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Tema 11: Derechos económicos comparado y relaciones

económicas internacionales

Diferencias y semejanzas de los derechos económicos entre la


constitución de 1961 y la de 1999:

El estudio de la dimensión económica de la política exterior en las


Constituciones de 1961 y 1999 se concentra en tres aspectos: las concepciones
contenidas en los principios generales en los que se sustentan las relaciones
económicas internacionales y las previsiones sobre el régimen económico con sus
orientaciones para la política exterior; las disposiciones específicas en materia
comercial y de integración, financiera, petrolera y en el ámbito de la propiedad
intelectual junto a algunas referencias a aspectos procedimentales que ya tienen
tratamiento especial en el análisis del tema de la democracia; y, finalmente, la
aproximación a las tensiones entre las normas constitucionales, así como entre
ellas y su práctica efectiva. En materia de relaciones económicas con el mundo las
referencias a principios generales son, sin duda, más extensas y detalladas en la
Constitución de 1999 que en la de 1961. Esto se pone en evidencia, en primer
lugar, en el Preámbulo.

El enunciado de propósitos del texto constitucional de 1961 asume con los


principios de la justicia social y con la idea de fomentar el desarrollo de la
economía al servicio del hombre una orientación cooperativa de las relaciones con
las "Repúblicas hermanas del continente"; esto lo hace desde la exigencia de
respeto a la soberanía que en lo económico se manifiesta como repudio del
predominio económico como instrumento de política internacional. Desde una
formulación muy semejante, la Constitución de 1999 incorpora de manera más
precisa el desiderátum de la integración. En efecto, contiene desde su concepción
fundamental el compromiso con la cooperación pacífica entre las naciones y con la
consolidación de la integración latinoamericana. Esto es enunciado, sin embargo,
en el marco del respeto a la soberanía y con referencias explícitas a los principios
de no intervención y de autodeterminación de los pueblos.
En adición a lo planteado en los Preámbulos, las dos Constituciones
desarrollan de manera muy desigual en su parte dispositiva las concepciones y
visiones sobre las relaciones internacionales y sobre el lugar de Venezuela en el
mundo, en general, y en las relaciones económicas internacionales, en particular.
Ciertamente, el texto de 1999 contiene respecto al de 1961, referencias más
detalladas en ambos ámbitos.

La sección dedicada a las relaciones internacionales expone en primer término


la orientación general de las relaciones internacionales de la República (artículo
152). En esas orientaciones, que recogen lo esencial del Preámbulo, se vuelve a
encontrar la concepción de unas relaciones con el mundo en las que se reafirman
principios de independencia, igualdad, libre determinación (de los Estados) y no
intervención, el compromiso con la solución pacífica de controversias y con los
principios de la cooperación. Pero a esto, muy similar a lo planteado en la
Constitución de 1961, se añaden dos nuevas ideas sobre la solidaridad
internacional, de interés político y económico: la que se desarrollará "con los
pueblos en la lucha por su emancipación" y la que se promoverá con la práctica de
la democracia en organismos e instituciones internacionales. En esos dos ámbitos,
se estarían sentando los supuestos para una política exterior que privilegia el
apoyo incluso económico a actores subnacionales que reivindiquen su
emancipación del control de un Estado; además, se estaría también asentando
constitucionalmente el propósito de modificar las organizaciones y los sistemas de
decisión en organizaciones internacionales, incluidas las de naturaleza económica.

