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Que me embriague el mar

con tus sílabas intactas


Fredy Rolando
Ruilova Lituma

Que me embriague el mar


con tus sílabas intactas
Fredy Rolando Ruilova Lituma,
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas. - 1 a. ed. -
192 pp. Quito: G r a d o C e r o, 2 0 2 1
isbn 978-9942-8852-4-1
1. Poesía. I. Título. II. Autor.
CDD 861

Imagen de portada: «Retrato de Mónica Leonor»


por Curro Leyton
Prólogo: Bernardo Regal Alberti
Edición y corrección: Germán Gacio Baquiola

© 2021, Fredy Rolando Ruiloba Lituma


© 2021, Grado Cero Editores

Este libro se imprimió gracias al financiamiento otorgado, mediante


convenio, por el GAD Municipal de Azogues, en la administración
del Dr. Romel Sarmiento Castro. 2019-2023.
Prólogo

Empezar a leer el bello poemario de mi amigo y colega


Fredy Rolando Ruilova Lituma es como entrar a una
sala de exposición con decenas de cuadros de intensos
colores, trazos enérgicos y figuras y representaciones
absolutamente mágicas.
También sería como entrar a un palacio oriental,
recorrer sus habitaciones y los rincones donde nos puede
sorprender una belleza angelical o estremecernos el espacio
trágico de una sala infinitamente desierta y abandonada.
He pensado mucho con qué tipo de imágenes puedo
hacerle ver al lector qué bosque, qué playa, qué calzada,
vereda o camino le está esperando en la lectura de los poemas
de Ruilova Lituma, a la que yo lo invito con este prólogo.
Nos hemos conocido y reconocido como poetas
gracias a las páginas de Facebook, superando la distancia
solamente geográfica entre Azogues, el terruño de
mi colega Fredy Rolando (en la región ecuatoriana
interandina cañaris) y esta Lima virreinal costeña.
Fredy Rolando suele comentar la sobriedad de mi
lenguaje y yo no me canso de analizar con admiración
sus súper barrocos versos, tórridos y muy ´ecuatoriales´
como me gusta repetirle.
Otra forma de entender y gozar las abundantes
páginas del poemario de Fredy Rolando es imaginarlo

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

como un formidable e impetuoso río que pasa a nuestra


vista cargado de todo tipo de referencias y alusiones a la
vida, al dolor, al más acá y al más allá. Un río impetuoso,
sin cómodos o fáciles remansos. Más bien con playas y
arenas estratégicamente distanciadas para un mínimo
de descanso al paso y seguir, a continuación, asistiendo,
observando el paso imparable de imágenes repletas de
vida y cuadros vigorosos donde un mundo increíblemente
inédito (ancestral a veces, agresivamente cercano otras
) siempre audazmente imaginario y pictórico, no nos
deja tiempo y espacio para “pensar” sino que nos fuerza
a asimilar como espectadores inquietos la fuerza y la
belleza de las imágenes que carga la turbulencia del río.
El propio poeta ha elegido, junto con la fuerza del
río, la imagen de un mar igualmente conmovido por
corrientes y olas repletas de imágenes.
Todo el panorama pictórico y revolucionario que yo
intento presentarle al lector, lo dice el poeta con frases que
tienen que ver con el título del poemario; son también el
resumen de todas sus páginas; y, sin ninguna duda, son la
puerta de entrada al misterio de su personal vida artística:

No dejes el manuscrito de arena en la


playa ni el sorbo de agua en la acuarela del
relámpago. Explora el camino en el azul
aerodinámico de la gaviota que vuela en
silencio hacia la cumbre. Descubre el secreto
de la alquimia en el violín de una palmera, en
el tropical brillo de la esmeralda Y háblame
con el lenguaje de las olas. Que me embriague
el mar con tus sílabas intactas. Así entenderé
que tu voz no tiene límites…

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Ese es el mundo del poeta.


Un mundo, por supuesto, de palabras “sílabas
intactas” dice el poeta. Lenguaje. Pero no cualquier
tipo de palabras sino seleccionadas para expresar una
emoción y un mensaje de los que el autor muchas veces
tal vez no es totalmente consciente.
Mi primera impresión cuando inicié la primera lectura
fue un torrente de palabras que no son las comunes
del lenguaje cotidiano sino una formidable cascada de
imágenes y metáforas en las que yo me enfrasqué y en
las que sigo enfrascado hasta ahora, al comienzo sin
interesarme en el “mensaje” sino más bien en admirar la
originalidad de la forma en que estaban ensambladas las
palabras, el ´diluvio´ de palabras del poemario.
Porque el poemario de Fredy Rolando es de verdad un
diluvio de imágenes compuesto por más de 90 bloques
o párrafos sin numerar ni subtitular. Cada uno tal vez con
unos 10 versos en promedio cada párrafo haciendo un total
mínimo de 1000 versos en números redondos, sin numerar.
Si uno los quisiera leer con pausa normal gozando de
la inspiración y de la audacia pictórica que se trasmite en
cada verso, puede uno tardar unas dos horas, cuidando de
no pasar por alto frases y aun palabras solas que tienen
valor por sí mismas dentro de las impetuosas corrientes
del mensaje.
Esto quiere decir que se trata de una obra de
envergadura.
¿Y cuál es el mensaje? ¿Qué dicen o qué quieren decir
los versos del poeta?
Trataré de responder, pero antes quisiera advertir
que uno de los deslices inconscientes que podría cometer
un lector sería preguntarle a Fredy Rolando qué significa
lo que está escribiendo, cómo traducir esa frase difícil.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Lo digo porque cuando usted por amor a la poesía y,


naturalmente, amistad con Fredy va a tener cada línea,
cada palabra, querrá hacerle esa pregunta, nunca fácil de
descifrar ni responder.
Sería como pedirle a un pintor que diga qué significa
ese cuadro, qué cosa ha querido pintar.
Un buen lector de poemas tiene que saber que las
imágenes, metáforas, alegorías y comparaciones del
lenguaje de la palabra humana realmente poética,
artística, no son frías y obvias afirmaciones científicas,
declaraciones dogmáticas, teóricas, ni siquiera filosóficas,
para pensar, discutir, aconsejar… sino espectáculos
que el artista ofrece justamente para ser observados,
contemplados y admirados con ojos, digamos,
mentalmente embrujados.
En pintura sabemos que lo sustancial del ´arte´ son las
formas plásticas que usa el pintor no el significado.
El Cristo de Velásquez que uno admira en el Museo del
Prado no es grandioso y maravilloso por ´representar´
a Cristo en la cruz sino por la manera, la forma, como
lo ha pintado Velásquez y que el estudiante de pintura
descubrirá y gozará mejor que el público común.
El poeta traduce en palabras la belleza ¨muda¨
del espectáculo natural como la realidad física de un
atardecer, un ocaso, que el pintor interpreta con los
instrumentos que todos conocemos desde la época de los
lápices de colores de la niñez.
El poeta hace lo mismo con palabras, pero
palabras (“sílabas intactas” dice el poeta) que remiten
increíblemente a un imaginado espectáculo óptico. En
este sentido no es raro que buenos poetas sucumban
ante el milagro de los colores y formas de la vida material
y se animen a pintar, aunque no sea su principal vocación.

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

(Podríamos mencionar a García Lorca. Y en la historia de


la pintura en el Perú es notable el caso de la afición de
limeño José María Eguren al dibujo, la acuarela, el óleo e
incluso la fotografía).
Por supuesto que tanto el pintor como el poeta tienen
y sienten hondos temblores, terremotos en el alma, en su
vida interior, pero ninguno de los dos se sentirá realizado
profesionalmente con un informe científico, psicológico;
menos con una absurda referencia geográfica, física,
química.
La realidad, tanto la realidad natural, física, como la
realidad interior y psicológica, pueden ser interpretadas en
los terrenos del arte, tanto en el mundo de la pintura como
en el de la palabra poética, es decir el mundo de la imagen
que el poeta construye con palabras, con comparaciones y
metáforas que por supuesto remiten al trabajo mental de
traducir por un lado las formas, los colores, y las figuras de
la vida material y, por otro, los sucesos íntimos de la vida
espiritual, solamente con palabras.
Este prólogo quiere ser el intento de explicarle
racionalmente al lector qué debe hacer para leer con
fruto y con gusto el río de poemas de mi amigo Fredy
Rolando donde, repito, no se trata de ¨leer¨ sino de ver y
gozar un paraíso de imágenes y metáforas.
Hubo un momento al redactar este prólogo que
me propuse simplemente escoger entre las infinitas
metáforas con que escribe Fredy Rolando algunas que me
hubiesen impresionado más como, por ejemplo:

No me consume la impaciencia ni el aullido tenso


y casto de la noche, tengo el regocijo sosegado
del cazador, la impavidez del ojo girando sobre
la presa hasta disolverse en tu luz”

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Y sobre el césped tus pies van dejando una


escarcha de maíz como una sílaba permanente.

En el amor hay fuerzas de gravedad


invisibles. Como el drama de dos jabalinas
arrojadas al mismo tiempo desde dos
orillas. La osadía del presagio meciéndose
en el azar de que no estallarán en el aire.

Háblame en el lenguaje de las olas, que me


embriague el mar con tus sílabas intactas,
así entenderé que tu voz no tiene límites, que
tu boca sea un volcán de palabras. Cuando
rompas el tiempo con tu aliento sabré que
la oscuridad es solo un punto de dilemas. Y
tu paso una huella en el océano de mi alma.
Una chispa que se inmola como un colmillo.
En la sábana inerte de mi pupila.

Embriagado, al comienzo de la lectura, con la fantasía


del poemario y de cada uno de sus versos, sin embargo, al
ir avanzando me empezó a interesar saber por qué, para
qué o para quién había escrito, no tanto el desnudo “qué”.
Tiendo a darle a la palabra misma, a la metáfora
descarnada, demasiada importancia.
Pero ahora quiero reconocer que gozaremos aún más de
la habilidad del poeta para construir imágenes si sabemos
cuál ha sido su fuente de inspiración, qué o quién lo invita
a “escribir” no de cualquier manera sino gozando con la
manera de seleccionar, escoger y enlazar las palabras.
Fredy Rolando ha escrito su poema por su querida
nieta de pocos años.

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Pensando, recordando, a su nieta se va a desatar en


palabras su mundo interior, su corazón, como un río
impetuoso, un mar de increíbles oleajes, una cascada
infinita, ininterrumpida, de imágenes o, como me gusta
decir, maravillosas “metáforas”.
Amor a una niña en la cuna. Recuerdos de: “Abuelo,
quiero chocolate”.
Palabras siempre tiernas: “tú acaricias la densidad
de la ola con tu minúsculo corazón que se remansa en el
baúl purísimo de tu cuerpo”.
Diálogo dulcemente trágico: “Eres el último grito de
luz que tiembla en el cerrojo de mis años, de mis antiguas
ausencias”;
“Reflejo en la mendigada madrugada de las sombras,
cuando estalla el brillo de tu miel en mi rostro”;
” Destello que burbujea como una estrella en mi pecho
en la urgencia boreal de mi estrépito…”
Cantos a la niña dormida, supremo amor: “Sueño mío,
niña mía y de todos, yema del tiempo, furia de miel y
delicia en mi regazo”;
” El temblor de mis brazos se funden con la respiración
del manglar de tus cabellos”;
“Tus sienes cincelan oblicuamente mi pecho. Mis huesos
son endebles plumas, un lecho de telarañas delgadas para
arrullar tu cansancio mientras me quedo obligadamente
quieto invadido de calientes calambres en los brazos”.
En torno a la nieta gira todo el mundo. El cielo las
estrellas, los mares, los desiertos. Toda la naturaleza y
sus tres reinos.
El poeta revisa y otea el universo. Está seguro de
haberle dado lo que es suyo a la nieta, pero aún así le
pregunta:

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

¿Qué tienes de mí?


¿De mis abismos?
¿De mi espíritu?
El fulgor guardado de faros desconocidos o el
incierto y bárbaro rostro de un héroe caído.

Y la llama, la invoca:

Ven niña con el perfume de tu memoria recién


arrancado a la vida” y “y de repente extraño el
trino de anís entre tus dientes de leche.

