes contribuciones a la ciencia espacial, generalmente le llaman John Parsons, e incluso han nombrado un cráter
en la Luna en su honor. Los ocultistas que conocen de su trabajo en sus muy especializadas artes le llaman Jack Parsons, el nombre que él mismo prefería;
en algunas logias mágickas lo consideran a penas el segundo después de Aleister Crowley como progenitor del Nuevo Eón. En su libro más conocido,  La
Libertad es una Espada de Doble Filo, cada vez más influyente dentro de los movimientos libertarios y anarquistas, su nombre aparece como John
Whiteside Parsons en la portada y la contraportada. Y, como esta biografía documenta, esta rara avis en realidad tenía el nombre legal de Marvel
Whiteside Parsons impuesto al nacer.

Oh, bueno, si mis padres me hubieran llamado “Marvel” (Maravilla), yo también me habría cambiado de nombre, tal vez tantas veces como lo hizo
Parsons.

Para mayor claridad científica sobre asuntos generalmente dejados en la oscuridad mística o en el psicoparloteo, usaré los cuatro nombres de nuestro
héroe: John Parsons para el científico, John Whiteside Parsons para el filósofo libertario, Jack Parsons para el ocultista, y Marvel Parsons para el molde
original: un niño alienado y a veces ingenuo, un hijo de padres divorciados que intentó encontrar y liberar lo que los ocultistas llaman su Verdadero Yo
mediante la creación de los otros tres Parsons-personajes y permitiéndoles luchar guerras brutales en la soledad de su cerebro apasionado hasta que los
tres se convirtieron en uno. Cuando se aguanta sin poder hacer nada en una personalidad verdaderamente fracturada, generalmente llamamos a esta guerra
civil de la psique Trastorno de Personalidad Múltiple: cuando es algo deliberadamente buscado como un camino de Iluminación para atravesar el Infierno
y el Purgatorio hacia una visión (al menos) del Paraíso, no tenemos nombre para ello en nuestra cultura actual, pero aquellos pocos que, como Parsons,
han tomado el juramento hermético de Querer, Osar, Saber y Callar, simplemente lo llaman magiak (en inglés pronunciado mage-ick).

Marvel Parsons, nacido en 1914 en Los Angeles pero criado principalmente en la cercana ciudad de Pasadena, comenzó su vida como todos nosotros en
lo que los tibetanos llaman El Vacío y los chinos llaman wu-hsin (sin mente). Poco a poco, desde El Vacío, surgió la forma. Hizo la distinción entre
Marvel y Todo lo Demás; entonces una pared de cristal separó a Marvel de Todo lo Demás. Gradualmente identificó las diversas partes de Todo lo Demás
tan pronto como aprendió sus nombres.

Sin su padre, Marvel tenía una madre de clase media y conservadora que lo amaba de manera tal vez demasiado ardiente (ella se suicidó unas pocas horas
después de su muerte, el 17 de junio 1952). También le enseñó a odiar a su padre ausente, un “adúltero” comprobado (¡Horror!). Al desarrollar un
temprano interés por la psicología, Marvel se diagnosticó a sí mismo el clásico Complejo de Edipo, una antipatía compulsiva por el “patriarcado” (usó esa
palabra antes de que las feministas la pusieran de moda) y una repugnancia igualmente intensa por todos los símbolos de autoridad, especialmente por el
“Dios Padre”.

Pero echemos un vistazo más atento a 1914, el año de nacimiento de Parsons. Más allá de lo que usted piense de la astrología, con su sesgo extraterrestre,
un “horóscopo secular” limitado a los portentos terrenales siempre ofrece puntos de vista divertidos. El mundo terrestre que formó a Marvel Parsons
ofrecía este panorama:

La Primera Guerra Mundial había comenzado el 28 de julio de ese año; antes de fines de 1914 se produjo el primer bombardeo aéreo sobre la población
civil (Alemania bombardeó a Francia), y las sangrientas batallas del Marne, Tannerberg, Gante y especialmente la de Ypres demostraron que los seres
humanos “civilizados” modernos podían actuar de manera aún más inhumana y loca que los bárbaros del pasado.

La policía arrestó al legendario héroe laboral Joe Hill en Utah el 13 de enero por un asesinato que casi ciertamente no había cometido, y el Estado lo
ejecutó el año siguiente. Sus últimas palabras, “No lloren por mí, muchachos – organícense” se convirtieron en un mantra para los miembros del sindicato
en las décadas posteriores.

En Colorado, los matones a sueldo de John D. Rockefeller mataron a 21 personas (incluidos 11 niños) en un enfrentamiento con otros “radicales”
laboristas. Los izquierdistas protestaron frente a las oficinas de Rockefeller en Nueva York y fueron arrestados: una orden judicial prohibió las
manifestaciones o que la gente desfilara con carteles o pancartas por delante de este altar sagrado del Todopoderoso Dólar. El novelista Upton Sinclair
apareció al día siguiente con un cartel en blanco, diciendo a los periodistas que la libertad de expresión había muerto. Las Sufragistas marcharon en
Washington el 28 de junio para exigir la igualdad de derechos para las mujeres.

En Inglaterra apareció Dublineses, el primer libro de un autor irlandés llamado James Joyce, y en Estados Unidos Edgar Rice Burroughs creó Tarzán de
los Monos. Musicalmente, todos adquirimos tres grandes tesoros, “La Marcha del Coronel Bogey”, “Saint Louis Blues” y “Street Rag 12”. En el cine, la
película de D.W. Griffith, La Madre y la Ley, mostró crudamente el abuso de las mujeres por parte de “el Patriarcado”.

Margaret Sanger introdujo el término “control de la natalidad”, en La Mujer Rebelde y luego huyó a Inglaterra para evitar la cárcel por el “delito” de
publicar detalles explícitos sobre la anticoncepción.

Charles Taze Russell, fundador de los Testigos de Jehová, anunció que el apocalipsis comenzaría el 2 de octubre – coincidente o sincronísticamente, el
mismo día en que Marvel Whiteside Parsons [que más tarde, como Jack Parsons, se autodenominaría el Anticristo] surgió del vientre de su madre, o de
lugares aún más oscuros, para comenzar a investigar y a descubrir este planeta.

De vuelta en Inglaterra: también en 1914, Aleister Crowley (que rima con ‘holy’ – ‘santo’) y su amante de esa época, la violinista Leila Waddell, pusieron
en escena algo llamado “Los Ritos de Eleusis” en Londres - varias noches de rituales cuasi-masónicos, música, poesía, ballet y drama. En la primera
noche, los actores informaron a la audiencia, al mejor estilo nietzscheano, que “Dios ha muerto” llorando y lamentándose por la deidad difunta: las cosas
fueron poniéndose aún más extrañas luego de eso, al igual que en los bardos de El Libro Tibetano de los Muertos, y en la última noche el público recibió
“El Elixir de los Dioses”, un vino que contenía altas dosis de mescalina, una droga psicodélica. Mientras los desprevenidos espectadores ingresaban en el
Caos y la Nada un coro anunciaba el amanecer de un Nuevo Eón basado en la Ley de Thelema de Rabelais – “Haz Lo Que Quieras…”

También apareció en el mercado la goma de mascar Doublemint, producida por William Wrigley…

Todo esto sin dudas influyó a Marvel tanto o más que alguna estrella o planeta lejano. Los horrores de la Primera Guerra Mundial lo marcaron con la
impronta de una percepción dolorosa del lado oscuro de la “naturaleza humana”: algunas partes de  La Libertad es una Espada de Doble Filo son tan
amargas como Swift o Twain en su momento más misántropo. Marvel también adquirió una genuina simpatía por los trabajadores, y una conciencia de la
fuerza bruta detrás del capitalismo y de los gobiernos capitalistas que nunca lo abandonó, aunque por su parte, fuera un ultra-individualista. Tenía más de
un amigo marxista (lo que prácticamente lo hundió en el lodo durante la época de McCarthy).

Allí de pie, tan grande como la vida misma

Y sonríe con esos ojos:

“Lo que se olvidaron de matar”, dijo Joe

“sobrevivió para organizarse”

Margaret Sanger y las sufragistas también dejaron huella: ningún escritor varón desde John Stuart Mill en el siglo XIX ha mostrado más empatía por el
feminismo que John Whiteside Parsons.

El “Saint Louis Blues” ayudó a crear la era del jazz en la que Marvel comenzó a evolucionar de niño a hombre. Y, al igual que Russell y los Testigos de
Jehová, creció convencido de que el mundo había entrado en una lucha de vida-o-muerte entre fuerzas cósmicas (o al menos arquetípicas), pero él se
enlistó del lado de los rebeldes, ya que odiaba lo que ahora llamamos el logofalocentrismo del “Dios Padre”, incluso más que nuestra actual cosecha de
teólogas feministas. Y a pesar de que (como ya vimos) podía ver las raíces edípicas de este sesgo, también las percibía/concebía como una decisión en pos
de la Luz y la libertad contra la tiranía y la superstición.

Aleister Crowley y su Nuevo Eón más tarde transformarían a Marvel en Jack Parsons.

No sé cómo se ajusta la goma Doublemint de Wrigley a esta lista de Signos y Presagios terrestres que rodean a la génesis de Marvel Parsons. Pero estoy
seguro de que algunos estudiantes crowleyanos escribirán para explicármelo después de que este libro sea publicado.

A continuación, otra gran influencia hizo que Marvel Parsons mutara en John Parsons, en John Whiteside Parsons y en Jack Parsons: en su adolescencia
descubrió un género despreciado y de mala reputación de literatura pulp confusamente conocido (en aquel momento) ya sea como ciencia- ficción o
fantaciencia. Vistos desde el presente, los autores de ciencia-ficción de esa época parecían surrealistas de closet que habían re-inventado las Novelas de
Ideas y las habían adaptado para revistas con nombres como Thrilling Wonder Tales (Cuentos Maravillosos y Apasionantes). La incertidumbre sobre
cómo debían llamar a su producto tipifica la era de cambios acelerados en la que Parsons y esta literatura maduraron: después de que el submarino “de
fantasía” de Jules Verne apareciera en los mares reales del mundo, nadie con más neuronas que un chimpancé o un fundamentalista volvió a sentirse
totalmente seguro acerca de las diferencias entre lo probable, lo improbable y lo totalmente imposible.

Si el submarino de Verne podía ser materializado, ¿por qué no su cohete a la luna? La pregunta emocionó un montón de chicos, además de Marvel
Parsons: pero, a diferencia de la mayoría de ellos, él hizo algo al respecto. Se convirtió en John Parsons, casi con toda seguridad (como documenta este
libro) uno de los individuos que más contribuyó a la ciencia espacial. Dos de las instituciones que ayudó a organizar, el Jet Propulsion Laboratory de
Pasadena y la Aerojet Corporation, siguen desempeñando grandes papeles en la exploración espacial.

Aprenderán más sobre los reconocidos logros científicos de John Parsons en el texto que sigue: yo me concentraré en sus otras obras, las más
controvertidas. Sólo recuerden que cuando empezó con la construcción de cohetes parecía tan “chiflado” para la mayoría de las personas como con
cualquier otra de las cosas que hizo. Sin embargo, sus cuidadosos experimentos científicos y sus teorías liberaron a la humanidad del geocentrismo y nos
mostraron el camino a un destino estelar.

El ingeniero aeronáutico John Parsons también se hizo amigo de los principales escritores de “fantasía” y “ciencia ficción” del área de Los
Angeles/Pasadena y entró en una subcultura en la que ninguna idea parecía demasiado loca como para no ser analizada: un mundo donde la ciencia
establecida, la ciencia marginal, la pseudociencia, la especulación filosófica, y la imaginación visionaria corrían juntas y libres - en fin, un mundo que
anticipó y contribuyó a generar la mayoría de las ideas más “raras y alocadas” que ahora se han infiltrado en todos los aspectos de nuestra cultura, a
excepción de los más reaccionarios enclaves paleolíticos de Mississippi y el Congreso de EE.UU.

No se requiere un salto muy grande, ni entonces ni ahora, para pasar de un mundo Futurista-Fantasioso a uno de Sexo, Drogas y Magiak. Si de verdad han
disfrutado de Star Trek y de Star Wars, o si alguna vez, incluso en broma, le dijeron a un amigo “Larga Vida y Prosperidad” o “Que la Fuerza te
Acompañe”, o si han jugado a Dungeons and Dragons, o si han fumado un porro una que otra vez, o participaron de alguna manera en la Nueva Era y/o
en el renacimiento Neo-Pagano - dos aspectos popularizados (diluidos) del Nuevo Eón de Crowley - o incluso si alguna vez han deseado que el gobierno
no se inmiscuyera en nuestra libertad sexual, así como en nuestra libertad de mercado – ustedes han recibido parte del enorme legado de Jack Parsons y su
alegre multitud de aficionados a la ciencia, hechiceros y subversivos.

