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AUTORES: Horacio Márquez González, Mireya Muñoz Ramírez, Carolina Dercella Méndez
Adame
INDICE
1. Introducción
2. Sistematización de la interpretación de la gasometrías
3. Evaluación metabólica
4. Aspectos fisiológicos del equilibrio acido-base
5. Pasos para la interpretación del equilibrio acido-base
6. Anión GAP sérico
7. Anión GAP urinario
8. Estimar la compensación
9. Delta GAP
10. Los verdaderos trastornos mixtos
11. El camino del oxigeno - principio de Fick
12. Ventilación: presión alveolar de oxígeno
13. Difusión: gradiente alveolo-arterial de oxígeno.
14. Trasporte: trasporte de o2, contenido arterial de o2,
15. Perfusión: svo2, lactato, pvc02, da-vo2.
i. Precarga
ii. Contractilidad : gasto cardiaco
16. Poscarga : RVS. IRVS
17. Puntos clave
18. Referencias
1- INTRODUCCIÓN
El estado de choque puede ser definido de muchas maneras, en todas ellas puede observarse que
el trasfondo es la insuficiencia del organismo para abastecer las demandas de Oxígeno (O 2),
entendamos que esta molécula representa la moneda universal en las reacciones metabólicas que
tienen como objeto la producción de energía dentro de la mitocondria. El choque, cualquiera
que sea su causa es la principal causa de muerte en las unidades de cuidados intensivos dentro
de los hospitales (1). El retraso en su identificación y tratamiento es una de las principales
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causas por las cuales adquiere el carácter de irreversible, es por ello, que es competencia de todo
personal de salud tener el conocimiento básico para iniciar su abordaje en los primeros minutos
(2).
La enfermedad crítica en el paciente pediátrico incluye desde una patología aguda en un niño
sano hasta una reagudización de una enfermedad crónica. El aumento en las demandas y la
limitación para hacerle frente condiciona un fracaso que se traduce en la disfunción progresiva
de los órganos que tienen vital importancia en la vida del ser humano.
Es genuina y obligada que la práctica del médico sea precisa y eficaz en el mantenimiento de la
homeostasis, es por ello que el uso del volumen intravascular, aminas y vasopresores sea
justificado con base en las determinantes de la precarga, contractilidad y poscarga.
La mejor forma de tomar decisiones es mediante el análisis sistemático y razonado de los
compartimientos corporales que mejor reflejen el estado general del enfermo. Siempre se ha
dejado en la cúspide del acto médico a la exploración física, y es por ello, que existen
determinantes clínicas que permiten orientar el diagnóstico y la fase del estado de choque. Sin
embargo, el estado del arte en este caso, está sujeto al expertíz y se ha comprobado que las
variables clínicas (pulsos, llenado capilar, tipo de respiración) tienen una acuerdo o
concordancia baja (kappa=0.28) cuando se les compara con métodos que ofrecen el resultado
del gasto cardiaco y resistencias vasculares sistémicas (3).
Debido a que el tiempo es trascendental en el pronóstico del enfermo en estado crítico, el
monitoreo invasivo es necesario para simplificar tiempos y tomar decisiones. La calidad de la
evaluación depende, claro está de los estudios de gabinete o bioquímicos que se emplean, sin
embargo, en la práctica médica diaria los recursos siempre serán limitados, por lo que deben
realizarse estrategias para obtener los resultados al menor costo.
Para cuestiones de este capítulo se propone el abordaje basado en la toma de productos
sanguíneos y su análisis inferencial en la prueba de gasometría, que permite evaluar en distintas
fases la ruta que toma el O2.
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pH=7.40
Bicarbonato (CHO3-)=20 mmol/L
Presión de Dióxido de carbono (pCO2)= 40 mm Hg
3- EVALUACIÓN METABÓLICA
La evaluación del equilibrio ácido base debe ser considerada como una parte fundamental del
enfermo en estado crítico debido a que la coexistencia de acidemia o alcalemia puede ser
determinante del éxito de la terapia empleada.
El estudio metabólico del equilibrio ácido base no es nuevo. Desde el siglo XVIII, Bronstead y
Lowry definieron como ácido a cualquier sustancia que es capaz de donar hidrogeniones,
mientras que una base es toda sustancia capaz de recibirlos. En 1909 Henderson propuso un
modelo fisicoquímico basado en una teoría de equilibrio entre el bicarbonato (CHO 3 -) y el
dióxido de carbono (CO2) que posteriormente Hesselbach simplificó y aterrizó en la fórmula
que actualmente se conoce. Posteriormente Van Slyke resaltó la importancia de los buffers no
carbonatos, principalmente la hemoglobina y las proteínas en la regulación del equilibrio ácido-
base (A-B) (4).
