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CICLO HIDROLOGICO Y AGUAS SUBTERRANEAS

CARACTERÍSTICAS DEL AGUA

Estructura de la Molécula del Agua


La estructura de la molécula del agua corresponde a la de un tetraedro regular, en cuyo centro hay un átomo de
oxígeno y en cada uno de los vértices un par de electrones. En dos de dichos vértices están los átomos de
hidrógeno que aportan su electrón para que, de esta forma, el oxígeno tenga ocho electrones, y los hidrógenos
dos cada uno.

Por otra parte, al ser el oxígeno muy electronegativo los electrones están parcialmente desplazados hacia él, por
lo que la molécula de agua es una molécula polar, es decir, tiene polos eléctricos: el átomo de oxígeno es
parcialmente negativo y los hidrógenos son parcialmente positivos; por eso las moléculas de agua no están
aisladas, sino que se unen entre sí a través de los átomos de hidrógeno formando lo que se conoce como enlace
de hidrógeno.

PROPIEDADES DEL AGUA

 Poder Disolvente, El agua, por ser polar, disuelve los compuestos iónicos. Esas disoluciones son
conductoras de la corriente eléctrica pero sufren transformaciones a su paso, por lo que se llaman
conductores de segunda clase.
 Tensión Superficial, Sobre las moléculas que están en el interior de la masa de un líquido existen fuerzas
iguales en todas las direcciones. Sin embargo, las moléculas que están en la superficie solo son atraídas
hacia el interior, formándose una especie de película en la superficie que permite que floten en ella
objetos de poco peso. Por otra parte, esa fuerza hace que cuando los líquidos están en cantidades muy
pequeñas tiendan a tomar la forma de menor superficie que es la esférica, por eso en cantidades
pequeñas adoptan forma de gotas.
 Acción Capilar, Entre las moléculas de cualquier líquido existen fuerzas de unión que se conocen como
fuerzas de cohesión, pero a su vez existen fuerzas entre las moléculas del líquido y las del recipiente que
lo contiene que se llaman fuerzas de adherencia.
Si la adhesión es mayor que la coherencia, al hacer la suma vectorial de estas dos fuerzas la resultante
va dirigida hacia la pared del recipiente: en ese caso la superficie superior del líquido adopta una forma
que vista desde el exterior es cóncava. Este fenómeno, como es evidente, se nota mucho más en
recipientes de diámetro pequeño, y se comprueba a simple vista que la superficie superior del líquido no
es plana sino que tiene forma de menisco, esto sucede si el tubo que contiene el líquido es capilar, por lo
que el fenómeno se denomina capilaridad. Este es el caso del agua. En otros líquidos como el mercurio,
la cohesión es mayor que la adherencia, en cuyo caso el menisco es convexo y el líquido no moja el
recipiente al ser la adherencia muy pequeña.
 Ósmosis, Se conoce como membrana semipermeable una membrana que en contacto con una
disolución deja pasar el disolvente pero no deja pasar el soluto. Si en un recipiente se coloca una
disolución a la que se le añade cuidadosamente disolvente puro, el movimiento de las moléculas hace
que al cabo de un tiempo el soluto aparezca uniformemente repartido y tengamos una disolución de
concentración uniforme. Pero si la disolución y el disolvente se colocan separados por una membrana
semipermeable, aunque las moléculas tienden igualmente a difundirse, como las del soluto no pueden
atravesar la membrana no pueden homogeneizarse las concentraciones a ambos lados. El flujo de
moléculas es más intenso desde el disolvente a la disolución que desde la disolución al disolvente: es
decir el resultado es un flujo neto de disolvente hacia la disolución, fenómeno que se conoce con el
nombre de ósmosis.
Los fenómenos osmóticos tienen una enorme importancia en todos los procesos que tienen lugar en los
seres vivos porque las membranas de las células son membranas semipermeables. El proceso inverso al
descrito anteriormente se llama ósmosis inversa, y consiste en someter una disolución a presión en
contacto con una membrana semipermeable, hasta conseguir que pase el disolvente a través de la
membrana, este proceso se utiliza para desalinizar el agua.

ESTADOS DE LA MATERIA Y CAMBIOS DE ESTADO

Para un nivel elemental los estados de la materia son tres: sólido, líquido y gaseoso, y se diferencian únicamente
en la energía cinética de sus moléculas que es función de su temperatura.

En el estado sólido las moléculas únicamente tienen movimiento de vibración y ocupan siempre el mismo lugar,
siendo la forma y el volumen constantes. Si se suministra energía a las moléculas, calentando la materia, llega
un momento en que la energía es tan grande que salen de esa estructura tan rígida y se mueven de un lado para
otro. Tendremos entonces el estado líquido, cuya forma depende del recipiente que lo contenga, en el que las
moléculas chocan unas con otras porque están constantemente en movimiento, y en esos choques algunas de
ellas pueden llegar a la superficie teniendo la energía suficiente como para pasar al estado gaseoso. Ese cambio
de estado se produce a cualquier temperatura, solo en la superficie del líquido y se llama evaporación. Si
calentamos el líquido cada vez habrá más moléculas que tengan energía suficiente como para pasar al estado
gaseoso, y a una temperatura determinada, que depende del líquido y de la presión a que esté sometido, las
moléculas salen de toda la masa del líquido de forma tumultuosa: a ese cambio de estado se le conoce como
ebullición. Las moléculas del vapor ejercen una presión que se llama tensión o presión de vapor, y el líquido
hierve cuando esa tensión de vapor equilibra a la presión exterior.

Resumiendo, al disolver una sustancia en un líquido aumenta la temperatura de ebullición, aumento que se
conoce con el nombre de ebulloscopía. Hay sustancias en las que las moléculas pueden pasar directamente del
estado sólido al estado gaseoso, este cambio se llama sublimación. El hielo y la nieve pueden pasar, en
determinadas circunstancias, a gas. Este fenómeno lo podemos comprobar en la vida cotidiana, cuando después
de una nevada los restos finales de nieve desaparecen sin que mojar el terreno, esto se debe a la nieve se ha
sublimado. Si disminuye la energía de las moléculas de un gas enfriándolo, este pasará al estado líquido.
Los gases y los líquidos se diferencian en que, por una parte, las moléculas de los gases se mueven más deprisa
que las de los líquidos y, por otra parte, en que están más separadas.

El paso del estado gaseoso al estado líquido se llama licuación. Si cuando está en estado líquido se sigue
enfriando, puede pasar al estado sólido a una temperatura que es característica de cada sustancia, a este paso
se llama solidificación. También puede ocurrir que pase directamente de estado gaseoso a sólido, y se sigue
llamando sublimación, al igual que en el caso del cambio de estado sólido a gaseoso.

CALOR ESPECÍFICO Y CALOR DEL CAMBIO DE ESTADO

Se define como calor específico a la cantidad de calor necesaria para que aumente la unidad de masa de esa
sustancia un grado su temperatura. La cantidad de calor en el SI se mide en julios, la masa en kilogramos y la
temperatura en grados Kelvin o en grados centígrados.

El calor específico del agua es muy grande, y toma el valor de 4180 julios / Kg ºC expresado en el SI. Esto quiere
decir que el agua es capaz de absorber mucho calor por unidad de masa para aumentar un grado su temperatura
y, por tanto también es capaz de ceder mucho calor cuando baja su temperatura. Este es el motivo por el cual el
agua se utiliza como transportador de calor, o para enfriar en los circuitos de refrigeración. También es la causa
por la que el clima de las ciudades costeras es mucho más benigno: el agua capta calor del sol durante el día, y
lo cede durante la noche.

Cuando una sustancia pasa de un estado a otro la temperatura se mantiene constante, pero tiene que seguir
absorbiendo o cediendo calor que es utilizado para cambiar la energía cinética de las moléculas que están
pasando de un estado a otro. El calor que absorbe o cede la unidad de masa para cambiar de estado, se llama
calor latente de cambio de estado.

