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Horst Kurnitzky
Nuevo Texto Crítico, Año VII, Número 14/15, Julio 1994-Junio1995, pp. 355-368
(Article)
_________________HORST KURNITZKY_________________
Freie Universität, Berlin
©1995 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. VII Nos. 14-15, Julio 1994 a Junio 1995
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Esto nos lleva a una acepción más de la palabra barroco, que le suscri-
be una significación económica. Se refiere al giro,/«/· di stócc e berloc, que se
usa en la región de Bologna —parece ser que hasta hoy— para denominar
un negocio aparente. Según esta expresión se le regresa al inversionista que
es comprador de una mercadería una parte de su dinero, al mismo tiempo
que puede conservar la mercancía. La imagen describe de hecho la situa-
ción, en que se encuentran muchas naciones latinoamericanas debido al sis-
tema de endeudamiento por créditos que rige el mercado mundial. Otra
denominación interesante, es la de Saint-Simon quien interpreta la palabra
baroque como un "negocio sucio", lo que nos impide reducir la múltiple
significación de barroco a la esfera del arte. El barroco se encuentra en el
umbral de un nuevo sistema económico mundial y expresa por lo menos en
su fase temprana, en el comienzo del siglo XVI y XVII, la lucha por un
nuevo universo. Este conflicto no resuelto y su recuerdo histórico reaparece
en la fascinación por las ruinas, en el uso de los frontones abiertos y en la
utilización de elementos decorativos con reminiscencias de la antigüedad.
Esta recurrencia a los ideales míticos, deja ver que el conflicto entre los
sexos y con la naturaleza no ha sido resuelto, a pesar de que en ambos
dominados y desterrados en la decoración se neutralicen.
Recientemente Peter Greenway proporcionó un ejemplo con su película
Próspero's Books la consabida afinidad del posmodernismo y el barroco.
¿En qué consiste esa afinidad? ¿Qué ocurre con el barroco en el posmoder-
nismo? El modelo para la película es la última obra de Shakespeare: La
tormenta (The Tempest). A través de la expresiva dicción de John Gielgud
se conserva la lengua de Shakespeare que es rica en tensiones y en la cual,
la lucha entre sexos vibra en la selección de palabras y en la sintaxis. La
matanza, el miedo, el placer de la carne, son elementos que acompañan el
nacimiento de un tiempo nuevo, que Greenway se apresura a neutralizar
con ilustraciones y juegos de video. Y parece saber muy bien, que para ilus-
trar a Shakespeare, se necesita el barroco. Por la misma razón, las imágenes
evocan el estilo de las pinturas de Nicolás de Poussin. Más allá de la imita-
ción que ni siquiera se acerca al manierismo, aparecen los cuadros como si
fueran vistos por el lente del neoclasicismo desexualizador. Ahí donde los
sexos realizan algo en conjunto, parecen andróginos, como en un show de
travestis, en el que se diluye la tensión entre los sexos. Los elementos del
show son evidentes, sobretodo en las partes donde grupo de baile se mueven
en escenarios de papel, decorados con columnas clasicistas. En el fondo, la
película contiene todos los elementos de un videoclip muy largo, en el cual
el espectador no se familiariza con la fuerza de la dicción musical, sino con
todas las maniobras figurativas y las asociaciones de las imágenes, lo que
ocasiona que toda su fantasía individual desaparezca, para finalmente ser
fenómeno magnético (Sogphänomen) juega la película, como un remolino
de agua que arrastra todos los objetos hasta aspirarlos. En principio, a tra-
vés de la técnica de representar un imagen como un cuadro dentro de un
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Con la renuncia a toda utopía social, que tendría como supuesto la rep-
resentación de los conflictos con la historia y con el presente, se degradan
los centros urbanos restaurados con los nuevos edificios eclécticos, convir-
tiéndose en mundos de juguete. La estereotipificación forzada hace de los
elementos decorativos souvernirs históricos, en los cuales el usuario como
consumidor en un centro comercial se pierde. Las reminiscencias históricas
en el marco de este acontecimiento de atracción pierde todo su significado,
como el souvenir para un turista. En lugar de poner relación el mundo con
la historia se transforma lo exótico en baratijas y en Kitsch. Kitsch, es decir
lo que se amalgama, está asociado con el detritus, encontrando su equiva-
lente musical en el Popurrí, el puchero, que en Francia como pot-pourri
(literalmente: olla podrida) se hace de los restos culinarios de la semana.