Fueron trascendentales las aportaciones de Emmet y Nairs debido a propusieron por primera vez
el concepto de la electroneutralidad como base para determinar el equilibrio entre los aniones y
cationes.Término que emplearía en 1981 Stewart en su modelo que refutaría por completo los
conceptos hasta entonces conocidos (5).
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Ejercicio
Para ejemplificar el proceso del análisis metabólico de una gasometría se propone el siguiente
ejemplo: se trata de un paciente masculino de 7 años de edad que acude por presentar
evacuaciones disentéricas, aproximadamente en 15 ocasiones. La madre refiere que lo encuentra
somnoliento y no ha orinado en las últimas 12h, por lo que decide llevarlo a evaluación.
Clínicamente el paciente presenta datos congruentes con un cuadro de deshidratación severa,
por lo que se decide tomar una gasometría arterial con el siguiente resultado:
pH= 7.32
pO2=70 mm Hg
pCO2= 35mm Hg
HCO3= 14 mmol/L
Na=142 mmol/L
Cl=90 mmol/L
K=3 mEq/L
Lactato=6 mmol/L
Hb=9 g/dL
Para seguir el proceso, se recomienda seguir el cuadro 1
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• Acidemia: se entenderá cuando el pH se encuentre por debajo de 7.35, lo que refleja que
el trastorno metabólico se debe a un exceso de hidrogeniones que modifica el valor del pH.
• Acidosis: este término se emplea cuando el pH se reporte en rangos normales ( 7.35 a
7.45) y que exista algún componente alterado (metabólico o respiratorio).
Durante mucho tiempo se entendió que los resultados del pH dentro de los límites de
normalidad reflejaban ausencia de trastornos primarios y este concepto se rechazó debido a que
puede existir un exceso de aniones sin la modificación del pH.
Por lo tanto, es imperioso que para categorizar la gasometría del enfermo en acidosis se
evidencie la normalidad del pH con el HCO3- por debajo del valor normal o la pCO2 por arriba
del punto de corte.
• Alcalemia: En base de los conceptos previos, todo resultado de pH por arriba de 7.45
deberá diagnosticarse de esta forma.
• Alcalosis: Se justificará cuando el pH se encuentre entre 7.35 o 7.45 con evidencia de
un incremento en el CHO3- o una disminución de la pCO2.
Debido a que el pH idóneamente debe ser de 7.40, de forma empírica puede sospecharse de la
presencia de un trastorno primario cuando su valor se acerque al extremo de sus límites
normales, es decir, estamos obligados a descartar acidosis cuando se acerque a 7.35 o alcalosis
cuando se aproxime a 7.45.
Paso 2: Componente
El metabolismo del pulmón y el riñón son los responsables de equilibrar las variaciones del pH.
Por esta razón, universalmente se ha decidido clasificar los componentes de los trastornos
primarios en dos: metabólico (CHO3-) y respiratorio (pCO2) (7).
Sin embargo, la interacción entre ambos es tan estrecha y relacionada que en la práctica habitual
es difícil separarlos. No es raro, que durante el análisis de las gasometrías de seguimiento de
enfermos que ya han sido tratados, ambos componentes presenten variaciones tan finas que
dificulten su categorización.
Una herramienta útil para explicar estas diferencias y que permite categorizar el componente
son las reglas de oro del bicarbonato, mismas que se desprenden de ecuaciones que infieren el
equilibrio hidroelectrolítico mediante una interacción tripartita entre el pH, pCO2 y CHO 3-, las
reglas son tres (8) :
Primer regla de oro del bicarbonato: Explica el comportamiento del pH a través de la
pCO2 y se entiende de la siguiente manera: “Por cada 10 mm Hg que varía la pCO2
mmHg, el pH se incrementa o reduce 0.08 unidades en forma inversamente
proporcional”.
