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RESUMEN DE LECTURA DEL LIBRO:

“Liderazgo de Éxito a Través de los Doce”


Capítulo I El Poder de la Visión.-

El factor determinante del liderazgo es la VISION; una visión que


viene de Dios, quien a través de la historia bíblica escoge hombres a
quienes revela su voluntad, por lo que existe una conexión directa entre
liderazgo y la visión. Todos somos producto de una visión que Dios tuvo
de nosotros, pues “somos la obra maestra de Dios”, de tal forma que
tenemos esa misma capacidad creativa de diseñar tal como lo hizo Dios.

El propósito de Dios en el nuevo milenio es un liderazgo orientado a


contribuir al bienestar social y espiritual de la comunidad. Es importante
que el líder piense en todo momento que la visión correcta no produce
alabanza personal, sino alabanza para Dios y gloria a Jesucristo.

Aquel que ha tomado la decisión de luchar con todas sus fuerzas


hasta alcanzar el éxito ha comprendido el motivo por el que está en este
mundo y es una persona que ha logrado salir de lo ordinario y conquista
lo que para otros ha sido imposible. Los grandes logros de la humanidad
se inician con una visión que viene de Dios. La fuerza motivadora de los
grandes líderes es la visión; es la que los impulsa a emprender
importantes tareas para sus comunidades, alcanzando no sólo la
realización personal y familiar, sino también a nivel social. Pero el líder
debe cuidar su mente, sus pensamientos, no dejar que el enemigo siembre
en ella ideas de rencor, de venganza o de odio; sino debe llenarse de ideas
sanas y edificantes porque ellas vienen de Dios.

En la vida tenemos que enfrentarnos con grandes desafíos, pero no


debemos desalentarnos por las circunstancias, sino oír la voz de Dios
indicándonos el camino para nuestros propósitos, ya que El tiene una
relación estrecha con sus hijos.

Dios no ha cambiado; El sigue usando el mismo método para que


podamos lograr el milagro de la transformación en aquello que deseamos.
El Espíritu Santo toma la palabra de Dios y ejecuta todo el deseo de su
corazón.

Capítulo II ¡ Esto es Liderazgo¡

Formar a los miembros de su comunidad en el liderazgo es el mayor


desafío para todo pastor, porque si esto se descuida, se deja de crecer. El
liderazgo consiste en ejercer influencia sobre otros, logrando el desarrollo
de su más alto potencial, alcanzando su realización personal. La
motivación con los equipos de los doce debe ser permanente, una
motivación que descienda desde el pastor hacia el equipo de liderazgo y de
allí a las demás personas, para motivarlos, ministrarlos y mantenerse en
la fe; porque la influencia que da sentido al verdadero liderazgo es aquel
que alienta al individuo, lo motiva, lo impulsa a la innovación, y lo desafía
al descubrimiento y aprovechamiento de sus dones y talentos; formándolo
sobre todo para que influya en otros.

Pero el éxito o fracaso en el proceso de alcanzar la visión depende de


la integridad de la persona que lidera, porque la integridad en la conducta
constituye la esencia en que radica la confianza que pueden brindarnos
otras personas. Así, la influencia del líder puede ser positiva o negativa,
dependiendo de cuál sea la perspectiva bajo la cual se lidera; pero nuestra
tarea debe ser la de edificar principios y rescatar valores, es decir la
influencia debe ser positiva.

Para formar líderes valerosos, la persona formadora deber ser a su


vez una persona valerosa, que no tenga temor, inseguridad o complejos,
debe ser dueño de sí mismo y tener la fe necesaria para la conquista. Pero
Dios no da grandes responsabilidades si antes no tiene la seguridad de
que somos capaces de asumirlas con éxito. El ejemplo es David; que fue
formado correctamente por Dios para ser valeroso en el momento crucial
de su enfrentamiento con Goliat, el gigante filisteo. Dios espera que con
las bases fundamentales del cristianismo se desarrolle un trabajo
estratégico para que las personas que son formadas sean enviadas a
cumplir su propósito soberano de conquistar almas para Cristo.

Capítulo III “Prepararse para un Liderazgo de Éxito”

Para alcanzar un liderazgo de éxito debe existir un esfuerzo, lo que


importa mantener un estado de ánimo muy elevado en nuestras vidas
para lograrlo. Y para ello se requiere un espíritu fuerte para perseverar
con mucho optimismo y tener una poderosa relación con Dios. Una de las
metas que alcanzan estos últimos es tener el mejor hogar del mundo,
logrando de este modo que ello se vea reflejado en otras áreas de sus
vidas, vale decir que se sienten realizados como personas.