Mírenlo de esta manera: en el mundo de fantaciencia de John Parsons en las décadas de 1930 y 1940, todo el mundo que él conocía ya había comenzado a
discutir los posibles “derechos civiles” de los extraterrestres y los robots; crearon sociedades alternativas más racionales y aventureras de lo que podían
imaginar la mayoría de las personas “normales” de esa época; asumieron (en parte debido a la influencia de Alfred Korzybski y la Semántica General)
que la información y la tecnología acelerarían aún más sus aceleraciones sinérgicas a una velocidad aún mayor que la vista en el siglo anterior (el amigo
de Parsons, el autor de sci-fi-psy A.E. van Vogt había estudiado con Korzybski personalmente); crearon mundos posibles donde cualquier cosa
considerada ridícula actualmente – desde nuevos sistemas económicos a doctrinas gnósticas suprimidas - podrían funcionar tan eficientemente como un
sacapuntas .

Robert Anson Heinlein, otro amigo de Parsons, escribió una novela llamada Waldo en la que todas las artes mágickas no sólo han ganado aceptación
científica, sino que se han convertido en tecnología utilizada a diario por todo el mundo. Heinlein también escribió, posteriormente, Forastero en Tierra
Extraña, la primera novela de ciencia ficción en llegar a la lista de bestsellers del New York Times, y algunos todavía dicen que las ideas
mágickas/libertarias de Jack Parsons impregnan todas sus páginas - ¡pax, Sr. Carter!

Para Parsons, salir del ambiente embriagador y alucinante de tipos como van Vogt y Heinlein, y encontrarse y soportar la Realidad Oficial de los EE.UU.
de esos días probablemente debió parecer como un viaje en el tiempo de vuelta a la Edad Media.

En esa realidad oficial, la piedad cristiana y la depredación capitalista coexistían como Ídolos igualmente sagrados, a pesar de que se contradicen
totalmente entre sí. La estupidez, la superstición y la intolerancia encarcelaban a la mayoría de los estadounidenses en una miseria medieval, tanto mental
como económica: muchos seres humanos no tenían los “derechos humanos” que los amigos de Parsons concedían a los robots técnicamente sofisticados
(por ejemplo, todos los seres humanos que tuvieran la tez más oscura que Blancanieves eran clasificados como no-humanos o sub-humanos tanto en la
opinión popular como por la ley. Es más, libramos una guerra contra el fascismo con un ejército racialmente segregado.) Casi todas las ideas racionales o
aventureras se topaban con el fanatismo ciego y a menudo sufrían persecuciones violentas; la anticoncepción, el divorcio y el aborto aún seguían siendo
ilegales, ya sea de manera local o federal; la homosexualidad y la bisexualidad no existían, o por lo menos nadie en los principales medios de
comunicación podía admitir que existieran; el sexo en general parecía tan “sucio” que en las películas de la época incluso las parejas casadas dormían en
camas separadas, para que nadie sospechase de que ocasionalmente pudiesen coger; todas las otras delicias del amor que la mayoría de las parejas
disfrutaban seguían siendo ilegales con penas que iban hasta 20 años de prisión; religiosos chiflados similares a Falwell y Robertson no sólo vendían odio
e intolerancia a un público crédulo, sino que nadie se atrevía a luchar o incluso a hacer chistes cínicos acerca de ellos; cuando el primer informe científico
sobre la sexualidad humana apareció, a su autor, el Dr. Alfred Kinsey, le tiraron de todo menos mierda de mono - de acuerdo a su socio de investigación,
el Dr. Pomeroy, Kinsey literalmente murió prematuramente a causa de los abusos que sufrió.

Por supuesto, el miedo irracional y la superstición todavía acechan a esta nación, pero en aquellos días, estaba totalmente dominada por ellos.
Parsons sólo pudo concluir que los estadounidenses, que decían amar libertad, en realidad la temían, la odiaban y querían ahogarla con más y más leyes
tiránicas. Habían rendido voluntariamente su libertad a “los sacerdotes mentirosos, la connivencia de los jueces, y el chantaje policial” y a otros
servidores de la tiranía, como escribió Parsons en 1946.

Pero John Parsons, pionero de la propulsión a chorro, para entonces se había convertido en Jack Parsons, el mago sexual - después de descubrir y unirse a
la Ordo Templi Orientis.

La Ordo Templi Orientis alega descender directamente de los Illuminati de Baviera del siglo XVIII. Echemos un vistazo a eso por un momento.

¿QUIÉN PUSO LA LUZ EN LA ILUMINACIÓN?

“No necesito añadir que la libertad es una cosa peligrosa. Sin embargo, es casi imposible que todos seamos unos cobardes”.

- John Whiteside Parsons[2]


En medio de una controversia interminable sobre ellos, todos coinciden en que los Illuminati Bávaros comenzaron a operar el 1 de mayo de 1776 en
Ingolstadt, Baviera, creados por un francmasón (y ex jesuita) llamado Adam Weishaupt. Según la Enciclopedia Britannica, los Illuminati lograron influir
en muchas logias masónicas y ganaron “una posición dominante” en el movimiento antimonárquico, antipapista y del “humanismo secular”
prodemocrático. Atrajeron a figuras literarias como Goethe y Herder, pero todo el movimiento llegó a su fin cuando el gobierno de Baviera prohibió a los
Illuminati en 1785. Así lo asegura el estándar de referencia.

Muchos cazadores de conspiraciones tienen más fe en el decididamente paranoico Memorias del Jacobinismo del abate Augustin Barruel, que creía que
los Illuminati simplemente se habían reagrupado bajo otros nombres después de 1785, que habían sido el cerebro de la Revolución Francesa y que aún
continuaban funcionando hasta la época en que lo escribió (1806). Los anti- iluministas modernos piensan que aún continúan hoy en día, a pesar de que a
menudo están en desacuerdo sobre si los Illuminati realmente promueven el humanismo secular. La mayoría de los fundamentalistas piensan que es así,
pero otros con fantasías más coloridas sospechan que ellos han desatado el Jazz, el Rock’ n’ Roll, el comunismo, el fascismo, el anarquismo, el satanismo,
la banca internacional, el abuso infantil ritual o alguna combinación de los mismos .

Según el historiador masónico Albert G. Mackey, los Illuminati en su momento álgido tenían sólo 2.000 miembros de las logias masónicas de Francia,
Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Polonia, Hungría e Italia. Mackey hace hincapié en que el barón Knigge, uno de los más poderosos y activos
miembros de los Illuminati, siguió siendo un cristiano devoto toda su vida y no hubiera trabajado tan duro para la orden si realmente su intención fuera,
como Abbe Barruel y otros afirmaron, la abolición del cristianismo.

Una nueva Orden de los Illuminati apareció en 1880, fundada por farmacéutico francmasón Theodor Reuss en Múnich. En 1896 Reuss, y sus compañeros
ocultistas Leopold Engel y Franz Hartmann cofundaron la Sociedad Teosófica de Alemania, y en 1901 Engel y Reuss recibieron o forjaron una carta
dándoles autoridad sobre los restablecidos Illuminati de Weishaupt. En 1901, Reuss, Hartmann y el metalúrgico Karl Kellner fundaron la Ordo Templi
Orientis y sobre 1912 Reuss le confirió el noveno grado de la O.T.O. a Aleister Crowley, afirmando que Crowley ya sabía el secreto esotérico de ese
grado. (Crowley – que rima con santo, ¿recuerdan? - ya poseía el grado 33 del Rito Escocés y el grado 97 de la Orden de Memphis y Mizraim). Más tarde
Reuss nombró a Crowley su sucesor como Jefe Externo de la Ordo Templi Orientis. El Jefe interno presumiblemente sigue siendo invisible e inaccesible
para el no-Iluminado. (Sugerencia: meditar sobre el koan Zen, “¿Quién es el mago maravilloso que hace verde a la hierba?”)

Crowley incluyó a Adam Weishaupt, fundador de los Illuminati del siglo XVIII, entre los Santos Sagrados de la Misa Católica Gnóstica realizada
regularmente en todas las logias de la Ordo Templi Orientis. Pero ese santoral también incluye a otros tipos raros tales como el Rey Arturo, Mahoma,
Parsifal, Buda, Rabelais, el Papa Alejandro Borgia, Swinburne, Paracelso, Sir Francis Bacon, John Dee, Goethe, Wagner, Nietzche, Simón el Mago, el
Rey Ludwig II (“el rey loco de Baviera”) y el pintor Paul Gauguin…

Antes de morir, Crowley nombró como su sucesor a un tal Karl Germer (sobreviviente de un campo de concentración nazi) como Jefe Externo, pero
Germer se olvidó de atender ese pequeño detalle, y luego de su muerte repentina se presentaron varios demandantes. Conté 1005 pretendientes al puesto
de Jefe Externo a mediados de la década de 1980, yo mismo entre ellos. (Recibí ese honor por parte de un grupo de rebeldes que estaban en contra de
Kenneth Grant, un asediado Jefe Externo de Londres, que todavía se autoproclama como el único Jefe Externo verdadero. Siempre llevo la tarjeta que la
desleal oposición de Grant me ha enviado; dice: “El portador de esta tarjeta es un genuino y autorizado Jefe Externo de la Ordo Templi Orientis, así que
por favor trátenlo bien” y de manera mágica/anacrónica tiene la firma de Aleister Crowley o de un falsificador hábil.)

En este lado del charco, los tribunales federales han declarado que el título de la Ordo Templi Orientis pertenece sólo y siempre a los chicos y chicas
representados en la World Wide Web y les ha concedido la exención de impuestos como una corporación caritativa y entidad religiosa. Este grupo
desciende directamente de la Logia Ágape de la OTO de las décadas de 1930-40, que Jack Parsons lideró una vez.

Como ya hemos mencionado, Aleister Crowley se inició en la OTO en el año 1912. Esto sucedió porque había publicado un tratado místico y/o libro de
chistes verdes perversa o paradójicamente titulado El Libro de las Mentiras (Llamado así Falsamente). El Jefe Externo en ese momento, Theodore Reuss,
fue a verlo y dijo que, ya que Crowley conocía el secreto del noveno grado, tenía que aceptar ese rango de la OTO y las obligaciones que conllevaban.
Crowley protestó diciendo que no conocía tal secreto, pero Reuss le mostró un ejemplar de El Libro de las Mentiras y le señaló un capítulo en el que
revelaba abiertamente el gran secreto. Crowley leyó sus propias palabras y “lo vi en el acto. Todo el simbolismo no sólo de la Francmasonería, sino de
muchas otras tradiciones se encendió en mi visión espiritual… Comprendí que tenía en mis manos la clave para el progreso futuro de la humanidad” [3].
Crowley, por supuesto, no nos dice qué capítulo contiene el secreto. Puedes pasar muchas horas felices, días, incluso meses o años, reclinado sobre ese
volumen críptico buscando el capítulo correcto y el secreto final.

Hay que recordar en este punto que incluso antes de su participación en la OTO, Aleister Crowley también había recibido entrenamiento, a veces
brevemente y a veces durante mucho más tiempo, en ese tipo de tradiciones como el taoísmo, el budismo, el hinduismo y el sufismo; y debemos tener en
cuenta que se especializó en química orgánica en la Universidad de Cambridge. A menudo reiteró su compromiso con “el método de la ciencia, el
objetivo: la religión”. Su trabajo como Jefe Externo hizo que la OTO virara en nuevas direcciones radicales, tanto científicas como sexuales.
Ahora se pone muy aterrador para los fundamentalistas.

SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL

“En estas experiencias el ego será totalmente alterado o completamente destruido por la muerte que debe preceder a un renacimiento a la vida. El terror,
la agonía y la desesperación que acompañan a este proceso no se pueden minimizar”.

- John Whiteside Parsons[4]

Dos libros recientes que arrojan algo de luz sobre todos estos asuntos turbios merecen un poco de atención en este punto -  La Clave Secreta de
Hiram y El Segundo Mesías[5]. Los autores de ambos libros, Knight y Lomas, son masones, y dicen haber recibido “el apoyo y las felicitaciones” de
“cientos” de otros masones – a pesar de que admiten que su investigación ha sido recibida con un silencio hostil por la Gran Logia Unida de Inglaterra,
uno de los cuerpos masónicos más conservadores.

Básicamente, Knight y Lomas intentan demostrar que la masonería no sólo se remonta al antiguo Egipto – como sólo los masones más románticos han
afirmado hasta ahora - sino que también fue una gran influencia para “el cristianismo de Jerusalén”, la forma más antigua de la fe cristiana, que San Pablo
y otros maníacos sexuales persiguieron y expulsaron a la clandestinidad. Cuando el cristianismo romano oficial llegó al poder, el cristianismo primordial
o “de Jerusalén” sobrevivió escondiéndose dentro diferentes “herejías” gnósticas, dicen Knight y Lomas, y volvió a convertirse en un fuerza principal
recién cuando fue redescubierto y aceptado como doctrina interna secreta propia por los Caballeros Templarios. Cuando los Templarios fueron
condenados por la Inquisición (1308) los sobrevivientes utilizaron diversos nombres hasta que emergieron nuevamente como los “francmasones” en el
siglo XVII o XVIII.
Partes de esta tesis han aparecido en otros libros - la supervivencia clandestina del cristianismo primordial, por ejemplo, es el argumento subyacente del
famoso Enigma Sagrado de Baigent, Lincoln y Leigh - pero Knight y Lomas han completado el rompecabezas de una manera mucho más convincente
que cualquiera de sus precursores.