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Para calcular esta regla debe tomarse el resultado de la pCO2 registrado en la gasometría
arterial y restarlo al valor hipotético o ideal de la pCO2; debido a que el rango normal es
de 35 a 45 mm Hg, es recomendado utilizar el valor intermedio, es decir 40. Entonces,
el resultado de la sustracción, que puede ser positivo o negativo deberá multiplicarse
por la constante previamente mencionada (0.08) y dividirse en 10. El resultado (positivo
o negativo) deberá ser adicionado al pH normal esperado, que es recomendado
considerarlo como 7.40. Si el pH real se aproxima razonablemente al pH calculado ( se
recomienda ± 0.02 unidades) , los cambios serán respiratorios; si por el contrario el pH
es inferior al calculado, se debe sospechar la existencia de una acidemia metabólica, y
se continuará con la segunda regla de oro del HCO3.
Esta fórmula tiene dos interpretaciones: 1) el componente es respiratorio puro o 2) se
requiere el cálculo de la segunda regla de oro para diagnosticar el componente
metabólico.
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bicarbonato (7.44), con un resultado final de 7.32, lo cual representa el valor exacto
del pH estimado por la gasometría. Por lo tanto la segunda regla explica por completo
el comportamiento del pH y contesta la pregunta sobre el componente del trastorno
primario. En conclusión este paciente presenta una acidemia metabólica pura (el
resultado de la primera regla de oro del bicarbonato refleja el patrón fisiológico
compensatorio a nivel pulmonar)
La tercer regla de oro del bicarbonato se emplea para el tratamiento de la acidosis y el cálculo
de los mEq de HCO3- requeridos, sin embargo no se abordará porque no es objetivo de este
capítulo.
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Los resultados en rangos normales no excluyen la existencia del desorden ácido-base, sino que
la causa es debida a pérdidas intestinales o renales. Para complementar esta información es
necesario el cálculo del AG urinario.
Valores negativos pueden deberse a desnutrición severa, hipoalbuminemia o dislipidemia
severa, por lo que se recomienda una nueva toma sérica para recalcularla.
La ecuación presenta considerables debilidades en los problemas respiratorios dado que la CO2
no es considerada dentro de la misma, por consecuencia en estudios de correlación el
coeficiente resulta no significativo y por lo tanto no aplicable a la clínica.
AG= Na (142 mmol/L)+ K( 3mEq/L) - Cl(90 mmol/L)+ Bicaronato sérico (14mmol/L) con un
resultado final de 41, lo que se interpreta como elevada, según el acrónimo la causa más
probable puede ser explicada por la hiperlactatémia.
8- ESTIMAR LA COMPENSACIÓN
Un error cometido con frecuencia es suponer que el pH dentro de límites normales significa
ausencia de desequilibrio A-B. Como ya se ha explicado, la normalidad del pH no está exenta
de alteraciones y en todo momento que el clínico se encuentre frente a una gasometría debe
realizar los cálculos que a continuación se explicarán para determinar si el enfermo analizado
cuenta con mecanismos compensadores adecuados.
Existen diversas fórmulas empleadas para explicar el fenómeno de la compensación, pero todas
ellas infieren lo que sucede a nivel celular basado en el resultado de la gasometría, por tal
motivo pueden entenderse de la siguiente manera (11):
pH normal y patrón compensatorio normal: entonces realmente la gasometría refleja un
enfermo que se ha recuperado del desequilibrio A-B.
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Con respecto al ejemplo, debido a que el trastorno y componente primarios corresponden a una
acidemia metabólica, se elige la fórmula correspondiente:
pCO2= (HCO3-*1.5)+82, que sustituido en la ecuación: (1.5*14)+8 resulta un valor de pCO2
entre 27 a 31 y dado que el paciente tiene un valor de 35mm Hg, se considera como
“descompensado”.
9- DELTA GAP
Se trata de una fórmula complementaria que aporta información adicional sobre el efecto
terapéutico y el diagnóstico de trastornos mixtos (13).
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La fórmula es:
gap= AG real- AG ideal.
CHO3 ideal- CHO3 real.
La recomendación es primordialmente en acidemias metabólicas. La información aportada
puede entenderse como “ ¿cuántas bases tengo para corregir el AG?”, o también si existe al
momento de la evaluación una “reserva alcalina”. El resultado se interpreta como:
<0.4= acidemia hiperclorémica
0.5-1= acidosis metabólica.
1.1-1.5= acidemia láctica.
>1.6= alcalosis metabólica.