El líder debe ser un soñador, de manera que sus ojos espirituales


son abiertos y Dios le revela ese mundo espiritual dándole mucha visión y
no descansará hasta no ver culminada su obra. El líder debe soñar con
esa proyección, captar espiritualmente lo que anhela y aplicarlos a los
mecanismos indicados en la visión para que dichos sueños se concreticen,
pues cuando un líder llega al mundo de los sueños guiado por el Espíritu
Santo, Dios lo lleva a grandes realizaciones a fin de que cumpla con el
propósito para el cual fue convocado.

El ser humano siempre tiene sueños y trata de cumplirlos, aunque


ello no le proporcione la plena felicidad ya que nunca se conforma y
siempre anhela más. Pero el sueño que proviene de Dios proporciona paz,
bienestar, seguridad y felicidad y siempre se ve el fruto del trabajo.
Pero cuando tenemos un sueño, una visión que proviene de Dios,
debemos luchar hasta hacerlo realidad, sin dejarnos influenciar por las
circunstancias, sino considerar a esa visión como algo ya alcanzado; es
soñar con algo que para nosotros ya es una realidad.

Toda visión debe dar lugar a la certeza de que es el propósito de


Dios para nuestra vida, pues la persona que recibe una visión no debe
descansar hasta ver realizado su sueño.

Así como la visión que tuvo nuestro Señor Jesucristo para edificar
su iglesia, escogiendo para ello a doce hombres que finamente fueron el
soporte de su obra.

Capítulo IV “Un Liderazgo con Objetivos Precisos”

Siempre existió en todos un momento en nuestras vidas en que


tengamos que enfrentarnos al temor, por una u otra causa, cuyo objetivo
es sacarnos del propósito perfecto de dios para nuestras vidas; siendo la
única manera de enfrentarlo y vencerlo es con la fe. La fe viene de Dios y
el temor, del adversario; la fe nos lleva al éxito, el temor conduce a
fracaso; la fe produce un estado de ánimo positivo, el temor produce un
estado de ánimo negativo.

No permitamos que el temor nos saque el propósito de Dios; la mejor


manera de vencer al temor es enfrentarlo en el poder del Espíritu Santo.
Dios nos da grandes responsabilidades solamente cuando tiene la certeza
de que seremos capaces de asumirlas.

Hacer que la visión corra o se desplace rápidamente debe ser el


propósito ideal. El Señor Jesucristo antes de partir de este mundo, para
que su obra fuera culminada, encargó a sus discípulos que fueran e
hicieran discípulos en todas las naciones. El Señor Jesucristo les dice que
no deben temer a nada ni a nadie, pues El se constituyó en Señor sobre
todo tanto en el cielo como en la tierra y con es confianza los discípulos
debían lanzarse a conquistar las naciones para el reino de Dios, haciendo
que la visión corriera. Los apóstoles sabían cómo doblegar los poderes del
averno en cualquier ciudad en que predicaban el evangelio; porque era un
evangelio cargado de poder y se movían en la sensibilidad del Espíritu
Santo.

Capítulo V La Influencia del Carácter.-

En los días actuales, de los tiempos modernos, hay mucha


proliferación de enfermedades psicológicos, porque la gente anda
desesperada, como consecuencia de que el hombre ha vivido apartado del
temor de Dios, buscando solamente las cosas materiales, dejando sus
espíritus vacíos.
Es por ello que muchas personas, no obstante tenerlo todo, se
quitan la vida porque nada llena el vacío que sienten y ven que ya no tiene
sentido para ellos. Se puede entender que cuando una persona se debilita
en su carácter, sus éxitos carecen de sentido. Entonces podemos señalar
que el carácter tiene una influencia trascendental en el liderazgo. Todo
aquel que se encuentre pleno del Espíritu Santo en su vida, lo reflejará en
su carácter, ya que éste da testimonio de que se cuenta con su fruto.
En la Escritura se encuentran ejemplos de hombres que tuvieron
que tener un trato directo con Dios para poder cumplir la misión
destinada para ellos; para moldear su carácter. El ejemplo lo tenemos en
Moisés, quien tuvo que pasar por años de desierto, antes de que Dios
pudiera confiarle su obra.
Ahora bien, el liderazgo auténtico requiere de un arduo trabajo y
profundo al interior de cada persona; es una tarea que necesita gran
esfuerzo y paciencia para ver el fruto, si no nos desalentamos, entonces
conseguiremos buenos resultados.
Dios quiere que su carácter se desarrolle a través de nuestras vidas;
porque no es fácil desarrollar una plena madurez si no se hace con
dedicación, consagración, esfuerzo y negación a uno mismo.