Recuerda por supuesto el aniversario más feliz de su


vida cuando un “espejo en el mediodía se engendra en el
alumbramiento, 16-09-2015, en una fecha que tus párpados
se abrieron y se congelaron los peldaños del abismo”.
No tiene mucho sentido que haga una exhibición
infinita de los versos que según yo muestran mejor la
relación, el diálogo, entre el poeta y su musa inspiradora.
La guía para gozar con la lectura del poemario tiene
que ser buscar entre líneas los latidos del corazón de un
poeta que le dice a su niña:

Mi corazón se divierte
Y tú también con tu nuevo juguete:
Un monigote de carne y hueso,
y un corazón sin pasaporte
que es tuyo entero.

Bernardo Regal Alberti *


Miraflores, Lima, 2021.

* Profesor Emérito de filosofía, Cosmología y Ética de la Universidad


de Lima y Universidad San Ignacio de Loyola, Lima. Perú.

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Que me embriague el mar
con tus sílabas intactas

A mi nieta:
Mónica Leonor Gálvez Cuenca
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

El tiempo matiza con su trova filosa de jaspe

El pasado y el presente en la criba de su ojiva.

Imaginario devenir. Promesa. Cortante tensión del viaje

En el que nos embarcamos sin alegatos ni pergaminos,

Parcela para el preciso contraste del dolor y la felicidad

En la insaciable crónica de la desaparición que afina

El camino casual del amor y su sombra,

Y la invasión alucinada de mi ser en tu armazón de nieve.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tú y yo inventaremos una historia de timbales y platillos

En el agua matinal de los canarios.

Un código de sangre se apacienta en mi regazo

Aún perplejo. Deslumbrada y cercana brizna

De olor en la umbrosa atalaya.

Arcilla infantil centinela en los

Ademanes de mi lengua de antimonio

Cesta de confesiones y asilo de la luz despavorida.

No hay el resquicio que aprisione la absurda sinfonía

De lo estático, la caducidad de lo oscuro,

La piel transmutada de la carne en un mundo viejo.

Crece la lámpara encendida en la tierra.

Semilla sonora, desgarrado fulgor de la médula.

Halago incandescente del futuro haciendo su oficio.


§
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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tu llegada a la vida tiene el acorde de las fantasías

Las miríadas de los confines del prodigio

La sapiensal diacronía de la celebración

Y la demolición de las tinieblas.

No me consume la impaciencia ni el aullido tenso

Y casto de la noche,

Tengo el regocijo sosegado del cazador

La impavidez del ojo girando sobre la presa

Hasta disolverse en tu luz.

Llegas a la hora en que envolví la vida

Como una alfombra sin estaciones.

La voz anclada en el agua, en la sangre inmóvil,

En el índice de aniversarios imaginarios,

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

De noches ausentes en la estación de los relámpagos.

Eres el resplandor de la línea incinerada en la lluvia

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tu sonrisa se incrusta como una pequeña perla

En el oasis del crespúsculo.

Es una tilde ósea de luz

En el corazón entreabierto,

En el dosel de las hojas

Entintadas de un otoño que arderán

En la tierra dorada de tus labios.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tu gracia vacila en el nacimiento sereno

De una lágrima que baña las manos habitadas

De días inquietos y temores cumplidos.

Ven niña con el perfume de tu memoria

Recién arrancado a la vida.

Ven al afilado espacio del fuego.

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En el paisaje florece la risa y el llanto del río

Que envuelve con la luz el nudo de tu canto,

El aroma que pulsa la piel en silencio

Con el dulce viento del camino.

En el laberinto de flores se desbandan

Como danza de cristales

Descalzos tus blancos sueños.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Reconóceme en la alegría y la nostalgia,

En el doble juego de la vida.

Reconóceme en el anuncio

En la ternura que te junta

A tu sangre.

Sangre que agita tu delicada piel de lago

Como una detonación, como una corriente

Fugitiva de corderos en la ebria

Cañada de mis lamentos.

-24-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

¿Qué tienes de mí?

¿De mis abismos?

¿De mi espíritu?

El fulgor guardado de faros desconocidos

O el incierto y bárbaro rostro de un héroe caído.

Nada y todo.

Tal vez solo un amor que nos pertenece

En las pródigas redes del camino,

Los colmillos del destino, la escondida razón

Para la vida, tu plenitud y el color de mi otoño,

Dotándome de vida, de sentido, del mágico misterio

De tu alegría, de un canto de piedad perfecto.

Un clavel invisible en mi angustia prisionera.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

He caminado por tus regazos y juegos

Como un fuego líquido,

Como el silencio del agua,

En desiertos de ácidas emulsiones

Con mantos menesterosos de arena.

Suspendido a una sed

Que ha bebido en mares sonámbulos

Sal de ausencias, espumas heridas de las noches

En los filos húmedos de las promesas.

Este espejo aciago de un animal dormido

Solo calma la blanca marea de tu sueño.

-26-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Los días se abrigan con la carnaza de las horas

Amordazan el tiempo en el transparente fardo

De una queja

De un acertijo de ausencias

En la caverna endurecida de mi herida.

Ahí, en esa lucidez ciega

En esa constelación de caliza

Tatuada en mis ojos,

Asomas lumbre.

Me sorprendes.

Tallo que abrazas

La alegría con la danza de tus manos.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Eres selva de almíbar para aplacar silencios

Estrella en el temblor oculto de la medusa

Sol en el pasto seco de mi edad provecta

en mis débiles puños helados de secretos.

Eres capullo en el claustro de mis insomnios

Inundados de húmedos aceros

De estribillos que engullen

Los obstinados cansancios.

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La distancia quema las horas.

Es un inmutable demonio que se deshoja

Como un vegetal de tinieblas

Como las migas inhumanas de un pan crudo

En las rodajas serosas de mis vértebras.

Tus sienes cincelan oblicuamente

Mi pecho. Mis huesos son endebles plumas,

Un lecho de telarañas delgadas

Para arrullar tu cansancio

Mientras me quedo obligadamente quieto invadido

De calientes calambres en los brazos.

Alarido tierno de un ala que empuña el misterio

De un vino que gota a gota remoja mis latidos.

Mi rostro pedestal mordido

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Por inútiles atardeceres, resplandecen

Con tu mirada cuando me calcinan tus ojos.

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Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

El temblor de mis brazos

Solitarios se funden con la respiración

Del manglar de tus cabellos.

Tengo la certeza de no buscar con mis alucinaciones

La libertad del vagabundo. Ni los viajes visionarios

Ni las lacerantes pesadillas. Ni la aventura

Del remordimiento en los territorios

De los espejos con paladares de penitencia.

Es el olor del día iluminando algún abeto

O un perezoso antílope de paja,

Todo

Todo lo he encontrado en el paraíso

De tu rostro, en el alero lozano

De tu sonrisa parcela de mirlos,

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En la pisada del alba

Cuando usurpas la luz con la espada de tus ojos.

-32-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Juegas.

Tus manos son despavoridos

Hilos de peces que se liberan para indultar

Mazorcas de cardúmenes

Juegas.

Los traviesos

Dedos se despiertan como juncos por los andariveles

Enamorados, como las campanas de moluscos

Con el trino gitano del río.

Juegas.

Y desciende hasta ti la mansedumbre

Con su luciérnaga de porcelana.

Como una red que danza

Para pescar el reino de tus alegrías.

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Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Giras la mano como una pluma

Instantánea y surca como un garabato que brilla

Alrededor de tu pequeño mundo, en ese espacio

De mar secreto que despierta al hada de tus juegos,

A imaginarios gigantes de azules aventuras.

-34-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Me ciñes con tus aleteos de luciérnaga,

Que amasa mi cóncava espalda fatigada de fisuras

Con la invención de tus sonidos alegres,

Sin cansancio, serenos,

Gravísimamente

Serenos, como el sueño recostado

Que lentamente se envuelve en la música de un beso.

-35-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tus ojos son rayos nacientes que pueblan el silencio.

Flor matinal en los aires inocentes

Que no se extinguen en el trapecio de la cuna.

La redondez de tu mirada

Pastorea almenadas alas de seta

y enfrascados collares de luz en tu nido de cerezos.

Ojos de fruta encendida,

Sabores frescos

Que se deslizan como un río liberado de su clausura,

O un sonido zurcido en la estación

De la ternura.

Que en su brisa cubre la tierra tibia,

Recién nacida, cálida, estremecida en tus manos

-36-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Hilvanadas de promesas y abismos

Efímeros de la dicha que se hunde en los livianos

Huesos del mundo.

-37-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Criatura alba de algarabía

luz en la orilla sagrada de las constelaciones,

Escarcha en mi hambre y sed en el invierno

De la expiación de las madrugadas.

Deslumbramiento en la postrimería oscura

Del doliente encanto.

Alada llama viajera sin equipaje

Círculo rubio de un alucinado océano

Sobre el que navega un pesebre de bengalas

Y un cortejo marcial de auroras.

-38-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Oigo tus pasos cotidianos tejidos en el viento,

En la anatomía de las aguas espaciales.

Huellas silenciosas en los toboganes

Sobre el metal de un columpio

Y los árboles refrescando tu cansancio.

Ah, la sensorial irrupción del tiempo,

En la solapa de una ártica estrella.

Quedan tus pasos como campanillas vagabundas,

Como un curtido dardo subterráneo en mi piel

Y sobre el césped tus pies van dejando

una escarcha de maíz como una sílaba perenne.

-39-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tu vida se desliza por una tangente de nidos

Y tu nombre es un rayo de marfil de trigo

En una canción de arena en las mañanas

En el eco ausente de una ola

Que besa el vientre cálido del mar sereno.

Un río de auroras recorre tu voz

El acento que nutre la vida sin prisa.

Tu grito alumbra el agua,

Una tórrida lágrima respira en mi pecho.

-40-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Dueña ya del primer capítulo de la existencia

En los pasillos de una tienda de juguetes

Serpentean tus ensueños y fábulas

Solo tu alegría íntima siente

El camino de los juegos, el vuelo

De los juguetes en tu castillo de reina:

Las cabezas gigantes, las colas de fuego,

Los ojos de lluvia y el conejo blanco

Los vestidos de seda y carruajes de nieve

El destello del canto de la muñeca muda.

Entramos en la corriente de temporadas

Con gangas de malls atestados de gritos.

Aturdida por el bullicio y sonriendo tu flaqueza

Por los juguetes de los estantes.

-41-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Te enardeció el embrujo

De los colores perdidos entre luces danzantes

En pasajes estrechos donde brincaba la tribu.

-42-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Piel de ternura y ausencia de odio,

Te escondes en el síntoma

Y en el dolor tendido de mi alma.

Reducido a líneas de músculos,

Trozos de carne y fracciones de huesos,

En el trazo petrificado de una caligrafía de rayos X.

Por ti.

Soy un armario de luciérnagas.

-43-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Savia frágil refugio de lo vivido,

Primer canto del amor.

Ruedas, centelleante bajo los arcos

De los puentes, ternura dormida sobre los travesaños

Alquimia de recuerdos en el mimbre de los cisnes.

Fósforo incrustado en el apaleado resplandor del vidrio.

En el interior de las paredes de cal y canto

Hay un esplendor jovial de luces

La celda de una paleta

En donde revolotea una camada

De campanas, árboles con trenzas de nieve

Cormoranes que trotan en los majales

Bajo el casco de la

Luna cortada y su luz ungida de ambarinas fajas.

El mundo como una encanecida

Burbuja mineral en una jaula.


§
-44-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En parcelas de dunas explota la palabra

Se agita como un tigre de sangre desbocado.

Un laberinto marino

Calienta la sombra alambicada de piedras.

Hombres en los muelles larvados,

Endurecidos por la soledad adivinan

Su regreso al mar, evocan la percusión de la sal,

La rúbrica de las promesas azules, el compás de la

medianoche

Y la arquitectura de la bruma en su pecho.

En este silencio remoto que se escurre

Por mi garganta me sorprende el estallido

De tu inocencia en la sedosa manzana de tu risa.

-45-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

El universo danza

En el breviario impalpable

De tus sueños.

Hiende como una caña de luz

Tus manos redondas en el centro del día.

Mi voz ronca y azogada como una roca de yodo

Picotea sonidos de viejos aguaceros

Sobre tu frente y tu mirada sellada.

Y siento cómo una débil daga

Me atraviesa en la tarde.