Luego, de manera expresa y directa, son definidos en esa sección el régimen


constitucional para los procesos de integración económica (art. 153) y lo relativo a
la aprobación de tratados internacionales por parte de la Asamblea Nacional (art.
154) y a la cláusula sobre solución pacífica de controversias ("cláusula, artículo
155) como en el primer aspecto régimen de los procesos de integración en el que
se observan cambios y avances mayores en materia de política exterior
económica.
En efecto, es grande el contraste entre la orientación muy general
contemplada en el artículo 108 de la Constitución de 1961 y lo más
detalladamente elaborado en materia de integración en el artículo 153 del nuevo
texto. El artículo 108 establecía que: "La República favorecerá la integración
económica latinoamericana. A este fin se procurará coordinar recursos y esfuerzos
para fomentar el desarrollo económico y aumentar el bienestar y seguridad
comunes". En tanto que el artículo 153 de la de 1999 señala que:

"La República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y


caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad de naciones,
defendiendo los intereses económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales
de la región. La República podrá suscribir tratados internacionales que conjuguen
y coordinen esfuerzos para promover el desarrollo común de nuestras naciones, y
que aseguren el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de sus
habitantes. Para estos fines, la República podrá atribuir a organizaciones
supranacionales, mediante tratados, el ejercicio de las competencias necesarias
para llevar a cabo estos procesos de integración. Dentro de las políticas de
integración y unión con Latinoamérica y el Caribe, la República privilegiará
relaciones con Ibero América, procurando sea una política común de toda nuestra
América Latina. Las normas que se adopten en el marco de los acuerdos de
integración serán consideradas parte integrante del ordenamiento legal vigente y
de aplicación directa y preferente a la legislación interna"

Esta concepción de la integración va más allá de su contenido económico para


ampliarla hacia la promoción de sus aspectos sociales, políticos, culturales y
ambientales, también con referencia específica a Latinoamérica igual que en la
Constitución de 1961 y añadiendo únicamente al Caribe y a las relaciones con
Ibero América, pero sin hacer referencia al conjunto de países americanos y a
otras posibles relaciones extracontinentales.

Además, como se verá más adelante, en referencia a las reglas y


procedimientos, el compromiso jurídico con los acuerdos de integración regional
es mucho más explícito en el texto de 1999. Finalmente, la concepción del
régimen económico en la Constitución de 1999 (artículo 299) profundiza y elabora
rasgos presentes en el artículo 95 del texto constitucional de 1961. En ambos se
encuentra el propósito de fortalecer la soberanía económica, otorgándole un papel
central al Estado.

En la Carta Magna de 1999 se añaden los principios de libre competencia y


productividad así como el del trabajo conjunto del Estado y el sector privado para
promover el desarrollo económico armónico; sin embargo, mantiene y presenta de
manera más precisa las bases para el desarrollo de una economía fuertemente
estatista y proteccionista en su desarrollo de disposiciones sobre materias
específicas.

Reglas Y Procedimientos Sobre Áreas Económicas Específicas

En la Constitución de 1999 se encuentran disposiciones explícitas en materia


de política comercial, inversiones, política agrícola, propiedad industrial y petróleo.
Estos aspectos más específicos han dado lugar a análisis y evaluaciones muy
concretos acerca de las implicaciones del tratamiento constitucional de temas que,
en general, ya han sido objeto de acuerdos internacionales.

En cada materia se proyectan los principios previamente resumidos, de


manera que se pone en evidencia que aunque la nueva Carta "constituye un
sensible avance en materia de integración comunitaria regional, sus disposiciones
sobre política comercial, inversiones extranjeras y propiedad intelectual
representan un nuevo paradigma significativo respecto a la Constitución de 1961]"
(FICI, 1999.

En materia comercial no tratada por el texto de 1961 la nueva Constitución


(art. 301), concentra los objetivos de la política comercial en la protección de
empresas nacionales dejando de lado tanto una visión integral de los objetivos de
la política comercial que debería incluir la promoción del desarrollo, la defensa de
los consumidores y el bienestar colectivo (FICI, 1999) como las reglas y principios
de regímenes comerciales de los que Venezuela es parte, y que limitan las
medidas permisibles de intervención y protección de la actividad productiva por
parte del Estado.

El nuevo modelo económico en Venezuela

Ha pasado casi una década desde que se promulgó en Venezuela la “ley del
trabajo”. En 2002 el entonces presidente, Hugo Chávez, firmó la ley acompañando
su rúbrica con la frase “Justicia social”.