ORIGEN DEL AGUA

Actualmente conocemos que algunas de las rocas terrestres más antiguas (de algo más de 4.000 millones de
años) fueron originalmente depositadas como sedimentos en agua, lo que significa que nuestro planeta ya
presentaba una hidrosfera poco tiempo después de su formación. Sin embargo las cuestiones sobre el origen y
en particular sobre porqué hay más agua en la Tierra que en los cuerpos similares del Sistema Solar, están
todavía en discusión. Durante mucho tiempo se ha pensado que nuestra atmósfera se originó a partir de un
proceso de desgasificación de una Tierra primigenia muy caliente, y que posteriormente, según fue enfriándose
el planeta, el vapor de agua se condensó y precipitó en un enorme diluvio que formó la primera hidrosfera. Se ha
especulado mucho sobre si la primera atmósfera pudo escaparse al espacio debido a las altas temperaturas
reinantes, o bien a un viento solar más intenso que en la actualidad, o a las características del planeta; en
cualquier caso posteriormente, gracias al vulcanismo, se originaría la atmósfera actual, que sería, según estas
hipótesis, de segunda o tercera generación.

En los últimos años han cobrado mucha fuerza las ideas que sugieren un protagonismo extra-terrestre, en
concreto que el agua terrestre debe proceder de las regiones exteriores del sistema solar ya que el agua de
nuestros océanos es muy parecida a la de los asteroides situados en la parte exterior del cinturón de asteroides,
por lo que actualmente los impactos de estos asteroides parecen ser los principales protagonistas en la
explicación de las enormes cantidades de agua de la Tierra primigenia.

DEPÓSITOS DE AGUA EN LA TIERRA

 Balance Hídrico

El ciclo del agua implica un cambio continuo de grandes masas de agua de un estado físico a otro y su transporte
de un lugar a otro. Al volumen de agua que se desplaza de un depósito a otro a lo largo de un año se llama
balance hídrico global. La cantidad de agua que se evapora de mares y océanos es de 502.800 km cúbicos y
sobre ellos precipita una cantidad menor, 458.000 km cúbicos. El agua que precipita sobre los continentes y que
no se evapora, 44.800 km cúbicos, se desplaza por la escorrentía subterránea y por la escorrentía superficial,
siendo devuelta de nuevo a los océanos. Por otro lado esta agua es responsable principal del modelado
terrestre.

Puesto que las cantidades globales de agua no varían se dice que el balance está en equilibrio y puede ser, en
teoría, un proceso que continúa indefinidamente.

 Tiempos de Residencia

Aunque el agua se está moviendo continuamente de un reservorio a otro, como los volúmenes de estos son muy
distintos, el agua permanece en cada uno de ellos en tiempo determinado.

Se llama tiempo de residencia al tiempo medio que una molécula de agua permanece en cada uno de los
reservorios. Esta medida nos indica, por tanto, el tiempo que sería necesario para renovar el total del agua
contenida en cada uno de estos depósitos.

El agua permanece por término medio mucho más tiempo en el mar y en los casquetes de hielo y glaciares (del
orden de miles de años), que en los ríos y la atmósfera (del orden de días). Pero son las aguas subterráneas las
que más tiempo pueden permanecer inmovilizadas (decenas de miles de años).

EL CICLO HIDROLÓGICO

Carl Sagan describió a la Tierra como un punto azul pálido. Las conocidas y siempre impresionantes imágenes
de la Tierra vista desde el espacio que sugirieron esta metáfora, proporcionan una vista de nuestro planeta en la
que domina la presencia del agua, percibida en el azul de las aguas oceánicas y en los blancos de los hielos
glaciares y de las masas de nubes.

El agua terrestre puede estar en forma sólida, líquida, o de vapor, debido a que las condiciones de
presión/temperatura en el planeta se sitúan alrededor de las de su punto triple. Esto determina que debido a la
radiación solar, el agua cambie de estado y se trasvase continuamente entre los distintos reservorios, lo que se
conoce como ciclo hidrológico. Esta transferencia de agua de unos lugares a otros, supone un gigantesco
intercambio no solo de materia sino también de energía entre la atmósfera, los océanos y las tierras emergidas.

El ciclo hidrológico es por tanto el responsable de la continua redistribución del agua terrestre a escala global.
Esta redistribución, aunque muy irregular y desigual en las distintas zonas de la Tierra y a lo largo del tiempo,
proporciona los suministros de agua dulce a las zonas continentales que son imprescindibles para los seres vivos
que las habitan y, en otro orden y dentro de ciertos límites, cubre las necesidades de agua de los asentamientos
humanos a lo largo del tiempo.

Es frecuente concebir el recorrido del agua a lo largo del ciclo según una trayectoria única y lineal, como un
circuito casi "obligatorio":

Evaporación en los océanos → atmósfera → precipitación en los continentes → retorno vía superficial a las
zonas oceánicas.

 Evaporación

La evaporación convierte el agua líquida en moléculas gaseosas de vapor de agua, debido a la radiación solar.
Este cambio de estado implica una absorción de calor, necesario para que las moléculas líquidas rompan los
puentes de hidrógeno que las unen y pasen al estado gaseoso.

Este proceso ocurre tanto en zonas continentales como oceánicas. Sin embargo, la mayor parte del agua
evaporada contenida en la atmósfera procede de los océanos, ya que en ellos se acumula un 97% del total del
agua que existe en la tierra, y cubren además 2/3 de la superficie terrestre.

La sublimación de los hielos de las zonas glaciares, es también una fuente de vapor de agua para la atmósfera,
aunque en cantidades ínfimas con respecto a la evaporación.

 Transpiración

La transpiración es el transporte y evaporación de agua desde el suelo a la atmósfera a través de las plantas,
principalmente a través de las hojas. Mientras los estomas están abiertos y el agua se evapora en las hojas, las
raíces incorporan agua desde el suelo y el transporte ascendente del agua en la planta es continuo.

El 10% de vapor de agua de la atmósfera se debe a este fenómeno, mientras que el 90% restante se debe a la
evaporación de las superficies acuosas, océanos, lagos, ríos principalmente.

La transpiración de las plantas, eleva la humedad del aire circundante y aumenta las precipitaciones, por lo que
las zonas boscosas tienen un mayor índice de pluviosidad que los terrenos a los que se les ha despojado de su
bosque natural debido a las talas masivas a los que se les ha sometido.

El efecto combinado de la transpiración de las plantas y la evaporación del suelo recibe el nombre de
evapotranspiración.
La energía que permite el movimiento (transporte) de agua a lo largo del cuerpo de una planta depende del
proceso de evaporación del agua en la superficie de las hojas y, por lo tanto, la fuente de este proceso es la
energía solar.

El proceso de transpiración es la estrategia que tienen las plantas para sobrevivir en un medio terrestre donde la
desecación es un desafío permanente. Además tiene otros significados biológicos:

- La corriente de agua provocada por la transpiración es el vehículo de distribución de los nutrientes


minerales que son absorbidos por las raíces, pero utilizados por las hojas.
- Es un eficiente sistema de refrigeración de la planta.
- Mantiene la turgencia de la planta. Podemos ver este efecto en cualquier planta, al dejarla de regar se
pone mustia y flácida, pero al regarla aparece extendida y erguida y, por lo tanto, contribuye al soporte
mecánico de la misma.

Aspectos biológicos de la transpiración

 Circulación del Agua en la planta


1. Transpiración por las hojas

Consiste en la pérdida de agua por parte de la planta como consecuencia de un proceso de evaporación. Debido
a la fuerza de cohesión existente entre las moléculas de agua, la pérdida de agua por las hojas, origina la
succión de agua nueva procedente de las raíces.

Las moléculas de agua perdidas por su evaporación en los estomas, son reemplazadas por el agua de los
conductos del xilema que forman sus nerviaciones.

2. Movimiento a través del tallo

Por los vasos ascendentes de la planta (xilema), el agua se desplaza desde la raíz y a través del tallo, hasta los
tejidos de las hojas.

Este movimiento es vertical, en contra de la gravedad y en muchas ocasiones supone superar largas distancias.

El agua se mantiene en los tubos de xilema debido a una diferencia de presión entre la parte superior (menor
presión) y la parte inferior (mayor presión), pero esta tensión no es suficiente para impulsar el agua en un
recorrido tan largo.

Las moléculas de agua que abandonan el xilema, arrastran a otras moléculas de agua próximas, y éstas a su
vez, hacen lo mismo con las adyacentes. Este proceso se propaga desde arriba hacia abajo de la planta,
molécula a molécula, hasta llegar a los vasos conductores de la raíz.