Pero ¿qué hay del “misterio” egipcio original del que surgió esta tradición subterránea? ¿Knight y Lomas intentan ahondar en él y afirman haber
encontrado una respuesta convincente?

En efecto.

El “mito” central masónico del hijo de la viuda, Hiram – el constructor del templo de Salomón, asesinado por tres rufianes al negarse a revelar “la palabra
masónica” - deriva de acontecimientos reales sucedidos en Egipto, aseveran. La “palabra masónica” no era una “palabra” en el sentido habitual sino que
actúa como un eufemismo codificado que indica un secreto. (“¿Otro maldito secreto?” puedo oírlos gritar ¡Paciencia!)

Cada nuevo faraón, antes de ascender al trono, tenía que visitar el cielo y ser aceptado entre los dioses. Sólo después de este viaje al otro mundo el faraón
podía ser aceptado por los sacerdotes y por sí mismo como alguien que encajaba para cumplir con las funciones divinas así como políticas de la realeza,
como se concebía en aquellos días. Este viaje a las más altas estrellas, donde viven los dioses, consistía en un ritual mágicko que empleaba lo que Knight
y Lomas llaman un “narcótico”. Cuando el último faraón de la dinastía nativa se negó a revelar los secretos de este ritual a la nueva dinastía de los hicsos,
lo mataron en la misma forma que al hijo de la viuda. La “palabra” perdida = los detalles del ritual de iluminación y el nombre del “narcótico” utilizado.

Me parece que Knight y Lomas se equivocaron en este último detalle, debido a su ignorancia de la psicofarmacología. Los narcóticos no te permiten
caminar entre las estrellas y comunicarte con inteligencias sobrehumanas. Matan el dolor, adormecen la ansiedad, te dejan inconsciente, y por lo general
generan adicción: eso es todo lo que hacen. Casi con toda seguridad, la poción mágicka utilizada en el ritual no pertenecía a la familia de estupefacientes,
sino a la de los enteógenos – los tipos de drogas también llamas psicodélicas. Los enteógenos producen experiencias “místicas” y divinas, y al menos uno
de ellos, y tal vez dos, tenían un uso religioso generalizado entre los pueblos indo-europeos de la antiguedad, el   Amanita muscaria - sin dudas - y
el psilocybe – posiblemente -, ambos miembros del grupo de los “hongos mágicos”.

Uno puede encontrar fácilmente obras eruditas que apoyan esta interpretación de cómo la humanidad se hizo consciente de las Inteligencias Superiores
por primera vez. Ver especialmente El Hongo Sagrado de Pujarich, La Seta Sagrada y la Cruz de Allegro, Soma: el Hongo Divino de la Inmortalidad de
Wasson, , La Búsqueda de Perséfone: los Enteógenos y los Orígenes de la Religión de Wasson et al, La Danza de los Espíritus: el Origen de las
Religiones de LeBarre, Arando las Nubes: la Búsqueda del Soma Irlandés de Peter Lamborn Wilson, Sexo, Drogas y Magia de mi autoría - y sobre
todo El Manjar de los Dioses de Terence McKenna, que sostiene que todas las religiones existentes evolucionaron a partir de los rituales paleolíticos con
enteógenos y sexo grupal en pos de alcanzar la trascendencia del ego y la conciencia cósmica. Uno todavía puede ver el antiguo simbolismo sexual aún en
iconos romanos tales como el Sagrado Corazón de Jesús y la Cruz: el primero no se ve como un corazón sino como una vagina tumescente y la última
tiene la forma de un pene y los testículos.

La magiak de Jack Parsons y la ciencia de John Parsons están unidas de una manera mucho más estrecha de lo que la mayoría de la gente puede imaginar.
Ambas apuntan a las estrellas.

Por cierto, en todo el arte tradicional del norte de Europa se muestra a los duendes, las hadas y a los hechiceros rodeados de hongos, normalmente por la
seta “casquillo de libertad”, ahora identificada como el psilocybe, el mismo utilizado por los chamanes nativos americanos durante unos 4.000 años. El
nombre gaélico irlandés para este fabuloso hongo, Pokeen, significa pequeño dios. (“Pequeña hada” en gaélico moderno, pero pook deriva en última
instancia de bog, la raíz indoeuropea de “god” – dios -.)

Crowley habló de esta tradición cuando dijo que la verdadera religión siempre invoca a Dioniso, Afrodita y las Musas, que también la llamó “vino,
mujeres y música”.

Hoy en día llamamos a esta trinidad mágicka Sexo, Drogas y Rock’ n’ Roll, y la celebramos en las raves que se parecen de manera inquietante a la
primeros indicios de búsqueda cósmica de nuestros antepasados que vestían pieles de animales y se parecían aún más a los gorilas que nosotros.

He reservado el peor shock para los “buenos y decentes estadounidenses” para el final de esta sección. En 1986, los investigadores encontraron otro
manuscrito de (aproximadamente) 2.000 años de antigüedad cerca de las mismas cuevas de Nag Hammadi de donde salieron a la luz los “Rollos del Mar
Muerto”. Traducido al inglés por Mohammed al-Murtada y Francis Bendik bajo el título de  El Libro Secreto de Judas de Keriot, este texto describe a
Jesús como el amante bisexual tanto de María Magdalena como de San Juan, y también describe la Última Cena como un sacramento enteogénico con
hongos mágicos. Cuenta con la introducción y comentarios del Dr. Maxwell Selander del Seminario Teológico de Briggs-Melton y pueden obtener una
copia en Abrasax Books en Corpus Christi, Texas. Esto hará volar los circuitos de los fundamentalistas que conocen…
Suena como si el Jesús histórico (a diferencia del Cristo mítico) tuviera mucho en común con Jack Parsons, ¿no es así?

EL ANTICRISTO

“El momento de luchar por la libertad es el momento en que la libertad está siendo amenazada, no cuando la libertad ha sido destruida, porque ahí ya es
demasiado tarde. La libertad está siendo amenazada ahora, y su destrucción no está lejos. Ahora es el momento de luchar”.

- John Whiteside Parsons[6]

En todos los estados de la Unión los fundamentalistas todavía luchan para prohibir todas las ciencias que no les gustan y procesar a todos los que las
enseñan. Para ellos, los “valores familiares tradicionales” marcan su derecho a mantener a sus hijos tan ignorantes como sus abuelos (y odiar a la misma
gente que odiaba el abuelo.)

La guerra de nuestro gobierno contra el “pecado”, es decir, contra toda forma de gusto y capricho personal, actualmente cuesta a los contribuyentes
(federales y locales) 450 mil millones de dólares ($ 450.000.000.000) cada año, de acuerdo con Peter McWilliams [7]. En esta factura están todas las
formas de injerencia gubernamental en la vida privada de las personas – por ej. el intento inútil de pisotear los delitos “consensuados” o “sin víctimas” –
el porno, la prostitución, el juego, el uso recreativo o religioso de los enteógenos, etc. ¿Quién decide qué actos consensuados o sin víctimas deben
convertirse en “delitos”? Los así llamados cristianos hicieron que el “Cristianismo de Jerusalén” original se volviera clandestino, establecieron la Santa
Inquisición y aún parecen sufrir de lo que H.L. Mencken llamó “el horrible temor de que alguien, en algún lugar, pudiera estar pasándola bien”: “los
sacerdotes mentirosos, la connivencia de los jueces, y el chantaje policial” denunciados por John Whiteside Parsons en 1946. (Crowley, con su estilo
habitual de melodrama humorístico, los llamaba la Hermandad Negra en sus libros, y me tomó años averiguar a quiénes se refería…)

En Newark, California, recientemente, la policía irrumpió en la casa de una familia coreana, golpearon a todos, rompieron todos sus muebles y vajilla
supuestamente en busca de drogas prohibidas. No encontraron drogas, pero los agentes de narcóticos explicaron a la prensa “Esto es una guerra” [8].
En Minneapolis, la policía irrumpió trágicamente en la casa de una pareja de ancianos negros, utilizando granadas aturdidoras que provocaron un incendio
donde ambos habitantes fallecieron. Ofrecieron la misma “explicación” que en Newark: “Esto es una guerra” [9].

Como escribió Oliver Steinberg, “es inexacto hablar de una guerra contra las Drogas… No encierras a las drogas en la cárcel, encierras a la gente… no
puedes matar a las drogas - matas a la gente. Nuestro gobierno no está librando una guerra contra las drogas, está librando una guerra contra la
gente”[10].

Debido a una extraña y nefasta unión entre los fundamentalistas y el ala fanática del feminismo, hemos tenido más de 60 cacerías de brujas o pánicos
satánicos desde el año 1980. Miles de vidas arruinadas, histerias masivas, millones de dólares desperdiciados en juicios que por lo general se
derrumbaban en los tribunales por falta de pruebas reales: un gran precio a pagar por la destrucción de la Carta de Derechos. Después de cavar en un
sinnúmero de “fosas comunes” de presuntas víctimas de sacrificios humanos, la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI, que se ocupa de los
asesinos en serie, no encontró ninguna víctima en absoluto, y llegó a la conclusión de que toda la manía no tenía base en la realidad - lo que llevó, por
supuesto, a la sospecha de que el propio FBI funcionaba como parte de la conspiración satánica [11].

Y nada de esto tiene nada que ver con el Cristianismo de Jerusalén. Surgió sólo de los pretendientes papistas en Roma y sus imitadores protestantes, que
representan la totalidad de lo que mucha gente considera como “cristianismo”.

Nietzsche, que vivió en otra época y no llegó a enterarse del cristianismo original, consideraba a todo lo que estaba marcado con esa etiqueta como el
peor desastre que había sufrido la humanidad. Como escribió en El Anticristo:

El odio a la inteligencia, al orgullo, a la valentía, a la libertad del intelecto, es cristiano; el odio a los sentidos, a los placeres de los
sentidos, a toda alegría, es cristiano… los conceptos de “el otro mundo”, “el juicio final”, “la inmortalidad del alma”, y el “alma”
misma: son instrumentos de tortura, son los sistemas de crueldad mediante los cuales los sacerdotes se convirtieron en amos [12].

A este sistema de la crueldad se rebelaron Nietzsche, Crowley, y Jack Parsons, y gracias a ellos ahora estamos ante el borde de una explosión de la
conciencia que, literalmente, puede ampliar nuestras mentes y llevar nuestros cuerpos a las estrellas más lejanas.
LA OBRA DE BABALON: COHETE AL PARAÍSO

“Sin dios y sin amo”

- Margaret Sanger[13]

Como ya habrán comprendido, no considero a Parsons y a Crowley como magos negros o satanistas ni nada por el estilo. La Magiak tiene muchos
aspectos, pero sobre todo actúa como un sistema de entrenamiento “psicológico” (o de metaprogramación neurolingüística) dramatizado para escapar de
la jaula del ego socialmente condicionado y, mediante la zambullida directa en el caos y el vacío del que hemos salimos, experimentar un renacimiento en
una nueva consciencia de uno mismo, y del mundo, del caos y del vacío, conociendo directamente, por experiencia, que todos estos nombres esconden la
misma unidad oculta - el maravilloso mago que hace verde a la hierba, hace que el hombre triste esté triste, hace que la mujer enojada esté enojada, y hace
que el corazón amoroso desborde interminablemente más amor.

El Dr. John Lilly llama a este proceso la “metaprogramación del bio-ordenador humano”, el Dr. Timothy Leary, consciente de sus deudas con Crowley y
Parsons, lo llamó la “re-impronta” de nuestro “túnel de la realidad”.

Como Terence McKenna dice a menudo en sus conferencias, se puede hacer todo esto mediante el yoga - pero sólo si usted puede pasar siete años de su
vida, o más, sentado en un ashram meditando. La Magiak funciona más rápido, especialmente cuando se une con las antiguas formas de éxtasis
chamánico de liberación sexual y con los enteógenos adecuados.

Crowley dijo, y a Parsons le gustaba citarlo, “NO HAY OTRO DIOS QUE EL HOMBRE”. (Eso suena “sexista” en estos días, pero todos ustedes saben lo
que quería decir. También dijo que “CADA HOMBRE Y CADA MUJER ES UNA ESTRELLA”) Confundir esto con ateísmo me parece tan erróneo
como confundirlo con “satanismo”. Es simplemente significa que todas las ideas/percepciones/experiencias de lo divino o lo inmortal refieren
directamente a los poderes latentes de la mente que los contiene. (En este contexto , véase Juan 10:34).