La ley, que fue una de las banderas de la revolución bolivariana, que en


aquellos tiempos presumía de lo avanzado de este instrumento legal, hoy podría
ser desaplicada dentro de las nuevas Zonas Económicas Especiales (ZEE).

Las ZEE “son espacios territoriales para la atracción de inversiones


productivas nacionales y extranjeras”. Por lo menos así se contempla en el
proyecto de ley aprobado en primera discusión por la mayoría parlamentaria del
partido de gobierno (PSUV) el 27 de abril de este año y que ahora solo es cuestión
de tiempo para que se sancione.

En vista del colapso de la industria petrolera venezolana entre malos manejos


y el asedio de las sanciones, parte de la dirigencia chavista entiende la Ley
Orgánica de Zonas Económicas Especiales (LOZEE) como el instrumento legal
que le permitiría “captar divisas”, así esto implique levantar el modelo estatista y
nacionalista edificado en los últimos 20 años para abrirle paso al capital privado.

En este sentido se ha pronunciado uno de los principales promotores de la


LOZEE, Nicolás Maduro Guerra, el hijo del actual presidente Nicolás Maduro.

Maduro Guerra ha asegurado que “Venezuela apostará por el capital y la


empresa privada como uno de los pilares de desarrollo económico”.
En la LOZEE se otorgan incentivos para fomentar la inversión en materia
fiscal, ambiental y laboral. Parte del chavismo que se ha opuesto al proyecto
advierte que estas facilidades a los inversores se pueden traducir en que las
empresas no paguen los impuestos más significativos hasta por diez años,
contaminen más que en otras áreas de Venezuela y en que a sus trabajadores se
les limite la organización en sindicatos u otros gremios para exigir mejoras
laborales.

“La ley de ZEE es, en síntesis, un componente más de un proceso de apertura


y liberalización de la economía nacional para poder atraer la inversión privada,
toda vez que el Estado ya no tiene recursos financieros para mover la economía”,
aseguró en conversación con la Agencia Anadolu el exministro de Industrias y
economista venezolano Víctor Álvarez.

La idea de las ZEE no es nueva en Venezuela. De hecho son un segundo


intento de hacer uso de este tipo de políticas. Ya en 2001 se implementaron las
llamadas ZEDES: Zonas Económicas de Desarrollo Endógeno Sustentable.

Según Álvarez, “las ZEDES se basaron sobre todo en la inversión pública, ya


que el Estado venezolano tenía una creciente capacidad de financiamiento que le
permitía intervenir en la economía”.

“Luego de 20 años con las ZEDES, no pasó mayor cosa. Y ese proyecto se
agotó una vez que colapsó la producción de (la empresa estatal de petróleos)
PDVSA”, señaló.

Las nuevas ZEE no tienen a las viejas ZEDES como referencia. Así lo aclaró
Maduro Guerra, quien fue el encargado de presentar la ley ante la Asamblea: “¿De
dónde adoptamos ejemplos? El primer ejemplo de una zona especial exitosa la
tienen nuestros hermanos de la República Popular China”.

En efecto, China constituye un caso de éxito neoliberal en la aplicación de


estas políticas. Cuando se implementaron las ZEE en el gigante asiático, el 30%
de la población vivía por debajo del umbral de pobreza. Desde la década de los
ochenta hasta ahora, con el modelo chino de zonas especiales, 800 millones de
personas han dejado de ser pobres y este indicador se redujo a un 1%.

Detrás del éxito económico de las ZEE chinas está el aprovechamiento de la


mano de obra barata generada por la migración rural. De acuerdo con el
intelectual inglés David Harvey, se estima que en China hay actualmente más de
300 millones de trabajadores inmigrantes que han abandonado las aéreas rurales
en busca de trabajo en las ciudades. Este fenómeno social presiona los salarios a
la baja, abarata los costos de producción y hace competitivas a las exportaciones
china.

Aunque distantes en tiempo y características, las aéreas en la costa sur de


China en 1978 -elegidas como ZEE- y la actual Venezuela comparten la
abundancia de mano de obra barata.