-46-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

No abrigues temor para ser tú misma:

Sé firme como la raíz de la nube pétrea,

Como el agua que se desborda hasta el vacío,

Como la mano que con su gravedad y dominio

Con su diestra dibuja su origen.

En tu materia reside lo sagrado,

En tus ojos se aposenta el vuelo de la luz,

En tu mirada la cacería de los nidales

De las alondras, el itinerario de

Las mariposas distraídas y el polvo

De fuego en tu rostro a quemarropa.

-47-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Voz, ojos y miradas de la infancia

Sombras, noches, fragancias y caminos.

Voz de metal,

A veces, manso.

A veces, con rebatos de espejos en la penumbra.

A veces, llanto de espinas.

A veces, apetito de ausencia.

A veces, reconciliado silencio.

A veces, vestigio de cuchillos en la tormenta.

A veces,

Solo eso.

-48-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

El espacio

Una escalera sin peldaños donde

Flota en el vacío el mutante cuerpo,

En el agujero del universo partículas

Nucleares exploran el firmamento.

Panales de neutrinos y supernovas

Masa en reposo/Masa liberada

No hay más universo que el universo humano,

el universo de la subjetividad humana.

En el amor hay fuerzas de gravedad invisibles.

Como el drama de dos jabalinas arrojadas al mismo tiempo

Desde dos orillas. La osadía del presagio meciéndose

En el azar para que no estallarán en el aire.

El amor no es

-49-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

el barco de Galileo viajando a

velocidad constante en un mar totalmente en calma.

Hay asilo para los espectros,

Hay historias de cuerpos celestes,

Hay antorchas de nieve

Hay falanges de vertientes azules.

Y ángeles nevados como tú.

-50-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Sumida en tu dolencia descansan nuestras historias

En el rincón más colorido de tus espejismos,

En la pavesa de unas luces grises y espirales de polvo.

Te escurres en el letargo alucinante

De un virus sediento de expiar con su cólera

Tu pequeño y frágil cuerpo.

Esa bocanada resplandeciente de carne

Que hace temblar mis manos cuando palpan

Las olas bulliciosas de tu navecilla.

El silencio y la soledad laten

En el trance riguroso de tu dolor a cuestas

Que deja su rastro en la insaciable espera.

Y nos constriñe al sosiego del aliento en retazos,

-51-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Escapándose por las grietas de los labios

La devastación de dudas y blasfemias.

Nada de ruido. Ni voces curiosas.

Las palabras desfigurándose

En silabas largas sostenidas por una bocanada

Mezquina disimulada entre los dientes.

Nada, solo la contemplación de tu paciencia

Obligada por la inoculación de un suero

Agujas y frascos de la fábula de la ciencia.

Te contemplo rendida como una alegoría

En el retorno giratorio de la bruma en el desvelo.

Te contemplo.

Qué más puedo.

Yo,

Tan solo en este muelle de murales demolidos

-52-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Y anegadas hojuelas de aguas desabridas.

Tú, descalzo polvillo en la barca

De peces conciliados con el mar del amor y la vida.

-53-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Soportando todos los fantasmas, las historias

Guardadas en un sobre blanco en la mensajería

Con líneas incompresibles de palabras agotadas

Que apresan el éxodo de la desesperación

Y el silencio total que entretiene la espera

De reconciliarme con tu sonrisa.

El silencio majado entre camas

Alambrada la respiración en los pasillos

Oscuros los blancos mandiles

Y la estridencia de las agujas hurgando

Las venas entre insípidos visitantes

Y escalofríos.

La noche lame la luz de las lámparas

Que estériles roen las paredes.

-54-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La frente oreándose en las rodillas

Y los dedos remordidos en los fardos de la migraña.

El sueño se enfunda en la vigilia.

Las pastillas se diluyen en el insomnio.

Las Vísperas reman hacia el Laudes.

Los pasos dilatados en el artificio del confinamiento,

Solo una libélula en un vuelo oblicuo

Sobre las burbujas de una solución estéril de cloruro de

sodio

(sal) diluida al 0,9% en agua

Que se liberó en el primer pinchazo.

-55-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Descanso y viajo en el vuelo de una serpentina.

La luz geométrica de los vidrios nublados ilumina tu rostro,

Con la multitud de pestañeos que galopan

En la pared de los párpados. Sueño mío,

Niña mía y de todos, yema del tiempo,

Furia de miel y delicia en mi regazo

Inventado para la síntesis de tu nombre,

Sed suplicante en el ala de un febrero corto,

De fiebres y alucinadas asepsias. Y el color

De ácida bujías y urgentes escombros.

En un rincón desbrozo los cascotes de las paredes,

Cazo astillas heladas y dibujo en las ventanas

Aves y corazones, signos que se encallan en el frío,

Siento brasas revueltas en el bosque de mis nervios.

-56-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Amanece y han bajado las aguas. Sobrevuela tu aliento.

Los zumbidos dejan sus puños. Migra de tu lecho

Un oscuro agujero y el sol se alumbra con tu cara.

Sonríes.

Y salgo a vagar llevando tu grito de feroz guerrera,

Tu perfume al parque en donde volveremos a jugar.

-57-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Cuando se respira en el filamento de la tierra

La turbación delinea un equinoccio

Y descubres cómo el corazón puede ser

Una constelación de sangre que vuela en la tempestad

Extraña chispa que te inmola en otro corazón,

En otra ribera que germina en la urgente

Libertad de volver a renacer un día.

Procesión de la ternura en el paisaje del milagro

Que te abruma. La esperanza inicia su trasvase

Por una ruta de laberintos, de miradas, §

Abrazos y silencios de edades, de eternos

Días que te devuelven la mirada de la magia

Excedida por la divina simetría de la belleza

Que te perfora las manos, el pecho,

Y el corazón cuando esa brasa de luz

-58-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Se prende en tu vida. Cuando el inevitable

Confín de temor siente el intenso fluir

De la resurrección, del sentido del tiempo,

Del refugio errante en la añoranza cíclica

De la sangre centrífuga que se desfonda en el cedazo

De tu carne como una barca que suspende

Su armadura de mariposa en la vasta seda del mar.

-59-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Mi mano sobrevuela la densidad de tu mano

Tu piel diáfana como la cápsula blanca de un lirio

Como una ola pulida en el estrado de una fuente.

Mi mano rugosa flaquea por la huella

De recodos acariciados, de rastros de días embalsamados

De claridad. Las arterias fragmentadas,

Arrobadas de fuego se desatan en este vuelo,

En cauces de sorpresas, aunque en mi pecho

Hay portales de espinas, plegarias de ángeles

Adormecidos en mis entrañas.

Te despiertas como una zarza de astros,

Con gestos de lámparas de nieve,

Desde la cima hasta la desesperación.

Luz infatigable, luna en la resaca de mis labios,

Aleteo de aguas en el caparazón del viento,

-60-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Fulgor en la menuda congoja,

Sílabas que arrullan las lágrimas

Del destino embrujado en espera de la blancura

Siamesa de la soledad.

Eres torrente, malla platinada de ternura,

Abanico de líquidos bosques

Que se dispersan y siembran cepas

En la ovillada madriguera de mi alma.

-61-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Celebro tu mirada. Ese rebaño de luz,

Cazador de amapolas, destello que burbujea

Como una estrella en mi pecho,

En la urgencia boreal de mi estrépito

Que sopla en el reino de las confidencias

Silentes de tus ojos.

Brisa virgen y sonora

En la cadencia de mis minutos anotados

En las líneas del zodiaco.

Clamor volcánico de la piedra de un astro,

Te has quedado como evidencia en mis arterias.

-62-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En la calidez de la hoguera, exactamente,

En el punto desierto eres como la piel

Blanca en una noche sin campanas. Luna

Que agitas el metal de tu perfume, Ángel

De espejos en las estaciones de la inocencia,

Reflejo en la mendiga madrugada de las sombras,

Cuando estalla el sortilegio de tu miel en mi rostro.

-63-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Eres el último grito de luz que tiembla en el cerrojo

De mis años, de mis antiguas ausencias, del canto

Acorralado por el lienzo escarlata que abrevia

Las visiones de la tarde.

Los fulgores respiran sobre un verde tatuaje

Los índices cinéticos se clavan en la puerta como centinelas.

Son un vendaje de fuego.

La timidez deletrea el cruce de los rayos

Que se desmoronan en las dudas de los doseles.

En la boca dorada del olvido con la mordedura

Del destello que resucita mi mirada.

-64-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Los semáforos no amamantarán las luces.

Caminaré contigo en la lluvia sin paraguas

Ni carreras, solo con nuestro morral en el hombro

Recogiendo en cada poro de la calle gavillas

De granizo con rastrojos de espumas.

Seremos una sola gota en el espacio. Un

holograma en esa avalancha de silencio.

Caeremos como una cabeza de cometa

Perpendicularmente por un tragaluz

de papel flotante.

Nos abrazaremos con las alas húmedas

En las goteras en donde se bautizan las luciérnagas.

Seremos la envidia de Prometeo y fundiremos promesas

En el horizonte, volaremos a la velocidad

De la luz y entraremos por ventanas sin retorno.

-65-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

El espacio será nuestro, sin caminos ni señales,

Será una travesía a nuestro antojo,

Una aventura sin amarras, sin goznes,

Sin preguntas, solo la avidez del alto vuelo

Y el cosquilleo del corazón como bitácora.

Urdidas en tus manos el vasto mundo mágico

De mil colores, el oleaje de la pirotecnia.

Todo cabe con júbilo en un arbusto de marfil,

Las mil historias no contadas, colocar estrellas

En las esquinas y luceros en las pesadillas

De los huérfanos. Y una lluvia de ternura

En los campos bombardeados.

Y una mesa de pan en la pobreza.

Comprenderás el color de la tierra,

La claridad de la alegría en la penumbra.

Serás un espejo luminoso en el abismo,

-66-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Y asomará un remolino de luz en el espacio,

Será el sol en medio de tu aposento.

-67-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Inclina tu oído, pero no escuches el cascabel

De mi corazón ni sigas su rastro, reclina solo tu cabeza

En la estepa de mis carnes, en la caverna profunda,

En el punto que no me atrevo a sentir: mi espejo.

Soy peregrino en una lumbre quieta, ajeno

A los naufragios o las piedras de los caminos.

No sé el arte de contar historias, las palabras

Emigran, se esconden en procesiones de rostros,

En brisas que ruedan como moles de féculas,

Agujas sin trayecto que se inundan

En la frontera de sus nombres,

En el dios de sus encantos

O en la réplica de una litografía

Que extraña la tonalidad perdida

de su viejo retrato.
§
-68-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Inclina tu oído, escucha

Al domingo extender sus alas.

Cuando entras al mediodía el alboroto de las cacerolas,

El furor de la última rama donde cavila un

Pájaro gregario, cuando entras al mediodía

Como la última pieza del rompecabezas.

Y empiezas por natural rotación a ser

El eje cenital de nuestro acrobático asueto.

-69-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Sacudido por el mar y sus cuatro vientos

Cardinales el polo térmico de los tentáculos

Del caracol abandonado sube: es música de barranco

Molino de piedras cuando me enlazo al diagrama de su

anillo,

Cuando de su armella fluye hacia el oído un cortante eco.

Tu acaricias la densidad de la ola, el pulso de su geografía,

Con tu minúsculo corazón

Que se remansa en el baúl purísimo de tu cuerpo.

-70-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

No dejes el manuscrito de arena en la playa,

Ni el sorbo de agua en la acuarela del relámpago,

Explora el camino en el azul aerodinámico de la gaviota

Que vuela en silencio hacia la cumbre,

Descubre el secreto de la alquimia en el violín

De una palmera, en el tropical brillo de la esmeralda

Y háblame con el lenguaje de las olas,

Que me embriague el mar con tus sílabas intactas,

Ahí entenderé que tu voz no tiene límites,

Que tu boca sea un volcán de palabras.

Cuando rompas el tiempo con tu aliento.

Sabré que la oscuridad es solo un punto de dilemas,

Y tu paso una huella en el océano de mi alma.

Una chispa que se inmola como un colmillo.

En la sábana inerte de mi pupila.

-71-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tu aroma reposa en la precoz latitud de los mares

Tu voz en las leves astas talladas de los plenilunios.