Jack Parsons sabía, y los freudianos lo verán fácilmente por sí mismos, que toda su lucha mágicka durante la Obra de Babalon relatada en los capítulos
siete y ocho desató, en cierto nivel, una violenta confrontación con el complejo de Edipo de Marvel. Babalon representa a la Madre y a la Puta, los
arquetipos opuestos de la mente masculina. Para decirlo en voz alta, al hacer el amor a Babalon como Cameron, Jack Parsons hizo conscientemente lo que
los hombres hacen inconscientemente: se cogió a su madre. Después de 2000 años de odio y culpa sexual cristiana, sólo a través de esa batalla total de
vida o muerte con todas las inhibiciones internas él pudo lograr la liberación que todos buscamos, tememos, y eventualmente enfrentaremos a la hora de
nuestra muerte, cuando finalmente nos importe un comino lo que piensen los demás.
[1] Freedom is a Two-Edged Sword, por John Whiteside Parsons, Falcon Press, Las Vegas, 1989, p 10.
[2] Freedom…, op. cit., p. 10
[3] The Book of Lies, de Aleister Crowley, Samuel Weiser Inc., York Beach, 1988. Introducción, p. 7.
[4] Freedom…, op. cit., p. 56
[5] The Hiram Key de Christopher Knight y Robert Lomas, Century, 1996; The Second Messiah, de Christopher Knight
y Robert Lomas, Element Books, 1997.
[6] Freedom…, op. cit., p. 39
[7] http://www.mcwilliams.com
[8] Pissing Away The American Dream, ed. por David Ross, Digit Press, Norcross, Georgia, 1991.
[9] Ibíd.
[10] Ibíd.
[11] Satanic Panic, de Jeffrey S. Victor, Open Court, Chicago, 1993.
[12] Según la cita de The Heretic’s Handbook Of Quotations, ed. por Charles Bufe , Sea Sharp Press, San Francisco,
1988, p. 177.
[13] Según la cita de The Heretic’s Handbook  op. cit., p. 105

La libertad es una espada de doble


filo - Jack Parsons

Prólogo del autor


Desde que escribí por primera vez este ensayo en 1946, algunas de las más
siniestras predicciones han sido cumplidas. Miembros del Senado de los Estados
Unidos, movidos bajo la capa de la inmunidad y la excusa de emergencia, han
hecho una broma de la justicia y una burla de la privacidad. La inmunidad
constitucional y el procedimiento legal han sido consistentemente violados y, lo
que una vez hubiese sido un ultraje en América, hoy se niega incluso a una revisión
por parte del Tribunal Supremo.
La voz dorada de la seguridad social, de socializar esto y socializar aquello, con su
consiguiente impuesto confiscatorio e intrusión en la libertad individual, se levanta
y se escucha en todas partes. Inglaterra se ha arrastrado bajo la égida de un
régimen sinónimo de la total regimentación. Austria, Hungría, Yugoslavia y
Checoslovaquia han caído víctimas del comunismo mientras los Estados Unidos
hacen tratos con las dictaduras corruptas de Argentina y España.
Mientras escribo, los Estados Unidos está llevando a cabo una investigación
burlesca en el ámbito de la moral sexual privada, lo cual no logrará nada más que
traer dolor y tristeza a muchas personas inocentes.
La inercia y aquiescencia que permite la suspensión de nuestras libertades habrían
sido una vez impensables. La actual ignorancia e indiferencia son pésimas. Lo poco
que vale la pena en nuestra civilización y cultura es posible por unas pocas
personas que son capaces de pensamiento creativo y acción independiente,
asistido por el resto a regañadientes. Cuando la mayoría de los hombres rinden su
libertad, la barbarie está cerca, pero cuando la minoría creativa se rinde, la Edad
Oscura ha llegado. Incluso la palabra liberalismo se ha convertido ahora en una
fachada para una nueva forma de moralidad cristiana. La ciencia, que iba a salvar
el mundo en los tiempos de H.G. Wells, está regimentada, estrecha de camisa y con
miedo: su lenguaje universal se reduce a una sola palabra, seguridad.
En esta visión de 1950 algunas de mis declaraciones más esperanzadoras pueden
parecer casi ingenuas. Sin embargo, nunca fui tan ingenuo como para creer que la
libertad en cualquier sentido completo de la palabra es posible para más de unos
pocos. Pero he creído y sigo creyendo que esos pocos, por el auto-sacrificio, la
sabiduría, el coraje y el esfuerzo continuo, pueden lograr y mantener un mundo
libre. La labor es heroica pero puede ser hecha por ejemplo y educación. Tal fue la
fe que construyó América, una fe que América ha rendido. Invoco a América a
renovar esta fe antes que ella perezca.
Somos una nación pero también somos un mundo. El alma de los barrios
marginales mira por los ojos de Wall Street y el destino de un culí chino determina
el destino de América. No podemos suprimir la libertad de nuestro hermano sin
suprimir la nuestra y no podemos asesinar a nuestros hermanos sin asesinarnos a
nosotros mismos. Estamos juntos como hombres por la libertad y la dignidad
humana o caeremos juntos, como animales, de vuelta a la selva.
En esta hora muy tardía hay soluciones que debemos concernir primariamente.
Parece que vivimos en una nación que simplemente no sabe lo que nos dicen que
tenemos y eso que decimos al otro tenemos. De hecho, mucho más que eso. Es a
la definición de libertad, a su entendimiento, para que pueda ser alcanzado y
defendido, a lo cual ha sido dedicado este ensayo. No necesito añadir que la
libertad es peligrosa, pero difícilmente es posible que todos seamos cobardes.
Capítulo 1
Por numerosos siglos la sociedad ha aceptado la proposición de que ciertos
hombres fueron creados para ser esclavos. Su función natural era servir a los
sacerdotes, reyes y nobles, hombres de sustancia y propiedad quienes fueron
nombrados maestros de esclavos por Dios todopoderoso. Este sistema fue
reforzado por la doctrina establecida de que todo hombre y mujer eran propiedad
“en la mente” por la iglesia y “en el cuerpo” por el Estado. Esta conveniente
situación fue apoyada por la autoridad de la moralidad social, religión e incluso
filosofía.
Contra esta doctrina, hace doscientos años, surjió la más asombrosa herejía que el
mundo ha visto: el principio del liberalismo. En esencia este principio estableció
que todos los hombres eran creados iguales y dotados de derechos inalienables los
cuales pertenecen a cada hombre como derecho de nacimiento.
Esta idea atrajo a ciertos espíritus intratables -herejes, ateos y revolucionarios- y
desde entonces ha avanzado a pesar de la oposición de la mayoría de la sociedad
organizada. Como eslogan, sin embargo, se ha vuelto tan popular que es prestado
al servicio de la reacia hipocresía de todos los grandes Estados, sin embargo, sigue
siendo tan desagradable para las personas en la autoridad que no se encarna en
ninguna parte como una ley fundamental y es continuamente violado en letra y en
espíritu por cada truco de la intolerancia y la reacción. Además, los grupos
absolutistas y totalitarios de la naturaleza más viciosa usan el liberalismo como un
manto bajo el cual se mueven para restablecer las tiranías y para extinguir la
libertad de todos los que se oponen a ellas.
Así, los grupos religiosos buscan abrogar la libertad del arte, el habla y la prensa:
los reaccionarios se mueven para supimir el trabajo, los comunistas para establecer
dictaduras – todos ellos en nombre de la libertad.
La libertad es una espada de doble filo de los cuales uno es libertad y el otro,
responsabilidad. Ambos bordes son extremadamente afilados y el arma no se
adapta a las manos ocasinales, cobardes o traicioneras.
Ya que todas las tiranías están basadas en dogmas y todos los dogmas están
basados en mentiras, nos conviene mirar más allá de ellos para que la verdad y la
libertad estén lejos. Y todavía la verdad es que no conocemos nada...
…Objetivamente, no conocemos nada en absoluto. Cualquier sistema de
pensamiento intelectual, ya sea la ciencia, la religión o la filosofía, está
basado en ciertas ideas fundamentales o axiomas los cuales son
asumidos pero no pueden ser probados. Esta es la tumba de cualquier
positivismo. Nosotros lo asumimos pero no sabemos si hay un mundo real
y objetivo fuera de nuestra mente. Además, si hay un mundo real aparte
de nosotros mismos no podemos conocer cómo es realmente; todo lo que
sabemos es que lo percibimos ser. Todo lo que percibimos es
transportado por nuestros sentidos e interpretado por nuestro cerebro.
Por muy finos, exactos o delicados que puedan ser nuestros instrumentos
científicos, sus datos siguen siendo filtrados a través de nuestros sentidos
e interpretados por nuestro cerebro. Aunque nuestras ideas o
experimentos puedan ser útiles, espectaculares o necesarios, tienen poco
que hacer con la verdad absoluta. Tal cosa sólo puede existir para el
individuo según su capricho o su percepción interna de su propia verdad
en el ser.
Las brujas y demonios de la Edad Media fueron reales según nuestros propios
estándares: personas reputables y respetables creyeron en ellas. Fueron vistos, sus
efectos observados y representaron un gran cuerpo de fenómenos, por lo demás
inexplicables. Su existencia fue aceptada sin cuestión por la mayoría de los
hombres, grandes y humildes. Para esta mayoría no hubo y todavía no hay ninguna
apelación. Sin embargo, hy no creemos en esas cosas. Creemos en otras cosas
similares explicando los mismos fenómenos. Mañana creeremos en otras cosas.
Nosotros creemos pero no lo sabemos.
Todas nuestras deducciones, por ejemplo la teoría de la gravedad están basadas en
estadísticas de tendencias que se observan que ocurren de cierta manera. Incluso
si nuestras observaciones son correctas, todavía no sabemos porque ocurren esas
cosas. Nuestras teorías son sólo suposiciones, por muy razonables que puedan
parecer.
Hay un tipo de verdad que está basada en la experiencia: sabemos que sentimos,
calor, hambre o estamos enamorados. Estos sentimientos no pueden ser
trasnportados a nadie que no los haya experimentado. Podemos describirlos en
términos de sentimientos similares experimentados por alguien, analizar sus
causas y efectos según nuestras teorías aceptadas mutuamente pero nadie nunca
sabrá como es tu sentimiento.
Lo anterior pueden ser consideraciones negativas, pero dentro de sus límites
podemos deducir prinicipios positivos:
•Sea lo que sea el universo, somos todo o parte de él en virtud de nuestra
conciencia pero no sabemos cual.
•Ninguna filosofía, teoría científica, religión o sistema de pensamiento puede ser
absoluto e infalible. Sólo puede ser relativo. La opinión de un hombre es tan buena
como la de otro.
•Cada hombre tiene el derecho a su propia opinión y su propia forma de vivir. No
hay sistema de pensamiento humano que pueda refutar exitosamente esta tesis.