China decretó el éxito de su modelo cuando sus trabajadores más pobres


empezaron a percibir 1,52 dólares diarios. Esto equivale a más del 75% del sueldo
mínimo venezolano, pero apenas el 15% de la “cesta petare”, que mide el precio
de los productos de primera necesidad en el barrio más poblado de Caracas.

Para el miembro de la Alternativa Popular Revolucionaria (APR), una


disidencia del chavismo, Leander Pérez, las ZEE contradicen las políticas que se
llevaron adelante durante la revolución bolivariana, entre ellas la integridad
territorial, la primacía de la propiedad pública y la presencia fuerte del Estado
sobre la economía para la defensa de las grandes masas.

“Las ZEE vienen a desmontar las conquistas sociales que ya están en franco
retroceso y a entregar mayores beneficios al sector privado”, opinó para la
Agencia Anadolu el también militante de En Común.

Por su parte, Maduro Guerra alega que esta propuesta “supera los modelos
tradicionales de organización” y “viene a renovar todas las inversiones y las
relaciones económicas que se desarrollan en nuestro modelo: el socialismo del
siglo XXI”.
Hoy en día, China va rumbo a convertirse en la primera potencia económica,
pero en el proceso se ha hecho casi tan desigual como Estados Unidos y mucho
más desigual que Europa, mientras que cuarenta años atrás, cuando implementó
las ZEE, era la más igualitaria de los tres.

Por su parte, Venezuela, que supo durante los gobiernos de Hugo Chávez ser
el país más igualitario de Sudamérica, hoy es una de las naciones más desiguales
de la región. Según cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi),
elaborada por las principales universidades venezolanas, existe una brecha social
entre el 20% que tiene ingresos en dólares y el 80% que no lo tiene.

La actual administración chavista parece jugársela con las ZEE, de probada


eficiencia contra la pobreza extrema pero que exacerban la desigualdad.

Economía Nacional

La economía nacional es un conjunto de secciones de la producción y del


trabajo de un país, ésta abarca la construcción, la agricultura, la industria, el
sistema crediticio, el transporte, entre otros sectores encargados de producir
ingresos al país durante su producción.

Economía internacional

La Economía Internacional, o también llamada Economía Mundial, es aquella


rama de la economía macroeconómica que tiene por misión abordar todas las
acciones económicas que mantiene un país con el resto de los países y que
pueden ser de diferente naturaleza tales como: comercial, financiera, turística y
tecnológica, entre otras.

Necesidades de las relaciones económicas internacionales

Una economía victoriosa en un determinado país, es ideal para el


crecimiento y desarrollo del mismo, lo que permite que evolucione su ciudadanía
mediante mejores oportunidades, ofertas laborales, y consigo, el Estado. Pero,
quienes están más allá de las fronteras, juegan un papel fundamental en el
despliegue económico nacional, y las relaciones económicas internacionales,
cumplen esa función.

Es ese sentido, cuando se menciona dicho concepto, se habla sobre las


uniones, lazos o nexos que tienen dos o más países del mundo para contribuir en
conjunto, al desarrollo económico común, una articulación necesaria para que
pueda existir un crecimiento monetario nacional, por lo que es empleada con la
misma importancia a la economía interna.

Para entenderlo mejor, existen países que producen materia prima, y otros
crean productos mediante ellas. Al existir buenas relaciones entre los dos,
ubicados en extremos diferentes de actividades económicas, se pueden trazar
acuerdos que permitan realizar transacciones o intercambios a precios
preferenciales, o emprender medidas que faciliten la existencia de un mercado
beneficiario para ambas naciones.

El resultado de ello se traduce en la presencia de inversión extranjera que


beneficie al país más pequeño -o menos desarrollado- contribuyendo con la
producción nacional, y creando consigo oportunidades de empleo para los
ciudadanos, con las que tendrán la ventaja de materializar un desarrollo
económico personal, suficiente para costearse una calidad de vida digna.

