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Sombra del • Sirve de guía en la siente así los hermosos límites de la vida.
Sobre los • Poesía surrealista tú que andabas llorando por las nubes,
tú, sin mí, tú, por mí,
motivada por una grave ángel frío de polvo, ya sin gloria,
ángeles crisis personal volcado
en las tinieblas!
¡Quémalo, ángel de luz,
quémame y huye!
LOS POETAS (5): NOCTURNO
Tristes armas
si no son las palabras.
Cancionero y Tristes, tristes.
• Poesía escrita en la cárcel en
romancero la que vuelve a la intimidad Tristes hombres
de ausencias si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
II. LA «POÉTICA» DE LA
GENERACIÓN DEL 27: ENTRE
TRADICIÓN Y VANGUARDIA
AFINIDADES ESTÉTICAS COMUNES
Según Fernando Lázaro Carreter, la estética de los poetas del 27 se define
por la tendencia al «equilibrio» o síntesis entre polos opuestos dentro de
un mismo autor:
equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental: la emoción tiende a ser
refrenada por el intelecto;
equilibrio entre la pureza y la autenticidad humana: entre la poesía pura
y la poesía preocupada por los problemas del hombre (su poesía se irá
humanizando con el tiempo)
equilibrio entre una concepción romántica del arte (que nace del
arrebato y la fuerza de la inspiración) y una concepción clásica (creada por
el esfuerzo riguroso que busca la perfección);
equilibrio entre lo minoritario y lo mayoritario: alternan el hermetismo y
la claridad, con tendencia a buscar cada vez un público más amplio;
equilibrio entre lo culto y lo popular: aman tanto la poesía de corte
clásico (la de los grandes autores) como toda la poesía nacida en el pueblo
(la recogida en los cancioneros y romanceros, el folclore andaluz,…)
equilibrio entre lo universal y lo español: no desdeñan ninguna obra,
venga de donde venga;
equilibrio entre la tradición y la renovación: son seguidores tanto de los
autores antiguos y clásicos como de todas las aportaciones vanguardistas.
TRADICIÓN Y RENOVACIÓN
«Una generación tan innovadora no necesitó negar a
los antepasados remotos o próximos para afirmarse».
(Jorge Guillén)
Con los animalitos de cabeza rota Los primeros que salen comprenden con sus
y el agua harapienta de los pies secos. huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
Con todo lo que tiene cansancio sordomudo saben que van al cieno de números y leyes,
y mariposa ahogada en el tintero. a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
Tropezando con mi rostro distinto de cada día. La luz es sepultada por cadenas y ruidos
¡Asesinado por el cielo! en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Rafael Alberti,
Roma, peligro para caminantes (1968)