El gap, por lo tanto, sirve para el diagnóstico mixto de la acidemia metabólica o acidosis
metabólica con alcalosis metabólica. Información adicional que sirve al clínico para determinar
si las maniobras terapéuticas han sido suficientes o se han excedido. Por ejemplo, un paciente
con acidemia metabólica secundaria que cuente con un patrón compensatorio adecuado (
determinado por las fórmulas de Winter) que se encuentre en terapia hídrica o incluso con
aporte exógeno de bicarbonato de sodio, si presenta un gap menor a 1.6 sugiere una
persistencia del estado acidótico, sin embargo, cuando el resultado supere el 1.6, traduce que las
maniobras han llevado a la alcalosis y que muy probablemente, de continuar con el tratamiento,
el paciente puede pasar de trastorno y componente, a la alcalemia metabólica.
El gap es útil en enfermedades como cetoacidosis diabética, trastornos renales con sustitución,
tubulopatías o cualquier entidad patológica que se encuentre en corrección con electrolitos.
Finalmente para concluir con el ejemplo, la sustitución de los valores sería de la siguiente
forma:
(41-15)/(20-14) con un resultado de 4.3, lo que significa que es posible que exista reserva
alcalina. En este punto es necesario evaluar si esta se debe al patrón compensatorio, que no es
el caso, o si de forma simultánea se administran soluciones intravenosas que mejoran el estado
hídrico.
Debe aclararse que a pesar de la dimensión que alcanza el resultado, no debe ser un criterio
para suspender el tratamiento, sino únicamente como una herramienta para evaluar si
efectivamente la terapia hídrica o de aporte de electrolitos garantiza un efecto de adición de
bases.
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presentaciones graves e incluso letales y que pueden ser evaluadas por diferentes herramientas
diagnósticas que permiten realizar inferencias para establecer y modificar tratamiento (14).
Con la finalidad de favorecer la comprensión del camino del oxígeno se divide en las siguientes
fases, mismas que tiene carácter secuencial y son:
1. Ventilación
2. Difusión
3. Transporte
4. Perfusión
Principio de Fick
En 1887, Adolf Eugen Fick describió una ley de difusión que se basa bajo el principio de que el
flujo de sangre a un órgano (que es todo el cuerpo) puede calcularse utilizando una sustancia
marcador (que es el oxígeno) con el conocimiento de (15):
1. Cantidad de sustancia marcador tomada por el órgano por unidad de tiempo.
2. Concentración de sustancia marcador en sangre arterial suministrando el órgano.
3. Concentración de sustancia de marcador en sangre venosa dejando el órgano.
En otras palabras esta información puede ser obtenida con una muestra que refleje el contenido
arterial (gasometría arterial) y en el compartimento venoso ( gasometría venosa central).
Con estos datos, es posible realizar una evaluación hemodinámica completa que permita
analizar por fases la distribución del oxígeno.
A continuación se propone un algoritmo que estable una ruta diagnóstica nominada como “
camino del oxígeno” que pretende analizar sistemáticamente al paciente en estado crítico.
Caso clínico
Se presenta el caso de una escolar de 6 años de edad con diagnóstico de osteosarcoma de tibia,
quien además presenta el antecedente de haber recibido su tercer curso de quimioterapia doce
días previos. Acude al servicio de urgencias con tos disneizante, vómito en cinco ocasiones de
contenido gastro alimenticio y fiebre de 38.4ºC. La biometría hemática corrobora el diagnóstico
de neutropenia febril con una cuenta de neutrófilos de 300 cel/mm3. Bajo la justificación de
reunir los criterios de sepsis, la intolerancia a la vía enteral y la cuenta de neutrófilos, se decide
la colocación de un catéter yugular que se corrobora en posición central. La toma de signos
vitales y laboratorios es la siguiente:
La radiografía de tórax corrobora la situación del acceso central, y además revela incremento de
la silueta cardiotorácica con índice de 0.54 y en ambos hemitórax predominio de un patrón
radiológico reticulonodular.
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Hasta ahora, lo evidente de este caso es el riesgo inminente de que la paciente evolucione a una
fase de choque séptico pero se presentan interrogantes justificadas sobre la adición de posibles
diagnósticos como neumonía (disnea y características radiográficas), falla cardiaca (aumento de
la silueta cardiotorácica), mismos que demandan una estrategia terapéutica anticipada.
Se recomienda el seguimiento de la figura 1 para el abordaje sistemático del caso.
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3. Aporte suficiente del sustrato (O2) : La cantidad de O2 que llega al aire alveolar
depende de la presión barométrica (Pb), presión de vapor de agua ( pH2O) y la relación
entre CO2 y el cociente respiratorio (R).
