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EXCLUSIÓN E INCLUSIÓN EN LA DISCAPACIDAD

JUAN PABLO FRANCO RAMIREZ

Docente:

PAULO CESAR CASTAÑO JARAMILLO

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

INSTITUTO UNIVERSITARIO DE EDUCACIÓN FÍSICA

DEPORTE PARALIMPICO

MEDELLÍN, MAYO DEL 2022


Involucrar a las personas con discapacidad en las actividades cotidianas y alentarlas a
asumir roles similares a los de sus pares sin discapacidad se denomina inclusión de la
discapacidad. No se trata solo de animar a la gente, es necesario asegurarse de que existan
buenas políticas y prácticas en la comunidad u organización. (Comité Internacional para la
Revisión de la Rehabilitación Basada en la Comunidad, Helsinki, 2003) menciona que la
OMS asesora a los Estados miembros en la implementación de políticas que favorezcan la
participación de la comunidad. Esta estrategia de rehabilitación basada en la comunidad se
ha implementado en 90 países.

La inclusión debe conducir a una mayor participación en los roles y actividades de la vida
socialmente esperados, como ser estudiante, trabajador, amigo, miembro de la comunidad,
paciente, cónyuge, pareja o padre. Las actividades anteriores también pueden incluir
participar en actividades sociales, usar recursos públicos (como transporte y bibliotecas),
moverse dentro de la comunidad, recibir atención médica adecuada, interactuar con otros y
disfrutar de otras actividades diarias.

La sociedad como eje central de la discusión es el factor fundamental del crecimiento o


retroceso de esta población, como nos apoya (Albretcht, 1992, pág. 37) Una sociedad con
una cultura y un orden social determinados produce, reconoce, define e interpreta las
deficiencias. El Estado colombiano debe fortalecer las fuentes de información relacionadas
con la discapacidad, incluyendo diversas herramientas, como las encuestas
socioeconómicas, así como registros administrativos específicos que permitan analizar su
goce de derechos y recomendaciones técnicamente sólidas y sostenibles.

En el antiguo Egipto, la inclusión de los individuos con discapacidad solo respondería a un


interés particular, teniendo en cuenta que con su discapacidad estas personas solo podían
ser vistas como seres que estaban al mismo nivel que un objeto, y que no contaban con
valor alguno, tal como lo expresa (Inzúa C. 2005) En la antigüedad, las personas
consideradas “físicamente defectuosas” tenían que servir sin condición alguna a sus
gobernantes, quienes no tenían consideraciones para con ellos y solo en su plan de servicio
eran considerados como cualquier persona aunque en las actividades personales eran
discriminados.
No obstante, aunque para la cultura griega su panteón es sinónimo de perfección, dentro de
esta se encuentra la imagen aceptada de Hefesto como un caso muy particular y anecdótico,
tal como lo describe el Diccionario de la Mitología Griega y Romana del profesor Pierre
Grimal:

‘’La preocupación griega por la perfección física se expresó en la mitología en donde los
dioses y las diosas eran modelos a imitar’’, solo existía un dios con discapacidad, Hefesto,
era rengo y físicamente deforme de nacimiento —aunque hay versiones que atribuyen su
discapacidad a una herida de Zeus cuando salió en defensa de su madre—, por lo que fue
expulsado del Olimpo residiendo en el mundo subterráneo donde se desempeñaba como
joyero y herrero de los dioses (Valencia, 2014, p. 6).

De lo anterior, resulta interesante observar que, a pesar de la admisión de un dios con


discapacidad dentro del panteón griego, la existencia misma de la discapacidad genera que
la imagen quede relegada al submundo, siendo este el receptor de un castigo debido a su
condición física y con lo cual queda excluido de la figura perfecta de dios.

En un comienzo, la imagen religiosa de la discapacidad como un castigo, una maldición