Flujos económicos entre Venezuela y el resto del mundo

Venezuela pese a las grandes potencialidades energéticas, agrícolas,


pecuarias e industriales, y a su trayectoria en el comercio internacional, desde el
siglo XIX e inicios del siglo XX, no ha dejado de ser una nación en vías de
desarrollo, caracterizada por exportar a los países desarrollados, (EEUU principal
socio comercial tanto en importaciones como en exportaciones) recursos
naturales (petróleo, hierro o acero, cobre, níquel, aluminio, plomo, zinc, estaño, y
otros) e importar productos terminados con gran valor agregado (maquinarias y
equipos, vehículos, aparatos eléctricos y electrónicos, y otros). Lo cual implica un
grave riesgo ambiental al realizar una explotación excesiva e indiscriminada de los
recursos naturales, y una dependencia hacia los países avanzados en el
abastecimiento de bienes de capital, y hasta de rubros alimenticios (carne, leche, y
otros).

La activa participación venezolana en el comercio internacional se debe en


gran parte a la actividad petrolera, la cual no sólo ha dejado su huella en el
pensamiento económico venezolano (como un gran enclave extranjero luego,
rentística, y finalmente como sector reservado del Estado que siempre tendrá
dominio en la política y economía del país) sino en la sociedad resumidas en los
espacios ocupacionales y ambiéntales del territorio; es decir, el desenfrenado
desarrollo urbano, el abandono del campo, la macrocefalia de las ciudades en el
desarrollo de la infraestructura social y el desarrollo de un sistemas de transporte
vehicular exacerbado, son algunas de las secuelas que la actividad petrolera ha
dejado.

No todos estos efectos han sido negativos, pero siempre han tenido un alto
costo social y ambiental, lo cual inducen a la reorientación de políticas
preparatorias a la era post-petroleras y de escasez de energía barata. Es cierto
que al asumir el Estado venezolano el control de la industria petrolera el atentado
contra la naturaleza se ha detenido considerablemente, pero la herencia en
materia ambiental provocó severas e irreparables lesiones.

Desde la perspectiva económica del DS y su vinculación con el principio de las


ventajas comparativas, con la dependencia venezolana hacia el comercio
internacional petrolero, el mañana parece incierto y más aún en la medida que el
comercio internacional del petróleo arroje menos utilidades y mucho más cuando
hayan fuentes de energía alternas tan poderosas y difundidas como el petróleo, a
esta mañana dramática se tiene que despertar Venezuela. Un aspecto clave es la
urgente reducción de la dependencia petrolera, pues son muchos los bienes de
consumo (alimentos) y bienes de capital que pueden producirse con relativa
facilidad en el país, e inclusive con calidad y cantidad suficiente para abastecer la
demanda nacional y exportar, generándose así la anhelada diversificación
económica y de exportaciones, con las cuales se podría participar en el comercio
internacional de forma más dinámica y no sólo a través de su producto básico y
tradicional como es el petróleo, sino a través de producto de mayor valor
agregado; dado que los países en desarrollo siempre han sido explotadoras y
exportadoras de simples materias primas (recursos naturales) con escaso empleo
de tecnología, mano de obra y de poco valor en los mercados internacionales, los
cuales regresan transformados en bienes terminados luego de haber generado
empleo, y dinamismo económico o riqueza en otros lugares del mundo.

Por ello Venezuela debe empeñarse por producción de bienes y servicios de


alto valor agregado capaces de satisfacer las necesidades nacionales, y la
exportación. Justamente el G-3, la ALADI, CAN, MERCOSUR y muchos otros
acuerdos de integración regional como bloques comerciales, son oportunidades
para que Venezuela diversifique sus exportaciones e incremente ingresos, en
condiciones más favorables, y consolidar presencia en mercados internacionales
de forma más justa, pues estos grupos regionales considerando las asimetrías de
los países (tamaño económico relativo dispar) como condición necesaria para el
desenvolvimiento exitoso de un acuerdo de integración, intentan aliarse para
contrarrestar los efectos de las economías capitalista mundiales liderados por los
países desarrollados.