Capítulo VI El Líder, Poseedor de una Actitud Correcta.-

Las influencias negativas de otras personas muchas veces influyen


en nuestra actitud de acuerdo a las circunstancias y se corre el riesgo de
que éstas tiendan un lazo para nuestra alma.
La actitud va muy estrechamente unida con el ambiente que se
respira al interior de la familia y se reflejará en las demás actividades,
laborales o sociales o en el mismo comportamiento individual. El hombre
que posee una actitud correcta sabe hacia dónde va. Así como el
deportista que requiere de años de preparación y perfeccionamiento para
obtener una medalla o galardón; así en la vida espiritual, no por el hecho
de estar en la vida cristiana nos hace merecedores del galardón, sino que
debemos esforzarnos por culminar la carrera, pero terminarla como
vencedores. Nosotros debemos comprender que la actitud es un
sentimiento interior expresado en la conducta, es decir, dentro de
nosotros debemos tener esa actitud de triunfo: cuando iniciamos la
carrera cristiana pero que vamos a avanzar hasta la meta.
Muchas veces nos sentimos presos de la rutina y que nos resulta
difícil romper con ella, porque se convierte en hábito de comportamiento
que se transforman en paradigmas, que no admite ninguna clase de
cambio.
Debe entenderse por parte de aquellos que se preparan para el
liderazgo que la innovación no nos sustrae de la voluntad divina. Si la
tecnología crece gracias a la innovación, tanto más nosotros que tenemos
la responsabilidad de ganar naciones para Cristo. Así en lo que a
crecimiento pastoral se refiere, por visión divina, se pasó de la escuela
dominical a las células, dándoles fundamentos sólidos de acuerdo a la
enseñanza bíblica a aquéllos que habían decidido vivir la vida cristiana;
ello constituyó un cambio de paradigma, logrando hacer de la visión
celular un modo de vida.
Cuando nos relacionamos con Dios y su Palabra, toda la riqueza
espiritual que ella encierra es adquirida por nosotros, y además se
convierte en una poderosa arma contra cualquier argumento del enemigo.
El ejemplo nos lo da Job que no aceptó las palabras necias de su esposa y
rebatió los argumentos de sus amigos. Lamentablemente en los momentos
de dolor muchos que vienen como consoladores traen palabras negativas,
para que en ese momento de confusión las aceptemos y de este modo
pequemos contra Dios.
La mejor medicina frente al temor, que muchas veces son causa de
los fracasos, es rescatar la fe en Dios, en sí mismo y en su familia; con fe
siempre tendremos a Dios a nuestro lado, que no nos abandonará, y todo
temor se disipará.
Una de las mejores maneras de tener una menta sana es con una
saturación llena de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, y que la
Palabra de Cristo more en abundancia en nosotros. Eso nos ayudará a
tener nuestra mente saturada de cosas positivas que fortalecerán nuestra
fe.

Capítulo VII El Líder y los Momentos Difíciles.-

Todos tenemos que afrontar en algún momento circunstancias


adversas para que nuestro carácter adquiera la firmeza que se requiere
para poder cumplir fielmente el propósito divino, como lo ocurrido con los
discípulos de Jesucristo cuando se encontraban en medio del mar en una
barca que era sacudida por los fuertes vientos y golpeada por las rugientes
olas. Cuando enfrentamos a estas situaciones adversas y el fracaso sea el
corolario de nuestros esfuerzos y nos sintamos frustrados al punto de
querer renunciar de nuestro objetivo, confiemos en Dios y sentiremos que
El ha tenido misericordia, tomando nuestro fracaso, renovando nuestra
mente, y enseñándonos que todas sus cosas se conquistan en la
dimensión de la fe, mas que en la lógica humana.
Debemos desarrollar fundamentalmente una fortaleza interna que
se tornará como una fuerte coraza que nos de la capacidad suficiente de
resistencia par soportar cualquier situación difícil y adversa.
Ahora bien, cuando clamamos e invocamos el nombre de Jesús, sus
palabras son de poder porque activan todo el reino invisible de Dios. El
dijo a los apóstoles, cuando le pidieron ayuda al ver que el barco era
zarandeado por el viento y por el agua: ¡Tened ánimo! es decir tomar un
nuevo aliento y avanzar, es como un nuevo aire.
Por otro lado vemos que el temor es el mayor obstáculo que el
creyente puede encontrar para desarrollar la obra de Dios; ¿Y cómo se
vence el temor? Leyendo la Palabra, porque allí está la respuesta que
necesitamos y con plena confianza nos lanzamos a hacer lo que Dios nos
ha dicho y veremos realizada su plena bendición en nuestras vidas.