El duro oficio de amar que carcome y sobrecoge

En la anatomía del tiempo todavía no escudriña

tu inocencia. Aún no se diseminan los detalles

Del juego ni crecen las oblaciones de ortigas

En invierno. Un aguacero celeste de misterios

Te despertará. El viento de los viñedos te hablará

En parábolas, en el umbral escanciará el hueso rojo de su

agosto.

-72-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Redimo de ti la casta tímida de tu espiga de cera

El azul mediterráneo de la tinta del mar,

La esmeralda marina de tu tropical mirada,

El memorándum sideral de un lobo marino,

La edad lustrosa de los espejos en los hemisferios.

Pero no una ciudad nocturna con un cordón de polillas,

El estigma de las cruzadas en la yugular de un mundo

Atesado por pesos y medidas con terminales de sangre.

Revive en alta mar el beso que te di antes de atar

Mi cabeza en la levedad de tus tobillos.

-73-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Se van las tardes como un sonido después

De un día de feria. Como un cordero tras

Un ramo de flores secas.

Y se van.

Llevándose el sueño vespertino del pájaro

Dejando sus ojos en el aire

Como una moneda extraviada.

Se queda en los rosetones del ocaso tu mirada

Los cordeles de tu risa estremecida que se eleva

En éxtasis hasta el orbe medianero de tus labios.

La tarde se dilata

Como la médula del fruto en la quieta rama de su tronco,

En el pulso de su raíz, en las aldabas del viento

En el convulsionado bostezo de la semilla.

-74-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tu alma renace en la íntima

Pureza del amor como el pétalo

En la marea furtiva de un río ebrio de fragancias.

-75-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En mis manos se posan aves de piedra

Picotean dólmenes que crecieron en la noche.

Polvo disidente en los resquicios de las gárgolas

Aspas de los pulimentos grabados en las cavernas

De los árboles como un soplo embrujado

Rotando tras los espíritus o las oníricas

Epifanías del sueño.

Cosas que se ausentan

Como el paso acorralado de una nube

Ante el inflamado vuelo de un astro.

El aliento me sofoca,

Me inunda y me deja a merced

De un fuego que esboza una débil llama

Ante mis ojos. Es el retrato rutilante

Del vapor que retuerce el rostro,

-76-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Que al fin es el alma esculpida en un ritual

De salvación, sumergida en el túnel

De un juego reiterativo, musical y maléfico.

Es la alienación de los sentidos.

Un hechizado semblante de belleza traspasa

El tejido de mi reminiscencia. Eres tú,

La inspiración del camino que divide

El mundo.

Mi mundo.

Eres la mediadora

De las quimeras, la poética esencia

De mi espíritu. Causa única de mi paisaje,

Del jardín frondoso, ruiseñor en la madeja

De mi llanto y en mi palabra gitana.

-77-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Desde la colina de mi almohada te elevas

Por bosques de silencios como polen astral

Para la sed de los invernaderos.

Nada te turba.

Ni el obelisco soleado en el mojón de los dromedarios.

Oigo deambular el cauce austral de tu cansancio

La quietud de tus labios como ciervos custodios

El crepitar del blondo ósculo de buenas noches.

Abrigar los latidos y el unicornio con la frazada.

Burilando la blanca piel, la flor sideral

En el edén de la alcoba, un ángel.

En la escalinata de la penumbra.

Mi plegaria sellará los albares de tu vida.

-78-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

No puedo dejar de mirarte.

Atar los ojos, fustigar las pupilas,

Azotar los soles en las sombras

Así estén las pupilas exánimes

Se posarán en la artesa de tu frente.

Si la piedra sigue la corriente

Lenta de la nada y se desprende hasta el borde

Del vacío, seguiré con mi costumbre de sacudir

El polvo oculto de mis cornamentas, guardar

La molina de mis dentelladas en el serón torvo

De mis brazos. En los cuencos de mi vientre recojo

Las migajas que dejas cuando picoteas el pan

Como paloma dormida en una nebulosa.

-79-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En mis manos la vida danza como un demente gorrión,

Es un carrusel de imanes y de rosas, no sé si es la dorada

Travesía de la carne o el corazón entre las cuerdas

De la llama, quizás el hilo de ceniza en el vértigo de la vida.

-80-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Cuando faltas a la cita de regreso del jardín,

Cuando el día no es posible sin el correteo

Y solo una calle desarmada como un puzzle

En el camino hay en cada puerta un crisma

De soledades que aguarda tu voz.

Hay una calle de honor de filibusteros

El paso cebra oliendo a candados

Huecos desprendidos que sollozan

Caparazones de osificaciones enjutas

Sonidos con fisuras, pulmones de sal

Espejos rotos en los lechos de la calzada.

Faltas tú, niña de agua, carne viviente

Esta hierática aniquilación es pasajera,

Lo tangible es un universo de promesas,

-81-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

De salterios magnánimos cada mañana.

El eco de tu nombre morada del mar

Delicia de la tierra en el rincón de la palabra

Sílice llameante en la proa de tus labios.

-82-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En la distancia una piel hurga su salvaje plasma

Muta en un líquido recipiente de angustia. Oh soledad,

Sostenida en una colección de cicatrices

De mortales desprecios y salvajes renuncias.

Como redoma orante en la puerta de la estufa.

El paso de los años aniquiló las vigilantes reliquias

En este desierto donde llueven cartílagos feroces

El desarraigo escarba relatos en el espejismo de municiones

Donde presiento historias que han caminado

De boca en boca hasta el horizonte que

Escribe con cardos de candela los recuerdos.

Ahora el vuelo inaudible

En una rampa de melenas danza una estrellamar

-83-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Buscando algún juguete en mi frente

Y en las tipografías del mar sus andariegas travesuras.

Llegará de tumbo en tumbo tu corazón

En bajeles punteados de fuego y caravanas

De molinos ardientes. Llegará hasta los

Caminos vecinales de mi alebrado vuelo.

-84-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tú, ojos de ámbar pulpa en las hachas de las islas,

Fósforo en las fauces de las costas de incienso

Duramen en el imán de las palabras

Sagrado piélago en la mole de la sangre. Balido

En la resurrección de los espejos que navegaron

A la caverna luminosa de la memoria,

Al origen que crece sin llaves y nace

No en la víspera, sino en el día en que el templo

Ha sido vencido por el verbo agradecido

Y la cálida luz del invisible mundo.

La raíz ha dado su fruto. El mundo amanece.

Y se revela en el daguerrotipo el cortejo de su carne.

-85-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Una voz se desata en la travesía del aire,

Se suspende sobre un puñal de fuego.

Música emboscada en el mar

Que desde el gaviero alminar alza su eco.

Voz felina que no se quiebra, resonancia

Que hiende su canto en el glauco rastro de la lluvia,

Y en las carenas se filtran los sonidos

Vivos de las lenguas, se desparraman

Por las costuras antiguas de sus cuerpos.

Los sentidos se alucinan con esta descarga de señales.

¿Ráfaga esquiva que nunca llega?

Como una promesa que aún tiembla.

El amor luminoso se abre en jugosas estaciones,

Y cierra la puerta de su fruto en la tarde.


§
-86-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Humana como el dolor y silenciosa como la sed

Fluye la vida como los números exponenciales

O como el agujero de Agustín para los cúbicos bocados del mar

Que se enredan en los dedos cuando

El índice de las reglas elementales del cálculo

Pide una repuesta sobre la asíntota vertical

O la asíntota oblicua y los gestos se quedan

En los puertos de lo insomne o en el diluvio de las hoces.

Llega un instante de contracción muscular

Que se hunde en la concesión del azar.

Conozco el empañado y huidizo mareo

La soflama en el carruaje de las gargantas.

Un astro flexiona en sus pulgares. Los duendecillos

Relumbran con cantos balsámicos.

El síncope de la ruleta en el concurso de travesuras.

-87-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Hasta que esos vientos desaten tatuajes de nitrógeno

Encuentro en la abscisa de tus ojos vivaces

Relente de ilusiones dormidas

Simientes de sirenas de azúcar.

La alianza clarividente de tus invenciones

Deja un recado silencioso al mirarte.

No se por qué

Una lágrima deja un enigma, una retícula sanguínea.

Una cicatriz como el hilo de un lucero.

Un hechizo que miraré en la cordura

de mis jaculatorias.

Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie

-88-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Vieja costumbre de despertarme confundido

Graznidos en las mirillas de las ventanas.

Antigua costumbre intentar redimirme con la mañana.

Rodeo el mismo hueco. El mismo aire recostado.

El gato volteando en el alero. Estético, juicioso. Elástico.

En su reducto pensativo. Su cuerpo lanudo impasible.

Se despereza, gruñe. Me levanto, vuela su sombra.

Le doy de beber su leche espumosa, caliente. Duerme.

Quiero respuestas consumadas.

No llegan y aguarda el hombre y la alimaña

En callejones sin salida. Doseles

Que romperá la duda en los desvelos de la ceniza.

Mañanas de yugos solitarios, de sangre cavernaria,

De sed incolora, de calles desmemoriadas.

-89-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

La mueca entumecida como una piedra pagana,

Vertiente de ávidos goces, de nómadas

Locuras y desbocadas pretensiones.

He cruzado con los ojos cerrados ríos

Cóncavos, provisto solo de huellas,

Tactos amarillos en una turbulenta corriente de melaza.

Aguas que me abrazan donde levito

Con algas y brazos cercenados.

Y en el caparazón de cada agujero

Crece tu dulcedumbre en una circunferencia

De rubias llamaradas como adargas aluzadas

Que desde el colmenar derrama un cordón de luz.

-90-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En el eclipse del olvido la vida deja el fulgor

De sus mordeduras, hilo de sus pisadas en donde

Bulle la luz desnuda de sus costillas.

Manantial de la memoria cuando la vida

Hinca el grano de la orfandad

En la esotérica cintura del río

Con un cauteloso paréntesis de rebeldía.

Célibe desplazamiento del preludio de las máscaras.

Combustión del intercambio diario de rostros ocultos.

El candente temor y el sumidero de la espuma

En el benevolente temblor de las ruinas macilentas.

La reducción irreversible de una ecuación unívoca

La ufana pretensión de los cinceles de la voz

La onírica abreviación de las piruetas cocidas en el barro

La diáfana pausa de granas invisibles

La finita presencia del felino silencio.

-91-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Olfateas la ansiedad de mis pasos

En los pliegues salobres de la calle

Como una gata cazadora te trepas en mi sombra

Y saltas sobre el lomo del perro callejero.

Me llegó en el camino el telegrama:

“¡Abuelo, ven! que quiero chocolate”.

-92-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

A la distancia una avenida guarnecida de retozos

De luces deshiladas humeantes en las madrugadas.

Mi cuerpo un libro de hierbas deletreando

Sílabas de fracasos, esperando que un rayo rudo de luz

Me fuerce los ojos hacia las alamedas exuberantes

Y rompa el denso manto de murallas

Enceradas con salivas de humillación y olvido.

Fugitiva vienes como un meteoro

A la elipse de mis brazos. Oyes el reloj.

La detonación del minutero, el péndulo

In crescendo a la hora de tu siesta.

-93-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Llegará el día y como un carnero respirarán las aguas de las

Cascadas. Vena que ronca como una bisectriz brillante.

Mojará la rabia licuada en los átomos del aire

Descuajada como cartílagos curtidos.

Nacerá la felicidad encaramada en la luz insondable

De los ojos abiertos de mi sangre. Peña de arterias

Envuelta en florescencias y delicadas mansedumbres.

Tiempo enrojecido de vendimias,

Donde susurro como un animal lacerado

Y un herrero de miel fragua lo sagrado

De nueve plácidas lunas disueltas en regodeos.

Tiempo de crónicas sin intervalos.

Carne vibrátil en el huso esférico.

Suspiros en la bóveda de los días.

-94-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Campana seminal en el tensado anuncio de la vida.

En el vientre transita la semilla por secretos reverberantes.

Un olor a vida se estaciona en un terrón de algarabía

En la cuna una blanca pluma alumbra.

-95-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

El amor cifra de blancura. El corazón

Como un ovillo de alientos y deleites.

Como una granada blanca en el costado.

Su anatomía como un átomo de cal

Como una pulgada de nubes

En vilo junto a una brizna de carne.