Contabilización macroeconómica de las relaciones económicas


de Venezuela con el resto del mundo

En 2014 y 2015 la economía venezolana evidenció el peor desempeño


macroeconómico de América Latina, caracterizado por una importante contracción
de su actividad económica, la más alta inflación del mundo y niveles de
desabastecimiento nunca vistos, y todo después de haber experimentado el boom
petrolero más extraordinario en magnitud y duración de la historia económica
nacional. Las proyecciones para 2016 son aún más negativas en términos de
actividad económica, inflación y escasez, ubicando a Venezuela como la
economía con el peor desempeño macroeconómico global.

Este análisis tiene como objetivo examinar el desempeño macroeconómico de


Venezuela en los últimos 17 años, con especial énfasis en la coyuntura actual de
colapso macroeconómico y crisis política. En particular, utilizando el análisis de
regresión lineal se pretende demostrar estadística y empíricamente cómo el
comportamiento negativo de diferentes variables macroeconómicas (una alta y
persistente inflación, escasez, contracción del PIB, caída de las remuneraciones y
disminución en los niveles de liquidez monetaria en términos reales) ha tenido un
impacto desolador sobre diferentes indicadores políticos y, fundamentalmente,
sobre la aprobación de la gestión del gobierno. Todo esto para comprender la
situación económica actual de Venezuela, la incidencia de la economía sobre los
resultados electorales y los retos que afronta la administración de Nicolás Maduro
dados los múltiples desequilibrios macroeconómicos acumulados y las
perspectivas económicas de corto y mediano plazo negativas.

Contracción de la actividad económica

De acuerdo a las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) para 2015, el PIB
se contrajo en un -5,7% (en comparación con el mismo período de 2014).
Venezuela continúa por segundo año consecutivo en un ciclo recesivo y después
de un crecimiento muy bajo (1,3%) durante 2013, ha experimentado ocho
trimestres consecutivos de caída en la producción (Gráfico 1). Aunque no existen
cifras oficiales para el último trimestre de 2015, los datos agregados publicados
por el BCV indican que la economía venezolana cerró el año con una fuerte
contracción económica del dicho -5,7%. Este desempeño macroeconómico ubicó
a Venezuela como la economía con el peor desempeño macroeconómico del
continente en 2015 por segundo año consecutivo.
Gráfico 1. Tasa de crecimiento del PIB, 1958-2015 (%)

Durante 2015 sólo dos sectores de la economía no petrolera registraron


crecimientos positivos: comunicaciones (2,7%) y servicios de gobierno (1,7%). Si
analizamos el comportamiento del sector transable de la economía y principal
generador de fuentes de empleo observamos que el PIB de manufactura y
comercio sufrió una contracción del -6,8% y el -11,8% respectivamente. La
variación global del PIB (-5,7%) fue resultado del desempeño del sector no
petrolero, que representa cerca del 89% de la producción total de la economía. El
PIB no petrolero se contrajo en un -5,6% y el petrolero en -0,9%. El sector
financiero y seguros y el sector construcción mostraron el peor desempeño
sectorial de toda la economía con una contracción del -13,0% y el -23,8%
respectivamente.

Si analizamos el desempeño del PIB agregado de los países sudamericanos en el


período 1999-2015 (Gráfico 2) observamos que Venezuela exhibió el crecimiento
más bajo de la región, producto de una desacertada política económica y la
profundización de un modelo rentístico petrolero que aunado a la ausencia de
disciplina fiscal y monetaria han derivado en un entorno económico desfavorable,
caracterizado por el deterioro del aparato productivo nacional, alta y persistente
inflación, altos niveles de escasez de bienes y servicios, endeudamiento creciente
y reducción de la inversión extranjera.
Al analizar el desempeño macroeconómico de todos los países de la OPEP se
evidencia que Venezuela tuvo en 2015 un comportamiento muy negativo en
términos de crecimiento del PIB y tasa de inflación. Según los datos oficiales del
FMI, Venezuela registró en 2015 el segundo menor crecimiento combinado con los
mayores niveles de inflación y escasez en el grupo de países, lo que demuestra
que Venezuela tuvo el peor desempeño macroeconómico agregado de todas las
economías petroleras del mundo (Grafico 3). Esto también evidencia que el
declive de los precios del petróleo no fue el origen del colapso macroeconómico,
dado que el ciclo de contracción económica comenzó antes del descenso en los
precios del petróleo. Además, a pesar de la caída de los precios del crudo, no hay
ninguna otra economía petrolera que presente los desequilibrios
macroeconómicos de Venezuela: aguda contracción económica, alta y persistente
inflación y sistemática escasez de bienes básicos.