3. Captación de agua por las raíces


El agua es absorbida por ósmosis desde la solución acuosa del suelo hacia las células de la raíz, principalmente
por la zona pilífera de la misma.

El agua se desplaza hasta las zonas más interiores, alcanzando los vasos conductores de la planta.

 Estructuras foliares que intervienen en la transpiración


A. Estructuras foliares que facilitan la transpiración
1. Estomas: Están formados por un poro llamado ostiolo, que está limitado por dos células oclusivas.
Gracias a los estomas se realiza la transpiración del vapor de agua y el intercambio de gases entre la
planta y el aire circundante.
La planta al mantener los estomas abiertos, capta el anhídrico carbónico y mediante el proceso
fotosintético lo transforma en parte de su propio alimento, pero, inevitablemente, también pierde agua
que se escapa en forma de vapor a la atmósfera circundante. Las moléculas de agua perdidas de esta
forma, son sustituidas por el agua disponible en el suelo; de esta manera, mientras los estomas están
abiertos y el agua se evapora por las hojas, las raíces incorporan agua desde el suelo y el transporte
ascendente del agua en la planta es continuo.
B. Estructuras foliares que frenan la transpiración
1. Cutículas céreas: La cera es sintetizada por las células epidérmicas y expulsada hacia el exterior
formando unos revestimientos que impiden la pérdida de agua por parte de la planta, ya que
impermeabilizan la superficie.
2. Formaciones pilosas: Los pelos de las hojas son formaciones que evitan la pérdida de agua por parte de
la planta, ya que retienen el vapor de agua y crean una atmósfera húmeda, al inmovilizar el aire que
circunda a los estomas.
3. Criptas estomáticas: Para mantener la humedad de las hojas, algunas plantas poseen los estomas en el
interior de unas invaginaciones de la epidermis, denominadas criptas, que mantienen una atmósfera
saturada de humedad, con lo que evitan la evaporación del agua del interior de la hoja.
 Variables que influyen en la transpiración
1. Temperatura: Las altas temperaturas favorecen el aumento de la cantidad de agua que puede contener
el aire, lo cual se traduce en una mayor pérdida de agua por parte de las plantas.
2. Radiación solar: Los estomas, principalmente, se abren con la luz para permitir que se realice la
fotosíntesis, y esta apertura estomática facilita la transpiración. Un exceso de radiación solar, incrementa
por tanto la transpiración.
3. Humedad relativa: El bajo contenido de humedad en la atmósfera hace que exista una gran diferencia
entre el contenido acuoso de la hoja y el aire circundante, lo cual facilita la transpiración.
4. Velocidad del viento: El viento arrastra el vapor de agua que rodea a la superficie de las hojas. Como
consecuencia, se incrementa la transpiración.
 Condensación
Los movimientos ascendentes del aire en la atmósfera elevan el vapor de agua, y además los vientos lo
transportan a grandes distancias. Debido a que la cantidad de vapor de agua que el aire necesita para saturarse
es tanto menor cuanto menor sea la temperatura, cuando el aire al elevarse se enfría, se va aproximando
progresivamente a la saturación.

Una vez saturado el aire, si sigue elevándose, y por tanto enfriándose, el vapor de agua que contiene se
condensa y da lugar a minúsculas gotitas de agua líquida que, por su pequeñísimo tamaño se mantienen en
suspensión debido a las corrientes ascendentes. Esta masa de gotitas de agua, o de cristales de hielo si el
enfriamiento ha sido mayor, son las nubes.

El origen de estos núcleos de condensación es variado: partículas arcillosas, cristales de sal procedentes de la
evaporación de salpicaduras marinas, granos de polen, cenizas volcánicas, partículas procedentes de humos
industriales o del tráfico, etc.

Cuando observamos nubes en el cielo, con frecuencia podemos apreciar claramente que su parte inferior es una
superficie plana que marca precisamente el nivel a partir del cual se está produciendo la condensación.
Igualmente podremos observar como en algunas partes la nube "crece", lo que nos indica que la condensación
se está produciendo en esa zona, mientras que en otras la nube se difumina hasta desaparecer, lo que muestra
que las gotas han vuelto a evaporarse o los cristales de hielo a sublimarse.

 Precipitación

Para que las precipitaciones se produzcan es necesario que las gotas de agua que forman las nubes aumenten
de tamaño entre diez y cien veces, momento en el que la gravedad las hará caer a la superficie de la tierra.

Este aumento de tamaño se produce por un proceso llamado coalescencia, que consiste en el choque y unión de
las gotas en el seno de la nube, que alcanzan por este mecanismo tamaños cada vez mayores. En función del
tamaño alcanzado, las gotas de lluvia se precipitarán hacia la superficie a diferentes velocidades.

Cuando las nubes están formadas por cristales de hielo y gotitas de agua y las temperaturas son bajas entran en
coalescencia, y las gotitas de agua que chocan y se adhieren a la superficie de los cristales se congelan
inmediatamente. Los cristales de hielo crecen y aumentan así de tamaño, y se unen por coalescencia unos con
otros, hasta alcanzar el suficiente como para caer a la superficie dando lugar a la nieve o el granizo.

Si las temperaturas superficiales no son lo suficientemente altas, la nieve puede fundirse en el descenso y
precipitará en forma de lluvia, lo que ocurre en muchas zonas montañosas en las que precipita nieve en las altas
montañas y lluvia en las regiones bajas de los valles.

Cuando las precipitaciones caen sobre los océanos, las moléculas de agua pueden permanecer en ellos más o
menos tiempo, antes de volver a evaporarse. Pero las precipitaciones que caen en zonas continentales pueden
seguir muy distintos caminos para volver de nuevo a la atmósfera.

 Escorrentía superficial
 Glaciares

La mayoría del agua dulce está fuera de nuestro alcance inmediato. El 69.3% se encuentra en estado sólido
formando parte del hielo glaciar. El dominio glaciar incluye aquellas áreas en las que durante todo el año o gran
parte de éste el hielo no se funde (zona de nieves perpetuas).

La altura a la que esto sucede depende de la latitud, desde los más de 6000 m en el Ecuador hasta el nivel de
mar en las zonas polares. Alrededor del 10% de la superficie del planeta está recubierta por una capa de hielo de
diferente espesor. El hielo glaciar resulta de la progresiva acumulación y compactación de la nieve caída.

Tipos de Glaciares

Existen diferentes tipos de glaciares, los más importantes en cuanto a extensión e importancia en el relieve son
los glaciares de casquete o inlandsis que suponen casi el 95 % del hielo glaciar. Se localizan en zonas polares, a
veces con espesores de varios kilómetros, tal es el caso de la Antártida y de Groenlandia.

Los glaciares alpinos o de montaña se restringen a zonas topográficas elevadas, desde donde el hielo desciende
en forma de lengua, por ejemplo: Alpes, Andes, Himalaya, Pirineos, etc.

Dinámica Glaciar

El hielo glaciar fluye lentamente desde la zona de acumulación (donde cae más nieve de la que se pierde) hasta
la zona de ablación (donde sucede lo contrario), mediante este flujo plástico el hielo es capaz incluso de moverse
a contrapendiente. Los glaciares a menudo poseen en su base una pequeña lámina de agua que actúa de
lubricante favoreciendo el desplazamiento.

Las áreas glaciares están disminuyendo desde la última era glaciar, en los últimos 10.000 años ha habido una
progresiva reducción de la masa de hielo, patente sobre todo en el hemisferio norte.

 Los Ríos

Las corrientes superficiales representan un porcentaje mínimo del agua continental (0.006 %), pero este valor es
aún mucho más insignificante si lo comparamos con el total de la hidrosfera: tan sólo el 0.0002 % circula en un
momento dado por la superficie del planeta. Sin embargo, estos datos no reflejan la importancia que tienen estas
aguas en el aspecto de los paisajes continentales.

El agua que desciende sobre la superficie, desde las partes más altas de los continentes hasta los fondos
oceánicos, se denomina escorrentía superficial. Inicialmente fluye como una lámina delgada no encauzada, pero
rápidamente se desarrollan hilos de corriente que se unen haciéndose cada vez de mayor tamaño hasta que
descargan en una corriente encauzada.

