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Así como la visión que tuvo nuestro Señor Jesucristo para edificar
su iglesia, escogiendo para ello a doce hombres que finamente fueron el
soporte de su obra.
Cuando Dios creó y diseñó al ser humano, lo hizo de tal manera que
pudiese sentirse amado, para así también poder dar amor. Todo ser
humano al nacer necesita amor, afecto, calor, cariño y protección.
De manera que cualquier persona que aspire a tener un liderazgo de
éxito, debe tener un corazón sano, y para que ello ocurra es necesario que
renunciemos al resentimiento, no albergar en el corazón ningún
sentimiento de odio, ni de rencor, que son los que producen la amargura.
El líder de éxito debe ser una persona de fe, llena de virtud, pues la
fe siempre está por encima de las circunstancias porque viene de lo alto, y
lo que viene de arriba es eterno porque emana de Dios; y de la manera que
los cielos están por encima de la tierra, así los pensamientos de Dios están
por encima de los nuestros.
La fe y a virtud van muy unidas. La excelencia en cualquier
disciplina se obtiene como fruto de una vida de fe, esfuerzo, dedicación y
perseverancia. La fe es el soporte que se requiere para alcanzar una vida
virtuosa.
Es importante que el líder se mantenga actualizado con respecto a
lo que sucede en su entorno, esta es una buena forma de influenciar
positivamente en los demás.
Al conocimiento hay que agregarle dominio propio, es decir debemos
aprender a decir “no” para no dejarse seducir por los deseos de la carne,
sino que la fuerza interior le ayuda a poner freno a los deseos carnales.
Finalmente debemos entender que los dones son obsequios de Dios,
que nos da para engrandecer su obra, pero viene un día en que éstos
cesarán, pero lo que quedará en es el fruto del Espíritu Santo. Los dones
nos ayudan a alcanzar un carácter firme, es decir, contribuyen a que el
fruto del Espíritu Santo sea algo que nosotros estemos manifestando de
manera permanente en nuestras vidas. Cuando alguien posee el dominio
propio, no reacciona con violencia, sino que es dueño de sí mismo, posee
esa paciencia y esa fe que le dan el ánimo para perseverar hasta el fin.
AMEN