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En un proceso saludable de duelo sentimos dolor y reconocemos la herida pero no hay que
olvidar que podemos llevar con nosotros una parte de ese ser querido a cualquier sitio al que
vayamos, incorporar en nuestra vida los mejores aspectos de su personalidad y así enriquecernos.
Aceptemos que con la muerte de esa persona nuestra vida se ve modificada, pero tenemos la
capacidad para continuar. La vida nos ofrece relaciones y oportunidades para crecer, pero solo si
somos capaces de soltar lo que ya se ha ido.
Técnica 7
Determine usted mismo un periodo para resolver su duelo, pero no permita que este lapso se
prolongue. Si esto sucediera, pregúntese lo siguiente:
“¿Por qué después de este suceso sigo viviendo con temor o ansiedad?”
“¿Antes del fallecimiento de esta persona mi vida me resultaba estéril y desagrable?”
“¿Por qué permito que los demás controlen mi vida y mis decisiones?”
“¿No buscaba inconscientemente un pretexto para que esto sucediera?”
“Al paralizarme física y emocionalmente, ¿No deseo aprovecharme de los que me rodean?”
“Si estoy tan deprimido, ¿No estaré anhelando mas comprensión incondicional por todo lo que
hago?”
“¿Quiero obtener más atención suscitando compasión de los demás?
Reflexione seriamente porque usted mismo se ha puesto la etiqueta de enfermo o
dependiente y analice las ganancias que intenta obtener inconscientemente de los demás. Ya
no tendrá justificación continuar viviendo de esa manera, y deberá aceptar su realidad por
dolorosa que sea para empezar a resolverla de la mejor manera posible.
Técnica 9
En la tranquilidad de un lugar que usted haya seleccionado previamente, coloque dos sillas frente a
frente y tenga a la mano una fotografía de la persona fallecida o algún objeto que le haya
pertenecido, además de una fotografía suya y u n objeto que lo represente a usted.
En esta técnica se le pedirá hablara de lo siguiente, de su dolor y de sus emociones, y siempre que
lo haga deberá estar sentado en la misma silla sosteniendo su fotografía o el objeto; después
póngase en el lugar del fallecido, desde esa perspectiva, exprese lo que cree que él habría dicho;
deberá cambiar de silla sostener la fotografía o el objeto de la persona fallecida.
Inicie el relato sobre su relación con el difunto y su vida en común, hasta el momento en que
lo vio por última vez o cuando se enteró de su deceso.
Manifieste todos los reclamos y resentimientos que tengan relación con la/él, y deje fluir los
sentimientos negativos que calló por largo tiempo.
Después, siéntese en el lugar del fallecido y responda las reclamaciones que anteriormente
usted le hizo y exprese también los asuntos pendientes que tenía con usted.
Cuando los reclamos terminan, en el papel del difunto usted agradece, perdona y envía un
mensaje positivo a usted misma. Es importante que sean palabras de verdadero aliento y
liberación.
En esta última fase, cambie de silla y vuelva a ser usted mismo y reconozca las cualidades de
la persona fallecida, los afectos que sentía por ella; sienta la ternura y el agradecimiento así
como el perdón incondicional, para finalmente decirle adiós.
Esta técnica ofrece la oportunidad expresar las emociones y los sentimientos de dolor, enojo, amor,
etcétera, que habían estado reprimidos; es, de alguna manera, cerrar el círculo pendiente con la
persona fallecida.