Labra las lígulas de la luz su cara de azahar

Vientos raudos abrazan sus sonajas

Se cuelgan y se curvan en el centro

De gravedad de sus mechones de ónice

Hebras de sangre permean el pedernal del vientre.

Eslabón en las teces de la encina

En donde los vástagos anclan sus establos de cuarzo

-96-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Nube blanca, brazos abiertos.

Y en el pasillo del hospital un gorrión como tornero

Entre la cruz del dolor y la miel del alumbramiento.

Visible lontananza de la sangre.

-97-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

La luz de la noche de pronto descansa

En una cornea de almíbar, sierva

Luz que atraviesa rasante tu sueño,

Inunda tu planeta de ruiseñores, los paisajes

Bullendo en la timidez de tus enigmas castos.

Tu horizontal distención, tu cuerpo danzante

En quietud extrema, mansa, dulcemente anidada

En las cornisas de las esponjas marinas.

Lejos las sueltas voces de los pescadores,

Menguan la respiración de cansados peces,

La noche en su más sacramental lentitud,

Pasa revista tu silencio, celador del remanso

De las gárgolas de tu aliento

Almenado en el atrio de tus livianos confines.

-98-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

De repente extraño el trino de anís entre tus dientes

De leche. El secreteo de las colmenas cuando cabalgan

En los cadejos de las hojas secas de las cabañas. Cuando giran

Sobre la chispa de la bengala en el oído ciego

Esa bucólica transfusión de escondido júbilo

Tal como el latido de un amor que espira muerto de hambre.

Tú, llenando los orificios de la techumbre

Con pechos de harina, de pan blanco los huecos de la

intemperie,

De olvido el miedo a la muesca de los fantasmas.

Tierna nieta, lámina de claridades óseas, niña de mosaicos

Simétricos como el papel de las cometas. Aguja

De la puericia mineral de las luminarias.

-99-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tu nombre sostiene los faros de las dársenas

Que aclaran prietas tempestades, alegoría en las ardides

Del absurdo, manuscrito original, signo

Y costado inequívoco de mi infancia, brújula inédita

Que clausura la rutina balbuceante

En mis hinojos de limosnero hortelano.

Cuando brota el oloroso anuncio de tu nacimiento

Siento un corazón encandilado en otro corazón.

La fusión en el ovillo de la cal ígnea.

-100-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Como el agua se inclina en la postrera quejumbre

O levanta su piel artificial la serpiente

Sobre el dolido andrajo y dejan apurados lápices

En una teja de caras imborrables

Así mi piel delinque con su máscara cotidiana.

Me sentaré en la cima de la roca púrpura,

En la gigante piedra donde un fino tejido

Magnético de algún planeta me cubra.

Desde ahí, robaré

Tu corazón de diminuta toronja suspendida

En la cáscara de llanto de una nube.

Mi corazón destila líquenes en marejadas

De radiales cuchillos, mutante herrero en la

-101-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Corriente que salta de boca en boca

Como dos aguas domadas en vasijas de vino

Y reflejan encorvados pellejos sibaritas.

Así como el agua,

Dejas una redonda aurora de blandura celeste

Como una cautela.

-102-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Descosido como el olvido.

Un tizón se hospeda en mi lecho.

Se desborda la noche

Como un aguardiente frío.

La lustrosa luz avanza estremecida

Hasta vaciarse en los visillos

Se cuelga en el éxodo del sol vespertino.

Legiones de bastillas ambulantes

Se reflejan en fragmentos

De terrosos espejos letales.

Los recuerdos laten en mis manos,

Esperando que amanezca la libertad para abrazarte.

Y que no se detenga el camino del tiempo,

Para el encuentro que enarbola tus manos

En mis ruinas. En mis horas disidentes.

-103-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En las cosas que perdieron sus nombres

En el estío de algún recreo.

Tus ojos cazan de los astros su luz

Y estallan en mis sienes los cristales.

-104-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Voces laceradas flotan como astillas derruidas

Voces y pasos ambulantes que se estrellan

En los blancos muros de una sala de espera

Tiempo que envejece fugaz en las azules baldosas.

Un arcano de dolores anuncia tu arribo

Llegas entre oraciones y silencios que ruedan

Entre los labios como un remolino de limones.

Con la espera deglutía rumores, ardían erupciones

En mis labios. Descendía un cortejo de obsesiones

Mágicas sobre la gravidez del tiempo.

La imaginación tensa como un bisturí en mis tendones

Llegaste como un silabario en un cierzo blanco.

Presa en el espumoso arroyo. O como un polvo

De estrellas en la boca roja de un volcán.

-105-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En el pasillo mis pasos lentos sobre pantanos errantes.

Mis pies extraviados en las veredas, torpes perinolas errabundas

Entre sortilegios y visiones espirales

Sacudían mis órganos hacia otros rumbos.

Las horas detenidas en el temblor de mi carne mientras tu alegría

Palpitaba en el seno materno en frescos ornamentos.

No quise imaginarme tu rostro, aunque eran azules las ilusiones,

Mis ojos se fijaron en piedras de esmalte.

No profeticé tus soles ni apacenté tus lunas

Luego contemplé el astro que estuve soñando.

El ruido se paseaba solitario. La sala despoblada.

El pórtico indiferente como un ermitaño

Conspirando con su estéril quietud.

En el silencio de sementeras fecundas.

Un revuelo, un canto que se derrama en el trigo.

-106-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Y llegaste como una escultura de escarcha

Que se derrite con el beso del sol

A la última hora del ocaso.

-107-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tu boca dibujada con dulces colores

habitada de luciérnagas callejeras

Encadenadas al suave trote de tus labios

Inquietos por el éxtasis del milagro

Se desbocó de los tejidos elásticos de los delirios

La fertilidad de la aleación conmutativa de la luz.

-108-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

De la tierra. De la vastísima tierra donde la cinta métrica

De la luz no deja lugar para la absolución

De la carroña ni la barricada de lenguas amputadas,

De la tierra donde levitan los profetas y madrugan

Con sed los sueños llegaste como la primera letanía

Hasta donde se desvanece el festín de los abismos

Y hay un camino abierto, de tiempos y sinfonías

Que se extienden en breves plegarias.

Desde esta calzada sin auroras en el que los remolinos vuelven

Líquido el trigo, la vendimia se vuelve hojarasca,

La arcilla tiene socavones y el piso arenas movedizas,

Miro alucinado en las andanzas de la distancia

Cómo se transfigura tu cuerpo y desde los ojos

Negros

-109-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Te saltan claridades de agua, impetuosos reflejos

Perdurables como la voz esclava de ternura.

-110-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Como un acróbata jubilado mis dedos desbocados

Van hasta la materia de una rosa prisionera en la bóveda

De mi mano y en donde se mecen tus gracias. Tu gorjeo

Teje en alineadas rutinas la ceremonia

Del vuelo circular, liviano, rendido

A su gravitación sobre una parcela azul.

En otro aposento la luz

Muda al rescate de la fugaz

Forma de tu cuerpo enlazado con almendras

De cristalinas granadinas.

-111-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En mi imaginación

Otro hombre nace a mi medida.

Somos como una doble luz

En el laberinto del desamparo.

Una sombra gira multiplicándose

O dos sombras en un mismo punto.

No fracasa la imaginación sino

La mano que ajusta la ilusión: el mago.

Otro hombre nace. Ha librado su uña de la rutina,

Sus ojos de las viejas postales imprecisas

Su oído de las disonancias de la hormiga

Reflejo condicionado de segundo grado.

-112-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Un holograma síntesis/totalidad

Espejo en el mediodía

Duplicación en el alumbramiento

16/09/2015

Día que tus párpados se abrieron

Y se congelaron los peldaños del abismo.

-113-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

De su cuenca caen brillantes granos de arena,

De un cuentagotas se precipita un ruido fluvial,

El sollozo mira desde la ventana

Un atisbo de amor, un islote henchido de gozo

Que celebra el milagro de la vida.

La primavera de cuatro letras,

Desnuda la vida en segmentos luminosos.

La quimera tiene el árbol de la eternidad.

-114-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Mi nombre se atrofió en los álbumes.

En la excursión de las yemas sobre las imágenes

Se diluyó el iceberg de las interrogaciones

Se desprendió como cáscara el desiderátum

Del adiós. Lámina descartable de lo imposible

Como el desprendimiento del molusco. Buzón

En la resaca amoratada del alcohol.

Así vino mi nombre. Cualquier nombre a ser

Un vigilante nocturno. Un relieve en la criba

Que tiembla en el aliento de los horarios,

Aprende en las lecciones del quebranto clavado

En la mortificación de la vieja costumbre

Años grises con música de anchas soledades.

La vida es un huerto de artificios

Un espeso dolor enervado y bromas a granel.

-115-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

A todo lo abundante y seco, al abismo liso

De los veranos malvas

Se prendió la textura de tu voz

Y las goteras nada estériles de tus garabatos.

-116-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La radiación cruza un fortín como una

Aguja prendida, la dualidad de lo claroscuro gira

Escindida por relieves de acero. Es una argolla circundante

De huellas perpetuas y destinos austeros,

Máscaras de tufos que escupen aguas rendidas,

Amaneceres grises y cascadas de cenizas

Ha bajado la lumbre del imperio a las cabañas

Desde el otero una voz blande un aleteo de vientos

Y se escucha un arrebato seco, una pulsación de caballos,

Como pasos desorientados en el camino.

En la otra banda del sendero donde sopla la marca de agua

Y el sol hace la primera toma con la hilaza del círculo

cromático

-117-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Hermes hurtando las vacas de Apolo para construir una lira

Tú reproduciendo pistas sonoras. Escalas de ondas musicales

Acumulando como los polvos de las cometas en la

memoria ecoica

La música

De plenilunio

Iluminación de la luz

Dislate del sueño

Himno de amor.

-118-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Aquí la sonata “Claro de luna” trepida sobre un cortafuego

De espinos, el golpe del viento suspira en la demarcación

De las ficciones, se inmolan los signos insurgentes

En el sonido de las llagas que laten bautizando

La vida. La mano toca un abanico de labios humanos

En la taumaturgia desbocada de la noche.

La carne como un cordón invisible de aves

Se reinventa con el eco de un adobe

Limado que despierta la polifonía

Redentora de la visión, la clave de la cordura

Y la elipse de un silencio labrado de porvenir.

Aquí en la tierra, en el círculo de la hosca nuez

Del contrapunto en donde se desplaza el mundo

En el cultivo de esta parcela inventada como

-119-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

El golpe tropical de un cocotero que celebra su sonido

Recóndito como cuando el pescador madruga

Para la redada de peces en el hirviente mar que aúlla

Y el sol evidencia el latido de la sal en la telaraña de su llama.

Aquí en donde el miedo lame la alegría,

Aquí en el llanto soterrado de los corderos,

Aquí.

Aquí/ donde todo proviene de lo alto

Aquí, para amordazar el espanto

cuando se alineen las alucinaciones.

Apacienta, niña, mi corazón.

-120-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Manos de arena sueltan una sombra como un bolsillo

Roto unas cuantas monedas devaluadas

Sobre un amasijo de salitre unas alas incandescentes

Cubren un tapiz de espigas quemadas en los estribos

Recónditos de los migrantes espectros.

Las líneas que rodean la cabeza son más oscuras

Y podría caber en un enorme ventanal desde donde

Pequeñas figuras humanas juzgan las virtudes públicas

Y privadas y muestran sus blancos colmillos.

Sombra recubierta de gruesos silencios como el espinazo

convexo

De un quelonio que por su edad huye de una tormenta

Porque podría perder su fecundidad a sus 100 años.

Si el ojo tuviera el poder mágico de los lentes prismáticos

para acortar la distancia podría ver no un rostro.

-121-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Si no varios.

Difuminados como cuando se borra un arco iris.

O la vista se nubla cuando encuentra ileso un secreto.

Son caras que viajan encalladas en una bocanada

Decapitados por un manojo de mentiras, un tropel

De navegantes proscritos, recostados

En sus lacerados cuerpos, unidos en la violenta

Fragilidad de sus carnes y su voz que se evapora.

En este abandono donde nadie persevera

Solo la noche y su punzante oscuridad,

Asomas tú como el sonido descabellado de un huracán.

Como el silbido de unos árboles con fiebre,

Con tus ojos de archipiélago en un carrusel de gaviotas

Y el riff de tu sonrisa.