Una cuenca hidrográfica representa el área que recoge las aguas que van a parar a una misma corriente fluvial,
incluye por tanto el agua no encauzada y todos los afluentes que desagüen en el río principal (red de drenaje).
Dinámica Fluvial

En el curso alto de los ríos los cauces son más estrechos y las pendientes son mayores, por lo que la corriente
fluye más rápido, mientras que en el curso medio-bajo los cauces son anchos y con bajas pendientes por lo que
las velocidades son menores.

El caudal de un río es la cantidad de agua que atraviesa un determinado punto en un intervalo de tiempo (m3/s).
El caudal es directamente proporcional a la velocidad de la corriente y a la sección del cauce. En las partes bajas
el caudal es mucho mayor por la gran cantidad de afluentes que aportan agua al río principal.

Lógicamente en época de lluvias el caudal aumenta, sin embargo existe un desfase entre el máximo de lluvias y
el máximo caudal, debido a que en un principio la mayor parte del agua se infiltra en el suelo y sólo cuando éste
se satura comienza la escorrentía superficial. Además hay que tener en cuenta que el subsuelo suministra agua
al río. Si esto no sucediera no sería posible la existencia de cursos de agua permanente.

Formas Fluviales

En su curso medio-bajo los ríos circulan por unos valles mucho más amplios, que se conocen como llanuras de
inundación o vegas. Estas llanuras son muy fértiles gracias a la presencia de agua a poca profundidad y a la
abundancia de limos y arcillas depositados durante las crecidas, único momento durante el cual las aguas
ocupan todo el valle.

En ocasiones el río no muestra un trazado rectilíneo sino que por el contrario serpentea formando meandros, a
veces muy pronunciados, en un intento de acelerar la corriente.

En muchos valles fluviales de latitudes medias se observan unos típicos escalones llamados terrazas fluviales
que representan los restos de las antiguas llanuras aluviales construidas por el río a lo largo de su historia
geológica.

 Los Lagos

Representan el mayor almacén de agua líquida en la superficie continental (0.26 %), con un total del 0.012 % de
la hidrosfera, si se incluyen los lagos salados y los mares interiores.

Los lagos son depresiones donde el agua ha quedado estancada de forma más o menos permanente, lo que
incluye a las charcas, estanques, pantanos, turberas e incluso los embalses artificiales además de los lagos
propiamente dichos.

La mayor parte de los lagos son recientes desde un punto de vista geológico, muchos de ellos aparecen después
de retirarse los hielos tras la última glaciación del cuaternario. Generalmente son inestables, puesto que van
rellenándose lentamente por sedimentos tanto orgánicos como minerales hasta que se transforman en turberas o
pantanos que acaban por cubrirse de vegetación terrestre.

Escorrentía superficial
Escorrentía subterránea

La importancia de las aguas almacenadas en el interior de la Tierra resulta evidente si se tiene en cuenta que
constituyen la mayor reserva de agua dulce líquida que existe sobre la Tierra, solo superada en forma sólida por
el hielo de las zonas glaciares. Esta fase subterránea del ciclo del agua guarda una total dependencia y conexión
con las restantes fases del mismo.

En el mundo actual, con graves desequilibrios hidrológicos, el abastecimiento a partir de las aguas subterráneas
es imprescindible en amplias zonas del planeta, no solo para el mantenimiento de la vida en general, sino
también para el mantenimiento de los diferentes modos de vida en que nos hemos organizado los humanos.

Origen

La fase subterránea del ciclo del agua comienza cuando una parte de las aguas superficiales penetra a través de
los poros y fisuras de las rocas hacia el subsuelo. Este fenómeno se conoce como infiltración y depende de la
interacción una serie de factores que determinan que la cantidad de agua infiltrada pueda variar ampliamente de
unas regiones a otras.

De toda el agua infiltrada, sólo una parte de ella descenderá por gravedad lo suficiente como para llegar a
alimentar los acuíferos subterráneos, mientras que otra parte quedará retenida a escasa profundidad dando lugar
a la humedad del suelo.

Estas aguas subsuperficiales que empapan los suelos no suelen ser consideradas generalmente como
verdaderas aguas subterráneas, ya que no alcanzarán zonas profundas y se evaporarán pasando a la atmósfera,
bien directamente o bien a través de los vegetales (transpiración). Sin embargo son de extraordinaria importancia
por ser imprescindibles para la vida vegetal.

¿Qué sucede cuando llueve?

Después de unas lluvias intensas el agua migra a través de los poros de las rocas quedando en parte retenida
sobre todo por las partículas coloidales que las constituyen. Al principio el agua satura todos los poros
desplazando al aire que hubiere, el suelo se encuentra a capacidad máxima, en este estado hídrico el agua no
es útil para las plantas pues no existe oxígeno libre en los poros. Rápidamente gran parte del agua desciende
por gravedad hasta alcanzar el nivel freático puesto que está débilmente retenida.

Pasados dos o tres días el suelo perderá la mayor parte del agua de gravitación, se dice entonces que se
encuentra a capacidad de campo, en este momento sólo disminuirá la cantidad de agua por evaporación o por
absorción por las plantas, puesto que ahora sí hay poros con aire. Si no hay más precipitaciones el suelo sigue
perdiendo agua hasta que la que le queda está tan fuertemente retenida por las partículas sólidas que no es
accesible para las plantas (la fuerza de retención es mayor que su poder de succión) y éstas mueren, el suelo
está a punto de marchitamiento.

La Infiltración

Ocurre cuando aguas procedentes de las precipitaciones o de almacenes superficiales (deshielo, ríos, lagos),
inicia un movimiento descendente adentrándose en el subsuelo, pudiendo alcanzar diferentes profundidades en
función de las condiciones.

En términos generales el valor de la infiltración no es constante, sino que, en los primeros momentos de las
precipitaciones suele ser más alto, y disminuye con rapidez hasta alcanzar un valor constante más bajo que el
inicial. Este descenso está motivado por diferentes factores: la progresiva saturación de los poros, la
compactación, cierre o disminución de tamaño de las grietas de los suelos.

La cantidad de agua que puede infiltrarse en un terreno, y la velocidad a la que puede hacerlo dependen de una
serie de factores:

 La duración y la intensidad de las precipitaciones.


 Las precipitaciones suaves, aunque sean prolongadas en el tiempo, favorecen la infiltración, sobre todo
si no superan la capacidad de infiltración de un suelo.
 Las precipitaciones muy intensas o torrenciales la dificultan. Estas precipitaciones violentas superan con
frecuencia la capacidad de infiltración de los suelos, por lo que el agua no infiltrada tenderá a movilizarse
superficialmente, pasando a formar parte de la escorrentía superficial.
 El agua, para infiltrarse, debe desplazar el aire que esté ocupando los poros y grietas; si las
precipitaciones son muy intensas se forma una zona saturada superficial que dificulta inicialmente la
salida de ese aire y por lo tanto la entrada de agua.
 La humedad previa que posea el suelo: la infiltración es más intensa en los suelos secos, y será menor
en el caso de suelos que ya estén humedecidos por precipitaciones anteriores.
 La pendiente del terreno: a mayor pendiente menor volumen de aguas infiltradas.
 La vegetación, que siempre favorece la infiltración: la cubierta vegetal protege al suelo de la
compactación que provoca el impacto directo de las gotas de lluvia, al detener y/o amortiguar la
velocidad con la que caen. Se reduce entonces la violencia de las precipitaciones, se frena su recorrido
superficial y el agua permanecerá más tiempo en superficie aumentando las posibilidades de ser
infiltrada, las raíces de los vegetales al crecer y desarrollarse abren nuevos conductos, y mantienen
abiertos los que ya ocupan, lo que hace que los suelos posean un menor grado de compactación y la
infiltración sea por tanto más eficaz, la materia orgánica que aporta al suelo la cubierta vegetal (humus),
mejora la estructura del suelo puesto que favorece la agregación de los coloides inorgánicos (arcillas y
óxidos), los poros tendrán entonces un mayor tamaño, lo que aumentará la permeabilidad y por tanto la
infiltración
 Factores relacionados con la naturaleza de los materiales, como la granulometría, textura, consistencia,
etc. que determinan la porosidad y permeabilidad de los mismos
 Porosidad y permeabilidad La porosidad de un material representa un porcentaje que relaciona el
volumen que ocupan los poros en un volumen unitario de roca. Pero no nos habla de cómo están de
conectados los poros, para ello recurrimos a la porosidad eficaz, que se refiere a la porosidad
representada por aquellos espacios por los que puede circular el agua, es decir aquellos que están
comunicados. La permeabilidad de un material es la capacidad que este tiene de transmitir un fluido, en
este caso agua. Un material será más permeable cuando sea poroso y estos poros sean de gran tamaño
y estén conectados. Los materiales detríticos tienen siempre una porosidad elevada adquirida en el
mismo proceso de sedimentación, siendo mayor en los depósitos arcillosos que en los de mayor tamaño
de grano (arenas y gravas), la permeabilidad de las arcillas es muy baja debido a que sus poros son
pequeños.

