Está en la página 1de 3

Desempleo juvenil

El desempleo juvenil o paro juvenil es el paro de personas jóvenes, definidas


por las Naciones Unidas como de 15 a 24 años de edad. Una persona
desempleada se define como alguien que no tiene  trabajo, pero está buscándolo
activamente. Por tanto, para contar como parado en las medidas oficiales y
estadísticas, el individuo debe carecer de ocupación, estar dispuesto a trabajar,
ser capaz de hacerlo, encontrarse en el rango de edades en que está permitido
trabajar en su país, y estar buscando activamente un empleo. Los índices de paro
juvenil tienden a ser más altos que los de adultos en todos los países del mundo.

Trasfond
En el mundo hay 1 200 millones de jóvenes entre 15 y 24 años, que suponen el
17 % de la población. El 87 % de ellos viven en países en desarrollo.2 El rango de
edad definido por las Naciones Unidas se abarca el periodo desde que finaliza
la escolarización obligatoria hasta los 24 años.3 Esta definición está sujeta a
controversia porque no solo impacta en las estadísticas de paro, sino que también
desempeña una función importante en las soluciones políticas y económicas que
se propugnan, diseñan y aplican.
Dos debates principales tienen lugar hoy día. Primero: definir el rango de edad en
que una persona es joven no resulta tan obvio como  parece. Dos perspectivas
teóricas han dominado este debate: a) la juventud puede ser vista como una etapa
en la vida entre la adolescencia y la adultez; o b) puede considerarse como grupo
construido socialmente con su propia subcultura, dificultando el establecimiento de
un rango de edad comparable entre países.45 Segundo: la propia definición de
paro lleva a la posibilidad de no contar a jóvenes que realmente carecen de
empleo. Los que no lo tienen, pero no lo están buscando activamente —a menudo
mujeres— están considerados inactivos y son por tanto excluidos de las
estadísticas de paro.6 Su inclusión aumentaría sustancialmente la tasa de paro.

Causas
Hay causas múltiples y complejas detrás del desempleo juvenil. Hoy día las que
más se debaten son la calidad y pertinencia de la educación, la inflexibilidad del
mercado de trabajo, y la normativa laboral, que a su vez crean una situación de
asistencia y dependencia.
Educación para el empleo: la crisis de habilidades
La calidad y la pertinencia de la educación se consideran a menudo como las
causas principales del paro juvenil.7 En 2010, en 25 de 27 países desarrollados el
índice de paro más alto se daba entre personas con educación primaria o menos 
Sin embargo la educación universitaria no siempre garantiza un empleo digno.8
Por ejemplo, en Túnez, el 40 % de los licenciados universitarios se encuentran en
paro, por solo el 24 % de no licenciados. Esto afecta en particular a las mujeres
jóvenes. «En Turquía, el índice de paro entre las universitarias es más de 3 veces
mayor que entre los universitarios varones; en Irán y los Emiratos árabes Unidos,
es casi 3 veces; y en Arabia Saudí, 8 veces.»7
La educación debe ser accesible a todas las personas, pero no está adaptada a
las necesidades del mercado laboral, lo que lleva a 2 consecuencias: los jóvenes
no encuentran trabajo y los empresarios no encuentran empleados con
las habilidades que necesitan. Combinadas con la crisis económica y la
insuficiente creación de empleo en muchos países, han resultado en altos índices
de paro y el surgimiento de una crisis de habilidades. Las encuestas sugieren que
hasta la mitad de las empresas tienen puestos vacantes y están luchando para
cubrirlos con personas adecuadamente cualificadas.9 Una encuesta mundial halló
que más de 55 % de los empresarios en todo el mundo creen que existe una
"crisis de habilidades", porque se da un creciente desfase entre las habilidades
(término que engloba también a los conocimientos) que el alumnado aprende en el
sistema educativo y las necesarias en el puesto de trabajo. Para muchos
gobiernos, una cuestión clave es cómo salvar esta brecha y asegurar que los
jóvenes tienen las habilidades que buscan los empresarios.
Mercado de trabajo y normativa laboral
Primero, un nivel alto de protección del empleo causa que el empresario tema
contratar a un número de trabajadores mayor que el mínimo, porque si llega una
crisis no los podrá despedir fácilmente. Favorece además que cubra las vacantes
con trabajadores experimentados, lo que perjudica a los jóvenes sin experiencia.10
Asimismo, si la empresa va mal, los primeros despedidos son los jóvenes porque,
como el coste del despido depende del tiempo que el empleado ha estado
trabajando, sale más barato poner fin a sus contratos. 10 Segundo, el desarrollo de
contratos de trabajo temporal, como las pasantías, los trabajos estacionales y los
contratos a corto plazo, han dejado a los trabajadores jóvenes en situaciones
precarias. Como sus contratos son temporales, los jóvenes son a menudo los
primeros en sufrir un ERE cuando una compañía reduce su plantilla.11 Si han sido
despedidos, muchas veces los jóvenes no tienen derecho al subsidio de
desempleo, porque no han trabajado el tiempo suficiente.12 Una vez en paro,
muchos se encuentran en desventaja para encontrar otro trabajo. En otro orden de
cosas, algunos jóvenes encuentran empleos a tiempo parcial durante su etapa
universitaria. Pocos en países como Italia, España o Francia, pero en Estados
Unidos casi un tercio de los estudiantes universitarios combinan educación y
trabajo.
La legitimidad de las pasantías ha empezado a ser cuestionada. Su propósito es
permitir que el alumnado, o los recién licenciados, adquieran experiencia laboral y
una carta de recomendación para añadir a su curriculum vitae. Sin embargo
muchos pasantes se quejan de que simplemente realizan las tareas más
antipáticas en vez de adquirir habilidades y conocimientos importantes. Queda por
ver si las pasantías están incumpliendo las condiciones que les fija la normativa.
Pese a todo, en abril de 2012 en EE. UU., estas becas parecían ser ser la única
alternativa viable para emplear a un joven trabajador. Con poco o ningún
crecimiento del empleo, el índice de paro entre los recién licenciados y los que se
encontraban al final del rango 15-24 años era aproximadamente del 13,2 %.13
Muchos jóvenes en países en desarrollo poseen empleos de baja calidad, con un
escaso potencial de desarrollo profesional y poca posibilidad de contribuir a sus
economías. Esto es particularmente problemático, dada la continua y significativa
brecha en la productividad laboral que existe entre las regiones en vías de
desarrollo y las ya desarrolladas. La enseñanza y formación técnica y profesional
(EFTP) constituye un medio para brindar mayores oportunidades a los jóvenes
marginados, mejorando sus resultados de empleabilidad.
Una revisión de 26 estudios realizados en Latinoamérica, el Caribe, Europa, Asia,
y África subsahariana, utilizando participantes con edades entre 15 y 24 años,
concluyó que las intervenciones de EFTP, en general, tienen un efecto pequeño
pero positivo sobre la empleabilidad y el empleo de los jóvenes. Asimismo, no se
halló ningún modelo específico de intervención que fuera mejor que otros. Estos
resultados, sin embargo, impiden sacar conclusiones sólidas, debido a limitaciones
tanto en los estudios como en la revisión misma. Por ello, es necesario que más
intervenciones de ETFP sean evaluadas, y sus resultados difundidos de forma
eficiente.

También podría gustarte