Es importante destacar que el desempeño negativo de Venezuela en términos de


actividad económica se inició en 2014, cuando, paradójicamente, los precios
petroleros promedios seguían siendo altos (88,42 dólares por barril promedio
según el ministerio de Petróleo y Minería - MEPTROMIN, 2015). Como muestra el
Grafico 4, la crisis económica venezolana comenzó antes de la caída de los
precios del petróleo. El ciclo recesivo se inició en el primer y segundo trimestre del
2014 con precios cercanos a 100 dólares el barril. La caída de precios en 2015 y
2016 exacerbó los desequilibrios macroeconómicos, pero no fue de ninguna
manera el origen y del colapso macroeconómico. En el caso venezolano, el
agotamiento de un modelo de desarrollo implementado durante 17 años fue el
origen del declive. Particularmente, una política económica muy incoherente,
caracterizada por una política cambiara inflexible que generó una fuerte
apreciación del tipo de cambio (boom de importaciones y destrucción del aparato
transable de la economía), un ambiente de híper-regulación (controles de precios,
cambios, tasas de interés, etc.) y sistemáticas expropiaciones y nacionalizaciones
han contraído el aparato productivo, pese a los relativamente altos precios del
petróleo.

La inflación más alta del mundo

Las políticas adoptadas por los países de la región y la independencia de sus


bancos centrales han permitido que la estabilidad de precios se haya convertido
en la norma y no la excepción en Latinoamérica, al punto que varios países que
sufrieron hiperinflación en el pasado (por ejemplo, Bolivia, Brasil y Perú) han
logrado reducirla a un dígito en un lapso corto de tiempo. En este sentido, la
elevada y persistente inflación en Venezuela puede ser atribuida a diferentes
factores, entre ellos, al manejo de la política económica de los últimos años y
particularmente la política cambiaria, fiscal y monetaria, la debilidad institucional
del BCV y la caída de la producción de múltiples rubros.

La tasa de variación del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) durante


2015 se ubicó en el 180,9%, la más alta del mundo y 20 veces el promedio
continente, como resultado de una desacertada política económica caracterizada
por incrementos más que proporcionales en los niveles de liquidez, la emisión de
dinero inorgánico por el BCV para financiar a PDVSA, controles de precios que
desincentivan la producción y una política fiscal expansiva que impulsa la
demanda de bienes y servicios. Venezuela ha estado en los últimos 10 años entre
las 10 inflaciones más altas del mundo (Tabla 1), ocasionando impactos muy
negativos sobre los patrones de consumo de los agentes económicos, caída de
los ingresos reales, empobrecimiento y pérdida de poder adquisitivo y bienestar de
la población.

Consecuencia de las altas y persistentes inflaciones de la última década y de las


fuertes devaluaciones del tipo de cambio, el salario mínimo real a fines de 2015
fue el más bajo de los últimos 27 años y uno de los menores de América Latina. El
proceso de caída de los ingresos reales y el empobrecimiento de los venezolanos
lo evidencia el estudio de pobreza de la Universidad Católica Andrés Bello a través
de la encuesta de condiciones de vida (ENCOVI) que muestra que para el cierre
de 2015 el nivel de pobres y pobres extremos en Venezuela fue del 73% cuando
en 1998, año previo al inicio del gobierno de Hugo Chávez, era del 45%. Después
de 17 años y de 879.000 dólares en ingresos por exportaciones petroleras,
Venezuela es un país más pobre y depauperado que cuando comenzó la
Revolución Bolivariana.