Distribución de las aguas en el subsuelo

Tipos de agua: Cuando el agua circula por los poros puede quedar retenida en ellos por efecto de la
atracción de las partículas sólidas que lo componen puesto que el agua tiene un carácter polar, la fuerza de
retención será mayor cuanto más cerca estén las moléculas de agua de dichas partículas, así existe un agua
fuertemente unida (agua ligada) que forma una película alrededor de ellas. Esta agua no es absorbible por
las plantas.

Las moléculas más alejadas están retenidas con menos fuerza de modo que podrán ser absorbidas por las
raíces de las plantas (fuerza de succión) o pueden perderse por gravedad si ésta fuerza es mayor que la de
retención (agua gravitacional). El agua que queda retenida venciendo a la fuerza de gravedad se denomina
agua capilar porque se sitúa en los poros capilares, parte de la cual será absorbible.

Distribución vertical de las aguas en el subsuelo

Las aguas infiltradas pueden permanecer en el subsuelo más o menos tiempo, alcanzar diferentes
profundidades y estar sometidas a muy diferentes condiciones.

 Zona de aireación o vadosa (no saturada). Se extiende desde la superficie del terreno hasta el nivel
freático. Los poros no están saturados, es decir, estan ocupados tanto por agua como por aire en
función de las condiciones. El agua no retenida se moverá gracias a la gravedad (agua
gravitacional), y seguirá descendiendo y ocupando eventualmente los poros, grietas, y fisuras de los
materiales (percolación), hasta alcanzar algún nivel inferior que sea impermeable o esté saturado. Se
pueden diferenciar tres subzonas:
 Subzona de evapotranspiración (comprendida entre la superficie y el límite inferior de las
raíces de los vegetales.), caracterizada porque una parte de las aguas infiltradas quedará
retenida y adherida por fuerzas capilares al terreno, formando la humedad del suelo. El agua
aquí contenida puede evaporarse volviendo a la atmósfera, o ser absorbida por los vegetales
a través de sus raíces, quienes también la evaporarán por transpiración.
 Subzona intermedia, en la que el agua se mueve por gravedad hacia las zonas inferiores
(percolación). Tiene un espesor muy variable, desde algunos cientos de metros en el caso
de zonas desérticas, a llegar incluso a no existir en el caso de niveles freáticos muy cercanos
a la superficie.
 Franja capilar, en contacto con la zona saturada. Se caracteriza porque los estrechos
conductos y oquedades situados entre los materiales, se mantienen ocupados por agua
sujeta a fuerzas capilares, que asciende desde la zona saturada inferior a una altura tanto
mayor cuanto mayor sean estas fuerzas. Aunque esta zona está saturada de agua al igual
que la zona de saturación que la sigue, hay una diferencia fundamental entre ambas: el agua
de la franja capilar al estar sometida a fuerzas capilares no fluye en general, mientras que la
de la zona saturada sí lo hace al ser agua gravífica.
 El nivel freático. Es el nivel a partir del cual los materiales se encuentran totalmente saturados de
agua. Su profundidad es variable en función de las condiciones climáticas: después de
precipitaciones abundantes subirá, acercándose cada vez más a la superficie o incluso situándose
por encima de ella, lo que dará lugar a zonas encharcadas o pantanosas; y en épocas secas, el nivel
bajará progresivamente lo que se traducirá en desecación de humedades, fuentes, descenso de
niveles de ríos y pozos, etc.
Mientras que las superficies de un lago o un río son superficies planas horizontales, el nivel freático
reproduce toscamente la superficie topográfica del terreno, de manera que se encuentra a mayor
altura en las zonas elevadas y desciende en las deprimidas. Esta disposición se debe al hecho de
que el agua subterránea se desplaza en general muy lentamente a través de los poros de las rocas,
por lo que las aguas que se infiltran en las sucesivas precipitaciones tienden a acumularse en las
zonas elevadas, ya que tardarán mucho tiempo en alcanzar las zonas bajas de descarga. Se puede
conocer de manera bastante aproximada a qué profundidad se encuentra el nivel freático, que
coincidirá con la altura del agua de los pozos que existan en la zona, siempre que estén perforados
en acuíferos libres.
 Zona Saturada. Su límite superior viene marcado por el nivel freático, y el inferior por los materiales
impermeables a partir de los cuales se ha acumulado el agua.
Se caracteriza porque los poros, grietas y fisuras de las rocas están completamente ocupadas por
agua, que se encuentran a una presión variable: igual a la atmosférica en el nivel freático, y
progresivamente mayor a medida que se profundiza.
Las aguas de esta zona son las que se consideran verdaderas aguas subterráneas. Han llegado
aquí a partir de la infiltración de las aguas de lluvia, o de las aguas superficiales (deshielo, ríos,
lagos). Una vez en esta zona y dependiendo de las condiciones, su flujo natural las llevará de nuevo
a la superficie dando lugar a manantiales y fuentes, alimentando ríos, lagos y zonas húmedas, o
descargando directamente en el mar.

¿Cómo se mueve el agua en la zona de saturación?

El agua cuando se desplaza a través del suelo en la zona saturada lo hace generalmente a unas velocidades
muy bajas. La razón de que lo haga tan despacio es porque debe seguir un intrincado camino entre los huecos
libres de los suelos y rocas. La velocidad de circulación dependerá lógicamente de cuantos espacios libre tengan
estos materiales y de cómo estén de conectados entre ellos. Además el agua irá más rápido si se ve forzada a
ello, esto es si hay mucha diferencia de altura entre el punto de donde procede (zona de recarga) y el punto
hacia donde va (zona de descarga) y la distancia que debe recorrer es relativamente corta.

Ley de Darcy

La circulación del agua en la zona saturada está regulada por la Ley de Darcy, según la cual existe una
proporcionalidad entre el caudal de agua que pasa por una sección determinada de un material con una
permeabilidad definida por su coeficiente de permeabilidad (K) y el gradiente hidráulico, V=K*i. Esto es, irá tanto
más rápido cuanto mayor sea su permeabilidad y mayor sea el gradiente hidráulico.

Los acuíferos subterráneos

Los materiales geológicos del subsuelo tienen muy distinta capacidad para almacenar y/o transmitir el agua. En
función de esta capacidad, una formación geológica puede ser clasificada como:

 Acuífero: puede almacenar y transmitir cantidades significativas de agua, que puede ser captada en
su caso para consumo humano.
 Acuitardos: son formaciones que también pueden almacenar agua, pero que la transmiten con
lentitud. Como el agua fluye lentamente hacia los pozos, estos tardarán mucho tiempo en recuperar
de nuevo su nivel después de una extracción. Por esto el caudal que se podría extraer es
considerablemente menor que en el caso de un acuífero, de manera que resultan poco rentables
para el abastecimiento humano, aunque podrían ser suficientes para abastecimientos a pequeñas
comunidades.
 Los acuicludos son formaciones que contienen agua en su interior pero que no la pueden transmitir.
Esto sucede por ejemplo en las arcillas, que aunque pueden llegar a contener grandes cantidades de
agua porque son materiales sumamente porosos (hasta un 50%), no la transmiten dado el pequeño
tamaño de sus poros.
 Los acuífugos son las formaciones que no pueden almacenar agua, ni transmitirla.