Capítulo VIII El Líder Vencedor.-


En nuestra mente es que se está desatando el conflicto más fuete
que está sufriendo el ser humano; pues detrás del velo visible está el
mundo invisible; es ahí donde el enemigo de una manera astuta y sutil,
teje toda clase de argucias tratando de conquistar nuestra mente a través
de los pensamientos y muchos creemos que estos pensamientos provienen
de nosotros mismos; pero no, son pensamientos que siembra el enemigo
en nuestra mente. En cambio Dios usa el pensamiento del hombre para
comunicarle y hacerle partícipe de su propia naturaleza y por esta razón el
ser humano puede proyectarse generando ideas. La visión por tanto no
procede del hombre sino proviene de Dios.
Si un Líder usa la capacidad de pensar, renovando su mente y
sabiendo que la capacidad de pensar es la mayor bendición de Dios,
entonces estará pensando como ganador. El pensamiento es como un
campo muy fértil, donde se requiere de mucha diligencia para saber la que
vamos a sembrar en él. Para pensar como ganador hay que lograr que
nuestra mente esté totalmente saturada de la Palabra de Dios, como dice
el apóstol Pablo “La Palabra de Cristo nace en abundancia de vuestros
corazones” (Col. 3:16)

Capítulo IX Liderazgo Eficaz.-

Un líder visionario posee la fuerza poderosa para transformar lo


absurdo en algo lógico, convertir lo vil y despreciable en algo puro y hacer
de lo débil algo fuerte. El éxito debe ser resultado de una actitud correcta
o positiva.
La fuerza y el vigor pujante son cualidades que distinguen al líder
con sabiduría y a través de un proceso de formación del carácter se
adquieren con capacidad genuina para poder influir en otros; de lo que
deducimos que el líder no nace sino se hace.
El que desea ser líder debe tener en cuenta cinco principios que le
ayudarán a lograr esa fuerza que nos menciona el proverbista: 1) Toda
obra para bien; 2) No hay fracasados; 3) Es necesario asumir
responsabilidades; 4) Compromiso absoluto; y, 5) Definición de metas a
corto y largo plazo.
Reproducirse en otros equivale a la necesidad de forjar sucesores, es
decir ejercer influencia hasta el punto de contar con discípulos fieles que
puedan perpetuar la obra que se ha iniciado. Se hace necesario entonces,
capacitar a quienes nos rodean hasta el punto de que puedan sucedernos
en el instante requerido. Ahora, el liderazgo de éxito y eficaz es el que
perdura a través de los seguidores que han sido formados genuinamente
para que perpetúen la obra que el Señor nos ha asignado.

Capítulo X Liderazgo Victorioso.-

“Lo que siembras cosechas; cuando siembras una acción, cosechas


un hábito; cuando siembras un hábito, cosechas carácter; cuando
siembras carácter, cosechas un destino” Sembrar cosas buenas,
provienen de sueños nobles y la recompensa la veremos en nuestra
descendencia.
Una de las virtudes de los líderes deber ser el rodearse de personas
con más experiencia, para aprender de ellos.
Al crear Dios al hombre lo hizo para que disfrutara de una felicidad
plena; no lo hizo para que fuera una persona desdichada, arruinada o
enferma. Así, es importante lograr tener una imagen correcta de nosotros
mismos, como obra perfecta de Dios; y de esta manera nuestro mundo
será restaurado. Ello se logra con una vida equilibrada, cuando
comprendemos que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios.
Somos el resultado de una planificación divina llevada a cabo en el
tiempo preestablecido por Dios, concediéndonos, además de otros
atributos, el tesoro más preciado: la inteligencia con la capacidad de
generar ideas, para que pudiéramos enseñorearnos sobre toda la creación,
la que debe ser alimentada permanentemente acudiendo a la fuente
principal de inspiración que es la Palabra de Dios.