Esta significación transpuesta a la esfera de arte quiere decir: basura hecha
de historia, de estilos o de cultura. A pesar de que el Kitsch frecuentemente
pretenda ser arte, invierte su intención, en la medida en que no articula las
tensiones productivamente, tampoco intenta liberar de la opresión y se aco-
moda fácilmente en el mundo que de las vida sin tensiones. El Kitsch no
reconcilia los deseos reprimidos, no ofrece formas de sublimación o de sa-
tisfacción. En lugar de esto persigue liberarla necesidad y la tendencia a la
satisfacción de deseos con la muerte. Kitschig o cursi es el comportamiento
de los consumidores que han renunciado a organizar su vida conscientemen-
te, a tomarla en sus manos. Cuando participa en estas actividades del consu-
mo, que lo hacen olvidar su situación, se coloca el mismo en el rol de obje-
to.
libros, en los cuales se reúnen con exagerado detalle materiales, cuya signifi-
cación se define solamente por su valor como curiosidad. Se trata de pre-
sentar la historia como un atienda de autoservicio. La ahistoricidad de cada
cosa corresponde donde estás parad, es el motto, pero no preguntes por el
contexto y el nexo histórico. Estos elaboradísimos espectáculos estructuran
la organización del tiempo libre de la sociedad.
El nuevo hedonismo que promueve la sociedad del tiempo libre, con-
vierte las necesidades de emancipación en lo contrario, ya que el vicio de la
diversión articula de alguna forma la nostalgia por la muerte. Con la aten-
ción indiferente a los detalles, se rechaza en realidad a la historia y se logra
la disolución del sujeto en el nuevo estilo de vida, el de los marcos sin tiem-
po. La disolución del sujeto, dice Kaus Heinrich, "es otra expresión para el
rol de víctima del yo... del yo fascinado de la sociedad del sacrificio, que
dicho modernamente, en términos políticos se puede entender como una
sociedad de culto." Los espectáculos de diversión armonizan al sujeto apa-
rentemente con una catástrofe amenazante, en la medida en que se alucina
que ha sido superada. Bajo etiquetas de moda, se restituyen la fascinación
por el sacrificio del Nacionalsocialismo, que por un tiempo hacía sido tabú.
La apología del sacrificio de Heidegger, regresa elaborada y explicada a
través de los filósofos franceses al país de origen. "El sacrificio/ la víctima
hacia la esencia del acontecimiento" formula Heidegger todavía en 1949,
con la mirada fascinada a la visión y praxis apocalíptica del nacionalsocialis-
mo. Aparentemente liberada del terror de la máquina de exterminio, esta
filosofía del acontecimiento (Ereignisphilophie) festeja su resurrección dis-
frazada de posmodernismo, planteando la disolución total del sujeto en el
show del consumo, organizada por la economía de mercado y asesorada por
el know how del human engineering de las escuelas sociales positivistas.
A menudo los líderes de opinión posmodernos culpan directa o indirec-
tamente a la Ilustración por la crisis de la civilización. En este contexto se
menciona frecuentemente el grabado de Francisco de Goya titulado El sue-
ño de la razón produce monstruos, y con ello se presupone que la razón ha
producido con su sueño enigmático de la modernidad, monstruos angustian-
tes, es decir las relaciones de producción del a civilización técnica actual, de
la sociedad expansiva. Pero quizás, este grabado de Goya quiera decir algo
diferente. En él se puede ver a un artista dormido recargado en una mesa,
mientras que atrás de él aparecen monstruos alados; a sus pies descansa un
gato con los ojos abiertos. Los historiadores de arte lo interpretan común-
mente diciendo, que la razón dormida produce monstruos, y que si el arte y
la fantasía no quieren producirlos, tienen que despertar a la razón. Junto al
montón de murciélagos y de seres alados se pueden ver algunos buhos en
primer plano que vuelan alrededor del que duerme, lo que permite hacer un
interpretación más amplia del grabado.
El buho es el animal heráldico de Atenas. Era conocido como el ave
más inteligente, ya que aún en la obscuridad podía reconocer objetos, ahí
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donde según la opinión popular, todos los gatos son pardos. Atenas era la
protectora de la ciudad y diosa de las artes, la sabiduría y la ciencia; nacida
de la cabeza de Zeus, pero que originalmente provenía del matriarcado, en
el que la paternidad no existía y que sin embargo fue domesticada patriar-
calmente. Estilizaba como descubridora del tejido de lana, encarna Atenas
el sexo que yace vencido en el conflicto entre los sexo, y con ello representa
en realidad una razón que instaura la domesticación de la naturaleza al igual
que al sexo femenino. Como guerrera estratégica, aparece como conciliado-
ra y mediadora de los conflictos patriarcales, así como le corresponde a la
señora de casa en cada familia patriarcal. Pero ya que el tema del grabado
es un sueño, nos fuerza también a interpretarlo.