Los acuíferos son las formaciones de mayor interés bajo el punto de vista de la circulación subterránea de las
aguas y, desde luego, bajo la perspectiva del aprovechamiento humano. La importancia de las otras formaciones
es diferente: por ejemplo un acuitardo puede suministrar, aunque sea muy lentamente, considerables volúmenes
de agua a lo largo del tiempo a un acuífero infrayacente, mientras que los acuicludos y acuífugos al obstaculizar
o impedir el movimiento del agua a su través, son las formaciones que propician que las aguas se almacenen en
el subsuelo y, con frecuencia, determinan la dirección en la que mueven.

Tipos de Acuíferos

Dos aspectos caracterizar un acuífero: las características de los materiales geológicos que lo constituyen, y la
presión a la que se encuentra el agua que contiene.

1. En cuanto a los materiales, hay grandes diferencias entre los tipos de rocas respecto a su facilidad para
almacenar y transmitir agua.
a) Los materiales detríticos sueltos, como las grandes acumulaciones de arenas y gravas de muchos valles
o deltas fluviales, constituyen muy buenos acuíferos: tienen una alta porosidad, permeabilidad y
capacidad de almacenamiento, se recargan con facilidad y en ellos la perforación de pozos es fácil.
b) Las rocas sedimentarias, presentan notables diferencias entre unas y otras, al tratarse de materiales
consolidados:
- Las sedimentarias detríticas (conglomerados, areniscas), originadas a partir de la compactación de
sedimentos sueltos, pueden o no constituir buenos acuíferos dependiendo del tamaño de las partículas,
su grado de compactación y cementación, el tipo de cemento, etc.
- Entre las sedimentarias de tipo químico, las calizas tienen una enorme importancia como rocas en cuyo
seno se sitúan importantes acuíferos. Las calizas son rocas insolubles en agua y, en principio, muy poco
permeables. Pero poseen frecuentemente numerosas superficies de discontinuidad en forma de planos
de estratificación, diaclasas, grietas y fisuras, a favor de las cuales las aguas pueden infiltrarse.
Si estas aguas de infiltración están acidificadas por llevar disuelto dióxido de carbono, disuelven a las
calizas y todas las oquedades en contacto con el agua aumentan progresivamente de tamaño a medida
que las aguas las recorren. Este fenómeno se conoce como karstificación, y debido a él los macizos
calcáreos llegan a tener grandes oquedades en su interior, en forma de galerías, grutas y cavernas por
las que circula y se almacena el agua. En estos acuíferos, si las aguas no ocupan todo el volumen de las
cavidades, circulan como las corrientes superficiales.
c) Rocas de origen interno, las rocas plutónicas (formadas a partir del enfriamiento de un magma en el
interior de la tierra) como el granito, y las metamórficas (originadas también en el interior de la tierra
cuando sobre otras rocas previas, actuaron grandes presiones y temperaturas que las transformaron),
como las pizarras y gneises, suelen ser rocas compactas y con escasa fisuración salvo en zonas
puntuales por lo que, en general, no suelen constituir buenos acuíferos.
2. Según la presión a la que se encuentran las aguas en el interior de la masa de rocas , los acuíferos
pueden ser:
a) Acuíferos libres, no confinados: en ellos, el agua del nivel superior o nivel freático se encuentra a
presión atmosférica, ya que está en contacto con la atmósfera a través del aire de los poros de la
zona no saturada. Al estar separados de la superficie por materiales permeables, la recarga de
estos acuíferos se produce directamente desde la superficie en vertical en las épocas de lluvia.
b) Los llamados acuíferos colgados se originan cuando por encima del nivel freático general de una
zona, se encuentran lentejones aislados de materiales impermeables, que recogen localmente
las aguas de infiltración formándose un nivel freático colgado, de carácter local. Las aguas de
estos acuíferos se moverán lateralmente, y luego descenderán hasta alcanzar el nivel freático
general de la zona, o pueden dar lugar a manantiales o fuentes de ladera si cortan a una
vertiente del terreno.
c) Acuíferos cautivos, confinados, o a presión: se encuentran limitados superior e inferiormente por
materiales impermeables, y el agua contenida en ellos se encuentra a presiones superiores a la
atmosférica. Cuando se perforan, el agua tiende a ascender espontáneamente, hasta una altura
en la que se equilibra la presión hidrostática del agua con la atmosférica, lo que determina el
llamado nivel piezométrico. Si el nivel piezómetro se sitúa por encima de la superficie del terreno,
el agua de los pozos puede ascender hasta varios metros por encima de dicha superficie,
denominándose entonces pozos surgentes. En caso contrario, cuando el agua asciende pero sin
sobrepasar la superficie topográfica, los pozos serán no surgentes.
d) Los acuíferos semiconfinados, tienen características mixtas entre los dos tipos anteriores.

Retorno a la superficie

El enorme volumen de agua almacenada en el interior de la tierra descarga hacia la superficie, los ríos, los lagos
o el mar, y muchas de las corrientes superficiales no existirían si no estuvieran alimentadas por los acuíferos
subterráneos. Una sencilla reflexión sirve para intuir, por ejemplo, la importancia de las aguas subterráneas en el
mantenimiento de las corrientes fluviales. Si, como hemos visto, el tiempo de residencia de los ríos es de 15-20
días, en cualquier región en la que transcurriera un mes sin precipitaciones los ríos quedarían sin agua.
Evidentemente esto no ocurre, y ello se debe a los aportes, en general no perceptibles, de las aguas
subterráneas a los ríos. Así pues, aunque las aguas subterráneas tienen el mayor tiempo de residencia de todo
el ciclo (siglos o incluso miles de años), antes o después abandonan el interior de la tierra para volver a formar
parte de nuevo de la fase aérea o de la superficial. Este retorno natural, espontáneo, y permanente a escala
global se realiza por diferentes vías:
 Evaporación directa: además del agua evapotranspirada en la zona no saturada, se puede producir
evaporación de la zona saturada cuando el nivel freático se encuentra cerca, o en la superficie del
terreno.
 Fuentes o manantiales: se originan cuando el nivel freático corta a la superficie del terreno, de manera
que el agua de un acuífero fluye al exterior. Los caudales con frecuencia son salidas casi imperceptibles
y difusas, mientras que en otros casos forman espectaculares surgencias
 Fuentes termales y geyseres: debido a que la temperatura de las rocas aumenta a medida que
profundizamos hacia el interior de la tierra, los acuíferos suficientemente profundos contendrán aguas
calientes.
Las rocas calientes también se pueden encontrar relativamente cerca de la superficie, como ocurre en
zonas volcánicas. Cuando estas aguas calientes afloran a la superficie, lo hacen a temperaturas
superiores a las del medio ambiente dando lugar a los manantiales y fuentes termales.
En las zonas costeras, las aguas subterráneas dulces entran en contacto con las saladas que empapan
los sedimentos marinos.

ASPECTOS AMBIENTALES

Intervención humana en el ciclo hidrológico

Aprovechamiento y utilización del agua. Los humanos hemos desarrollado una forma de vida en sociedad, que
ha ido requiriendo a lo largo de la historia la utilización de crecientes cantidades de agua para satisfacer las
necesidades.

Con el paso del tiempo y a medida que los asentamientos crecieron, se fueron ideando progresivamente
métodos para abastecer de agua a agrupamientos cada vez mayores.

Se conocen por tanto grandes obras hidráulicas desde la antigüedad, la necesidad de que las fuentes de agua
fueran cercanas, hizo que el asentamiento y desarrollo de las grandes culturas estuvieran ligados a los grandes
ríos y sus fértiles llanuras: el Indo, Huang-He, Tigris y Eúfrates o el Nilo son buenos ejemplos de ello.

Para abastecer de agua a la población mundial actual, se requieren de múltiples y sofisticados sistemas de
captación y aprovisionamiento mediante los que, cantidades importantes de agua, se sustraen de sus recorridos
naturales a lo largo del ciclo hidrológico. De esta manera el hombre interfiere en el ciclo natural del agua, lo que
supone alteraciones e impactos ambientales que es necesario conocer para evaluar los efectos que, a corto,
medio y largo plazo, puedan tener estas interferencias sobre los ecosistemas terrestres en general, y los
suministros humanos en particular.