Una estrategia para evaluar esta fase del camino del O2 es mediante el cálculo de la presión
alveolar de oxígeno (PAO2) calculado por gasometría arterial con la siguiente fórmula:
Es decir a mayor presión atmosférica mayor será la presión inspiratoria de oxigeno como en el
caso de lugares localizados al nivel del mar donde la presión atmosférica es 760 milímetros de
mercurio (mm Hg) y la altura es 0, la presión inspiratoria de oxígeno es de 150 mm Hg. La
presión de vapor de agua ejerce una resistencia que se opone a la entrada total de la presión
barométrica lo cual deberá ser restado este valor que corresponde a 47 mmHg a una temperatura
corporal normal.
La PAO2 debe entenderse como la cantidad de O2 contenido en el espacio alveolar y que puede
verse afectado por distintas causas como se observa en la Figura 2, que en este caso
corresponde a la necesidad de incrementar el aporte de FiO2 para mantener una saturación
adecuada.
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Figura 2
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14- TRANSPORTE
Se define como transporte el acto y consecuencia para mover un objeto de un lugar a otro. El
transporte de O2 llega a nivel tisular y depende de la concentración del mismo en la sangre
arterial. La disponibilidad de oxígeno, es decir, la cantidad de O2 disponible que llega a la célula
está determinada por factores centrales y periféricos. Los factores centrales tienen que ver con la
redistribución del flujo sanguíneo entre los órganos a través de variaciones del tono simpático y
los sistemas neurohumorales (19).
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Contenido arterial de oxígeno (CaO2)= 1.34 * Hb(g/dL) * (Sat (a) O2/100) + (0.0031 * PaO2)
Contenido arterial de oxígeno (CaO2)= 1.34 * 11g/dL * 0.94+ (0.0031 * 83 mm Hg)
Contenido arterial de oxígeno (CaO2)= 13.85+ (0.25 mm Hg)
Contenido arterial de oxígeno (CaO2)= 14.1 mm Hg
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La causa que explica las alteraciones en este caso clínico es por la anemia secundaria a la
quimioterapia.
15- PERFUSIÓN
La perfusión es el mecanismo por el cual las células se proveen de O2 y de nutrientes que les
permiten funcionar correctamente. En el paciente critico mantener una adecuada disponibilidad
y consumo de oxigeno (VO2) a nivel tisular es indispensable por lo tanto mantener una
macrocirculación adecuada es indispensable para una correcta microcirculación y tener una
buena perfusión aunque no siempre se garantiza esta ultima.
El tratamiento en pacientes críticamente enfermos se debe enfocar en una buena
microcirculación para mejorar la perfusión microvascular. La mala perfusión tisular nos lleva a
un aumento del metabolismo anaerobio en donde vamos a encontrar acumulo de lactato, iones
de hidrogeno y fosfatos orgánicos, si esto no se detecta en etapas tempranas nos puede llevar a
una falla orgánica múltiple y a corto plazo la muerte.
Existen diversos marcadores o indicadores de oxigenación tisular para tratar de diagnosticar la
hipoxia tisular, y de esa forma orientar el tratamiento y la evolución de los cuadros de shock en
el paciente crítico. Desde una exploración clínica completa encontrando la alteraciones en la
coloración de la piel (cianosis, piel moteada, el llenado capilar prolongado, disminución de la
temperatura ) hasta exámenes de laboratorio que nos ayudan en la evaluación como los valores
gasométricos en donde podemos encontrar marcadores de hipoxia tisular algunos de ellos son
(21):
Oximetría venosa: Midiendo la saturación venosa mixta (SvO2) en sangre de arteria
pulmonar como la saturación venosa central (SvcO2) medida a través de un catéter
central. Una disminución de la SvO2 por debajo de 65% o de la SvcO2 por debajo del
70% indica un desbalance entre la oferta y la demanda de oxigeno.
o La SvO2 y SvCO2 se utilizan actualmente para valorar el estado de
reanimación hemodinámica del paciente crítico con hipoperfusión sistémica.
Su valor normal va de 65% a 75% mientras que el valor normal de la SvcO 2
va de 70% a 80%.
La SvO2 es el resultado de la mezcla de la sangre venosa proveniente de
ambas venas cavas (inferior y superior) así como de la sangre venosa del seno
coronario.