-122-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En la campiña se encarama el canto de los frutales

aromáticos

Como el olor capilar de las piedras en los meandros.

El abismo es como el frío de las estridentes aguas soterradas

En monolitos caliginosas cúpulas lácteas sin óculos

Masa de cabellos sanguíneos que emanan vahos

De azufre desde el quid del pirofilacio

Lo onírico tiene las secuelas de las grises noches

En vigilia. Los sueños tienen de sus viajes de arrobamiento

Las salobres promesas y el acre mandil del alba

En el boceto de su arteria mendiga.

En esta desgarrada libertad de los secuaces inventarios

De las frases y los gestos categóricos que tienen el peso

-123-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Gravitacional de un dolor de cabeza, de la malacrianza

De salirse por la puerta falsa de las indulgencias

En algún renglón encontraré tu ternura latente en el maderaje

del agua.

-124-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tripulantes de grafías circulares, de memorias efímeras,

Legionarios de un mar fértil para el apareo de las aves,

Sobrevivientes del mar que se tienden como un telón

En el mármol del aire, en la espalda del viento.

En la orilla un puerto de muñones brumosos,

Retorcido con guarniciones de leños como un mural de

pastillas

Deshidratadas que escoltan los años de aislamiento.

Astillero casi invisible arrodillado por las crecientes del

abandono,

De regiones existentes solo en sus cenizas,

Embarcadero de garfios y aliento de bucaneros

Guarnición recóndita de sudor y de cólera en los mazos del

olvido

-125-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Polvoriento puerto cubierto de oraciones,

Deteriorado pasadizo

Que se esfuma como un grito por las tinturas de la

memoria.

En este puente tú te grabas como un pensamiento,

Como una encina viva de recuerdos

Como un canto en la despensa de constelaciones.

Eres la belleza encarnada en el océano de mis pupilas,

El espejo alado en los filamentos del río.

-126-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Puede pasar el tiempo atravesado por la sequía

Ventilar con un plumero de púa la hojarasca

Y regresar como parto de lluvia por la misma planicie

Por el mismo surco acústico de la rivera

Encontrará el poro primigenio de la semilla

La hogaza en la mano genealógica

La armonía fonética de un latido.

Aunque Melachton haya dicho que <la fe escolástica

No es otra cosa que una opinión mortal>

Con aparejada mortalidad encendido de esperanza

Seguiré masticando el milagro

De tu nacimiento en cualquier mesa que levita,

En cualquier bodegón de colores esdrújulos,

En cualquier hamaca polinizada por las abejas,

Porque llevo intacto el corazón de tu diminuta anatomía

-127-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Aullando en mis manos desde aquel día en que el reloj

Imantó el espacio y mis nervios como una polilla

Colgada en las hojas de un periódico bajo la axila

O un libro de aventuras mientras el tigre duerme.

En el recodo geológico de mi precaria huella,

Amaneciste tú para conciliar mis desvanecidos sueños.

-128-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

De pronto, la habitación, una

Bombilla de hielo. Una suma de monomios

Invisibles. No se puede sumar lo que no existe

El producto será un radio desde donde

Yace la masa de mi cuerpo. Y giran lazarillos

Con bastones y pasos simétricos sobre el cuadrante

Del agua en el piso. El drenaje de la monotonía de las

paredes

En la noche cuando sobre sus hombros hormigas

cabalgan por alcores

De humo blanco hasta el tuétano blando del insomnio

Adherido al desértico ijar de la luna.

Una muchedumbre de semblantes cortantes

Se recuestan en el patio fatigado de esos sueños

Que son voces. Voces de la noche. Voces del mar.

-129-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Voces de alerta en la travesía. Voces de alegría

cuando el botín asoma. Voces incoloras.

Susurro de naipes.

Pero tú despiertas el alba,

El poliédrico acuario del sol

En la aguja enmohecida del cataclismo

Clavada en el huesudo cráneo del calendario.

-130-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Vuelan las noticias sin tropiezos ni señuelos,

Así como vuelan los sueños que pernoctan en los cruces

De la ternura que se recoge en el incendio de la noche.

Eras sueño.

Grana

Miga Núcleo

Médula malva. Fruto asceta.

Revelación de apareados vientos

Renacido vientre que permanece como dentellada de la vida,

Arquea en el arbusto el osezno una nueva infancia.

Solo tú, niña, trotas en el tiempo,

En el cuadrante de la copa de un riachuelo.

En la boca llevas un tallo dorado de caricias

La prolongación de tu nombre en los portales del mar

Que acaricia la tierra, el invernáculo de la palabra

Y la silenciosa burbuja de tus labios.


§
-131-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

A la hora de levantar polvo con un balón de medias

Por aldeas de pajonales trochando estacas

El dorsal recita crónicas que otros escribieron

En piedras laceradas de adioses, hierros y pólvora

(Hospicio en donde sobrevive la memoria)

De un anillo planetario escucha

El armisticio del reposo de los volcanes

En el aposento de aguas cuajadas,

Trizaduras de icebergs/rugidos del cinabrio.

Moras en una ínsula de palomas

En los muslos livianos de un puente

Enciendes en la garua de las poleas

Tus luces de gálibo para que tu palabra

Perdure en la otra orilla, para que tu voz

-132-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

No sea enunciado de la carroña, si no fotones de luz

En los agujeros corpulentos de las ciudades bicéfalas.

-133-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Garzos los lechos buidos de óleos cadavéricos

En los insípidos paladares de los flancos

Glaciales del patio. Pávidos vidrios que

Se borrarán con la lluvia o la florescencia del sol.

Mientras tanto, miró cocear tus parpados

Cuando despiertas. En verdad finjo mirar

Porque me imagino cómo el día se macera

En tus ojos y en las tersas costas de tus mejillas.

La lámpara inmersa en su manido monólogo

Morada efímera de su fermento aéreo

Conserva la armería del cabrilleo de la estatua.

Todos tenemos una partícula de odio.

Santayana decía que el escepticismo

-134-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Es la castidad del entendimiento.

Mas, todos sabemos que tenemos en la epidermis

El descarnado cambio diferencial de los denarios

El reverso y el anverso de una humanidad

Refinada y salvaje. Esos ríos de tormento

Taladrando la laxitud y los estigmas de la cocción del

abismo.

Los huesos y los músculos a la intemperie.

¿Y si todos tuviésemos un grano de mostaza de amor?

¿Un termómetro clínico en el parto de nuestras apetencias?

El basilisco, el ovíparo de espantajos,

El argot de la manía de los ofidios

Serán maniatados en los vapores de sus linfáticos carbones.

Entonces, me abandono a ti. A tu casta enredadera.

-135-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

A tu alunado saludo que me acobarda descubrir

Que mi amor es tanto como tu escultura.

Así, me aferro a tu columna de cabrillas,

A la tempestad y al incendio de tu mirada.

-136-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tu origen tiene el botón apetecido de

Las aguas marmóreas, del fulminante desgarro

Del aroma, de la purificación de la miel

En las sienes del alambique, de un arsenal

De espejos en las estrías de mis manos,

De la madurez en la balsa de la gracia

De la fuga de los Ángeles en la Misa de Gallo.

La espera en el frío rompiente donde toda hoguera

Es inútil. Todo aire espeso irrespirable, aunque

No fue larga, el aliento engulló

Unos cansados y lejanos pies en el pasillo.

Era un código secreto la puerta entreabierta

Como las palabras. Las miradas pausadas

En la fiebre de las paredes, la agitación

-137-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

De las cantáridas tras los ventanales.

Y tú en la demarcación de mis adentros

En el sudario de una luz que de pronto es vital y fresca.

Al fin el bullicio como un talonario de enigmas

Tú, un tejido albino

Revoloteando por el espacio aséptico,

Tu cuerpo leve en pleno vuelo.

La partícula seminal hecha vida

Y de cómplice una escarcha de luz del quirófano.

Y así una brazada de empujones y alborotos.

En la sagrada fronda nacarada

Entraste en el juego de la vida.

Tu nombre en el dintel deslumbrante

De una intachable letra. En la resonancia

De los cálices embebidos de quimeras.

-138-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Néctar de los pomares y bastón de las golondrinas

Talismán de la sangre en la vereda de la tierra

Antorcha de nidos en la membrana alumbrada de los

pájaros

Saturada dentellada de la confidencia

Que se condensa en el pulmón de invierno.

Las horas tosiendo en la espesa orografía de la espera

Del anuncio que desatará caricias, diseccionará las astas

De los celos. Un turbión de palabras ilegibles, de ruidos

Inaudibles en las fisuras de diptongos remojados

Acurrucados en el entrecejo de las puertas.

Dorada y desnuda in statu nascendi

Aún con una gota del saco amniótico vestigio de las

abluciones

En el cuadrante de lajas claras de los cartógrafos

-139-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Apareció el fruto en una mantilla de cóncava pureza

Era ella en la siega monacal de mi callada alegría.

¿Yo, el mismo? Hundido en el espesor del tartamudeo.

Sabia gestación de la pluralidad terrena.

Soñada siempre soñada. Deslumbraba más

Que un bocado de luz en una noche hipnotizada,

Más embriagadora que la sacra costilla de Adán,

Más libre que la miel en el tejado del alma.

¿Yo, el mismo, rumiando sapiensales soledades?

Animal deportado de la servidumbre del amor

Amotinado en las cerraduras del letargo,

Le abrace como un pastor

Embrujado por su rebaño en el suspendido

hervor de un risco. Desde lo alto

Vi el valle y el desfiladero,

La abundancia y la coloración de los siglos,

-140-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La continuidad de los solsticios

Con el primer beso en su frente.

El destino transita con su propia imagen,

Con el ritmo de la hoguera azul y el testimonio.

-141-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Mi corazón se divierte

Y tú también con tu nuevo juguete:

Un monigote de carne y hueso,

Y un corazón sin pasaporte

Que es tuyo entero.

-142-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En una esquina una voz asciende por espirales de basas

Zurce la palabra en el travesaño de la pirámide demolida,

Garabatea el olor de talco y de pañales por suelas de

poliedro.

La música resuena en el rescoldo de sus pestañas de

grafito,

Su boca agita una cálida atmósfera de sainetes

Sus labios desnudan las señales de auxilio en veleros

estriados

La voz se empapa en el nudo de su bufanda solar

El azul brillante de la seda dilata los timoneles de su

voz,

Ese sonido que tiene el gesto sereno de su presencia

Que esparce la giratoria armonía de su rugido vaciado

en la tregua,

-143-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Que cambia la refracción de cualquier mohíno rostro.

Canto que poco a poco en una mansa visera suelta amarras

Hasta los albergues de los sueños de almendras entornadas.

-144-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tu nombre es vino sonoro que acecha y provoca

Para saciar la cola de la orfandad en la espita del alminar.

Tu nombre es papiro atestado de sílabas rizadas

De goteras espumosas en tu frente dormida,

Para mi sed obesa como una selva de ungüentos.

Tu nombre tiene en la memoria de sus vocales

La aguja magnética para el gaviero, la bombarda a punto

En mi navío indigente, la ebullición del faro para quemar

Desde el embarcadero las aguas y esculpir en las velas

Triangulares las voces sobrevivientes de los soliloquios

Triviales y almidonadas farsas.

Todas las palabras de tu nombre:

Monaleonor/Monileonor

-145-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Caben como piedras circulares en la honda de David

Lanzadas hacia los tragaluces boreales

Son cristal hilado, sortilegio en la hendidura

Del camino descarriado del eco

Parpadeo numinoso en los rodillos del agua

Ceceo infantil en un carrusel de fuego.

-146-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Contraseña en la tranquera descalabrada de la inapelable travesía

Cruz en la saciedad de los astros cuando escapan

Mezquinos con un agonizante pelambre de llanto.

O las adiposas espinas de los vasos rotos, vórtices

De arcos danzantes bocarriba en el piso.

Torrentes de alfileres apiñados en la circunferencia

De jirones de luces que se eclipsan ásperamente

En los dedos cuando escarban las huesudas rocas.

Resplandece tu voz de cirineo aún desmembrado en alaridos

En esa cantera de tronantes vidrios.

Y tu gutural silabeo con afilado sosiego

Se entierra en mi cuerpo.

Un puñal de mercurio graba tu nombre

En el último grano arrodillado

-147-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Moliendo la luz

Para dejar una sola cicatriz silbando en mi piel.