Niveles históricos de escasez

La política cambiaria no ha favorecido la producción local, al estimular en gran


medida las importaciones, abaratándolas en términos relativos respecto a los
productos nacionales. En los últimos años Venezuela ha experimentado un
incremento significativo de importaciones, alcanzando su máximo histórico en
2012 con 59.000 millones de dólares.

Dichos niveles de importaciones, incluso con precios petroleros elevados, no eran


sostenibles en el tiempo. A partir de 2013 existe una escasez de divisas que ha
dejado a la industria nacional sin la materia prima y la maquinaria necesarias para
continuar con el proceso productivo. Tampoco se puede satisfacer una parte
importante de la demanda de los consumidores. Ésta situación explica los altos
índices de escasez registrados en los últimos años, alcanzando el 29,4% en
marzo de 2014 (Gráfico 5).

Desempeño macroeconómico y evaluación de gestión

Ante el mal desempeño macroeconómico venezolano en los últimos años y la


fuerte caída en la aprobación de gestión del presidente Maduro que muestran
todas las encuestas, se pretende entender el impacto del comportamiento
macroeconómico sobre la aprobación de la gestión del gobierno. En este sentido,
surgen los siguientes interrogantes: ¿puede el desempeño macroeconómico
afectar las percepciones del electorado en términos de la valoración de la gestión
del gobierno?; y ¿qué variables macroeconómicas impactan en mayor magnitud la
opinión pública al momento de evaluar la calidad de la gestión del gobierno
nacional?

Para responder a estas interrogantes se seleccionó un conjunto de variables


macroeconómicas que pudiesen aportar información relevante para explicar el
comportamiento de la evaluación de la gestión en los últimos 11 años. Del mismo
modo, se establecieron los signos esperados que sugiere la teoría económica para
cada una de las variables del modelo:
La teoría económica indica que al incrementarse los niveles de liquidez en
términos reales se acelera el crecimiento de la cantidad de dinero que circula por
la economía doméstica, originando una caída de las tasas de interés y con ello un
aumento en la inversión, con su consecuente impacto positivo en la producción, el
empleo y el consumo, generando así una valoración positiva de la gestión del
gobierno. Asimismo, al incrementarse el índice de escasez, los consumidores van
a experimentar problemas para acceder a los bienes y servicios, ocasionando
malestar y descontento entre la población y provocando un impacto negativo en la
valoración de la gestión. Por su parte, en cuanto al índice de remuneraciones, es
un indicador que permite cuantificar el efecto socioeconómico que generan las
remuneraciones sobre la población, mediante la capacidad de compra y el nivel de
vida que posibilitan alcanzar. A priori, se puede afirmar que se espera que un
incremento en las remuneraciones se traduzca en una percepción positiva de la
gestión de gobierno. Del mismo modo, desde el punto de vista racional si el
aparato productivo del país experimenta una expansión a través del crecimiento
del PIB se espera una valoración positiva de la gestión del gobierno. Por último, la
inflación, que representa la subida de los precios de los bienes y servicios y que
impacta de manera directa en la disminución del poder adquisitivo de la población
se espera que incida de forma negativa en la valoración de la gestión.

En primer lugar, se realizaron un conjunto de pruebas informales derivadas del


análisis de los gráficos de dispersión y los coeficientes de correlación como
instrumentos estadísticos que nos permitan determinar a priori la magnitud y
sentido de la relación lineal existente entre las variables explicativas y la variable
dependiente (evaluación de la gestión). El Gráfico 6 muestra una fuerte relación
lineal positiva entre el crecimiento de la liquidez monetaria en términos reales, la
variación del PIB, el índice de remuneraciones y la evaluación de la gestión del
gobierno. Por su parte, se puede apreciar una fuerte relación lineal negativa entre
la escasez, la inflación y la valoración de la gestión.

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