Existe una formula que nos ayuda a la valoración de esta:
SvO2 = SaO2-VO2/GC x Hb x 13.4
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En donde:
VO2= consumo de oxigeno
SaO2= Saturación arterial de oxigeno
GC= Gasto cardiaco
Hb= Hemoglobina
Precarga
Se entiende como el volumen o la fuerza que distiende al músculo cardiaco y se refiera al
preestiramiento de la fibra miocárdica que representa la fuerza que presenta el músculo cardiaco
en reposo inmediatamente antes de la contracción (23).
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Contractilidad
La contractilidad se refiere al mecanismo por el cual la sangre que llega al corazón es expulsada
después de haber cumplido el cometido el objetivo de la hematosis (evaluada en el proceso de
difusión). La mejor forma de evaluar el desempeño del corazón en el paciente en estado crítico
es mediante el gasto cardiaco (GC) que se entiende como el volumen de sangre expulsado por el
corazón en un minuto y que se expresa como la relación directamente proporcional entre el
volumen sistólico del ventrículo izquierdo (VI) y la frecuencia cardiaca (GC= volumen sistólico
x frecuencia cardiaca). Los valores normales oscilan entre 3-5 litros por minuto, sin embargo, la
mejor forma de evaluarlo es ajustándolo por la superficie corporal (SC), valor conocido como el
índice cardíaco (IC) y que no es más que la división del GC en las unidades de SC (22)
Los determinantes del GC dependen de una adecuada precarga y poscarga (24).
A pesar de que el concepto es fácil de entender, representa un verdadero reto el cálculo de las
determinantes del GC, específicamente el volumen sistólico del VI. Las herramientas
diagnósticas consideradas como estándar de oro en la estimación del GC son (25):
1. Resonancia magnética cardiaca: este estudio de imagen tiene la capacidad de calcular en
unidad de volumen el GC mediante la reconstrucción tridimensional, sin embargo,
considerando la necesidad de traslado, el tiempo necesario para realizarlo y la poca
disposición en los hospitales, es poco factible utilizarlo en el escenario del paciente en
estado crítico.
2. Bioimpedancia cardiaca: es altamente fiable, sin embargo es poco accesible en la
mayoría de los hospitales.
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Idealmente el VO2 debe ser medido a través de calorimetría, dado que estima la cantidad O2 que
es requerido por las demandas metabólicas del cuerpo, especialmente en situaciones como las
que se suscitan por el estrés de la enfermedad. Nuevamente, el acceso a la técnica de
calorimetría puede representar un problema de logística por lo que existen distintas fórmulas
que estiman este resultado, todas ellas validadas en adultos o deportistas.
Por los argumentos previamente expuestos se han diseñado fórmulas que estiman el VO2 por
medio de parámetros antropométricos que no comprometen trascendentalmente la fiabilidad y
precisión de la prueba, básicamente el concepto es el siguiente: por cada kilogramo de peso se
transportan 4 volúmenes de O2 o 125 volúmenes por cada metro cuadrado de superficie
corporal. De ser así, la fórmula que se propone para este capítulo es la siguiente:26
GC= 4*peso(kg)/ D(A-V)O2
Es preciso aclarar que el cálculo del GC por método de Fick compromete su precisión en las
siguientes situaciones (27):
1. Cortocircuitos (CC) intracardiacos: en el caso de los CC de izquierda a derecha con
salto oximétrico en la aurícula derecha, el contenido venoso será erróneamente más
oxigenado, por lo que las D(A-V)O2 serán menores; misma situación se presenta en los
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16- POSCARGA
Se entiende por este concepto a la resistencia que debe ser vencida por el VI durante la sístole,
en otras palabras en el corazón sano, la poscarga equivale a la tensión de la pared ventricular en
sístole, siendo esta tensión la presión que debe superar el ventrículo para contraerse.
La principal determinante de esta fuerza depende de la tensión arterial (TA), sin embargo en el
mecanismo físico interviene la compliance de las arterias y el volumen contenido en el sistema
arterial, Por lo que la unidad de medida que mejor la expresa son por las resistencias vasculares
sistémicas (RVS) que emplea como escala de medición a la dina, y que se estima a través de
una fórmula que relaciona la tensión arterial media TAM y el GC, de la siguiente manera (21):
RVS= (TAM-PVC)/GC*80
Es preciso recordar que esta unidad debe ser indizada para su mejor interpretación, ya sea
dividiendo el resultado de las RVS entre la SC o empleando en la fórmula original el IC en vez
del GC.
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