proveniente de malos comportamientos, pecados e incumplimientos a la ley divina,
provocaba repudio moral que repercutía social y económicamente, dejando a la población
con discapacidad en una situación que desconocía su humanidad, la valía se sus derechos e
impedía el acceso y desempeño a actividades que implicaban vivir en compañía con el resto
de la comunidad. Este modelo moral, lejos del control de los afectados, manejaba una
discriminación estructural e institucional que condenaba a la población al ostracismo,
dejando su existencia en la invisibilidad física, afectiva y social (Sevilla, 2009).
La discapacidad y la exclusión social son dos categorías de análisis aparentemente muy
relacionadas (Egea & Sarabia, 2004), sumado a lo anterior, la ignorancia, el miedo, el
abandono, la lástima, son factores sociales que se han presentado a lo largo de toda la
historia en relación con el tema de la discapacidad, lo cual genera conflictos educacionales,
laborales, participativos, culturales, entre otros (Palacios, 2008), que limitan directamente
la integración social de personas con discapacidad, impidiendo su inclusión en la sociedad
como personas sujetas de derechos sociales, en donde las instituciones y las legislaciones
por su parte no se han mostrado del todo aptas para apoyar la inclusión de este grupo.
Ahora bien, para lograr una sociedad accesible (García, 2008); es decir, sin exclusión,
dentro de este grupo, y lograr que las personas con discapacidad puedan participar sin
obstáculos, sin ser excluidas socialmente, se deben suprimir las barreras existentes y
evitarlas en el futuro; esto es una tarea difícil pero posible. Su aplicación no es cosa que
pueda hacerse en un plazo inmediato, ni depende solo de los poderes públicos o de la
sociedad civil o de los interesados. Ha de ser trabajo continuado y compartido por toda la
sociedad.

Así que, para estimular una inclusión en la sociedad de este grupo, se debe garantizar la
accesibilidad a un empleo formal, a la seguridad social, a la educación, al medio físico, lo
que implica suprimir barreras histórico-estructurales (Toboso Martín & Arnau-Ripollés,
2008, p. 3), actitudinales, urbanísticas, arquitectónicas y del transporte, reconociendo las
claras necesidades que tiene este colectivo de participar dentro de la ciudadanía social.

La accesibilidad al trabajo aparece como uno de los mecanismos integradores más eficaces
por ser considerado como de los más necesarios para la independencia de las personas con
discapacidad Díaz (O.C. Equidad, (2005). Un trabajo formal brinda acceso a la seguridad
social, al crédito necesario para obtener vivienda; brinda un mayor estatus ante familiares y
la sociedad.

La accesibilidad a la educación tiene como base el ideal de contribuir al desarrollo de las


personas que, por definición, son todas educables (López Gonzáles, 2006). La accesibilidad
a la vida social pone de manifiesto facetas menos visibles pero trascendentes para el
desarrollo y la dignificación de la persona, la convivencia en el barrio, las actividades
culturales y recreativas, así como la formación de variados tipos de vínculos inherentes a
cada una (Ferreira, M. (2010).
BIBLIOGRAFIA

1. Comité Internacional para la Revisión de la Rehabilitación Basada en la


Comunidad, Helsinki, (2003). La igualdad de oportunidades, la reducción de la
pobreza y la integración social de las personas con discapacidad: documento
conjunto de posición / Oficina Internacional del Trabajo, Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y la Organización
Mundial de la Salud (2003 – 2006).
2. Albretcht, (1992), “Disability, Education, and Inclusion: Cross-Cultural Issues
and Dilemmas” pág. 37
3. Inzúa C. (2005), Políticas públicas y participación ciudadana en los procesos de
democratización.
4. Valencia, (2014), Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad
p. 6.
5. Sevilla, (2009) discapacidad intelectual.
6. Egea & Sarabia, (2004) VISIÓN Y MODELOS CONCEPTUALES DE LA
DISCAPACIDAD.
7. Palacios, (2008), El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y
plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad.
8. García, (2008), Actitudes hacia la Discapacidad en el Ámbito Educativo.
9. Toboso Martín & Arnau-Ripollés, (2008), La discapacidad dentro del enfoque de
capacidades p. 3.
10. López Gonzáles, D (2006), Modelos teóricos e investigación en el ámbito de la
discapacidad. Hacia la incorporación de la experiencia personal.
11. Casado D, y Egea C (2000), Las estrategias para el cambio pro inclusión de las
personas con discapacidad. España.
12. Díaz O.C. Equidad, (2005) Inclusión y Discapacidad. Segundo Foro Distrital de
Discapacidad [CD -ROM].
13. Sevilla, T. (2009). Estrategias para hacernos ver: Organización(es) y movilización
del sector de la discapacidad en Cali. Perspectivas Internacionales. Ciencia Política
y Relaciones Internacionales, 85-109.
14. Albretcht, G. (1992). The disability business: rehabilitation in America. Naewbury
Park: Sage Publications.
15. Ferreira, M. (2010). Cuerpo y discapacidad: perspectivas (latino) (ibero)
americanas. En B. Bustos, Discapacidad y corporalidad: una aproximación
genealógica (págs. 55-89).

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