1. Intervención Humana – Atmósfera


a) Lluvia Artificial: Se han hecho muchos experimentos para conseguir lluvia de forma artificial, todos ellos
se basan en dos métodos:
i. Método de sembrado de nubes, consiste en bombardear las nubes desde arriba, desde un avión, o bien
desde el suelo, mediante cohetes, con sustancias químicas.
ii. Método de oscurecimiento del suelo, este método tiene su origen en el hecho observado por científicos
de la NASA al estudiar, las primeras imágenes enviadas por los satélites artificiales, que demuestran un
aumento de nubes y de lluvia en zonas de entre 25 y 60 kilómetros alrededor de las ciudades, cuya
situación depende de la dirección y velocidad del viento. Este fenómeno lo atribuyen a un aumento de la
temperatura del aire, que da lugar a unas corrientes ascendentes que arrastran el vapor hacia arriba
condensándose al llegar a capas más altas y más frías. Estas zonas se conocen como “islas de calor”
Imitando este proceso el método de oscurecimiento del suelo, se basa en utilizar materiales que sean
capaces de absorber el calor y cubrir con ellos una superficie en torno a los dos kilómetros cuadrados
para producir una isla de calor que permita lograr la lluvia.
2. Intervención Humana en Ríos y Lagos
a) Presas

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha tratado de retener el agua de los ríos en su provecho, intentando
asegurarse un suministro continuo de agua a lo largo del tiempo. Aunque la presa más antigua de la que se
tiene noticia data de hace 5000 años, la gran fiebre constructora se sitúa a partir de 1960. La percepción
social acerca de estas grandes obras de ingeniería ha ido cambiando; las presas han sido durante mucho
tiempo bien recibidas por la población, que veía en el agua almacenada una fuente de riqueza y la solución a
muchos de los problemas padecidos anteriormente. Sin embargo hoy en día, son muchos los grupos que se
oponen a su construcción debido al cada vez mayor conocimiento de los impactos ambientales que causan
en el medio, hecho al que ha contribuido la proliferación de presas en algunos ríos, y al número creciente de
presas de dimensiones colosales, cuyos impactos también lo son.

Las presas son necesarias en el mundo actual. El aumento de la población mundial, las crecientes
necesidades de agua y energía tanto en los países desarrollados y sobre todo en los en vías de desarrollo,
los desequilibrios y desigualdades hidrológicas tanto en el tiempo como en el espacio, y la necesidad de
gestionar el agua hacen que la construcción de presas siga creciendo en el mundo. Sin embargo será
necesaria una regulación en el número y tamaño de estas construcciones, ya que resulta evidente que su
número es por necesidad limitado, y no puede crecer indefinidamente.

Las presas se construyen con diferentes finalidades: Producción de hidroelectricidad (energía renovable),
abastecimiento de agua para la agricultura, la industria o los núcleos urbanos, regular los cursos de los ríos
con largo historial de grandes inundaciones.

Específicamente el término presa se refiere al muro, una gran obra de ingeniería de tierra, rocas u hormigón,
que sirve de obstáculo a las aguas del río. Aguas arriba de este muro las aguas forman un lago artificial o
embalse, anegando una zona del valle del río que queda por tanto inundada. La zona de la superficie
terrestre sobre la que reposan las aguas del embalse se conoce como vaso de la presa.
La región o zona del curso de un río en la que vaya a construirse una presa deberá cumplir una serie de
condiciones: el río deberá tener suficiente caudal, la zona debe ser estable desde el punto de vista geológico,
los materiales del vaso serán de baja permeabilidad.

Impactos ambientales debidos a las presas

 Evaporación del agua retenida en el embalse. La superficie del agua embalsada, es una lámina de
agua susceptible a ser evaporada muy superior en extensión a la que existía anteriormente en el
curso del río. Sobre todo en las regiones áridas, aumenta considerablemente la tasa de evaporación,
y como consecuencia la salinidad del agua almacenada. Si esas aguas se utilizan para riego, lenta
pero inexorablemente los suelos acabarán salinizados.
 Retención de sedimentos y colmatación del vaso de las presas. Las presas son una barrera para los
sedimentos que los ríos transportan, que quedan atrapados y retenidos en el vaso, el cual acabará
algún día completamente colmatado. Son por tanto construcciones temporales y efímeras, con una
vida útil de no más de 50 años en algunos casos, y que a medida que se van llenando de
sedimentos pierden parte de la utilidad para la que fueron construidas, al reducirse progresivamente
la capacidad de almacenamiento de agua.
 La llegada de las aguas del río al embalse de una presa supone un brusco descenso en la velocidad
de las aguas, depositándose los sedimentos que transportaba y formándose un delta en la zona de
la cola del embalse. Esto da lugar a que, no solo se colmaten los vasos de las presas, sino que
también en la zona del valle fluvial situada aguas arriba de la presa los procesos sedimentarios
aumenten.
 El caudal que se libera y se deja transcurrir de nuevo río abajo, son aguas que salen de la presa
libres de sedimentos, por lo que la energía que poseen la utilizan en erosionar el cauce. Así aguas
abajo de la presa se instauran fenómenos erosivos, y los ríos tienden a encajonarse en sus cauces.
 Aguas abajo de las presas, el bloqueo de los sedimentos en las mismas tiene otros impactos:
pérdida de fertilidad en las zonas de cultivo, los sedimentos retenidos en las presas no llegan hasta
el mar (que hubiera sido su camino natural), lo que repercute directamente en los deltas.
Los deltas son acumulaciones de sedimentos depositados por los ríos en su desembocadura, y
mantienen un frágil equilibrio entre el sistema fluvial y el marino. Si el aporte de sedimentos por los
ríos es superior a la tasa de erosión en esa zona de la costa, el delta crecerá, aumentado de tamaño
y adentrándose en el mar.
 La disminución de la carga sedimentaria de los ríos en su desembocadura puede afectar también a
la estabilidad de las playas colindantes. La construcción de presas y la disminución de la carga de
sedimentos en la desembocadura de los rios, puede provocar un incremento en las tasas de erosión
en las playas, las cuales pueden retroceder o incluso desaparecer, ante la falta de materiales que
sustituyan a los que se movilizan por la erosión natural de la costa.
 Los embalses provocan modificaciones en el nivel freático de la zona que rodea la presa tanto aguas
arriba como abajo de la misma. Al inundarse el valle, parte del agua embalsada se infiltra a través de
las paredes del vaso pasando a formar parte de las aguas subterráneas. Este aumento del nivel
freático, y los cambios en la dirección del flujo subterráneo, pueden provocar la inundación o
encharcamiento de las zonas de cercanas a la presa, y afectar a los usos a los que tradicionalmente
estuvieran dedicadas.
 Aumento sismicidad en la zona. Aunque las presas deben construirse en zonas de nula o baja
sismicidad, y mediante construcción antisísmica, el agua almacenada supone un sobrepeso (antes
inexistente) sobre el vaso. Ese punto de la corteza terrestre puede responder ante la nueva situación
mediante reajustes, y en caso de existir fallas pueden reactivarse aumentando la microsismicidad en
la zona.
 Impactos ecológicos en los ecosistemas y la biodiversidad tanto aguas arriba como debajo de la
presa. La disminución del caudal, y el cambio de régimen en la dinámica natural de los ríos pueden
afectar a los ecosistemas situados aguas abajo.

Las presas son por otra parte una barrera para la movilidad de las especies animales: aves, y peces cuyos
ciclos vitales migratorios necesitan ríos sin obstáculos, han experimentado grandes descensos en sus
poblaciones debido a la multiplicación de estos obstáculos en los ríos, o incluso corren peligro de
desaparecer especies endémicas de una región.

Por otra parte, en los embalses se almacenan crecientemente en el tiempo muchos de los contaminantes
que llevan las aguas de los ríos: metales pesados, fertilizantes, pesticida. Las presas por tanto son zonas
idóneas para que en ellas se desencadene el proceso de eutrofización.