Demasiado para el positivismo, pero aún quedan otros problemas. Hay necesidad,
comodidad y conveniencia. Estas son ilusiones muy populares y es habitual
considerarlas. Podríamos decir que la política se ocupa de la necesidad y la
conveniencia, mientras que la ciencia se ocupa de la comodidad. Esto no es un
intento de desacreditar a la ciencia y la razón en sus propias esferas. La razón es
uno de nuestros grandes regalos, el poder que nos diferencia de los animales, y la
ciencia es nuestra mejor herramienta, nuestra gran esperanza para construir una
civilización genuina (es curioso que este truismo moderno aparezca, en este
sistema de razonamiento, como una concesión).
A pesar de su inestimable valor, la ciencia es una herramienta y no tiene nada que
hacer con la verdad última. En esto está el peligro de la ciencia. Como una
herramienta tan valiosa, tan útil y tan irresistible que nos inclinamos a considerarla
como el árbitro de lo absoluto, dándole pronunciamiento definitivo e irrefutable
sobre todas las cosas. Esta es exactamente la posición que el pedante, el
dogmático y el materialista dialéctico nos haría tomar. Entonces, haciéndose pasar
por un “científico” o proponiendo doctrinas “científicas”, nos puede persuadir a
aceptar sus valores y a obedecer sus órdenes. La ciencia de hoy en día siempre
debe ser libre de derrocar a la de ayer, de lo contrario degenerará en la adoración a
los antepasados.
Es necesario que defendamos la libertad a menos que deseemos ser esclavos. Es
conveniente que logremos la fraternidad a menos que deseemos la destrucción y
es conveniente que concedamos a otros el derecho a sus propias opiniones y
formas de vivir para mantener las nuestras.
La inteligencia individual no basará su conducta en un concepto absoluto o
arbitrario de lo correcto y lo equivocado. Se puede argumentar que todos los
motivos y todas las acciones son egoístas ya que están destinados a satisfacer
algún requisito del ego. Tal vez esto es verdad para el auto-sacrificio, la abnegación
y el altruismo más alto. Nos dedicamos a ellos para satisfacernos alcanzando un
objeto por muy intangible que pueda ser.
El ego puede ser muy ancho. Un hombre puede incluir el mundo entero como una
parte de su ego y así disponerse a redimir o salvarlo por ninguna otra razón más
que el placer del logro personal. Tal hombre, lejos de ser desinteresado, es
extremadamente egoista. El artista dedicado a la producción de la belleza pura es
tan dedicado por su necesidad y naturaleza; al menos ese egoismo no es
mezquino. Los motivos del amor familiar y del patriotismo están arraigados en el
fanatismo. Esto no necesariamente desvirtúa tales acciones y motivos. Todo en la
naturaleza es bello y no es menos hermoso porque se entienda. Sin embargo, el
hombre no iluminado asignará valores arbitrarios a todas las cosas en el orden de
proteger y justificar su propia posición. Su moral está basada en cosas que desea
que fueran ciertas o que otro desea que lo fueran. Su filosofía no pone atención en
realidades o hechos relativos, pero en su vida debe tratar con ellos. Por lo tanto,
está involucrado en una constante ronda de pretensiones y evasiones.
El liberal iluminado no necesita tal justificación. El realizará y aceptará su inherente
egoismo y el egoismo de todo hombre. Comprenderá la vida como una técnica, la
técnica de obtener lo que quiere en los términos que quiere.
Tal es el caso con la libertad. Si abolimos la libertad de otro para ganar finalmente
la nuestra, nuestra propia libertad es, de este modo, comprometida. Ese es el
coste. Si deseamos asegurar nuestra propia libertad, debemos asegurar la libertad
de todos. Esa es la técnica.
Si un liberal desarrollara dos personalidades y una de ellas estableciera una
dictadura benevolente mientras la otra continuara sus actividades liberales, sólo
sería cuestión de tiempo que se suicidara. La restricción de la libertad de los otros
es, en última instancia, auto-esclavización y suicidio. El dictador es el más abyecto
de todos los esclavos.
Estas simples consideraciones son las bases lógicas de la filosofía del liberalismo.
Desde tales consideraciones y desde muchos más principios fundamentales del
liberalismo surgió un código de derechos, de naturaleza básica y claro más allá del
concepto erróneo. Este código debe ser la ley más allá de la ley, una expresión
última de la dignidad y la inviolabilidad del individuo. Debe estar por encima del
compromiso de los tribunales y abogados, más allá del capricho de la población y la
traición de los demagogos.
Debe ser el epítome de la aspiración del hombre hacia la libertad y la auto-
determinación, un canon tan sagrado que su violación por un Estado, un grupo o un
individuo es traición y sacrilegio. La Carta de Derechos de la Constitución
Americana fue un paso en la dirección correcta y su estudio indicará un mayor
desarrollo. En un mundo tan amenazado por el positivismo y el paternalismo, esta
doctrina está limitada tanto en su alcance como en su aplicación. Este permite
tales violaciones de la libertad como la última Acta de Prohibición Nacional, la
“Draft Law”, la "tienda cerrada", la ley Mann, leyes de censura, leyes anti-armas de
fuego y la discriminación racial.
Se ha dicho, con justificación, que la Constitución significa lo que la Corte Suprema
dice que significa. Un documento tan fundamental como una Carta de Derechos no
puede ser comprometido por interpretaciones arbitrarias. Esta no debería necesitar
ninguna interpretación. Debe ser aplicada igualmente al Estado nacional, los
Estados federados, condados, municipalidades, agencias oficiales y al ciudadano
privado dentro de su provincia. Debe ser aplicada de tal manera que el individuo o
minoría no necesite elaborar un recurso, largos y costosos procedimientos en el
orden de proteger esos derechos. Es el deber del estado proporcionar este recurso
a todos por igual.
La libertad no puede estar sujeta a interpretación arbitraría y malinterpretación.
Debe incluir plenamente libertad de la persecución en los terrenos moral, político,
económico, social, racial o religioso. Ningún hombre, ningún grupo y ninguna
nación tiene el derecho de anular la libertad individual. No importa lo puro que sea
el motivo, lo grande que sea la emergencia, lo alto que sea el principio, tal acción
es tiranía y nunca es justificada.
La cuestión es, ¿somos capaces de enfrentar las consecuencias de la democracia?
No es suficiente que la libertad sea asegurada por significados puramente
negativos. La libertad no tiene sentido donde su expresión está controlada por
poderosos grupos como la prensa, la radio, la industria cinematográfica, iglesias,
políticos y capitalistas. La libertad debe estar asegurada.
Sólo puede ser asegurada por la lealtad al principio de que el ser humano tiene
ciertos derechos inalienables; entre los cuales están:
•A vivir su vida privada, en la medida en que se refiere sólo a sí mismo, como crea
conveniente.
•A comer y beber, a vestirse, vivir y viajar donde quiera.
•A expresarse por sí mismo; a hablar, escribir, imprimir, experimentar y crear de
otra manera como desee.
•Trabajar cómo, cuando y donde elija a un salario razonable y proporcional.
•A comprar su comida, abrigo, necesidades sociales y otros servicios y comodidads
necesarios a su existencia y auto expresión a un precio razonable y proporcional.
•A tener un medio ambiente y educación decente en su infancia hasta que alcance
una madurez responsable.
•A amar como desee, donde cómo y con quien elija, sólo según los deseos de sí
mismo o su compañerao/a.
•A la oportunidad positiva de disfrutar esos derechos como le parezca, sin
obstrucción por un lado o compulsión por el otro.
•Finalmente, en el orden de proteger a su persona, su propiedad y sus derechos,
debe tener el derecho de matar a un agresor su es necesario. Este es el propósito
del derecho de mantener y llevar armas.

Esos derechos deben ser contrabalanceados por ciertas responsabilidades. El


liberal que los acepta debe garantizar estos derechos a todos los demás en todo
momento, independientemente de sus sentimientos o intereses personales. Debe
trabajar para establecerlos y protegerlos, vivir de una manera acorde con ellos y
estar preparado para defenderlos con su vida. Debe negarse a prestarle lealtad a
cualquier Estado u organización que niegue estos derechos y debe ayudar y alentar
a todos los que, sin reservas o equivocaciones, los respalden. Debe negarse a
comprometer estos principios en cualquier asunto o por cualquier razón.
Nada menos que tal compromiso asegurará la supervivencia de la libertad o la
democracia de la sociedad misma. El liberalismo no es sólo un código para los
individuos y su estado, es la única base posible para una futura civilización
internacional. Si embargo, esos principios sólo serán retórica a menos que sean
venerados y protegidos por aquellos a quienes se aplican. Ellos deben ser
interpretados y aplicados con entendimiento y simpatía, con humor y tolerancia. La
pretensión, el sentimentalismo o la histeria no son necesarios en su aplicación o
defensa. Los demagogos insufribles del "alto principio" ya son suficientemente
numerosos.
También hay que entender que no podemos forzar los derechos del hombre sobre
él. El hombre tiene derecho a ser esclavo si así lo desea. Si no afirma y defiende
sus derechos, merece la esclavitud. La persona que es tiranizada por su familia, sus
compañeros, por la opinión pública o la moral de los esclavos, siempre que esté
libre de abandonar su influencia o de desafiarla, es digna de su condición. Sus
protestas son las del hipócrita.
La libertad, como la caridad, empieza en casa. Ningún hombre es digno de luchar
por la causa de la libertad a no ser que haya conquistado sus impulsos internos.
Debe aprender a controlar y disciplinar las pasiones desastrosas que lo llevarían a
la locura y a la ruina. Debe conquistar la vanidad y la ira excesivas, el auto-engaño,
el miedo y la inhibición. Estos son los minerales en crudo de su ser.
Debe tallar estos minerales en el fuego de la vida; forjar su propia espada
temperamento y afilarla contra el duro abrasivo de la experiencia. Sólo entonces es
apto para portar armas en la batalla más grande. No hay sustituto para el coraje y
la victoria es para el corazón alto. No tendrá nada que ver con el ascetismo ni con
los excesos de debilidad. La expresión de uno mismo será su palabra clave, una
expresión de sí mismo templada y fuerte. Primero debe saber gobernarse a sí
mismo. Sólo entonces puede hacer frente a las presiones económicas que emplean
las instituciones y corporaciones o las presiones políticas empleadas por los
demagogos.
Entonces puede encontrarse en una situación difícil. Si se llama a sí mismo liberal,
descubre que está supustamente comprometido con una política de acomodación
del Gobierno Ruso. Si se opone a una política pro-soviética, es bienvenido al campo
de la Iglesia Católica y a la Asociación de Fabricantes. Si evita ambos campos, es
condenado por falta de principio. Si apoya los derechos del trabajador o grupos
minoritarios y raciales, es un Rojo. Si al mismo tiempo cree en el Gobierno
Constitucional y en los derechos individuales, también es un fascista.
Muchos liberales están familiarizados con esta situación, pero pocos parecen haber
deducido la conclusión. La dificultad reside en la confusión de los derechos del
individuo en relación con las responsabilidades del Estado. Es un triste comentario
sobre nuestra mentalidad que el reformador social se suscribe a la regimentación
total mientras que el presunto individualista hace propaganda por irresponsabilidad
total. Los derechos del individuo pueden ser claramente definidos. Sus
responsabilidades frente a las responsabilidades del Estado pueden ser claramente
definidas. Los derechos del individuo terminan donde comienza el próximo hombre.
Es la función del Estado garantizar la igualdad de derechos para todos. Pero, en
ausencia de una devoción social a los verdaderos principios del liberalismo, los
positivistas han usurpado su nombre e incluso sus frases para hacer propaganda
por sus diversos totalitarismos. Este proceso ha sido ayudado por esa facción de
pseudo-liberalismo que cree que toda opinión contraria a la suya propia debe ser
suprimida.
Parecería que todas estas organizaciones están dedicadas a un propósito común, la
supresión de la libertad. Su sinceridad no es excusa. La historia es un sangriento
testamento de que la sinceridad puede lograr atrocidades que el cinismo
difícilmente podría concebir. Cada uno de estos grupos está dedicado en una lucha
frenética por vender, traicionar o destruir la libertad, la cual era su derecho de
nacimiento y sólo ha asegurado su existencia presente.
La libertad es una espada de doble filo. Quien cree que la absoluta rectitud de su
creencia es una autoridad para suprimir los derechos y las opiniones de sus
semejantes no puede ser liberal. El liberalismo no puede existir donde viola sus
propios principios. No puede existir donde el traficante de la emergencia o el
vendedor de la utopía puede obtener una suspensión de derechos, ya sea temporal
o permanente. La libertad no puede ser suprimida para defender el liberalismo.
Si queremos lograr una democracia, los derechos de los individuos y las
responsabilidades de los Estados deben ser abiertamente definidos y
ardientemente defendidos. Es inconcebible que los hombres que lucharon y
murieron en una guerra contra el totalitarismo no supieran por qué lucharon.
Parece una broma fantástica que las instituciones que creyeron y defendieron se
convirtieron, como una pesadilla, en tiranías domésticas. Una generación descendió
en sangre y agonía para hacer el mundo "seguro", pero el mal que hace al mundo
"inseguro" sigue aún invicto, conspirando nuevos sacrificios de miseria y sangre. La
culpa no descansa enteramente en los belicistas, plutócratas y demagogos. Si un
pueblo permite la explotación y regimentación en cualquier nombre, merecen su
esclavitud. Un tirano no hace su tiranía. Es posible gracias a su pueblo y no de otra
manera.
Gran parte de nuestro pensamiento moderno se caracteriza por pretensiones y
evasivas, por apelaciones a las autoridades finales que son no liberales,
supersticiosas y reaccionarias. A menudo no somos conscientes de estos procesos
de pensamiento. Aceptamos ideas, autoridades, frases y condiciones sin
preocuparnos de pensar o investigar y, sin embargo, estas cosas pueden ocultar
trampas terribles. Los aceptamos como correctas porque tienen un acuerdo
superficial con las cosas en las que creemos. Damos la bienvenida al hombre que
es para el liberalismo, contra el comunismo, sin preocuparse de preguntar qué es lo
que está a favor o en contra. En nuestra ceguera nos dejamos abiertos a la
explotación, la regimentación y la guerra.
Los desarrollos tumultuosos de la ciencia y la sociedad exigen una nueva claridad
de pensamiento, un reexamen y una refundición de los principios. No basta con que
un principio sea sagrado porque está gastado en el tiempo. Debe ser examinado,
probado y testeado al crisol de nuestras necesidades actuales.
En nuestra ley, en nuestras relaciones sociales e internacionales, somos culpables
de una miríada de barbaridades y supersticiones. Estas injusticias continúan y
proliferan porque nos hemos acostumbrado a ellas. Hemos perdido nuestra libertad
a través de la tolerancia y la inercia.
El principio que hemos desarrollado aquí es simple: la libertad del individuo es la
fundación de la civilización. Ninguna verdadera civilización es posible sin esta
libertad y ningún Estado, nacional o internacional, es estable en su ausencia. La
relación adecuada entre la libertad individual, por una parte, y la responsabilidad
social, por otra, es el equilibrio que asegurará una sociedad estable. El único otro
camino hacia el equilibrio social exige la aniquilación total de la individualidad. No
hay más evasión del inmemorial ultimátum de la naturaleza: cambiar o perecer,
pero la elección del cambio es nuestra.

