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El autocontrol del 

líder

“El autocontrol es extremadamente necesario para la buena vida, por lo que un


buen líder no puede dejarlo de lado.”

Por Jesús Eduardo Vázquez

Twitter: @UnFilosofeta

Antes de comenzar a escribir quise hacer un ejercicio sencillo que me indicara qué
tanto autocontrol puedo ejercer: sentarme derecho con los brazos sobre el
escritorio y con los pies bien puestos sobre el piso, evitando a toda costa el
encorvamiento y una postura más relajada. Estando así, reflexioné sobre todas
aquellas ocasiones en que no he podido manifestarme del todo como un hombre
de autocontrol. Ni siquiera habían pasado 5 minutos y ya estaba queriendo
cambiar de postura y pensando en otros pendientes.

El autocontrol ha sido un tema de bastante interés dentro de la diversidad cultural


que tenemos en nuestro mundo, tanto desde la perspectiva científica-académica
como de la de la tradición popular. Además, no está de más mencionar que,
siempre se le vincula, implícita o explícitamente, con una forma de vida “superior”,
ya sea la de un empresario exitoso, un académico erudito, o un ser sumamente
espiritual. Desde su trinchera, la sabiduría del pueblo lo sitúa en sus relatos
míticos-religiosos como una cualidad esencial que debe tenerse para alcanzar la
santidad, vida suprema, plenitud o como desee llamársele. En el hinduismo, por
ejemplo, el hombre debe esforzarse por fragmentar su existencia en 4 áshram o
etapas de la vida: estudiante, padre de familia, ermitaño y mendigo religioso; debe
respetar cada una de ellas, puesto que de no hacerlo atenta contra la plenitud de
su realidad, o con otros términos, si no se autocontrola para vivir con dignidad la
etapa que le corresponde no conseguirá la plétora de su ser. Por su parte, desde
el panorama científico-académico, existen diversas teorías acerca del autocontrol
(Reihm, Hirschi, Gottfredson, etc.), las cuales realizan un análisis partiendo de un
comportamiento problemático en comparación con el que no se considera tal,
declarando la relevancia de la experiencia educativa de cada sujeto: si un sujeto
no se autocontrola se dirige por sendas tortuosas que sólo le acarrearán
problemas.

¿Qué tiene que ver esto con el liderazgo? Tanto el enfoque mítico-religioso como
el científico-académico coinciden que el ser humano debe lograr gobernarse a sí
mismo para poder conquistar una estabilidad benéfica en su vida. ¿Qué pasa
cuando un estudiante no logra sentarse a estudiar para sus exámenes? A menos
de que sea un ser super dotado, seguramente no sacará una buena calificación.
¿Y qué sucede cuando un diabético no resiste a la tentación de comer cosas
dulces a menudo? La calidad y tiempo de vida, indudablemente, se reducirá. ¿Qué
ocurre cuando un líder no domina el autocontrol? Su administración será un
terrible y verdadero fracaso. ¿Por qué? En primer lugar porque quien no se logra
regir no podrá hacerlo con otros; y en segundo, porque al no hacerlo impactará de
manera negativa en sus dirigidos. ¿Qué autoridad exhibe quien nos dice cómo
hacer “x” o “y” cosa, pero que a su vez él no lo cumple? (Me viene a la mente esa
imagen de los líderes religiosos a los que Jesús recrimina que ponen fardos
pesados sobre los hombros de la gente, pero que ellos no eran capaces de
cargar). Definitivamente, la falta de autocontrol deriva en una irrisoria autoridad, y
esto repercute directamente en el empeño y dedicación que los subalternos
desempeñen. O también pensemos en el martirio que es trabajar para un jefe que
explota fácilmente, que a mitad de pasillo, delante de todos, sin razones
suficientes, puede humillar a su personal (ver: “¿Cómo ser un líder asertivo?”). O
pensemos en el dirigente que no puede controlar su timidez y que cada ocasión
que tiene que encabezar algún acto fácilmente demuestra su inseguridad, ¿el
equipo de trabajo se siente firme y con confianza? Por supuesto que no.

La tercera razón por la cual un líder necesariamente debe tener entre su repertorio
de habilidades el autocontrol, es porque cuando uno no lo ejerce, generalmente,
toma muy malas decisiones. Es común que las decisiones no adecuadas, no
pensadas lo suficiente, surjan impulsivamente, y para un proyecto esto puede ser
fatal.

El autocontrol es extremadamente necesario para la buena vida, por lo que un


buen líder no puede dejarlo de lado. Son muchos los casos de éxito en los que se
vislumbra que el ejercicio del autocontrol ha sido benéfico. Así esbozamos esta
otra característica que debe de tener quien está al frente de un equipo de trabajo.
Cierto que aquí no se dice la receta mágica para lograrlo, ya que la verdad es que
no existe tal, porque como todo hábito, la única forma de adquirirlo es
esforzándose por ejercerlo, poco a poco hasta lograr el máximo.

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