-148-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tus labios tienen el tímido hábito de las plegarias.

Son dos líneas fluviales infinitas en las ínsulas

De las efigies condensadas en la holgura del tiempo,

Como un hilo sin latido. Inmóvil como el fingido

Rastro de un río que levita en el sobresalto de la piedra.

Delgados como un cáñamo de filigrana

En el mástil de las corolas insondables de tu sonrisa

En el resquicio invisible del asilo de tu boca.

-149-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En los huecos mohosos de los troncos derribados

Por la furia, en el fermento de las ofrendas y la

Fiebre de dijes en cajas de madera aprisiono

El canto de los escombros entallados por los infieles.

Los hilados de estos fragores castañean petulantes

Corvos sobre tu frágil carne. Febriles celdas cetrinas

Turban la devota efusión de tu sonrisa.

Asaetados arneses de luces con diestras ligaduras

Vagan por el encantador oleaje secreto

De tu aquietado hálito sumergido en un oasis

De espejos y colinas de lobos adormecidos.

El misterio de tus labios de ciruela y limo

En el esplendor de esa calle interminable de suntuosas

-150-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Morfologías, cielos de siglos invisibles,

Presagian tu mirada por esas demarcaciones de mazorca.

En la urdimbre de las aguas barnizadas

Devora el ondulado trayecto con soslayo irreverente

Tu mirada de selenita. Cascabel en las entrañas de la zapa.

Las descargas de relámpagos abastecidos por el útero

Meridional, el diluvio quejumbroso de los

Marfiles de garabatos inflamados

Son escuálidos ademanes sobre tu semblante sublime

Arropadamente inmaculado.

Delineo mi diestra en la grama de telares veteados

En las aldabas de mi cavidad acústica, en el recodo

Desteñido de mis párpados

Y en la llovizna ondulada de escombros.

-151-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

El arrecife se cubre con un zumbido de lanzas rotas

De maderas enturbiadas en barrizales macilentos

Los troncos numerados. Cortezas manchadas

Por las hojuelas de los alfanjes.

Frazadas de dioses en una aldea de cristales,

Yacimiento de parras, amalgama de racimos

Asidos a la vara de la grana que se prolonga

En los bruñidos cepos que se empinan

Como una campana salpicada de fuego,

Como un lóbulo descalzo en odres flotantes.

Una manada de bengalas se escapa.

Un puñado de pulpas enredadas en llamas

Deshojan el linaje de sus higueras en frescos

Faros de líquenes opalinos

-152-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Cuando otros ojos viscosos de pavor se desploman

Con el resplandor que se desgarra entre las pavesas

Y el aroma empecinado del incienso.

Cuarzo redondo que yace sobrecogido

En la natal coraza albina de tus entrañas.

-153-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Cometa de ultramar que doma la cadencia de las jabalinas.

Azulejo salobre. En la brisa enrojecida del poniente

Anidan los albatros. En el sol hurga un cabrero de gasa.

Silabario en mi huerto de carámbanos

Diáspora de luz y efigie dorada.

Hecatombe breve de la aurora,

Aljibe de gaviotas, escudo de doble luna

Para el ciego trigo que trota como un jamelgo

De pestañas en las cristalinas cañadas de tus ojos.

Hebras de arcilla. Miel en tus ojeras.

Te veo madurar cada vez que enarbolo mis ojos

Como un vencejo, como un vino taciturno

Que se interna en la madreselva de las arterias,

En los impalpables latidos que se evaporan.

-154-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En la pared de hoces trasquiladas

Se proyecta tu rostro por un cono

De partículas de luz.

Temblorosa pared de cíclope dormido.

Tu rostro de tórtola en una basílica.

Temblorosa tórtola en la pared.

Se proyecta en un andamio con agujeros,

Átomos que acribillan las costillas del aire.

Tú, diadema distraída en la sorpresa de mi cansancio,

Criatura en el leve tejado de la lluvia,

Esquilón beato en el pertinaz silencio

De la mirada alucinada. Curvatura

De la silueta embriagada en un mar sediento.

Anochecidas ondas blancas que se miran a sí mismas

-155-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En las membranas de un espejo de naciente. Ciego brillo.

Avizorada escala de grietas y cordeles

Puente de unos ojos a otros ojos,

Como la verdad derretida en el cántaro de obsidiana

De tu cuerpo y de tu alma.

Caerá tu luz en el río como el dedal del sol en los alambres.

En ese río tus manos envasarán sus aguas,

Tendrás las llaves de sus festones dormidos

Y en los setos redondos su horizonte vendado.

Tus manos palparán las sierpes nevadas,

La reverberación de sus crestas blancas,

En su cauce un atado de pájaros verdes.

Y las piedras rumorosas inyectadas con cánticos.

-156-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En el umbral de una capilla alumbrada por faroles

En donde la espadaña guarda un mudo sollozo,

Sentado,

Distendido,

Meditando como un monje

En una celda de arrobamiento anclado

En polvos, clavos, rezos y culpas,

Amasando sudor en el altar lapidado de silencio

En donde se muele el ardor del arrepentimiento,

En la inocencia de armaduras de fugaces puntos.

Eres la romería, el sentido de la supervivencia,

El sol despierto en mi hospicio, mi seudónimo

En tus historietas de repentinos inventos

Absolución y metamorfosis de tu materia.

-157-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Presagio que tu nombre sobrevivirá a los timbales del cadalso

Que cercena la memoria, a las arcadas de los vitelos del desdén

Que se cabecean por hoy en el vacío. El mundo gira preso

Del fracaso, diezmado por la fécula del horror.

Convertido en yesca en el centro del mundo

Para ser carroña de su propia imagen.

¡Despertad! Brecht descubre los basiliscos infestados

“… del seno del que nace es todavía fecundo”.

Oratio de hominis dignitate

Por eso mantén con aceite tu lámpara para recuperar la

certidumbre,

En el redoblado tumulto del corazón que se remansa en las

venas

Y en tus secretos tejidos de bullentes escarcelas.

-158-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La reciedumbre de un hueso que se resiste a su caza,

Embozado en los rosales, sueño tendido en los estambres.

Agua ligera como un espejismo incesante

Vasto como la materia de una piedra dolida

Vislumbra la etérea gasa de una fábula

Cazada en evidencias de incendios ebrios

En fluidos circulares en el dosel de los oleajes.

Ovejera en la espera del cordero y el lobo

En las praderas de mi apresurada mirada.

-159-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Diría como Cage:

“No tengo nada que decir y esto es lo que digo”,

Que quiero interpretar la aguadulce de tu arquitectura,

El esguince ondeante de las cigarras, el humo de las

Bengalas en las playas embrujadas por tu sonrisa

De lince retozando en los escalones de los continentes.

“No tengo nada que decir y esto es lo que digo”,

Ceñirme dislocado en tus manillas y soñar

En el drenaje de tu sangre en las arterias,

Alegrarme con el pulido color de tu mirada.

Tocar el calor de cuerpo en los brazales como

los rayos solares en el estrado de tus manijas.

“No tengo nada que decir y esto es lo que digo”

Que me gustan tus colgantes de plateados peces

-160-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Bañándose en los corales de tu cuello.

Y te cuento que en el aire hubo un panel de ijares

Que el pájaro amarillo esta mañana no desplegó las alas

Que nos dejó en la jaula una espina de sudores

Y el cordaje de su vuelo matutino en la luz disuelta

De la noche. Que dejó una galería de penumbras,

De siglos quebrantados y un aroma de llamas

en la cabeza. Tú tienes la partitura de los mares

Las llaves santas de los truenos para cruzar

El granero de los molinos de viento en el que vivo.

Así llegarán los bólidos teñidos

Azotados de fuego y celestes noches

Que algún día de niño conquisté en regiones de arcabuces

Luminosos y abrieron un agujero

En la planicie de mi alma

Para tocar con mi mano rumiante el universo.

-161-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Camino de un lugar a otro perdido en mis pasos,

Hay movimiento, latir de pulgares cansados.

Bifurcaciones de huellas.

Perdido. Sin calles ni esquinas. Perdido

Buscando la claridad de un sendero.

Qué hermoso dejar que el día te arda en la tráquea,

Sentir que el tacto sitibundo de los rayos cale hondo

Detrás una sombra que te sigue. Que estornuda.

Que no te alcanza,

Pero late como el pulso de una vena herida.

Esto que apenas fue la puntada de una siesta

Vacilante es ahora un bosque.

El agua envarada en medio de los árboles,

Tunantes esculturas de ramas que purgan

Para ser libres como el grito de un guerrero segado.

-162-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La vida bullicio en el enroscado hilván

De tu risa como una danza tártara para unos ojos

Que dialogan con la coreografía distante del eco.

Eco como fantasía, impulso, movimiento,

Sabor de labios que rozan discretos

La perfección del mundo.

-163-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Niña traviesa, alegre, regocijada aldea de los rebaños

Empinada como el oleaje de un mar escarlata,

Visor que despliega ese hechizo resguardado

Por moles de granito, enarbolados esturiones

Minerales que por siglos fueron escudos

De las tranquilas o tempestuosas aguas

Que reventaban con un centellante

Batir de olas una contienda de titanes,

No fatigados ni incinerados por el viento,

Saliendo al encuentro de la furia y el gozo,

Quizá el deleite del miedo. No temas.

Las emociones

Se habitúan como el animal en la naturaleza

Como la mudanza de una oruga o la metamorfosis

De un herbario. A tu edad la anarquía nos alberga

-164-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

En la descarada complicidad de la desobediencia.

Somos dueños del desastre y el origen de la fábula.

-165-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Irse dejando abiertos los labios en el aserradero

Del “hasta mañana abuelo” o atrapado

En las manos baldeadas el magnético contacto

Que me somete imperativamente a sus gustos:

Como los frutos maduros que caen en las primeras

Heladas y los jabalíes se ceban con ellas.

Saca la lengua como una enredadera,

Agitas las manos y zapatea como los desmadejados

Rumores de la mañana. No hablamos.

Solo a través

De los barrotes de las señas y las monerías.

Pero somos obstinados para arrumbar

Siempre prisionero como su mejor golosina.

-166-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

A veces soy yo

El que dormido te habla,

El que desenvaina del baúl de las vocales

Las señales de escayola que se trizan con tus juegos.

El que estorba tu quietud,

El que bucea por tu estanque de cetáceos,

El que desploma tu vagón de arcoíris.

Luego un llanto seco y estéril,

Casi inexpresivo que se rasga en nuestro espacio;

Llanto para sobrevivir en el retozo

Como la luna en los candiles del firmamento.

El tiempo se consume. Se calcina en tus travesuras.

Un bocado de luz ha devorado

Los instantes como el soplo de un torno,

Como el latigazo fogoso de la aleta parda de una ballena

En la desolada sábana blanca del mar.


§
-167-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Tus hazañas irrepetibles son un catálogo de desmanes

Que dialoga en una escarpada armadura de algazaras

Y dejan traslucir la algarabía de tus ojos

Con el color de ámbar que se filtra por la tarde

En que dejas el tono más azucena de tu rostro.

Tu cabeza dorada

Aún vacilante de tantos inventos

Se mueve hacia todas las direcciones como una liviana

Antena de un lobo marino.

Se pierden en el tumulto de curiosidades que solo

Tú sabes. Avivas tus ojos negros

Que intensifican la luz, ojos escapados de la lámpara

De Aladino. Espejeando como un lazo de espuma

En la mano diestra de un vaquero

Se desclavan tus maniobras, escaramuzas del festín

-168-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

De nuestras guerras y vástago de la felicidad improvisada.

Contraes y estiras tus piernas,

La tenue extensión vital de los músculos,

Ejercitas con ímpetu el movimiento

De una pierna y una mano alcanzando

Los barrotes de la cuna,

Balanceando la rosada planta,

Apuntando a la cúpula

Discretamente, como si en el borde

Estuviera tu risa ligera,

La escena se repite, sintetiza el tiempo en caracoles

De cascadas, te estiras con la misma intensidad

Del desmayo de las olas

En la playa surcada de corazones inocentes.

-169-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Elévate hasta el envolvente olor del perfume

De la vida. Elévate hasta el febril destello de tu voz

Que acecha generosamente

La intensidad de tu silente vivencia.