Capítulo 2
De todos los poderes extraños y terribles entre los cuales, sin saberlo, nos
movemos, el sexo es el más potente. Concebido en el orgasmo del nacimiento,
estallamos en agonía y éxtasis desde el Centro de la Creación. Una y otra vez
volvemos a esa fuente, nos perdemos en los fuegos del ser, nos unimos por un
momento con la fuerza eterna y volvemos renovados y refrescados a partir de un
milagroso sacramento. Luego, por último, nuestra vida se cierra en el orgasmo de
la muerte.
El sexo, tipificado como amor, está el corazón de todo misterio, en el centro de
cada secreto. Es esta espléndida y sutil serpiente que agasaja sobre la cruz y
serpentea en la floración de la rosa mística.
La perversión sexual del cristianismo se hace evidente cuando se comprende que
“El Espíritu Santo” (La Sofía) es femenino. El gran Tetragrammaton, Yod He Vau He,
significa: Padre-Madre-Hijo-Hija, y asevera el esplendor del orden biológico. ¿Cómo
podría proceder la vida de una creación estrictamente masculina? ¿Qué milagro
podría ser superior al milagro de la cópula, la concepción y la gestación? En el
corrupto y demoníaco Jehová, el sacerdocio blasfemaba la naturaleza para
perpetuar un patriarcado tiránico y supersticioso. La mujer fue insultada y ofendida
con la calumnia de la inmaculada concepción – entonces, por este tráfico de
misterio, fue colocado un premio a la esterilidad moral y espiritual. Esta
sublimación del impulso sexual ha sido la base del poder de la iglesia y es la fuente
de gran parte de la psicosis desenfrenada en el mundo moderno.
Ha sido declarado que la iglesia ha sido una campeona en el progreso y la libertad:
nada podría ser más falacioso. El cristianismo organizado ha estado
inevitablemente asliado con la tiranía, la reacción y la persecución. Ningún dogma
organizado puede contribuir al progreso excepto por accidente ocasional. La
principal contribución de la iglesia ha sido fomentar involuntariamente la rebelión
contra su intolerancia. No podría ser de otra manera con una organización fundada
en una doble falacia: el pecado del sexo y la infalibilidad del hombre. Ninguna
religión puede esperar beneficiar a la humanidad mientras predica el amor y insulta
la raíz del amor. Cualquier persona que quiera entender y hacer frente a las
relaciones humanas debe entender tanto la importancia como el énfasis excesivo
del sexo en la sociedad.
Conceptos sexuales y simbolismos están debajo de todas las religiones del mundo.
Como he mencionado arriba, el sexo sublimado ha sido la fuente del poder de la
iglesia cristiana. El sexo y la neurosis sexual son factores fundamentales en la
actitud de los hombres modernos. Esos tres hechos dan al sexo un lugar de
primordial importancia en nuestro examen liberal de la sociedad.
Nuestras actitudes sexuales se caracterizan en gran parte por pretensiones. La
mayoría de las personas menores de 50 años hoy en día, en un momento u otro,
participan en lo que se denomina relaciones ilícitas – y sin embargo, aparentamos
públicamente que no lo hemos hecho. Algunos de nosotros llegamos a afirmar que
no lo hacemos, nunca lo haríamos y desaprobaríamos a los tipos de criminales que
lo hacen. Los policías arrestan y juzgan a personas convictas descubiertas en una
persecución a las que ellas mismas se dedican. El disfrute del impulso natural es
definido como un crimen. Los jóvenes que disfrutan así del impulso en la maravilla
del principio están cargados con un sentido de la culpa y de la vergüenza. Son
clasificados como criminales comunes. ¿Por qué?
La vergonzosa respuesta es que en la Edad Media, bajo condiciones de miseria,
ignorancia, superstición y opresión, el tabú sexual se convirtió en el principal
instrumento de poder en el arsenal de una banda de bandidos conocida como la
iglesia cristiana. Esta es la razón por la que los jóvenes enamorados son
clasificados como criminales. Las enfermedades venéreas prosperan y por ende,
también los abortistas inevitablemente. La superstición que fomentó esta condición
vergonzosa ya no es absolutamente dominante, pero la institución que promovió la
creencia de que el cuerpo humano era obsceno, de que el amor era indecente y de
que la mujer se había ensuciado para siempre por el pecado original sigue
moldeando nuestros pensamientos y modelando nuestras leyes. Es muy
significativo que los herederos espirituales y físicos de esa iglesia, tanto católica
como protestante, se opongan con vigor y eficacia al control de la natalidad, a la
educación sobre enfermedades venéreas, a la reforma de la ley del divorcio; es
decir, cualquier cosa que limitaría el poder de su arma.
Si los cristianos hicieran cumplir estos tabúes sólo sus creyentes estarían dentro de
sus derechos. El hombre tiene derecho a cualquier estupidez personal por
monstruosa que parezca, pero esta no es su principal preocupación. Ellos tratan de
imponer esta tontería a todo el mundo, por todos los métodos de intimidación
legislativa, moral y económica a su mando. El éxito de sus esfuerzos puede ser
juzgado por la reflexión de tales actitudes en la prensa, la radio, la industria
cinematográfica y nuestros estatutos legales. Fiel a la forma fascista, el censor
utiliza su victoria moral para imponer la censura política y social en todos los
campos. Los fanáticos y los demagogos invocan el derecho divino de la religión y
de la moral para obtener un poder extraordinario. ¡La libertad de religión y de
prensa no debe justificar las gigantescas campañas de propaganda para suprimir la
libertad! No sólo debemos tener libertad de religión, sino libertad desde la religión.
El concepto de que el sexo en el arte, la literatura y la vida está sujeto al derecho
penal se basa enteramente en este supersucioso tabú sexual. El poder de censura
de la Iglesia, el Estado y la prensa establecida se basa en esta suposición: que el
tabú de una religión en particular debe tener una sanción legal universal. Esta
sanción, una vez establecida, es luego sutilmente extendida para implicar que
todos los demás dogmas de esa religión son ahora la “ley no escrita” de la tierra.
Tal religión, siempre respetable y conservadora, forma alianzas con las camarillas
fascistas y capitalistas, ganando así una posición privilegiada desde la cual
perseguir al liberalismo en todas sus formas. La superstición, el tabú, la reacción y
el fascismo se multiplican con más eficacia. El hecho de que un tipo de
totalitarismo persiga a otro - o parezca hacerlo - no es un paliativo.
El hombre moderno debe reconocer la fuente y la naturaleza de sus tabúes
sexuales y desacreditarlos a la luz de la verdad. Sólo así puede lograr la cordura en
el sexo y una visión saludable de la vida en general.
En nuestra sociedad los matrimonios tempranos son prevenidos a menudo por
consideraciones económicas, por lo tanto las relaciones sexuales premaritales son
naturales y a menudo deseables. Técnicas contraceptivas disponibles a cualquier
joven inteligente de un farmácéutico o médico pueden minimizar el problema de
las enfermedades venéreas y los embarazos no deseados. El desarrollo de la
técnica sexual, la determinación de las cualificaciones de la pareja y la gratificación
del impulso juvenil de experimentar, aseguran un matrimonio mucho más duradero
y estable que el iniciado en la ignorancia y la prudencia. En el matrimonio mismo,
el contrato social está vigente. La propiedad adquirida por los esfuerzos de marido
y mujer pertenecen a ambos conjuntamente. Donde dos personas han prometido
su amor juntos, ningún forastero tiene el derecho de interferir. Cualquiera de las
partes está justificada a resistir tal interferencia por la fuerza si es necesario. Pero
ninguna de las partes, ya sea que la relación esté dentro o fuera del matrimonio,
tiene algún derecho o jurisdicción sobre el amor, el afecto o los favores sexuales de
otro durante más tiempo de lo que la persona desea.
En el caso de los niños, la separación presenta un grave problema. Las casas rotas
son difíciles para los niños, pero una casa sin amor y amarga es peor. Ningún
Estado puede asegurar a un niño el afecto de sus padres, pero puede garantizar su
bienestar y seguridad física, asegurándole así contra muchas de las frustraciones
de la infancia y la adolescencia que se convierten en comportamientos adultos
inestables y desajustados. Las leyes contra la expresión sexual mutuamente
aceptable deben ser derogadas, junto con las leyes que prohíben el nudismo, el
control de la natalidad y la censura. Debemos negar enfáticamente que el amor es
criminal y que el cuerpo es indecente. Debemos afirmar la belleza, la dignidad, la
alegría y hasta el humor del sexo.
En efecto, hay cosas obscenas en la luz y en la oscuridad; cosas que merecen la
destrucción: la explotación de la mujer por pobres salarios, la vergonzosa
degradación de las minorías por pequeños piojos que se llaman a sí mismos
miembros de una “raza superior” y las deliberadas maquinaciones en pro de la
guerra. Entre estas obscenidades no hay lugar para el amor compartido por
hombres y mujeres. Hay pecados, pero el amor no es uno de ellos y, sin embargo,
de todas las cosas que se han llamado pecados, el amor ha sido el más castigado y
el más perseguido. De todas las bellezas que conocemos, la primavera del amor es
la que está más cerca del paraíso. Y como todas las cosas pasan, así el amor pasa –
demasiado pronto.
Esta, la más exquisita y tierna de las emociones humanas, este pequeño momento
de eternidad, debe ser libre y sin restricciones. No debe ser comprado y vendido,
encadenado y restringido hasta que los amantes, atrapados en el torbellino de la
economía y las leyes, son perseguidos como criminales. ¿Qué fin es atendido y
quién se beneficia de tal crueldad? Sólo sacerdotes y abogados. Nos adhiere a una
moral estricta que tiene que ver con derechos y la felicidad de nuestro prójimo.
Llamemos a nuestros verdaderos pecados por sus nombres correctos y
expidámoslos en consecuencia – pero dejemos a nuestros amantes ir libres.
Si queremos alcanzar la civilización y la cordura, debemos instituir un programa
educativo en hacer el amor, el control de la natalidad y la prevención de
enfermedades. Sobre todo debemos erradicar los conceptos bárbaros y viciosos de
la vergüenza y la indecencia en el sexo, exponiendo los motivos y los métodos de
sus defensores.
Felices son los padres quienes, como resultado de la experimentación sexual, están
bien unidos, tomando alegría en la pasión del otro, viendo belleza en su desnudez y
sin temer a exponer sus cuerpos o los cuerpos de sus hijos. Ellos nunca
avergonzarían a sus hijos por su curiosidad sexual natural.
Jesús le dijo a la “mujer caída”, “ve y no peques más”, pero yo, que soy un hombre,
digo a ustedes que han dado su cuerpo por la necesidad del cuerpo del hombre,
que han dado su amor libremente por causa de su espíritu:
”Bendito seas en el nombre del hombre. Si algún dios te niega por eso,
negaré a ese dios.”
Los antepasados, siendo simples y sin pecado original, vieron a Dios en el acto de
amor y vieron en ellos un gran misterio, un sacramento que revela la bondad y la
belleza que hizo a los hombres y a las estrellas. Así ellos adoraron. ¡Pobres paganos
viejos e ignorantes! Cómo hemos progresado. Lo que era más sagrado para ellos, lo
vemos como una broma sucia. De esta sórdida broma hemos juegado en nosotros
mismos sólo la Mujer Ella misma puede redimirnos. Ella ha sido el culo ignominioso
de la broma, el blanco de la malicia y la arrogancia y el chivo expiatorio de la
inferioridad masculina y la culpa. Ella sola puede redimirnos de nuestra crucifixión
y castración.
Sólo la mujer, por sí sola, puede atravesar la frustración tonta del ideal de los
anunciantes. Ella debe elevar su fuerte, libre y espléndida imagen para tomar su
lugar en el sol como individuo, un compañero y pareja apto y exigir nada menos
que hombres verdaderos.
Que haya un fin a la inhibición y una fin a la pretensión. Vamos a descubrir y a ser
lo que somos, honestamente y sin vergüenza. El conejo tiene velocidad para
compensar su miedo, la fuerza de la pantera para calmar su hambre. Hay espacio
para ambos, aunque el conejo probablemente preferiría un mundo de conejos
(aburrido y superpoblado). Todos los rasgos son útiles, ira, miedo, lujuria e incluso
pereza – si son equilibrados por la fuerza y la inteligencia. Si mentimos acerca de
las cosas que llamamos nuestras debilidades y pecados, si decimos que el suyo es
"malo" y que es "incorrecto", negando que tales faltas podrían ser parte de
nosotros, crecerán torcidas en la oscuridad. Pero cuando los tenemos a la vista;
admitiéndolos, enfrentándolos y aceptándolos, entonces nos avergonzaremos de
dejar cualquier vestigio secreto de ellos para volverlos lisiados y retorcidos. El
miedo puede agudizar nuestro ingenio contra la adversidad. La ira y la fuerza se
pueden soldar en una espada contra tiranos interiores y exteriores. La lujuria puede
ser entrenada para ser la fuerte y sutil servidora del amor y del arte.
No es necesario negar nada, sólo es necesario conocernos a nosotros mismos.
Entonces buscaremos naturalmente lo que es necesario para nuestro ser. Nuestra
significación no radica en la medida en que nos parezcamos a los demás o en que
nos diferenciemos de ellos. Está en nuestra capacidad de ser nosotros mismos.
Esto puede ser el objetivo completo de la vida; descubrirnos a nosotros mismos,
nuestro sentido. Esto no viene en una explosión repentina de la iluminación; es un
proceso constante que continúa mientras vivamos verdaderamente. El proceso no
puede continuar sin obstrucciones a menos que estemos libres para experimentar
toda experiencia y estar dispuestos a participar en toda la existencia. Entonces las
preguntas significativas no son "¿está bien?" o "¿es bueno?", sino más bien "¿cómo
se siente?" y "¿qué significa?". En última instancia, estas son las únicas preguntas
que pueden acercarse a la verdad, pero no pueden ser preguntadas en ausencia de
libertad.
Hubo un tiempo en que estas preguntas fueron susurrados a la somba de la
hoguera. Ese instrumento cristiano de conversión no está sancionado en la
actualidad, pero la voluntad y la malicia permanecen y continuarán hasta que el
poder de los tiranos supersticiosos se rompa finalmente. Mientras tanto, el
dogmatismo religioso continúa apoyando los celos sexuales de padres neuróticos
para sus hijos y compañeros de matrimonio neuróticos de sus compañeros. No es
debido a la desesperación económica y la avaricia que el crimen y la guerra bañan
el mundo en oleadas cada vez mayores. Sólo es necesario mirar hacia atrás en la
Edad Media cuando la Danza de San Vito, la flagelación epidémica y las
persecuciones de la brujería, todas generadas por la culpa y la vergüenza
cristianas, barrieron el mundo occidental. Fue el tono de estos temibles
acontecimientos, reforzando el derecho divino de los monarcas reaccionarios, que
produjo las revoluciones liberales del siglo XVIII. Pero la raíz, el tabú sexual,
desafortunadamente no fue destruida. Quedaba para revitalizar el poder de la
religión sobre la nueva burguesía.
El odio frenético de los judíos y los negros (símbolos de la libertad sexual ilícita) y la
lujuria hacia los baños de sangre y fuego de la guerra son las mismas aberraciones
de la frustración sexual. Son las pesadillas de las almas en un infierno de deseo
culpable, trabajando como locos sobre sus instrumentos de destrucción para
destruir el mundo que les ha negado la satisfacción. Sólo en el ejercicio sin
obstrucciones de la función sexual, por una generación entrenada desde la
juventud en la anticoncepción y la técnica del amor, será posible lograr relaciones
sociales maduras.
En esta locura infantil de posesión sexual, cada hombre y mujer odia y teme a cada
otro hombre y mujer como el destructor potencial o alguna broma por los siempre
presentes espectros de celos y sospecha. Es posible que la aplicación de dos viejos
axiomas; “amaros los unos a los otros" y "haced a los demás lo quisierais que otros
os hicieran a vosotros" podría adelantar un largo camino ayudándonos a resolver
nuestros problemas sexuales. La aplicación de estas máximas en las relaciones
sexuales es fácil y agradable. Si fueran firmemente establecidos, los principios
podrían extenderse a otras áreas de las relaciones humanas.
La revolución sexual no producirá ningún paraíso instantáneo ni se realizará sin
lágrimas. El camino a la madurez racial es largo y doloroso pero es al menos
posible alcanzar la madurez y la riqueza que viene con la expresión sexual plena y
satisfactoria en la vida privada. Puede ser que otras consideraciones se vuelvan
más importantes en los últimos años de edad, pero dudaría en decir a cuántos
establecer la marca. No parece posible envejecer graciosamente a menos que uno
haya sabido algo de una juventud agraciada.
Capítulo 3
No hay evidencia que demuestre que el hombre fue creado y encabezado para
servir como vice-regente de Dios sobre la tierra. No hay razón para creer que él es
bueno y bondadoso, valiente y sabio – o que alguna vez lo fue. Por el contrario, hay
mucho para mostrar que él fue una bestia que tomo un extraño giro en la selva y
se equivocó sin rumbo fijo en un mundo mental en el que ciertamente no estaba en
casa.
Hay muchas pruebas de que el hombre es por naturaleza cruel, cobarde, lujurioso,
avaricioso y traicionero. Él domina estos terribles enemigos internos y se defiende
contra los otros depredadores (sus semejantes) en virtud de su ferocidad, su
astucia y su indomable voluntad. Esta es su belleza y su significado: que de las
ciegas fuerzas primordiales del sexo y el impulso de la supervivencia, ha forjado la
razón y la ciencia y ha hecho girar la esplendorosa red de arte y amor. Si no hay
otra razón y ningún otro significado, el hombre mismo ha creado en ocasiones la
razón y el significado, poniéndose de pie como creador de sus dioses en un jardín
vuelto fructífero por su propio poder creador. Pensamos en términos de nosotros
mismos en relación con el universo externo.
Sin embargo, no se puede demostrar que este universo externo sea distinto a una
extensión de nuestra propia percepción. Pero si diferenciamos lo interno de lo
externo, seguimos siendo parte y no separados de todo el proceso de la naturaleza.
Estamos hechos de la estrella nueva a través del sol y construidos desde el aire, la
roca y el mar, animados por el fuego primordial de la vida. Hay filamentos en
nuestra conciencia que remontan al primer antepasado y se extienden a todos los
demás hombres y toda otra vida con la que compartimos una creación y un destino
común.
Aquí está la totalidad que los griegos llamaron “Pan”; todo devorador, todo
engendrador, vida y muerte, bien y mal, dolor y placer, unidad, dualidad y
multiplicidad; todas las cosas y más allá de todas las cosas. El Alma de la Noche y
las Estrellas.
Si en nuestra locura y nuestro miedo atribuimos cualidades morales al relámpago
que ataca, a la estrella que brilla, al tigre que mata, entonces no dudaremos en
asignarlas a la mujer que da y al hombre que toma. Así definiremos a dios y
fundaremos una religión. Y así degradaremos el universo viviente en un carácter
blanquecino e irascible dotado con la omnipotencia inmortal y un odio para
nuestros enemigos, o con esos amantes de la naturaleza quienes captan fría
comunicación con “el Todo” en el parque por la noche, nos hundimos en trviales
baños de asiento de varios sistemas de “ciencia religiosa”en nuestro camino hacia
la catalepsia de la mediana edad.
Toda la naturaleza participa de los sacramentos eternos de vida y muerte, de flujo y
reflujo, de creación y destrucción y regeneración. Estas son las armonías de la
eternidad que cambian para siempre y nunca cambian. El grito del bebé se hace
eco en el tumulto de la estrella nueva. Los soles y las estaciones de los hombres
pasan y vuelven otra vez. El torrente de semen es uno con el chorro de estrellas
que los hombres llaman La Vía Láctea.
La mente que comprende estos procesos inmortales en el amor y en la adoración
es una mente inmortal que se eleva más allá del tiempo y la muerte. Somos de una
era con Esquilo, Sófocles y Shakespeare, de una sola sangre con Moisés, Lao Tse y
Newton. El cuerpo cambia y decae mientras que el tiempo le pone los cuernos a
todas las formas de deseo y a todas las cosas transitorias. Pero las formas del
deseo, aunque transitorias, son los vehículos mismos de la aventura del hombre. Él
no puede realizar negando estos corceles sino fortaleciéndolos, entrenándolos y
refrenándolos con amor y voluntad creadora hasta que sus alas sean reveladas. El
sexo y el hambre son la materia prima del arte. De su pasión, furia y desesperación
el artista transmuta las formas del terror y la maravilla en una belleza eterna.
Todos los caminos son el camino correcto cuando la voluntad y el amor son las
guías. La gracia y la generosidad de la vida son libres para todos, santo y pecador
por igual, que los desean. La voz del viento, la pungencia de la música, el grito del
trueno claman al hombre, atreviéndolo a conocerse a sí mismo. La luz del sol, el
mar y las estrellas y el esplendor de una mujer desnuda son los signos y testigos de
un pacto que es para siempre. Sabemos estas cosas; las conocemos con la única
certeza que jamás nos ha dado. Este es el bello-miserable conocimiento de la
infancia y la primera juventud, que el mundo niega y la necesidad evita. Este es el
conocimiento de los poetas, artistas y cantos que son amados y marginados por los
hombres y de los místicos que el mundo llama locos.
Y el hombre, auto-castrado y auto-frustrado, huye por los pasillos de la pesadilla,
perseguido por monstruosas máquinas, abrumado por poderes satánicos, acosado
por vagas culpas y terrores, todos creados por su propia imaginación. Se escapa en
el absurdo, ahoga su espíritu en pretexto, adora dioses de bronce del poder y
dioses de estaño del éxito. Entonces, avergonzado por sus pretensiones y frustrado
por su abnegación, proyecta su horror a los enemigos imaginados, busca la
liberación en chivos expiatorios y falsos asuntos, propiciando así a estos dioses
bestiales que han surgido de los eidolones destrozados de su espíritu con sacrificios
de sangre.
Nada es en la naturaleza el mal – y nada es en la naturaleza, el bien. El mal es sólo
exceso, el bien es simplemente balance. Todas las cosas están sujetas a abuso y
también son susceptibles al uso beneficioso. El equilibrio no consiste en la negación
o el exceso de indulgencia. El equilibrio sólo puede obtenerse mediante superación.
Las fuerzas elementales en la naturaleza del hombre son tan tremendas que sólo
pueden ser equilibradas por una auto-expresión última. Colocar limitaciones y
restricciones en esta naturaleza es construir una pared de yeso alrededor de un sol.
Si acorralamos las alas de un águila o alimentamos de zanahorias a un león, no
elevaremos ni mejoraremos ninguna de las dos especies.
El propósito fundamental de la religión es alcanzar una identidad con un poder que
creemos mayor que nosotros mismos, cuya omnipotencia e inmortalidad podemos
compartir. Habiendo logrado un cierto sentido de esta identidad, entonces sentimos
que podemos hacer frente a los problemas y alcanzar los fines con más confianza.
La dependencia de la religión, así como la dependencia de la propiedad, pueden
indicar una falta de autosuficiencia.
Nosotros mismos creamos este 'Dios del Poder'. Es desde nuestro “yo” individual
que su poder es atraído y este yo es mayor que cualquier dios que crea. Por lo
tanto, concernos a nosotros mismos es la forma más elevada de sabiduría y creer
en nosotros mismos la forma más elevada de fe. La ciencia que busca conocer y el
arte que intenta interpretar son dos formas de amor que constituyen la única forma
aprovechable de culto. Que estas dos expresiones más grandes del espíritu
humano deben ser subordinadas a la religión, la política, el nacionalismo y la
guerra es la máxima blasfemia.
Ahora estamos en medio de una tremenda batalla de fuerzas que luchan por
dominar la mente y el espíritu del hombre. No es, desafortunadamente, una batalla
entre el bien y el mal, entre la libertad y la tiranía, sino más bien una batalla entre
dogma contra dogma y autoridad contra autoridad. Los contendientes son el
fascismo y el comunismo. Cada una es una doctrina ajena y hostil al ideal de la
libertad. Cada uno dice que debemos elegir entre uno u otro y cada uno es, en
realidad, idéntico. Cada uno exige la esclavitud absoluta del individuo, la
abnegación del intelecto y la subyugación de la voluntad.
El autoritario es correcto, absolutamente correcto, tan correcto que todo extremos
de falsedad, supresión y tiranía se justifica en la consecución de sus fines "divinos".
Detrás de su benevolente paternalismo se esconde la cámara estelar y el campo de
concentración; detrás de su moralidad se cierne la estaca y la inquisición de la
"Religión del Viejo Tiempo" que muchos profesan anhelar. Todos estos sistemas son
viejos; más antiguos que la historia humana. La libertad y la democracia son las
únicas cosas nuevas bajo el sol y ofenden tanto a los esclavos como a los dueños
de esclavos.
"Venid a mí", dice la canción de la vieja ramera. Venid hacia mí, vosotros,
cansados y pesadamente cargados. Renunciad a vuestra intolerable
carga de libertad y llenaré vuestras bocas de milagros y vuestros vientres
estarán llenos de comida. Ven conmigo y confundiré a tus enemigos y te
mostraré el paraíso. Mira, ni siquiera tienes que cambiar un nombre, sólo
guarda la carta y niega el espíritu, porque la carta da vida ".
Ella está cosechando las naciones ahora, esa vieja puta, para una cita en el lugar
llamado Armageddon. Habrá una cacería de hombres libres en nombre de la
libertad y habrá cárceles y pogromos en nombre de la democracia, asesinato y
esclavitud en nombre de la hermandad, y todo por el motivo del dominio de las
mentes y los cuerpos de los hombres.
Hay una opción: la elección de la libertad que no tiene otro nombre y ninguna otra
causa. El hombre, liberado de sus demonios, sin la necesidad de un dogma o el uso
de un credo, puede, por y desde sí mismo, aprovechar, triunfar y lograr
significación. Esta es la fe de un liberal; creencia en sí mismo y creencia en el
hombre. No hay otro camino hacia el pleno estado de la virilidad. Es el camino
largo, el camino difícil; a través del intento, el error, el fracaso y el desamor – pero
es el camino guiado por la ciencia e inspirado por el arte; conduciendo finalmente a
las estrellas. Esta es nuestra elección: podemos creer en nosotros mismos, creer en
nuestros semejantes y en la libertad y la fraternidad. Podemos empezar a lograr
aquí y ahora ese paraíso que desde hace mucho tiempo ha sido relegado al más
allá. O bien, con los dogmáticos, con los positivistas, con los autoritarios, podemos
volver nuevamente al capuchón del que tan tarde hemos surgido.
Si deseamos una identidad con un poder mayor, busquemos la unión con nosotros
mismos – nuestro ser total, elevado a su más alto potencial de sabiduría,
conocimiento y experiencia. Si queremos unirnos con el universo, cortejemos toda
la naturaleza, toda la experiencia, toda la verdad y el esplendor del impresionante
cosmos mismo. Porque “allá afuera” radica la gran campaña primera y última; la
aventura definitiva del individuo en sí mismo. Debe bajar como Moisés en su yo
desconocido, salir a la nueva dimensión, salir con Orfeo y la barca de Arturo, con
Tammuz y Adonis, con Mithra y Jesús, por los laberintos de la Tierra Oscura. Allí se
encontrará con La Madre y oirá su última pregunta: "¿Qué es el hombre?"
A partir de entonces, cerca del corazón de la misteriosa Madre, puede encontrar el
Graal; Conciencia última, recuerdo total, instinto hecho cierto, razón hecha real.
Porque es él, mounstruo maravilloso, dios del embrión que ha nadado en el pez,
derramó la piel del cocodrilo, miró desde los ojos de las serpientes, se balanceó con
los simios y sacudió la tierra con el vagabundeo del casco del tiranosaurio. Es él
quien ha gritado en todas las cruces, gobernado en todos los tronos, arrancado en
todos los canales. Es él cuya cara se refleja y distorsiona e todos los cielos y los
infiernos – él, el Niño de las Estrellas, el hijo del océano; esta criatura de polvo, esta
maravilla y terror llamada HOMBRE.