 Inundación de núcleos de población, zonas agrícolas, forestales o ganaderas ya ocupadas o


utilizadas por el hombre, a veces desde tiempos inmemoriales, con el consiguiente desplazamiento
de sus habitantes.
 Inundación de zonas de alto valor ecológico, paisajístico, cultural etc.
 El menor caudal de los ríos aguas abajo de las presas es frecuente causa de conflictos entre países.
Cuando los cursos fluviales recorren varios países, la sucesión de presas disminuye
progresivamente los recursos hídricos de los países situados aguas abajo. Las llamadas guerras del
agua se deben al aumento de las necesidades hídricas y a la creciente escasez de agua en el futuro,
sobre todo en países áridos y recorridos por pocos ríos.

Trasvases

Los trasvases de aguas son también extracciones de los caudales de los ríos pero contemplan una especial
peculiaridad, ya que en este caso se trata de detraer agua de un río perteneciente a una cuenca hidrográfica,
para cederla a otro de otra cuenca distinta. Afectan por tanto a la cuenca donante de la que se extraerán las
aguas, a las regiones entre ambas cuencas por las cuales circulará artificialmente el agua trasvasada, y a la
cuenca receptora.

La realización de un trasvase implica violar algunas normas que se han considerado básicas acerca del
agua: el agua debe dejarse donde está en la medida en que esto sea posible; su conservación en su entorno
natural es la mejor forma de protegerla. Esto supone que los problemas acerca del agua seria deseable que,
salvo imposibilidad de cubrir las necesidades básicas, se gestionasen y resolviesen dentro de cada cuenca
hidrográfica y en el marco de políticas racionales de ordenación del territorio.

 En la cuenca donante, la de mayores impactos, estos ocurren aguas abajo del punto en el que se
detrae el agua. Algunos de ellos: Los gastos energéticos son muy elevados, la pérdida de caudal y la
modificación del régimen natural del río produce impactos en los ecosistemas fluviales (afectan a los
organismos que viven en el río). Los originados en la desembocadura: pérdida de carga sedimentaria
ante el menor caudal, intrusiones salinas que afectan a los acuíferos subterráneos continentales en
la zona de la desembocadura.
 Las infraestructuras de transporte entre la cuenca donante y la receptora (tuberías cerradas,
canalizaciones abiertas, acueductos, estaciones bombeo etc), son obras de ingeniería cuyos
impactos equivalen a los de la construcción de carreteras o ferrocarriles: su presencia supone un
impacto paisajístico visual, funcionan como barreras en el paisaje, su construcción requiere
desmontes, terraplenados etc. Además hay que señalar los altos porcentajes de pérdida de agua por
evaporación durante el transporte.
 En la cuenca receptora, los impactos se derivan de los aportes de agua a la zona: construcción de
embalses de acumulación, canalizaciones, creación de nuevas zonas agrícolas, de nuevos núcleos
de población etc. Ello supone oportunidades de crecimiento y económicas, pero también impactos en
el territorio.
3. Intervención humana en las aguas marinas
a) Desalinización del agua marina

El 98% del total del agua en la tierra no es utilizable por el hombre por ser agua del mar, cuyo contenido en
sales disueltas oscila entre el 2,5 y el 4,5 %, mientras que las aguas dulces continentales tienen un
porcentaje en sales inferior al 1%. La única posibilidad de aprovechamiento por parte de los humanos de las
aguas del mar, pasa por el proceso de desalinización de las aguas marinas.

Existen diferentes tipos de plantas desaladoras, en función del proceso que utilicen para obtener agua dulce.
Los procesos físicos más utilizados son:

 Destilación. Es el procedimiento más conocido. Se trata de llevar el agua del mar a ebullición y a
continuación condensar el vapor, lo que proporciona agua dulce de gran pureza. Las aguas no
evaporadas en el proceso aumentan progresivamente su concentración salina, y forman una
salmuera residual desechable.
 Electrodiálisis. Consiste en el también conocido fenómeno mediante el cual, si se hace pasar una
corriente eléctrica a través de una solución iónica, los iones positivos (cationes) migrarán hacia el
electrodo negativo (cátodo), mientras que los iones negativos (aniones) lo harán hacia el electrodo
positivo (ánodo). Si entre ambos electrodos se colocan dos membranas semiimpermeables que
permiten selectivamente solo el paso del Na+ o del Cl-, el agua contenida en el centro de la celda
electrolítica se desaliniza progresivamente, obteniéndose agua dulce
 Ósmosis inversa. Consiste en forzar mediante presión el paso de moléculas de agua a través de una
membrana semiimpermeable, que permite el paso a su través de dichas moléculas, pero no de los
iones disueltos. El agua marina debe recibir un tratamiento previo antes de su paso por las
membranas, como la eliminación de sólidos en suspensión y de materia orgánica o una acidificación
para impedir que los carbonatos precipiten sobre las membranas.
 Congelación. Es sabido que cuando el agua de mar se congela, el hielo originado está formado por
agua dulce. La posterior descongelación de este hielo proporciona el agua dulce. Como en casos
anteriores, un residuo de salmuera.

Las plantas desaladoras se ubican cerca de las zonas costeras, y el agua obtenida puede dedicarse a usos
agrícolas, urbanos o domésticos indistintamente. Aunque generalmente la mayor parte del agua que se
desala es agua marina, también pueden someterse a este proceso aguas salobres subterráneas, por ejemplo
afectadas por intrusiones salinas en zonas cercanas al litoral.

Los impactos ambientales de las desaladoras se centran fundamentalmente en:

 La eliminación de las salmueras originadas, que se vierten al mar supone un aumento de la salinidad
en la zona con la consiguiente alteración de los ecosistemas bentónicos marinos. Las salmueras,
además de una alta concentración en sales, contienen desincrustantes, antiespumantes y otros
productos añadidos a las aguas marinas en el proceso de pretratamiento anterior a la desalación
 Los altos requerimientos energéticos de las plantas desaladoras. Aunque estos van descendiendo
con el paso del tiempo, la energía necesaria para desalinizar sigue siendo elevada, lo que encarece
el precio del agua obtenida. En caso de no existir en la zona, se necesitan nuevos trazados de
tendidos eléctricos.
 Emisión de CO2 y NOx originados en la generación de la energía si esta procede de fuentes no
renovables. La obtención de agua dulce a partir de agua de mar es actualmente la fuente principal, a
veces la única, de recursos hídricos en algunas regiones del mundo.
4. Intervención del hombre en las aguas subterráneas
a) Usos del agua subterránea

El agua subterránea se extrae aprovechando los numerosos afloramientos naturales como fuentes o
manantiales o practicando pozos en el suelo. Hoy en día es cada vez mayor el uso de este preciado bien no
sólo en el ámbito urbano donde puede llegar a ser del 100% sino también en el agrícola. Generalmente el
agua subterránea tiene una calidad superior al agua de superficie, por ello y por sufrir una escasa
evaporación puede ser considerada como el mejor y más grande almacén de agua potable del planeta.

b) Sobreexplotación de los acuíferos

Cuando se extrae más agua del subsuelo que el que se recarga se dice que el acuífero está siendo
sobreexplotado. La descarga del acuífero se realiza mediante pozos a los que se les aplica potentes bombas
capaces de extraer hasta miles de litros por minuto, además de forma natural la descarga se produce por el
flujo de agua hacia las zonas deprimidas como son los valles de los ríos. El acuífero se recarga mediante la
lluvia fundamentalmente aunque también puede hacerse mediante pozos de recarga. Si el balance entre las
entradas (recarga) y salidas (descarga) de agua del acuífero es negativo se produce un descenso progresivo
y en muchos casos irrecuperable del nivel freático.

En las inmediaciones del pozo de extracción se origina una deformación del nivel freático en forma de cono o
embudo (cono de depresión) con una profundidad y un radio de influencia tanto mayor cuanto más rápido se
extraiga el agua pudiendo hacer que se sequen los pozos vecinos si no son lo suficientemente profundos.
Esta deformación del nivel freático hace aumentar el gradiente.

Este aparentemente inagotable recurso subterráneo está siendo extraído cada vez más intensa y
rápidamente lo que está llevando a una peligrosa situación pues lo que se extrae en muchas ocasiones es
agua almacenada durante largos períodos de tiempo. Además del descenso progresivo y acelerado del nivel
freático la explotación trae otras consecuencias como por ejemplo la discontinuidad temporal de las aguas
superficiales como ríos o humedales.

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