Cuando pongo en ti toda mi pequeña

Y radical esperanza. Vuelco mi amor en sucesivos

Plagios de mis voces en mareas de vigilia.

En arces socavados por el lobo de la delación

En el silencio y el cansancio de una espesa vigilia

Que bracean en historias de molidas primicias

Y flashes de letárgicas pesadillas. Y en esta

Poza mugre de regateos de redentoras visiones.

Platón dijo de la esperanza que era una propiedad humana

Sospechosa y cargada de peligros.

Y que la tal Pandora zarandeó a los griegos

-170-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Con este regalo. Contra toda demencia inauguro

Tu presencia hacia la apertura, hacia el devenir,

Hacia lo novísimo del nacimiento y la filiación

Que se incuba en el aposento de tu esencia,

En la epifanía que no se detiene y dilatadamente

Purifica tu sublime vitalidad atizada de providencias.

-171-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

La piedra que oscila rueda

Si suave calcina la espina

Si fuerte desarbola la techumbre

Gira leporina. Azota los durmientes

Del puente. La piedra impunemente cae

Y nadie le ofrece recompensa.

La espiga vuela veloz en la llanura

Se escabulle, silba, se eleva, se enreda

En un cardo. Cálamo que se curva,

Tiembla, se encalambra

Como una plegaria entre los dientes.

Tus bemoles armoniosos en el sismo de tus tegumentos

Inundan de luz los piélagos, tienen la rociada luz

De la sangre como el mismo color de tus mejillas.

-172-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tu voz no tiene auspicio, qué solo se queda

El teatro con el aire que circula. Al fondo

Un quejido se recoge y un oído recamado de locura

Te escucha. Una hiel sanguínea nos altera.

Asoman rostros laminados por las franjas de la lucerna

Y tu estentóreo canto como un llanto.

Parejo al frenesí del metal

Que se aplaca con el fuego.

Paralelo a tu dedo gordo dormido en un espejo blando.

Se quedan en mis trincheras la encendida

Estampida de tu canto enredada

Con hilos de vírgenes girasoles.

Tú y yo herméticos en el desmantelado equilibrio del

espacio,

Solos espectador y cantante.

-173-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Recia la imaginación en la ficción del canto.

Sorprendido del hospitalario paisaje que fosforece

Con un azul que se desfoga por las orillas de una piel rizada.

Y tus pies sobre la zarza

Ardiente, humanamente parida.

-174-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Blanco como un hisopo de nieve

Tus ojos tienen la línea clarividente

De la ruta de los sonidos proscritos en el monedero

En la red flotante de los capullos de las perinolas

En las orillas de cintura fina en donde se escucha hundirse

Un algodón de remos oxidados

En los nidos rojos como un diván sin inquilinos

Hecho solo de imaginaciones y percusiones

Tu mirada indaga, devora la lumbre

Resuena en los anteojos recios del horizonte.

Parsimonia en el celeste reviro del poniente

La línea clarividente de tus ojos

Como un hisopo de nieve sedosamente tienta

El paralelogramo de tu parvo glosario.

-175-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Me pregunto por la vida

Giro oculto del azar

Canto de apetencias en el espanto del deseo

Instintiva espera que roe las interrogaciones

En el silencio estancado de voces

Escalón en donde prevarican las profecías.

Hay en un tramo de la alborada revuelo de certezas

Cuando las falanges del eclipse abren las cerraduras

De la ruptura del hilo del tiempo.

Mas entre sudores de asfixiantes cielos

Y esperanzas con aromas de frescas mareas

Perdidas entre el níquel de faroles rasantes

Flotas de peluches en el ingrávido mar

Encienden un fogón de burbujas

Asoman tus manos redondas y tus suspiros violetas

-176-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Y entre la celebración de tus aliados

Bufones que no pronuncian tu nombre

Un manojo de muñecas de parafina

Con un relieve de letras en la manta que te envuelve

Tu sonrisa es un colmenar que se desborda

Por un celaje de ondinas ingeniosas.

En la geometría salina del mar

Y en el esmalte congelado de los corales

¡Los carteros druidas me traerán tu nombre!

Tu voz floral de los bosques tímida como una

Bandada de palomas atada por un hilo de fuego

Acaricia las hojuelas dormidas del sándalo.

-177-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

En la anunciación la palabra es un globo de helio

Un estornudo impaciente del cinabrio

Que se afinca en la felina luna escarlata.

La sangre espuma en una ergástula

De menhires liba su turbulencia.

Se alojan en un costado de tu menudo santuario

En tu ensenada de corales tinturados y ceibos de arena.

En nutridas miradas que taladran los brocales

De sus andanzas cenitales.

Una pulsera pomposa de cartón abraza

Al unicornio estampado en tu bata de dormir.

Descansa ese arco viajero y escudriñador

De divertidos encantos cuando miran.

Los cuentos se deslizan en el regazo

Sus letras maniobran como pontones

-178-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Amaestrados, carboncillos puntiagudos

Por los prados descalzos de las cartulinas.

En tu reposo algo susurra

Como una hoja de mar con su anatomía de ría.

Salpican racimos de aullidos, las palabras

En sus anclas, el agua en sus amarras

Y una purísima luz inunda tu frágil

Sinfonía con una cristalizada procesión de colores.

-179-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

La ventana: vivo y mudo testigo

De mis largos y lentos polvos zozobrados

En la agonía polar de los naufragios

Prisionera en el pecho condensado de los abismos.

Me levanto en puntillas y te descubro

En el sonido suspendido de los azahares

En el diluvio de plumas otoñales

En el ovillo de señales de los bosques

Que alumbran las espirales cometas de los árboles.

Ornamento para mi dulce hueso bautizado

Agua pura en mi ciénaga lejana.

-180-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

La tormenta pavimenta de vapor

El crespúsculo, la luna reaparece en los vidrios

Con urgencia. Asedia una música remota una estatua

de hierba,

Y en la intemperie una lágrima me hiere.

Escampa y la dicha se aferra en cada ligadura de mi cuerpo,

La mirada corre tras tu creciente indicio.

Tu imagen filamento de pavor en el acuario

Tránsito en el vientre de la cigüeña.

Tu aroma me envuelve en la telaraña del espejismo.

Enrojecidas de amor mis manos y las tuyas

Se estrechan en el yaciente espacio de un jardín sin patria

Sin el torbellino de las horas, sin el resplandor de las tormentas.

Solo

El día embriagado en tus vestiduras.


§
-181-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

El éxtasis de tu canto

Abarca la vertiente cristalina de tu rostro

Estalla tu piel de mariposa

La luz del alma en las madrugadas

El dorado secreto de tus labios

En la llama de un pez azul en tus pupilas.

Siento el vegetal sonido de tu sangre

En el cerrojo de mi afilada memoria

Recorrer el rastro derrotado de mis días

Y fundir en el oscuro insomnio del domingo

Tus risueñas andanzas de cordero.

Te arrullo en la primera hora del alba

En la tarde luminosa o en la agonía de la penumbra.

-182-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Cuando hay luz, viento, sombra o lluvia.

Cuando siembro mi corazón de musgos

Cuando apuro mi raíz y un polvo de esperanza.

Soy horticultor de feroces continentes.

-183-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Una turba de diminutas huellas

Como unas garras que reptan por la

Cristalina palma de radiante plata,

Como unos tentáculos que me interrogan

En la estampida de impresiones,

Que me dejan boquiabiertos los puños,

Remueven mi ahogo estéril

Mi cataclismo de sangre volcada

De carne azotada que aletea remisamente.

Un arroyo absorbe la luz de la gramínea

El agua lustral de tu cuerpo.

-184-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Niña. Niña mía. Pizarra en la que até el pez

de mi mano a una tiza y encendí los faroles de las vocales.

Te contemplo mientras mi locura

Se deshiela. No despiertes porque el río

Se puede secar como la ropa en un cordel paja.

Deja que tus pupilas de lirio no se fatiguen,

Con la luz abstraída de la edénica alborada

O el ruido de levadura de las cortinas.

Mis pasos lentos y quejumbrosos no quieren lastimar

Tu sueño. Herir tu llanto cuando abras tus ojos. No.

Te acompaño como la transida escama de la sombra

De un árbol lleno de gorriones sonámbulos

Que suavemente

Descansan en el borde amarillo de su cielo raso.

Si una de ellas cae

Las estrellas hollarán los ramales.


§
-185-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Gota bermeja me enmaderas. Gota savia me enramas.

Gota en la noche me esmerilas. Gota en la respiración

Me arrugas. Gota a mi lado me embargas.

Gota cuando mi aliento se deslíe

Gota de grito disuelto en mi garganta

Gota mordiendo mis entrañas

Gota en la sílaba clandestina de la testa de la serpiente

Del metal longevo torneado como una ristra

Del músculo diestro en los postigos del radio

De la médula desolada por los estacazos de la parálisis

De las ataduras de las manos que hilvanan caligrafías

Con tu nombre en papeles imaginarios, en la superficie

De los listones, en la piel de una postal o una etiqueta,

En la distancia cercana, rasgos escritos a tientas

En enhiestos paños calzados por dedos descarnados

-186-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Que laten en los encristalados brazos de un relámpago.

Soy prisionero de tus ojos de granados destellos.

Desde un recodo veo tu corazón danzar

Como un fósforo blanco en una esponja de fuego.

-187-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Déjame encender mis ojos con el lenguaje de tu mirada

Déjame beber el mercurio de los ríos de tu frente

Déjame mar herido ser mendicante de su llanto.

Siento en mis huesos un latir de huracanes,

En silencio hierve un enjambre de cristales

Y habita en la caverna de mis noches

Una llaga de luceros

Y un erizo en la voraz hoguera de mi corazón.

Cómo sueño los sueños que te sueñan

En el espeso relámpago de mis pupilas

Cómo sueño el cántico de tu sosiego si estoy vacío.

La vida es una ofrenda de extraviados silencios

Parva plegaria en el altar de la belleza.

Tú, moldura de nube de un pomo azulado

Tú, abrigado manantial de caramelo

-188-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Tú, rosal de palomas para mi risa

Tú, ranura de alabastro en el agua

Tú, cáliz de luna en mi boca.

La semilla se desprendió y albergó su fruto

En el virgen santuario alucinado

Un tórrido metal cazó al mar en mi locura

Y encendió el arcano la palabra epifanía

En las jambas celestes de tu nombre.

-189-
Fredy Rolando Ruiloba Lituma

Para ti quiero la arboladura de las velas y el viento

Las crónicas digitales de los muelles y sus luces

La batuta de una torre de arena no los escombros.

Para ti quiero la blusa de la miel de caña

La campana de una iglesia en donde se posan los gorriones.

La bóveda candente con la aguja de los mares

No el fortín desde donde miran los enfurecidos chacales.

Ni los alones de los árboles sin armonía

No los doblados cuerpos por los cascos abominables

Del fratricidio.

Para ti las escaleras embargadas

De fuego de Elías en la mística luz

De las carrozas ardientes.

No las grietas de dolor como racimo de sal en los labios

Colgados en el ennegrecido muro atravesado de luto,

-190-
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas

Para ti no el embotellado miedo del azote,

De la insolente acequia de la alebrada soledad

Sin salida más que a la nada de un gris recuerdo.

Para ti,

El lúdico collar de las galaxias

En las rompientes claridades de los espejos

En los vivos regazos de los trineos

Que atraen pirámides iridiscentes

Que llegan hasta el lecho inmaculado de tus ojos

Y picotean la madreperla de la luz que nace.

-191-
Fredy Rolando Ruilova Lituma
Azogues-1956.

Miembro de la Casa de las Cultura Ecuatoriana, Nú-


cleo del Cañar. Miembro fundador PEN-Ecuador.
Libros publicados en poesía: Rostros Innominados (2018),
Encuentro de Vértigos (2019).

Colaboró con las revistas: Máquina combinatoria (Ecuador);


Cuando E.P. Thompson se hizo poeta (Ecuador); Revista de
poesía (Ecuador); Libre e Independiente (Perú); Perro Ne-
gro de la Calle (México); Tinta Sangre (México); Biblioteca
Virtual (Argentina); ZUR Revista de Literatura (Chile).
Que me embriague el mar con tus sílabas intactas
se terminó de imprimir en la ciudad de Quito en
el mes de octubre de 2021, con un tiraje de 500
ejemplares.

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