Capítulo 4
La mujer con la espada
Esto es para ti mujer, bella redentora de la raza, a quien dirijo este capítulo. Lo que
se revuelve en ti ahora no es demencia, ni pecado, ni locura – sino Vida! Esta nueva
vida es la alegría y el fuego que engendrarán una nueva raza; crear un nuevo cielo
y una nueva tierra. Cuando eras una niña, ¿no hablaba contigo el viento y el sol?
¿No oiste la voz de la montaña; la voz del río y de la tormenta? ¿No has oído el
susurro de las estrellas y la voz inefable en silencio? ¿No has ido desnuda por el
bosque con el viento en tu cuerpo y has sentido las caricias de Pan? Tu corazón se
ha hinchado con la primavera, florecido con el verano y entristecido por el invierno.
Estas cosas son el pacto y en ellas está la verdad que es para siempre.
Has buscado compañeros tan elevados de corazón como tu misma y no los
encontraste salvados en los esquivos recuerdos del sueño y la canción. Pues
encontraste una plaga sobre el mundo; una plaga de silencio y de tristeza. Tus
compañeros caminaron en la culpa y en la vergüenza, en el temor, el odio, el
pecado y en el dolor del pecado. Sólo había risa nerviosa y placer furtivo;
insatisfactorio y vergonzoso – Pero no estés más triste, mi amada. Sed alegres y sin
temor, porque dentro de tu está la canción que romperá el silencio, la llama que
quemará la escoria.
Tu eres quien será la redentora del cantar y el dolor, de la culpa y la vergüenza.
MUJER; ¡oh esplendor encarnado! ¿Cuánto tiempo has servido en cadenas, una
esclava de la lujuria y la culpa de los cerdos? ¿Cuánto tiempo te has retorcido bajo
la degradción de tu Sagrado Nombre, “Puta”, o sufrido silenciosamente bajo la
degradación llamada “virtud”? Cuán bien has conocido la estaca, el potro, el látigo,
las cadenas de la cárcel e incluso el entierro en el servicio de tu amo.
¿Y fue el miedo a la conexión, era debilidad, era cobardía e inferioridad? Oh
vergüenza del hombre, no era nada de esto; fue amor. Un hombre fue una vez
crucificado en una redención que fracaso, pero aún si diez veces diez millones de
hombres fueron crucificados, está infamia no pudo ser redimida. Marido, padre,
sacerdote, carcelero, juez, verdugo, explotador, seductor, destructor – así tu
amante te ha dominado y profanado. Sin embargo, la compasión de él buscó el
amor... Pero finalmente hay un fin y luego el principio y todo el futuro estará
contigo. Pues tu eres la madre de una nueva raza, la redentora y amante de un
nuevo hombre; los hombres que serán libres.
Te hablaré de los hombres. Los hombres desean tres cosas de una mujer: una
madre mejor que ellos mismos, una esposa peor que ellos mismos y una amante
igual que ellos mismos. Contra la madre ellos están en revuelta, a la esposa
mantienen en contención y la amante siempre los evita. Considera al marido; cómo
arroja sus ropas, evita los platos sucios y las tareas domésticas y se afirma en voz
alta. Considera al homosexual: cómo odia a la mujer y huye a sí mismo, temiendo
matarla. Considera al gran amante: cómo agarra el amor y sus manos se cierran
sobre la nada. Estos son niños desconcertados, asustados que juegan contra la
oscuridad. Y aquellos quienes visten latón y espadas, que se apuntan y matan, ¿no
son los más asustados de todos? Por lo tanto, compadéceles y perdónalos.
En el mundo antiguo había hombres por una temporada, antes de que surgieran las
ciudades y se volvieran dorados pedantes, aceptando graciosamente la futilidad.
Luego vino el cristianismo, un anodino para los esclavos, un entérico para los
bárbaros cuyos actos les dieron indigestión – y, en última instancia, un látigo para
los amos de esclavos.
Fausto fue el prototipo de la Edad Media, pero no el Fausto que Kit Marlowe cuenta.
Fue un Fausto más oscuro: Gilles de Rais, que traiciona a la doncella en su lujuria
por el poder, luego, después de su caída y el fracaso de sus oraciones, desciende al
horror en sus bodegas. Este tema duró una época hasta que el hombre, horrorizado
por sus pesadillas, volvió finalmente a un sueño de libertad.
Es la voz de Voltaire, hastiado, cínico, cansado de locura, que resuena el obstáculo
de apertura de un tremendo, burlón preludio. Tom Paine, un hombre de verdad, roto
y al fin traicionado por todos los campeones de madera, Cagliostro, tramando la
venganza de los templarios con una mujer y un collar, Will Blake, hablando
incomprendido con la lengua de los ángeles, Shelley y su bello ademán, Swinburne,
quien casi recreó a Helas antes de que él también estuviera roto
– Byron, Pushkin, Gautier; todos instrumentos en un preludio de una sinfonía que
nunca fue tocada. Y la Ciencia - ¡cómo fue a salvarnos! Aquel “Un Mundo Feliz” de
Huxley, Darwin y H.G. Wells con sólo la voz de Splenger en disidencia.
La ciencia rehace el mundo; una lengua internacional, una hermandad universal
más allá de la nacionalidad, prejuicio o credo... Una bella visión caída como un
castillo de naipes. Vosotros, creadores de la “Nueva Era”, que no se atreven a
hablar, pensar o moverse sin el permiso de los militares, titanes sin restricciones
que se colgarán por hablar a través de una frontera - ¿dónde está vuestro “Nuevo
Mundo”? Campeones, ¿dónde está la libertad? ¿Qué tesoro hemos perdido?
Necesitamos volver a la mujer para esa respuesta.
La clave se remonta hace diez mil años en la Era de Isis que se llama erróneamente
“El Matriarcado”. No fue un Matriarcado como lo concebimos; un dominio de un
club de mujeres, de pollos frustrados, de hecho no fue un dominio en absoluto; fue
una igualdad.
La Mujer fue y es la Sacerdotisa. En Ella reposa el Misterio. Ella es la Madre, aún
tierna, la amante, a la vez apasionada y distante, la esposa, reverenciada y
querida. Ella es la mujer bruja. Ella es co-igual con su compañero que es el cacique,
el cazador, el pensador y el hacedor. La mujer es la Sacerdotisa, símbolo del
inconsciente y profeta de los sueños. Juntos ellos balancearon al otro hasta la
catástrofe del la Era Patriarcal, tipificado por el mounstruo monosexual, Jehová.
Entonces, bajo el gobierno de los Sacerdotes, la mujer se convirtió en un animal
inferior mientras el hombre se aislaba en su imaginada superioridad y se
encontraba a merced de su propia inteligencia despiadada. Fue una guerra total
entre las emociones que deben y el intelecto que no. Toda religión patriarcal es una
monstruosidad autocontradictoria. Son credos dogmáticos que se desplazan como
pajitas en el viento del intelecto. Sobre esta estructura cambiante el hombre ha
fallado. Conoce la futilidad de tales sistemas artificiales, pero lucha por ellos con
toda la furia enfermiza que su frustración puede generar. En el proceso ha perdido
a su madre, su esposa le ha fallado y su amante le elude. El Misterio ha salido del
Templo, desterrado por un consejo de barbas seniles y autosuficientes.
Mujer, Mujer – ¿dónde estás tú? Vuelve a nosotros de nuevo. Perdona incluso si no
puedes olvidar y sirve una vez más en nuestros Templos. Tómanos de la mano.
Bésanos en los labios y dinos que no estamos solos. Bruja-mujer, fuera de las
cenizas de la hoguera, ¡levántate de nuevo! El que continuó en su antigua forma
fue el Culto de Diana. Aquellas mujeres espléndidas y
terribles; Messalina, Toffana, La Voisin y DeBrinvillies levantaron la venganza a un
elevado arte. Otras buscaron el misterio prohibido en los ritos secretos y compraron
una breve reunión a un precio terrible. Esta fue la opertura en la Criada de Orleans,
el sueño de los millones desesperados que la mujer quien fue a redimirlos había
venido finalmente. Su fracaso y su destino nos enseñan que la inocencia no es una
protección. Sea astuta, oh mujer, sea sabia, sea sutil, sea despiadada. Te he pedido
que entiendas y perdones – pero no olvides demasiado. No confíes en nada más
que en ti misma.
Acabo de hablar de esas grandes envenenadoras, pero hay una peor venganza.
Sepa que toda venganza es venganza sobre sí misma y la más terrible es aquella
llevada a cabo por la mujer frígida. Cuéntelas en decenas de millones. La maldición
radica en el fallo de su pareja en ser un hombre y su fracaso en ser fiel a sí misma,
pero la causa es la oscura culpa con la cual los padres envenenan a sus hijos.
También se suprime el amor incestuoso y el temor de los niños no deseados, pero
los que han sabido de estas cosas no deben tener vergüenza. La fuerza no nace, es
ganada por la comprensión y la superación. Ve libre; canta la vieja canción salvaje:
EVOE IO, EVOE IACCHUS IO PAN, PAN! EVOE BABALON!