Capítulo XI Características del Líder de Éxito.-

Cuando Dios creó y diseñó al ser humano, lo hizo de tal manera que
pudiese sentirse amado, para así también poder dar amor. Todo ser
humano al nacer necesita amor, afecto, calor, cariño y protección.
De manera que cualquier persona que aspire a tener un liderazgo de
éxito, debe tener un corazón sano, y para que ello ocurra es necesario que
renunciemos al resentimiento, no albergar en el corazón ningún
sentimiento de odio, ni de rencor, que son los que producen la amargura.
El líder de éxito debe ser una persona de fe, llena de virtud, pues la
fe siempre está por encima de las circunstancias porque viene de lo alto, y
lo que viene de arriba es eterno porque emana de Dios; y de la manera que
los cielos están por encima de la tierra, así los pensamientos de Dios están
por encima de los nuestros.
La fe y a virtud van muy unidas. La excelencia en cualquier
disciplina se obtiene como fruto de una vida de fe, esfuerzo, dedicación y
perseverancia. La fe es el soporte que se requiere para alcanzar una vida
virtuosa.
Es importante que el líder se mantenga actualizado con respecto a
lo que sucede en su entorno, esta es una buena forma de influenciar
positivamente en los demás.
Al conocimiento hay que agregarle dominio propio, es decir debemos
aprender a decir “no” para no dejarse seducir por los deseos de la carne,
sino que la fuerza interior le ayuda a poner freno a los deseos carnales.
Finalmente debemos entender que los dones son obsequios de Dios,
que nos da para engrandecer su obra, pero viene un día en que éstos
cesarán, pero lo que quedará en es el fruto del Espíritu Santo. Los dones
nos ayudan a alcanzar un carácter firme, es decir, contribuyen a que el
fruto del Espíritu Santo sea algo que nosotros estemos manifestando de
manera permanente en nuestras vidas. Cuando alguien posee el dominio
propio, no reacciona con violencia, sino que es dueño de sí mismo, posee
esa paciencia y esa fe que le dan el ánimo para perseverar hasta el fin.

Capítulo XII Pasos para Alcanzar el Éxito.-


Uno de los pasos fundamentales para alcanzar el éxito es un fuerte
deseo por lograr la felicidad, y entendiendo que ésta proviene de adentro
hacia fuera, pues tie4ne mucho que ver con nuestra vida espiritual,
permitiendo que el Espíritu Santo tome el control de nuestras vidas. Y de
este modo correrán en nuestro interior ríos de3 agua viva; abriendo
nuestro corazón y aceptando a Jesús como el Señor de nuestra vida, pues
es el único que brinda la genuina felicidad a través del Espíritu Santo.
También lograr buena salud a la par que adquirir una genuina paza
mental, que es el resultado de una conciencia tranquila, al haber dejado
todas nuestras cargas al pie de la cruz.
Es necesario tambié4n tener seguridad, pero no la seguridad que
nos da la policía o el ejército, sino la verdadera seguridad que la brinda
Dios. Si nos cubrimos y cubrimos a toda nuestra familia con la sangre del
Cordero, tendremos el mejor sello de seguridad.
La prosperidad integral también es un paso al éxito, por la
bendición de Dios, lo que se alcanza leyendo la Biblia permanentemente.
Finalmente, la esperanza es otro paso para el éxito. Debemos
cuidarnos siempre del enemigo (Satanás) cuyas intenciones es que
perdamos la esperanza. Una de las motivaciones más grandes es que Dios
nos ha dado la esperanza de conquistar nuestros sueños mientras
estemos vivos; por lo cual debemos estar dispuestos a confiar en El. Se
pierde la esperanza a raíz de un fracaso, de un revés financiero, o de
cualquier otra situación que se salió de nuestras manos; pero debemos
tener ánimo porque según Proverbios 24:16 “siete veces cae el justo, y
vuelve a levantarse” No debemos admitir argumentos de fracaso de parte
del enemigo que busca nuestra destrucción, sino que debemos confiar en
Dios que nos dará paz y bendición.

AMEN

HERMOGENS GARCIA HURTADO

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