Los sueños son las formas de elaboración de los conflictos entre los
sexos y el deseo. Lo que la racionalidad reprime diariamente en ellos retor-
na en formas extrañas. Estos son los monstruos voladores del trasfondo, que
volando señalan las base sexual de lo reprimido, en este caso la naturaleza
que provocan miedo, porque se cree que podría vengarse. Retomados en el
sueño, son integrados, aún cuando en forma deformada y advierten a la ra-
zón reduccionista a reconocer a los monstruos, lo que quiere decir que la
razón se extienda para dar espacio al aspecto femenino de los conflictos,
para que los deseos reprimidos encarnados en éste puedan ser realizados.
La semejanza del arte con el sueño que debe entrar en la esfera de la razón.
Con ello se deja ver el aleteo nervioso del posmodernismo como una parte
del mismo cuadro, que éste se propone interpretar.
Lo que lleva el nombre de posmodernismo no es, como siempre se afir-
ma, una respuesta a la modernidad en crisis, sino que es un síntoma de la
crisis del mercado. Las necesidades libidinales, que alguna vez lo constituye-
ron, aún cuando aparezcan en forma deformada, están hoy como ayer pre-
sente y no han perdido nada de su dinámica. Lo que se expresa en la necesi-
dad de suprimir las tensiones productivas, es la reacción extrema tensión,
que los individuos no pueden tolerar más. Es de suponer que, hoy en día, el
miedo real a la posible catástrofe va a ser reprimido con regresiones. Esto
coincide con la alegría histérica del lenguaje posmoderno, con su charlata-
nería.
Sólo queda por mencionar un elemento esencial; me refiero al proceso
en el que el miedo a la catástrofe se reprime, en la medida en que el indivi-
duo se alucina en un estado después de la catástrofe, sin haber participado
realmente en ella. Es una forma de renuncia, digamos 'ex-post', a la espe-
ranza de la solución de los conflictos de la historia. Con ello se suspende la
causalidad y la lógica, y finalmente la presión indeseada de ordenar racio-
nalmente el contexto presente, de un mundo, que no puede ser entendido,
sino que sólo quiere ser vivenciado. El proceso complejo que alucina esta
satisfacción del deseo en los mundos construidos artificialmente, incluye la
anticipación del estado después de la catástrofe en la forma de regresión.
De este modo se confunde el presente y el pasado, sin que haya necesidad
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NOTAS
1.Se trata, por consiguiente, de una operación analítica previa al escritinio de las relacio-
nes barroco-neobarroco, y al examen del valor eurístico que tiene (o no) esta última noción
para un diagnóstico de la contemporaneidad y la identidad latinoamericana. Ver al respecto los
trabajos de Bolívar Echeverría (Proyecto de investigación sobre los temas del Barroco y el
mestizaje), lo mismo que trabajos en curso de investigadores y críticos de distintos horizontes
epistemológicos y teóricos, como Irlemar Chiampi, Carlos Rincón, Leonardo Acosta, y las tesis
de Guy Scarpetta sobre la resurrección de un "grand style baroque" que travesaría todas las
artes (cine, música, danza y, sobre todo, pintura y literatura). José Lezama Lima, Severo Sar-
duy, Haroldo de Campos dieron impulsos básicos.
2.Arnold Haüser, Sozialgeschichte der Kunst und Literatur, München, 1953, 465/466.
3.Immanuel Kant, Crítica de la razón pura. José del Perojo, Buenos Aires, 1, 1979, 242
4.Sigmund Freud, "Zeitgenössisches über Krieg und Tod", en: Gesammelte Werke , X,
1946, 337.
5.Véase, Klaus Heinrich, Konstructionen der Suhjektlosigheit, Vorlesung an der Freien
Universität Berlin, Verano 1986, Notas.
6.Martin Heidegger, Was ¡st Metaphysik?, Frankfurt/ Main 1949.
7.Ver entre otros materiales recientes relacionados con el proceso histórico-social y las
artes en Latinoamérica, Clacso, Imágenes desconocidas. La modernidad en la encrucijada pos-
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tmoderna. Buenos Aires 1988; Carlos Maris, "La cultura nacional entre la modernidad y la
postmodernidad. Entrevista con Roger Bartra, Topodrilo, 2 (1988), 16-20; Nelly Richard, Pos-
tmodernism and Periphery, Third Text 2 (1988-89); José Guillerme Merquior, "A verdade e a
ilusâo do pos-moderno", Revista do Brasil II, No. 5(1986); Carlos Rincón, "Modernidad perifé-
rica y el desafío de lo posmoderno. Perspectivas de arte narrativo latinoamericano", Revista de
Crítica Literaria Lationamericana, XV, No. 29 (1989); Silviano Santiago "O narrator pos-mo-
derno", en: Ñas mohos da letra. Ensaios. Sao Paulo, 1989.