Ve a las montañas y al bosque; ve desnudo en el verano que puedes recuperar la


vieja alegría. Ama alegre y libremente bajo las estrellas. ¿Pero dices que tu cuerpo
no es hermoso? He aquí un secreto: el cuerpo es moldeado por la mente. Si has
abrazado el miedo, la represión, el odio – entonces puedes encontrar tu cuerpo
repulsivo. Sólo vaya libre, ame alegremente y sin restricciones. Corra desnudo y
mire las mejillas de color, los buenos senos y los contornos flexibles se desarrollan
mediante ritmos de vida fluídos. La enfermedad y la deformidad son criados en el
miedo y el odio, por lo tanto, sean amantes sin miedo y siempre hermosos.
¡La mujer es la Sacerdotisa del Mundo Irracional! Irracional, pero cuan
enormemente importantey peligroso porque no se admite y se niega, no queremos
ser borrachos, asesinos, frustrados, pobres y miserables sin causa. Esas
condiciones no son razonables o “científicas”, y, sin embargo, existen. Debimos
que no queremos guerra, pero la guerra parece una necesidad psicológica. Las
guerras continuarán hasta que se cumpla esa necesidad. No amamos u odiamos a
una persona porque sea “razonable”. A pesar de nuestra razón y nuestra voluntad,
nos movemos con desdén, por fuerzas del mundo inconsciente e irracional. Estas
fuerzas nos hablan en sueños, en símbolos y en nuestras propias acciones
incomprensibles. Estas pasiones sólo pueden ser redimidas por la comprensión
intuitiva en la provincia femenina. Sólo después de tal comprensión la voluntad y la
inteligencia pueden ser verdaderamente eficaces porque de otra manera son
ciegas e impotentes frente a las mareas de la emoción.
Mujer, guarda las armas indignas. Quita la maldad y el veneno, la frialdad y la
puerilidad. Dibuja la espada de dos filos de la libertad y exige conocer a un hombre
para encontrarte en combate justo; un hombre apto para ser tu marido y un padre
para tu cría de águila. Invócalo, rpuébalo por la espada y él será digno de ti. Juntos
seréis los arquetipos de una nueva raza.
En algún lugar del mundo hoy hay una mujer para quien se forja la Espada. En
algún lugar hay alguien que ha oído las trompetas de la Nueva Era y que
responderá. Ella responderá, esta nueva mujer, al elevado clamor de aquellas
trompetas de emergencia; ella vendrá como una peligrosa llama y una desviada
canción, una voz en los pasillos del juicio, un estandarte antes de ejércitos. Ella
vendrá con la Espada de la Libertad. Ante ella, los reyes y los sacerdotes
temblarán, las ciudades y los imperios caerán, y ella se llamará BABALON, La Mujer
Escarlata.
Ella será lujuriosa y orgullosa, sutil y mortalmente directa e invencible como una
hoja desnuda. Las mujeres responderán a su grito de guerra, lanzando sus cadenas,
los hombres responderán a su desafío, abandonando necias maneras. Ella brillará
como la Estrella de la tarde de color rojo en la espeluznante puesta de sol de
Gotterdamerung. Ella brillará de nuevo como una Estrella de la Mañana cuando la
noche haya pasado y un nuevo amanecer haya roto el jardín de Pan.
A ti, oh mujer desconocida, está prometida La Espada de la Libertad.

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